Capítulo 04: Veneno
A Walter le encantaba la química y experimentar. Solía montarse un pequeño laboratorio en su habitación. Quiso enseñarle a Dante alguno de sus experimentos. En el primero de ellos, una pequeña explosión le sorprendió. No ocurrió gran cosa, pero el humo y el líquido verde de la botella fascinaron a Dante. En otro de ellos, añadió un caramelo en un recipiente con un compuesto químico y el líquido se convirtió en una masa viscosa rosa.
Dante: ¡Flipa! ¡Haz otra cosa!
Walter mezcló algunos líquidos e ingredientes que tenía y le enseñó a Dante el resultado. No había ocurrido nada. Parecía un simple recipiente con agua.
Dante: ¿Es agua?
Walter: Lo parece, ¿verdad?
Dante: Pues vaya un fiasco. Los otros son mejores.
Walter: Dante, esto es veneno.
Dante: ¿Veneno?
Walter: Sí. Lo vi en un vídeo en Internet. Busqué en algunos libros de la biblioteca y aquí está. Este veneno lo utilizaban los mafiosos para asesinar a sus enemigos sin dejar huella. No deja rastro en las autopsias.
Dante: ¡Flipa! ¿Y cómo sabes si funciona?
Walter: Al mojar una hoja con el veneno. Si se pone amarilla, es que funciona.
Dante: Wow, eso da miedo.
Sabrina: ¡Y tanto que da miedo!
Walter: ¡Mamá! ¡Me estabas espiando!
Sabrina: De eso nada. Le estoy enseñando la casa a nuestros invitados. ¡Jugando con veneno! ¡Te he dicho mil veces que no hagas esas cosas!
Walter: Pero mamá...
Sabrina: Es peligroso. A la próxima, te tiro todos esos cachivaches a la basura. Hijo, es muy peligroso. Ah, ya hablaremos de los sitios que te metes en Internet. Ahora recoge todo esto.
Walter: Vale...
Sabrina: El veneno lo dejas ahí, que yo lo vea. Ni se te ocurra tocarlo o estarás castigado de por vida.
Sus: Es un cuarto precioso.
Sabrina: Siento el numerito. No me gusta que experimente con cosas tan peligrosas.
Duclack: Normal.
Sus: A mi también me daría miedo.
Duclack: Anda, si tiene la Playmobilstation 5. Mi Pradito anda loca por tener una.
Sabrina: Se la regalamos por su cumpleaños.
Sus: Dante la quiere, pero es que es muy cara...
Nerea: Hay que tener un buen nivel adquisitivo para poder comprarla.
Sabrina: Y esta de aquí, es mi habitación. Todavía quedan detalles que añadirle, pero poco a poco.
Sus: Es preciosa. Con balcón y todo.
Sabrina: Venid, os lo enseño.
Salieron al balcón y el olor a humedad y bosque los invadió.
Sabrina: Da gusto salir y respirar este aire tan puro.
Nerea: Es lo mejor para la salud. Vivir en la ciudad, es lo peor.
Duclack: Vuestros vecinos están un poco lejos.
Sabrina: Ahí vive Lepoldo Belmonte y su familia.
Sus: ¿Ese no es político? Creo recordar que se presentó a la alcaldía de Clickópolis.
Sabrina: Sí, está metido en la política.
Nerea: Tienes unos vecinos muy exclusivos, Sabrina.
Sabrina las llevó al cuarto de Anita. Sus y Duclack quedaron maravilladas con la cantidad de detallitos que tenía el cuarto.
Anita: Mamá, vamos a salir.
Sabrina: ¿Ahora?
Anita solía mentir de forma habitual. Era toda una experta, así que Sabrina no se percató de que la estaba engañando.
Paula: Vamos a pasear por el centro y comprar chuches.
Sabrina: Está bien, pero a la hora de cenar tienes que estar en casa.
Anita: Hasta luego.
Sus: ¡Cuidado con los coches!
Suselle: Lo tendremos.
Duclack: Pradito, ¿tienes dinero?
Pradito: Sí, tengo 5 cleuros.
Anita: Vamos chicas, que a este paso no saldremos nunca.
Paula: Las madres son tan pesadas...
Subieron al segundo piso. Sabrina les enseñó su antiguo dormitorio.
Sabrina: Este era nuestro dormitorio. De momento lo tenemos reservado para los invitados, y para mi padre, que vive de momento con nosotros. A lo mejor con el tiempo, lo convierto en otra cosa.
Sus: Pues es muy bonito.
Sabrina: Este es el cuarto de baño. En color verde y blanco.
Duclack: Es muy luminoso y alegre.
Nerea: Es divino.
Mientras tanto...
John: ¿Entonces ser pirata ya no es robar a otros barcos?
Diamante: Ahora nos dedicamos casi en exclusiva a buscar tesoros. Claro está, también nos defendemos de nuestros enemigos, que tenemos muchos. El mundo pirata es complejo.
John: Entiendo. Por eso se hizo ese acuerdo mundial para los piratas y medievales. Son otras normas y nos os podéis regir por las leyes de ciudad. Me parece bien.
Diamante: ¿Y cómo es ser policía?
John: Es agotador, y en estos tiempos todavía más. Es mi vocación, algo que siempre quise hacer. A veces es muy gratificante, pues colaboras para que la ciudad prospere y la gente pueda vivir en paz, aunque otras veces...no lo es tanto.
Sebastián: ¿No temes por tu vida?
John: No suelo pensar en ello. Soy de la opinión de que si haces las cosas correctamente, no tienes de que preocuparte. Es cierto que el peligro siempre está ahí, nos enfrentamos cada día a conflictos y personajes muy complicados, pero es mejor no pensar en ello.
Sebastián: Hacéis una gran labor.
John: Gracias, Sebastián. Pero dejemos de hablar de mi. ¿Qué tal con Duclack? Se os ve muy felices.
Sebastián: No podría sentirme más afortunado. Es la clack de mi vida. Nunca pensé que podría ser tan feliz.
John: Eso se nota en la forma en la que os miráis.
Diamante: ¿Y cómo vas con Sabrina? Espero que no te sienta mal, pero se las trae...
John: No te preocupes, no me sienta mal. Lo sé, es una clack de armas tomar. Quizás esa fue una de las razones que me enamoró de ella, lo imprevisible que es. Tiene algo especial que me fascina y me divierte. Es verdad que mete mucho la pata, pero ella es así. Ahora mismo está haciendo un esfuerzo por cambiar algunas actitudes. Creo que va por buen camino.
Sebastián: Es una clack rebelde, por todo lo que he ido escuchando.
John: Sí, muy rebelde. Curioso que a un policía se enamore de una clack así, ¿verdad?
Leticia: Siento interrumpir. Traigo otra botella de ron para Diamante.
John: Pasa, Leticia.
Diamante: Estoy seco.
John: Pues en breve no lo estarás. Leticia, ¿podrías llevarte a Mar y Bosco? He comprado unos peluches para ellos. Están en la salita de estar.
Leticia: Será un placer. Ahora los traigo. Tengo que ir a servir el té en la terraza. Venga, pequeños. Os voy a dar una cosa muy bonita.
John: Leticia es un encanto. No puedo estar más contento con ella.
Diamante: Nosotros tuvimos problemas con ella.
John: Lo sé. Llevé su caso. Créeme, ella es una gran clack y no tuvo nada que ver con lo que os ocurrió. Ese novio que tenía le amargaba la existencia. Ahora mismo, no podría prescindir de ella.
Leticia regresó a los niños con sus padres y subió a la terraza para servir la merienda. Sabrina había preparado una mesa para cuatro. Dos sentadas en sillas y las otras dos en el sillón hamaca.
Sabrina: Esta es la terraza. Os he preparado la merienda, espero que os guste.
Sus: ¡Wooow! Esta terraza es imprespionante.
Duclack: ¡Es una maravilla!
Se asomaron para ver las vistas. A esa altura, se veía todo el bosque, las montañas y la ciudad a lo lejos. El cielo azul y el sol brillante ayudaron a que las vistas fuesen todavía más espectaculares.
Sus: Es como estar en pleno bosque. ¡Allí puedo ver mi casa!
Sabrina: Aquí suelo pasar mucho tiempo. Me gusta tomar el sol y leer con el canto de los pájaros. Podéis venir todas las veces que os apetezca, os lo digo en serio. Podríamos quedar todos los viernes. Tomamos el sol y nos relajamos.
Sus: Eso sería estupendo.
Nerea: Son unas vistas privilegiadas.
Duclack: ¡Mirad, un ciervo!
Sus: ¡Qué bonito! ¡Oh, ha salido corriendo!
Nerea: Tener animales como vecinos es lo más.
Sabrina: Se suelen ver muchos animales. Venga, chicas. Vamos a merendar. Quiero que probéis mis galletas. Las preparo yo. Están deliciosas y no hay quién se resista.
Nerea: Doy fe. Le salen de rechupete. Encima de guapa, es una cocinera estupenda. Lo tienes todo, Sabrina.
Continuará...
¡Qué pesada es Nerea! Anda que no se nota que ensalza todo lo de Sabrina para hacerla quedar la más y que todo lo suyo es lo mejor. No la soporto.
ResponderEliminarMe ha hecho gracia también la conversación de los maridos sobre sus trabajos y sus relaciones.
Y las interacciones de los niños con las madres. Es una gran historia para conocer mejor a todos los personajes.
No me fío de esas galletas. Seguro que les ha hechado el veneno que Walter ha preparado en su cuarto y por eso no quería que lo tocase... Jajajajaja. Además, tampoco me creo que las haya preparado ella. Seguro que las ha hecho Leticia y quiere llevarse el mérito. Desconfío continuamente de Sabrina. Tengo la intuición y la sensación de que ahí hay gato encerrado. No me fío para nada y continuamente estoy alerta porque sé que va a pasar algo en cualquier momento. Además, tampoco me gusta Paula. NO me fío de ella y seguro que es una mala influencia para las niñas. No me cae nada bien Nerea, haciendo esos comentarios tan malos y punzantes para desprestigiar la vida de Sus en favor de la de Sabrina... No sé qué falta hacen sus intervenciones y cómo aguantan que lance tanto veneno por la boca a la mínima ocasión. Ay, ¡Leopoldo Belmonte, qué recuerdos! Perome encanta la historia. Estás en tensión todo el tiempo. La verdad es que Sabrina tiene una casa preciosa. ¡No tardes en poner la continuación!
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