viernes, 30 de agosto de 2013

Hafida: Capítulo 2 - Caprichos del amor

Hafida había ido a un pequeño oasis cerca de su casa. Llevó allí a las ovejas para que comiesen hierba mientras ella descansaba tranquila. Se llevó su portátil, que aunque no disponía de Internet, se pasaba horas utilizándolo. Miraba fotos y escribía un diario personal. Al principio tuvo miedo, por si alguien entraba y lo leía, pero su tío y Simbat no tenían ni idea de informática, así que lo siguió escribiendo.

Miraba las fotos que se había hecho con Ben y sentía ganas de llorar. Estaba confundida. Por un lado lo echaba de menos, se había convertido en una persona muy importante para ella. Contaba siempre con su apoyo para todo y se había acostumbrado a ir con él a todos lados. Ahora se sentía un poco perdida. Pero a pesar de estos sentimientos, se sentía liberada. En el fondo era consciente que las cosas entre ellos no podían funcionar y ver de nuevo a Simbat le había hecho recapacitar. Hasta que no regresó, no supo lo importante que era él para ella. Había notado que la miraba de una forma especial. Deseaba hablar con él, saber que es lo que sentía por ella, pero estaba muy confundida. Hacía poco que había roto con Ben y no tenía muy claro si todavía le quería.




Estaba tan pensativa que no se dio cuenta de que alguien se acercaba. Jessenia, su amiga de la infancia se había enterado de que había regresado. Fue a visitarla a su casa pero su tío le dijo que se encontraba en el oasis. Subida en su camello, fue en su busca a toda prisa.

Jessenia: ¡Hafida! بلدي حضن صديق!
Hafida: ¡Jessenia! أنت جميلة، يا صديقي. منذ وقت طويل لم نسمع منك. لقد غاب عن الكثير.
Jessenia: ¡Yo también! Amiga mía, este lugar sin ti es muy aburrido.
Hafida: Estás muy guapa. Deseaba tanto volver a verte.



Jessenia: ¡Me tienes que contar todo sobre la gran ciudad! Aquello debe ser fantástico.
Hafida: Es maravilloso, Jessenia. Allí viven muy bien, tienen de todo. Aunque también es cierto que no miran las estrellas, ni la luna. No disfrutan de los rayos del sol ni se toman las cosas con calma. Allí todo se hace de prisa y sin descansar.


Jessenia: A pesar de eso debe ser maravilloso.
Hafida: ¡Lo es! Tienen duchas, teléfonos, aire acondicionado, camas cómodas, cines y todas las comodidades y entretenimientos.
Jessenia: ¡Que envidia! ¿Que es eso que llevas?


Hafida: Es un ordenador.
Jessenia: ¿Ordena las cosas?
Hafida: No. Es un aparato que te permite hacer muchas cosas.
Jessenia: ¡Ahora recuerdo! Un turista llevaba uno y me preguntó dónde se podía conectar a Irnetet, o algo así. Le dije que no teníamos de eso por aquí.
Hafida: Seguro que te preguntó por Internet. Mira, esta soy yo.
Jessenia: ¡Que bonito! Yo quiero uno de estos. Que guapa sales en esa foto, ¡pareces una modelo!
Hafida: Exagerada...
Jessenia: ¿Ese es Ben?
Hafida: Sí...
Jessenia: ¿Que ocurrió?


Hafida: Pues... me dejó por otra.
Jessenia: زلة لإشراك المرأة الأكثر روعة في العالم Lo siento mucho, amiga mía.
Hafida: Le echo de menos, Jessenia. Aunque en el fondo se que lo nuestro era imposible. Siempre quiso a su ex mujer.
Jessenia: Bueno, eso ya forma parte del pasado. Ahora debes pensar en el futuro. Yo te ayudaré a levantar cabeza.
Hafida: Mi querida Jessenia, muchas gracias.
Jessenia: Quizás no sea el mejor momento, pero tengo que contarte algo.
Hafida: ¿De que se trata?
Jessenia: ¡Tengo novio!


Hafida: ¡Tienes novio! ¡Cuéntame todos los detalles! 
Jessenia: ¡Soy tan feliz!
Hafida: ¡Que alegría! ¿A que esperas? ¡Cuentaa!



Jessenia: No es nada oficial, no se te ocurra comentar esto a nadie, y menos a mi padre. Ya sabes que él es muy estricto. El otro día quedamos y nos dimos nuestro primer beso.
Hafida: ¡Genial! ¿Cómo fue?
Jessenia: Muy especial, amiga mía. Sus labios son como la miel y besa muy bien. Me sentía en las nubes, Hafida. 
Hafida: ¡Estoy muy sorprendida!
Jessenia: Es fuerte y guapo. No es millonario, pero es muy trabajador. Todavía no hemos hablado de nuestros planes de futuro, pero no puedo dejar de soñar. Nos vemos todos los días y aunque no me dice todavía que me quiere, aquel beso me demostró que me ama. Me a regalado flores y se porta tan bien conmigo.
Hafida: ¡Pero quien es él! Estoy de los nervios, ¿quien es es hombre?


Jessenia: ¡No te lo vas a creer! Se trata de Simbat, ¡lo amo!
Hafida; ¡¿Simbat?!
Jessenia: Sorprendida, ¿verdad? Tantos años los tres juntos que nunca imaginamos que esto sucedería. Yo pensaba que estaba enamorado de ti, ¡pero es a mi a quien ama! A mi siempre me gustó, pero nunca fui capaz de admitirlo. 
Hafida: Que gran noticia, Jessenia...


Al llegar a casa, Hafida no pudo contener las lágrimas. Había pensado que Simbat sentía algo por ella, pero había confundido las cosas. Realmente amaba a Jessenia, su mejor amiga. Sentía que el corazón le latía con fuerza. Es cierto que se había sentido confundida. Pensaba que seguía amando a Ben, pero más bien echaba en falta su compañía, su amistad. Realmente amaba a Simbat, ahora lo veía claro.


La vida en la gran ciudad le había cegado. Si no se hubiese marchado con Ben, ahora mismo podría estar junto a Simbat...aunque quizás siempre quiso a Jessenia y a ella solo la veía como una buena amiga. 


Hasine: Sobrina, ¿que te ocurre? Parece que has visto un fantasma. Pensaba que volver a ver a Jessenia te animaría.
Hafida: Ha sido un encuentro estupendo. Echaba de menos a mi amiga pero...
Hasine: Puedes confiar en mi, sabes que te aconsejaré lo mejor que pueda.
Hafida: Ella y Simbat son novios...o casi. Dice que se besaron hace unos días y que le regaló flores.
Hasine: No puedo creerlo...


Hasine: Hay algo que no me cuadra. Ese chico estaba muy enamorado de ti, eso estaba claro.  
Hafida: Solo me ve como una amiga. Además, si llegó a sentir algo yo lo destruí al marcharme con Ben...
Hasine: De los errores se aprende, sobrina. Si se han besado, debes andar con cuidado. Eso son palabras mayores y ya sabes que el padre de Jessenia es un hombre poderoso y con muy malas pulgas. Si te metes en su relación, es posible que te veas perjudicada.
Hafida: No pienso meterme en ningún lado. Adoro a Jessenia y no la podría traicionar. Ella es muy importante para mi.
Hasine: Deberías hablar con Simbat y averiguar que siente por ella.


Hafida: Se han besado, ¿que otra prueba puedo encontrar mejor que esa? 
Hasine: A lo mejor pensó que nunca volverías y por despecho besó a Jessenia...
Hafida: Aunque así fuese, no quiero hacer daño a Jessenia. Es mi mejor amiga y no quiero perder su amistad.


Pasadas unas horas, Hafida miraba al horizonte pensativa. Estaba siendo castigada por haberse marchado. Por haber abandonado a los suyos. Ahora estaría condenada a estar sola para siempre.

Swity: ¡Oh oh oh! (Me tienes a mi, Hafida).
Hafida: Swity, ¡la vida es un asco!


Hafida: He perdido al amor de mi vida para siempre... está enamorado de otra...y no puedo hacer nada... ¡He sido estúpida!


Simbat: ¡Otra vez lamentándote por el viejo ese! 
Hafida: ¡Simbat! Que susto me has dado, ¿que has escuchado?
Simbat: Que ese viejo es el amor de tu vida y que está enamorado de otra, ¡olvida a ese hombre! Mira a tu alrededor, ¿no ves mejores opciones? Vamos, debes animarte.



Hafida: No te enteras de nada.
Simbat: Más de lo que piensas. Vamos, Hafida. Ese viejo no te convenía. No entiendo que todavía lo ames... ¿es que no te das cuenta? Hay hombres que harían lo que fuese por tu amor...


Hafida: Me duele la cabeza. Me voy a dormir.
Simbat: ¿Ahora? He venido a verte. He jugado un parte de fútbol con la pelota que me regalaste y he marcado veinte goles.
Hafida: Otro día me lo cuentas... adiós.
Simbat: Adiós...


Simbat: Me duele saber que todavía ama a ese hombre... nunca se fijará en mi...


Continuará...

jueves, 29 de agosto de 2013

Venganza en el pantano - Capítulo 2

Capítulo - 2

Eduardo Cortés era un empresario de Humot, una región al norte de Wensuland.  Se dedicaba a la búsqueda de viejas reliquias y las entregaba a museos para el deleite de todos los ciudadanos.  Llevaba años buscando al dios antiguo Hatima, una figura dorada de gran valor histórico. Contaban que era mágica y que otorgaba al que la encontrase poderes sobrenaturales. Se debía seguir un ritual para que el dios otorgara dichos poderes. Después de años de intensa búsqueda, encontró una pista de la posible localización de Hatima.
Para encontrar cuanto antes al dios, llamó a Lara Click. Famosa por encontrar todo aquello que se proponía, decidió que ella era su última esperanza.

Eduardo: Larra Click, es usted mi última esperranza. Nos hemos enterrado de que una orrganización está buscando a Hatima. Piense que ocurrirría si Hatima cae en manos equivocadas… necesito que lo encuentrre antes que ellos. Esta orrganización se hace llamarr los Manos negrras.
Lara: ¿Cree que lo encontrarán? Hasta ahora nadie sabe dónde se encuentra escondido…
Eduardo: Tengo una pista sobrre su posible ubicación. Uno de mis investigadorres descubrrió en unas cuevas unos manuscrritos en los que se decían que se adorraba a Hatima en el Pantano de PD.
Lara: ¿El Pantano de PD?

Eduardo: Larra, mi investigadorr murrió el mismo día que lo descubrrió. Esta orrganización no se anda con tonterrías… debemos encontrrarr a Hatima antes de que sea demasiado tarrde…





Lara: ¿Qué pretende hacer con Hatima cuando lo encontremos?
Eduardo: Quierro que lo trraiga a mi laborratorio. Aquí mis científicos lo investigarrán y después lo esconderremos en algún lugarr segurro. Podrría encarrgarrse usted de ello. Una vez hechas las fotos y obtenido los datos, usted serrá la encarrgada de ocultarr parra siemprre a Hatima en un lugar segurro. Le pagarré muy bien.
Lara: Está bien, hoy mismo me pondré a ello. En cuanto sepa algo se lo haré saber.
Eduardo: ¡Grracias Larra Click! Esperro noticias suyas.

Lara fue a su casa, metió todo lo que necesitaba para el viaje y se marchó en su moto. Era su forma preferida de viajar. Fue un trayecto largo, pero finalmente llegó al pantano de PD.






Observó el paisaje que le rodeaba. Era un lugar desértico e inhóspito. Había estado hacía mucho tiempo en aquel pantano pero en circunstancias muy distintas. Se bajó de la moto y se puso en camino.  Había estado en Egiptonia, Castimira y lugares más duros que este, pero sentía que no debía bajar la guardia… los peligros se ocultaban para aparecer en el momento más inesperado. 
Mientras caminaba, pensaba en todo lo que le había contado Eduardo. ¿Qué organización estaba buscando Hatima? No estaba segura del poder de ese dios, pero no quería correr ningún riesgo. Debía encontrarlo antes que ellos. 





Para encontrar a Hatima estaba en permanente contacto con Amanda. Una informática que le proporcionaría toda la información que desease. Mediante un micrófono se comunicó con ella.

Lara: ¿Amanda?
Amanda: Estoy aquí, Lara. ¿Necesitas algo?
Lara: Investiga la muerte de un científico que trabajaba para Eduardo Cortés.  Fue asesinado cuando encontró datos importantes sobre el paradero del dios Hatima. Busca también información sobre una organización que se hace llamar Manos negras y que busca Hatima.
Amanda: En seguida me pongo a ello. ¿No quieres que llame a Jean o Ben para que te ayuden? Estás buscando una aguja en un pajar…
Lara: No, ahora están de vacaciones y no quiero molestarles. Lo haré yo sola. Amanda, busca también  información sobre este pantano y que creencias tenían los antiguos habitantes.
Amanda: Lo haré.  Ten cuidado.
Lara: Hasta ahora, Amanda.

Tuvo que escalar para seguir su camino. Por el momento empezaría a buscar por la zona más fresca del pantano. Supuso que los antiguos habitantes habrían preferido instalarse en el lugar más fresco para vivir.








Lejos de allí...

Sabrina estaba hasta el moño. Le había tocado a ella hacer toda el trabajo. Se estaba ocupando de las necesidades de los bañistas ella sola. Sus compañeros se tostaban al sol y solo se preocupaban de dar órdenes. Para colmo, David le tiraba los trastos continuamente.  Era un chico muy guapo, pero estaba enamorada de John y no quería estropear su bonita historia de amor.

David: Si te portas bien, te dejaré que me pongas bronceador… por todo el cuerpo.
Sabrina: El bronceador que te lo ponga tu madre.
David: Me gustan las mujeres difíciles. Seque te haces la dura, pero que te mueres por hincar el diente a mi cuerpo serrano.





Sabrina: ¿Eres siempre así? Cómprate un bosque y piérdete.
David: Así me gusta, dura y salvaje.
Sabrina: No lo sabes bien. Vas a conocer mi lado más duro y salvaje y no sé si sobrevivirás para contarlo...



De pronto, una niña que corría jugando en el pantano se cayó al suelo. Se puso a llorar. Sabrina miró a sus compañeros y dedujo que ellos no harían nada.

¡Muuuaaaaa!

Pamela: ¿Qué miras? ¡Espabila! Ve a socorrer a esa niña que sus llantos me producen dolor de cabeza, ¡venga!




Fue a socorrerla. No se había hecho daño, había sido más bien el susto.

Sabrina: ¿No te duele nada?
Candy: No, estoy bien…
Sabrina: Debes tener cuidado, te podrías haber hecho daño. Anda, ve a jugar pero sin correr.
Candy: ¡Gracias!




David: Sabrina, voy un momento a hacer mis necesidades… allí, tras esos matorrales de allí arriba.
Sabrina: ¿Y? ¿A mi que me importa?
David: Allí te espero…
Sabrina: Puedes esperar sentado.



PD Junior: ¡Sabrinaaa!
Sabrina: ¿Qué ocurre?
PD Junior: ¿Puedo subir aquella cuesta con la bici?
Sabrina: No sé, no me parece buena idea…
PD Junior: ¡No seas carca! Venga, porfaaaa…
Sabrina: Está bien, pero subes y vienes en seguida… que no te pierda de vista.
PD Junior: ¡Eres la mejor! 


Pamela: Tus esfuerzos pro parecer normal son patéticos. Eres una delincuente y en la cárcel deberías estar.
Sabrina: Oye, te estás pasando. No me provoques más…
Pamela: ¿O qué? ¿Me vas a pegar? ¿Te das cuenta como eres violenta?

Sabrina se tiró sobre Pamela y le estiró del pelo…

Pamela: ¡Ahhhh! ¡Suelta!
Sabrina: ¡Tienes razón, soy muy violenta y tengo unas ganas locas de cortarte esa lengua de víbora que tienes!
Pamela: ¡Mi pelo! ¡Socorro!
Sabrina: No vuelvas a meterte conmigo, ¿comprendes?
Pamela: Sí… comprendo.





Cuando la soltó, se puso a gritar histérica. La gente acudió alertada al escuchar los gritos de Pamela…

Pamela: ¡Socorro me ha atacado!
Sabrina: Solo te he despeinado un poco.
Pamela: ¡Estás loca! ¡Estás loca! ¡Pienso denunciarte y que vuelvas a la cárcel! ¡Eres escoria! ¡ESCORIAAAAA!



Sabrina le propinó un puñetazo en toda la boca. Pamela cayó al suelo sorprendida.  La gente gritaba escandalizada.

Sabrina: ¡Te lo advertí! ¡Ya me has cabreado! ¡Bruja!
Pamela: ¡Vuelve aquí! ¡Eres una psicópata! ¡Muaaaa! ¡Me duele la cara!





En otro lugar del pantano...

Sus y Wen se habían ido a pasar las vacaciones como cada año al pantano. Con ellos habían ido Duclack, Diamante, Estrella, Alexia, Willy, Duque, Lilu, Mary, Wenda, Hércules, Ernesto, Ben y Duclón. Además, los pequeños Dante y Suselle también estaban con ellos.

Suselle:  ¡Auuee! ¡Auee!
Sus: Lo sé cariño. Aquí tienes tu muñequita.
Duclack: Está preciosa.
Mary: Volverá locos a los clicks cuando sea mayor.
Sus: No quiero pensar en eso… eso significará que yo seré vieja… 



Diamante: Vamos campeón, que tu puedes. Eres un buen bebedor. Seguro que te gustaría beber buen ron, pero eres demasiado pequeño, hijo mío.
Dante: ¡Aee! ¡Aeee!
Suselle: ¡Auuye! ¡Muue!
Sus: ¿Qué dirá?
Duclack: No lo sé, pero está sonriendo.
Mary: Mientras que no se ponga a llorar…me desespera un bebé llorando.




Ben: Perfecto. Aquí es dónde tenía la pérdida.
Duclón: ¡Somos unos cracks! Cambiamos ese tubo y listo.
Ben: Nos merecemos una cerveza bien fría.


Duque: Eres preciosa.
Lilu: Duque, te amo con todo mi heart.
Duque: Yo también te amo.
Lilu: No imaginaba que un pirata podía ser tan dulce y duro al mismo tiempo. Me tienes toda loca por tus huesos.
Duque: Ven aquí, morena mía. Bésame, necesito sentir tus labios.
Lilu: Cari, me vuelves loca. Te voy a desgastar los labios.


Tanger: ###### (¿Qué le pasa a Pandy?)
Chiluca: ¡Guau! ¡Grrrrr! (Está celoso. Vamos Pandy, ellos te siguen queriendo igual).
Pandy: ###### (Me siento solo, desplazado. Siento que sobro en esta familia…)
Chiluca: ¡Grrrr! (¡Eso no es cierto!)





Willy: Estás muy guapa, Alexia.
Alexia: Gracias, Willy. ¿Te lo estás pasando bien?
Willy: Si estoy contigo no me aburro.
Alexia: ¿Tan divertida soy? Me alegra que te diviertas tanto conmigo.
Willy: Me gustaría decirte una cosa…es importante.
Alexia: ¿Qué ocurre?



Hércules buscaba ingredientes naturales para la comida que estaba preparando Wenda. Estaba un poco aburrido… Diana no había podido ir y se estaba planteando marcharse. Diamante, Duque y Wen estaban con sus respectivas parejas… así que no sabía muy bien lo que hacer allí.



Estrella se negaba en rotundo a bajar del camión. Había sufrido mucho en ese pantano y temía que algo malo volviese a ocurrir. Wen le insistía pero ella no daba su brazo a torcer.  No pensaba bajar por nada del mundo.

Wen: Vamos, Estrella. Iremos de paseo y haremos fotos a los animales, como el año pasado.
Estrella: Lo siento, cariño. No pienso bajar del camión. No deberíamos haber venido…
Wen: No te ocurrirá nada malo.
Estrella: Por si acaso, me quedo aquí.



Wenda: Venga, Estrella. Aunque es cierto que llevamos una racha muy mala, no debes dejar que eso te fastidie las vacaciones. Sal con Wen a que os de el aire un poco, os vendrá bien. Mientras yo termino la comida. Esto está a punto.
Estrella: Lo siento, pero no quiero.
Hércules: Wenda, aquí tiene.
Wenda: ¡Oh, gracias! Eres un sol, Hércules.
Hércules: Ya… bueno, me voy a tumbar un rato.






Alexia: ¿Qué es eso que me quieres decir?
Willy: Te…quiero. Estoy enamorado de ti… ¿Quieres ser mi novia?
Alexia: ¡Willy! Me… siento muy alagada. Eres un chico muy guapo y divertido, pero…
Willy: Soy muy pequeño para ti, ¿es eso? ¡Puedo ser más hombre que ningún click del Playmundo!
Alexia:  Lo sé, no es eso… yo soy muy mayor para ti…
Willy: No me importa.
Alexia: Podemos ser amigos, nada más. ¡Si te quiero como a un hermanito!
Willy: Te demostraré que soy mejor que cualquier hombre…




Wen: ¿Estás segura de que no quieres salir?
Estrella: Completamente… prefiero quedarme aquí dentro.
Wen: Está bien, ahora vuelvo.
Hércules: ¿Qué te ocurre?
Estrella: No quiero salir ahí fuera. Este lugar está maldito. Siempre ocurren cosas malas… el año pasado casi no lo cuento… http://www.playclicks.com/playforos/index.php?topic=39271.0
Hércules: Veo en tus ojos que tienes miedo, pero tienes un corazón fuerte. No dejes que esos miedos te dominen. 
Estrella: No se cómo…
Hércules: Respira hondo, relájate. Piensa que no ocurre nada, que todo está en tu  cabeza.




Wen salió al exterior y se sentó junto a su abuelo. Ernesto estaba sumergido en sus pensamientos.

Wen: Abuelo, ¿que piensas?
Ernesto: Cosas mías…
Wen: ¿Hay problemas en el hotel de Clisandia? Me dijo Idalia que todo estaba correcto. Al parecer unos gitanos montaron un escándalo al intentar hospedarse todos en una misma habitación. Además, se llevaron una cabra… pero consiguieron solventar el problema. Los U-Click están hospedados y nos están dando muy buena publicidad.
Ernesto: No es eso, Wen. Desde lo de Uma que me siento… un poco apagado. Con pocas ilusiones. Gracias a tu ayuda y a la de tu hermana que me ayudáis con los negocios, no sería capaz de ocuparme de todo yo solo. Me acuerdo de tu abuela, de lo mucho que la echo de menos… de lo solo que me siento y lo estúpido que fui creyendo que Uma me quería.
Wen: Abuelo, no te martirices. Nosotros te ayudaremos con todo. Olvida a Uma, no vale la pena pensar en ella.
Ernesto: Vamos a dar un paseo por ahí, necesito despejarme.
Wen: Claro que sí. Vamos.



Lejos de allí, alguien caminaba decidido. No vestía adecuadamente para andar por el terreno, pero nada le detenía. Daba paso tras paso sin titubear. Tenía las ideas claras. Nada ni nadie le impedirían llegar a su destino, encontrar su destino.




Continuará...