lunes, 27 de marzo de 2023

La gran aventura: Capítulo 06: Preguntas

Al llegar a puerto, bajaron del ferry con la furgoneta y tomaron la carretera rumbo a la casa de Alejandra. Pasaron por aldeas y pueblos perdidos en plena naturaleza hasta llegar al fin, a la zona dónde vivía Alejandra.  La que había sido la casa de Wen y Estrella se había convertido en una gran casa de pueblo. Planta baja y tres pisos con balcón y todo tipo de comodidades. Además, la zona no podía ser más privilegiada. Estaba rodeada de naturaleza y prácticamente sin vecinos.


Alejandra había invitado a sus mejores amigos. Al ser tantos, pensó que lo mejor era celebrarlo al aire libre. Consiguió varias mesas de madera y banquetas y las prepararon. Sacaron los platos, las copas y demás utensilios para todos los comensales.


Nora, la novia de Alejandra, estaba colocando cosas sobre la mesa. El abuelo de Alejandra estaba dando órdenes y protestando por todo. Lúa ayudaba a Nora e intentaba que el abuelo se relajase.

Lúa: Estese tranquilo, señor Ramón.
Ramón: ¡Es que las mesas no se deben poner así! No me hacéis caso, leñe. Hay que poner las mesas en forma de ele y no a lo largo.
Nora: No me sea gruñón. ¿Quiere comer alguna cosa mientras colocamos?
Ramón: Dame un chusco de pan con aceite, que el estómago me ruge como un león.
Lúa: Ahora mismo se lo preparo.


Gan se estaba encargando de preparar la parrilla con la carne. No lo había hecho nunca y no estaba muy seguro de saber hacerlo. Pam cortaba la carne y el embutido. Tenía una mesa para poder manipular la comida con tranquilidad. Disponía de toda clase de condimentos para cada tipo de carne.

Pam: ¡Se me hace la boca agua, Gan!


Gan: Esto no tira...¿le pongo más carbón?
Pam: Pon un poco más, pero ni idea. Yo cocino siempre con el microondas. 
Gan: Pues vamos listos...


Alejandra también había invitado a dos de sus mejores amigas. Frida, amigas desde la infancia y Gema, de una aplicación de citas. Frida vestía de forma muy masculina, con el pelo muy corto y muy moderno, tal y como lo solían llevar los hombres en aquel momento. Odiaba llevar falda y maquillarse, pero cuidaba mucho su piel y disfrutaba haciendo deporte. Gema tenía el pelo largo y blanco. Le empezaron a salir canas a muy pronta y edad pero nunca le acomplejó, todo lo contrario. Era wensulana, de piel morena y brillante. Muy cariñosa y al igual que Frida, todavía no había encontrado el amor.

Frida: Mañana quedaré con la pava que te dije.
Gema: ¿La que pasea perros?
Frida: Sí. Me tiene loquita. ¿No vas a salir con la chica esa que te gustaba?
Gema: Iba muy a saco. Me pedía fotos todo el tiempo y ya sabes, paso de enviar fotos privadas a desconocidos.
Frida: Así funcionan ahora las cosas, Gema.
Gema: Pues eso no va conmigo.


Gan miró la mesa con toda la carne preparada y casi le da un mareo. No se veía capaz de hacer tanta comida. Vio también una bandeja de verduras y temió que se le quemaran.

Gan: Pam, ¿no te gustaría encargarte a ti de la parrilla?
Pam: ¿Yoo? A mi me sacas de un microondas y me pierdo.


Alejandra hablaba con Agnes en el porche de la casa. Era muy amiga de la pareja y las tenía en gran estima. Agnes había decidido cambiar su querida falda por unos pantalones blancos y una chaqueta roja de entretiempo. 

Alejandra: Me gusta tu nuevo estilo.
Agnes: Gracias, Alejandra. Tenía ganas de vestir con ropa más cómoda. ¿Quiénes faltan por venir a la fiesta?
Alejandra: Faltan Sus y Duclack con sus familias.
Agnes: Qué bien, tengo ganas de verlos. Hace mucho que no veo a los niños. 


Pradito, Suselle y Dante corrían hacia ellas. Cuando Sebastián detuvo la furgoneta, salieron disparados al exterior.

Suselle: ¡Agnes!
Agnes: ¡Holaaaa!
Sus: ¡No corráis! Un día se darán un buen trompetazo. 


Agnes: ¡Hola! Oh, pero qué guapas estáis. Pradito, me encantan tus coletas y Suselle, estás genial con esa ropa.
Suselle: ¡Gracias! La he elegido yo.
Pradito: ¡Estás muy guapa!
Agnes: Muchas gracias. Dante, cada día estás más grande.
Dante: Sí, soy ya casi un hombre.
Agnes: Me alegro muchísimo de veros.


Alejandra: Y a mi que me parta un rayo, ¿no?
Suselle: Hola, Alejandra. Qué rara te ves.
Pradito: Estamos acostumbrados a verte con el mono del trabajo.
Alejandra: Yo soy rara y Agnes guapa, ya veo...
Dante: Tú también estás muy guapa.
Alejandra: Es broma, chicos. Me alegra teneros aquí.
Duclack: Alejandra, feliz cumpleaños.
Alejandra: Gracias, Duclack.
Sus: Agnes, cuanto tiempo. Estás radiante.
Agnes: Tú también. No tenemos que dejar que pase tanto tiempo sin vernos.


Diamante: Alejandra, este es tu regalo.

Diamante cargaba con una enorme caja envuelta para regalo. Se la entregó a Alejandra, que la agarró sorprendida.

Alejandra: Diablos, ¿esto que es?
Sebastián: Es una sorpresa. Esperemos que te guste.
Alejandra: No teníais que gastaros dinero en mi. No hacía falta, chicos.
Duclack: Es dinero bien invertido.


Suselle:¡Hola,Lúa! Estás muy guapa.
Lúa: Vosotros sí que estáis guapos. ¿Cómo os va el colegio?
Pradito: Muy bien.
Suselle: A mi también.
Dante: A mi no tanto...


Alejandra: Venid, os presentaré a mi pareja.
Sus: Hacía mucho que querías presentárnosla. 
Alejandra: También os voy a presentar a mi abuelo. Es muy cascarrabias, no le hagáis mucho caso si se pone a protestar.


Alejandra: Chicos, os presento al amor de mi vida, Nora. 
Nora: Hola a todos.
Sus: Un placer. Teníamos muchas ganas de conocerte.

Nora tenía el pelo teñido de lila y lucía unos enormes pendientes dorados. Los combinaba con un collar largo y unas pulseras doradas. Vestía con ropa muy alegre.

Nora: Para mi también lo es.
Alejandra: También os presento a Don Ramón, mi abuelo.
Ramón: Espero que no seáis de gritar, no soporto a la gente que habla a voces. ¿Os ha contado mi nieta que hice la mili en Melilla?
Duclack: No...
Ramón: Pues os lo cuento ahora mismo. Yo era uno de los soldados más...


Ramón se despistó mirando a los niños. Dante se había subido a un taburete para oler una tarta de zanahoria que estaba sobre la mesa. El abuelo levantó el bastón enfadado.

Ramón: ¡Baja de ahí! Haberse visto tal salvajada. ¡Esto no es la jungla, muchacho!
Dante: Ops.
Sus: Dante, baja inmediatamente.
Ramón: Aquí nada gamberradas o me lío a dar garrotazos.
Alejandra: Abuelo, deje a los niños tranquilos que no es para tanto.
Ramón: Leñe, pues que se pongan a saltar sobre la mesa ya que estamos.


Pam: ¡Hola a todos!
Sus: Hola, Pam.

Sus vio la mesa repleta de carne y embutido y ya se vio comiendo queso y pan toda la noche. Pam pareció leerle el pensamiento.

Pam: Tranquila, tenemos una buena bandeja de verduras variadas.
Sus: Ah, qué bien.


Se alegró mucho al descubrir las verduras. Había acudido a muchas fiestas en las que el pan con un poco de aceite era lo más que podía comer.

Pam: Se lo dije a Alejandra, que eres vegetariana. Yo misma fui a comprar toda esta verdura. ¿Te mola?
Sus: Muchísimo. Gracias por pensar en mi, eres un sol.
Pam: Lo que sea para mi hermana. Ya, sé que no eres mi hermana carnal, pero como si lo fuésemos. 
Sus: Yo también lo siento así.


Sebastián: Perdona, pero creo que a esa parrilla le falta más brasas. 
Gan: ¿Entiendes de parrillas?
Sebastián: Sí. En mi pueblo me encargaba yo de ellas.
Gan: ¿Podrías encargarte tú de esta? Me salvarías la vida, colega.
Sebastián: Claro, sin problema.


Gan: ¡Gracias, bro!
Sebastián: A ver, pásame el saco de carbón. 
Gan: ¡Voy!


Alejandra: Duclack, un poco más allá hay un parque con columpios. Si quieres, puedes llevar a los niños allí mientras terminamos esto. Lúa, ¿los acompañas?
Lúa: Claro, yo los llevo. 
Diamante: Iré con vosotros y me llevo a los enanos.
Sus: Yo también voy...
Diamante: No hace falta, cariño. Quédate aquí y relájate.
Sus: Ah, bueno...


A Sus le habría gustado ir con ellos, pues se sentía un poco intimidada rodeada de tanta gente. Sebastián se había quedado pero estaba muy atareado con la parrilla.


Agnes: Alejandra, ¿puedes venir un momento?
Alejandra: Dime.
Agnes: ¿Pongo copas para todos? Yo me conformo con un vaso. 
Alejandra: Copas, que da más categoría al cumpleaños. Aunque sacaré algunos vasos para los niños.

Sus se quedó sola sin saber muy bien lo que hacer. Decidió ir junto a Agnes y ayudar en lo que hiciese falta, pero el abuelo se interpuso en su camino.
 

Ramón: Como te veo un poco perdida, te puedes quedar conmigo y te cuento lo de la mili. Te contaré cuando hice guardia por las noches y la anécdota de la trompeta, esa es muy buena.
Sus: Creo que debería ir a ayudar.
Ramón: Ya hay demasiada gente ayudando. Te vienes conmigo que me hará bien estar con una moza tan guapa. 
Nora: Abuelo, deje de ligar con nuestras amigas, que es usted un viejo verde y muy pesado.
Ramón: ¿Viejo? ¡Yo no soy viejo! Qué malos son los celos.
Nora: ¿Celos?
Ramón: De que hable con otra muchacha.
Nora: Ande, déjese de cuentos. Me llevo a su muchacha, que la está agobiando. Seguro que Gan quiere escuchar sus batallitas de la mili.


Frida y Gema se acercaron a ellas. Sus se sentía incómoda con Frida. La miraba de arriba a bajo y le sonreía de una forma que a Sus le incomodaba.

Frida: ¿No tomamos una cerveza en la casa?
Gema: Ay sí, así estamos más tranquilas.
Nora: Vale, así podemos conocer mejor a Sus.
Sus: Vale...


Las cuatro se encaminaron hacia la casa. Sus miró con ojos suplicantes a Agnes, pero estaba organizando la mesa con Alejandra y no se percató de ello.

Sus: Yo no tomo cerveza.
Frida: Pues un zumito. Ya me han dicho que eres vegetariana. Las guapas siempre lo sois. 
Sus: ...


Se sentaron a la mesa de la cocina/comedor. Frida y Nora se sentaron frente a ella y Gema en un lateral. Era un mesa rústica, de madera muy resistente. Nora repartió cervezas para ella y Frida, otra sin alcohol para Gema y un agua natural para Sus. 

Gema: Voy a poner algo de música. ¿Os gusta el trap?
Sus: No sé muy bien lo que es.
Frida: Preciosa, ¿en serio que no lo sabes? ¡Si es la música que más lo está petando!
Nora: No le hagas caso, Sus. Yo tampoco estoy muy puesta sobre la música más actual.
Gema: Pues pongo una lista muy chula de spotyclick, lo mismo te gusta.
Sus: Soy más de estilos musicales menos conocidos.
Gema: ¿Te gusta el regaetton?
Sus: No.
Nora: A mi tampoco. Soy más de Agnes Obel.
Sus: ¡Oh, a mi me encanta esa artista!
Gema: Sus, pongo la primera canción.

Al primer acorde de la canción, supo que no le gustaba. Un hombre que parecía estreñido y drogado, empezaba a decir "yeh, nena", "soy tu papi" y cosas por el estilo. La música tampoco le transmitía ninguna sensación más que la del rechazo más absoluto.

Frida: Entonces, ¿no sabes hacer tuerquing? 
Sus: No, esos bailes no me van demasiado.
Frida: Lo que daría por verte haciendo un tuerquing, seguro que sería todo un espectáculo.
Gema: ¡Pero si yo te hago siempre tuerquing!
Frida: A ti te tengo muy vista, querida.


Nora: Yo formo parte de un grupo de baile regional. Son bailes típicos de esta zona, muy bonitos.
Sus: ¿En serio? Qué bonito. Esos bailes no se deben perder.
Frida: Pero reconoced que están ya algo pasados de moda.
Sus: A mi las modas me dan igual.
Nora: ¡Bien dicho! Te podrías apuntar. En realidad, nos hacen falta chicas para...
Frida: ¡Esta canción me flipa!

La segunda canción que sonaba desde el móvil de Gema era todavía más insoportable. Otro cantante (que tenía prácticamente la misma voz que el anterior), decía barbaridades sobre el cuerpo de una mujer y que él era su dueño y señor.


Sus quería seguir hablando con Nora, pues sentía mucha más conexión con ella que con Frida o Gema.

Gema: ¿A qué te dedicas?
Sus: ¿Yo?
Frida: No, tu vecina. ¡Jajajaja!

A Sus no le hizo la menor gracia, pero disimuló.

Sus: Tengo una tienda de juguetes.
Gema: ¿En serio?
Nora: ¡Me encanta, Sus! Yo quiero ir a verla.
Frida: ¿Qué tipo de juguetes? Yo tengo mi satisfaclick y es la leche. ¿Tienes de esos juguetes en tu tienda?

Sus se sonrojó. No sabía muy bien qué decir.

Sus: Juguetes normales. Peluches, figuritas, juegos, pelotas, muñecas...
Frida: ¿Hinchables? 
Nora: ¡Frida! No digas barbaridades.
Sus: No, en mi tienda no tengo ese tipo de juguetes.
Frida: ¿Y en tu casa? 
Sus: Eso es algo personal.
Frida: Estamos entre amigas.


Gema: Yo tengo un satisfaclick, chicas. 
Nora: Pues enhorabuena.
Gema: En serio, es una maravilla. Sus, ¿y llevas mucho tiempo casada con Diamante?
Sus: Desde abril del 2012.
Gema: Once años, tela. 
Sus: Los cumplimos este abril.
Frida: ¿Y no te aburres?
Sus: Pues no.
Frida: Tantos años con la misma persona...
Nora: Eso es amor, Frida. Es algo que se escapa a tu comprensión.
Frida: ¿Y nunca has pensado en estar con una chica?
Sus: La verdad es que no.
Fida: ¿Nunca has sentido atracción por una chica? Por ejemplo, ¿yo no te atraigo?


Agnes: ¡Sus!

Cuando Sus vio entrar a Agnes, casi se cae al suelo de la emoción. Vio el cielo abierto a aquella terrible encerrona.

Sus: ¡Agnes! 
Agnes: Te estaba buscando. Te necesitamos ahí fuera. Alejandra lleva rato llamándote.
Frida: Está ocupada con nosotras.


Sus se levantó al momento y acudió junto a Agnes. Se agarró de su brazo y suspiró aliviada.

Sus: Iré a ayudar. Además, me apetece estar al aire libre.
Frida: Quédate un rato más, anda.
Agnes: Se viene conmigo.
Frida: Tenemos una conversación pendiente, guapa.
Gema: Frida, córtate un poco anda.
Nora: Siempre haces lo mismo. Primero con Agnes y ahora con Sus.
Frida: Es que me gusta.
Gema: Está casada, ¿eso no significa nada para ti?
Frida: ¿La verdad? No. Las casadas me ponen más.
Nora: No tienes remedio.


El aire refrescó a Sus. Salir del interior de la casa le había revitalizado. 

Sus: No sé cómo darte las gracias.
Agnes: Cuando he visto que estabas con ellas, no lo he dudado un instante.
Sus: Esa Frida es insoportable.
Agnes: Conmigo hizo lo mismo y al tiempo también con Lúa. Debemos avisar a Duclack para que no le ocurra lo mismo.
Sus: Hacía tiempo que no me sentía tan incómoda con alguien. Me dan ganas de irme.
Agnes: Tranquila, no te dejaré sola. 
Sus: Gracias, Agnes.


Continuará..

viernes, 17 de marzo de 2023

La gran aventura: Capítulo 05: Viajando en ferry

Llevaban un buen rato esperando al ferry. Habían decidido acudir al cumpleaños de Alejandra con la furgoneta de Wen y Sus. Eran muchos y en ella podían viajar todos cómodamente. Alejandra vivía en una zona bastante apartada, de difícil acceso por tierra. Para llegar hasta allí, tenían que esperar al ferry que les transportaría sin tener que dejar la furgoneta en esa zona del puerto.  

Dante: Tarda mucho en llegar ese barco...


El ferry no era precisamente un transporte muy rápido, pero era la mejor opción para todos. Hacía un día estupendo, con un cielo azulado y alguna nube decorativa. Suselle, Pradito y Dante viajaban en la parte de atrás, escuchando música con el móvil de Suselle.

Suselle: Yo nunca he cogido un ferry.
Pradito: Ni yo. He montado en el barco pirata de mi madre, pero en uno de esos nunca.
Dante: Tiene que molar.


En la parte central de la furgoneta, estaban Duclack y Sus con los bebés. Estaban sentadas en los cómodos asientos frente a la mesa. Mar y Bosco las tenían revolucionadas. 

Sus: Bosco, no des tantos saltos que te vas a marear.
Bosco: ¡Salto salto!
Duclack: A lo mejor habría sido mejor dejarlos al cuidado de Rita o Adolfina.
Sus: No habría sido mala idea, pero bueno. Así disfrutan también del aire libre.
Duclack: Alejandra vive en una zona muy bonita, ¿verdad?
Sus: Sí, vive en la antigua casa de mi hermano. Wen le vendió la casa a Alejandra hace unos años y ella hizo algunas reformas. Es mucho más grande, ya lo verás.


Al volante estaba Sebastián y de copiloto Diamante. Sebastián era un excelente conductor, muy responsable y siempre respetando todas y cada una de las normas de circulación. 

Diamante: Si ese ferry tarda un poco más, saldré yo mismo a buscarlo.
Sebastián: Según el horario que ponen en Internet, ya debería estar aquí.
Diamante: Oye, ¿cómo llevas ese libro de piratas que estabas escribiendo?
Sebastián: Bien, pero lento. Me lo estoy tomando con tranquilidad. 


Estaban esperando frente a la barrera, que permanecía bajada hasta la llegada del ferry.

Diamante: ¿Crees que tendrán ron en la fiesta de cumpleaños?
Sebastián: No es muy habitual, pero sabiendo que tiene invitados pirata, a lo mejor ha comprado.
Diamante: Me puedo conformar con una buena cerveza, pero para mi la mejor bebida del mundo es el ron. ¿No crees?
Sebastián: Yo soy más de un buen vino, pero no te creas, un buen vaso de agua fresquita me llama más.


Diamante: El agua es para los peces.
Sebastián: Mira, ya viene el ferry.
Diamante: ¡Por fin! ¿Crees que nos devolverán el dinero por no cumplir con los horarios? 
Sebastián: Me da a mi que no.


Sus: Duclack, ¿esos no son los chicos?
Duclack: ¡Sí, son ellos!
Sus: Mira a Renzo y Kim. Estos chicos están muy enamorados.
Duclack: Emma está cada día más guapa.
Sus: Willy bebe los vientos por ella.
Duclack: Se le nota. También está la prima de Sebastián. ¿Se llama Ariadna?
Duclack: Sí...
Sus: ¿Qué tal con ella en casa?
Duclack: Regular. Ya te contaré...


Willy: Emma, me gusta mucho tu vestido.
Emma: Gracias, es nuevo. Fui con Kim de tiendas y me lo compré. 
Willy: Te queda muy bien.
Emma: Gracias, Willy.


Kim: Renzo, quiero un helado. ¿Me compras uno?
Renzo: No llevo dinero encima. Le he pedido a mi padre pero no tenía suelto.
Kim: Vaya, con el antojo tan grande que tengo. Junior, ¿me prestas un cleuro?
Junior: Tengo el dinero justo para comprarme War Click World 25, lo siento. Ese dinero es sagrado para el videojuego.
Kim: Qué friki eres, Junior...


Jorgito: Ariadna, todavía no me has dicho si quieres venir mañana al cine conmigo.
Ariadna: Ehhh, no puedo. Mañana curro.
Jorgito: Vaya. Pues al otro día.
Ariadna: También curro.
Jorgito: Y al...
Ariadna: Si a caso ya te diré yo el día. Puffff...


Diamante: ¡Ya viene el ferry! 
Sebastián: ¡Por fin!
Duclack: Mirad, niños.


Caitlyn: Es una pena que no haya podido venir tu padre. Luego le contamos cómo ha sido montar en un ferry.
Elliot: Tiene muchas responsabilidades siento capitán del Panama.
Caitlyn: Haremos fotos para que lo vea.
Elliot: ¡Vale!


Caitlyn: Parece que ya viene.
Elliot: ¡Qué bien! Es enorme, Caitlyn. Aunque no más que el crucero de papá.
Caitlyn: Es verdad.


Elliot: Mira, ya está bajando la rampa de acceso.
Caitlyn: Es un trabajo de precisión. Se nota que el que gobierna el ferry tiene experiencia.


El capitán del ferry se aproximaba lentamente al puerto. Era un recorrido que hacía muchas veces cada día, por lo que la maniobra era de lo más fácil para él.


La rampa de acceso empezó a bajar ante la atenta mirada de todos los presentes. Los niños miraban embobados aquel proceso. A Sebastián le sobrevino de repente la preocupación de no saber conducir correctamente la furgoneta y que por su culpa, cayesen todos al agua. Respiró hondo y se tranquilizó.

Diamante: ¿Estás bien?
Sebastián: Sí, no pasa nada.


Diamante: Duclack, podríamos dedicarnos a transportar coches en nuestro barco pirata. Así no tenemos que estar esperando a que aparezcan mapas de tesoros enterrados para ganar dinero.

Duclack: No creo que mi barco esté capacitado para transportar coches, Diamante.
Diamante: Podríamos transportar motos y bicicletas.
Sus: Es una idea loca, Diamante.


Diamante: Las ideas locas a veces son las mejores. ¡Mirad, ya ha bajado la rampa!
Sebastián: Ahora falta que suban la barrera.
Diamante: Sebastián, ¿estás sudando?
Sebastián: ¿Yo? Debe ser que hace algo de calor...
Duclack: Abre la ventanilla que entre algo de aire fresco.


Sus: Mirad, ahí están Caitlyn y Elliot. 
Duclack: Parece que suben también al ferry, pero no tienen coche.
Dante: ¡Jooo, la espera se hace eterna!
Pradito: Más que un barco parece una tortuga.
Suselle: ¡Jajajaja!


Sebastián: Ya han subido la barrera. Vamos allá.

Sebastián arrancó el coche y con sumo cuidado, subió la rampa de acceso al ferry. Renzo, Willy y los demás, los vieron y les saludaron.

Renzo: ¡Duclack! ¿Dónde váis?

Duclack bajó la ventanilla para poder hablar con ellos.

Duclack: Nos vamos a una fiesta de cumpleaños de una amiga.
Willy: ¡Vais a subir al ferry! ¡Qué suerte!
Sus: Un día os venís con nosotros y nos damos un paseo.


Duclack: ¡Hasta luego!
Willy: ¡Buen viaje! 

La furgoneta siguió avanzando. Sebastián tragó saliva nervioso cuando las ruedas delanteras llegaron al ferry.


Suselle: ¡Wooow, qué nervios!
Pradito: Esto mola. Los coches también tienen derecho a subir a los barcos.
Diamante: Ya casi estamos.


Por fin pudieron aparcar en el interior del ferry. Para la tranquilidad de Sebastián no sufrieron ningún incidente. Estaban todos sanos y salvos. Apagó el motor y se secó el sudor con la mano.

Dante: ¿Podemos bajar del coche?
Duclack: Claro, es lo divertido de todo esto.
Dante: ¡Yupiiii!
Sus: Sí, pero haciendo caso a todo los que os digamos.


En el puerto, los adolescentes ya habían perdido interés en el ferry.

Junior: ¿Nos os gustaría ir a las recreativas?
Jorgito: ¡Yo quiero ir!
Kim: Yo prefiero ir al centro comercial a mirar tiendas.
Renzo: Fuimos ayer.
Kim: Sí, pero quiero ver más ropa de temporada. Le voy a pedir a mi padre que me lleve mañana y quiero ir sobre seguro.
Renzo: Vale...


Sebastián bajó de la furgoneta y abrió la puerta lateral para que saliesen todos. Los niños salieron escopeteados ansiosos por asomarse por la borda. Sus y Duclack lo hicieron con cuidado. Mar y Bosco también querían salir a correr y debían asegurarse de que no soltaran sus manos.

Diamante: Con cuidado, cariño.
Sus: Agarra a Bosco, Diamante.


Los niños se asomaron por las ventanas de la parte baja mientras que ellos subieron con los bebés arriba. Mar y Bosco alucinaban mirando el paisaje. Sus y Duclack los mantenían a salvo protegiéndoles de caer al agua. 

Sus: Qué bien se está aquí.
Diamante: El barco se llama Poseidon. 
Duclack: Es un muy buen nombre.
Mar: ¡Agaaaa!
Sebastián: Sí, mi princesa. Hay mucha agua.


Sus: ¡Niños, no asomaros tanto!
Dante: Qué sí, mamá.
Pradito: ¡Hay peces!
Suselle: Me encantaría ver un delfín.
Dante: Dicen que los delfines son malos.
Suselle: ¡Mentira!
Dante: ¡Es verdad!
Pradito: Pues a mi me parecen adorables. 


Diamante: ¿Sabéis quienes van al cumpleaños?
Sus: Creo que van Agnes y Lúa.
Duclack: Pam me parece que también.
Sus: Espero que no haya invitado a mucha gente. Estoy poco sociable últimamente...
Duclack: Yo estoy igual.


El ferry se alejaba del puerto rumbo al próximo destino. Los pasajeros eran libres de pasear por la cubierta y disfrutar del viaje fuera de sus vehículos.


Diamante y Sebastián fueron a asomarse por el otro extremo del ferry. Sus y Duclack seguían encargándose de los niños. El agua estaba tranquila y no hacía excesivo viento. Era un día perfecto para hacer el viaje.


Sus: Bosco solamente quiere estar con Mar.
Duclack: Lo mismo le sucede a Mar. Se llevan muy bien.
Sus: Son como hermanitos.
Duclack: ¿Crees que lo pasarán bien en la feria?
Sus: Seguro que les fascina.
Duclack: ¿Queda muy lejos la feria de la casa de Alejandra?
Sus: No mucho.
Duclack: Es una suerte que su cumpleaños coincida con la fiesta mayor local.


Demetria hacía mucho que no viajaba en barco. Desde lo que vivió en el crucero Panama, hace ya unos cuantos años, era incapaz de subir a un barco. Gracias a su buen amigo Anselmo, superó sus miedos y subió. Él la agarraba la mano para que no se siente sola.

Demetria: Gracias, Anselmo. Pensaba que nunca conseguiría superarlo.
Anselmo: Sabía que lo conseguirías. Enhorabuena. Habrá que celebrarlo, ¿no?
Demetria: Buena idea. Te invito a cenar.


Pradito: Representa que yo era la capitana del barco.
Dante: Yo era un experto pirata que habías contratado para derrotar a un monstruo marino.
Suselle: ¿Y yo quién soy?
Dante: El monstruo.
Suelle: ¡Joooo! ¡Yo no quiero ser el monstruo!
Diamante: ¿Qué hacéis?
Pradito: Jugando.
Sebastián: ¿Se puede?
Dante: ¡Podrías ser tú el monstruo!
Sebastián: No, mi papá no puede ser un monstruo. Era mi guardaespaldas.
Suselle: Papá, ¿quieres ser tu el monstruo?
Diamante: No es que me haga mucha ilusión, pero bueno.


Entre risas y conversaciones, el viaje transcurría tranquilamente. Algunas gaviotas volaban alrededor y se posaban sobre el ferry para descansar. 

Elliot: ¡Mira Caitlyn, una gaviota! 
Caitlyn: ¡Es preciosa!


Sus miraba pensativa el mar. Duclack, que estaba a su lado, se percató que algo le ocurría a su amiga.

Duclack: ¿Estás bien?
Sus: Estaba pensando en mi abuelo. A él le habría gustado mucho ver todo esto.
Duclack: Lo echas de menos. Te entiendo perfectamente, amiga.
Sus: Lo sé.

Se fundieron en un cariñoso abrazo que les reconfortó.


Pradito: ¡Tierra a la vista!
Dante: ¿En serio?
Suselle: Sí, nos estamos acercando a tierra.


Pradito: ¡Ya estamos llegando!
Diamante: ¿Ya? ¡Qué pronto!
Dante: ¡Mamá, Duclack! ¡Ya estamos llegando!


Sus: ¡Es cierto! Pues ha sido un viaje precioso.
Sebastián: Se me ha hecho corto.
Dante: Y a mi.
Duclack: Todavía nos queda mucho día por delante.
Sus: La fiesta de cumpleaños y luego la feria. Lo vamos a pasar pipa.
Suelle: ¡Yupiii!


Capitán: Estamos llegando a puerto, señores. Vuelvan a sus vehículos, por favor. Muchas gracias por navegar con nosotros. Esperamos que hayan disfrutado del trayecto y que vuelvan pronto. Les deseamos un buen día. 


Continuará...