miércoles, 24 de agosto de 2022

Historias del barrio- Capítulo 09: Una amiga en el cielo

Chumina Bergas estaba esperando a Paca. Tenían que ensayar su número para el día de la inauguración. Actuaban juntas con una canción difícil de interpretar. Se cansó de ensayar sola y salió a la calle para tomar el aire. Caitlyn la acompañó.

Chumina: Seguro que está ligando con algún chulazo. ¡No tiene remedio!
Caitlyn: Se está tomando muy en serio la promoción del flamenco rosa. Estará repartiendo flyers por ahí.
 Chumina: Ensayar también es importante. Si no nos apresuramos, pareceremos dos patas mareadas sobre el escenario.


Fue en ese momento cuando Chumina vio a Paca tendida en el suelo. Estaba boca abajo, inmóvil. 

Chumina: ¡Paca! ¿Qué haces ahí tirada? ¡No seas ridícula, no me vas a asustar! ¿Paca?


Chumina llamó a Caitlyn y ambas corrieron a socorrerla. Chumina le tomó el pulso y descubrió que su corazón no latía.

Chumina: ¡No le late el corazón!
Caitlyn: ¡No es posible! ¡Paca, despierta!
Chumina: ¡No me hagas esto, Paca! 
Caitlyn: ¡Socorro! ¡Una ambulancia!
Chumina: Tiene sangre en la cabeza. Alguien la ha golpeado.


Mientras Caitlyn y Chumina intentaban reanimarla, Pradito y Eva ya habían llegado al suelo. Miraban sorprendidas la escena, sin entender nada.

Caitlyn: ¡Socorro! Chumina, no respira.
Chumina: ¡Paca, no te mueras! ¡No me dejes sola!


Pradito y Eva miraban atónitas la escena, sin pronunciar palabra. Al rato, Dante bajó junto a ellas. Él lo había visto todo.


Dante: ¿Está muerta?
Pradito: Parece que sí. 
Eva: Dicen que la han golpeado.
Pradito: Ha sido un asesinato.
Dante: Sí...


Pronto llegaron vecinos y curiosos. Diamante, Sebastián y Duclack llegaron alarmados a la zona del crimen. Al ver a los niños sanos y salvos, sintieron un gran alivio. 

Duclack: Pradito, ¿estás bien?
Pradito: Han matado a esa mujer, mamá.
Duclack: No mires.
Diamante: Dante, ¿te encuentras bien?
Dante: No...
Diamante: Ya pasó, hijo. Será mejor que nos marchemos de aquí.


Isidora: Sabía que esto terminaría ocurriendo. Esta gente es muy problemática y vete a saber los líos que tendría por ahí para que alguien le hiciese semejante barbaridad. Espero que esto haga recapacitar a esta gentuza y abandone el barrio. Ahora nuestras calles no son seguras.


Diamante: ¿Quién habrá sido capaz de hacer algo así? ¡Es terrible!
Dante: Papá, quiero irme a casa.
Diamante: Vamos, no es bueno que estéis aquí.


Anabel: ¡Caitlyn! ¿Qué ocurre?
Caitlyn: ¡Han asesinado a Paca!
Anabel: ¿Cómo? No es posible.
Caitlyn: Ay, amiga. ¡Esto es una pesadilla!
Chumina: ¡Pacaaaaa! ¡Despierta! ¡Tenemos que actuar juntas! ¡Pacaaaaa!

Caitlyn y Paca lloraban desconsoladas. Habían perdido a una gran amiga.


Al día siguiente, no se hablaba de otra cosa en el barrio. Todo el mundo se preguntaba quién había podido hacer algo así. Casandra estaba trabajando en su tienda. Hablaba con Agnes, que había decidido ir a hacerle una visita. Ambas estaban conmocionadas ante lo ocurrido la noche anterior.

Agnes: A mi me parecía una chica muy divertida. No entiendo los motivos que llevan a alguien a hacer algo tan horrible. 
Casandra: Es espantoso.
Agnes: Yo no estoy acostumbrada a estas cosas, Casandra. No digo que en Ourense no ocurran cosas, pero esto...
Casandra: Es que en este barrio hay gente que no es trigo limpio. Yo creo que ha sido un delito por odio.
Agnes: ¿E logo?
Casandra: Paca estaba promocionando el local de ambiente y espectáculos que pretenden abrir en estos días. No todo el mundo está de acuerdo.


Ximena: ¡Holaaaa! ¡Casandra!
Agnes: Huy, es la chica del oso.


Casandra: Buenos días, Ximena.
Ximena: No son nada buenos, Casandra. Ayer mataron a una chica en el barrio. Tengo mucho miedo.
Casandra: Sí, justamente estábamos hablando de eso.
Agnes: Habrá que ir con cuidado.
Ximena: Y el señor Agripino sigue por ahí, secuestrado o perdido. Vengo a preguntaros si lo habéis visto por ahí.
Casandra: Lo siento, cariño. No hemos visto a tu oso por aquí.


En esos momentos, John y Rose entraron en el establecimiento. Estaban investigando el asesinato de Paca. Debían preguntar a todos los vecinos por si habían visto algo raro o sospechoso.

Ximena: ¡Agentes! ¿Saben algo de Agripino?
John: Lo siento, señorita. De momento no tenemos pistas.
Ximena: Dense prisa, hay un asesino suelto por el barrio y mi Agripino podría estar en peligro.
John: Hacemos todo lo que podemos, se lo aseguro. Le mantendremos informada. 


Ximena se marchó de la tienda y prosiguió la búsqueda de su peluche. Rose y John se acercaron al mostrador. Agnes y Casandra los miraban expectantes. 

John: Buenos días, señoritas. Estamos investigando el asesinato ocurrido anoche en este barrio.
Casandra: Ya nos hemos enterado. Estamos alucinadas. 
Rose: ¿Fueron testigos de algún hecho extraño o algo fuera de lo normal en el día de ayer?
Agnes: Yo no soy de aquí, estoy de visita.
John: ¿De dónde es?
Agnes: De Galicia.
Rose: Preciosa tierra. 
John: No he estado, pero hablan maravillas.
Agnes: Sí, estoy muy orgullosa de ser gallega.
Rose: ¿No ha visto nada extraño que le llame la atención?
Agnes: A parte de la chica que busca su oso de peluche, nada.
John: ¿Y usted?
Casandra: No he visto nada raro, pero aunque el asesinato me ha sobrecogido, debo decir que tampoco es que me haya sorprendido demasiado. En este barrio hay gente homófoba y transmófoba. Paca estaba repartiendo publicidad sobre el local en el que trabaja, el flamenco rosa. Es un local de ambiente. Muchos vecinos no están de acuerdo con su apertura.
Rose: ¿Hasta tal punto de asesinar?
Casandra: Es posible.


Salieron de la tienda con algunas anotaciones. Sin duda, tenían por delante una larga y complicada investigación.

Rose: Es posible que sea un asesinato por odio. He buscado información y es cierto que hay varios vecinos que están en contra de ese local.
John: Ya, pero no podemos descartar otras hipótesis. Debemos investigar el entorno más cercano de la víctima.
Rose: Mira, allí está la profesora de la escuela de repaso. Le haremos algunas preguntas.


John: Buenos días.
Brenda: Buenos días, agente. ¿Puedo hacer algo por ustedes?
Rose: Anoche se cometió un terrible asesinato justamente en esta calle, prácticamente en la puerta de su escuela.
Brenda: Lo sé. Conocía a Paca. Estoy muy triste, ella no merecía algo así.
John: ¿De qué conocía a la victima?
Brenda: Desde que llegó al barrio, siempre ha sido muy amable conmigo. No es que fuésemos amigas, pero nos llevábamos muy bien. Nos veíamos por la calle y nos saludábamos. A veces charlábamos de cosas y ella siempre me hacía reír.
Rose: ¿Sabe de alguien que quisiese hacer daño a Paca? ¿Le dijo alguna ve que temiese por su vida?
Brenda: No. Alguna vez me dijo que algunos la miraban con desprecio y que algún comentario desafortunado le llegaba de vez en cuando, pero nunca me dijo que temiese por su vida.


Eva: ¡Hola! Menudas pistolas llevan. ¿Están cargadas?
Rose: Las armas son peligrosas, pequeña. Mantente siempre alejada de ellas. 
Brenda: Será mejor dejarlo aquí, si no les importa.
John: Por supuesto, no queremos alterar a sus alumnos.


Eva: ¡Dante!

Dante acudía junto a su padre a las clases de repaso. Estaba serio y cabizbajo. Diamante lo miraba preocupado.


Diamante: Hijo, ¿te ocurre algo?
Dante: No, papá...
Diamante: ¿Es por lo de ayer? Intenta olvidarlo. Encontrarán al culpable y lo encerrarán entre rejas.
Dante: Sí...
Diamante: Venga, alegra esa cara. Tu novia te está esperando.
Dante: ¡Papá, no es mi novia!


Eva: Hola, Dante.
Dante: Hola.
Eva: ¿Has visto las pistolas de los policías? Luego podríamos jugar a ser polis.
Dante: No tengo ganas.
Eva: ¿Qué te pasa?
Dante: Nada, es que estoy cansado.


Pasaron dos días y Caitlyn estaba destruida. Desde la muerte de Paca, no había sido capaz de levantar cabeza. No era capaz de asimilar lo ocurrido y se sentía culpable por haberla implicado con la apertura del local. La añoraba con todas sus fuerzas. Chumina cuidaba de ella todo lo bien que podía, pues sufría igual que ella la muerte de su amiga.

Chumina: Caitlyn, ¿cómo estás?
Caitlyn: Solamente deseo dormir.
Chumina: Debes intentar recomponerte, amiga mía.


Caitlyn: Nunca debía emprender este negocio. Por mi culpa Paca está muerta.
Chumina: ¡Chorradas! No has sido tú la que ha asesinado a Paca. Nena, tú no tienes culpa de nada. Paca estaba tan ilusionada como tú con este proyecto. A veces parecía ella la jefa y me mandaba a mi a hacer cosas. Más de una vez la mandé al cuerno.
Caitlyn: El flamenco rosa era su sueño, es verdad.
Chumina: Por ella, tienes que seguir adelante. Si renunciamos a todo esto, su asesino y todos esos trogloditas habrán ganado. 


Anabel llegó en ese momento.

Anabel: ¿Cómo está?

Chumina le indicó con un gesto que no muy bien.

Anabel: Amiga, no puedes seguir así. Mira, he pensado algo.

Caitlyn se levantó de la cama y fue junto a su amiga.


Anabel: He hablado con una amiga que tiene un local precioso en Clisandia. Allí hacen espectáculos y le he hablado de ti. Quiere contratarte. No es un gran local, pero allí se vive muy bien. Haz las maletas y yo te acompaño. Necesitas alejarte de toda esta locura.
Caitlyn: Sí, quizás sea lo mejor. No sé lo que puedo hacer con el local, he invertido mucho dinero en esto.
Anabel: Se de un amigo que compra locales. Quizás no consigas recuperar todo tu dinero, pero gran parte seguro que sí.


Caitlyn: Anabel, muchas gracias.
Caitlyn: No tienes que darme las gracias, Caitlyn. Intento encontrar soluciones rápidas para toda esta locura. Alejarte de todo esto quizás te venga bien.


Bryan llegó al flamenco rosa. Se había vestido de traje y corbata. Tenía la intención de invitar a cenar a Caitlyn para animarla un poco.

Chumina: Está en su despacho. Estás que te rompes de guapo.
Bryan: Gracias, preciosa.


Bryan subió al despacho e interrumpió a las dos amigas hablando.

Bryan: ¿Se puede?
Caitlyn: Bryan, claro que sí.


Anabel: Estábamos hablando de marcharnos. Tengo una amiga que tiene un local y quiere contratar a Caitlyn. Alejarnos de todo esto un tiempo y emprender una nueva vida.
Bryan: ¡Tonterías!
Caitlyn: ¿Te parece una tontería? Estar aquí me hace daño...
Bryan: No tienes que dejar que el dolor se apodere de ti.


Bryan besó a Caitlyn y la agarró de las manos.

Bryan: Este es tu sueño. Has luchado mucho para levantar este local y contigo todo tu personal. Paca ha muerto, pero su muerte no debe ser en balde. Estoy seguro de que ella querría que siguieses adelante con el flamenco rosa. Por su memoria, lucha por este proyecto y consigue que sea todo un éxito.
Caitlyn: Tienes razón.
Bryan: Hay mucha gente deseosa de que abras este local. Será el refugio de mucha gente que se siente perdida y necesita un lugar como este para sentirse libre. No les puedes fallar. Tampoco a Chumina y los demás. 
Caitlyn: Sí, no puedo rendirme.
Anabel: ¿Estás segura de que quieres seguir adelante? Si es lo que quieres, le diré a mi amiga que de momento no nos vamos. Tienes que hacer lo que te dicte el corazón.
Caitlyn: Nos quedamos.


Todo el personal estaba reunido en la pista de baile. Esperaban a que Caitlyn se pronunciase. No sabían si debían volver a sus casas y buscar trabajo o seguir con los preparativos para la inauguración.

Caitlyn: Siento haberos tenido en vilo todo este tiempo. Es el momento de hablar alto y claro. Paca era un pilar fundamental en mi vida y en este proyecto. La echamos de menos y desearíamos que estuviese con nosotros. Aunque es imposible que esté aquí físicamente, lo está en espíritu. Ella querría que siguiésemos luchando por este local, por nuestros ideales, por la libertad. Sin ser consciente, Paca murió luchando por la libertad de todos, por un mundo mejor. Tenemos que rendirle homenaje y que su muerte no caiga en el olvido. Voy a seguir adelante con el flamenco rosa. Quiero seguir luchando por este proyecto, que es más que un simple local. Me gustaría contar con vosotros, pero no quiero presionaros. Si decidís marcharos, lo entenderé.
Chumina: Yo de aquí no me muevo.
Zac: Quiero seguir luchando.
DJ Rosa: Yo también.
Jaguar: Cuenta conmigo, jefa.


Caitlyn: ¡Gracias, chicos!

Todos se abrazaron y a pesar de la tristeza por la muerte de Paca, encontraron un motivo para seguir adelante. Estaban más decididos que nunca a abrir el flamenco rosa.


Continuará...


 

lunes, 15 de agosto de 2022

Historias del barrio - Capítulo 08: Mi lugar secreto

Suselle: Es que mi abuelo está malito.

Suselle explicaba a Agnes y Lúa lo mal que lo estaban pasando por la enfermedad de su abuelo. Agnes abrazó a Suselle con cariño.

Agnes: Seguro que con vuestro cariño, se sentirá mucho mejor.

Lúa: Tiene suerte de tener unos bisnietos tan buenos como vosotros.

Diamante: Se preocupan mucho por su abuelo.



Dante: Papá, ¿puedo ir a jugar con Eva y Pradito?
Diamante: ¿Ahora? Es un poco tarde, hijo.
Dante: Estaré pronto en casa...
Diamante: ¿Te gusta tu amiga?
Dante: ¡Papá! No es eso...
Diamante: Muy bien, pero tienes que estar en casa para la cena o tu madre me mata.
Dante: Lo prometo.


Eva: ¿Te han dejado?
Dante: Sí, ya nos podemos ir.
Eva: ¿Y Pradito?
Dante: Nos la encontraremos por el camino.


Empezaron a caminar juntos. Dante se sentía muy bien junto a Eva y se planteó si en realidad le gustaba. Las palabras de su padre le habían hecho reflexionar.

Eva: ¿Porqué me miras así?
Dante: ¿Eh? No, nada. Es que estaba pensando en ese lugar secreto que me quieres enseñar.
Eva: ¡Es una pasada! Es algo peligroso, pero no creo que seas un cagado.
Dante: ¡Pues claro que no lo soy!
Eva: ¡Guay!


Dante: ¡Mira, por allí viene Pradito con sus padres y su hermana! ¡Pradito!
Pradito: ¡Hola, Dante! ¡Hola, Eva!
Eva: ¡Holaaa! ¿Te vienes con nosotros?


Pradito: Sí, puedo estar un rato.
Duclack: ¿Dónde váis?
Eva: A un sitio muy guapo que conozco.
Duclack: ¿Está lejos?
Eva: No, está en el barrio. Es mi lugar secreto, no te lo puedo decir.
Duclack: Bueno, pero no os alejéis demasiado. Pradito, te quiero de vuelta para la cena. Dante, tú también tienes que estar en tu casa para esa hora.
Dante: Descuida, Duclack.


Sebastián: Antes de nada, despídete de Mar.
Mar: ¡Tata!
Pradito: ¡Hermanita! Luego nos vemos, dame un beso.
Eva: Qué suerte tener hermanos.
Sebastián: Andad con cuidado, niños.


Eva, Pradito y Dante se marcharon. Eva los guiaba hacia ese lugar que tanto le gustaba.

Eva: Tu hermana es muy mona.
Pradito: Sí, es el bebé más guapo del mundo.
Dante: Además es muy lista.
Eva: Chicos, os encantará al lugar al que os llevo.
Pradito: ¿Tan chulo es?
Eva: Ya lo verás.


Ximena: ¡Perdonad!

Ximena interrumpió la conversación entre Agnes y Suselle. Estaba visiblemente alterada.

Agnes: ¿Te encuentras bien?
Ximena: ¡Estoy buscando a Agripino! Es un oso.
Suselle: ¿Un oso de verdad?
Ximena: No, es de peluche.


Agnes: ¡Allí! Hace un rato he visto uno caminando en esa dirección.
Ximena: ¡Señor Agripino! ¡Muchas gracias!


Ximena arrancó a correr en la dirección que Agnes le había indicado. Estaba deseosa de encontrarse con el señor Agripino. Un enorme oso estaba de espaldas a ella. 

Ximena:¡Señor Agripino!
Oso: ¿Eh? ¿Qué ocurre ahí?


El oso se dio media vuelta. Se trataba de un hombre disfrazado de oso. Estaba promocionando una tienda de miel y productos naturales de la zona.

Ximena: ¡Usted no es el señor Agripino!
Oso: ¿Quién?


Jorgito se quitó la cabeza de oso del que estaba disfrazado. Era su primer día de trabajo. Necesitaba ganar dinero para comprarse un nuevo monopatín. Ximena se puso a llorar decepcionada.

Ximena: ¡No eres el señor Agripino! ¡Buaaaaa!
Jorgito: No, yo me llamo Jorgito.
Valeria: ¡Ximena!


Valeria abrazó a Ximena y esta se puso a llorar en su hombro.

Valeria: Tranquila, lo encontraremos.


Ben paseaba con su nueva novia. Anabel le agarraba de la mano muy contenta. Le gustaba Ben y le hacía sentir la clack más bella del playmundo.

Ben: Por allí van Duclack, Sebastián y Mar.
Anabel: ¿Quiénes son?
Ben: Para mi son prácticamente familia. Duclack es la mejor amiga de mi hija.


Duclack: ¡Hola, Ben!
Ben: ¿Un paseo en familia?
Duclack: Así es.
Ben: Mar está preciosa. ¿Dónde está Pradito?
Duclack: Con Dante y una amiguita. 
Anabel: Ejem...
Ben: Oh sí, perdona. Os presento a mi novia, Anabel.
Duclack: Un placer.
Anabel: El placer es mío. Sois una familia muy entrañable.


Suselle: ¡Abuelo!
Dante: Mi pequeña nieta. ¿Dónde vas?
Suselle: Me voy con Agnes y Lúa de paseo. Agnes se quiere mirar un cinturón y yo me voy a comprar unas cajitas sorpresa de esos muñecos que me gustan. Ay, y me van a invitar a comer una napolitana de chocolate muy rica.
Agnes: Lo vamos a pasar bien.
Ben: Se os ve estupendas, chicas. Siempre tan guapetonas.


Ben: Yo estoy con Anabel, mi novia.
Suselle: Tengo que irme. Hasta luego, abuelito.
Agnes y Lúa: ¡Hasta luego!
Anabel: Vaya, a tu nieta no le caigo bien...
Ben: Todavía no me perdona lo de Pam, mi ex.


Mientras tanto...

Eva: Es por aquí.
Pradito: ¿Hay que entrar en este sitio?
Eva: No, hay que escalar.
Dante: ¿Escalar? 
Eva: Seguidme. 


IMPORTANTE: ESTO NO LO DEBE HACER NINGÚN NIÑO, ES PELIGROSO.

Subieron a unos contenedores que estaban junto a la pared. Luego sobre unos cajeros automáticos para finalmente, subir a una cornisa del edificio el flamenco rosa. 

Dante: ¡Esto está muy alto! Si nos caemos...
Eva: No seas cagado. Yo lo hago casi todos los días y nunca me he caído.
Pradito: Mi madre es pirata, así que a mi esto no me da miedo.
Dante: Ni a mi...


Eva: Tenemos que ir rodeando el edificio. Por ahí atrás nos podremos agarrar a una ventana y subir a la cornisa de arriba.

Dante: ¿Hay que subir más?
Eva: ¡Mucho más!


Seguían subiendo por las cornisas y aumentado el peligro al caer. 

Pradito: Impresiona mirar abajo. 
Eva: Ya casi estamos. Nos falta la última cornisa.


Pegó un brinco y se agarró a la cornisa con dificultad.

Eva: Vamos, ya hemos llegado.


Subieron a lo más alto del edificio. Desde allí, las vistas eran espectaculares. Era ya de noche, por lo que las luces de la ciudad brillaban por todas partes como estrellas caídas a la tierra.

Eva: ¡Este es mi lugar secreto!
Pradito: Es precioso.
Dante: ¡Mola mucho! Mirad, allí se ve el colegio.
Pradito: ¡Mi casa está allá!


Se sentaron con los pies colgando al vacío. 

Eva: Yo siempre pido un deseo y lo lanzo al cielo.
Pradito: ¿Cómo?
Eva: Imagino que lo agarro con la mano y lo tiro para arriba. El deseo se cumple, pues estamos en lo más alto.
Dante: ¿A ti se te cumplen?
Eva: Algunas veces. Depende si el deseo vuela bien alto.


Tras un rato pidiendo deseos y jugándose la vida al borde de la cornisa, decidieron que era hora de marcharse. Ya era muy tarde y sus padres los estarían buscando. Cuando se marchaban. Dante escuchó piar. Miró hacia atrás y vio un mochuelo a punto de caer del edificio. Estaba agarrado en una pequeña cornisa. Se había caído de su nido.


Intentó llamar a Pradito y Eva, pero ellas se habían alejado demasiado. Decidió que tenía que salvarle la vida.
Dante: Ya voy, pajarito. 


Poniendo en serio riesgo su vida, estiró su brazo para intentar alcanzarlo.

Dante: Aguanta pequeño, ya casi te tengo.


Por fin lo pudo agarrar. Se sentó y lo puso sobre sus rodillas. El pajarito no dejaba de piar. Parecía estar contento.

Dante: Ha ido por poco. Tienes que tener más cuidado.


Lo volvió a dejar en el nido y el pájaro se acurrucó a la espera de que regresase su mamá.

Dante: Tu mamá estará a punto de llegar, no te preocupes.


Dante miró abajo. No veía a Pradito ni a Eva bajando. 

Dante: Estarán por el otro lado del edificio. No hay nadie por la calle. Ay sí, por ahí va una mujer con barba.


Paca Laca: Estos tacones me tienen muertita.  Tengo los pies destrozados. Menudo día. He repartido muchos flyers, seguro que vendrá mucha gente. Ay, espero que venga el chulazo es calvito. 


Alguien perseguía a Paca entre la sombras. Escuchó unos pasos y se dio la vuelta.

Paca Laca: ¿Hola? ¿Hay alguien ahí?


Paca Laca: ¿Qué haces con eso? ¡Un momento, por favor!


Paca Laca cayó al suelo debido al golpe. Murió en el acto. El atacante se alejó a toda prisa sin ser visto, o al menos eso creía. Dante lo vio todo desde lo alto del edificio. Había sido testigo de un asesinato. 


Continuará...