miércoles, 28 de septiembre de 2022

Historias del barrio - Capítulo 15: Una asesina a bordo

Bryan manejaba el timón del Panama mientras Caitlyn observaba fascinada. La decisión de pasar una temporada en alta mar en el crucero había sido todo un acierto. Estaba con el hombre al que amaba y podía relajarse mientras viajaba y actuaba algunas noches para los pasajeros. Sabía que el flamenco rosa estaba funcionando a las mil maravillas. Chumina se comunicaba con ella todos los días para informarle sobre todo lo relacionado con el local. Las cosas no podían ir mejor. Echaba de menos a Paca, pero prefería pensar en ella con una sonrisa y dedicarle todas sus actuaciones.

Bryan: Venga, te toca tomar el timón.
Caitlyn: ¿Yo? Será mejor que no lo haga. Me da miedo hacer algo mal.
Bryan: Yo estaré a tu lado. Venga, déjate llevar.


Caitlyn agarró el timón. Estaba nerviosa, pero Bryan permanecía a su lado. 

Bryan: Muy bien, cariño.
Caitlyn: Es una sensación muy extraña y excitante al mismo tiempo.
Bryan: Se te da bien. 


Caitlyn: Bryan, ¿crees que Lucía aceptará algún día lo nuestro?
Bryan: No lo sé. Sigue de morros. 
Caitlyn: Me hace sentir muy incómoda cuando se queda mirándome tan seria.
Bryan: Tenemos que darle tiempo.
Caitlyn: El caso es que siempre me ha caído muy bien. Espero que al menos pierda el interés en mi. No sabes las veces que Anabel y yo la hemos pillado espiándonos.
Bryan: Lo está pasando mal.


Elliot: ¡Caitlyn!

Caitlyn le devolvió el timón a Bryan y salió del puesto de mandos para ver lo que quería. Elliot saltaba contento y emocionado.

Elliot: ¡La DJ está pinchando nuestra canción!
Caitlyn: ¡No me digas! 


Elliot agarró de la mano a Caitlyn y tiró de ella.

Alliot: ¡Rápido, tenemos que bailarla!
Caitlyn: ¡Rápido, antes que termine!

Bryan sonrió al verles correr hacia la pista de baile. Lucía, que estaba atendiendo a una clienta en recepción, los miró celosa.


La DJ pinchaba todas las canciones de moda más bailables. Todo aquel que se animaba, saltaba a la pista a bailar. Niños y mayores se dejaban llevar por el ritmo de la música.


Caitlyn y Elliot tenían una canción favorita. Cuando la ponían, saltaban a bailar, no importaba en el lugar dónde sonaba. Al llegar a la pista, empezaron a bailar entre risas. 


Anabel: ¡Caitlyn! Tenemos que preparar el espectáculo de esta noche.
Caitlyn: ¡Es verdad! Lo siento, estaba tan distraída que se me pasó.
Anabel: No importa, todavía disponemos de tiempo para prepararlo.


Dejó a Elliot bailando con más niños y se marchó con Anabel. Mientras se alejaban de la pista de baile, Lucía observaba atentamente todos sus movimientos.

Anabel: ¿Has visto? Otra vez nos está mirando.
Caitlyn: No sé si hablar con ella.
Anabel: ¡Ni se te ocurra! Es mejor que te mantengas alejada de ella. Me da mucho miedo su forma de mirarnos. 


En la sala de mandos divisaron el barco policial acercándose al crucero. La radio empezó a emitir un mensaje proveniente del barco.

¡Aquí el barco 3465 de la policía marítima! Necesitamos que paren motores y nos dejen subir a bordo. Se trata de una emergencia. 

Bryan: ¡Es la policía! 

Aquí Panama. ¿Se puede saber cual es la razón por la que tenemos que detener el barco? Tenemos una ruta que cumplir.

¡No disponemos de tiempo para dar explicaciones! Deben detener el barco y dejarnos subir. 

Bryan: Está bien, para motores.


Rose hablaba a través del megáfono. John había parado el barco justo al lado del crucero.

Rose: ¡Somos la policía! ¡Tenemos que subir al barco! 


Bryan se asomó para ver que es lo que estaba ocurriendo.

Bryan: ¿Qué es lo que ocurre?
Rose: Tienen a una delincuente a bordo.
Bryan: ¿Una delincuente?


Rose: No hay tiempo para explicaciones, Capitán. Tiene que dejarnos subir antes de que sea demasiado tarde.
Bryan: Ahora mismo. Leire, ordena que desplieguen la escalera.
Leire: A sus órdenes mi Capitán.


Caitlyn y Anabel organizaban el espectáculo de aquella noche. Anabel le enseñaba varios vídeos a Caitlyn desde su portátil. En ellos se veían diferentes shows para las canciones que tenían preparadas.

Anabel: Este es ideal para la canción de introducción. 
Caitlyn: ¡Me encanta! Podría salir tras las cortinas justo cuando suena el redoble de tambores.
Anabel: ¡Buena idea!

Escucharon voces y el barco se detuvo. 

Caitlyn: ¿Qué es lo que ocurre por ahí?


Caitlyn se asomó y vio a la policía entrando en el barco. Justo en ese momento, Anabel le golpeó con su ordenador en la cabeza. Caitlyn cayó al suelo dolorida.

Anabel: ¡De esta ya no te libras!
Caitlyn: Anabel...


Lucía llevaba días observándolas. Anabel fue quién le dio la idea del falso embarazo. Se puso en contacto con ella y la convenció para que intentase recuperar a Bryan con esa mentira. Se presentó como una ex amiga de Caitlyn y que a ella también le había arrebatado a su novio en el pasado. Al verla subir al barco junto a Caitlyn, sonaron todas las alarmas en su cabeza. Sabía que no era trigo limpio, pero no imaginaba que podía llegar hasta ese punto. Es por eso que pudo llegar a tiempo antes de que volviese a golpear a Caitlyn en la cabeza.

Lucía: ¡Déjala en paz!
Anabel: No te interpongas, Lucía. ¡Ella te arrebato a Bryan!
Lucía: Lo mío con Bryan hace mucho tiempo que no funcionaba. Por favor, déjala en paz.
Anabel: ¡No me da la gana!


Se abalanzó sobre Lucía y lo hizo con tanta fuerza que se cayeron al suelo. Forcejearon un buen rato, pero finalmente Anabel consiguió ponerse encima y golpearle en la cabeza.


La empujó al agua, pero cayó en los asientos del barco policial. 

Anabel: Espero que esté muerta...


Caitlyn aprovechó el descuido para intentar inmovilizarla. Estaba mareada, pero gracias a Lucía seguía viva.

Anabel: ¡Nunca te mueres!
Caitlyn: ¡Para ya! ¡Anabel, por favor! ¡Somos amigas!
Anabel: ¡No somos amigas! Nunca te has molestado en averiguar cómo estaba.


Caitlyn intentaba razonar con ella, por lo que no ejerció toda la fuerza necesaria para retenerla. Anabel supo que tenía que aprovechar el momento y la empujó. Caitlyn se quedó colgando por la borda, a punto de caer al agua. Se agarraba a duras penas a una pequeña barandilla.

Anabel: ¡Siempre te ha ido mejor que a mi! Yo no tengo trabajo, te mentí. Vivo de alquiler y y llevo dos meses sin pagar. Mis espectáculos nunca interesaron a nadie y tú no has sido capaz de ofrecerme actuar en tu local.
Caitlyn: ¡Has perdido la cabeza!
Anabel: Quería que las cosas te fuesen mal. Por eso encargué a una pandillera que matase a Paca. Pensé que te rendirías, pero seguiste adelante con el negocio. Es una pena que esa pandillera no aceptase un nuevo encargo. Así que fui yo la que te golpeó el día de la inauguración. No podía soportar ver el local tan lleno, tu novio tan guapo contigo, a punto de actuar y encima, a mi me acaban de dejar. Mi novio se había ido con su ex y a ti te importaba un pimiento.
Caitlyn: ¡Estás loca! ¡¿Cómo pudiste matar a Paca?!
Anabel: Sabía que su muerte te afectaría mucho.
Caitlyn: Por favor, me estoy resbalando. Anabel, deja esta locura y ayúdame.


Anabel: Te ayudaré, pero a caer al agua. Con otro golpe en la cabeza, no creo que puedas sobrevivir.
John: ¡Policía! 
Rose: ¡No se mueva!
John: ¡Las manos arriba!


Anabel no hizo caso y alargó el brazo para golpear de nuevo a Caitlyn. John disparó al ordenador y Anabel cayó al suelo aturdida.


Rose ayudó a Caitlyn a ponerse a salvo. Estaba al límite de sus fuerzas.

Rose: ¿Se encuentra bien?
Caitlyn: No, ahora mismo me encuentro muy mal.
Rose: Siéntese aquí y tome aire.


Caitlyn: ¿Cómo sabían que Anabel era la asesina?
Rose: La noche del asesinato hubo un testigo. Gracias a él pudimos dar con la persona a la que Anabel le encargó el asesinato.
John: Esa persona confesó que Anabel le había pagado por asesinar a Paca y que pretendía que hiciese lo mismo con usted.
Caitlyn: No me lo puedo creer. Pensaba que éramos amigas...
John: Fue ella quién le golpeó aquella noche. Aunque la señora Isidora es una persona despreciable, es inocente.


Bryan: ¡Caitlyn!

El Capitán corría desesperado en busca de Caitlyn. Ahora que por fin estaban juntos no estaba dispuesto a perderla.


Caitlyn se levantó y lo tranquilizó. Se abrazaron y besaron mientras John apretaba las esposas a Anabel, que los miraba furiosa.

John: Queda detenida por asesinato e intento de asesinato. Tiene derecho a permanecer en silencio. Todo lo que diga puede...
Anabel: Siempre se sale con la suya. La odio.
Rose: Ese odio la llevará a la cárcel. ¿Le merecía la pena? Se supone que eran amigas.


Caitlyn la miró. En sus ojos llorosos se reflejaba la decepción y la tristeza. Aquella mirada la sobrecogió. Se avergonzó de si misma, por todo lo que había hecho. 

John: Andando.


Lucía había resultado ilesa. Estaba sentada, intentando recuperarse del susto.

Rose: Ha sido un milagro que haya sobrevivido.
Bryan: Es una mujer muy fuerte y valiente.
Lucía: Cualquiera habría hecho lo mismo en mi lugar.
Rose: No esté usted tan segura de eso.


Caitlyn: Lucía, gracias por salvarme la vida. 
Lucía: No ha sido nada.
Caitlyn: Casi pierdes la vida por ayudarme. Te estaré eternamente agradecida.
Lucía: Lo importante es que estamos bien.


Caitlyn miró por última vez a Anabel. Estaba sentada en el barco policial. Esposada al asiento. Cuando se percató de la presencia de Caitlyn, bajó la mirada avergonzada.

Caitlyn: Te consideraba mi amiga, casi una hermana. Espero no volver a verte nunca más y que pagues por lo que le hiciste a Paca. Mereces pudrirte en la cárcel. Hasta nunca.


Cuando todos abandonaron el barco. John y Rose se prepararon para volver al puerto y llevar a Anabel a la comisaría.

Rose: Al final hemos resuelto el caso.
John: Sí, ha sido emocionante. El caso del oso de peluche la verdad es que me aburría bastante.
Rose: Cierto, pero al final también lo hemos resuelto. Hacemos buen equipo.
John: Somos el mejor equipo. Me fastidia soltar a Isidora. Esa mujer trató a su hijo como si fuese basura.
Rose: A mi también me fastidia. El único delito que cometió es el robo del oso de peluche.
John: Tratar así a un hijo también debería ser delito, pero tienes toda la razón. Bueno, tardaremos un poco en dejarla en libertad, toca hacer papeleo y ya es un poco tarde.
Rose: Sí, que pase la noche en el calabozo. Así podrá pensar con tranquilidad en lo mal que se ha comportado con su hijo.


John arrancó el barco y se alejaron del Panama. Escucharon a Anabel llorando y gritando.

Rose: ¿Llamarás a esa tal Alexia?
John: Es posible.
Rose: Es guapa.
John: ¿Verdad?
Rose: Sí, es toda una princesa.


Panama siguió su travesía por alta mar. Caitlyn y Bryan salieron a tomar el aire y relajarse. Por fin podían estar tranquilos. 

Bryan: ¿Estás bien?
Caitlyn: Sigo conmocionada, pero lo superaré. 
Bryan: Siento que Anabel sea la asesina.
Caitlyn: Ahora hay muchas cosas que me cuadran. Ella siempre insistió en que lo dejase todo, que me fuese con ella a un local no sé dónde. 
Bryan: Quería alejarte de todos los que te quieren. Vete a saber lo que te habría hecho de tenerte solo para ella, en un lugar desconocido.
Caitlyn: Fuiste tú el que me convenciste para no abandonar el Flamenco rosa. Si me llego a ir con ella...


Bryan: Aunque he fallado en algunas cosas. Tenía a una asesina a bordo. Tendría que haberte protegido.
Caitlyn: Me has protegido, muchos más de lo que imaginas. Te amo.
Bryan: Yo te amo más.
Caitlyn: Bésame. 


Ambos se fundieron en un beso largo y sincero. Caitlyn tenía la sensación de que a partir de ese momento, las cosas saldrían bien. 

Bryan: Eso sí, a partir de ahora nada de amigas locas.

Ambos se rieron. A pesar de lo ocurrido, Caitlyn se sentía feliz por haber encontrado el amor de su vida, por sentirse plena y orgullosa por haberse convertido en la mujer que era.


Elliot se interpuso entre ellos entre risas. Bryan empezó a hacerle cosquillas y Caitlyn se unió al momento. Los tres reían felices. Caitlyn no podía ser madre, pero sentía aquel niño como si fuese su propio hijo. Por fin, la vida le sonreía. 


FIN













martes, 27 de septiembre de 2022

Historias del barrio - Capítulo 14: Odia a Caitlyn

Dante llevaba días distante. No le apetecía jugar ni relacionarse con nadie. Al llegar a casa del colegio, se metía en su habitación y no salía en todo el día. Sus y Diamante habían intentado hablar con él en varias ocasiones, pero Dante no parecía dispuesto a explicar lo que le ocurría. Una tarde, Sus habló con Diamante y decidieron que la situación no podía seguir así. Dante estaba en su cuarto, sentado en el suelo y mirando al infinito.


Sus llamó a la puerta de su cuarto y asomó la cabeza para preguntar si podía pasar. Dante se encogió de hombros como respuesta. A sus se le cayó el alma al suelo al verle tan deprimido.


Sus: Hijo, necesito saber lo que te ocurre.
Dante: No me ocurre nada, mamá.
Sus: ¿Crees que no me doy cuenta de lo mal que estás? Tu padre y yo estamos muy preocupados. Tu hermana, Bosco y Pradito no entienden lo que te está pasando. No sales a jugar con Karim y Walter y te pasas el día en tu cuarto sin hacer nada. Tienes que hablar conmigo, cariño. ¿Ha ocurrido algo en el colegio?


Dante: No.
Sus:¿Alguien se está metiendo contigo? 
Dante: No.
Sus: Pues algo te ocurre.

En ese momento, Dante empezó a llorar. Intentaba aguantarse las ganas, pero le era imposible.

Sus: Amor, dime lo que te ocurre. Sabes que te ayudaré, sea lo que sea. Puedes confiar en mi.
Dante: Mamá...


Dante se abrazó a su madre llorando, totalmente desesperado. Sus no entendía nada. Estaba tan preocupada que le costaba guardar la compostura y hacerse la fuerte. Temía que a su hijo le ocurriese algo terrible que ni ella fuese capaz de soportar.

Dante: ¡He visto un asesinato, mamá! ¡Fue horrible!
Sus: ¿Cómo?


Sus tranquilizó a Dante. Le preparó una infusión y con la ayuda de toda la familia, consiguieron animarle. Diamante llamó a la comisaría, para hablar con la policía. Necesitaban que  se acercasen a casa para hablar con Dante y que les explicase lo que había visto. John y Rose se presentaron en su casa a los pocos minutos. Diamante, Suelle y Bosco abrieron la puerta.

Diamante: Bienvenidos, agentes. Pasen, por favor.
John: Muchas gracias.
Bosco: ¡La polisia!
Suselle: Bosco, shhh.



Diamante: Allí está mi hijo.

Dante estaba sentado en un sillón de la entradita. Sus estaba a su lado, no quería separarse de él. Sabía lo nervioso que estaba y lo difícil que era esa situación para su hijo.

John: Buenas tardes.
Sus: Buenas tardes. Sentimos haberles hecho venir así de repente, pero es que mi hijo tiene algo importante que contarles.


Diamante: Vamos, les dejaremos solos.
Suselle: Yo quiero quedarme.
Bosco: ¡No ero ime!
Diamante: Dante necesita intimidad. Venga, os dejaré jugar con mis monedas de oro.
Bosco: ¡Yupi!


John y Rose se acercaron a Dante. Sus le apretaba la mano para transmitirle todo su apoyo.

Rose: Hola, Dante. Yo soy Rose y él es mi compañero John. Hemos venido para que nos cuentes lo que viste aquel día. No tienes que estar nervioso, estamos de tu parte.
John: Sé que eres amigo de mis hijos. Walter te tiene en gran estima. Eres un niño muy valiente.
Rose: No tengas prisa, puedes tomarte tu tiempo para contarnos lo que viste.


Dante: Estaba con Pradito y Eva. Al salir de las clases de refuerzo, nos fuimos a jugar. Eva nos quería enseñar un lugar secreto muy chulo...

Dante relató lo vivido ese día. Sus se sorprendió al descubrir que había escalado por la fachada de un edificio y se disgustó mucho, pero sabía que no era momento de reprocharle nada.

Dante: Fue entonces cuando vi el asesinato. Aquella chica con bigote no estaba haciendo nada. Caminaba por la calle cuando ella le atacó.
Rose: ¿Era una mujer mayor? ¿Es esta?

Le enseñó una foto de Isidora. Dante la miró por un rato y negó con la cabeza.

Dante: No.
John: ¿Estás seguro?
Dante: Fue Maka.
Rose: ¿Quién es Maka?
Dante: La conocí un día por casualidad. Tuve un accidente con mi moto y me golpeé contra un coche aparcado en la calle. El dueño me quería pegar y ella me defendió. Dijo que era mi protectora. Yo pensaba que era buena...
Sus: Dante, ¡no me habías contado nada de eso!
Dante: Sabía que te enfadarías.
Rose: ¿Puedes describirnos a Maka?
Dante: ¿Qué le ocurrirá? Ella me ayudó y yo la estoy traicionando...
John: Estás haciendo lo correcto, Dante.


Cuando Dante terminó la declaración, Rose y John se miraron fijamente. Sabían perfectamente de quién se trataba. Maka era una delincuente reincidente que ya había sido detenida en varias ocasiones.

John: Según la declaración de Dante, Isidora es inocente.
Rose: Algo se nos escapa, John. Maka forma parte de los Latinclicks. Un asesinato de esta índole no encaja con el modo operandi de estos grupos. 
John: A lo mejor le quiso robar o algo le molestó.
Rose: Dante dice que la atacó sin más. Recuerda que no se llevaron su bolso ni el dinero que llevaba encima. ¿Un reto entre los miembros de la banda?
John: La única forma de averiguarlo es preguntárselo a ella.


Sus: Lo has hecho muy bien, Dante.
Dante: Me siento mal, mamá.
Sus: No debes sentirte mal. Esa chica hizo algo muy malo. Me parece muy bien que te defendiese aquel día, pero una cosa no quita la otra. Aquello que hizo está muy mal y tú no podías ser cómplice de algo tan horrible. Venga, ponte guapo que nos vamos al cine.
Dante: ¿Ahora?
Sus: Sí, ahora. Podemos ver la última de Cutreman.
Dante: ¡Guay! 


Rose y John aparcaron y salieron del coche con tranquilidad. Los Latinclicks estaban reunidos, bebiendo y escuchando música junto al Skatepark. Se acercaron a ellos sin prisa, para intentar no alarmarlos.

Maka: La pasma.


Rose: Buenas noches.
Maka: ¿Qué les trae por aquí? No estamos haciendo nada malo.
John: Venimos a hablar contigo, Maka.
Rose: Nos gustaría hacerte unas cuantas preguntas.
Maka: ¿Preguntas?
John: En comisaría.
Maka: Y un cuerno. Yo de aquí no me muevo. 
Rose: Lo siento, tienes que acompañaros. 


Maka empujó a John y salió corriendo.

John: ¡Alto!
Rose: ¡Ve tras ella!


Rose sacó su arma reglamentaria y apuntó a todos los miembros de la banda. Estos estaban dispuestos a salir corriendo para ayudar a Maka y ya tenían en las manos navajas y otros objetos punzantes. 

Rose: Que no se mueva nadie. Un movimiento en falso, y os aseguro que vacío el cargador.


Maka estaba muy ágil. Corría y saltaba con gran habilidad entre los bancos y los muros del parque. John la seguía muy de cerca.


Era una chica joven y sana, a pesar de llevar una vida tan desastrosa. Aunque para John, no era un gran reto. Él iba al gimnasio todos los días y estaba en plena forma. Sabía que terminaría por alcanzarla.


Maka se vio sorprendida por John cuando este se le tiró encima. No entendía que la hubiese alcanzado tan rápido.

John: Estás detenida por asesinato. Será mejor que te portes bien, Maka.
Maka: ¡Yo no he hecho nada! ¡Es mentira! ¡El sistema está corrupto y me quieren cargar el muerto!
John: Eso se lo dices al juez.


Se resistió, pero John consiguió ponerle las esposas.

Maka: Por favor, no quiero ir a la cárcel.
John: Colabora. Si te sigues resistiendo, tu situación seguirá empeorando.
Maka: ¡Maldita sea! ¡Sabía que no tenía que haber aceptado el encargo!
John: ¿Encargo?
Maka: Ella me pagó para que la matara.


Subieron a Maka al coche policial. Maka lloraba sabiendo que lo tenía muy difícil para librarse de ir a la cárcel.

Rose: Arranca, John. El ambiente se está caldeando ahí fuera.
John: Me ha dicho que alguien le encargó el asesinato de Paca.
Rose: Ahora todo me encaja. Isidora le pagó para que la asesinase.
Maka: ¿Quién es Isidora? No conozco a nadie que se llame así.


Latinclicks: ¡Soltad a Maka! ¡Picoletos corruptos! ¡Nos vamos a vengar!
Rose: ¡Arranca, John!
John: ¡Ahora mismo!


Tras la declaración de Maka, John y Rose salieron a toda prisa de comisaría. Fueron hasta el puerto y subieron al barco policial que tenían amarrado en una zona reservada. Era un barco grande, con una estancia para encerrar a los detenidos. John se puso al volante y arrancó sin perder tiempo.

John: ¿Has localizado al Panama?
Rose: Sí, no navega muy lejos de aquí. Ahí tienes las coordenadas.


John: Espero que lleguemos antes de que sea demasiado tarde.
Rose: Esa mujer es capaz de todo. Caitlyn corre un gran peligro.


El barco avanzaba a gran velocidad. Tenían que hablar a voces para entenderse.

John: ¿Crees que es por celos? Ese Capitán parece desatar muchas pasiones entre las clacks que le rodean.
Rose: No sé muy bien cuales pueden ser los motivos, pero está claro que odia a Caitlyn y desea acabar con su vida.


John: Estoy intentando comunicarme con Panama, pero no contestan.
Rose: Sigue intentándolo. 
John: No sé si la radio está rota. Esto no funciona.
Rose: ¡John, ya veo el crucero! ¡Está allí!


John: ¡Perfecto! En breve le daremos alcance. Agarra el megáfono, en cuanto nos acerquemos, intenta hablar con ellos.


Continuará...