miércoles, 20 de septiembre de 2017

El destino del Pantano: Capítulo 03: ¿Te gusta la pizza?

Alicia perdió el conocimiento. Había luchado con todas sus fuerzas por librarse de aquel enorme animal, pero al final el agotamiento pudo con ella. Un intenso calor la despertó. La ropa le quemaba y estaba sudando por cada uno de los poros de su cuerpo. 


Abrió los ojos y vio plátanos, muchos plátanos. Estaba rodeada de ellos. Se encontraba tumbada sobre una rama. Estaba desconcertada, no entendía que es lo que estaba ocurriendo.Poco a poco comenzó a recordar lo ocurrido.

Alicia: ¿Dónde estoy?


Cuando se despejó, se percató que estaba en lo alto de un grandioso árbol seco. El terror se apoderó de ella y en seguida temió por su vida. La altura era considerable y una caída desde su posición podía suponer la muerte.


Alicia: No..no...esto no...no...no puede ser...

Miraba hacia abajo, aterrada ante la idea de una caída. Se agarró con fuerza a las ramas para intentar evitarlo.


Mono: ¡Uh uh uh!

No se había percatado que un enorme mono estaba sentado muy cerca de ella, mirándola fijamente. Sin duda alguna, era el animal que la había secuestrado. Era muy grande,  el más grande que había visto nunca. La había transportado como un saco de patatas sin ningún esfuerzo.

Alicia: ¡Socorrooooo! ¡Izaaaan!
Mono: ¡Uh uh uh!


Alicia: No me hagas daño...por favor...

El mono la miró sonriente. No parecía tener intenciones de lastimarla. 

Mono: ¡Uh uh uh!

Señaló los plátanos y se llevó los dedos a la boca simulando comer.

Alicia:¿Son para mi?
Mono: ¡Ah ah ah!


Estaba sedienta y hambrienta, por lo que no se lo pensó dos veces y peló un plátano. Estaba delicioso y tras terminárselo, se comió otro.

Alicia: Están muy buenos...¡Estoy hambrienta!
Mono: ¡Uh ah ah!


Krastya: ¡Monooooo! ¿¡Pero que es lo que estás haciendo!? ¿Quién es esa?

Una mujer con extrañas pintas gritaba desde abajo. Su piel era blanca con pintadas rojas en sus ojos y labios. Era rubia, con dos coletas largas y rectas. Vestía de forma elegante, con unas botas rojas, un corset negro y rojo y una flamante capa negra.

Alicia: ¡Ayuda, por favor! ¡No puedo bajar de aquí!
Krastya: ¡Ahora le ayudo! 


Krastya subió hasta Alicia y le ayudó a bajar lentamente.

Alicia: Por favor, no me suelte...
Krastya: No lo haré. No tenga miedo, lo está haciendo muy bien.
Alicia: Ay...
Krastya: No mire abajo.


Una vez abajo, Alicia pudo observar con más tranquilidad el particular aspecto de su salvadora. No le inspiraba mucha seguridad, pero hasta el momento había sido muy amable con ella.

Alicia: Gracias...
Krastya: Krastya. Un placer, ¿y usted?
Alicia: Me llamo Alicia.

Mono bajó con gran facilidad hasta dónde se encontraban ellas. Miraba a Krastya con tristeza y arrepentimiento. 

Krastya:¿Y que hacía allí arriba con Mono?
Alicia: Me secuestró...Golpeó a la persona que me acompañaba y luego me secuestró.
Krastya: ¡Mono! Eso está muy feo. ¡Mono malo!

Mono miraba al suelo avergonzado.

Alicia: Aunque ha sido bueno conmigo. Me dio de comer plátanos...
Krastya: Por favor, le ruego que no se lo tenga en cuenta. Se siente muy solo y quería compañía. No es mal mono, pero la soledad le hace mucho mal. Por eso vengo todos los días a jugar con él y traerle comida. Estoy modificando una habitación de mi casa para que se venga a vivir.

Mono se puso a llorar. Parecía estar verdaderamente arrepentido.


Alicia: No llores, Mono...Te perdono, no te preocupes. ¿No tiene familia?
Krastya: Fueron asesinados por cazadores furtivos. La única que le queda es su hermana. Está siendo cuidada por una protectora del pantano, pero...le costará recuperarse.
Alicia: Eso es horrible...


Alicia le dio la mano a Mono, y este la agarró con cariño. Sentía por aquel animal mucha ternura, a pesar del susto que le había dado. 

Alicia: Tu hermana se recuperará, ya lo verás. Espero que Izan se encuentre bien...le diste un buen golpe.
Krastya: ¿Izan, el piloto? Lo conozco.
Alicia: ¿Lo conoces?
Krastya: Sí, es un amigo de la familia. Si lo deseas, puedes venir a mi casa, ducharte y cambiarte de ropa. Te daremos algo de comer y beber y esperaremos a que Izan acuda a buscarte.


Alicia: ¿Crees que me buscará en tu casa?
Krastya: Estoy segura. Mono, luego volveré a visitarte. ¡Pórtate bien, por favor!

Se alejaron caminando y mono las vio alejarse. Estaba seguro de que había hecho una nueva amiga.


Tras caminar un poco más de media hora, llegaron al hogar de Krastya. Se trataba de una construcción antigua, con una puerta de madera sin ventanas. Estaba situada en una zona de árboles y vegetación. En una mesa situada en el exterior se encontraban dos singulares clicks.

Krastya: Ya hemos llegado. Bienvenida a mi dulce morada.
Alicia: Gracias...


Krastya se dirigió hacia las dos personas que estaban ante una mesa, y se los presentó.

Krastya: Alicia, te presento a mi novio, Bozo. 
Alicia: Un placer.

Bozo iba vestido como un payaso. Un sombrero en punta amarillo, una capa azul,pelo rubio por los hombros, cara completamente pintada y una típica nariz de payaso roja completaban su atuendo. Tenía unos cuantos kilos de más. Bozo le sonrió alegre.

Bozo:  Estamos esperando al pizzero, ¡llegas en buen momento! ¿Te gusta la pizza de atún y tomate?Es mi preferida.
Alicia: Ehh, sí, me gusta mucho la pizza.


Krastya: Y ella es mi prima, Pepota. Tiene mucho carácter pero también un gran corazón.
Alicia: Un placer...

Vestía completamente de rojo con unos zapatos negros, a juego con su largo pelo. Su cara estaba pintada completamente de blanco, aunque las pinturas en su rostro eran algo siniestras. Alicia tenía la sensación que su piel era realmente así, que no se trataba de pintura, pero desechó la idea al momento por ridícula.

Pepota: Te tengo vigilada.

Krastya: Este es Morido.

Un zombie verde,con ropas desgarradas y viejas se acercó a Alicia. En seguida saltó hacia atrás aterrada.

Bozo: No te asustes, Alicia. Morido es un amigo fiel de la familia y es totalmente inofensivo. Lo mejor es que no come pizza y las porciones serán más grandes.

Alicia: Todo esto es tan extraño...

Krastya ordenó a Morido que acompañase a Alicia a su habitación para que se cambiara de ropa.

Krastya: Encontrarás unos pantalones blancos y unas zapatillas de deporte que creo te vendrán muy bien. Antes, podrás ducharte si lo deseas.


El interior de la vivienda era completamente distinto. Aunque por fuera no parecía gran cosa, el interior era amplio y con largos pasillos. La decoración recordaba al mundo del circo y se respiraba limpieza y serenidad.

Finalmente salió con los pantalones y las zapatillas de deporte. Se sentía cómoda y ligera después de la ducha refrescante. 

Krastya: Vaya, te queda niquelado.
Bozo: ¡Qué guapa!
Alicia: Gracias, sois muy amables.

Pepota la miraba atentamente. No parecía estar cómoda con su presencia.


Se sentó ante la mesa junto a los demás. Bozo no dejaba de hablar sobre las pizzas y la comida en general. Pepota la seguía mirando desconfiada y Krastya ponía los ojos en blanco cansada del monólogo de su novio.

Bozo: ...¡De chocolate! Nunca había probado una pizza de chocolate y me fascinó. Aunque estaba un poco seca y le habría añadido onzas de chocolate o lacasitos. La de piña también me gusta, pero prefiero la panceta, que tiene más sabor y le da un toque de...
Krastya: ¡Bozooo! No nos interesa tu opinión sobre el apasionante mundo de la pizzas. No agobies a nuestra invitada.
Bozo: Perdón, es que tengo tanta hambre...


Pepota: ¿Que hace una clack como tú en estos lares?
Alicia: He quedado con un cliente, para cerrar unas ventas.
Pepota: ¿Que clase de compras?
Alicia: Pues...
Krastya: Perdona a mi prima, se mete dónde no le llaman. Eso no es asunto tuyo, Pepota.
Pepota: Quizás sí que lo sea...


Bozo: ¡Ahí está la pizza!

Un señor gordo, vestido de rojo, con un sombrero de gnomo también del mismo color se estaba acercando a ellos a gran velocidad. Su pelo era blanco como la nieve y lucía una larga barba. Empujaba un pequeño carro de madera en el que transportaba una pizza.


Krastya: ¡Buenas tardes!
Gnomo Rojo: ¡Nuevas Ratdes! Igotra una zzipsa endarcaga.
Krastya: Sí, es aquí.


Krastya le pagó con unos cuantos cleuros y el gnomo se marchó a toda velocidad. Alicia no podía dejar de observarlo. Lo que estaba viviendo le parecía de lo más surrealista. 

Alicia: ¿Quién es ese?
Pepota: Menuda pregunta...¡Es el pizzero!
Alicia: Ya, pero...
Bozo: Pizzas Gnomo, me las como. ¡Las más famosas del Pantano!


Pepota: Nos estabas contando que has quedado con un cliente para cerrar unas ventas...¿Puede saberse que es lo que vendes?
Alicia: Eh...nada importante.
Pepota: Ya,claro. Por eso has venido a un lugar como este...Mi hermano es el dueño de estas tierras y las ha perdido por una empresa de descerebrados. 
Bozo: Harrbison Internatrional, o algo así.
Pepota: ¿Eres tú la dueña?
Krastya: ¡Pepota! No la agobies más. Deja que coma tranquila, que debe estar hambrienta. No le hagas caso, está desquiciada.


Alicia: La pizza está deliciosa...

Intentó cambiar de tema. Se sentía desnuda y descubierta ante los ojos acusadores de Pepota. Parecía conocer sus más íntimos secretos.

Bozo: ¡Está muy rica! Estoy por pedir otra.
Krastya: Pepota ahora ve fantasmas por todas partes. Cree que todo el mundo es responsable de lo que está ocurriendo con el pantano. La entiendo, es muy triste. Quieren arrebatarnos nuestro hogar. Hemos vivido aquí durante muchas generaciones y no estamos dispuestos a permitir que eso ocurra. Lucharemos, aunque eso signifique nuestro final. 
Alicia: Lo entiendo...


Alicia se levantó, no se encontraba bien. Estaba ahí, sentada con los clicks a los que dejaría sin hogar y encima, aprovechándose de su hospitalidad. Un perro se acercó hasta Alicia. Podía captar la tristeza que desprendían sus ojos, así que lamió su pierna para transmitirle cariño. Se trataba de un perro pequeño, de ojos negros y piel gris.

Alicia: ¡Es precioso! Hola, pequeño.
Bozo: Se llama Rito. Es muy cariñoso.
Alicia: Ya veo, es encantador. Yo también tengo un perrito...aunque no sé dónde está.


Bozo: Tenemos más perritos.
Alicia:¿Sí? 
Bozo: Sí. Mira, por ahí viene Red.


Alicia no podía creer lo que sus ojos estaban viendo. Un perro se acercó y se posicionó al lado de Rito. Eran iguales salvo el color, este era completamente rojo.

Alicia: ¡Un perro rojo!


Bozo: ¡Sí! Aunque los tenemos de todos los colores, verde, amarillo, azul, naranja...

Empezaron a aparecer perritos de colores por todas partes. Alicia se quedó sin palabras, estaba totalmente maravillada.


No pudo evitar sentarse en el suelo y recibir en sus brazos a todos esos cachorritos. No tardó en ser invadida por todos ellos. Luchaban por recibir una caricia y le correspondían lamiendo su piel.

Alicia: Nunca había visto algo así...
Krastya: Son Urraquis. Estos perros solamente nacen aquí. Lo curioso es que mueren si los sacas de estas tierras. Este es el único hábitat en el que pueden vivir. 


Alicia se levantó y no pudo evitar ponerse a llorar. Bozo la abrazó sorprendido ante su reacción.

Bozo: No llores, Alicia. Es triste, pero cuidaremos de ellos, no te preocupes. No permitiremos que mueran. 
Alicia: Lo siento tanto...
Bozo: No es tu culpa, mujer.
Alicia: Es que...además no sé dónde está Kuka e Izan.

Se sentía tan sucia por todo lo que estaba haciendo que se odiaba. Además, echaba de menos a su perrita y temía no volver a verla nunca más.


Izan: ¡Ey! ¿Me he perdido algo?
Alicia: ¡Izan!
Kuka: ¡Guau guau!
Alicia: ¡Kukaaa!

Izan parecía estar sano y salvo y Kuka estaba perfectamente. Llevaba consigo el maletín.


Alicia abrazó a Izan sin pensárselo dos veces. Él se quejó cuando tocó su cabeza.

Alicia:¿Te duele?
Izan: Sí, Mono me ha dado un buen golpe...
Alicia: Estaba muy preocupada.
Izan: Mi cabeza es dura como una roca. No es tan fácil acabar conmigo.


Alicia abrazó a Kuka y la besó hasta hartarse. Todos los perros acudieron a saludar a Kuka, que los olfateaba extrañada.

Alicia: Lo sé, son unos cachorros alucinantes, ¿verdad?
Kuka: ¡Guau guau!


Izan: Gracias por cuidar de ella, chicos.
Krastya: No ha sido nada. Espero que perdones a Mono...
Izan: Ya he hablado con él. Está muy arrepentido, así que ya está perdonado.
Krastya:¿No quieres comer y beber algo? Tenemos pizza.
Izan: No, tengo que llevar a la señorita a un lugar seguro. Además, tiene un compromiso que cumplir.
Krastya: Lo entiendo.
Izan: ¿Podrías dejarnos esta bicicleta con remolque?
Krastya: Por supuesto, es toda tuya.


Izan montó en ella. Alicia se subió al remolque junto a Kuka y el maletín. 

Alicia: Gracias por vuestra hospitalidad. Os estaré eternamente agradecida.
Krastya: Esta es tu casa, vuelve cuando quieras.
Pepota: No me fío de ti.

Pepota miraba fijamente a Alicia, que intentaba evitar su mirada a toda costa. Sus palabras se clavaron en su pecho como un puñal. "Sabe lo que voy a hacer" se dijo preocupada.


Izan comenzó a pedalear y se fueron alejando lentamente.

Bozo: ¡Adiós, Alicia!
Alicia: ¡Adiós, amigos!

Los perros los persiguieron durante un buen trecho, ladrando y moviendo la cola. Kuka les contestaba y así estuvieron hasta que los dejaron atrás.



El paisaje a veces era inhóspito, secano y aparentemente muerto, pero otras estaba cargado de gran belleza. Alicia viajaba cómodamente y Kuka dormía exhausta sobre sus piernas.

Izan: Son buena gente, ¿verdad?
Alicia: Son peculiares, pero muy buena gente.
Izan: Pronto se quedarán sin hogar, igual que todos. Maldito dinero...
Alicia: Lo sé. 


Izan: No te dije...yo también estaba preocupado por ti.
Alicia:¿Sí?
Izan: Sí, temía que te hubiese ocurrido algo. Estamos en una zona tan peligrosa...
Alicia: Izan, ¿quieres que pedalee?
Izan: Por supuesto que no. ¿Crees que soy tan flojo?
Alicia: No, lo decía por...
Izan: Te llevaré hasta el lugar de tu cita sin problemas. Descansa y disfruta del paisaje.
Alicia: De acuerdo.
Izan: Aunque estoy un poco perdido...
Alicia:¿Perdido? Pensaba que te conocías todo esto al dedillo...
Izan: Estoy algo desubicado. 


Alicia: ¡Mira! Allí pasea una familia...¿Es una familia?
Izan: Parecen...


Alicia: ¡Gorilas!

Eran dos gorilas que caminaban sobre dos patas. Uno de ellos empujaba un carricoche. El otro llevaba una falda blanca y con un abanico se estaba dando aire.

Gorilota: ¡Mira eso!
Gorilo:¡Por todos los simios! Son seres muy raros...
Gorilota: Tengamos cuidado, no me gusta sus pintas. Vigila al bebé, por si son peligrosos.


Alicia: ¿Serán peligrosos?
Izan: Vamos a comprobarlo. Disculpen...
Gorilota: ¿Que desea?


Izan: Estamos algo perdidos. Necesitamos llegar a la carretera P-4, ¿saben por dónde es?
Gorilo: Sí, deben seguir en aquella dirección unos cuatro kilómetros.
Izan: Gracias, son muy amables.
Gorilota: No ha sido nada. Si nos disculpan, debemos continuar con nuestro paseo diario.


Izan comenzó a pedalear en la dirección que les había indicado. Alicia no podía dejar de mirarlos sorprendida. Creía haberlo visto todo en esta vida.

Gorilota: Menudas pintas...¡Haberse visto cosa más rara de seres!
Gorilo: Son feos, ¿verdad?
Gorilota: ¿Feos? ¡Horribles! Vamos, cuanto más lejos los tengamos mejor.


No llevaban ni un kilómetro cuando uno de los dragones les sorprendió. Parecía estar muy enfadado. Izan quería alejarse a toda costa así que pedaleó con todas sus fuerzas.


El dragón no estaba dispuesto a dejarles escapar y se interpuso en su camino. Alicia gritó asustada y Kuka ladraba sin parar.

Izan: ¡Corre, Alicia! ¡Yo me enfrentaré a él!
Alicia: ¡No pienso dejarte aquí solo!
Izan: ¡He dicho que corras!


Izan saltó sobre el dragón, pero este le propinó un golpe certero en la cabeza y cayó al suelo aturdido.

Alicia: ¡Izan!


Se incorporó como pudo para intentar defenderse, pero el dragón lo acorraló de tal manera que no sabía como hacer frente a la situación.

Izan: ¡Aléjate, Alicia!


El dragón abrió su temible boca y le enseñó todos sus colmillos. Cuando se disponía a pegarle un bocado, Alicia se lanzó sobre él.

Alicia: ¡Que lo dejes en paz, maldito bicho!
Izan: ¡Alicia!


El dragón se la quitó de encima con facilidad. Al caer al suelo se golpeó en el hombro y gritó de dolor.

Alicia: ¡Mi hombro!

Izan enfureció al ver a Alicia en el suelo, dolorida. Empezó a forcejear con el dragón mientras Alicia se reponía del golpe. 


Continuará...