viernes, 17 de marzo de 2023

La gran aventura: Capítulo 05: Viajando en ferry

Llevaban un buen rato esperando al ferry. Habían decidido acudir al cumpleaños de Alejandra con la furgoneta de Wen y Sus. Eran muchos y en ella podían viajar todos cómodamente. Alejandra vivía en una zona bastante apartada, de difícil acceso por tierra. Para llegar hasta allí, tenían que esperar al ferry que les transportaría sin tener que dejar la furgoneta en esa zona del puerto.  

Dante: Tarda mucho en llegar ese barco...


El ferry no era precisamente un transporte muy rápido, pero era la mejor opción para todos. Hacía un día estupendo, con un cielo azulado y alguna nube decorativa. Suselle, Pradito y Dante viajaban en la parte de atrás, escuchando música con el móvil de Suselle.

Suselle: Yo nunca he cogido un ferry.
Pradito: Ni yo. He montado en el barco pirata de mi madre, pero en uno de esos nunca.
Dante: Tiene que molar.


En la parte central de la furgoneta, estaban Duclack y Sus con los bebés. Estaban sentadas en los cómodos asientos frente a la mesa. Mar y Bosco las tenían revolucionadas. 

Sus: Bosco, no des tantos saltos que te vas a marear.
Bosco: ¡Salto salto!
Duclack: A lo mejor habría sido mejor dejarlos al cuidado de Rita o Adolfina.
Sus: No habría sido mala idea, pero bueno. Así disfrutan también del aire libre.
Duclack: Alejandra vive en una zona muy bonita, ¿verdad?
Sus: Sí, vive en la antigua casa de mi hermano. Wen le vendió la casa a Alejandra hace unos años y ella hizo algunas reformas. Es mucho más grande, ya lo verás.


Al volante estaba Sebastián y de copiloto Diamante. Sebastián era un excelente conductor, muy responsable y siempre respetando todas y cada una de las normas de circulación. 

Diamante: Si ese ferry tarda un poco más, saldré yo mismo a buscarlo.
Sebastián: Según el horario que ponen en Internet, ya debería estar aquí.
Diamante: Oye, ¿cómo llevas ese libro de piratas que estabas escribiendo?
Sebastián: Bien, pero lento. Me lo estoy tomando con tranquilidad. 


Estaban esperando frente a la barrera, que permanecía bajada hasta la llegada del ferry.

Diamante: ¿Crees que tendrán ron en la fiesta de cumpleaños?
Sebastián: No es muy habitual, pero sabiendo que tiene invitados pirata, a lo mejor ha comprado.
Diamante: Me puedo conformar con una buena cerveza, pero para mi la mejor bebida del mundo es el ron. ¿No crees?
Sebastián: Yo soy más de un buen vino, pero no te creas, un buen vaso de agua fresquita me llama más.


Diamante: El agua es para los peces.
Sebastián: Mira, ya viene el ferry.
Diamante: ¡Por fin! ¿Crees que nos devolverán el dinero por no cumplir con los horarios? 
Sebastián: Me da a mi que no.


Sus: Duclack, ¿esos no son los chicos?
Duclack: ¡Sí, son ellos!
Sus: Mira a Renzo y Kim. Estos chicos están muy enamorados.
Duclack: Emma está cada día más guapa.
Sus: Willy bebe los vientos por ella.
Duclack: Se le nota. También está la prima de Sebastián. ¿Se llama Ariadna?
Duclack: Sí...
Sus: ¿Qué tal con ella en casa?
Duclack: Regular. Ya te contaré...


Willy: Emma, me gusta mucho tu vestido.
Emma: Gracias, es nuevo. Fui con Kim de tiendas y me lo compré. 
Willy: Te queda muy bien.
Emma: Gracias, Willy.


Kim: Renzo, quiero un helado. ¿Me compras uno?
Renzo: No llevo dinero encima. Le he pedido a mi padre pero no tenía suelto.
Kim: Vaya, con el antojo tan grande que tengo. Junior, ¿me prestas un cleuro?
Junior: Tengo el dinero justo para comprarme War Click World 25, lo siento. Ese dinero es sagrado para el videojuego.
Kim: Qué friki eres, Junior...


Jorgito: Ariadna, todavía no me has dicho si quieres venir mañana al cine conmigo.
Ariadna: Ehhh, no puedo. Mañana curro.
Jorgito: Vaya. Pues al otro día.
Ariadna: También curro.
Jorgito: Y al...
Ariadna: Si a caso ya te diré yo el día. Puffff...


Diamante: ¡Ya viene el ferry! 
Sebastián: ¡Por fin!
Duclack: Mirad, niños.


Caitlyn: Es una pena que no haya podido venir tu padre. Luego le contamos cómo ha sido montar en un ferry.
Elliot: Tiene muchas responsabilidades siento capitán del Panama.
Caitlyn: Haremos fotos para que lo vea.
Elliot: ¡Vale!


Caitlyn: Parece que ya viene.
Elliot: ¡Qué bien! Es enorme, Caitlyn. Aunque no más que el crucero de papá.
Caitlyn: Es verdad.


Elliot: Mira, ya está bajando la rampa de acceso.
Caitlyn: Es un trabajo de precisión. Se nota que el que gobierna el ferry tiene experiencia.


El capitán del ferry se aproximaba lentamente al puerto. Era un recorrido que hacía muchas veces cada día, por lo que la maniobra era de lo más fácil para él.


La rampa de acceso empezó a bajar ante la atenta mirada de todos los presentes. Los niños miraban embobados aquel proceso. A Sebastián le sobrevino de repente la preocupación de no saber conducir correctamente la furgoneta y que por su culpa, cayesen todos al agua. Respiró hondo y se tranquilizó.

Diamante: ¿Estás bien?
Sebastián: Sí, no pasa nada.


Diamante: Duclack, podríamos dedicarnos a transportar coches en nuestro barco pirata. Así no tenemos que estar esperando a que aparezcan mapas de tesoros enterrados para ganar dinero.

Duclack: No creo que mi barco esté capacitado para transportar coches, Diamante.
Diamante: Podríamos transportar motos y bicicletas.
Sus: Es una idea loca, Diamante.


Diamante: Las ideas locas a veces son las mejores. ¡Mirad, ya ha bajado la rampa!
Sebastián: Ahora falta que suban la barrera.
Diamante: Sebastián, ¿estás sudando?
Sebastián: ¿Yo? Debe ser que hace algo de calor...
Duclack: Abre la ventanilla que entre algo de aire fresco.


Sus: Mirad, ahí están Caitlyn y Elliot. 
Duclack: Parece que suben también al ferry, pero no tienen coche.
Dante: ¡Jooo, la espera se hace eterna!
Pradito: Más que un barco parece una tortuga.
Suselle: ¡Jajajaja!


Sebastián: Ya han subido la barrera. Vamos allá.

Sebastián arrancó el coche y con sumo cuidado, subió la rampa de acceso al ferry. Renzo, Willy y los demás, los vieron y les saludaron.

Renzo: ¡Duclack! ¿Dónde váis?

Duclack bajó la ventanilla para poder hablar con ellos.

Duclack: Nos vamos a una fiesta de cumpleaños de una amiga.
Willy: ¡Vais a subir al ferry! ¡Qué suerte!
Sus: Un día os venís con nosotros y nos damos un paseo.


Duclack: ¡Hasta luego!
Willy: ¡Buen viaje! 

La furgoneta siguió avanzando. Sebastián tragó saliva nervioso cuando las ruedas delanteras llegaron al ferry.


Suselle: ¡Wooow, qué nervios!
Pradito: Esto mola. Los coches también tienen derecho a subir a los barcos.
Diamante: Ya casi estamos.


Por fin pudieron aparcar en el interior del ferry. Para la tranquilidad de Sebastián no sufrieron ningún incidente. Estaban todos sanos y salvos. Apagó el motor y se secó el sudor con la mano.

Dante: ¿Podemos bajar del coche?
Duclack: Claro, es lo divertido de todo esto.
Dante: ¡Yupiiii!
Sus: Sí, pero haciendo caso a todo los que os digamos.


En el puerto, los adolescentes ya habían perdido interés en el ferry.

Junior: ¿Nos os gustaría ir a las recreativas?
Jorgito: ¡Yo quiero ir!
Kim: Yo prefiero ir al centro comercial a mirar tiendas.
Renzo: Fuimos ayer.
Kim: Sí, pero quiero ver más ropa de temporada. Le voy a pedir a mi padre que me lleve mañana y quiero ir sobre seguro.
Renzo: Vale...


Sebastián bajó de la furgoneta y abrió la puerta lateral para que saliesen todos. Los niños salieron escopeteados ansiosos por asomarse por la borda. Sus y Duclack lo hicieron con cuidado. Mar y Bosco también querían salir a correr y debían asegurarse de que no soltaran sus manos.

Diamante: Con cuidado, cariño.
Sus: Agarra a Bosco, Diamante.


Los niños se asomaron por las ventanas de la parte baja mientras que ellos subieron con los bebés arriba. Mar y Bosco alucinaban mirando el paisaje. Sus y Duclack los mantenían a salvo protegiéndoles de caer al agua. 

Sus: Qué bien se está aquí.
Diamante: El barco se llama Poseidon. 
Duclack: Es un muy buen nombre.
Mar: ¡Agaaaa!
Sebastián: Sí, mi princesa. Hay mucha agua.


Sus: ¡Niños, no asomaros tanto!
Dante: Qué sí, mamá.
Pradito: ¡Hay peces!
Suselle: Me encantaría ver un delfín.
Dante: Dicen que los delfines son malos.
Suselle: ¡Mentira!
Dante: ¡Es verdad!
Pradito: Pues a mi me parecen adorables. 


Diamante: ¿Sabéis quienes van al cumpleaños?
Sus: Creo que van Agnes y Lúa.
Duclack: Pam me parece que también.
Sus: Espero que no haya invitado a mucha gente. Estoy poco sociable últimamente...
Duclack: Yo estoy igual.


El ferry se alejaba del puerto rumbo al próximo destino. Los pasajeros eran libres de pasear por la cubierta y disfrutar del viaje fuera de sus vehículos.


Diamante y Sebastián fueron a asomarse por el otro extremo del ferry. Sus y Duclack seguían encargándose de los niños. El agua estaba tranquila y no hacía excesivo viento. Era un día perfecto para hacer el viaje.


Sus: Bosco solamente quiere estar con Mar.
Duclack: Lo mismo le sucede a Mar. Se llevan muy bien.
Sus: Son como hermanitos.
Duclack: ¿Crees que lo pasarán bien en la feria?
Sus: Seguro que les fascina.
Duclack: ¿Queda muy lejos la feria de la casa de Alejandra?
Sus: No mucho.
Duclack: Es una suerte que su cumpleaños coincida con la fiesta mayor local.


Demetria hacía mucho que no viajaba en barco. Desde lo que vivió en el crucero Panama, hace ya unos cuantos años, era incapaz de subir a un barco. Gracias a su buen amigo Anselmo, superó sus miedos y subió. Él la agarraba la mano para que no se siente sola.

Demetria: Gracias, Anselmo. Pensaba que nunca conseguiría superarlo.
Anselmo: Sabía que lo conseguirías. Enhorabuena. Habrá que celebrarlo, ¿no?
Demetria: Buena idea. Te invito a cenar.


Pradito: Representa que yo era la capitana del barco.
Dante: Yo era un experto pirata que habías contratado para derrotar a un monstruo marino.
Suselle: ¿Y yo quién soy?
Dante: El monstruo.
Suelle: ¡Joooo! ¡Yo no quiero ser el monstruo!
Diamante: ¿Qué hacéis?
Pradito: Jugando.
Sebastián: ¿Se puede?
Dante: ¡Podrías ser tú el monstruo!
Sebastián: No, mi papá no puede ser un monstruo. Era mi guardaespaldas.
Suselle: Papá, ¿quieres ser tu el monstruo?
Diamante: No es que me haga mucha ilusión, pero bueno.


Entre risas y conversaciones, el viaje transcurría tranquilamente. Algunas gaviotas volaban alrededor y se posaban sobre el ferry para descansar. 

Elliot: ¡Mira Caitlyn, una gaviota! 
Caitlyn: ¡Es preciosa!


Sus miraba pensativa el mar. Duclack, que estaba a su lado, se percató que algo le ocurría a su amiga.

Duclack: ¿Estás bien?
Sus: Estaba pensando en mi abuelo. A él le habría gustado mucho ver todo esto.
Duclack: Lo echas de menos. Te entiendo perfectamente, amiga.
Sus: Lo sé.

Se fundieron en un cariñoso abrazo que les reconfortó.


Pradito: ¡Tierra a la vista!
Dante: ¿En serio?
Suselle: Sí, nos estamos acercando a tierra.


Pradito: ¡Ya estamos llegando!
Diamante: ¿Ya? ¡Qué pronto!
Dante: ¡Mamá, Duclack! ¡Ya estamos llegando!


Sus: ¡Es cierto! Pues ha sido un viaje precioso.
Sebastián: Se me ha hecho corto.
Dante: Y a mi.
Duclack: Todavía nos queda mucho día por delante.
Sus: La fiesta de cumpleaños y luego la feria. Lo vamos a pasar pipa.
Suelle: ¡Yupiii!


Capitán: Estamos llegando a puerto, señores. Vuelvan a sus vehículos, por favor. Muchas gracias por navegar con nosotros. Esperamos que hayan disfrutado del trayecto y que vuelvan pronto. Les deseamos un buen día. 


Continuará...





domingo, 12 de marzo de 2023

La gran aventura: Capítulo 04: Influencer

Alejandra interrumpió el extraño momento que habían vivido. Entró en la gasolinera saludando con alegría a todos los que allí se encontraban. Conocía muy bien a Wen, Duclack, Sus y Estrella. Ella misma había sido la que le había pasado el curriculum de Estrella a Olivia.

Alejandra: ¡Buenas! Madre mía, parece que habéis visto un fantasma. 
Sus: Hola, Alejandra. Pues casi...


Alejandra: ¿Qué tal estáis?
Wen: Bien, aquí apoyando a Estrella en su primer día de trabajo.
Alejandra: Si consigue superar las neuras de Olivia y Maximus, todo irá sobre rudas.
Duclack: Ni te imaginas lo que acabamos de presenciar.
Alejandra: De estos me espero cualquier cosa. No son mala gente, pero pueden llegar a ser desquiciantes. Oye, ¿vendréis a mi cumple?
Sus: Sí, claro que iremos.


Wen: Estrella y yo no podremos ir, lo siento.
Estrella: Teníamos programado un viaje desde hace tiempo justo este fin de semana.
Alejandra: Vaya, me habría gustado teneros en mi fiesta.
Sus: Nosotras sí que iremos.
Alejandra: ¡Estupendo! Pues nos vemos allí. Me voy al taller que tengo mucho trabajo.


Al salir, Alejandra se encontró en la puerta con Olivia, que se disponía a entrar.

Alejandra: ¡Buenas, Olivia!
Olivia: Hola, guapísima. 


Olivia: ¡Estrella! ¿Cómo va tu jornada laboral?
Estrella: Hola, Olivia. Bien, todo controlado.
Olivia: Veo que tienes muchos clientes, eso es fantástico.
Estrella: Sí, son todos muy amables. Ya se marchan...
Wen: Sí, ya nos vamos.
Olivia: ¿Has visto a Maximus?
Estrella: Ehhh, no...


Olivia: No te preocupes, lo puedo averiguar al momento. He instalado esta aplicación en mi móvil con la que puedo averiguar dónde está Maximus en cada momento. 
Estrella: ¿Eso es legal?
Olivia: Bah, a quién le importa eso pudiendo tener a tu novio controlado. Anda, pero si la señal que manda está aquí mismo. ¡Está en el lavabo! Lo que te dije, esta aplicación es maravillosa. Voy ahora mismo a hablar con él.
Estrella: ¿No prefieres esperarle tomando un batido o un refresco ahí sentada?
Olivia: No, quiero darle una sorpresa.


Olivia salió con el móvil en la mano, siguiendo las indicaciones que le marcaba el teléfono.

Estrella: Madre mía, aquí se puede liar una bien gorda. Será mejor que os marchéis.
Sus: ¿Estás segura?
Estrella: Sí, por favor. Aprovecharé para limpiar las mesas y ordenar.
Wen: Espero que no te metan en ningún lío por sus problemas sentimentales.


Duclack: Vamos, Pradito. Recoge tus cosas que nos vamos al parque.
Pradito: ¡Yupi!


Wen: Adiós, cariño.
Estrella: Adiós. Gracias por venir.
Hombre: Hola. Depósito lleno, por favor. Surtidor uno.
Estrella: Ahora mismo. 


Cuando el cliente se marchó, aprovechó para limpiar las mesas. Estaba un poco preocupada. Haber mentido a Olivia no le había gustado nada, pero no supo que otra cosa hacer.

Estrella: Mucho están tardando en venir. Espero que Maximus y esa chica ya no estuviesen juntos en el servicio.


Una niña muy elegante entró en la gasolinera. Llevaba puesto un traje chaqueta lila y una blusa de seda rosa. Un pañuelo blanco alrededor del cuello y un bolsito a juego eran sus complementos. Tenía el pelo corto y muy oscuro. Era Wensulana, pero de un color de piel más apagado. Sus ojos eran muy negros y parecía muy presumida.

Tamara: Hola, ¿esto está abierto?
Estrella: Claro que sí.
Tamara: Me llamo Tamara y soy influencer. Voy a hacer un vídeo sobre este lugar y su comida. 
Estrella: Oh, pues muy bien.


Tamara: Soy archi conocida, ¿no me reconoces?
Estrella: No...
Tamara: ¡Si todo el mundo me conoce! 
Estrella: Es que no tengo redes sociales...
Tamara: ¿¡Qué!? ¡¡Cómo puedes vivir sin redes sociales!! Tienes que actualizarte. Yo no podría vivir desconectada.
Estrella: ¿Quieres sentarte?
Tamara: Sí, por favor. Esa mesa es ideal, tiene buena luz.
Estrella: Muy bien.


Tamara se sentó a la mesa y tras mirar un rato el expositor de dulces, señaló la tarta de chocolate.

Tamara: Quiero una porción de esa tarta de chocolate y un zumo de naranja.
Estrella: Ahora mismo te lo sirvo.


Estrella le trajo todo lo que pidió y Tamara en seguida sacó su teléfono. Empezó a hacer fotos a la tarta de varios ángulos. Luego empezó a grabar un vídeo.

Tamara: ¡Tamafans, ya estoy de vuelta! Hoy he decidido ir a la aventura. He entrado en una gasolinera dónde tienen cafetería. Me he pedido esta tarta de chocolate y solamente os puedo decir que está deliciosa. El zumo es de la marca de toda la vida, está bueno pero aburre. Habría preferido zumo de naranja recién exprimido, pero era mucho pedir para un lugar como este.


Tamara cortó la conexión y llamó a Estrella.

Tamara: Ya te puedes llevar la tarta.
Estrella: No has probado bocado, ¿no?
Tamara: La he tocado con la yema del dedo y la he saboreado, buenísima.
Estrella: ¿Y no te la vas a comer?
Tamara: ¡¿Estás loca?! ¡Eso tiene mucha calorías! Para mantener este cuerpazo que tengo, hay que cuidarse.


Estrella: Pues vaya un desperdicio...
Tamara: El zumo me lo beberé, que tengo sed. A ver si podéis poner una máquina para exprimir naranjas, eso sería un puntazo.
Estrella: Se lo comentaré al dueño.


Estrella: A tu edad, yo no habría dejado nada en el plato. Con lo buena...

Estrella dejó de hablar. Tamara hacía rato que no le prestaba atención. Estaba mirando su teléfono, pasando fotos rápidamente y dándole al me gusta.


Le entristeció la forma en la que los niños de ahora viven su niñez. Se llevó la tarta sin saber muy bien lo que hacer con ella. La niña la había tocado pero estaba intacta. 


En esas estaba cuando una chica entró en la gasolinera. Vestía de verde militar. De pelo castaño y corto y muy pintada. Se quedó mirando a Tamara. La cara de la niña cambiaba conforme veía fotografías. Con algunas sonreía y con otras suspiraba enfadada.


Tamara: ¡Pronto empieza el streaming de mi crush! No me lo pienso perder ni loca.

Tamara daba sorbos al zumo sin apartar la mirada de la pantalla. 


Estrella: Buenas tardes.
Desconocida: Por favor, 10 cleuros al surtidor uno. Diesel.
Estrella: Ahora mismo. Huy, no me funcionan las cámaras de seguridad...


Pagó y se acercó a Tamara, que con mucho esfuerzo apartó la mirada del móvil. 

Desconocida: Perdona, no quería molestarte pero...¿eres esa influencer tan famosa?
Tamara: ¡Soy yo! La mismísima Tamara.
Desconocida: Soy tu fan número uno, Tamara. Me estaba preguntando, ¿te gustaría hacer un directo juntas?
Tamara: ¿Juntas?
Desconocida: Me llamo Katy y me gustaría ser influencer como tú, bueno, no tan buena, pero por lo menos parecerme. 
Tamara: No puedes ser yo, pero seguro que consigues ser muy buena. Lo que sea por mis fans.


¡¡MALDITO TRAIDOR!!

Estrella vio a Olivia corriendo tras Maximus y la chica pelirroja. Por sus gritos dedujo que los había pillado juntos.

Maximus: ¡¡No es lo que piensas!! ¡¡Es mi prima de Clisandia!!
Olivia: ¡Y yo soy un pinipon! ¡¡Mentiroso!! ¡¡Que te he pillado!!
Estrella: Ay, madre...


Casi tiran la puerta al entrar. Amaya corría la primera, desesperada por no ser alcanzada por Olivia. Maximus la seguía de cerca. Suplicaba continuamente a Olivia que se detuviese, pero ella no estaba dispuesta a dejar pasar por alto lo ocurrido.

Maximus: ¡¡Mi amor, si solamente te quiero a ti!!
Olivia: ¡Te voy a dar amor del bueno! ¡Sin vergüenza! 
Amaya: ¡Esta tipa está loca! ¡Socorro!
Estrella: ¡Tranquilidad, por favor!
Olivia: ¡Y tú me has mentido!
Estrella: Lo siento...
Katy: Tamara, ¿nos vamos fuera? Este no es lugar para unas influencers como nosotras. 
Tamara: Sí, esta gente está loquísima.


Tamara y Kate salieron de la gasolinera mientras Olivia intentaba alcanzar a Maximus. Se había metido tras la barra, usando a Estrella de escudo. Amaya intentaba encontrar un hueco por el que huir.

Olivia: ¡No te escondas, cobarde! ¡Ven aquí!
Estrella: ¡Por favor, me haréis daño!
Maximus: ¡Amorcito, perdóname! ¡Te compraré un descapotable! ¡Te daré lo que quieras!
Olivia: ¡Quiero tu cara para hincharla a tortas! ¡Me las vas a pagar!
Estrella: ¡Ayy, socorro!


Kate y Tamara salieron a la calle. Estaban aliviadas dejando atrás todo aquel jaleo que se había montado. 

Tamara: ¡Este sitio es de lo peor! Pienso cambiar mi valoración. 
Kate: Mira, esta es mi furgo. Aquí guardo mis cosas de influencer.

Justo en la puerta de entrada, tenía aparcada una furgoneta negra.


Tamara: Le falta alegría. Tendrías que pintarla de rosa, o naranja. 
Kate: Buena idea. Mira, vamos a entrar y te enseño todo lo que tengo, te va a encantar.


La puerta trasera se abrió de par en par y un hombre sacó sus brazos de ella. Su aspecto asustó mucho a Tamara. Vestía con ropa de cuero oscura y lucía una barba negra y espesa. Ocultaba sus ojos tras unas gafas de sol enormes con efecto espejo. En su cabeza lucía una gorra con una calavera blanca estampada.

Tamara: ¡¿Quién es este?! ¡Socorro!
Kate: No grites o me las pagarás. Rápido, agárrala fuerte.


El hombre la metió a la fuerza en la furgoneta. Kate le quitó el móvil y lo pisó con fuerza hasta que dejó de funcionar.

Tamara: ¡¡Noooo, mi móvil!!


Cerraron la puerta sin que Tamara pudiese hacer nada para escapar. Gritó con todas sus fuerzas, pero nadie la escuchó.

Kate: Lo siento, Tamara. 
Tamara: ¡Dejadme salir!
Kate: Será mejor que te relajes.


En el interior había otro hombre más. Este asustó todavía más a Tamara. Sus pelos en punta color naranja y su cuerpo repleto de tatuajes la paralizaron del terror.

Tamara: ¿Quiénes sois? 
Pinhead: No te haremos daño, tranquila.
Tamara: ¿Y qué es lo que queréis de mi?
Kate: Que estés quieta y obedezcas en todo lo que te ordenemos. 


En la parte delantera de la furgoneta, Fune estaba sentada en el asiento de copiloto, bebiendo café. El hombre que conducía era poco hablador y se limitaba a alejarse de la zona sin levantar sospechas.

Fune: Ha sido muy arriesgado, pero lo hemos conseguido. Date prisa, tenemos que alejarnos de aquí cuanto antes. 


Alejandra salió del taller al escuchar alboroto. Miró la furgoneta extrañada, pensando que había algo raro en ella, pero pronto perdió el interés.


Maximus salió de la gasolinera a toda prisa. Olivia tenía agarrada del pelo a Amaya, que gritaba pidiendo ayuda. Estrella decidió que debía marcharse de allí cuanto antes y no volver más. Definitivamente, aquel no era lugar para ella. No sabía si Olivia la despediría por haberle mentido, pero le daba igual, prefería renunciar y buscar algo más tranquilo.

Olivia: ¡Vuelveeee! ¡Tengo a tu novietaaa!
Amaya: ¡Maximus, no me dejes con esta loca!
Maximus: ¡Seguro que os hacéis buenas amigas!
Alejandra: Pobre Estrella, ni un día ha durado.
Olivia: ¡Maximuuuus!


Continuará...