jueves, 31 de marzo de 2022

Las Navidades pasadas - Capítulo 04: La pizzería

Sus encendió la calefacción del coche. Estaban atrapadas en una enorme retención en la carretera. Avanzaban lentamente y luego permanecían detenidas muchísimo tiempo. 

Pam: Esto es un agobio.

Pam presionó el claxon en señal de protesta y otros conductores hicieron lo mismo. Sus se ruborizó y miró el móvil nerviosa. Deseaba bajarse del coche.

Pam: ¡Es para hoy!

Sus: Tendremos que tener paciencia, Pam.

Pam: Y un cuerno.



Maniobró y salió del carril con dificultad. Sus no entendía nada.

Pam: Iremos por la avenida del paseo.
Sus: Ah, de acuerdo...
Pam: Nos ahorramos todo esto e iremos directas a la pizzería.


Sus: ¿Pizzería?
Pam: Así es. Pizza de gambas y tomate, la mejor del mundo. Te dije que llevaría algo especial para la cena de esta noche.
Sus: No es necesario, la cena está ya lista. Solamente tengo que calentar y emplatar. Hay comida de sobra, Pam.
Pam: Ya, pero esta pizza no puede faltar. A los niños les encantará.


Sus: Vale, pues probaremos esa pizza.
Pam: Vas a flipar, ya lo verás. Está riquísima. Antonello es un crack.
Sus: ¿Vamos bien por aquí?
Pam: Nos hemos librado de la caravana. Llegaremos a la juguetería con tiempo de sobra.


Sus: Qué bien. Tenemos que estar con tiempo en casa para preparar la mesa. Si quieres te puedo dejar un vestido para esta noche.
Pam: ¿Harías eso por mi?
Sus: Pues claro. Creo que tengo unos modelitos que te sentarán de maravilla.
Pam: No soy muy de arreglarme en plan pijo, pero vale. 


Sus: Estoy helada.
Pam: Dale más caña a la calefacción. Me alegra dar este paseo contigo. ¿Cómo estás de ánimo?
Sus: Y a mi contigo. De ánimo estoy bien.


Tras varios minutos de conducción, llegaron a una pizzería. Estaba situada en una zona tranquila, rodeada de árboles y vegetación.

Pam: Ya hemos llegado a la pizzería.
Sus: Pam, no deberíamos perder mucho tiempo. No quiero que cierren la tienda.
Pam: Relaja la raja. Vamos muy bien de tiempo.


Sus: He de reconocer que el sitio es bonito. Me encanta la decoración, con esas luces de colores.
Pam: Y se come de maravilla.
Sus: Con el frío que hace y la gente está sentada en la terraza.


Pam: Por una pizza de Antonello la gente hace cualquier cosa.
Sus: Deben estar ricas.
Pam: Pronto lo descubrirás. ¡Mira, ahí tenemos una mesa libre!


Sus: ¿Quieres que nos sentemos ahí? ¡Hace mucho frío!
Pam: Sus, déjate llevar. Abre tu mente y haz cosas diferentes. No tengas miedo al cambio.
Sus: Tengo miedo a coger una pulmonía...


Pam aparcó en un lateral de la carretera y salió del coche a toda velocidad. Sus quería protestar, pero se quedó con la palabra en la boca. Salió del coche resignada. El frío azotó su cara con crueldad.


Sus: ¡Paaaaam! ¡Hace demasiado frío!
Pam: ¡Rápido, que nos quitan la mesa!
Sus: Será posible...


Sus: ¿Y si te espero en el coche?
Pam: No me seas delicada. Vamos, que estamos en nochebuena y hoy toca pasarlo bien.


¿¿??: ¿Sus?

Una chica sentada a una de las mesas de la pizzería la llamó. Sus miró a la chica y en seguida la reconoció. Se trataba de Agatha, su anterior niñera/trabajadora doméstica.


Sus: ¡Agatha! ¡Menuda sorpresa!
Agatha: No me lo puedo creer. ¡Tenía pensado ir a visitaros!


Agatha se levantó y abrazó a Sus con cariño. Seguía estando igual de bella. Estaba radiante y parecía muy feliz.

Sus: ¿Has vuelto de tus viajes?
Agatha: Por estas fiestas, pero nos volveremos a ir en enero. Vamos a recorrer Francia. No sabes lo bien que nos va con las redes sociales.
Sus: Sí, he visto algunas de vuestras publicaciones.
Agatha: ¿Cómo están los niños? ¿Y Diamante?
Sus: Están todos bien.


Owen: Hola, Sus.
Sus: Hola, Owen. Es un placer volver a verte.
Owen: El placer es mío.
Sus: Veo que Agatha es más feliz que nunca. Me la estás cuidando muy bien.
Owen: Todo lo contrario, es ella la que me cuida. Soy inmensamente feliz a su lado.
Sus: Debe ser maravilloso viajar tanto y descubrir mundo.
Owen: Lo es. Deberías probarlo.
Sus: Con los niños y todo lo que tengo encima, imposible. Algún día...


Se despidió de ellos y los dejó con la cena. Ambos estaban disfrutando de una deliciosa pizza.

Agatha: Este viernes nos pasamos por su casa. Tengo ganas de ver a los niños.
Owen: Me parece bien.


Antonello trabajaba sin descanso. Sacaba y metía pizzas del horno sin parar. Tenía muchísimos encargos y estaba llegando la hora de cerrar. Quería llegar a tiempo a casa para celebrar la nochebuena con la familia.


Pam: ¡Antonello! 
Antonello: ¡Pam! ¡Qué alegría verte!


Pam: Hola, colega. Veo que el negocio te funciona a las mil maravillas.
Antonello: Sí, no me puedo quejar. Hay demasiado trabajo, pero tengo que aprovechar para cuando vengas las vacas flacas.
Pam: Mira, te presento a mi amiga Sus. Es madre de tres niños guapísimos y les quiere ofrecer una de tus pizzas para cenar esta noche.
Antonello: Un placer, señorita. El problema es que tengo mucha demanda y no sé si...


Pam: ¡Me pones la primera y listo! Queda entre nosotros. Quiero la mejor de tus pizzas, la de gambas con tomate.
Antonello: Pam, no puedo hacer eso. Tengo clientes esperando...
Sus: No pasa nada, lo dejamos para otro día.
Pam: ¿Piensas dejar a tres criaturas sin su cena de nochebuena?


Antonello: Está bien, ahora mismo os la preparo.
Pam: Muchas gracias.
Antonello: Por ser tú. Que nadie se entere, que se enfadan los clientes.
Pam: ¿Has visto, Sus? ¡Es un crack!
Sus: Muchas gracias.


Pam: ¡Ahora toca tomarse una cervecita mientras esperamos! ¡Corre, que nos quitan la mesa!
Sus: Madre mía, me está volviendo loca.
Antonello: Pam es muy intensa, pero es buena clack. 


Continuará...



martes, 29 de marzo de 2022

Las Navidades pasadas - Capítulo 03: No la soporto

Sus acompañó a su padre y Pam al cuarto del piano. Se quedarían allí a dormir. Tenían un sofá cama muy cómodo y era una habitación muy confortable. Los niños los acompañaron, divertidos ante la idea de pasar unos días con su abuelo y Pam.

Sus: Este sofá cama es muy cómodo. 

Pam: Olvida el sofá, ¡la tele es alucinante! 

Ben: Gracias, Sus. Aquí estaremos muy bien.

Pam: Ya te digo. Tumbados y viendo la lucha libre en esta maravilla de tele.

Sus: Me alegra que sea de vuestro agrado.



Aunque en realidad, Sus no estaba nada contenta. Le gustaba la presencia de su padre, pero no la de Pam. No congeniaba con su forma de ser. Los niños se revolucionaban jugando con ella y la casa era un auténtico campo de batalla. Una vez que todos se fueron a dormir, Sus se fue a su cuarto y se metió en la cama. Deseaba con todas sus fuerzas seguir leyendo el libro al que estaba enganchada, "El dolor de la tierra" de Marina Glimtmoon.

Sus: Por fin puedo seguir leyendo.


De pronto, la puerta de la habitación se abrió de golpe. Pam entró corriendo perseguida por Suselle y Dante. Gritaban y reían sin parar. A Sus casi se le para el corazón. 

Sus: ¿¡Qué ocurre!?
Pam: ¡Me persiguen los zombies!
Dante: ¡No escaparás!
Suselle: ¡No tienes escapatoria!
Pam: ¡Ahhhhhhhhhhhh!


Pam se lanzó sobre la cama y los niños sobre ella. Empezaron a jugar, haciéndose cosquillas y revolviendo toda la cama.

Sus:¡Parad!
Pam: ¡No puedo con las cosquillas! ¡Hahahaha!
Dante: ¡Has perdido!
Pam: ¡Me rindo!


Se levantaron y salieron corriendo de la habitación. Sus se levantó enfadada. Bosco, que estaba durmiendo en su cunita, se puso a llorar.

Sus:¡Habéis despertado a Bosco!
Pam: ¡Ahora le toca a vuestra madre ser la zombie!
Suselle: ¡Ha ver si nos atrapas, mamá!
Sus: ¡¡No pienso jugar a ese juego!!


Sus se acercó a la cuna para atender a Bosco. Al ver a su madre, se tranquilizó. Lo arropó y le besó en la frente.

Sus: Ya se han ido, tranquilo mi pequeño.
Pam: ¡Vamos, Suuus!
Bosco: ¡Buaaaah!
Sus: Esta no tiene la más mínima consideración. Ya está, mi niño.


Al día siguiente, Sus fue a la cocina para preparar la comida. Al entrar, se encontró un auténtico desastre.

Sus: ¿Se puede saber que es lo que estáis haciendo?


Montones de cacharros e ingredientes invadían toda la cocina. Todo manchado, encimera, mesa, utensilios...incluso sartenes sucias y resecas. 

Suselle:¡Estamos haciendo un bizcocho!
Pam: Te vas a chupar los dedos, ya verás.
Dante: Hemos sacado la batidora que te regaló la abuela.
Pam: Es la caña.


Sus: ¡Está todo hecho un desastre!
Pam: Ah, sí. Es que lo hemos intentado unas cuantas veces. El horno está requemado. Es que hemos metido unos cuantos bizcochos, pero todos se nos han quemado.
Dante: Dice Pam que este horno es un rollo.
Pam: Sí, es mejor el que tenía mi madre en casa. Estos tan modernos van mal.
Sus: Pues es el que tengo, siento si no es justo el que mejor te va. Quiero esta cocina como una patena, ¿entendido? Yo no pienso limpiar ni un solo plato.


Llegó el 24 de diciembre y Sus estaba preparando todo para la nochebuena. Tenía el menú, los decorados y adornos e incluso la ropa que se quería poner preparados. Un mensaje de Amazoclick llegó a su móvil. Uno de los regalos, previsto ser entregado ese mismo día, se había extraviado. Le devolvieron el dinero pero se había quedado sin el regalo estrella para Suselle. Buscó en las tienda por Internet y encontró una que tenía ese juguete en stock. Llamó y lo reservó. Iría a buscarlo esa misma tarde. Recordó que su coche estaba muy lejos aparcado, así que pensó que su padre la podría llevar en su coche. La tienda estaba en las afueras de la ciudad y tampoco le hacía mucha gracia conducir sola por esas carreteras. Encontró a Ben durmiendo plácidamente en el sofá junto a Bosco.

Sus: Papá, despierta.
Ben: Ahora no, Pam...
Sus: Papá, soy yo.


Ben se sentó sin despertar a su nieto. Bostezó y se frotó los ojos con las manos.

Ben: ¿Ocurre algo?
Sus: ¿Podrías llevarme a una juguetería que está a las afueras? Es para recoger un regalo para Suselle.
Ben: ¿Ahora?
Sus: Por favor. Mañana es Navidad y Suselle se quedará sin su regalo.


Pam: Ya te llevo yo. 

A Sus se le cayó el mundo encima. Imaginó un viaje en coche con Pam y le dieron ganas de salir corriendo. No la soportaba y no se sentía cómoda estando a solas con ella.

Sus: Oh, no te preocupes. Me lleva mi padre.
Pam: Deja que duerma con su nieto. Es que la estampa es preciosa.
Ben: Sí, así podéis hablar cosas de chicas. Pam, las llaves están sobre el recibidor. 
Pam: Tengo ganas de conducir tu coche, que es todo un clásico. Vamos, Sus. Ya verás, conduzco de maravilla. Por algo soy camionera.
Sus: No quiero molestar, Pam. Ya voy yo, de verdad.
Pam: Deja que haga esto por ti. A mi no me importa.
Sus: Eh...


Ben: Así descanso un rato más. No te preocupes, ya me quedo yo al cargo de los niños.
Sus: Es que me sabe muy mal por Pam. Debería quedarse aquí contigo.
Pam: ¿A mirar cómo duerme? Prefiero salir y así me da el aire. Además, quiero pasarme por un sitio. Quiero comprar una cosa para la cena de esta noche.
Sus: No es necesario, ya tengo la cena lista.
Pam: Lo vas a flipar, ya lo verás. Vamos.


Ben: Conduce con cuidado. La puerta del copiloto no se cierra del todo bien si no das un buen portazo.
Pam: ¡Entendido!


Sus salió de casa junto a Pam. Estaba enfadada. Nada salía como ella quería. Le parecía insoportable aguantar a Pam a solas durante el trayecto en coche. No sabía de que podía hablar con ella.

Pam: ¡Hasta luego, cariñito!
Ben: Adiós.
Sus: Papá, no dejes que  los niños entren en mi cuarto. Allí tengo escondidos los regalos.
Ben: Descuida.


Sus: Puedes decirle a Suselle que saque la vajilla del mueble y prepare los cubiertos. No tardaremos mucho en volver.
Pam: Tenemos tiempo de sobra. Incluso nos podemos tomar una cervecita por ahí.
Sus: Es mejor volver con tiempo.


Ben: ¡Hasta luego!
Bosco: ¡Mami!
Sus: ¡Te quedas con el abuelo, Bosco! Mami vuelve enseguida.


El coche de Ben era un clásico Volkswagen Beetle de color azul. Viejo, pero bien conservado. Montaron y Pam lo arrancó a la primera.

Pam: Estos clásicos nunca fallan. 
Sus: Hace muchos años que lo tiene mi padre. De pequeña me llevaba a todas partes.


Pam: Vamos allá. ¿Pongo la radio?
Sus: Sí, a ver si encuentras algo que merezca la pena.
Pam: Reggaetón no, lo siento. Respeto los gustos de cada uno, pero odio este estilo musical. A ver si encuentro rock fm.
Sus: ¿Te gusta el rock? 
Pam: Heavy y rock. Rockera hasta la muerte.


Sus: ¡Deja esa! Click FM. Ahí ponen muy buena música.
Pam: Bueno...
Sus: Lo nuevo de Lady Clacka, me gusta.
Pam: Pues a mi esa me gusta cada vez menos. No entiendo su música.


Sus: A mi me gusta. ¿Pongo el GPS en el móvil?
Pam: No es necesario. Yo tengo el mejor GPS del mundo en mi cabeza. No necesito ningún aparatito de esos.


Continuará...


lunes, 14 de marzo de 2022

Las Navidades pasadas - Capítulo 02: Padre al rescate

Capítulo 02

Padre al rescate 

Sus y Diamante tenían por costumbre ver una película por las tardes, antes de cenar. Solían verla en la habitación del piano, dónde Suselle lo tocaba varias veces por semana. Allí tenían una enorme televisión de las más modernas y un cómodo sofá azul. Además, era la habitación preferida de Diamante. Allí guardaba sus tesoros, veía la tele y se  reunía con sus amigos. Bosco jugaba en su parque de juegos, vigilado por sus padres. 


Sus: Esta persecución en coche es eterna, Diamante.

Diamante: Mola muchísimo, está muy emocionante.

Sus: Es que todavía no se han parado a hablar.

Diamante: Quién quiere hablar cuando puedes conducir un coche así.

Sus: Todavía no entiendo la razón por la que le están persiguiendo.

Diamante: Luego se sabrá.

Sus: Pues como sigan así, terminará la película y no nos enteraremos.


Diamante: Esta película me la recomendó Dante, que la fue a ver al cine con sus amigos.
Sus: Sí, me encaja que le guste. La próxima la elijo yo...


Agatha entró en la habitación con el teléfono fijo de la casa.

Agatha: Siento interrumpir, pero tienes una llamada.
Sus: ¿Quién es?


Agatha: Es Duclack, parece preocupada.
Sus: Gracias, Agatha.
Agatha: Voy a seguir con la cena.


Sus puso el altavoz para que Diamante pudiese participar en la conversación.

Sus: Hola, Duclack. He puesto el altavoz para que Diamante pueda escuchar. 
Duclack: Hola, chicos.
Sus: ¿Qué ocurre? ¿Va todo bien?
Duclack: La verdad es que no. Tengo el clickvirus.
Sus: ¿¡Qué!? ¿Estás bien?
Duclack: No muy bien, pero sobreviviré. De momento, Pradito y Sebastián están bien, pero tienen que hacer cuarentena.
Sus: Lo siento, debe ser horrible.
Diamante: ¿Hay algo que podamos hacer por ti?
Sus: Sí, cualquier cosa.
Duclack: Lo cierto es que sí. Ya no puedo ir a la reunión pirata que se celebra en isla Tortuga, y me gustaría que Diamante fuese en mi lugar. El problema es que quizás no puedas celebrar las navidades en casa.


Diamante aceptó ayudar a su capitana de buena gana. Era una reunión muy importante. Le acompañarían todos sus compañeros pirata. Sería complicado volver para Navidad, así que se despidió sabiendo que no podría estar con su familia.

Diamante: Siento tener que irme así, de repente.
Sus: Lo entiendo. Te echaremos de menos. Las Navidades sin ti no serán igual.
Dante: ¿No podemos ir contigo?
Diamante: Isla Tortuga no es lugar para niños.
Suselle: Ten mucho cuidado, papá.


Diamante: No estés triste, Sus.
Sus: No puedo evitarlo. Mi abuelo enfermo, Duclack con el virus, mi hermano aislado por la nieve junto a Estrella y ahora tú te marchas.
Diamante: Este año todo es diferente. No debes preocuparte. Ya lo celebraremos cuando vuelva.
Sus: Vale, haremos algo cuando vuelvas. Te quiero.
Diamante: Y yo a ti.


Diamante abrazó a Sus y a los niños. Bosco se agarró a la pierna de su padre.

Diamante: Cuidad de vuestra madre.
Dante: Descuida, papá.


Duque se despidió de Sus. Todos los piratas habían acudido para recoger a Diamante e irse juntos para el puerto.

Duque: Puedes estar tranquila, yo cuidaré de Diamante. Volveremos lo antes posible.
Sus: Gracias, Duque. Cuidaros mucho. Isla Tortuga es un lugar peligroso.
Duque: Estaremos bien.


Al día siguiente...

Fui se llevaba a Pinky y los pequeños a China. Pinky deseaba presentar a su familia a los pandas y de paso, estar un tiempo con ellos. Echaba en falta a su familia y amigos. Pandy entendió que quisiera marcharse y aunque los echaría de menos, no quería dejar sola a Sus. 

Fui: Es hora de irnos.
Pinky: ##### (Pandy...).
Pandy: ##### (Pinky, mi amor...).


Sus: ¿Cuánto tiempo pasaréis en China?
Fui: Pensamos pasar allí una buena temporada. Tranquila, haremos vídeollamadas para que se puedan ver.
Sus: Es una gran idea.


Pandy: ######## (Os echaré de menos. Siento no poder ir con vosotros...).
Pinky: #### (Entiendo que no quieras dejar sola a Sus, no te preocupes. Oh, Pandy. Espero que puedas venir algún día. Mi hogar es maravilloso. Vivimos muchísimos osos panda junto a otros animales. Te gustaría vivir allí).
Pandy: #### (Estoy seguro. Por favor, no os olvidéis de mi).
Pinky: ##### (Eso es imposible. No te olvidaremos).


Lui: Vamos, Pinky. ¡Hasta pronto!
Sus: ¡Hasta pronto!
Pinky: #### (¡Te quiero, Pandy!).
Pandy: ##### (¡Y yo a ti!).


Cuando la puerta se cerró, Pandy se puso a llorar desconsoladamente. Sus lo acariciaba con lágrimas en los ojos. Le dolía en el alma ver a su amigo así.

Pandy:#### (¡Los echaré mucho de menos!).


Sus: Pandy, debes ir con ellos.
Pandy: ### (Sus...no puedo dejarte).
Sus: Ellos son tu familia. Yo también lo soy, pero ahora tienes una responsabilidad con esos pequeños y con Pinky. Debes ir dónde estén ellos. No te preocupes por mi, estaré bien. Si aquello te gusta mucho, no te preocupes, iré a verte siempre que pueda. Anda, debes irte con ellos.


Pandy lamió la cara de Sus y corrió a la puerta. El corazón de Sus se rompió en mil pedazos cuando Pandy salió por la puerta.


De pronto, Pandy se dio la vuelta y se quedó mirando a Sus. Los dos se dijeron muchas cosas con la mirada. Jamás se rompería el vínculo que los unía.

Sus: Hasta pronto, mi pequeño Pandy.
Pandy: ##### (Hasta pronto, Sus).


Pandy subió al coche junto a sus hijos y Pinky. Se armó un revuelo de alegría. Las crías saltaban sobre su padre y Fui no podía parar de reír de felicidad. Vio a Sus en la puerta y con un gesto, le hizo ver que todo estaría bien. Sus cerró la puerta y se quebró en un llanto.


Después de cenar, Sus se sentó en el sofá del comedor para leer. Se puso cerca de la chimenea, para entrar en calor. Intentaba concentrarse y leer, pero no podía dejar de pensar en todos los problemas que le atormentaban. La enfermedad de su abuelo le preocupaba muchísimo. Su madre y su tía no se separaban de él. Ambas habían decidido no celebrar las navidades ese año y centrarse en él. Duclack estaba enferma, por suerte Pradito y Sebastián no, pero eso podía cambiar en cualquier momento. A pesar de que su estado no era preocupante, era consciente de lo mal que lo estaba pasando. Ese año, no podrían estar juntas en Navidad. 


Pandy se había marchado, quizás para no volver más. Aunque sabía que era lo correcto, le dolía en el alma estar separada de él. Diamante lejos, en su viaje a isla tortuga. Necesitaba abrazarlo y sentir su piel. Wen y Estrella atrapados en la nieve, en la casa de las montañas. Estaban bien, pero celebrarían las fiestas solos, junto a Briana. Por último estaban Agnes y Lúa. Habían quedado en que pasarían unos días cerca, para estar juntos. Suselle estaba entusiasmada por volver a ver a Agnes, pero al final tampoco pudieron ir. Al menos, tenía a sus hijos. Suselle, Dante y Bosco pasarían las Navidades con ella. A pesar de todo, haría todo lo posible para que los pasasen en grande.


Mientras Sus pensaba en todo eso, mirando el libro que no leía, los niños escribían postales navideñas.

Suselle: He terminado la postal para Pradito. Ahora me pongo con la de Agnes.
Dante: Yo le estoy haciendo un dibujo a Willy. Seguro que flipará cuando lo vea.
Bosco: ¡Gaga!
Dante: Bosco, estás manchando el cuento de babas.
Bosco: ¡Gaaaa!


Suselle: Da igual, es su libro. ¿Verdad, Bosco?
Bosco: ¡Mío! ¡Ga!
Dante: Lo está arrugando.
Suselle: Es que se emociona al ver los dibujos.
Bosco: ¡GaaaaAAAAaaaaAAAA!


Sus: Bosco, no es necesario que grites tanto.
Dante: Me va a dejar sordo el enano.
Suselle: Cuando sea mayor, será cantante.
Sus: Sí, de ópera. 
Agatha: Sus, yo me marcho ya. He dejado en la nevera la comida para mañana.


Sus la acompañó a la puerta. Agatha se marchaba unos días para pasar las fiestas junto a su hermana.

Agatha: No me siento bien dejándote así.
Sus: Estoy bien, de verdad. Te mereces descansar. Es Navidad y tienes que estar junto a tu hermana.
Agatha: ¿Prometes llamarme si ocurre cualquier cosa?
Sus: Lo haré.


Agatha: Todo saldrá bien, no te preocupes. Intenta pasar unas buenas Navidades. 
Sus: Lo intentaré.
Agatha: Antes de irme...me he tomado la libertad de llamar a tu padre.
Sus: ¿A mi padre?
Agatha: Quería asegurarme de que se pasaría a visitaros y comprobar que estáis bien.
Sus: Agatha, no era necesario.
Agatha: Yo creo que sí. Me preocupo por ti y por los niños.


Se abrió la puerta de la calle y entró su padre.

Ben: ¡Tachán!
Sus: ¡Papá! ¿Qué haces aquí?
Ben: Padre al rescate. No pienso permitir que pases las fiestas sola.


Ben abrazó a su hija y esta sonrió feliz.

Sus: Papá, no quiero estropear tus planes. Quizás tengas cosas que hacer junto a Pam.
Ben: Por eso me la he traído conmigo. Pasaremos las fiestas aquí, con vosotros.
Sus: ¿Cómo?


Pam: ¡Ey, Sus! ¡Feliz Navidad! No sabes lo que me mola tu choza.
Sus: Hola...
Pam: ¡Lo vamos a pasar en grande!
Ben: Estoy seguro de ello.
Pam: ¿Dónde están los pequeñajos?
Sus: En el comedor...


Ben: ¿Dónde están mis nietos?
Dante: ¡Abuelo!
Suselle: ¡Has venido! ¡Hola Pam!
Ben: Vamos a pasar las Navidades juntos.
Dante: ¡Yupiii!
Pam: Va a ser la caña. Ostras, cómo molan esos dibujos. Sois unos artistas.
Ben: ¡Mi pequeño Bosco! ¡Ven con tu abuelo!
Bosco: ¡Abuuuuu!


Continuará