martes, 9 de abril de 2019

Mi vida ahora - Capítulo 14: La vida sigue

La ambulancia quedó volcada de lado.El Petas se había golpeado en la cabeza y estaba desorientado. Milagrosamente, Agnes no sufrió daño alguno. Se quitó el cinturón de seguridad y abrió la ventanilla de su puerta. Tuvo que salir por ella para poder escapar. Cuando tenía medio cuerpo fuera, El Petas la agarró de una pierna. 

El Petas: ¡Ven aquí!


Agnes le dio una patada en toda la cara y pudo escapar. Saltó al exterior y se puso a correr desesperada. El Petas consiguió salir, pero estaba muy magullado.


John había detenido el coche cerca de ellos y salió junto a Rose para atenderlos. Cuando vio a Agnes correr hacia ellos,apresuró el paso. El Petas apuntaba con su arma a Agnes y estaba dispuesto a disparar. Rose le gritó que tirase el arma, pero no obedeció. Mientras, Chris salió de la ambulancia apuntando a Leticia con su pistola.

John: ¡Detrás de mi!


Agnes se colocó tras John y este disparó a El Petas justo cuando se disponía a disparar. Cayó al suelo fulminado. Agnes gritó aterrada al ver al hombre caer a tierra.


Chris: ¡Petas!

La rabia lo invadió al ver a su amigo en el suelo, aparentemente muerto.

John: ¡Tira el arma!
Chris: ¡Has matado a mi amigo!
Rose: Y haremos lo mismo contigo si no tiras el arma.
John: Obedece y tira el arma. Túmbate boca abajo con los brazos extendidos.
Chris: ¡No pienso hacerlo!


Leticia: Chris...por favor, conseguirás que nos maten.
Chris: Nadie impedirá que estemos juntos. 


Agnes: ¡Chris!

Agnes avanzó hacia ellos. John se lo quiso impedir, pero se escabulló con rapidez. 

Chris: Todo sale mal, Agnes...
Agnes: En tus manos está que las cosas no terminen tan mal. Debes recapacitar.
Chris: Ya es demasiado tarde.
Agnes: Nunca es demasiado tarde, nunca. Empieza ahora, en este preciso momento. Acepta que Leticia y tú tenéis que seguir caminos distintos y que has cometido muchos errores. No tiene que ser el fin, puedes rectificar.
Chris: No soy capaz...
Agnes: Lo eres.


Chris soltó a Leticia y esta se alejó unos centímetros. Lo miró con los ojos llorosos.

John: Aléjese poco a poco, señorita.


Leticia obedeció y corrió junto a Agnes. Esta la abrazó y las dos lloraron muy emocionadas.

Rose: ¡Tira el arma!

Chris obedeció y levantó los brazos.


John y Rose fueron a esposarle. De pronto, El Petas se reincorporó. Llevaba su arma en la mano y apuntó a Leticia. 

El Petas: Todo esto es por tu culpa, zorra.


Chris: ¡Nooo!

Sabiendo cuales eran las intenciones de su amigo, saltó para proteger a Leticia. La bala, que iba directa a ella, impactó en el pecho de Chris.


John y Rose dispararon a El Petas, que esta vez cayó definitivamente muerto al suelo.


Chris escupía sangre por la boca. Leticia corrió a socorrerle. Intentaba taponar la herida, pero la sangre salía a borbotones. 

Leticia: Te pondrás bien, no te preocupes.

Sabía que era mentira y que sus palabras no eran creíbles, pero no era capaz de decir otra cosa.

Chris: Me muero...
Leticia: No , te pondrás bien.
Chris: No es verdad...
Leticia: Me has salvado la vida...
Chris: Pero también te...te la estaba quitando. Es...estarás mejor sin mi...
Leticia: Chris...
Chris: Te amo...


Cerró los ojos y murió. Leticia se puso a llorar. Para bien o para mal, aquel click había sido el más importante para ella, al que más había amado. No deseaba un final así para él, a pesar de las cosas que hizo. 

Agnes: Ha fallecido...
John: La pesadilla terminó.
Rose: Este también está muerto.


Leticia: No imaginaba que acabaríamos así...no imaginaba que su vida terminaría de esta manera...
John: Lo siento. Había entrado en un espiral del que no sabía salir.
Agnes: Te salvó la vida, al menos hizo algo bueno.


Semanas más tarde...

Sus invitó a algunos amigos a merendar. Alexia acudió junto a Ambrosio, visiblemente afectado por lo de Eddy. También acudieron Duclack y Leticia. Estaban sentados junto a la chimenea, pues hacía mucho frío.

Sus: Leticia, ¿estás más animada?
Leticia: Sí, estoy mejor. Todavía tengo pesadillas y revivo lo ocurrido, pero estoy bien.
Sus: Has pasado un infierno.
Leticia: Ha sido duro para mi y para mi madre. Nos iremos una temporada al pueblo, necesitamos desconectar. 


Sus: Me han dicho que trabajarás en al cafetería de Agnes y Artemisa.
Leticia: Síii, estoy muy feliz por eso. En cuanto vuelva del pueblo, empezaré. Silvia es muy simpática y cree que lo haré genial. Gracias por invitarme. Pensaba que ya no volvería a entrar en esta casa nunca más.
Sus: No será la última. Eso sí, intentaremos que no esté Diamante. 
Leticia: Siento mucho que desconfíe tanto de mi...
Duclack: Es normal que desconfíe. Por tu culpa le robaron el oro.
Leticia: ...
Sus: Bueno, cambiemos de tema. Ambrosio, ¿estás mejor?


Ambrosio: No. Todavía amo a Eddy y a pesar de todo, le echo de menos. 
Alexia: Ojalá pudiésemos controlar a quién amamos...
Ambrosio: Pero no pienso volver con él, eso jamás. Tengo amor propio y no pienso arrastrarme, ni por él ni por nadie. Uno tiene que quererse a si mismo y aunque el corazón te diga una cosa, tienes que pensar con la cabeza. Me humillaba y me trababa mal. Sé que me era infiel, pero no quería creerlo...
Sus: Es terrible, Ambrosio. No estás solo, nos tienes a nosotras.
Alexia: Al menos ya no lo molesta.
Sus: Quiere quedar conmigo.
Alexia: No te fíes, Sus. Es mal click.


Sus: Duclack, ¿cómo estás? Sé que lo estás pasando mal...
Alexia: Lo de tu padre fue un palo para todos.
Duclack: No quiero hablar de ello.
Sus: Lo siento. Sé que es un tema doloroso para ti.
Alexia: ¿Y la boda? ¡Debes estar emocionada!
Duclack: Chicas, estoy un poco agotada y no me apetece hablar. Lo siento...
Alexia: No pasa nada, lo entendemos.

Leticia la miró y supo que no quería hablar porque estaba ella presente. Notaba que no le caía bien y que la evitaba. Deseó marcharse cuanto antes, estaba incómoda.


Suselle, Dante, Pradito, Vaiana y Bisbi jugaban con sus juguetes. Habían montado un castillo y tenían múltiples figuras, entre ellas dragones y princesas.


Llamaron a la puerta y Suselle abrió. Era su abuelo.

Suselle: ¡Abuelooo!
Ben: Hola cariño, ¡oh, estás muy guapa!
Suselle: Gracias abuelo.
Ben: ¿Está la abuela Wenda en casa?
Suselle: Sí, en la cocina.


Sus había contratado a otra persona para que se encargase de la casa y los niños. Se llamaba Agatha. Era una clack de 25 años, de pelo moreno y piel muy blanca. Era extremadamente silenciosa aunque muy eficiente. Había trabajado en casa de Wenda un tiempo, pero por asuntos personales lo dejó. Cuando Wenda se enteró de que estaba buscando trabajo, se la recomendó a su hija y la contrató. Llevaba dos semanas trabajando para ellos y de momento, no tenían ninguna queja.

Wenda: ¿Cuanto le queda al bizcocho?
Agatha: Quince minutos.
Wenda: Mientras, te contaré trucos de limpieza que quizás no sepas.


Wenda hablaba sin parar y Agatha la escuchaba atentamente. Sabía que Wenda estaba pasando muy mal momento y necesitaba distraer su mente.

Wenda: Y con unas gotitas de vinagre, mano de santo.
Agatha: Muy interesante. Tomo nota.


Ben: ¿Wenda?
Wenda: Hola. Aquí me pillas, charlando con Agatha.
Ben: ¿Otra vez? No la dejas trabajar...
Wenda: Claro que sí, solamente le estoy dando algunos trucos caseros para limpiar. ¿Verdad?
Agatha: Sí.


Ben: Deja a la chica que trabaje. No te necesita, sabe lo que hace.
Wenda: Pero...
Ben: Te vienes conmigo.
Wenda: ¿A dónde?
Ben: A mi cabaña. Pasaremos allí unos días.
Wenda: Ben, no me apetece...
Ben: Tienes que distraerte. Venga, he llamado a unos viejos amigos y pasaremos unos días muy buenos. No te hace bien quedarte aquí. Además, tienes a Agatha colapsada con tanto consejo.


Wenda: Está bien. Aunque debería ayudarla con el bizcocho y a limpiar la cocina...
Ben: Ella se encarga.
Wenda: ¿Te las apañas sin mi?
Agatha: No se preocupe, me las apañaré.
Wenda: Vale. Cualquier cosa, me llamas. 
Ben: Venga, antes iremos a merendar algo por ahí.
Agatha: Adiós.


Agatha se despidió de ella sonriente. Wenda era una gran clack que siempre le había tratado muy bien.


Bajó a la sala de estar y llevó consigo el bizcocho.

Sus: ¡Oh, tiene una pinta estupenda!
Ambrosio: Me muero de hambre.
Alexia: Yo probaré un poquito, que tengo que cuidar la figura.


Sus: Agatha, ya puedes marcharte a casa. 
Agatha: Limpio la cocina y me voy. Espero que el bizcocho sea de vuestro agrado.


Leticia se tenía que marchar. Tenía que ir a la cafetería para hablar con Silvia. De paso, hablaría con Agatha por el camino y la invitaría a tomar algo en la cafetería.

Sus: Que lo pases bien en el pueblo, Leticia. Intenta desconectar.
Leticia: Lo haré. Gracias por todo, Sus.
Sus: Mañana nos vemos, Agatha.


Suselle y Dante se despidieron de ellas. Sabían que volverían a ver a Leticia en la cafetería y eso compensaba que no trabajase en casa.


Alexia y Ambrosio se fueron y Fatumata vino en busca de su hija. Duclack decidió que ya era hora de volver a casa. Sebastián la estaba esperando.

Duclack: Me voy ya. Recuerda que mañana iremos a la floristería a elegir las flores para el ramo.
Sus: Síii, no se me olvida. ¿Vendrá Alexia?
Duclack: Sí.
Sus: Duclack, espero que estés bien. No quiero que hagas algo que no quieras. Pocas veces te he visto tan mal como el otro día.
Duclack: La madre de Sebastián me agota...
Sus: Normal. Dame un abrazo.


Se abrazaron y a Duclack se le escaparon unas lágrimas. Sus era consciente de lo mal que lo estaba pasando por lo de su padre y el estrés por la boda.

Sus: Te quiero muchísimo, Duclack. Sabes que estaré a tu lado siempre, pase lo que pase.


Suselle y Dante se fueron con Pradito. Duclack los invitó a cenar en su casa. Sebastián había preparado pizzas caseras muy ricas.

Pradito: ¡Os vais a chupar los dedos!
Dante: ¡La pizza es mi comida preferida!
Suselle: ¡Y la mía!


Justo en ese momento llegó Fui con Pandy y Pinky. 

Sus: ¡Pandy! 
Pandy: ##### (¡Sus, te echaba de menos!)

Desde que conoció a Pinky,  pasaba algunas noches en su casa. Se habían convertido en inseparables. Pandy estaba feliz. Hacía mucho tiempo que Sus no lo veía así.

Sus: ¡Oh, Pinky! Eres la osa más guapa del mundo.
Pinky: ### (Me sacarás los colores).
Fui: Necesito hablar contigo, Sus.
Sus: Pasa, por favor.


Fui: Tengo una mala y una buena noticia que darte.
Sus: La buena primero, por favor.
Fui: Pinky lleva días que se encuentra mal. La he llevado al veterinario.
Sus: Huy, ¿que le ocurre?
Fui: Está embarazada.
Sus: ¿¡Qué!?


Pandy y Pinky se subieron a dos patas sobre Sus y la lamieron felices.

Pandy: ##### (¡Voy a ser papá!)
Pinky: ###### (¡Y yo mamá!)
Sus: ¡Eso es maravilloso!

Su pequeño Pandy, su osito del alma, sería papá. Se puso a llorar feliz.


Los pandas la tiraron y jugaron los tres en el suelo. Fui reía al ver la escena.

Sus: ¡Vais a ser papás! ¡Viva!
Pandy: #### (¡Yupiiii!)


Fui: Aunque tengo una mala noticia.
Sus: Me había olvidado de la mala noticia.
Fui: Tengo que regresar a China. 
Sus: No...
Pinky: #### (No quiero separarme de Pandy...¡por favor!).


Sus: Fui, no los podemos separar...
Pandy: #### (¡No permitiré que te la lleves!)
Fui: Lo sé...por eso te quería preguntar si podrías cuidar de ella en mi ausencia.
Sus: ¿La dejarías aquí conmigo?
Fui: Será duro para mi, pero su felicidad es lo primero.
Sus: La cuidaré con todo el cariño del mundo, no te preocupes.
Pandy: #### (¡Vivaaaaa!) ¡Vivirás conmigo!)
Pinky: #### (¡Soy taaan feliz!).


Fui: Míralos, sería imperdonable separarlos ahora.
Sus: Son inseparables. 
Fui: Me duele en el alma separarme de ella...
Sus: Te entiendo. A mi me pasaría lo mismo.


Fui: Intentaré estar aquí para el nacimiento del pequeño.
Sus: No te preocupes, Pinky estará bien con nosotros.
Fui: Lo sé, por eso me voy tranquila. Aunque nunca me había separado de ella tanto tiempo...


Pinky: ##### (Fui, te echaré de menos. Por favor, vuelve).
Fui: Eres como una hija para mi, Pinky. Estarás bien, ya lo verás. Espero que cuando vuelva, no te olvides de mi y que me sigas queriendo...
Pinky: ##### (Jamás te podría olvidar y siempre te voy a querer, Fui).


Fui se abrazó a ella llorando. La echaría mucho de menos, pero sabía que hacía lo correcto.

Fui: Volveré, mi pequeña.


Cuando Fui se marchó, Sus se quedó con los pandas. Se sentó en el suelo y los abrazó.

Sus: Tenemos que buscar un sitio en casa para vosotros, y vuestro bebé. Pandy, ¡me vas a hacer abuela!


Artemisa no podía dejar de abrazar a Agnes. Su secuestro le había afectado mucho. Temió tanto por la vida de Agnes que no se quería separar de ella en ningún momento. Agnes sin embargo lo sobrellevó muy bien. 

Artemisa: Si te llega a ocurrir algo...no sé que habría hecho.
Agnes: Artemisiña. Deja de pensar en ello. Ya pasó y estoy bien.


Silvia: ¡Cuanto amor! Me gusta mucho veros tan felices.
Agnes: ¡Hola, Silvia! ¿Has traído el contrato de Leticia?
Silvia: Sí, lo tengo aquí.


Silvia: Dime, ¿estás bien? Te dije que podías tomarte unos días de fiesta.
Agnes: Estoy bien, de verdad. El trabajo me ayuda a no pensar y el contacto con la gente me gusta.
Silvia: Está bien. Mirad, ahí está Ben...¿Creéis que tiene algo con ella?
Artemisa: Es su ex, pero hay mucha complicidad entre ellos.
Silvia: A lo mejor me tendría que olvidar de él...
Agnes: No te precipites. Les unen muchas cosas, pero hay muchas otras que los separan.


Leticia llegó junto a Agatha a la cafetería.

Silvia: Ya estás aquí.
Leticia: Gracias por esta oportunidad, Silvia. Me da la vida.
Silvia: De nada. Agnes me habla muy bien de ti y sé que lo has pasado muy mal. Entre las clacks tenemos que ayudarnos y apoyarnos.


Leticia: ¿Cuando empiezo?
Silvia: En cuanto vuelvas del pueblo, empiezas. Si quieres, hoy puedes ayudar a Agnes y Artemisa y así te enseñan el funcionamiento de la cafetería.
Leticia: ¡Guayy! ¡Me hace ilu!
Silvia: Pues no se hable más.


Hermenegilda: ¡Ya estamos aquí!
Fernanda: Traemos el dominó, el bingo y el parchís.
Bartolo: Yo quiero jugar al parchís.
Fernanda: No, que luego me dices que te la coma, y a mi eso no me va.
Hermenegilda: ¡Traigo chismes de todo el edificio! 
Leticia: ¿Esas quienes son?
Silvia: Tu peor pesadilla. Espero que seas capaz de soportarlo.
Leticia: ¿Tan insoportables son?
Artemisa: Ni te lo imaginas.
Agnes: Tendrás que tomarte una infusión para superar esto.
Bartolo: ¿Dónde está mi dentadura?
Fernanda: ¡La he dejado en casa! Así no te comes las uñas. Es una costumbre muy fea.
Hermenegilda: La tacones, que se ha caído otra vez. Te lo tengo que contar todo, con pelos y señales. Ay, pero antes os explicaré el cambio de pastillas me que han hecho. Lo tengo todo apuntado.


FIN