martes, 26 de noviembre de 2013

Hafida: Capítulo 9 - Una noche de amor y pasión

Cuando vio que Hafida corría sin mirar atrás, la angustia más atroz se apoderó de él. La amaba con todo su corazón. No sólo le había acompañado para protegerla de Ben y apoyarle en tan delicada situación, también pretendía conquistarla. Quería demostrarle lo mucho que la amaba y ahora lo había echado todo a perder.

Simbat: ¡Hafida, vuelve!

Pamela agarraba a Simbat para que no corriese tras Hafida.

Pamela: Lo siento…no pretendía ocasionarte problemas. Oye, ya que estamos, ¿nos divertimos un rato? Hazme caso, ella ya no te perdonará…


Hafida lloraba en el pasillo. No podía creer que Simbat fuese esa clase de hombre. Se conocían de toda la vida y jamás imaginó que fuese así…se sentía engañada. Sabía que en realidad no tenía derecho a enfadarse, que solo eran amigos, pero sus ilusiones y sus sueños se habían hecho añicos en tan solo un momento.

Christine: Señorita, ¿se encuentra bien?

Christine la descubrió llorando desconsoladamente y se preocupó por ella.

Hafida: No imaginaba que él fuese así, ¡me engañó por completo!
Christine: Tranquilícese, ¿quiere una tila?
Hafida: No, gracias…solo deseo estar sola...

Christine se fijó en la puerta abierta de la habitación de Simbat. Escuchó gritos y decidió acercarse para comprobar que todo estuviese en orden.


Para su sorpresa, encontró a Pamela sobre Simbat en la cama. Él intentaba librarse de ella a toda costa pero ella se agarraba a él como si le fuese la vida en ello.

Pamela: ¡No te resistas! ¡Eso me pone más caliente!
Simbat: ¡Quítese de encima! ¡No comprendo a las mujeres occidentales!
Christine: ¡Pamela! ¡¡Que demonios está haciendo!!



Christine la agarró del brazo y liberó a Simbat. Pamela protestó al instante. Para ella Christine no era más que una vulgar trabajadora que podía despedir cuando se le antojase.

Pamela: ¡¡Que haces!! ¡¡Despedida!!
Christine: ¡Está acosando a un cliente!
Pamela: ¡Esto no es acoso! ¡¡Yo soy tu jefa!! ¡¡Suéltame!!
Christine:  Lo pondré en conocimiento de Idalia, ¡puede estar segura! Disculpe las molestias, caballero...



Simbat: ¡Esa, esa mujer está loca!
Christine: Le ruego que disculpe las molestias ocasionadas, no volverá a ocurrir.
Simbat: Por su culpa ahora Hafida piensa que yo…


Sin querer, la toalla se le volvió a caer al suelo. Christine gritó sobresaltada y asustada.

Simbat: ¡Otra vez!

Christine cerró la puerta en el acto dejando a Simbat solo en su habitación. Ya se había ruborizado y le ardían las mejillas.

Simbat: A este paso todo el mundo me va a ver las vergüenzas…



Ben miraba la televisión en su habitación del hotel. Sentado en la cama y vestido con los pantalones del pijama, pensaba en Hafida. Aquel programa sobre subastas le estaba aburriendo enormemente. Una mujer trataba de vender un jarrón antiguo por un precio más elevado del que le correspondía. El comprador le ofrecía mucho menos de lo que ella esperaba.

Mujer: ¡Es herencia familiar! No lo pienso vender por tan poco dinero.
Vendedor: Señora, que tenga valor sentimental no significa que...

Ben: Menudo tostonazo…




Sabía que Hafida estaba en esos momentos en su habitación, sola. Deseaba ir a verla e insistirle en lo mucho que la amaba. La entrega y el amor por su tío habían aumentado su admiración y amor por ella. Se tumbó mirando el techo. Había cometido muchos errores, pero no podía rendirse tan fácilmente. Le gustaba de verdad y quería lo mejor para ella. Lo tenía que volver a intentar, por última vez. Se sentó en la cama decidido. Haría un último intento y si ella le rechazaba, se retiraría definitivamente.



Hafida llevaba una hora llorando sin parar en su habitación. La imagen de Simbat junto a esa mujer se le repetía una y otra vez en su mente. Se odiaba por haberse ilusionado tontamente con él. Cuantas veces soñó que se amaban, que vivirían una historia de amor y pasión. Lo peor es que ella había creído ver en él signos de que se interesaba en ella en ese sentido. Se sentía tan estúpida, tan ridícula por haberse dejado llevar por su imaginación que no podía dejar de llorar.


Llamaron a la puerta. No quería que nadie la viese llorando, así que se limpió bien las lágrimas y se serenó todo lo que pudo. Al abrir se encontró a Ben en el umbral. Llevaba consigo una botella de champagne.

Hafida: Ben…
Ben: ¿Le apetece a la señorita una copita de un buen champagne de Clisandia?
Hafida: Yo…
Ben: ¿Qué te ocurre? ¿Has llorado?
Hafida: Pasa…


Se sentaron en la cama. Ben le sirvió champagne en una copa y brindaron.

Ben: Por tu tío, por su pronta recuperación.
Hafida: Por él. Gracias.
Ben: ¿Qué te ocurre?

 Se le saltaron as lágrimas aunque intentase impedirlo con todas sus fuerzas.

Ben: ¿Lloras por tu tío? No temas, todo saldrá bien. Te lo prometo.
Hafida: No es eso…


Ben: ¿Entonces?
Hafida: Me siento desgraciada...todo me sale mal. El amor es una estafa. Deseo que mi tío se recupere...es en el único click en el que confío plenamente.


Ben le agarró de una mano y se la besó. Hafida  no supo como reaccionar…

Ben: No llores más, preciosa. Hafida, yo te amo…sé que me dijiste que nuestro tren había pasado pero…no puedo reprimir lo que siento por ti…dame otra oportunidad…te demostraré que el amor no es una estafa.

Hafida se levantó al escuchar esas palabras y le dio la espalda. Se puso a llorar desesperada mente.

Ben: Vaya…esperaba cualquier reacción, pero no esa…lo siento, no debería…perdóname.



Hafida: Ben…no tengo nada que perdonarte. Eso que sientes por mi es precioso…tus sentimientos son puros, lo sé. Sé que te arrepientes y no dudo de tus intenciones. Te quise, muchísimo. Sentí por ti algo que me hizo muy feliz y te has convertido en alguien muy especial para mi…pero ya no te amo, no como antes. Te quiero como un amigo, como alguien que me cuidó y que lo sigue haciendo, como se puede querer a un hermano o a un amigo. No puedo cambiar eso…y me siento mal por ello. ¡Me gustaría amarte! ¡Quiero hacerlo pero no puedo! Lo siento…quisiera amarte, sé que sería feliz a tu lado…
Ben: Hafida…dame un abrazo.


Se abrazaron fuertemente. Hafida lloraba. Se sentía culpable por no poder corresponderle.

Hafida: Eres maravilloso, estoy segura que encontrarás a una mujer que te amará como te mereces…pero yo no soy esa mujer…lo siento...
Ben: Hafida, no llores más. No puedes controlar lo que sientes…me costará, pero me repondré. Dios, esto duele como una estaca en el corazón... 
Hafida: Siento hacerte daño...con todo lo que estás haciendo por mi tío...
Ben: No digas eso, ayudo a tu tío sin esperar nada a cambio. No es culpa tuya...esto me lo he ganado a pulso. No te he tratado como merecías y te he perdido. No debes sentirte mal. Intentaré aceptarlo y mirarte con otros ojos...pero necesito tiempo. Dime, ¿le amas?
Hafida: No sé de qué hablas…
Ben: Simbat. Me di cuenta…entre vosotros hay algo, lo sé.


Hafida: No sé si debería hablar de esto contigo...
Ben: Lo amas, puedes ser sincera conmigo.
Hafida: Sí, lo amo. Eres a la primera persona a la que se lo confieso…pero esta noche me he dado cuenta de muchas cosas. Cuando lo descubrí con otra supe que lo amaba más que nada en este mundo y que lo que siento por ti no es esa clase de amor…ahora lo sé, lo tengo todo claro…
Ben: ¿Lo has pillado con otra? Pero, ¿él no te ama?
Hafida: Llegué a pensar que sí, pero hoy me demostró que no es así…
Ben: No te precipites, ¿has hablado con él? 
Hafida: No tenemos nada de que hablar…lo vi con mis propios ojos.
Ben: Si eso es cierto, ese hombre no te merece.


En ese momento llamaron a la puerta. Ben abrió esperando al camarero, había pedido algo para picar, pero en su lugar apareció Simbat con un ramo de flores.

Simbat: Oh, no sabía que interrumpía…
Ben: No interrumpes nada, no te preocupes.
Hafida: No es buen momento, Simbat. Vete…


Ben se acercó a Simbat y le habló al oído.

Ben: Ella te ama, no la fastidies más. Hazle feliz o te las verás conmigo.

Ben se fue dejándolos solos. No se iba contento ni mucho menos…pero si Hafida conseguía ser feliz con Simbat, al menos no estaría tan sola en el mundo. Aquella noche se emborracharía en su habitación viendo programas cutres de subastas en televisión.


Simbat le ofreció el ramo de flores. Eran rosas rojas, blancas y rosas. Estaba tan nervioso que le temblaba la mano.

Simbat: Son para ti…

Swity miraba la escena bebiendo champagne. Encontró la botella casi llena y no se lo pensó dos veces.

Swity : ¡Oh oh oh! (¡Que sabor tan raro tiene el agua!)
Hafida: No las quiero…será mejor que te vayas, estoy cansada.
Simbat: Hafida, esa mujer se metió en mi habitación. La recepcionista me tuvo que socorrer, ¡se me tiró encima!
Hafida: ¿Crees que soy tonta? De todas formas no me debes explicaciones, solo somos amigos.



Simbat agarró a Hafida de los brazos y la miró a los ojos. Se esforzaba en no llorar, pero las lágrimas se asomaban tímidamente.

Simbat: Estoy cansado. Basta ya de tonterías, Hafida. Te amo, desde hace muchos años. No amo a otra mujer ni deseo a otra, esa clack que entró en mi habitación era solo una prueba para nuestro amor. Entró en mi habitación y me provocó, pero la rechacé. Solo te amo a ti.
Hafida: Simbat…me cuesta creerte…
Simbat: Estoy aquí, frente a ti. Te estoy abriendo mi corazón y no tengo razones para mentirte. Te amo con locura y no puedo vivir sin ti…es la verdad. Si no me amas dilo ahora mismo y me marcharé, jamás volveré a molestarte, te lo juro.
Hafida: Simbat…pero esa mujer…
Simbat: ¿Tan poco confías en mí?
Hafida: Estoy confundida.
Simbat: ¿Me amas?
Hafida: ¡Oh Simbat! ¡Yo también te amo! ¡Te amo con locura! ¡Siempre te he querido!
Simbat: Soy el hombre más feliz y afortunado del Playmundo...Llevo toda mi vida esperando escucharte decir eso.Puedes confiar en mi, Hafida...tú eres la dueña de mi corazón.


Se besaron apasionadamente. Fue un beso largo, intenso y profundo. Sus labios se unieron como si llevasen toda la vida esperando ese momento. 

Swity saltaba de un lado para otro agarrado a la botella de champagne totalmente borracho. Parecía celebrar la declaración de amor, la felicidad de ambos.



Simbat llevó en brazos a Hafida hasta la cama y la tumbó. Se colocó encima y la miró con ternura a los ojos.

Simbat: Llevo muchos años esperando este momento…soñando con tenerte frente a mi y mirar tus intensos ojos y decirte lo mucho que te amo.
Hafida: Simbat…yo también…te quiero con todo mi corazón.
Simbat: Quiero casarme contigo, tener hijos y envejecer a tu lado.
Hafida: ¡No corras tanto! Por el momento disfrutemos el momento…Simbat, hay una cosa que me preocupa…¿Qué pasa con Jessenia?
Simbat: ¡Jessenia! ¿Que ocurre con ella?
Hafida: Te ama...
Simbat: Olvídate de ella, yo solo te quiero a ti.
Hafida: Pero es mi amiga…esto destruirá nuestra amistad…y le hará mucho daño.
Simbat: Ahora no pienses en esas cosas…no dejes que nadie destruya nuestro momento.

Swity: ¡Oh oh oh! (¡Marcha, fiesta, bueeee!)



Por la mañana, Hafida se despertó desorientada. Había dormido como un tronco toda la noche y no identificaba dónde se encontraba. Cuando recordó lo vivido la noche anterior, su corazón dio un brinco. Se asustó cuando no vio a Simbat a su lado y se incorporó. 



Lo encontró frente la tele. Estaba viendo un programa sobre aventuras. Un click se se iba solo de aventuras por el mundo en los lugares más inhóspitos e intentaba sobrevivir hasta encontrar ayuda. Miraba la televisión totalmente absorto. 

Hafida: Buenos días.
Simbat: ¡Buenos días! Has dormido toda la noche. Por cierto, duermes como una princesa...me he pasado la noche mirando como dormías.
Hafida: Simbat...no me acostumbro a que me digas esas cosas, esto parece un sueño.


Simbat: ¿Te pareció un sueño lo de anoche? A mi me pareció muy real. Por cierto, fue maravilloso.
Hafida: No me gusta hablar de eso...me da vergüenza. ¿Que estás viendo?
Simbat: Es asombroso, amor. Este tipo está en la selva y come gusanos y raíces para sobrevivir...y lo más increíble es que lo hace solo por gusto, ¡es estúpido!


Hafida se acercó hasta él y le hizo un masaje en los hombros.

Hafida: Es estúpido, tienes razón. Tenemos que ir a desayunar algo, quiero ir a ver a mi tío al hospital.
Simbat: ¡Pobre Hasine! Se sentirá muy solo allí entre extraños.


Hafida buscó a Swity y lo encontró en el cuarto de baño, vomitando. Los efectos de la juerga nocturna con el champagne ya le estaba pasando factura.

Hafida: ¿Que le ocurre a Swity?
Swity: ¡Oh oh oh! (¡Creo que voy a vomitar el hígado! ¡Ayy que malito estoy!)


Alguien llamó a la puerta con insistencia y fue a abrir. Ben apareció en la puerta, parecía estar nervioso. Tenía ojeras y mal aspecto por no haber pegado ojo en toda la noche.

Hafida: ¡Ben! Buenos días...¿Cómo estás? 
Ben: Hafida, se trata de tu tío.
Hafida: ¿Mi tío? Oh, Ben...¿Que ocurre? ¿Se encuentra bien?
Ben: Me han llamado del hospital, lo están operando de urgencia a corazón abierto en estos momentos.


Continuará...


domingo, 24 de noviembre de 2013

El camping:Capítulo 3 - Sobre el escenario

El día del concierto había llegado. Cientos de personas habían pagado su entrada para ir a ver a sus artistas favoritos y disfrutar de nuevas promesas musicales. Ya habían actuado unos cuantos grupos y el público estaba extasiado. Saltaban y gritaban emocionados. Unos gritaban el nombre de su ídolo mientras que otros seguían la letra de sus canciones favoritas.

En esos momentos  actuaba Clingo. Después de dejar el grupo U-CLICK, sacó su primer disco en solitario titulado “Clickeas en mi corazón”. Para su primer single presentación eligió el tema “Clickas del amor”, una canción romántica que hablaba sobre clickas enamoradizas. Su carrera en solitario estaba siendo todo un éxito y su disco ya era uno de los más vendidos en todo el Playmundo.



Clingo:

Clickas del amoooor,
Sentimientos apasionados del corazóooon,
Sensaciones al descubierto por amooooor,
Clickas del amooooor,
Clickas del amooooor


Chica: ¡Quiero un hijo tuyo!
Chica2: ¡Te amoooo! ¡Por favooor, cásate conmigo! ¡Buaaaaaa!
Chica3: ¡No llevo ropa interioooor!
Fatumata: ¡Guapooo!
Othello: ¿Ese te parece guapo?
Fatumata: ¡Pues claro! ¡Canta como los ángeles!
Othello: ¡Fatumata, por favor! Contrólate. No es bueno que te alteres de esa forma en tu estado…



En  el camerino se respiraba nerviosismo. Nino era el encargado de maquillar y peinar a los artistas. Para la ocasión se había llevado como ayudante a Minerva, una chica que todavía estaba en fase de prueba. Estaba peinando a Loreto, una de las integrantes del grupo Spice Clicks.

Loreto: Tengo que estar perfecta, el aspecto físico es muy importante. No quiero defraudar a mis fans.
Minerva: No sé preocupe, está en buenas manos.
Loreto: Estás de suerte. Luego podrás presumir con tus amigos, le estás tocando el pelo a una estrella. Muy pronto seré la número uno. Lady Clacka me pedirá hacer un dúo y nos iremos juntas de marcha.



Nino se estaba encargando de Ashley, otra de las vocalistas del grupo Spice Clicks.

Ashley: Gracias por ese masaje, Nino. Me has dejado como nueva, ¡lo necesitaba!
Nino: Estabas muy tensa. Ahora te terminaré de peinar y maquillar y saldrás ahí fuera segura de ti misma. Les demostrarás todo lo que vales.
Ashley: ¡Eres un sol! Gracias, Nino. Eres un genio, ¡te quiero!
Nino: Yo también me quiero, cielo.


Loreto: ¡Ahhh! ¡Me has dado un tirón!
Minerva: Lo siento…
Loreto: ¡No sabes trabajar bien! ¡Yo necesito un profesionaaaal! ¡Nino por favooor!
Nino: Sigue con tu trabajo, Minerva. No le hagas caso a esa locaza.
Minerva: Yo...



Mirelli hablaba con Jason, uno de los integrantes del grupo El canto del click.

Mirelli: Jason, saldréis después de Spice Clicks. Hay fuera hay un montón de nenas que se mueren por tus huesos. Luego traeré a unas cuantas…ya sabes, para pasar un buen rato.
Jason: No necesito que me busques a ninguna clack, me las sé arreglar muy bien yo solo.
Mirelli: Oye, tío…que así me echas un cable y ligo yo también, ¡que estoy más salido que una esquina!


JK: ¡Pizzas! De queso y pimientos, ¡mi preferida!
Justin: Osea, aparta esa masa de grasa y colesterol de mi vista. Yo me he traído mi ensalada de hojas y lechugas rojas. ¿Entiendes?


Fune y Pinhead entraron al camerino. Fune había tenido que convencer a Pinhead varias ocasiones para que actuase con ella en aquel concierto. No sabían cantar, pero necesitaban el dinero. Antes de llegar, Fune se inventó la letra de una canción e intentó que Pinehad se la aprendiese, sin mucho éxito.

Mirelli: ¡Hombre, las nuevas promesas ya están aquí! Os estaba esperando, ¿dónde estabais? Estaba empezando a preocuparme.
Fune: Ensayando, somos muy tiquismiquis.
Pinehad: Sí, nos mola tener todo bien preparado…


Pinhead: ¿Hay mucha gente?
Mirelli: Asómate y verás.

Pinhead se asomó entre las cortinas doradas que dividían el escenario del camerino y comprobó que estaba abarrotado. Un sudor frío le recorrió el cuerpo.

Pinhead: ¡Cuanta peña!

Fune también se asomó. La gente saltaba y bailaba hipnotizada por la música.

Fune: Hay mucha más gente de la que imaginaba…



Pinhead fue directo a la puerta de salida, quería huir. En primer lugar le daba mucha vergüenza, no es que fuese un click vergonzoso pero no estaba preparado para soportar tantas miradas puestas sobre él. Por otro lado, cantaba muy mal. Su madre le había ordenado más de una vez que se callara cuando cantaba canciones infantiles cuando era pequeño. Su hermana era más pequeña y se asustaba con sus berridos. Mirelli se interpuso para que no escapara…

Mirelli: ¡No puedes irte!
Pinhead: ¡Aparta o te parto la cara!


Fune se lo llevó a una esquina dónde nadie les escuchara…

Fune: ¡No irás a ninguna parte! Pin, no te reconozco. Eres un click valiente, fuerte y sin miedo a nada.
Pinhead: Lo siento…pero esto me supera.
Fune: Necesitamos la pasta, y lo sabes. Solo tenemos que salir ahí, cantar y que nos paguen por ello. Es fácil y rápido. Quién sabe, a lo mejor lo hacemos tan bien que triunfamos y nos contratan.


Jason: Ey, colega. Toma una birra, te vendrá bien.
Pinhead: Gracias…
Jason: Yo también me puse muy nervioso mi primera vez. Quería largarme a mi habitación y cantar a solas, como lo había hecho siempre. Me daba miedo el fracaso, que destruyeran mis sueños tirándome tomates y quedando en ridículo ante todo el mundo.
Fune: Justo eso es lo que le sucede…teme al fracaso.
Pinhead: No lo entiendes…


Jason: Puede que lo entienda mejor de lo que piensas. No te rayes, tío. Sal ahí y se tu mismo. Haz lo que te gusta hacer. Si disfrutas en el escenario, lo transmitirás a la peña y fliparán.
Pinhead: Está bien…lo intentaré…
Jason: Ánimo tío. Venga, que luego nos iremos todos de fiesta. Conozco un garito que es la caña.


Clingo terminó su actuación y entró en el camerino. El público exigía otra canción más, pero los organizadores tenían establecido un tiempo limitado sobre el escenario a cada artista. Al entrar al camerino, se encontró con Mirelli. El hombre lo miró con odio y desprecio.

Mirelli: Que ven mis ojos, el niño pijo. Desagradecido, por tu culpa perdí clientes y pasé una buena temporada en la cárcel…
Clingo: Yo no fui quién robó y timó.
Mirelli: Dime, ¿todavía sigues con esa vulgar limpiadora? Debí imaginármelo, es perfecta para un fracasado como tú.
Clingo: Tus palabras ya no pueden afectarme. Adiós, Mirelli.


Los Spice Clicks estaban sobre el escenario. Loreto y Ashley lo estaban dando todo con sus voces junto a JK y Justin con sus guitarras. Decidieron empezar tocando el tema “clicks nocturnos”, que hablaba sobre clicks que preferían la noche al día.

Ashley y Loreto:

Viven por la nocheeeee, la luna los ilumina,
Sonidos ancestrales, estrellas sideraleeeees,
Viven por la nocheeee, la luna los ilumina,
¡Las sombras son divinas! ¡Yihuuuu!



Mientras, Nino intentaba peinar a Fune. Le quería quitar el pañuelo negro con esa calavera blanca estampada y cambiarle un poco el look, pero Fune se negaba.

Nino: ¡Mirelli! Tu artista no colabora. Nena, ¿de verdad quieres subir así al escenario?
Fune: Si me tocas un pelo te tragas el peine, ¿he sido lo suficientemente clara? Además, no canto con el pelo, ¿cierto?
Mirelli: Da igual, Nino. Con que suban al escenario y canten, me doy por satisfecho.




Llegó el turno de El canto del click. Jason y Roland salieron al escenario cargados de energía positiva y con ganas de dar lo mejor de ellos mismos. El primer tema que cantaron fue su éxito más conocido “Quiero ser un camión”, fue un bombazo y número uno en todas las discotecas. Estaba incluido en su último álbum “Cuestión de clacks”.

Jason:

Quierooo seeeer un camióoooon,
Cargar cosas pesadaaas y viajar sin parar.
Quierooo seeeer un camióooon,
Tener ruedas y volante, marchas y un claxon que suene total.
 Somoooos camioooneeeees, las nenas nos adoraaan


Cuando el canto del click terminó de cantar, llegó el turno de Fune y Pinhead.

Pinhead: Ahora nos toca a nosotros…estoy nervioso…
Fune: Yo estoy entusiasmada, ¡es emocionante! Seguro que lo hacemos mejor que muchos de esos famosos que dicen que saber cantar.
Pinhead: Espero que tengas razón.
Mirelli:  Electra y Hulk, es vuestro turno. ¡Venga, espabilad! Por el momento el  concierto está siendo todo un éxito, mis representados lo han hecho muy bien. Vosotros le pondréis la guinda final, ¡confío en vuestro talento!



Fune y Pinhead salieron al escenario. Cada uno llevaba una guitarra electrónica. El público gritaba y levantaba los brazos ansiosos por escucharles cantar. Pinhead sudaba y temblaba nervioso. Sin embargo, Fune se sentía segura y tenía ganas de cantar para toda esa gente.



Pinehad dio un mal pasó y perdió el equilibrio. Cayó al suelo y quedó tirado boca abajo. El público comenzó a reírse. Las carcajadas aumentaban por momentos. La gente hacía fotos y grababa con sus móviles y cámaras de última generación.

Pinhead: ¡Dita sea! Yo me largo…
Fune: ¡Amor! ¿Estás bien? ¡No puedes irte así! No eres un cobarde. Venga, vamos a demostrar a esta gente de lo que somos capaces de hacer. Después cobraremos, necesitamos ese dinero.
Pinhead: Está bien…



Se pusieron ante los micrófonos.  El público dejó de reír. El silencio más absoluto se adueñó de aquel lugar. Uno de los micrófonos se acopló cuando Fune saludó con un hola.

Fune: …os vamos a cantar uno de nuestros temas estrella, Te rajo si lo tocas. Espero que os mole.

Pinhead:

Miii noviaaAaAaAAAaaaa meeehee quiereee muuuchoOoOoOoOoO
¡Con todaaAaaaaAAAaAaAA su patataaAAAAAAA!

Fune:

ViIIIIIIiiiinoooo una peeerraaacaaaa, que me lo queríaaaAaAa triscaaaaAaaaAAAAr,
¡Y la tiré por un volcáAaaaAAaAaaaaaN!

Púlbico: ¡Fuera! ¡Basuraaaa! ¡Menuda porquería! ¡Me duelen los oídos! ¡Os odio!






Fune y Pinhead:

Toma, chincha, toma rechincha, ¡Nunca nos vooOOOoOoOlverá a molestaaaAaaAAAr!
Toma, chincha, toma rechincha, ¡Nadie nos podráa separaaaaaaAAAAaaAAaar!

Público: ¡Que me devuelvan el dinero! ¡Que alguien les haga callar! ¡Basuraaaa! ¡Que asco!

Fune:

Se creíaAaAaaa que por ser pijaaaAaAAA lo podría conquistaaaAAAr,
¡Es mío y de nadie MaaaaAAAAAaaaaás!

Pinhead:

SooolOooOooOOOOOo tengo ojos pa mi chicaaaAAAAaaa,
¡La quiierrooOOoo a rabiaaaAAAaaaaaaAAr!

Fune y Pinhead:

Toma, chincha, toma rechincha, ¡Nunca nos vooOOOoOoOlverá a molestaaaAaaAAAr!
Toma, chincha, toma rechincha, ¡Nadie nos podráa separaaaaaaAAAAaaAAaar!



Unas nubes negras aparecieron rápidamente y comenzó a llover. Primero cayeron unas cuantas gotas indefensas, pero en seguida  aumentó de intensidad hasta que se convirtió en tormenta. Truenos y relámpagos y un viento frío azotaba a los que allí se congregaban.

Fune y Pinhead:

Toma, chincha, toma rechincha, ¡Nunca nos vooOOOoOoOlverá a molestaaaAaaAAAr!
Toma, chincha, toma rechincha, ¡Nadie nos podráa separaaaaaaAAAAaaAAaar!




No sabían cantar y sus gallos y berridos se procedían uno tras otro. Tampoco sabían tocar la guitarra, así que la actuación estaba siendo un auténtico fracaso. Terminaron de berrear. La gente gritaba enfadada, enfurecida. Se intentaban proteger de la lluvia con chaquetas o cualquier cosa que tenían a mano.

Fune: ¡Graciaaaas, peña!
Pinhead: ¡Hemos triunfadooo!
Fune: ¡Te lo dije! ¡Somos la caña!


En el camerino, Nino le daba aire a Mirelli con un pañuelo. El hombre se había desmayado al escucharles cantar pero habían conseguido reanimarlo.

Mirelli: Tendría que haberles escuchado cantar antes…nunca hago caso a mi mujer…Oh, dime que esto es una pesadilla, que realmente no cantan tan mal…
Nino: Mi tío tiene una granja de cerdos que cantan mejor que esos.
Mirelli: ¡Ayyy! ¡Calla, calla!

Jason: Hola, preciosa…¿Nunca te han dicho que eres una diosa de la belleza?
Minerva: No…gracias.


Pinhead: ¡Graciaas! ¡Amor, hemos triunfado como la Colo-k!
Fune: ¡Te lo dije! Mira como gritan, están entusiasmados con nosotros.
Público: ¡Largooo! ¡Prefiero morir a escuchar vuestras voces! ¡Me dais asco!

De pronto, alguien lanzó una bota al escenario. Le dio de pleno en toda la cara a Pinhead.



Pinhead: ¡Ahh!
Fune: ¡Corre por tu vida!

Empezaron a llover botellas, zapatillas y todo tipo de objetos. Para salvar sus vidas, salieron corriendo. Entraron al camerino para refugiarse. 


Continuará con el capítulo final