Capítulo 05: La furgoneta de papá
Se sentaron a la mesa y Leticia les sirvió infusión de chocolate y frutos del bosque. Sabrina estaba deseando que probasen su infusión especial. Había sacado de Internet la receta y la hizo esa misma tarde.
Sabrina: Espero que os guste la infusión.
Sus dio un sorbo y no consiguió disimular lo poco que le había gustado. Sabía a algo quemado y flotaban cosas sueltas por la taza. Se sacó algunas con los dedos.
Sus: Huy, tiene cositas.
Duclack hizo lo mismo y reaccionó de la misma forma. Disimuló con una leve sonrisa.
Sabrina: No os gusta.
Sus: Oh, está buena...
Duclack: Es...distinta.
Nerea escupió en la taza y mirando de reojo a su amiga, se disculpó.
Nerea: Está riquísima, pero quema...
Sabrina: Está mala, no os preocupes...Mi hermana Dona es un desastre en la cocina. Lo preparó ella. Me dijo que había visto la receta en Internet.
Sus: ¡Mmmm! Estas galletas están deliciosas, Sabrina.
Duclack: Sí, están muy buenas.
Sabrina: Gracias. Os dije que os gustaría.
Sus: ¿Qué ingredientes tiene?
Sabrina: Muchos...ya os pasaré la receta. Me defiendo muy bien en la cocina.
Nerea: Cariño, estas galletas son puro pecado.
Sabrina: Por cierto. El otro día, encontré una foto de cuando éramos adolescentes.
Sus: ¿Sí?
Sabrina: Sí, de aquel día que salimos con la furgoneta de tu padre, Duclack. ¿Os acordáis?
Sus: Sí...
Duclack: Yo también tengo esa foto por ahí.
Sabrina: Nos llevábamos tan bien. Metí la pata, y desde ese día dejamos de hablarnos...
Nerea: ¿En serio? Chismes, chismes. Contadme, ¿qué ocurrió?
Sus: No sé si es buena idea recordarlo...
Sabrina: Éramos unas niñas, eso está olvidado. Te cuento...
1995
El padre de Duclack nos llevaba de paseo. Era un sábado por la tarde. Estábamos en primavera, pero todavía hacía fresquito. Me gustaba esa furgoneta. Era como una casa con ruedas. Tenía todas las comodidades. Duclack era la copiloto. No paraba de hablar con su padre. Tengo que reconocer que envidiaba vuestra relación. Yo con mi padre nunca me he llevado bien.
Duclón: Luego iremos a comprar la merienda.
Sus: ¡Yo quiero un phoskitos!
Duclack: Yo prefiero donettes.
Diamante: ¡Pues yo un bollicao!
Duclack: Podríamos ir después al cine. Se estrena Braveheart. Tiene muy buenas críticas.
Sus: También podríamos ver Jumanji. Me llama mucho la atención. Sale Robin Clicklliams.
Diamante: ¿Y si vemos la de Toy Story? Están hechos con ordenado y parecen de verdad. Trata de unos muñecos que tienen vida.
Sus: ¡Igual que nosotros!
Sabrina: Yo prefiero ver la de Mentes Peligrosas. La banda sonora es una pasada.
Rong: Sale esa tan maciza, Michelle Clickeffer. A mi me gustaría ver Apolo 13.
Te preguntarás quién es Rong. Era un chico muy guapo de nuestra clase. Se vino con nosotros aquel día. Rong y Sus eran novios, o algo así.
Duclón: Iremos a ver La isla de las cabezas cortadas. De piratas.
Duclack: ¡Genial!
Sus: A mi me da miedo ese título.
Sabrina: Bah. Si son cabezas cortadas, poca cosa pueden hacer. Una isla repleta de cabezas cortadas que te muerden los pies si pasas por su lado. Suena a rollazo.
Diamante tenía pelo. Me refiero a pelo en la cabeza. En otras partes de su cuerpo desconozco si sigue teniendo. Sus, ¿tiene pelo en otras partes? Bueno, a lo que vamos.
Diamante: Sus, te puedes sentar conmigo en el cine. Si te da miedo la película, conmigo te sentirás protegida.
Sus: Vale.
Rong: No te preocupes, colega. Yo me ocupo de Sus. Conmigo, estarás completamente protegida.
Sus: Con vosotros es imposible pasar miedo.
Diamante estaba muy pendiente de Sus. Quizás en aquellos tiempos ya estaba interesado en ella. Yo notaba que no le hacía mucha gracia que estuviesen juntos...
Rong: Mañana te llevaré a las pistas para que veas lo que hago con el monopatín. Soy el mejor del barrio.
Diamante: A mi se me da mejor.
Sus: Anda, no sabía que supieses montar en monopatín.
Diamante: Soy un crack.
Rong: Pues te vienes y practicamos juntos.
Sabrina: Rong, a mi me gustaría aprender. Soy tan torpe con el monopatín...
Rong: Te puedo enseñar. Cuando quieras quedamos.
Sabrina: ¡Perfecto!
Sus: Estoy deseando ir al baile de fin de curso.
Rong: Yo suelo pasar de esas cosas, pero ir contigo lo cambia todo.
Diamante: Yo sé bailar muy bien.
Sus: ¿Dónde has aprendido?
Diamante: Ehhh, me enseñó Duque.
Presente
Estaba claro que Diamante mentía.
Sus: Baila como los patos. ¡Jajajaja!
Duclack: Y ya es decir. Se le veía celosillo...
Nerea: ¿Al final fuiste al baile con Rong?
Sus: No...
Nerea: ¿Qué pasó?
1995
Llegamos a un lugar muy apartado, cercando al bosque. A Duclón le gustaba parar ahí para revisar la furgoneta. Era un lugar abandonado. No solía pasar mucha gente por allí y era ideal para aparcar y estirar las piernas. Sus y Rong fueron a dar un paseo romántico por la zona. A mi me pareció fatal. Dejarnos tirados para irse solos.
Rong: Dame la mano, iremos por ahí.
Sus: ¡Vale!
Sabrina: Grrrrr.
Yo estaba cabreada. A mi me gustaba Rong. Que se hubiese fijado en Sus sin prestarme atención me fastidiaba mucho. Duclack se puso a hablar con Diamante y Duclón a trastear con la furgoneta.
Me quedaba mirando a los dos tortolitos, pasándolo en grande. Sentía que me restregaban su amor por toda la cara. Me percaté que Diamante tampoco estaba muy contento con la situación.
Pasado un rato, Duclack propuso jugar al escondite.
Duclack: Podría ser divertido.
Sabrina: Sí, pero solamente nosotros tres...
Diamante: Avisemos a Sus y Rong.
Duclack: Sí, me parece bien.
Salimos a buscarlos y finalmente, los encontré yo. Reconozco que los espié. Lo sé, no debería haberlo hecho, pero era una niñata envidiosa. Estaban hablando de forma muy cariñosa.
Presente
Sus: No sabía que te gustase ni que te sentías así.
Sabrina: Yo era una adolescente complicada. Sigo siendo complicada, pero antes lo era mucho más.
Nerea: Anda ya, si eres genial.
Duclack: Aquel día nos sorprendiste a todos.
Sabrina: Lo sé. Pues nada, al final decidimos jugar todos al escondite.
1995
Duclack: ¿Os apuntáis?
Sus: ¡Síii!
Rong: Bueno.
Sabrina: ¿Quién cuenta?
Finalmente, muy a su pesar, le tocó contar a Diamante.
Diamante: ¡Uno, dos, tres, cuatro...!
Salimos corriendo a buscar un buen lugar en el que esconderse.
Todos buscaban un buen escondite, menos yo. A mi no me interesaba el juego. Seguí a Rong y lo pillé escondido entre unos arbustos. Pensé que era el momento que había estado esperando tanto tiempo. Necesitaba comprobar si de verdad no le resultaba nada atractiva.
Sabrina: ¡Huy, estás aquí!
Rong: ¿Qué haces? ¡Búscate otro escondite!
Sabrina: Mejor me quedo aquí contigo, creo que ya ha terminado de contar.
Diamante: ¡Allá voy! ¿Dónde estáis?
Escuchaba a Diamante gritar, pero pasaba olímpicamente del juego.
Diamante: ¡Os encontraré!
Yo no deseaba ser encontrada. Creo que Rong tampoco.
Diamante escuchó ruidos entre los matorrales y fue a ver. Era justamente el escondite dónde estábamos Rong y yo. Nunca imaginó que nos podría encontrar escondidos de esa forma. Yo me había lanzado a los labios de Rong, juntando los suyos con los míos con pasión. Le abracé y lo tiré al suelo, tocando todo su cuerpo, como si le quisiese robar la cartera.
Me había arriesgado. Estaba preparada para su rechazo, pero nada que ver. Respondió a mis besos y se lanzó sobre mi, muy emocionado. Imagino que había dejado de pensar con la cabeza. Ese chico estaba descontrolado por completo. Diamante nos vio y no supo que debía hacer.
En esos momentos, apareció Sus.
Sus: Diamante, si no nos buscas esto no es divertido...
Diamante: ¡Sus! Es mejor que te marches...
Sus: ¿Qué está ocurriendo ahí?
Diamante: Nada. Corre en busca de Duclack, ahora voy...
Sus: ¿Ese es Rong?
Así es, amiga mía. Nos pilló. Ay Sus, te pusiste a gritar como una loca. Debo reconocer, aunque me avergüence en estos momentos, que sentí cierto placer al verte sufrir. Lo siento, me porté muy mal. El caso es que gritaba llorando. Rong no tardó en culparme a mi de lo ocurrido, pero lo cierto es que yo no le puse un cuchillo en cuello para que me besara.
Sus salió corriendo y Rong tras ella. Recuerdo a Diamante, parándole los pies muy enfadado.
Diamante: ¡Eh! ¡No te acerques a ella! Bastante has hecho ya.
Rong: ¡Sus! ¡Ha sido Sabrina! ¡Se lanzó sobre mi!
Sabrina: ¿Y no me pudiste rechazar? A mi que me registren. Yo no te he obligado a hacer nada que no quisieras.
Duclack: ¡Sus! ¿Qué te ocurre?
Duclack y Diamante fueron a consolarla. La pobre, se había llevado su primer desengaño amoroso. Si lo piensas bien, ese chico no era trigo limpio y yo te lo quité de encima.
Sus: ¡Pensaba que me quería!
Duclack: Es tonto, Sus. Vamos, no llores...
Sus: ¡Pero yo le quiero!
Diamante: Siento que lo hayas visto. Intenté detenerte, pero...
Sus: No te preocupes, Diamante. Es mejor así. No quiero que me engañen y me dejen como a una tonta.
Duclack: Tengo una idea. ¡Iremos al baile juntas!
Sus: Ya no quiero ir al baile...
Duclack: ¡Con la ilusión que te hacía! Venga, que lo pasaremos bien.
Diamante: ¡Yo iré con vosotras! Le diremos a Wen que se apunte.
Sus: Gracias, chicos.
Sus tenía los ojos llorosos. Duclack la abrazaba y Diamante parecía su guardaespaldas. Rong se mantenía alejado de ella, temeroso.
Rong: Sus, deja que te explique...
Sus: No hay nada que explicar. Puedes seguir guarreando con ella. A mi ya me das asco.
Rong: Perdóname, por favor...
Duclack: Rong, déjala en paz.
Ay, recuerdo cuando te acercaste a mi. Nunca te había visto tan enfadada. La dulce y perfecta Sus, que no era capaz ni de levantar la voz.
Sus: Sabri, ¿cómo has podido?
Sabrina: Lo siento, Sus. No he podido evitarlo. Espero que esto no estropee nuestra amistad.
Sus: ¿Amistad? Tú y yo no somos amigas ni lo seremos jamás.
Aquellas palabras me dolieron, pero disimulé.
Más o menos eso fue todo. Su padre nos obligó a posar para una foto, con la furgoneta. La foto es muy representativa. Sus, Duclack y Diamante posaban juntos, muy pegados. Yo estaba a un lado, alejada de todos. Rong posaba igual que yo, lejos de ellos y también de mi. Desde aquel día, no volvió a dirigirme la palabra, bueno, ni él ni los demás.
Presente
Sabrina: Y eso fue más o menos todo.
Nerea: Nada, tonterías de niños. Lo normal es olvidarlo y no dar cuenta de ello.
Sabrina: Sí, pero metí la pata. Me dejé llevar por mi lado más salvaje, y lo siento.
Sus: Es agua pasada, Sabrina. Aunque tardé mucho en superar lo de Rong.
Duclack: Al final lo pasamos muy bien en el baile del instituto.
Sus: Sí, gracias a vosotros.
Leticia: ¿Más infusión?
Todos la rechazaron sin titubear.
Sabrina: Chacha, puedes retirarte. No me gusta que estés ahí escuchando lo que hablamos.
Leticia: Pues si no me necesitas, me retiro.
Sus: Gracias, Leticia.
Leticia se marchó. Se sentía humillada por Sabrina, pero no podía renunciar y dejar el trabajo. Lo necesitaba.
Sabrina: No la soporto.
Nerea: Va moviendo el culo por toda la casa como si fuese suya.
Sabrina: Sí, sabiendo que lo tiene perfecto y que mi marido la mira.
Duclack: ¿John le mira el culo?
Sabrina: Hablan mucho y cuchichean a mis espaldas. No me fío de ella. Esta me lo quiere quitar.
Sus: Eso no es verdad, Sabrina. Conozco a Leticia y sería incapaz de algo así.
Sabrina: Sus, que sigues siendo muy inocente.
Nerea: En cuanto puedas, te la quitas de encima.
Continuará...
¡Me encanta que en esta historia se haya contado algo que ocurrió cuando eran jóvenes! Le dio mucha agilidad a la historia y también podemos saber por qué se originó la enemistad entre Sus y Sabrina. Siempre fue complicada, es cierto, pero lo bonito es que se arrepiente de lo que hizo entonces. Lo que ya no es tan bonito es que desconfíe así de Leticia y que la trate de esa manera tan humillante. Ojalá se dé cuenta de que Leticia es una chica como ella, con el mismo derecho a que la traten con respeto. Me hizo mucha gracia lo de la infusión. ¡Me dio mucho asco! Y qué mala Sabrina echándole las culpas a su hermana y encima haciendo suyas las galletas que ella le hizo con tanta dedicación. Qué bien disimuló cuando le preguntaron por los ingredientes. En fin, que en este capítulo vemos las dos partes de Sabrina, que se contraponen continuamente. En un momento la ves arrepentida por algo malo que hizo y al segundo siguiente se le manifiesta su lado oscuro, pero eso hace que el personaje sea muy divertido. Me ha gustado mucho descubrir que todos se conocían desde que eran niños. Qué bonito. ¡No tardes en colgar la continuación! ¡Me encanta!
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