miércoles, 26 de mayo de 2021

Celos - Capítulo 10: El barco

Capítulo 10: El barco

Una chica con un pequeño bolso rosa y gorra roja, preguntó quienes iban a subir al barco. Era la encargada de cobrar el billete y guiar a los pasajeros. Llevaba dos coletas y unas enromes gafas de color rosa.

Josefa: Por favor, pónganse en fila india. El billete cuesta 15 cleuros por persona y 10 para grupos mayores de cinco.
John: Somos siete.
Josefa: Entonces son 10 por barba.


Sus: ¡Ya viene el barco!
Duclack: ¡Qué bonito!
Josefa: Iré cobrando los billetes.
Diamante: ¿Hay rebaja para calvos?
Josefa: Me temo que no, caballero.
Diamante: Cachis.


Era un barco de recreo muy espacioso. Los navegantes podían pasear por toda la cubierta, subir en la parte más alta del barco si se deseaba o sentarse en su interior, en uno de sus cómodos sofás.


El barco se fue acercando lentamente al puerto.

Sebastián: Mira, lo conduce un click famobil.
Duclack: De esos ya se ven muy pocos.
Sabrina: Menudo rollazo no poder mover las muñecas.
Diamante: Ni te puedes poner pendientes...
Sus: Pero tienen su encanto.


Josefa dio paso libre al barco y empezaron a subir. Leticia fue la primera. Estaba entusiasmada.

Sabrina: Mírala, tiene que ser la primera.
Sus: ¿Qué más da?
Sabrina: Pues que es una ansiosa. No sé que pinta aquí, si somos todos parejas.


Fueron subiendo poco a poco. 

Leticia: ¡Es una pasada!
John: Nunca había subido a un barco como este.
Leticia: Huy, da un poco de impresión.
John: ¿Estás bien?
Leticia: Sí, no te preocupes.
Sabrina: Grrrr.


Leticia fue hasta la popa y miró asombrada al horizonte. John la acompañó mientras que Sabrina los observaba enrabiada. 

John: ¿Ves aquella isleta de allá?
Leticia: Sí.
John: Es isla deseo. Dice la leyenda que si pides un deseo estando en ella, se hace realidad.
Leticia: ¿El barco se detendrá en ella?
Sabrina: Espero que no. No me apetece perder el tiempo en tonterías.


John: ¿Has visto el crucero?
Leticia: No...

John se acercó más a ella, para indicarle. Sabrina apretó los puños.

John: Justo al lado de la isla.
Leticia:¡Ahora lo veo! ¡Es enorme!
John: Sí, es precioso.
Sabrina: Bueno, ya está. Deja a Leticia a su aire.


Mientras tanto, en la heladería...

Luna vio el barco de recreo y los ojos se le iluminaron.

Luna: ¡Mira ese barco!
Junior: Parece que se puede subir.
Luna: ¿Subimos?
Junior: ¿Ahora? Es que...
Luna: No dejes para mañana lo que puedas hacer hoy, Junior. ¡Vamos a la aventura!


Junior se animó al ver a Luna tan decidida. El barco estaba a punto de partir, así que le tocó correr para que no se marchara sin ellos.

Junior: ¡Un momento!
Josefa: No corras, os esperamos.
Junior: ¡Gracias!
Luna: ¡Genial!


Sebastián: No me importaría trabajar en un barco de estos.
Duclack: Debe ser bonito. Te tengo que llevar de aventura en mi barco pirata. 
Sebastián: Me gustaría. Tengo una idea en mente para una novela. Trataría sobre unos piratas que buscan un tesoro y me vendría genial para documentarme.


Una vez todos a bordo, Josefa los reunió en la parte más alta del barco.

Josefa: Bienvenidos al Costa Click. Me llamo Josefa. Espero que disfruten de nuestro paseo por toda la zona costera. Son libres de pasear libremente por nuestro barco. En breves momentos, serviremos marisco gratis para todos ustedes. Mejillones, almejas, gambas y todo tipo de marisco acompañados de vino blanco Wensulando. Pueden comer y repetir lo que les plazca. Si lo desean, pueden comer en el interior o aquí, al aire libre.


Josefa: Pueden contar conmigo para cualquier cosa. Disponemos de baño si lo necesitan en la planta inferior. ¡Les deseo un buen viaje! 


Sabrina y los demás entraron en la sala interior del barco. Allí tomaron asientos alrededor de una mesa. Todos pudieron sentarse a excepción de Leticia, que se había quedado sin sitio.

Sabrina: Vaya, no hay sitio para ti. Tendrás que buscar en otro lado.
John: Ya le cedo yo mi asiento.
Sabrina: Ni hablar. Somos pareja y ella va sola.


Josefa: No se preocupen, tengo sillas guardadas. Tome, señorita.
Leticia: Muchas gracias, Josefa.
Sabrina: Nada, que no me libro de ella...
Josefa: Para eso estamos, para servir. Cualquier cosa, me avisan. Ahora les traigo el marisco y el vino.


Leticia: Esto es fabuloso. Nos tratan como a reyes.
Sabrina: Sí, pero estos viajes son ideales para parejas. Viajar sin pareja me parece un poco patético, y más de sujeta velas.
Sus: Yo no pienso así. No es necesario tener pareja para hacer cosas diferentes. Tampoco me parece mal ser el soltero de un grupo.
Sabrina: No, si yo no digo que esté mal, pero resulta algo...penoso.
Leticia: Yo pienso que más penoso es quedarse en casa.


Sabrina: Claro que sí, bonita, tienes que ser positiva. Haces bien con no deprimirte. Tienes que salir, aunque sea con parejas felices y con hijos.
Sus: Lo importante es ser feliz. Tener pareja no es necesariamente la clave de la felicidad.
Sebastián: La felicidad reside en uno mismo.
Sabrina: Sí, feliz pero sola como la una.


Josefa: Aquí os dejo los mejillones.
Sabrina: ¡Menuda bandeja!
Diamante: ¡Ñaaam! ¡Me pienso poner hasta las cejas!
Duclack: ¡Mmmm! ¡Están deliciosas!


Sus: Mirad, más marisco.
John: No puede estar más bueno.
Sus: Diamante, vas a reventar.
Diamante: No, tranquila. Todavía me queda espacio para más.
Leticia: Esto es el paraíso.


Todos disfrutaron de la comida. Luna y Junior comieron en el exterior. 

Junior: ¿Dicen que aquí hay lavabo? 
Luna: Sí, en la parte de abajo.
Junior: Pues mi estómago está protestando, ay. Tengo que ir, ahora vengo. 


Una vez que terminaron de comer, pasearon por el barco admirando los alrededores. La fresca brisa marina junto al sonido de las olas relajó a todo el mundo (excepto a Sabrina).


Diamante: ¡Sus, vamos a hacer un Titanic!
Sus: ¡Vale! Agárrame bien, que no me quiero caer.
Diamante: Tranquila, tu valiente pirata no te dejará caer.
Sus: Lo sé. En tus brazos me siento muy segura.


Sebastián: Eres la clack más hermosa de este barco.
Duclack: ¿Solamente de este barco?
Sebastián: No, de todo el Playmundo. Aunque Pradito y Mar empatan contigo en cuanto a belleza.
Sebastián: Te amo.
Sebastián: Y yo a ti.


Junior: Estás muy pensativa.
Luna: Lo siento. Estaba pensando en mi novio. Creo que está con otra.
Junior: ¿Estás segura?
Luna: Se comporta de una forma muy extraña...
Junior: No tenemos suerte en el amor.
Luna: Bueno, es mejor haber amado y perdido, que no haber amado nunca. 

Leticia escuchó la conversación y no pudo evitar sentirse mal. 


Junior: Es una gran verdad. Pienso en Azur, en lo que la amo, pero si mi destino no está junto a ella, lo aceptaré.
Luna: No nos pongamos tristes por eso. Estamos en un barco, navegando por un lugar muy bonito y hemos comido lo que nos ha dado la gana. Tengo un nuevo amigo genial y hace un día precioso. Son muchos motivos para estar feliz. 
Junior: Tienes razón. 


John: ¿Estás bien? 
Sabrina: Sí...
John: No es una respuesta muy convincente.
Sabrina: Es por Leticia. Se pega demasiado a ti.
John: ¡Estás celosa!
Sabrina: ¿Yo? Para nada. Simplemente te informo de algo que está pasando y de lo que tú no te estás dando cuenta.
John: Cariño, ahora te ha dado por Leticia.
Sabrina: Me doy cuenta de las cosas.
John: Cuando te enfadas, te pones preciosa.
Sabrina: Anda ya...


John la abrazó. Luego la besó. Sabrina no pudo evitar sonreír.

John: Pero cuando ríes, te pones todavía más hermosa. No te reyes con eso, Sabrina. Yo solamente tengo ojitos para ti y créeme, Leticia no está interesada en mi. Está pasando un mal momento y necesita todo nuestro apoyo. Sabes cómo soy, que me gusta ayudar a la gente. Leticia es buena chica.
Sabrina: Os veo cuchichear a mis espaldas.
John: No tienes nada de lo que preocuparte. Hablamos de cosas sin importancia...
Sabrina: Ya...



Pasaron junto al crucero Panama. Los tripulantes del enorme barco les saludaron y ellos les devolvieron el saludo.

Duclack: ¡En uno de esos tenemos que subir algún día, Sebastián!
Diamante: Capitana, podríamos hacernos con un barco así para piratear.
Sus: Estaríais más cómodos, pero creo que no sería lo mismo.


Sabrina: John, quiero irme de crucero.
John: Y yo, pero de momento no podemos.
Sabrina: Sería genial. Nerea ha ido ya un par de veces y nosotros ninguna. Dice que es lo mejor del mundo.
John: Ya, tu amiga dice muchas cosas. El otro día dijo que nos montaríamos en su yate, y ni se ha presentado.
Sabrina: Me ha dicho que tienen que hacerle una pequeña reparación. Además, luego se pasará a ver cómo está mi padre.
John: ¿Está enfermo?
Sabrina: Sí. Es que ayer estaba algo indispuesto, imagino de tanto beber cervezas. Como Nerea no puede venir, se ofreció para echarle un vistazo. Es muy buena amiga, no deberías hablar mal de ella.
John: Lo mismo digo de Leticia. 


Sabrina: ¡Nos saluda el capitán del crucero! ¡Holaaa!
Sus: Ay, creo que se llama igual que el barco que se hundió hace años. Murió mucha gente...
Diamante: Lo llamaron así en honor de aquel barco. El Capitán creo que es el mismo.


Junior: Mis amigos Kim, Ema y Renzo viajaban en aquel que se hundió.
Luna: Debió ser terrible. Sobrevivir a algo así te debe cambiar la vida.
Junior: A mi me encanta cuando me cuentan todo lo que vivieron aquel día.


El crucero se alejó mar adentro.

Sabrina: Algún día, subiré en uno de esos.



John: Mira, Leticia. Esa es isla Deseo.
Leticia: Anda, pero si tienen chiringuito.
John: A pesar de lo pequeña que es, tiene de todo.
Sabrina: Incluso tiene un tobogán. 
John: Algún día podemos organizar una escapada.


John se acercó a Leticia y le enseñó una pequeña cueva junto a la isla. Se pegó mucho a ella, intentando indicarle el lugar.

John: ¿Lo ves?
Sabrina: Yo sí que lo veo...
Leticia: ¡Ah, sí!
John: En esa cueva, los piratas escondían sus tesoros. Es muy profunda y según cuenta la leyenda, en su interior esconde un tesoro pirata. Muchos se han aventurado a entrar en ella, y algunos, no han vuelto. Por eso ahora su entrada está prohibida. 


Sebastián: John, ¿puedes venir un momento? Tenemos dudas sobre aquella zona del puerto.
John: Sí, voy. Ahora vengo y os sigo contando.


Sabrina se quedó a solas con Leticia. Esta, miraba absorta el mar. Al barco le seguían peces de colores muy llamativos.

Leticia: Mira estos peces, Sabrina.


Sabrina no respondió. Miraba fijamente la espalda de Leticia. Su pelo rubio moviéndose con el viento. Por un momento, pensó que se caería. Se estaba asomando demasiado para ver los peces. Entonces, una idea apareció en su mente. Si le daba un pequeño empujón, caería al agua. Un accidente por imprudencia. Se asomó demasiado para ver los peces y cayó. 


Por fin se libraría de ella. A lo mejor se la llevaba la corriente mar adentro o le atacaba un tiburón. La imagen de Leticia siendo atacada por un tiburón enorme y arrastrada al fondo del mar le entusiasmó. Miró a su alrededor, se aseguró de que nadie las miraba y la empujó.


Fue fácil. Leticia ya estaba inclinada y no opuso ninguna resistencia. Intentó agarrarse a la barandilla, pero no lo consiguió. Quiso gritar, pero el agua se la tragó.


Continuará...

1 comentario:

  1. ¡Pero cómo puede ser tan mala Sabrina! Me quedé asombradísima cuando la empujó. Pensé que se podía arrepentir a último momento, cuando dijo que la imagen de Leticia devorada por un tiburón la entusiasmó, pero ya está visto que Sabrina precisamente buena persona no es. Por muy celosa que esté, no es lógico que quieramatar a una persona, sobre todo cuando John acaba de decirle que sólo tendrá ojos para ella... ¡Qué mala! Espero que a la pobre Leticia no le ocurra nada. Creo que Sabrina llegó demasiado lejos.
    Son muy bonitas las imágenes que se ven desde el barco y qué bien lo están pasando comiendo ese marisco tan rico. Me pregunto si Sus es vegana o sólo no come carne, como yo... pues creo entender que ella también come marisco.
    ¡Este capítulo me encantó! Me parece muy emocionante. ¡Voy a por el siguiente!

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