Suselle saltó y se agarró a la lámpara que colgaba del techo. El elegante y exquisito ser gritó enfadado. Alicia también saltó y consiguió escapar de él.
Las dos se dejaron caer de la lámpara pero estaba demasiado alto, por lo que la caída fue aparatosa. Cayeron al suelo desorientadas y algo mareadas.
El ser aprovechó el momento y las agarró.
Calabazo: ¡Por fin os atrapo!
Suselle: ¡Suéltame! ¡Socorro!
Alicia: ¡Que alguien nos ayude!
Calabazo: Mucho me temo que aquí, nadie os ayudará.
El inteligente ser las encadenó a unos grilletes en los pies. Aquello les impedía huir y moverse con normalidad.
Calabazo: Sois muy escurridizas. Temía que os ocurriese algo malo ahí fuera. Descuartizadas no me servís para nada.
Suselle: Por favor, deje que nos marchemos...
Calabazo: Pequeña, eso no depende de mi.
Alicia: ¡Malvado! ¡Monstruo!
Calabazo: Vaya, no esperaba piropos por vuestra parte.
Suselle: ¿Y ahora que hará con nosotras?
Calabazo: En seguida lo descubriréis.
Sonó el timbre y el fantástico ser abrió la puerta. Dos hermosas brujas entraron a la mansión. Las dos vestían de rojo, con hermosos vestidos y capas grises. Una rubia y la otra castaña.
Calabazo: Aquí las tenéis.
Muriel: ¡Son dos buenos ejemplares!
Jezabel: ¡Son perfectas!
Calabazo: Os lo dije. Como servicio no me valen, son muy revoltosas.
Muriel: Hola, crías humanas. Somos Muriel y Jezabel. Os tenéis que venir con nosotras.
Suselle: ¿Para qué?
Jezabel: ¡Para nuestro menú Halloween!
Muriel: Niña a la manzana al horno y niña a la parrilla.
Alicia: ¡Nooo!
Suselle: Señor, no deje que nos lleven. ¡Le podemos valer como servicio del hogar!
Alicia: ¡Yo puedo hacer muchas cosas! ¡Puedo hace recados o pasar la escoba!
Suselle: ¡Yo sé cocinar! Se lo suplico, señor...no deje que estas brujas nos lleven...
Un fenómeno extraño en el siniestro y oscuro corazón del ser le hizo cambiar de opinión. Ya no quería entregar a las niñas.
Calabazo: Amigas, lo he pensado mejor. Creo que estas niñas me serán de mucha utilidad.
Muriel: Ya no puedes cambiar de opinión. Las niñas son nuestras.
Calabazo: Claro que puedo cambiar de opinión. Os conseguiré otras, pero estas son para mi.
Las brujas se marcharon muy enfadadas. No pensaban quedarse con los brazos cruzados. Aquellas niñas tenían que ser para ellas.
Calabazo: Me habéis convencido. No hagáis que me arrepienta. Haréis todo lo que os pida y si me dais el más mínimo problema, volveré a llamar a las brujas. ¿Entendido?
Suselle: Sí...
Alicia: Alto y claro.
Mientras tanto...
Dante intentaba convencer a su madre de que todo lo que le estaban contando, era verdad. Sus lo escuchaba con paciencia, pero no se creía ni una sola de sus palabras.
Dante: Tienes que creernos, mamá.
Sus: Me impresiona el realismo que le dais a vuestros juegos. Venga, yo también me uno al juego.
Pradito: Lo siento, Anita. La vampiresa ha atrapado a Walter...
Anita: Oh, no...
Sus: ¿Ahora que se supone que debemos hacer? ¿Alguien hace de vampiro?
Dante: No estamos jugando, mamá.
Pradito: No podemos perder más tiempo.
Anita: ¡Volvamos a jugar! Quiero recuperar a mi hermano...
El tablero mostró una nueva frase. Sus se sorprendió al ver cómo surgieron las palabras de la nada.
Sus: Vaya, eso es impresionante. ¿Este juego usa pilas?
Dante: "Cuando ya no quede sitio en el infierno, los muertos caminarán por la tierra".
Sus: Es un juego muy siniestro...no sé si me gusta que juguéis con esto.
Anita: Esa frase me da miedo...
Unos golpes en la puerta los alertaron.
Sus: ¿Y esos golpes?
Pradito: Deben ser los muertos...
Anita: Tengo miedo...
Sus: ¿Son Suselle y Walter golpeando la puerta?
Dante: ¡No son ellos! ¡Seguramente sean monstruos!
Sus: Chicos, este juego está llegando demasiado lejos.
Los golpes eran cada vez más fuertes.
Sus: ¡Van a despertar a Bosco! No me gusta este juego. Voy a abrir la puerta y todo el mundo a la cama. Se acabó.
Pradito: ¡No abras la puerta!
Dante: ¡Es peligroso!
Sus: Ahora mismo le diré a tu padre que lo vuelva a tirar a la basura.
Dante: ¡No, mamá!
Sus: Dante, ya está bien de juegos.
Sus abrió la puerta y entró un ser repugnante. Su piel era verde y putrefacta.
Sus: ¡Ahhhh!
Anita: ¡Es un zombie!
Dante: ¡Tenemos que salir de aquí!
Zombie: ¡Cerebros vivos!
Sus le dio un empujón y el zombie cayó al suelo.
Sus: ¡Ya está bien de bromitas! ¡Menudo susto me has dado, Diamante!
Zombie: Ahhhh...
Sus: ¡Casi me da un infarto! Primero el fantasma y ahora el zombie. ¡Se acabó el juego por esta noche!
Otro zombie entró en la habitación. Este era azul, con el pelo verde y un solo ojo. Abrió la boca y enseñó sus dientes podridos.
Zombie: ¡Cerebros vivos!
Sus: Pero...¿Quién es usted?
Dante: ¡Son zombies, mamá!
Sus: Por todos los clicks...¡todos al balcón!
Más zombies entraron en la habitación y rodearon a Sus.
Dante: ¡Mamá!
Sus: ¡Yo los entretendré! ¡Salid de aquí!
Dante: ¡Noooo!
Pradito: ¡Dante, tenemos que salir cuanto antes!
Anita: ¡Rápido, al balcón!
Cogieron el juego y salieron al balcón. Sus fue engullida por la avalancha de zombies y desapareció.
Anita: ¡Espero que no sepan abrir puertas!
Dante: ¡Tenemos que ayudarla!
Pradito: ¡Ya no podemos hacer nada! Para ayudarla, tenemos que seguir jugando.
Anita: ¡Esta puerta no resistirá por mucho tiempo!
Dante: ¡La ventana del cuarto de mis padres!
Pradito: ¡Buena idea!
Dante: Mi padre está ahí y nos ayudará.
Pradito se asomó pero vio a Diamante tumbado sobre la cama, inconsciente. Lucy relamía la sangre que caía por la comisura de sus labios.
Pradito: ¡Oh no!
Dante: ¿Qué ocurre? ¿Está mi padre?
Pradito: No... solamente hay zombies. No podemos entrar por esa ventana.
Dante: ¡Estamos atrapados en el balcón!
Anita: ¡La puerta está cediendo!
Mientras tanto...
Suselle y Alicia seguían encadenadas. Estaban sentadas en el suelo, esperando instrucciones. Un gato negro se aproximó hasta ellas.
Suselle: Hola, gatito...
El gato la arañó cuando intentó acariciarlo. Suselle se puso a llorar. Ya no podía más.
Alicia: No llores, todo saldrá bien.
Suselle: No es verdad. Nada sale bien...
Alicia: Te prometo que saldremos de aquí.
De pronto, por una de las ventanas entraron Muriel y Jezabel, las brujas.
Muriel: Venimos a rescataros.
Jezabel: Os llevaremos a nuestra casa. Allí estaréis bien calentitas.
Suselle: ¡No queremos ir con vosotras!
Alicia: Queréis cocinarnos.
Muriel: ¡Pero eso es maravilloso! No temáis, prometemos que nos os dolerá...demasiado.
Alicia: ¡Socorro!
Las brujas agarraron a las dos niñas y se las llevaron a la fuerza.
Suselle: ¡Que alguien nos ayude!
Muriel: Gritar es inútil. Nadie os ayudará.
Agarraron a las niñas con fuerzas y las arrastraban hacia su guarida. Ellas se resistían con todas sus fuerzas, pero las brujas eran muy fuertes.
Jezabel: ¡Nos vamos a dar un festín!
Muriel: ¡Uno inolvidable! ¡He dejado el horno calentando!
Jezabel: Estás en todo, hermana.
Calabazo: ¡Alto ahí, brujas!
Muriel: ¡Calabazo!
Calabazo: Esas niñas son mías.
Jezabel: ¡Y un cuerno!
Muriel: ¡Vete al infierno!
Calabazo: Está bien, vosotras lo habéis querido así.
Continuará...
¡Qué emocionante! No sé cómo se va a solucionar todo esto con lo mal que van todas las cosas en todas partes: Sus atrapada por los zombies, Suselle y Alicia con Calabazo, Diamante devorado por la vampiresa... No sé qué más les puede pasar a todos, pero me encanta que esté tan emocionante. ¡Es todo muy terrorífico! Estoy deseando saber cómo continúa y cómo se resolverá este desaguisado. Me puse nerviosa cuando Sus no creía a los niños e fingía que jugaba con ellos. Espero que ahora sí los crea y pueda ayudarlos a terminar la partida... ¡No tardes en continuar la historia!
ResponderEliminar