Wen abrió la puerta y el viento helado penetró en la casa. En la entrada encontraron un hombre tirado sobre la nieve. Era un hombre mayor y estaba inconsciente.
Estrella: ¡Por todos los clicks!
Wen: ¡Se está congelando!
Estrella: ¡Tenemos que meterlo en casa!
Lo agarraron de los brazos y tiraron de él. Estaba obeso, por lo que moverlo no fue tarea fácil. Lo dejaron tumbado sobre el suelo de la cocina e intentaron reanimarlo.
Wen: Está vivo, pero no reacciona.
Estrella: Está helado, pobre. Tenemos que llamar a una ambulancia.
Wen: Con este tiempo dudo mucho que puedan venir. Lo tenemos que llevar al sofá y hacer que entre en calor.
Lo tumbaron sobre el sofá. Wen intentaba hacerle reaccionar. Consiguió que emitiese un murmullo, pero poco más. Estrella fue a por mantas para calentarle.
Lo taparon todo lo bien que pudieron. El hombre abrió los ojos, pero estaba aturdido y no respondía a las preguntas.
Estrella: ¿Se encuentra bien? No se preocupe, está a salvo.
Wen: He intentado llamar a una ambulancia, pero las líneas no están operativas. ¿Le duele algo? ¿Quiere que llamemos a alguien?
Estrella: Nos mira pero no responde. Pobrecito, parece un hombre muy mayor. Mira, tiene su enorme barba blanca congelada. Le traeré algo calentito.
Estrella fue a la cocina y le preparó una infusión con leche caliente. Se llevó un susto cuando al mirar por las ventanas, vio animales dando vueltas alrededor de la casa.
Estrella: Pobrecitos, deben tener frío...
El desconocido fue incapaz de beber, aunque parecía estar más espabilado. Sonrió a Estrella agradecido. Se tocó la cabeza con la mano y cerró los ojos dolorido.
Wen: Se está recuperando. Parece que se ha dado un golpe muy fuerte en la cabeza.
Dos duendes subieron a la terraza de la casa. Miraron a través de la puerta de la habitación de Briana y se miraron decididos.
Bushy: Tenemos que entrar.
Wen y Estrella escucharon ruido en la planta superior. Se miraron sorprendidos y preocupados.
Estrella: Briana...
Wen: Iré a ver, no te muevas de aquí.
Estrella: Ten cuidado, por favor...
Wen subió rápidamente a averiguar el origen de esos ruidos y que su hija estuviese bien. Los tres duendes que entraron en la casa, se escondieron en la habitación del matrimonio. Miraban a Wen pasar a toda prisa hacia la habitación de Briana.
Sugarplum Mary: No nos ha visto.
Wen llegó hasta la cuna de Briana. Seguía dormida y en perfecto estado. Los duendes aprovecharon para salir de su escondite y alejarse de Wen sin ser vistos.
Alguien golpeaba la puerta otra vez. Estrella fue hasta la cocina y miró a través de las ventanas. Seguía nevando con intensidad. Pensó en esperar a que Wen bajase, pero decidió que era una clack valiente y era capaz de enfrentarse a cualquier cosa.
Abrió la puerta y un reno la saludó con un balido. Estrella dio dos pasos atrás, muy sorprendida. El animal empujó la puerta con los cuernos y entró en la casa.
Otro reno le siguió. Ambos animales llevaban un cencerro en su cuello. Estrella se quedó muda. No entendía lo que estaba pasando. Estaba asustada, pero también maravillada. Eran dos animales majestuosos. Caminaban por la cocina como Pedro por su casa.
Se dio media vuelta para ir a avisar a Wen, pero se encontró a los tres duendes.
Estrella: ¿Quiénes son ustedes?
Sugarplum Mary: Ellos son Bushy y Alabastro. Yo me llamo Sugarplum Mary, pero me puedes llamar Mary.
Estrella: ¿Qué hacéis en mi casa?
Alabastro: Tengo hambre. ¿Podrían darnos algo para cenar?
Bushy: ¡Alabastro! No es el momento.
El Reno emitió otro balido y Estrella salió corriendo en busca de Wen.
Estrella: ¡Weeeen!
Wen: ¿Qué te ocurre?
Estrella: ¡Han entrado en casa dos duendes y dos renos!
Wen: Anda ya. Aquí un minotauro y dos elefantes.
Estrella: ¡Que no es broma!
Mientras tanto, el hombre que habían rescatado se sentó en el sofá. Agarró la taza y se bebió la infusión tranquilamente. Miró alrededor y luego a los duendes.
Desconocido: Por poco no lo cuento.
Bushy: ¡Ya le dije que iba demasiado rápido!
Desconocido: Me gusta esquivar chimeneas a toda velocidad. me he dado en la cabeza...
Sugarplum Mary: Si no llega a ser por esta amable familia, no sé lo que habría pasado.
Desconocido: ¡Delicioso! Muy buena la infusión. Me dan ganas de quedarme tumbadito en este sofá. Se está tan calentito...
Alabastro: ¡Con el trabajo que tenemos!
Desconocido: Tienes razón, Alabastro.
Sugarplum Mary: Aunque...ya que estamos aquí, podríamos probar esta deliciosa cena. Huele de maravilla...
Los duendes empezaron a comerse la comida de los platos. Los renos, atraídos por el buen olor, metieron sus hocicos en los platos y se lo zamparon todo. Dejaron los platos relucientes.
Bushy: ¡También tienen vino!
Sugarplum Mary: ¡Y del bueno!
Se sirvieron vino en las copas y bebieron sin parar.
Alabastro: ¡Chin chin!
Bushy: ¡Parriba, pabajo, palante y pa dentrooo!
Sugarplum Mary: ¡Felices fiestas!
Papa Noel: ¡Menuda me tenéis montada! Os habéis comido la cena de esta buena gente. Me han salvado la vida y nosotros se lo recompensamos de estar forma.
Papa Noel: Tienen pocos regalos bajo el árbol. Eso lo podemos arreglar, ¿verdad?
Alabastro: ¡Claro que sí! Tengo sus cartas y ahí faltan más regalos.
Estrella y Wen bajaron temerosos. No sabían las cosas extrañas que se podían encontrar allí. Se llevaron una desagradable sorpresa cuando descubrieron la mesa desastrada. En los platos no había comida y la botella de vino estaba en el suelo, totalmente vacía.
Estrella: Pero...
Wen: ¡Se lo han comido todo!
Estrella: ¡La cena! No han dejado nada, Wen.
Wen: Ni una gota de vino.
Estrella: ¡Y ese hombre mayor se ha ido! Se ha bebido la infusión y se ha marchado sin ni siquiera dar las gracias.
Wen: ¡Estrella, mira!
Estrella: ¿Qué ocurre?
Wen: ¡Hay muchísimos regalos junto al árbol!
Encontraron una enorme pila de regalos junto al árbol. No podían dar crédito.
Wen: ¿De dónde salen todos estos regalos?
Estrella: Son muchísimos. No entiendo nada...
Salieron a comprobar si aquel hombre misterioso seguía por ahí. Lo encontraron subido a un enorme trineo tirado por renos, los mismos que se habían dado un banquete con la cena. Los duendes estaban sentados junto al hombre, rodeados de juguetes y regalos.
Estrella: No puede ser...
El desconocido se había cambiado de ropa. Su look era muy navideño, el más navideño que existe.
Wen: ¡Es Papa Noel!
Papa Noel: ¡Oh oh oh! ¡Muchas gracias por vuestra hospitalidad! Me habéis salvado la vida, y eso, no lo olvidaré jamás. Perdonad a mis renos y mis queridos ayudantes, se han comido vuestra cena. Espero que esos regales, compensen tantas molestias. ¡Feliz Navidad!
Los renos empezaron a correr y cuando cogieron velocidad, volaron.
Papa Noel: ¡Hasta el año que viene, amigos! ¡Oh oh oh!
Wen: ¡Gracias por los regalos!
Estrella: ¡Feliz Navidad!
Papa Noel: Vamos, amigos. No tenemos tiempo que perder. Muchos niños y adultos esperan en sus casas los regalos. No les podemos fallar.
Sugarplum Mary: ¡Esta vez con más cuidado! No queremos tener otro accidente.
Papa Noel: ¡Allá vamos!
Wen: Hemos ayudado a Papa Noel.
Estrella: ¡Le hemos salvado la vida!
Wen: Aunque se han comido nuestra cena...
Estrella: Tengo lasaña en el congelador. ¿Una lasaña y unas croquetas?
Wen: Me parece genial.
Estrella: ¡Cenemos rápido que quiero abrir los regalos!
Wen: ¿No esperamos a mañana?
Estrella: ¡Soy incapaz de esperar tanto!
Wen: Feliz Navidad a todos y próspero año nuevo. Deseo que en este nuevo año que entra, todos vuestros deseos, se hagan realidad.
FIN
¡Ooooooh qué bonito! ¡Me encanta que hayan ayudado a Papanoel! ¡Qué graciosos los renos y los duendes comiéndose su cena! Me ha encantado el capítulo. No me lo esperaba tan mágico, la verdad. Me esperaba cualquier cosa, menos la que he leído. ¡Me ha gustado mucho e incluso me he emocionado! No tardes en hacer otra historia. Me encanta que compartas tu alma mágica. ¡Sácale siempre partido a tu imaginación! Pues uno de mis deseos para este año, uno entre poquitos porque en realidad deseo pocas cosas, es que podamos leer muchas historias tuyas, que podamos crear y crear sin cansancio. Feliz año!
ResponderEliminarEsta pequeña historia me ha parecido preciosa. Es como una peli de Navidad o un cuento de la época. Destella luz y ternura. Además nos ha permitido ver a Wen en su casa y en la intimidad, que hasta ahora no habíamos tenido apenas ocasión. ¡Muy bonita! ¡Enhorabuena por ella!
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