domingo, 19 de abril de 2020

Estado de alarma - Capítulo 05: Sabrina 1ª Parte

Estado de alarma

Capítulo 05

Sabrina 1ª Parte

Tumbada sobre su cama, Sabrina miraba el cielo por la ventana del techo. Aburrimiento, esa era la palabra que definía su vida. Sin salir durante tanto tiempo, se sentía encerrada, como cuando estuvo en la cárcel (aunque sin matonas que le cortaban el pelo). Estaba confinada junto a su marido John, sus dos hijos, los perros y su padre. El sexo con John era nulo. Es policía, por lo que trabajaba mucho y cuando tenía fiesta, los niños estaban siempre por medio. 


Odiaba a su padre. Deseaba meterle en un asilo, pero todavía era joven para eso. Nunca fue un buen padre para ella. Su hija, Anita, no consideraba a Sabrina su madre. Por una serie de circunstancias, estuvo al cuidado de otra familia durante muchos años. Cuando pudo recuperar la custodia de su hija, ella ya estaba muy vinculada a esa familia. Todo el tiempo quería volver con sus padres adoptivos y rechazaba el cariño que Sabrina le brindaba. Habían decidido que los fines de semana los podía pasar con sus padres adoptivos, pero para ella eso no era suficiente. Por último, estaba su hijo Walter. Es un niño adoptado, pues su madre se lo dio a Sabrina cuando dio a luz. Este si que era cariñoso con ellos y era completamente feliz. 


Se sentó en la cama, sin saber muy bien a dónde quería ir. Su casa estaba situada en un barrio muy cercano al bosque, por lo que no tenía vecinos. Podía pasear entre los árboles en plena naturaleza alrededor de la casa, pero eso a ella le aburría mucho. Deseaba ir de compras, ver chicos y comer en restaurantes. 


Se fue a la cocina. Recordó que John había comprado tarta de chocolate la última vez que fue de compras. Él era el encargado de dicha tarea. Aprovechaba que volvía del trabajo y hacía la compra. "Así no te tienes que exponer al virus", le había dicho.


Abrió la nevera y no encontró ni rastro de la tarta.

Sabrina: ¡Otra vez el glotón de mi padre! ¡Se lo come todo!


Fue directa al comedor. Su padre solía pasarse las horas viendo CanalFútbol24h. Veía sin cesar partidos repetidos y programas eternos de tertulias sobre el fútbol.

Sabrina: ¡Papá! ¿Te has comido la tarta de chocolate?


"Vamos a ver, si el penalti fue pitado fuera de tiempo, no me fastidies.
¡¡Estás delirando, chaval!! Lo que pasa es que el árbitro está comprado.
Siempre pita fuera de juego cuando los Pinypon están acorralados. "

Sabrina: ¡Papá!
Faustino: ¡No te pongas delante de la tele!
Sabrina: ¿Te has comido la tarta de chocolate?
Faustino: Sí.
Sabrina: ¡Era para mi! John me la compró a mi.
Faustino: No sé, estaba ahí y no he visto que tuviese tu nombre. Quita, que no me dejas ver.
Sabrina: Ayyy, te pienso meter en un asilo en cuanto pueda.
Faustino: ¿Quieres quitarte de la tele?
Sabrina: ¡Grrrrr!


Sabrina: Al menos podrías aportar algo. No sé, hacer de comer o...
Faustino: ¡¡Eso es mentira!!
Sabrina: Eh...
Faustino: ¡¡El gol de Clickstiano Ronaldo fue un golazo!!
Sabrina: Por todos los clicks, te va a dar algo por una tontería.


Fue hasta la sala de cristal. Allí tenían una bicicleta estática, un sillón tumbona y algunas plantas. Entraba el sol y era un lugar ideal para descansar o hacer ejercicio. Allí estaba John, usando la bici y sudando a mares. Rex estaba tumbado en el suelo, junto a él. Era su fiel compañero. Policía, al igual que John. 

Sabrina: Hola, amor.
John: Ey, cielo. ¿Quieres subir en la bici?
Sabrina: Sí, ahora mismo...


Se tumbó en el sillón y lo miró.

Sabrina: Estás muy sexy todo sudado.
John: No me provoques, que soy capaz de saltar sobre ti y...
Sabrina: Menos lobos..
John: ¿Menos lobos?
Sabrina: Sí, me están saliendo telarañas. 


Se acercó a ella y la besó.

John: Lo siento. Sé que te tengo descuidada, pero ya sabes, el clickvirus y el trabajo absorben todas mis energías. Luego los niños, que incluso duermen con nosotros...
Sabrina: Pues una tiene sus necesidades. John, te deseo y quiero disfrutar de ti...así no puedo seguir.
John: No sabía que estabas tan desesperada...pues lo solucionaré, no te quepa la menor duda.
Sabrina: Hazlo, pero no tardes mucho. El clickvirus de las narices no me a privar de lo que más me gusta. 


Anita: ¿Lo has visto?
Walter: ¡Síi! Era un pájaro carpintero. 
Anita: ¡Adoro los pájaros!

Rex podía ver a los niños a través de la cristalera. 

Rex: ¡Guau!
John: ¿Quieres salir, amigo?


John abrió la puerta y Rex salió disparado. Saludó a los niños, que lo acariciaban con entusiasmo. 

Anita: Hola, bonito.
Walter: Es el mejor perro del mundo. 
Sabrina: Oye, ¿y Elvis?
Walter: Ay, también es el mejor perro del mundo.
Anita: Elvis es muy caprichoso y ladra mucho.
Wañter: Papá, ven conmigo. He visto huellas de trolls. 
John: ¡Trolls! Vamos a ver.


Sabrina: ¿Te lo estás pasando bien?
Anita: Pché.
Sabrina: ¿Quieres merendar?
Anita: Ya he merendado.
Sabrina: ¿Te apetece jugar a alguna cosa conmigo? Venga, que las mamás también podemos ser divertidas.
Anita: Tú no eres mi mamá.
Sabrina: No te enfades, Anita. Al menos podríamos ser amigas...
Anita: ¡Quiero volver con mis padres!


Anita salió corriendo. Sabrina lo había intentado todo y siempre sin resultado. Cuando creía que se estaba acercando a ella, se volvía a alejar. Se preguntaba si hacerse con la custodia había sido una buena idea.

Sabrina: ¡Anita!


Faustino: ¡¡¡Pero tira a portería!!! ¡¡Ese tío no vale para nada!!
Sabrina: Papá, no grites...
Faustino: ¡¡Chuta la pelota de una vez!!
Sabrina: ¡¡Deja de gritaaaaar!!


Fue hasta la cocina y se asomó por una de las ventanas. Vio a Anita fuera, dándole patadas a piñas secas. Veía reflejada en ella su misma rebeldía. Le daba rabia que la vida las hubiese separado durante tanto tiempo y dudaba que algún día Anita la quisiera.

Sabrina: Quizás nunca me quiera...


Pasaron un par de horas y John, se estaba preparando para ir al trabajo. Sabrina veía como se vestía sentada en al cama junto a Walter.

Sabrina: Podría ir yo a comprar.
John: No te expongas, cariño. No me cuesta nada ir a comprar cuando termine mi jornada laboral. 
Sabrina: Pero yo quiero salir, estoy cansada de estar aquí metida...
Walter: Yo quiero volver al cole...echo de menos a mi profe y mis amigos.
Sabrina: La verdad es que es una profe muy enrollada.
John: ¿Habláis de Olga?
Walter: Sí. También echo en falta a Dante, Pradito, Suselle, Karim...
Sabrina: No necesitas relacionarte con esos, cariño. Son mala influencia para ti.
John: Deja que el niño haga los amigos que quiera. Esos niños no tienen nada de malo...
Sabrina: No conoces a sus padres. La madre de Pradito es Duclack, una pirata que vive en una mansión de lujo (a saber cómo ha conseguido tanto dinero para construir esa casa) que se ha liado con su mayordomo y ahora está preñada.
Walter: A mi me cae bien...
Sabrina: ¿Y Sus y Diamante? Menudos son. Diamante me acosó durante años. Quería que me casase con él. Sus es una petarda de cuidado. Va de mosquita muerta, pero se las trae. Es más mala que la peste.


John se vistió con el uniforme oficial de policía.

John: No digas esas cosas delante del niño...
Walter: Tranquilo, papá. Estoy acostumbrado.
Sabrina: Es la realidad. Cuando antes sepa lo que hay, mejor. ¿De verdad que no puedo ir yo a comprar?
John: Cariño, por tu salud y la de los niños y tu padre, deja que me ocupe yo.
Sabrina: Está bien...


John se marchó con Rex al trabajo. Se quedó sola en la habitación, agobiada y a punto de explotar. Necesitaba salir, aunque solamente fuese un rato.

Sabrina: Al cuerno, yo me piro a dar una vuelta por ahí. Me apetece una rosquilla de fresa.


Se calzó, agarró el bolso y le puso la correa a Elvis. Bajó al comedor y encontró a los niños viendo una película con Faustino.

Sabrina: ¿Qué estáis viendo?
Anita: Pues una peli, ¿es que no lo ves?
Walter: Dinosaurios transformers 4: La venganza de los camiones voladores.
Faustino: Para que luego digas que no hago cosas por vosotros. He dejado de ver deporte por los niños.
Sabrina: Sí, haces grandes esfuerzos. Bueno, que me voy.
Anita: ¿A dónde? No puedes salir.
Sabrina: Voy a sacar a Elvis.
Faustino: Elvis puede salir alrededor de la casa, no es necesario sacarlo.


Sabrina: Habló el veterinario. 
Walter: Mamá...
Sabrina: Tengo que comprar algunas cosas.
Faustino: Tu marido se encarga de eso.
Sabrina: Cuida a los niños mientras estoy fuera.
Anita: No tienes que salir...
Sabrina: No tardaré. No hace falta que le contéis a papá que voy a salir. Si me guardáis el secreto, os traeré un regalo.
Anita: Pero es...
Sabrina: ¡Hasta luego!


Faustino: ¡Quiero cerveza o me chivaré!
Sabrina: ¡Sí, te traeré un barril!
Faustino: ¡Me chivaré a tu marido!
Sabrina: ¡Si lo haces te meteré en una residencia de monjas despiadadas! 
Faustino: Bruja...
Walter: ¡Abuelo!
Anita: No le digas eso...
Fasutino: Es broma, niños. Vuestra madre es una grandísima santa.


Se puso una mascarilla y abrió la puerta de la calle. El aire era puro. Un intenso olor a humedad invadía el ambiente.

Sabrina: Estoy hasta el moño de este olor. Vamos, Elvis.
Elvis: ¡Guau guau!
Sabrina: Vamos a dar un paseo por la ciudad. Vamos a ver perritas guapas y chicos guapos.
Elvis: ¡Guau guau!


Sabrina: Volveremos antes de que regrese John del trabajo. 


Anduvo un buen rato para llegar a la ciudad. Elvis tiraba de ella excitado, olfateando todo lo que podía. A Sabrina le decepcionó ver tan poca gente en la calle y todas las tiendas cerradas. 

Sabrina: Jolines, no puedo comprar nada. Es que ni la tienda del Chino Juan está abierta...


Veía a la gente asomada a las ventanas, haciendo vida en casa. En una de ellas, estaban Kimberly y su madre, Beatriz. Kim deseaba encontrarse con su novio, Renzo. Llevaban demasiado tiempo sin verse ni darse un beso. Se aburría muchísimo en casa y ansiaba salir de compras.


Beatriz intentaba suplir la ausencia de amistades de su hija. Quería hacer cosas con ella, pero pocas veces lo conseguía. Kim se encerraba en su cuarto y salía lo justo para quejarse, ducharse y comer algo. Ese día, consiguió que se quedase con ella para cocinar juntas.

Beatriz: Prepararemos un bizcocho.
Kim: ¿Integral?
Beatriz: Pues no...
Kim: No quiero engordar. Mamá, ¿cuando podremos salir a la calle?
Beatriz: Confío que dentro de poco, hija mía.


Kim: Echo de menos a mi novio y mis amigos. Quiero ir de tiendas, pasear e ir al instituto.
Beatriz: Eso llegará, no te preocupes. Debemos ser pacientes.
Kim: ¿Sabes algo de papá?
Kim: Las ratas suelen sobrevivir sin problema. Sé que está confinado con su nueva novia, que es veinte años más joven que él, claro. Me han dicho que es estudiante de...

Kim dejó de escuchar a su madre y pensó en Renzo.

Kim: Renzo...te echo de menos...


Sabrina pasó frente a las ventanas de la casa de Kim y su madre. Kim vio a Sabrina y deseó tener un perro para tener una excusa para salir a la calle. 

Sabrina: Iremos al mercaclick a comprar una rosquilla de fresa. Seeeh, una de esas tan ricas. Anda que no sienta bien el paseo. ¿Verdad, Elvis?
Elvis: ¡Guau!
Sabrina: Así me libro un ratito del plasta de mi padre.


Al cruzar la esquina, se encontró con uno de los limpiador del virus. Desinfectaba el mobiliario público y las aceras con una mochila pulverizadora. Llevaba un traje protector de plástico que le protegía del virus. Sabrina se lo encontró de golpe y se llevó un susto de muerte. Gritó aterrorizada y Elvis reaccionó gruñendo al hombre.


Sabrina le golpeó con el bolso y este cayó al suelo. Elvis trepó sobre su traje y empezó a gruñirle.

Limpiador: ¡Socorro! 
Sabrina: ¡Un psicópata! ¡Ataca, Elvis! ¡Ataca!


Kim y Beatriz observaban lo que estaba ocurriendo desde la ventana. El hombre intentaba defenderse, pero el traje limitaba su movimiento.

Limpiador: ¡Está loca!
Sabrina: ¡Mi marido es policía! ¡Te has metido con la clack equivocada! 

Rose es una clack policía. Intima amiga de John y a la que Sabrina odiaba. Estaba patrullando la zona en moto y vio la escena desde lejos.


Rose: ¿Esa no es Sabrina? ¡Está atacando al limpiador!


Bajó de la moto y detuvo la pelea. 

Sabrina: ¡Rose!
Rose: ¿Qué demonios está pasando aquí?
Limpiador: ¡Está mujer me está dando una paliza! 
Sabrina: ¡Estaba atacándome!
Limpaidor: Eso es mentira, solamente estaba haciendo mi trabajo.
Sabrina: Lo he visto así vestido y de repente, pues...
Rose: Este hombre se está jugando la vida por nosotros. Lo último que se merece es una paliza por tu parte.
Sabrina: Lo siento, me he asustado. Podrían ir vestidos de otra forma.
Limpiador: Ya me gustaría. ¿Puedo seguir con mi trabajo?
Rose: Por favor, prosiga. Siento lo ocurrido.


Sabrina: No me digas que ese traje no da miedo...
Rose: ¿Qué haces aquí?
Sabrina: Paseando a Elvis.
Rose: ¿No tiene suficiente con la enorme zona boscosa que rodea tu casa?
Sabrina: Pues no. Además, tengo que ir a comprar una rosq...medicación para mi pobre padre. Está enfermo.
Rose: ¿No tendrá síntomas del clickvirus?
Sabrina: Oh, no no. Son medicinas para otras dolencias.
Rose: ¿Traes la receta?
Sabrina: No...


Rose: Pues las compras y te vuelves a casa. A Elvis lo puedes pasear por el bosque, que es más seguro para ti.
Sabrina: A la orden, capitana.

Rose también llevaba mascarilla, por lo que no pudo ver la mueca de disgusto en su cara.

Rose: Menos guasa, Sabrina. Esto es muy serio.
Sabrina: Lo siento.Compro la medicina para mi padre y vuelvo para casa.
Rose: La próxima vez que tengas que salir a por medicinas, te traes algún justificante o al menos la receta.


Rose montó en la moto y de despidió de Sabrina.

Rose: Vuelve a casa cuanto antes, Sabrina.
Sabrina: Lo haré. (Maldita sea, esta seguro que se lo cuenta a John...).


Fue hasta el supermercado dónde vendían las rosquillas que le gustaban. Había una larga cola para entrar. Todos separados a un metro de distancia.

Sabrina: ¡Maldita sea! ¿Ahora cómo hago para comprar mi rosquilla?


Continuará...

2 comentarios:

  1. Me he reído mucho con este capítulo, pero lo que me ha hecho realmente gracia ha sido Faustino y su obsesión con el fútbol, con los comentarios que hacía. Qué divertido. Luego también me he reído mucho con el título de la película que está viendo con los niños. No vería esa película ni aunque fuese la única cosa que queda por hacer en el mundo. La actitud de Sabrina a veces me hace gracia, pero otras, me da rabia. Me ha dado mucha pena que se ponga a darle una paliza al pobre limpiador, que está arriesgando la vida por todos, y luego me ha alegrado que Rose encuentre a Sabrina. Ojalá le cuente a John lo que ha visto. Es que Sabrina no es consciente de lo que está pasando. Es la representación de esas personas que parecen pasarse por el forro lo que está ocurriendo. Jajaja qué perezosa es también para facer deporte... Ay, es que no me siento nada identificada con ella, pero me gusta también que haya estas escenas porque le ponen humor a todo. ¡Que siga pronto!
    Por cierto, escribí este comentario con novecientas mil ochenta interrupciones.

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  2. Es ya la tercera vez que trato de escribirte y enviarte un mensaje y esto no me deja. En fin...
    En resumen, que un gran capítulo este. Sabrina es tremenda. Me gusta que gracias a este personaje podamos sacar las pasiones más bajas y humanas también. John tiene el cielo ganado con ella. Lo va a consumir, como tenga que satisfacer ese enorme apetito sexual y a la vez seguir encargándose de casi todo en la casa, haciendo deporte y dando todo en su trabajo. Lo del limpiador ha sido una neura loca de Sabrina. Y me ha gustado volver a ver al personaje de Rose en esa moto. ¡Qué bonita es!
    Voy a leer la continuación.

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