martes, 12 de febrero de 2019

Mi vida ahora - Capítulo 02: Contratadas

Capítulo 02: Contratadas 

Agnes y Artemisa esperaban la llegada de Silvia, amiga de Agnes y propietaria de "Wensus Cafe Tea Room". Silvia había decidido apostar por la gran profesionalidad de la pareja y las había contratado para llevar la nueva cafetería. Hasta ese momento las tenía contratadas en otra cafetería, puesto que tenía dos, pero había decidido que estarían mejor en esta. Agnes había demostrado ser una gran profesional. Artemisa se reincorporó tiempo después, y aunque todavía estaba algo verde, trabajaba muy bien. 

El edificio lo compró a muy buen precio, pues era muy antiguo y necesitaba restauración. Silvia lo reformó respetando su arquitectura y resaltando las partes más bonitas del edificio. Fachada azul, ventanas y marcos en salmón y con una gran terraza para los clientes. Era elegante y llevaba tiempo creando expectación entre los viandantes.

Agnes: Mira, por ahí viene Silvia.
Silvia: ¡Chicas!
Artemisa: ¡Hola!

Silvia era una mujer elegante, siempre cuidando hasta el último detalle de su imagen. Le gustaba cuidarse y parecer más joven. A sus cuarenta y cinco años, aparentaba muchos menos. Vestía de blanco, su color favorito y caminaba casi corriendo, visiblemente emocionada.



Silvia: ¡Por fin llegó el día!
Artemisa: Yo estoy muy nerviosa.
Silvia: Al carallo los nervios. Saldrá todo perfecto, estoy convencida.
Agnes: Llevamos más de dos horas preparando todo. Está todo listo para abrir.
Silvia: Vamos dentro, chicas.


Artemisa: Estoy deseando que lleguen los primeros clientes y romper el hielo.
Agnes: Sí, la espera se hace eterna.
Silvia: ¡Mirad que fachada tan bonita! 


Una vez dentro, Silvia examinó la cafetería con detalle. Quería que la inauguración fuese perfecta.

Agnes: ¿Te gusta?
Silvia: ¡Está perfecto!

La exposición de dulces y tartas era espectacular. Gran variedad de tés, cafés y chocolates. Las mesas y sillas blancas y los bancos azules le daban al interior un aspecto muy acogedor. 


Silvia entró en la barra, hablando sin parar.

Silvia: ¡Sois unas artistazas! Sabía que podía confiar en vosotras.
Artemisa: Es Agnes quién se ha encargado prácticamente de todo. Yo me he limitado a seguir sus órdenes.
Agnes: No te quites mérito, Artemisiña. 


Silvia: Recordad la oferta de inauguración. 1,99 cleuros por la bebida y cualquier dulce de nuestra selección. Agnes, confío en ti para que valores a cada cliente y sepas que té y pasta necesita. Quiero que nos distingamos de nuestros competidores por el trato personalizado. 
Agnes: Silvia, ¿es que no te vas a quedar con nosotras?
Silvia: Imposible, me tengo que encargar de abrir la cafetería del centro. Lo haréis bien, no me necesitáis para nada. 



Silvia: La máquina registradora es vieja, pero funciona perfectamente. Tened cuidado con los billetes falsos de 20 cleuros, hay muchos rondando por ahí. 
Artemisa: Vale.
Silvia: Otra cosa. Quizás aparezca una crítica que trabaja en el diario de Wensuland. Es una mujer muy exigente, que escribe columnas muy destructivas sobre cafeterías y restaurantes de la ciudad. 
Agnes: ¿Y cómo la reconoceremos?
Silvia: No lo sé, pero estad atentas por si aparece alguien con aspecto sospechoso.


Filomena y su hija Leticia se dirigían en coche a la vivienda de Sus y Diamante. Conducía Leticia y su madre era la copiloto. El coche, verde y ya muy antiguo era de la madre, pero Filomena tenía pensado regalare el coche a su hija por su cumpleaños. Estaba impoluto, sin ningún rasguño.

Filomena: Es aquella casa de allí, hija. Aparca cuando puedas.
Leticia: Sí, madre.
Filomena: Parece un buen barrio. Mira que casas tan grandes.
Leticia: Debe ser gente de dinero. ¡Mira que cafetería, madre! 
Filomena: Y esa mansión rosa. Da gusto ver edificaciones así. En el pueblo no tenemos estas cosas. 


Leticia:¿Aparco ahí?
Filomena: Sí, frente a esa mansión. 

Grrrckkk

Filomena: ¡Cuidado con las marchas! ¿Sabes lo que cuesta arreglar la palanca de marchas?
Leticia: Perdón.
Filomena: Aparca ya. No me gusta llegar tarde.


Leticia aparcó frente a la casa de Duclack. Hacía un día estupendo a pesar del frío. Había mucha gente por la calle, caminando de un lado para otro.


Leticia: ¿Tienen dos hijos? 
Filomena: Sí, y uno que viene en camino. Necesitamos el trabajo, Leticia. Tenemos que causar buena impresión. Intenta ser amable y no hables mucho, deja que sea yo la que lleve el grueso de la conversación.
Leticia: Lo que usted diga, madre. 


Filomena era una mujer delgada, que vestía siempre de negro. Tenía el pelo canoso, siempre recogido con un moño y pocas arrugas en el rostro. Leticia prefería vestir con colores alegres. El rosa era su color preferido. De pelo rubio y largo, ojos azules y una sonrisa agradable.

Rita: ¡Filo!


Rita las saludaba desde la entrada de la casa de Duclack. Llegaba de acompañar a Pradito a hacer unas compras en la papelería.

Filomena: ¡Rita! 


Se saludaron con un beso y un abrazo. Entre las dos existía una gran amistad.

Rita: ¿Vais a la entrevista de trabajo?
Filomena: Así es. Por lo que veo, trabajas justo al lado.
Rita: Sí, Duclack y Sus son grandes amigas y viven muy cerca la una de la otra. Yo creo que os caerá bien, es buena clack.
Leticia: Estoy un poco nerviosa.
Rita: No lo estés, ya verás como todo irá bien.


Filomena: Dime, ¿son niños problemáticos?
Rita: No, aunque Dante es un poco trasto. Suselle es más aplicada.

Leticia se alejaba con sigilo de su madre y Rita. Oculto tas una farola, había visto a su novio. Su madre se había opuesto a la relación y no lo quería ver ni en pintura, pero ellos se veían a escondidas. Filomena consideraba a Chris una mala influencia para su hija. Había estado en prisión dos veces y sabía que trapicheaba con mala gente. Para empeorar más la situación,  lo había sorprendido en casa, en la habitación de su hija tal y como su madre lo trajo al mundo. Aquel día se armó una bien gorda. Aunque Leticia era mayor de edad, si quería llevarse bien con su madre y no tener problemas, era mejor que llevasen la relación en secreto.


Leticia: ¡Chris! ¿Qué haces aquí?
Chris: He venido a desearte suerte. Me dijiste que estabas muy nerviosa.
Leticia: ¡Eres un cielo! Por algo te quiero tanto. Aunque no tendrías que haber venido,¡mi madre te podría ver!
Chris: Tenía que arriesgarme. Mucha suerte, mi terrón de azúcar.
Leticia: Te amo, chocolate mío.


Filomena: ¡Leticia! ¿Se puede saber que narices haces hablando con una farola?
Leticia: Perdone, madre. Estaba ensayando frases para la entrevista.
Rita: Eso no hace falta, ya verás que son clicks con los que te sentirás muy bien.
Filomena: Venga, que al final llegamos tarde.


Leticia y su madre caminaron hasta la entrada de la casa. Filomena estaba muy tranquila, pero Leticia temblaba de los nervios.

Filomena: Tendrías que haberte tomado una tila.
Leticia: Es que luego me dan ganas de ir al lavabo.
Filomena: Pues vas y punto. Eres un manojo de nervios, hija.


Mientras, Sus y Diamante esperaban su llegada. Sus abrazaba a Pandy, que se estiraba y se dejaba querer. Diamante los miraba divertido.

Diamante: Ey Pandy, que es mi esposa, no la tuya.
Pandy: #### (¡Yo la vi primero!)


Diamante se acercó a la ventana y observó el exterior.

Diamante: Creo que ya están aquí.
Sus: ¿¡Ya!? Son puntuales. Ay, estoy nerviosa...
Diamante: Una de ellas se parece a la señorita rottenmeier.
Sus: Ops...


¡Ding dong!

Sus: ¡Qué nervios!
Diamante: Abre tú, Sus. 
Sus: Vale. ¡Vooy!


Sus abrió la puerta y se sorprendió al ver a Filomena. Le impactó que vistiese toda de negro. Era un vestido bonito, pero quizás algo anticuado. Llevaba un periódico en la mano.

Filomena: Hola, soy Filomena Montes de Oca y ella es mi hija Leticia. Venimos por la entrevista de trabajo.
Sus: Sí, es aquí. Yo soy Sus y él es mi marido, Diamante. Por favor, pasen.


Filomena: Muy amables.
Leticia: ¡Hola, soy Leticia! Mis amigos me llaman Leti.

Filomena fulminó a su hija con la mirada. Al ver su reacción, reculó. Su madre le había dicho que no fuese tan efusiva y se dejase de tantas confianzas.

Sus: ¡Hola, Leti! Es un placer. Yo soy Sus y él es mi marido, Diamante.
Diamante: Ey, que pasa. 


Filomena: Tome, he recogido el periódico. Estaba en la puerta.
Diamante: Oh, gracias.
Leticia: Tienen una casa preciosa.
Sus: Gracias.
Filomena: ¡Oh! ¿Tienen un oso como mascota? ¿Muerde?
Diamante: Es inofensivo.
Pandy: ##### (Pues quizás empiece a morder a partir de ahora)


Leticia: ¡¡Un panda!! ¡¡Adoro los pandas!! ¿Puedo tocarlo?
Sus: Claro, a Pandy le encanta que le acaricien.
Leticia: Hola, guapo. ¡Eres muy suave!
Pandy: ##### (Seeeeh, soy la caña)

Filomena se acercó a su hija y le habló susurrando.

Filomena: Leticia, ¡recuerda lo que te he dicho! Nada de confianzas.
Leticia: Vale...


Diamante: Pasen y tomen asiento junto a la estufa.
Filomena: Gracias. Hace buen día pero sigue haciendo frío.
Sus: En el sofá podremos hablar tranquilamente.


Las tres clacks se sentaron y Diamante se quedó de pie.

Diamante: ¿Quieren tomar algo? ¿Ron? ¿Una cerveza? ¿Vino?
Leticia: Oh, una copa de vi...

Su madre la volvió a fulminar con la mirada.

Filomena: Agua para las dos, muchas gracias.
Diamante: Ahora mismo la traigo.


Sus: Me alegra mucho de conocerlas. Rita me ha hablado muy bien de vosotras.
Filomena: Hemos trabajado juntas y conoce nuestra profesionalidad. Al igual que ella, nos gusta hacer bien nuestro trabajo.
Leticia: Yo adoro a los niños. ¿Tienen dos?
Sus: Suselle y Dante. Estoy muy orgullosa de los dos, pero que va a decir una madre, ¿verdad? También estoy embarazada del que será nuestro tercer hijo.
Filomena: Enhorabuena. 


Diamante trajo el agua y comenzó la entrevista. 

Filomena: Fui profesora durante años hasta que lo dejé para dedicarme a esto, por lo que llevo casi toda la vida en este sector. Trabajé en la casa de los señores Summer durante muchos años. Tras fallecer la señora, vendieron la propiedad y los hijos prescindieron de nuestros servicios. Después trabajé junto a Leticia en una casa de un matrimonio y sus hijos. Dos años estupendos, hasta que se separaron.Vendieron la vivienda y la señora se marchó al extranjero. Nuestras referencias son buenas, lo puede comprobar en nuestro currículo. 
Sus: Ya veo.
Leticia: Yo me encargo de todas las labores del hogar, incluso de cocinar. También distraigo a los niños. Les ayudo a bañarse, juego con ellos y les cuento cuentos para dormir.
Filomena: Yo superviso el trabajo a realizar. Organizo las comidas creando menús diarios saludables para toda la familia. También me encargo de supervisar los deberes, dar clases de repaso a los niños y ayudarles en todo cuanto sea posible. Todos los niños que he supervisado, han superado con grandes notas su etapa escolar.
Sus: ¡Woow! Eso es fantástico. Dante necesita ayuda y nosotros no tenemos los conocimientos necesarios para hacerlo.


Suselle y Dante llegaron en ese momento del colegio. Habían pasado por la cafetería para saludar a Agnes y Artemisa. Su intención era ir a merendar cuando les fuese posible. 

Suselle: ¡Mami, ya está abierta la cafetería de Agnes! Huy, ¿esas quienes son?
Dante: Esa parece una bruja...
Sus: Venid, niños.


Sus: Os presento a Filomena y su hija, Leticia. Si a ellas les parece bien, me ayudarán en casa con las tareas y además, os ayudarán con los estudios.
Leticia:¡Hola, es un placer conoceros!
Dante: ¡Yo soy Dante! Un placer conocerte, Leticia.
Leticia: Puedes llamarme Leti. Mis amigos me llaman Leti.


Leticia se levantó y saludó a Suselle. Ella la miraba con recelo.

Leticia: Hola, Suselle. Espero que podamos ser buenas amigas.
Suselle: Bueno...


Leticia: Dante, ¿sabías que eres muy guapo?
Dante: Gracias...tú también eres muy guapa.

Dante estaba totalmente embobado con Leticia. Su pelo rubio rozó su cara y su perfume le cautivó.

Dante: Hue-hueles bien...
Leticia: ¿Te gusta? Me lo ha regalado mi no...amigo.


Filomena: Niños, será un placer ayudaros con los estudios y a mejorar vuestra alimentación. Conmigo, no sabréis lo que es un suspenso. Con disciplina y determinación, no hay nada que se resista.
Dante: Buah...


Sus les enseñó la casa. Empezó por la cocina. 

Filomena: Una buena cocina. Es amplia y con buena iluminación. Me gusta la decoración y los muebles.
Leticia: Aquí se debe cocinar de miedo. Me gusta la combinación azul y blanco.
Dante: El azul es mi color preferido.
Suselle: Gracias por informarnos, Dante...
Dante: Se lo decía a ella, no a ti.


Sus: Este es el cuarto de baño.
Filomena: También muy amplio.
Leticia: Si me quedo aquí a trabajar, haremos una guerra de espuma.
Dante: ¡Mola!
Suselle: Yo paso, luego me pican los ojos...


Sus: Esta es la sala del piano que usamos como sala de estar, aunque es el refugio de Diamante. Aquí es dónde se pone a ver el fútbol y juega a la videoconsola. Ese es el piano de Suselle. Va a clases de piano los martes y los jueves.
Filomena: ¡Oh, eso es fantástico! Estaré encantada de disfrutar con sus avances en el piano, jovencita. 
Dante: Yo voy a fútbol. Juego muy bien. Mi equipo se llama los Trogloditas verdes. 
Leticia: ¡Mola! A mi me gusta el fútbol, ya me enseñarás.
Dante: ¡Vale!


Sus: Este es mi dormitorio.
Leticia: ¡Es muy elegante!
Filomena: Tienen una casa preciosa.


Sus: La habitación de Suselle. Hace poco que cambiemos los muebles. Se encaprichó con la cama castillo.
Leticia: ¡Es una pasada! El rosa es mi color favorito.
Suselle: Ah...
Leticia: Menuda casa de muñecas tienes, y cuantos libros y juguetes.
Dante: Mi habitación es mejor, ya lo verás.


Leticia se sentó en una de las camas.

Leticia: ¿Tienes dos camas?
Suselle: Ahí duerme mi mejor amiga, Pradito.
Leticia: ¡Qué bien! Oye, pues os podría contar cuentos. Ni te imaginas la cantidad de cuentos mágicos que sé. 


Suselle: No hace falta, me los cuenta mi madre.

Suselle se alejó siguiendo los pasos de su madre y Filomena. Leticia miró a Dante sorprendida.

Leticia: Vaya, parece que no le caigo muy bien...
Dante: Es tonta, no le hagas caso.
Leticia: Dante, no hables así de ella...es tu hermana.
Dante: Es mi hermana, pero es tonta de remate. 


Sus: Y este es el cuarto de Dante. Muy a su estilo. También con su cama castillo. 
Filomena: Son habitaciones muy alegres. Veo que esta alcoba tiene un balcón.
Sus: Sí, las vistas son estupendas.
Leticia: Dante, tu habitación es la caña. ¡Me flipa!
Dante: Ya, es megaguapa. Te tengo que enseñar todos mis juguetes. ¡Ah! He superado a Karim en las puntuaciones en el juego Fortclicke.
Leticia: Eres la caña.

Dante se puso colorado.


Salieron al balcón y pudieron disfrutar de las vistas.

Sus: Podemos ver el bosque por allá y la ciudad por aquí.
Leticia: ¡Allí vivo yo!
Filomena: Unas vistas espectaculares, aunque no soy amante de las alturas y padezco de acrofobia. 


Sus: Entonces, ¿les gustaría trabajar para nosotros? 
Filomena: Si no tienen inconveniente, estaríamos encantadas.
Sus: ¡Viva! ¡Es fabuloso!

Sus abrazó a Filomena emocionada. 

Filomena: Mañana mismo podríamos empezar.
Sus: Estupendo. De verdad que estoy desesperada.
Leticia: ¡Voy a trabajar aquí!
Dante: ¡Yupiii!
Suselle: ... 


Filomena y Leticia se marcharon felices. Ya tenían trabajo y les había caído bien la familia.

Leticia: Lo hemos conseguido, madre.
Filomena: Te has pasado con las confianzas, hija. Por un momento he pensado que no nos contratarían. Tienes que aprender a controlarte.
Leticia: Lo intentaré...


Llegaron al coche y Filomena le pidió las llaves a su hija.

Filomena: Para la vuelta conduciré yo. 
Leticia: Madre, déjeme conducir...por favor.
Filomena: Mañana. Ahora quiero pasarme por la tienda y comprar algunas cosas.  ¡No me lo puedo creer!
Leticia: ¿El qué?
Filomena: ¡El delincuente ese! ¡Te está rondando!


Filomena vio a Chris escondido tras el coche. 

Chris: Yo...solamente pasaba por aquí...
Filomena: ¿Me toma por tonta? ¡Aléjese de mi hija!
Leticia: Madre, por favor...


Filomena agarró a Chris de uno de sus enormes y largos collares de oro.

Chris: Señora, por favor...
Filomena: ¡¡Llamaré a la policía!!
Leticia: Madre, es un buen chico, por favor...
Filomena:¡Es un delincuente y un degenerado!


Leticia: Chris, será mejor que te marches...

Chris se zafó de ella y salió corriendo.

Filomena: ¡Vete y no vuelvas!


Se giró y miró a su hija muy seriamente.

Filomena: ¿Lo estás viendo otra vez?
Leticia: No, ya no estamos juntos...
Filomena: ¿Crees que me chupo el dedo?
Leticia: ¿Y si lo veo? ¡Soy mayor de edad!
Filomena: Lo eres, pero yo soy tu madre y quiero lo mejor para ti.
Leticia: Chris es bueno, madre.
Filomena: No quiero que te hagan daño, hija. Eres libre de hacer lo que quieras, pero no puedo quedarme de brazos cruzados mientras tiras tu vida por la borda. 
Leticia: Madre, Chris ya está rehabilitado. 
Filomena: No eres capaz de ver la realidad, Leticia. Dejemos el tema, por favor. Ya hablaremos de esto en otro momento. 


Mientras Sus y Diamante hablaban con los niños. 

Sus: ¿Y bien?
Diamante: Son majas, ¿no?
Dante: Filomena parece una bruja...
Sus: ¡Dante!
Dante: Pero Leti es la caña.
Suselle: ¡Pues a mi no me gusta!
Sus: ¿No? Pero si es muy simpática.
Suselle: ¡Yo no necesito que nadie me cuide! ¡Ya os tengo a vosotros!
Diamante: Suselle, mamá necesita ayuda, no puede con todo...
Suselle: ¡Yo no quiero estar con esa! ¡Quiero estar con vosotros! A mi los cuentos me los contáis vosotros, no esa...
Sus: Pero...


Suselle: ¡Me vais a abandonar con unas desconocidas! ¡Os odio!
Sus: Sus...
Diamante: Déjala, ya se le pasará...
Dante: Bah, es una dramática. 
Sus: No pensaba que se pondría así...


Continuará...

2 comentarios:

  1. ¡Ay, me he leído este capítulo como si lo devorase! ¡Se me ha hecho muy corto! A ver si me acuerdo de todo lo que quiero comentarte, a ver si me centro y no me olvido nada, que, a estas horas (pasan de las diez y media de la noche), poco puedo procesar ya. En este capítulo aparecen personajes muy variados que me han hecho sentir emociones muy diversas. Por un lado, tenemos a Agnes, a Artemisa y a Silvia. Ya sabes que estoy muy contenta de que aparezcan en esta historia y encima llevando un negocio tan bonito. Estoy deseando saber qué experiencias les depara trabajar en la cafetería. Seguro que les ocurrirán cosas muy diversas, algunas divertidas, otras tensas, otras bonitas... Me gusta mucho el personaje de Silvia. Me resulta muy bonito e incluso curioso que haya hablado por primera vez en una historia tuya. Agnes y Artemisa llevan mucho tiempo hablando de ella en sus respectivos diarios, pero nunca han citado ninguna palabra que ella haya dicho ni nada, por eso me parece tan bonito que le hayas dado vida y además es que has bordado perfectamente su manera de ser, tan activa siempre, tan habladora, incluso tan estresada, y qué risa me ha hecho que diga: “al carallo los nervios.”
    Por otro lado, tenemos a las mujeres que van a trabajar en la casa de Sus. No tengo motivos para que me caigan mal, pero hay algo en ellas que no me gusta. La severidad de Filomena es extrema, pero también entiendo que quiera lo mejor para su hija y que se oponga a la relación con ese chico. No obstante, Leticia ya es mayorcita para saber lo que quiere, aunque tengo que reconocerte que no me da la sensación de que sea muy madura. Me recuerda a Lilu en algunas cosas. Me hace gracia que Dante se haya quedado fascinado con ella y que a Suselle no le guste nada. Pensaba que le vería algo a ella que no le gusta, pero luego resulta que simplemente está asustada porque piensa que sus padres la van a abandonar, qué graciosa. Por cierto, es muy tierna la escena en la que Sus está abrazando a Pandy. Me encanta.
    Estoy deseando saber cómo les va a Agnes y a Artemisa en la cafetería y cómo se desenvuelven las cosas en la casa de Sus con Filomena y Leticia. ¡No tardes en poner la continuación, por favor!

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  2. Ay, ya sabía yo que se me olvidaría algo: qué risa me ha dado cuando he leído el nombre del equipo de fútbol donde juega Dante, Los trogloditas verdes, jajajajajaja. ¡Muy buen guiño!

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