domingo, 17 de febrero de 2019

Mi vida ahora - Capítulo 03: Mi hermana, amigas y una mancha de té

Capítulo 03: Mi hermana, amigas y una mancha de té

Silvia salió a toda prisa de la cafetería. Había aparcado el coche lejos de aquella zona e iba con el tiempo justo. En ese momento, Casandra subía las escaleras que daban acceso a la terraza de la cafetería. No se conocían, pero Silvia la saludó amablemente.

Silvia: ¡Buenos días!
Casandra: Buenos días.


Silvia: Esta es la mejor cafetería del Playmundo. ¡Dígaselo a sus amigas!
Casandra: Oh, eso haré.
Silvia: ¡Adiosiño!

Casandra se quedó algo descolocada. Pensó que se trataba de una clienta muy satisfecha y se alegró por su hermana y Agnes. Eso significaba que el negocio había arrancado muy bien.


Artemisa: ¡Agnes!
Agnes: ¿Qué pasa, Artemisiña?
Artemisa: ¡Alguien viene! ¡Nuestro primer cliente!
Agnes: ¡Por fin!


Cuando Casandra entró en la cafetería, las dos gritaron emocionadas.

Casandra: ¡Buenos días! 
Artemisa: ¡Hermana!
Agnes: ¡Casandra!
Casandra: Esa soy yo. Me acaban de decir que esta es la mejor cafetería del Playmundo. Por lo que veo no soy vuestra primera clienta.
Agnes: ¡Oh, esa era Silvia!
Artemisa: La dueña y nuestra jefa, además de amiga.
Casandra: ¡Con razón!


Casandra: Me gusta muchísimo el estilo y la decoración de la cafetería. Es realmente cuca y elegante. ¡Huele a gloria bendita!
Agnes: ¡Nos alegra que te guste!
Artemisa: Toma asiento, hermana. Serás nuestra primera clienta.
Casandra: ¡Fabuloso!


Casandra tomó asiento en uno de los bancos azules, en la mesa más alejada de la puerta. Dejó su enorme bolso azul, repleto de muchos enseres personales, sobre una de las sillas.

Casandra: Son muy cómodos estos bancos.
Artemisa: ¿Verdad?
Agnes: Dime, ¿que te gustaría desayunar?
Casandra: Pues me gustaría tomar un café con leche de soja y azúcar moreno.
Artemisa: ¿Y algo de comer?
Casandra: Sí, una rosquilla de chocolate. De esas grandes que he visto en la barra.
Agnes: ¡Marchando!


Una vez servida, Casandra le dio un sorbo al café con leche. Cerró los ojos de puro placer.

Casandra: ¡Está delicioso! Le noto un pequeño sabor de fondo a canela.
Artemisa: Agnes sabe que adoras la canela y le ha querido dar este toque.
Casandra: ¡Mmmm! La rosquilla está riquísima. 
Artemisa: Me alegra que te guste. ¿Has quedado con Gabriel?
Casandra: Sí, para comer.
Artemisa: Veo que la cosa va bien.
Casandra: Me gusta mucho, pero no quiero precipitarme. De momento estoy encantada, es un click maravilloso.


La puerta de la cafetería se abrió y entraron tres nuevas clientas. Agnes saltó de alegría al ver a sus queridas amigas. Hacía mucho que no las veía. Desde la tragedia del crucero, se habían visto solamente una vez. Asunción y Piedad no iban solas, pues su prima Brígida las acompañaba. Desde la muerte de su hermana Justina, era ella la que suplía su puesto. Era rubia, pero el contraste con el moreno de sus primas quedaba bien sobre el escenario. Las tres vestían con el traje de sus actuaciones, por lo que estaban muy elegantes.

Agnes: ¡Asunción, Piedad!
Asunción: ¡Agnes, preciosa mía!


Se abrazaron emocionadas y Agnes no pudo evitar soltar algunas lágrimas. Recordó lo sucedido en el crucero y la terrible muerte de Justina. Agnes las invitó a sentarse y les tomó nota. Pidieron tres tés y unas palmeras integrales para no engordar.

Brígida: Asu, no me engañaste en absoluto. Agnes es una rapaza preciosa.
Agnes: Oh, vosotras sí que sois preciosas.
Asunción: Te lo dije, Bri. Además, canta como los ángeles. 
Piedad: Nuestra madre está deseando que vengas a vernos al pueblo. Está como loca por conoceros. A ti y a Artemisa.


Agnes: Yo también tengo muchas ganas de conocerla.
Asunción: Actuamos en una local gay de la zona. Tienes que venir a vernos, Agnes.
Piedad: Hacemos un homenaje a nuestra Justi.
Agnes: No me lo perdería por nada del mundo.


Agnes dejó a las Playgirls desayunando tranquilas y se fue a la barra junto a Artemisa. Sacaron algunos dulces del horno y prepararon algunas bandejas. Cuando Casandra y las chicas se marcharon, entró otro cliente. Se trataba de un chico negro, con pelo a lo afro, con muchos collares largos y pulseras de oro y vestido con un chándal rosa.


Tomó asiento en la misma mesa que Casandra había elegido para desayunar. Agnes ya la había limpiado, por lo que fue directamente a tomarle nota. Estaba triste, eso lo percibió al instante. Parecía estar preocupado y tenía la mirada perdida. Se acercó y le habló con amabilidad.

Agnes: Buenos días. ¿Qué desea tomar?
Chris: ¿Tenéis algo para la tristeza? Mi vida es un asco. 
Agnes: Huy, siento que su vida sea así.
Chris: Mi novia y yo tenemos que escondernos como si estuviésemos cometiendo un delito...maldita bruja.
Agnes: Vaya, es normal que se sienta así. Pues creo que tengo algo que le puede venir muy bien. Se trata de nuestra infusión de lavanda, naranja y un toque de chocolate. 
Chris: Vale, esa misma. 
Agnes: Le recomiendo nuestros buñuelos rellenos de chocolate. Los preparamos especialmente para los carnavales.
Chris: Vale, los probaré.


Agnes: Espero que después de desayunar, se encuentre mucho mejor y con una perspectiva de su vida mucho más positiva. Ahora mismo se lo traigo todo.
Chris: Gracias.


Una mujer muy bien vestida entró en el local. Llevaba un vestido azul ajustado, muy elegante. Un sombrero del mismo color con dos rosas rojas y un bolso de mano blanco. Era una mujer de mediana edad, con el pelo totalmente blanco y muy maquillada. Artemisa estaba limpiando la mesa en la que habían estado las Playgirls y cuando terminó, la mujer se sentó.

Agnes: ¿Será esa la crítica que dijo Silvia?


Artemisa: Buenos días.
Mujer: Buenos días. Desearía tomar un té.
Artemisa: Por supuesto. Le traigo la carta.
Mujer:No es necesario. Me gustaría tomar un té verde, si es posible.
Artemisa: Por supuesto. ¿Desea algo para acompañar?
Mujer: Sí, algo dulce pero que no lleve chocolate. Aborrezco el chocolate.
Artemisa: ¿Le apetece una porción de tarta de queso?
Mujer: Sí, me gusta mucho el queso.


Artemisa fue hasta la barra. Agnes estaba colocando las tazas limpias en la estantería.

Artemisa: Agnes, será mejor que te ocupes tú de esa clienta.
Agnes: E logo?
Artemisa: Esa debe ser la crítica que nos dijo Silvia. No quiero meter la pata, Agnes...
Agnes: Artemisiña, lo harás muy bien. Debes confiar más en ti misma. 
Artemisa: No sé...
Agnes: Lo harás bien, no te preocupes.


Agnes le llevó a Chris su pedido. Seguía triste, mirando al infinito.

Agnes: Aquí tiene su desayuno.
Chris: Puedes tutearme. Me llamo,Chris.
Agnes: Yo me llamo Agnes. Un placer, Chris.


Chris probó uno de los buñuelos y miró a Agnes sorprendido.

Chris: ¡Esto es la caña! Está flipante, Agnes.
Agnes: Me alegra que te guste.
Chris: ¡Mmmm, y la infusión! Tiene un sabor diferente.
Agnes: Y lo mejor es que te vendrá bien.


Chris: Buah, está que te cagas de bueno.
Agnes: Oh, espero que no lo digas de forma literal. Disfruta del desayuno.
Chris: Gracias, guapa.


Artemisa le llevaba en una bandeja el té a la mujer elegante. Estaba nerviosa y le temblaban las manos. Perdió el equilibrio y cayó para adelante.


El té verde se derramó sobre el vestido de la mujer. Esta gritó sorprendida. Estaba caliente, por lo que le quemaba. Artemisa se dio un pequeño golpe en el brazo, pero nada importante.


Se reincorporó rápidamente y fue a ayudar a la mujer. Sacó un trapo e intentó secarle el vestido. La mujer miraba sorprendida la escena.

Artemisa: Lo siento, lo siento mucho. ¿Se ha quemado? Por la Diosa, espero que no...
Mujer: No, el traje es grueso y no ha calado tanto, pero he sentido el calor...
Artemisa: Le pagaré la tintorería.
Agnes: ¿Se encuentra bien?
Mujer: Sí, aunque mi vestido no puede decir lo mismo.
Artemisa: Lo siento...
Mujer: Usted se ha dado un golpe en el brazo. ¿Se ha hecho daño?
Artemisa: No, no ha sido nada...
Agnes: Artemisiña, ¿estás bien?
Artemisa: Voy a por otro trapo...


Artemisa se apoyó al lado de la barra y se puso a llorar. Agnes la abrazó por la espalda.

Artemisa: Te dije que tenías que ir tú...soy un desastre.
Agnes: Artemisiña, solamente has perdido el equilibrio. Ha sido un accidente, nada más.
Artemisa:Se podría haber quemado...
Agnes: Pero no ha sido así. No te martirices, cariño.


Artemisa no se sintió con fuerzas para atender a la mujer, por lo que Agnes se encargó de ella. Le trajo su té verde y la porción de tarta de queso. La mujer sonrió y Agnes le correspondió.

Agnes: Sentimos lo ocurrido. Para intentar compensarle, le invitamos al desayuno.
Mujer: No se preocupen, ha sido un accidente y afortunadamente no me he quemado. 
Agnes: Ya, pero su vestido...
Mujer: Es un vestido, nada más. Lo que de verdad me preocupa es su compañera, parece muy afectada.
Agnes: Sí...le sabe muy mal lo ocurrido.
Mujer: Eso dice mucho de ella. Que no se preocupe, estoy bien y pienso desayunar tranquilamente, Esto tiene muy buena pinta.
Agnes: Es usted muy amable. Ahora mismo se lo digo.


Chris se levantó y fue a pagar. Artemisa le esperaba en la caja registradora. 

Chris: Pienso venir más veces. He flipado con lo bueno que está todo.
Artemisa: Muchas gracias.
Chris:¿Cuanto es?
Artemisa: La infusión y la bebida...1, 99 cleuros.
Chris. ¿Nada más?
Artemisa: Oferta de inauguración.
Chris: Flipante.


Chris pagó y se acercó a Agnes. 

Chris: Esa infusión es milagrosa, me siento mucho mejor. ¡Y los buñuelos están de muerte!
Agnes: Me alegro que estés mejor y que todo haya sido de tu gusto, Chris.
Chris: Volveré y traeré a mi churri. Este sitio le encantará.
Agnes: Aquí os esperaremos.


La mujer elegante terminó su desayuno. La mancha de té en su vestido se había secado y prácticamente no se notaba. Artemisa la esperaba en la caja, nerviosa por lo que pudiese decirle.

Mujer: ¿Cuanto es?
Artemisa: Nada, invita la casa.
Mujer: De eso nada. Chica, ha sido un accidente. ¡Nadie ha muerto por tu tropiezo! Toma, os dejo una pequeña propina. El té verde estaba delicioso y la tarta de queso exquisita.
Artemisa: Muchas gracias, señora.
Mujer: Puedes llamarme Isabel. Mañana volveré a la misma hora. Creo que aquí desayunaré todos los días.


La mujer se fue y se quedaron solas.

Agnes: Artemisa, ¿que te ha dicho?


Artemisa: Espero que su critica en el periódico sea igual de positiva que todo lo que me ha dicho. Está encantada y dice que vendrá todos los días a desayunar. ¡Y nos ha dado 10 cleuros de propina!
Agnes: ¡Es mucha propina! A pesar de todo, las cosas han salido bien. ¿Estás más animada?
Artemisa: Sí, estoy mucho mejor.
Agnes: Ahora que no hay nadie, desayunaremos nosotras.


Continuará...

1 comentario:

  1. Me he leído este capítulo como si saborease una deliciosa porción de tarta de queso y cada sorbo de una infusión de lavanda y naranja con un toque de chocolate (y eso que me siento completamente hinchada por la comida de hoy). Iba parando en cada diálogo para imaginarme cada escena con toda perfección. Me han gustado mucho los diálogos y los personajes que han ido apareciendo. Me ha gustado muchísimo cómo reacciona Isabel con Artemisa y Agnes cuando a la pobre Artemisa se le cae el té verde encima de Isabel. Estoy totalmente convencida de que Isabel no es esa crítica tan severa de la que habló Silvia en el otro capítulo. ¡Encima les deja diez cleuros de propina! ¡Eso es una inmensa propina! También me ha gustado mucho la escena en la que Chris entra en la cafetería y Agnes le sirve con tanta simpatía. Es maravilloso que el ánimo de los clientes pueda cambiar y que salgan mucho mejor de lo que entran. Es que no es para menos. Además de que las cosas están buenísimas, las camareras son un encanto. Artemisa y Agnes saben tratar muy bien a la gente, sobre todo Artemisa, que es profesora y tiene mucha mano con los adolescentes y con cualquier tipo de persona. Me gustan mucho los personajes que entran en escena porque perfilas muy bien el carácter de cada uno de ellos, aunque salgan poco, pero las pocas palabras que pronuncian ya desvelan muy bien cómo son. Me ha hecho mucha ilusión que también vengan Asunción, Piedad y su prima Brigi, me encanta. Me gustaría que Agnes fuese a visitar a la madre de ellas. Seguro que también es un capítulo muy bonito. Y también me hace mucha gracia que metas ciertos guiños como lo de Casandra y Gabriel (tengo que escribir sobre eso) y también ciertas expresiones como “e logo?”, tan recurrente en los labios de Agnes. Me he reído con este capítulo y me lo he pasado muy bien leyéndolo. No se me ha hecho para nada largo, ¡de verdad! Y cada fotografía es un encanto. Me gusta mucho esta historia.
    ¡Gracias por hacerla!

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