La tristeza abrazaba su desesperada alma. Encerrada entre aquellas cuatro paredes blancas, la esperanza de volver a ver a sus seres queridos se desvanecía lentamente. Quizás, después de tantos siglos había llegado el fin de sus días. No deseaba morir, no por miedo a la muerte, más bien porque eso significaba no volver a ver nunca más a Eros, Leonard, Stella...la ansiedad más absoluta le dominaba en esos momentos. Pensó en Eros, en lo desesperado que estaría. Deseaba tanto casarse con él...lo amaba más que a nada en el mundo. Había sufrido mucho a lo largo de su eterna existencia, pero junto a Eros las penas habían sido más llevaderas. Su eterna sonrisa siempre le había animado a mirar para adelante con entusiasmo y alegría. Con Eros, cada noche que despertaba podía convertirse en una aventura, cargada de extraordinarias experiencias. Se arrepentía de haber puesto en duda su amor...incluso plantearse si debía casarse con él. Rogaba por una segunda oportunidad, no la desaprovecharía. Aunque sentía una atracción muy especial por Wen, tenía las cosas claras. Esperaba tener la oportunidad de aclararle lo que sentía, que comprendiese sus sentimientos. Quería a Wen en su vida, pero solo como un buen amigo. Tampoco deseaba que tuviese problemas con Estrella.
La puerta se abrió y Sinéad se estremeció. No soportaba más inyecciones...No sabía cómo lo hacían, pero aquella sangre muerta recorría sus venas de alguna forma extraña, y la debilitaba. Aquello le recordaba lo mucho que sufrió cuando estuvo retenida en un centro psiquiátrico hacía ya muchos años...Martyna entró sigilosa, parecía nerviosa pero sonreía.
Martyna: Hola, no deseaba molestarte...¿Puedo pasar?
Sinéad: Puedes hacer lo que te plazca...solo os ruego que no me sigáis inyectando esa sangre...
Martyna: Lo siento, pero por el momento es necesario...desconocemos cuan peligrosa puedes ser.
Sinéad: Necesito sangre, pero no de esta forma...me siento sedienta y muy débil.
Martyna: Siento que te estemos tratando de este modo...veo en ti un ser bueno. Tu vida no peligrará, no te preocupes. Serás famosa. Todo el Playmundo sabrá que existen los vampiros. Juntas podemos demostrar que no sois seres malos y crueles.
Sinéad: Si hacéis eso pondréis en peligro la existencia de todos los vampiros...
Martyna: ¿Todos los vampiros son tan buenos como tú?
Sinéad: ¿Todos los humanos son buenos?
Martyna: Tienes razón...hay clicks buenos y malos.
Martyna se acercaba cada vez más a Sinéad. Le inspiraba confianza y no le parecía tan peligrosa como aseguraba su hermano. Parecía tan débil y cariñosa...Sinéad intentaba alejarse de ella, pero le faltaban fuerzas. El dulce olor de su sangre la estaba enloqueciendo. Tenía sed de sangre, muchísima sed. Se imaginaba saboreando su sangre hasta llegar al éxtasis total. La necesitaba...
Martyna: ¿Estás bien?
Sinéad: Vete...
Martyna: ¿Quieres que me marche? Pensaba que podríamos ser amigas... ¿Te encuentras bien? Tus ojos están muy rojos...
No podía luchar más contra su naturaleza. Necesitaba alimentarse y Martyna era una presa fácil. Una parte de ella le rogaba que no lo hiciese, que le convenía tener una amiga en aquel lugar, pero la implacable sed era difícil de controlar.
Sinéad: Lo siento...
Martyna: ¿Que sientes?
Sinéad: ¡Esto!
Se abalanzó sobre ella rápidamente. Aunque estaba débil, la sed le proporcionó fuerzas de dónde no las tenía. Martyna gritó desesperada. Cuando Sinéad clavó sus colmillos en su cuello el terror más absoluto se apoderó de ella. Sinéad absorbió la sangre con gran ansiedad y su cuerpo se estremeció de placer al saborear al fin tan deseado alimento.
Fune escuchó gritos y se acercó hasta allí. Descubrió a Sinéad alimentándose de Martyna. Sin dudarlo agarró una jeringuilla con sangre de muerto y se la inyectó en la espalda. Sinéad gritó dolorida y soltó a Martyna. En seguida perdió las pocas fuerzas que había ganado con su sangre.
Fune: ¡Maldita!
Sinéad: ¡Ahhhh! ¡Basta, por favor!
Martyna se puso en pie y se apoyó en una de las paredes. Se sentía tan débil y confundida. Estaba mareada y a penas se sostenía en pie.
Jedrek: ¡Hermana! ¡¿Que te a hecho esa bestia inmunda?!
Martyna: Hermano...lo siento...
Jedrek ayudó a su hermana a tumbarse sobre el sofá. Estaba aterrorizada. Comenzó a gritar y dar golpes a su hermano pensando que Sinéad volvía a atacarla. Su hermano le agarró los brazo e intentó tranquilizarla.
Jedrek: ¡Ya pasó! Hermana, estás a salvo.
Martyna: Jedrek...ha sido horrible. Pensaba que moriría...
Jedrek: ¿Que hacías hablando con ella a solas?
Martyna: Pensé que podríamos ser amigas...que no era tan mala como decías...lo siento, me equivoqué. He sido una estúpida...
Jedrek: No te culpes. Te engañó...esos seres tienen el poder de confundir y engañar con gran habilidad. Ahora debes descansar...
Sinéad estaba sentada sobre la cama, asustada y arrepentida. Martyna le había brindado una oportunidad para ganarse su confianza y que le ayudara a escapar...pero no había podido resistirse. Se sentía culpable por haberle atacado, pero aquella situación la habían provocado ellos.
Fune: ¿Por qué le has atacado?
Sinéad: Lo siento...estoy sedienta...¡No es culpa mía! Si me proporcionaseis sangre no le habría atacado...estoy sedienta y enferma...por favor...
Fune: No se puede confiar en ti...
Sinéad: Debería haber hecho caso a mi padre...siempre os intento justificar, incluso os defiendo cuando vuestras acciones son deleznables, pero ya no puedo más. Estoy harta de esconderme, de fingir, de luchar contra mis instintos...Nos tratáis como seres inmundos y sin alma. Yo tengo alma, te lo puedo asegurar. Respeto mi entorno, la naturaleza e incluso a vosotros...pero ya no puedo más...¡Merezco un respeto! Tengo derecho a una vida digna, como tú.
Fune: Vampiresa...creo que te comprendo. Yo también me veo obligada a huir y esconderme...
Sinéad: Entonces sabes lo que siento. No soy un monstruo, soy diferente. La humanidad siempre destruye todo aquello que es diferente o no comprende, ¡no es justo!
Fune: Es verdad...Si no eres lo que ellos esperan, te menosprecian.
Sinéad: Me siento muy débil...por favor, deja que descanse.
Fune: Descuida. Oye, te traeré sangre.
Sinéad: Gracias...
Fune: Descansa.
Lejos de allí...
Duclack había recorrido numerosos pasillos y estancias del castillo. Después de leer algunas líneas de aquel libro titulado "El brillo níveo de un destino escarlata" las cosas le cuadraban. Sinéad Lindqvist era sin duda su desaparecida amiga, que había escrito ese revelador libro autobiográfico. Era una vampiresa, tal y como había sospechado Estrella. Estaba claro que Eros también lo era. Lo había visto llorar sangre, volar y saltar grandes distancias sin esfuerzo. Solo salían por las noches, nunca los había visto comer y sus ojos, su piel y su cuerpo no eran corrientes. Suponía que Wen sabía algo de todo aquello, de ahí su obsesión por los vampiros. Debía hablar con él y averiguar cuanto sabía. ¿Dónde estaba Sinéad? ¿Fue Eros el responsable de la muerte de aquella chica en la concentración? Necesitaba respuestas. Aunque aquel castillo le pareció mágico y fascinante, temía ser descubierta...ahora que sabía su secreto, Eros podía ser peligroso. Le dolía pensar que fuese realmente un asesino, pero no estaba de más ser prudente. Escuchaba ecos de voces lejanas. No sabía identificar la procedencia exacta, pero parecía una conversación acalorada. Debía salir de aquel lugar cuanto antes. Tras buscar con desesperación una salida, finalmente la encontró. Allí estaba, la puerta principal.
"...así que no me harás cambiar de opinión, es mala"
"¡No lo es! Ha sido una película muy emocionante"
Duclack: ¡Alguien viene!
No le dio tiempo a salir del castillo, así que se escondió tras un muro. Estaba rodeada de barriles, baúles y todo tipo de objetos antiguos. Dos mujeres entraron y cerraron la puerta. Las dos eran bellas y al igual que Sinéad y Eros, su aspecto parecía algo sobrenatural. Supo de inmediato que eran vampiresas.
Scarlya: Lo más emocionante han sido los créditos, ¡por fin había terminado!
Stella: Cuando entra en erupción el Vesubio ha sido muy emocionante. Es una historia de amor preciosa. El actor principal es tan guapo...creo que estoy enamorada.
Scarlya: Reconozco que es un actor interesante...pero me he comido muchos así.
Stella: ¡Que bruta eres! ¿No se la recomendarás a Leonard?
Scarlya: No...a no ser que tenga problemas para dormir. Esta película es un gran remedio para el insomnio.
Stella: Seguro que a Sinéad le encantará.
Scarlya: ¿Y tú te haces llamar amiga? ¡No la conoces en absoluto! Estoy segura que a Eros le gustará, pero a Sinéad...
Stella: Ella es muy romántica y la historia de amor entre...
Scarlya: ¿Que te ocurre?
Stella: Nada, es que todavía huelo a sangre...nunca me había durado tanto.
Scarlya: Es normal. Estar rodeadas de tantos humanos en un recinto cerrado es todo un mérito. ¿Te has alimentado? Yo lo hice antes de entrar y....un momento. Yo también sigo oliendo a sangre.
Stella: Siento el olor tan cerca...cómo si estuviésemos cerca de un humano...
Scarlya: Huele muy bien...no lo entiendo...
Duclack seguía escondida. Veía a las vampiresas mirando de un lado a otro buscando el origen de aquel olor que tanto les atraía. Se acordó de los perros policías, que encontraban siempre la droga en los aeropuertos o coches por muy escondida que estuviese.
De pronto, Eros apareció acompañado de otro vampiro. Al verlo, Duclack lo encontró terriblemente atractivo. Todos ellos eran seres bellos, por muy terroríficos que pudiesen ser en realidad.
Stella: ¡Eros! ¿Dónde está Sinéad?
Scarlya: Venimos del cine. Hemos visto una pésima película de gladiadores.
Eros: Sinéad ha desaparecido.
Stella: ¿¡Qué!?
Scarlya: ¿No sabes dónde se encuentra?
Eros: No...ya no sé dónde buscar. He pensado que quizás el lazo que la une con Leonard nos guiaría hasta ella, pero no la percibe.
Leonard: No comprendo que sigáis perdiendo el tiempo con simples humanos. Esto es consecuencia de vuestra irresponsabilidad. Le dije muchas veces que se alejase de los humanos...pero Sinéad es testaruda cuando se lo propone.
Eros: También es culpa mía...pero Leonard, hemos encontrado amigos de verdad, que nos quieren.
Leonard: Ruega que no se enteren de lo que sois en realidad.
Eros: Uno de ellos ya lo sabe...
Leonard: ¡Inconscientes! ¡Nos ponéis en peligro a todos! Luego hablaremos sobre ese amigo vuestro...tendremos que eliminarlo.
Eros: Leonard...
Leonard: Vamos, tenemos que encontrar a mi hija. Vosotras quedaros aquí, por si Sinéad vuelve.
Leonard y Eros salieron por la puerta a toda prisa y se alejaron volando. Duclack salió de su escondite y se refugió ras otro muro. Stella y Scarlya no se percataron.
Scarlya: Sigo oliendo ese delicioso aroma...sangre.
Stella: Yo también...quizás debamos alimentarnos otra vez. No es momento de pensar en eso, Scarlya. Sinéad ha desaparecido...
Scarlya: Lo sé...estoy preocupada por ella, pero ese olor es tan...
Stella: Sí...lo percibo.
Scarlya: Lo mejor es que nos vayamos a alimentar.
Stella: ¿Ahora? Leonard ha dicho qué...
Scarlya: Stella, ya sé lo que ha dicho Leonard...¿Comprendes?
Stella: ¡Ah sí! Claro, claro...será mejor que vayamos a alimentarnos lejos de aquí.
Duclack esperó un tiempo prudencial y luego salió de su escondite. La puerta estaba abierta, así que solo tenía que salir corriendo y alejarse de aquel castillo. Sin pensárselo dos veces, se puso a correr lo más rápido que pudo.
De la nada, Stella apareció ante ella. Obstaculizó su huida al colocarse en el umbral de la puerta. Duclack dio un grito de terror pero en seguida se puso en guardia.
Stella: ¿Te marchas sin presentarte?
Duclack: Yo...solo pasaba por aquí...estoy perdida y...
Scarlya atacó a Duclack por la espalda. Le propinó un fuerte golpe en la cabeza con una pala y cayó al suelo inconsciente.
Scarlya: ¡Que bien huele!
Stella: ¡La has matado!
Scarlya: ¡Claro que no! Ha sido solo un pequeño golpe de nada. Le dolerá un poco la cabeza, pero nada más.
Stella: Quizás estuviese perdida...
Scarlya: Nos mentía. Quizás sepa dónde está Sinéad.
Stella: ¿Crees que tiene que ver con su desaparición?
Scarlya: No lo sé, pero estoy dispuesta a averiguarlo.
Desde que había hablado con Sinéad, ya no se sentía tan satisfecha. Había visto en la vampiresa un reflejo de su propia vida. Desde muy pequeña había sido rechazada por todo el mundo, al igual que Sinéad. Nadie había sido comprensivo y cariñoso con ella, así que endureció su corazón para evitar nuevas sacudidas. Se forjó una personalidad dura y resistente para hacer frente a las adversidades. No conocía otra forma de vivir, más que aquella. Odiaba hacer lo que se suponía era lo correcto. Para la gente normal con sus vidas perfectas ella era un terrible monstruo que debía estar encerrada de por vida. Quizás no se equivocaban, no era precisamente una santa, pero ella solo quería encontrar su lugar en el mundo.
Tumbada en un sofá en la primera planta, pensaba sobre estas cosas cuando Pinehad la interrumpió.
Pinhead: Estás aquí. ¿Que haces, nena?
Fune: Pensando.
Pinehad: Eso es peligroso...¿Qué piensas?
Fune: En la vampiresa.
Pinhead: Casi mata a la pringada esa. Es muy chunga.
Fune: Es peligrosa, igual que yo. Somos iguales.
Pinhead: ¿Igual que tú? Sí, eres una clack peligrosa pero no te puedes comparar con...
Fune: Claro que puedo. Las dos somos despreciadas y consideradas monstruos por la sociedad. Somos peligrosas, pero solo queremos sobrevivir en este asqueroso mundo.
Pinhead: Pero sabes que no eres un monstruo...ella se alimenta de sangre....
Fune: ¿Y eso es tan terrorífico? Deberías ir a China, allí se lo comen todo. Sí, no se comen entre ellos pero...te aseguro que es asqueroso. Me da pena. No creo que sea justo lo que le estamos haciendo.
Pinhead: ¿Te estás escuchando? ¿Has olvidado que te mordió?
Fune: Claro que no. En aquel momento no lo entendía, pero ahora la comprendo. Prefiero que en el mundo existan vampiros antes que los políticos que nos gobiernan...
Pinhead: ¿Que hay de la pasta? Fune, ganaremos mucha pasta y nos haremos famosos. ¿Quieres seguir huyendo toda tu vida?
Fune: Claro que no, pero...
Fune se levantó y miró al exterior. Era una noche serena y algo calurosa.
Fune: Siento que traiciono a alguien que vive lo mismo que yo. Tengo un plan.
Pinhead: ¿Un plan?
Fune: Estos frikis viven a lo grande. No me fío de ellos. Mi plan consiste en esto. Le seguimos el rollo. Llegamos a los estudios de televisión y esperamos a que el director nos pague la pasta que nos prometen. Cuando tengamos el dinero, soltaremos a la vampiresa.
Pinhead: No me gusta...Si aparecemos en su programa la gente nos verá como héroes. La policía dejará de perseguirnos.
Fune salió a la terraza. Una suave brisa le acarició el rostro.
Fune: Cariño, no te engañes. La pasma siempre nos verá como delincuentes, y eso es lo que somos. No conseguiremos cambiar su forma de vernos. Además, no quiero ser una tía normal.
Pinhead: No te entiendo...
Fune: Paso de seguir unas normas y patrones. Yo hago lo que quiero y vivo mi vida sin ataduras. No quiero formar parte de esa falsa llamada sociedad.
Pinhead: A mi tampoco me gusta seguir las normas.
Fune: Pues no se hable más. Haremos honor a nuestra fama y timaremos a estos dos pardillos. Cuando tengamos la pasta, dejaremos a la vampiresa libre.
Pinhead: Pero puede ser peligrosa...mira lo que le hizo a Martyna.
Fune: Es igual que yo, impredecible. Me gusta. No permitiré que la encierren por ser diferente.
Pinhead: Amor, cada día me sorprendes más. Eres la tía más enrollada del mundo mundial. Está bien, haremos lo que dices. Tienes un gran corazón.
Fune: No te confundas, cariño...sigo siendo igual de chunga que siempre.
En el castillo...
Le dolía la cabeza. Pensaba que se encontraba tumbada en su casa pero al abrir los ojos descubrió que estaba en un lugar que no conocía. Recordó que la habían descubierto y se puso tensa. Aquella vampiresa le impidió el paso y cuando intentó razonar con ella, todo oscureció.
Se incorporó y miró alrededor. Se encontraba tumbada en una cama muy cómoda y elegante. Una mesita, un candelabro junto una jarra dorada. un mueble repleto de libros, una mesa con mapas y pergaminos y una mesa adornaban aquella estancia. El silencio reinaba aquel lugar. Aunque le dolía la caebza, se levantó y dio uno pasos. Seguía en el castillo. Por el momento no le habían matado, pero temía que eso cambiase en cualquier momento.
Escuchó pasos. Alguien se aproximaba. No encontró nada con lo que defenderse así que esperó nerviosa. Stella sin embargo, estaba la mar de tranquila. Traía un trocito de tarta de chocolate que había preparado Scarlya. Aunque no podían comer pasteles, a Scarlya le había entrado el gusanillo por la repostería. Había noches que preparaba cuatro o cinco tartas. Los llevaba a los más desfavorecidos y disfrutaba junto a Leonard viendo cómo se los comían agradecidos. La aparición de Duclack fue una buena oportunidad para ofrecer una porción de una de sus tartas. Stella preparó una taza de leche bien caliente y en una bandeja, se disponía a llevarle la merienda.
Stella: ¡Oh! Estás despierta.
Duclack: ¿Quién eres? ¿Que hago aquí?
Stella: Perdona, no me he presentado. Me llamo Stella, es un placer. Perdona a mi amiga...Scarlya es muy impulsiva y te propinó un buen golpe con una pala...¿Te duele la cabeza?
Duclack: Es soportable...¿Que queréis de mi? No podéis retenerme contra mi voluntad...
Stella: Por el momento solo quiero que meriendes. Mira, supongo que te gustará esto que te traigo. Es un pastel de chocolate y una taza de leche ardiendo. Eso os gusta a los humanos, ¿no?
Duclack: No tengo hambre, gracias...Solo quiero volver a casa.
Stella: Te comprendo.No temas, no pensamos hacerte daño...sin embargo no sé que pensará Leonard de todo esto...
Duclack: ¿Eres amiga de Sinéad?
Stella: ¿La conoces? ¿Sabes dónde está?
Duclack: Es mi amiga. He venido hasta aquí para averiguar dónde está.
Stella: Así que era eso. Vaya...siento decirte que no está. Nosotros también la estamos buscando. Mira, te dejo la merienda en esa mesa. Cuando tengas apetito ahí la tienes.
Stella: Mira, estos libros los he escrito yo.
Duclack: ¿En serio?
Duclack vio una buena oportunidad para escapar. La vampiresa se había dejado la puerta de la habitación abierta. Mientras hablaba sobre sus libros, Duclack se iba alejando poco a poco dirección a la puerta.
Stella: ...no digo que sea mejor que la continuación, pero es diferente. En la primera parte la protagonista es más inocente y vive el amor con más ilusión. Este trata sobre un inglés enamorado de una alemana nazi. El desenlace es terrible, pero no quiero adelantarte nada por si te apetece leer un poco...
Duclack salió corriendo pero Scarlya se interpuso en su camino.
Scarlya: ¿Dónde crees que vas?
Duclack: Tenéis que dejar que me marche...soy amiga de Sinéad y Eros.
Scarlya: Pero sabes demasiado...no podemos dejarte ir sin más.
Stella: Lo siento. Por favor, intenta comprendernos.
Scarlya: Mientras podrías merendar...¿Que te parece mi pastel?
Stella: No tiene apetito...
Scarlya: ¿Qué? Mi pastel es irresistible, no comprendo que sea capaz de resistirse.
Stella: También puedes leer...ya me dirás que te parecen mis libros...
Scarlya: Sí, puedes leer mientras comes...a ver si te gusta el pastel.
Cerraron la puerta con llave y hablaron en voz baja.
Scarlya: Casi se escapa, debes permanecer más atenta.
Stella: De todas formas no podría haber ido muy lejos. Espero que Leonard le perdone la vida...
Scarlya: Yo también lo espero. Últimamente está más irritable.
Sus fue en busca de Duclack. No le contestaba los mensajes ni cogía el teléfono. Llamó a la puerta de su casa y le abrió Duclón. Parecía estar preocupado.
Duclón: No sé dónde está...me tiene muy preocupado.
Sus: ¿No le dijo dónde iba?
Duclón: No.Me habló de un tal Eros. Dijo que lo consideraba su amigo pero que había algo que tenía que averiguar. No se terminaba de fiar de él
Sus: Que extraño...hasta dónde yo sé se lleva muy bien con él. Conociendo a Duclack habrá ido a investigar.
Duclón: ¿Crees que estará bien?
Sus: Sí, no se preocupe. Ahora mismo le enviaré un mensaje. En cuanto sepa algo se lo haré saber.
Duclón: Gracias, Sus. Lo mismo digo, si aparece le diré que te llame.
Sus: Estese tranquilo, Duclack sabe cuidarse.
Sus le envió varios mensajes pero no parecía estar conectada. La llamó pero saltaba el buzón de voz. Temía que desapareciese al igual que Sinéad.
Sus: Duclack, ¿dónde estás?
Continuará...
¡Por fin la historia sigue! Confieso que me ha tranquilizado un poco el giro en la situación de Sinéad... ahora Fune la defiende un poco, y es que nunca se sabe dónde va a surgir la comprensión; es curioso, todo lo que ella ha sufrido le permite conectar con Sinéad, y aunque es una clack inculta e inadaptada se da perfecta cuenta de que entre ella y la vampiresa hay muchos puntos en común, así es capaz de pasar por encima de unas diferencias insalvables para otros clicks listos y bien establecidos, como los que capturaron a Sinéad (aunque hay que reconocer que Martyna se apiadó por un momento de ella); y Pinhead apoya su decisión ¡algo bueno tienen ese par de pillos! Espero que las cosas les salgan bien, pues su plan es arriesgado. Mientras tanto, tenemos a todos revolucionados, los vampiros que buscan a Sinéad, Duclack también pero enredada ahora con Stella y Scarlya, (muy divertida su afición a la repostería de quienes no pueden disfrutarla), Sus que va tras Duclack... son como las cerezas, que tiras de una y se van enganchando, ¡cada vez la cosa se lía y se lía más! Hasta Leonard ha tomado cartas en el asunto; he echado en falta a Estrella, pobrecita, y a Wen, seguro que pronto tendremos novedades. De los dos escenarios que aparecen en este capítulo me quedo con las fotos del castillo, son muy sugerentes y me hacen pensar en un lugar enorme, realmente las fotos están al nivel de la historia, una verdadera delicia.
ResponderEliminarQué entusiasmada, intrigada y emocionada he leído este capítulo; el que está plagado de sorpresas completamente inesperadas. Sinceramente, me ha sentado mal que Sinéad mordiese a Martyna, pero evidentemente la entiendo. Bastante aguante ha tenido ya, lo que pasa es que ahora ese hecho le buscará problemas, pero lo que me conmueve es que ella es plenamente consciente de ello. No obstante, lo que más me ha impresionado y sobrecogido es que Fune se haya identificado con Sinéad. Ese hecho ha permitido que, por primera vez, me compadezca de Fune y pueda entenderla más. Sabes mover perfectamente los hilos de los sentimientos y consigues que sintamos a la perfección lo que te propones. Mi Sinéad me inspira mucha ternura y pena ahí tan débil y desprotegida... Me gusta que haya explotado al fin. Lleva muchísimos años escondiéndose de la sociedad, pero también luchando y soñando por conseguir un lugar en, como muy bien dice Fune, esa falsa llamada sociedad. Me gusta el matiz que le has dado al personaje. Ahora parece, contrariamente, más humana al compadecerse de Sinéad y al demostrar que en el fondo no es tan mala y que, si lo es, tiene sobrados motivos para hacerlo. No me esperaba que le otorgases ese papel de mujer fatal. La verdad es que le queda muy bien. Está muy bien pensado eso de traicionar a Jedrek y Martyna cuando les hayan pagado, pero eso supone desvelar la existencia de los vampiros y no sé si será muy conveniente.
ResponderEliminarLuego está el asunto de Duclack. Desde su posición, Stella y Scarlya parecen tan misteriosas y revoltosas... Me hace gracia que a Scarlya no le haya gustado la película de Pompeya. Aunque no la he visto, yo también opino igual que ella. Por supuesto, a Sinéad no le gustaría esa película tan comercial. Y, sí, como dice Scarlya, a Leonard se lo ve tan irritable y severo... pero también tiene muchísimos motivos para sentirse así y ahora más que han secuestrado a su hija.
Hay muchos detalles de este capítulo que me han hecho muchísima gracia como, por ejemplo, que Scarlya le dé un golpe a la pobre Duclack y enseguida exclame: ¡Qué bien huele! Qué revoltosa se la ve a Scarlya. Luego también me ha hecho mucha gracia que entre las dos se disputen sus creaciones ante Duclack: Stella recomendándole los libros y Scarlya insistiéndole tanto en que pruebe su pastel... Me encanta que hayas introducido el detalle de que a Scarlya le gusta la repostería. Es un capítulo espléndido que sin duda te deja con la miel en los labios, pues por un lado Sinéad ha perdido la protección de Martyna, pero se ha ganado el apoyo de Fune, que no sé qué es mejor, y por el otro lado ahora Leonard, Stella, Scarlya y Eros están inmersos en la búsqueda de Sinéad, por lo que tendrán más protagonismo. Gracias, una vez más, por este pedacito de diversión, intriga e imaginación. ¡Ya sabes que estoy deseando saber cómo continúa!
Se me ha olvidado decir que la alusión a Pompeya es genial, a diferencia de la película, que es malísima, ja ja ja ja ja ja.
ResponderEliminarMe ha encatado este capítulo. Me da rabia haber tardado tanto en leerlo, porque me estaba perdiendo un rato de diversión y deleite con su lectura. Cuando Duclack está escondida y llegan Scarlya y Stella, he pasado una gran tensión pensando que la iban a descubrir pero no esperaba ya que la descubrieran, cuando de repente han aparecido ante ella y me he llevado una impresión. ¡Pobrecita! Creí que ya no tenía escapatoria y la iban a moder o algo... Me ha sorprendido que la dejen encerrada en la habitación. Me ha hecho mucha gracia lo de la repostería de Scarlya y me ha sorprendido lo de los libros de Stella. La verdad es que el pastel no sé cómo sabría pero tenía una pinta un poco de chuchurrío, me da que Scarlya tiene que mejorar todavía bastante como repostera.
ResponderEliminarMe ha sorprendido tambien Fune y su manera de empatizar con Sinéad. La verdad es que ese par de pillos, como dice Vicrogo, son para mí unos personajes especiales. Me alegra de que tengan algo bueno.
También me gustó ver a Sus ir a casa de Duclack y hablar con Duclón.
A ver la continuación. Un abrazooooo