Aquellos pasadizos repletos de polvo y ocultos en la más absoluta oscuridad se les antojaron eternos. En más de una ocasión Hafida pensó en dar marcha atrás, pero las voces de sus perseguidores no parecían sonar muy lejos. Tenía miedo, por ella y por sus nuevas amigas. No quería ser capturada pero tampoco deseaba morir perdida en aquel silencioso lugar. Gracias a la antorcha que portaba podían ver por dónde caminaban.
Hafida: Este lugar debe estar lleno de trampas, andad con mucho cuidado.
Indulala: Chicas, tengo miedo...quizás deberíamos haber ido con Pamela...
Denise: No desesperes, Indulala.
Indulala: Sus voces se escuchan más fuertes...
Hafida: Por fin, hemos llegado a una estancia más amplia...No piséis esa piedra.
Denise:¿Por?
Hafida: Estoy segura que acciona el mecanismo de una trampa. Para andar por aquí debemos comprender cómo pensaban los antiguos.
Jeroglíficos, Columnas, estatuas...todo en aquel lugar imponía.
Denise: Este lugar es asombroso...Solo de pensar en la cantidad de años que lleva esto aquí se me pone la piel de gallina.
Indulala: Pues a mi me da escalofríos...
Hafida: Por aquí. Siento una ligera brisa.
Indulala: ¿Habéis visto la película La Momia? No me gustaría despertar a una de esas horribles momias...
Denise: Nos persiguen unos lunáticos despiadados Indulala, no tenemos necesidad de pensar en momias ni maldiciones extrañas.
Hafida: Denise tiene razón, bastante tenemos con lo que nos ha tocado. Andad con cuidado, chicas.
Makin y sus hombres las seguían muy de cerca. Sus hombres tenían miedo, aseguraban que aquel lugar estaba maldito, pero Makin les ordenó que se dejasen de tonterías y cuentos de viejas.
Makin: Una buena maldición os caerá encima si no alcanzamos a esas clacks. ¡Nos jugamos mucho!
Tutoh: Esta pirámide debe esconder muchos tesoros ocultos, pero también trampas para evitar que los ladrones se hagan con ellos.
Makin: ¡Tonterías! No son más que leyendas.
Uno de los hombres de Makin pisó una de las piedras trampa y accionó un mecanismo mortal. Montones de piedras se desprendieron del techo y aplastaron a todos sus hombres excepto a Tutoh y otro más.
Makin: ¡Por todos los Dioses!
Tutoh: Se lo dije, jefe. En este lugar hay trampas mortales...
Hombre: نحن ذاهبون إلى الموت وهذا المكان لعنة
Makin: ¡Maldita sea!
Tutoh: Ahora la salida está bloqueada.
Makin: Sigamos, ya encontraremos la forma de salir. ¡Rápido que se nos escapan!
Hombre: لا أريد أن أموت
Makin: ¡Deja de quejarte y camina!
Hafida: ¿Habéis escuchado esos gritos?
Indulala: ¿Será la momia?
Denise: Sonaba más bien a gritos humanos...
Hafida: Deben haber accionado alguna trampa...con suerte alguno de ellos habrá caído.
Denise: No puedo dejar de maravillarme con este lugar...Mirad las paredes, ¡que maravilla! He estudiado durante años jeroglíficos y estos son los más bonitos que he visto jamás.
Hafida: Tendríamos que bajar estas escaleras...pero me temo que son una trampa. Ahora lo veo, el primer escalón es el que acciona la trampa. Pisad directamente el segundo.
Indulala: ¡Escucho pasos!
Makin: ¡Hafidaaa! ¡Se que estás aquí! ¡Si te rindes ahora no os pasará nada!
Denise: ¡Rápido, ya vienen!
¡Bang! ¡Bang! ¡Bang! ¡Bang!
Indulala: ¡Nos disparan!
Makin: ¡Alto ahí!
Hafida: ¡Rápido!
Makin: ¡Hafida, todavía estás a tiempo! ¡Deja de huir y entrégate!
Hafida: ¡Y un cuerno!
Denise: ¡Indulala, recuerda no pisar el primer escalón!
Makin: ¡Que no escapen! ¡Vamos!
Corrieron tras ellas a toda prisa. El primero en llegar a las escaleras fue el hombre asustado. Al pisar el primer escalón puso en marcha otro mecanismo. Las escaleras se desprendieron y dieron paso a un profundo hueco.
Hombre: تعليمات، مساعدة، لا أريد أن أموت
Makin: ¡Es una trampa!
Hombre: ¡Ahhhhhhhhhh!
Tutoh: ¡Tenga cuidado, jefe!
El grito desesperado del hombre se escuchó durante varios segundos hasta que desapareció en la intensa oscuridad del hueco.
Makin: ¡Solo quedamos tú y yo!
Tutoh: Debemos andar con más cuidado, jefe.
Indulala: ¡Han caído en la trampa de las escaleras!
Denise: ¡Toma ya!
Makin: ¡Hafidaaa! ¡Me las pagarás!
Hafida: ¡Makin sigue con vida! No dejéis de correr.
Llegaron a una estancia sin salida. Los pasos y gritos de Makin y Tutoh se escuchaban cada vez más cerca. Arrinconadas en aquel lugar, pensaron que no tenían escapatoria.
Indulala: Estamos atrapadas... es nuestro fin.
Hafida: Tiene que haber una salida en algún lugar...
Denise: Un momento...
Denise se acercó a una de las paredes y se puso a leer jeroglíficos. Leía susurrando lo más rápido que sabía.
Denise: Estoy segura que esto abre una puerta...
Hafida: No disponemos de mucho tiempo...
Indulala: Se acercan...
Denise: Habla de un sacerdote...maldito...dice que nos abrirá las puertas a la libertad si le entregamos nuestras almas...no suena demasiado bien...
Hafida: ¿Y cómo le entregamos nuestras almas?
Denise: Creo que para aceptar el trato hay que accionar esto...¡Bingo!
Indulala: ¡Se abre una puerta!
Denise: Se supone que hemos entregado nuestra alma a cambio...Debe ser una forma de asustar a los ladrones.
Hafida: ¡Era eso o morir aquí dentro! ¡Vamos!
Entraron veloces en aquel lugar y encontraron un pequeño hueco. Una pendiente se perdía hasta lo desconocido pero parecía haber luz al final.
Hafida: ¡Tenemos que saltar!
Denise: Hay luz, seguramente sea la salida.
Indulala: ¡Pues vamos allá!
Primero se dejó caer Indulala y después Denise. Hafida esperó un poco y se dejó caer por la rampa. Escuchó disparos y una de las balas por muy poco le alcanza. Rogó por alejarse sana y salva de aquellos salvajes.
Makin: ¡Hafida!
Disparó varias veces su arma pero no consiguió alcanzar a las chicas. Corrieron hasta llegar al hueco de la rampa y miraron desconfiados al interior.
Makin: ¡Maldita sea! Debemos dejarnos caer...tú primero.
Tutoh: No sabemos si esto es también una trampa...
Makin: ¿Pretendes que sea yo el que lo averigüe? ¡Salta!
Tutoh: Es qué...
Makin: ¡Maldito cobarde! Está bien, saltaré yo.
Cuando Hafida llegó al final de la rampa, aterrizó sobre arena. Denice y Indulala corrían en dirección a la luz por una estrecha cueva. En seguida se incorporó y las siguió. Pronto consiguieron llegar al exterior. El desierto las rodeaba. El único lugar en el que se podían refugiar era en una solitaria montaña.
Hafida: ¡Corred a aquella montaña!
Denise: ¡No te detengas Indulala!
Makin y Tutoh corrían en dirección al exterior. Cuando Makin vio a Hafida corriendo dirección a la montaña se entusiasmó. Supo que tarde o temprano la atraparía.
Cuando salieron de la cueva se pusieron a disparar a diestro y siniestro. Por suerte para las chicas ,consiguieron refugiarse en las rocas de aquella montaña.
Makin: ¡No tienen a dónde ir!
Tutoh: ¡Ya son nuestras!
Asustadas, se ocultaron tras unas enormes rocas y tomaron aire. Estaban exhaustas.
Hafida: Nos encontrarán...
Denise: ¿Que hacemos?
Hafida: No lo sé...no hay a dónde ir. Quizás tengamos alguna oportunidad si escalamos esta montaña. Les podríamos lanzar piedras para defendernos.
Indulala: Suena mejor que esperar aquí a que nos encuentren...
Hafida tomó la iniciativa y fue la primera en escalar. A pesar de estar descalza, no se le daba del todo mal. Indulala era la más torpe, pero no se dejó vencer por el miedo.
Denise: Vamos chicas, aparecerán en cualquier momento...
Hafida: ¡Ay! Estas rocas cortan...
Conseguían escalar cada vez más alto. Indulala miró a bajo y casi pierde el equilibrio.
Indulala: Odio las alturas...
Hafida: No mires abajo, Indulala.
Makin: ¡Hafidaaaaa! No tienes escapatoria, mujer. Te enseñaré lo que es capaz de hacer un hombre.
Denise: ¡Están cerca!
Indulala: ¡Yo no puedo ir más de prisa!
Hafida: Aguantad, amigas.
¡Bang! ¡Bang! ¡Bang!
Makin: ¡Malditas! ¡Huelo vuestro miedo!
Denise: ¡Los veo! Si no nos damos prisa me alcanzarán con sus armas...
Makin: ¡Moriréis todas!
Swity guiaba a Simbat, Hasine y Ubbay. Escalaban la montaña siguiendo a Hafida y sus perseguidores.
Ubbay: ¿Seguro que han ido por aquí?
Simbat: Swity está seguro.
Ubbay: Ya no estoy para estos trotes...
¡Bang! ¡Bang! ¡Bang!
Hasine: ¡Se escuchan disparos!
Simbat: ¡Hafida!
Hafida: No se rinden...
Denise: ¡Tenemos que seguir subiendo!
Cuando podían, agarraban piedras y las lanzaban. Makin y Tutoh siempre conseguían esquivarlas.
Indulala: Es muy difícil darles...
Hafida: No nos detengamos, ¡vamos!
Tutoh consiguió agarrar a Denice de una pierna. Denice intentaba desquitarse pero la había agarrado con fuerza.
Indulala: ¡La han atrapado!
Denise: ¡Socorro!
Hafida: ¡Aguanta, Denice!
Tutoh: ¡Ya eres mía!
Denise: ¡Suéltame!
Hafida agarró de los brazos a su amiga y tiró con fuerza. Tutoh no estaba dispuesto a soltar a Denise.
Makin: ¡Muy bien, Tutoh! ¡No la sueltes! ¿Has visto, Hafida? Por mucho que os resistáis no conseguiréis escapar.
Denise: ¡Pues no os lo pondremos fácil!
Con una fuerte patada consiguió deshacerse de Tutoh. Este la soltó sorprendido.
Makin: ¡Inútil, la has soltado!
Furioso disparó varias veces su pistola. Tutoh se recuperaba de la patada que le había propinado Denise.
Siguieron subiendo hasta llegar a la cima. Makin y Tutoh subían más enfurecidos que nunca. Desesperadas pensaban en un plan que seguir, en una última idea que las ayudase en aquella situación límite.
Indulala: Hafida, ¿que hacemos?
Hafida: No lo sé...
Denise: Este sí que es nuestro final.
Continuará...con el capítulo final de Hafida.
¡Qué capítulo tan emocionante! Lo he devorado ansiosa deseando conocer el final de esos malditos hombres. Me imagino que pagarán caro todas sus fechorías y que Hafida y sus amigas conseguirán escapar; pero nunca podemos estar seguros de cómo terminan las situaciones tan tensas y trágicas como ésta. Me encantan las fotografías del interior de la pirámide. Lo cierto es que dan miedo e imponen. También me gusta mucho el momento en que consiguen abrir la puerta y huyen hacia la montaña. Qué asco me da Makin. Todas las palabras que pronuncia son repugnantes. Enhorabuena por este capítulo. ¡Estoy deseando conocer el final!
ResponderEliminarSe puede vivir en todo el capítulo la tensión de la persecución. Las fotos de este capítulo son magníficas. Con pocos medios consigues crear de esa pirámide sencilla un auténtico laberinto llena de trampas. Y cuando están escalando la montaña, igual consigues que nos metamos en los personajes y sentir el dolor de la escarzada montaña en los pies descalzos de Hafida y la fatiga de Denise asustada por los disparos que casi la rozan y el vértigo de Indulala. Ya han llegado a la cima. Se ha quedado el capítulo en lo más emocionante con las tres chicas ahí arriba rodeadas. ¿Qué pasará?
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