viernes, 16 de mayo de 2014

Hafida: Capítulo 19 - El día más deseado

Se negaba a aceptar que la vida de sus amigas terminasen de aquella forma. Quizás para ella no existiese otro destino, pero haría todo lo posible para que Indulala y Denise pudiesen sobrevivir aquel día. Aunque le costó convencerlas, al final aceptaron su plan. Debían esconderse en una pequeña cueva bajo las rocas y mientras ella los despistaba, aprovecharían para salir corriendo. Makin la quería a ella. Hacía años que Hafida era su obsesión. Por su rechazo ahora la procesaba un odio atroz. Quizás centrando su atención en ella sus amigas pudiesen huir.

Cuando Makin la vio sola en la cima, una sonrisa maliciosa se dibujó en su rostro. Aunque Hafida agarraba su khopesh para defenderse, nada podía hacer contra una pistola.

Makin: Es inútil, Hafida. De nada sirve que me amenaces con eso. Tíralo al suelo.

Hafida lo dejó caer y se dio la vuelta. Miró al horizonte y pensó que no le importaba morir en aquel lugar. El cielo, el aire puro, la fragancia del desierto que en tantos buenos recuerdos le traía...su tierra, su hogar. Su alma se fundiría con esas tierras a las que tanto adoraba.

Makin: ¿Que piensas? Aquí no tienes escapatoria.
Hafida: Lo sé.


Makin levantó su arma y apuntó a Hafida. Ella seguía mirando al horizonte, hipnotizada por la belleza del lugar e inspirando el aire puro que invadía sus pulmones.

Makin: ¿Piensas en saltar al vacío? Te creía más valiente.
Hafida: No pienso saltar, Makin. Si deseas verme muerta, deberás hacerlo tú mismo. 
Makin: Puedes estar segura de ello. Me dijo mi padre que intentara traerte con vida, nos pagarían my bien por ti. Hay un mercado negro que desconoces, Hafida. Aún así, deseo darte muerte. Me has humillado, tú, una clack. Este es tu final.
Hafida: ¿Sabes? No creo que la muerte sea el final. Me convertiré en aire, polvo, palmeras, lluvia y viento. Estaré en todas partes, disfrutando de una libertad que nunca pude conseguir siendo clack. Estoy segura que azotaré tu casa hasta los cimientos cuando sea viento y me meteré en tus ojos cuando sea polvo. Haré de tu vida un infierno, Makin.
Makin: ¡Tonterías! ¿Crees que me asustarás con este patético argumento?


Hafida: Pronto, todo el mal que has hecho regresará en tu contra.
Makin: ¿Un último deseo?
Hafida: Mis deseos ya no importan...dispara y deja que sea libre.
Makin: Maldita, ¡la muerte no te hará libre! Estarás condenada mente muerta, ¿¡Lo comprendes!?
Hafida: Comprendo que en tu corazón solo existe el odio más devastador. 
Makin: ¡Muere! 


Erró su tiro cuando Simbat le agarró del brazo para intentar hacerse con la pistola. Hafida había cerrado los ojos y cuando escuchó el disparo, esperó un dolor o una sensación extraña en su cuerpo. Sin embargo, no sintió nada. Se tocó el cuerpo en busca de alguna herida y no encontró sangre. Se dio la vuelta y vio a Simbat forcejeando con Makin. Su tío Hasine y el padre de Simbat, Ubbay, se enfrentaban a Tutoh, que intentaba deshacerse de los dos hombres.

Hafida: ¡Simbat!


Makin: ¡Siempre te interpones en mi camino! 
Simbat: ¡No permitiré que mates a Hafida!
Makin: ¡La mataré! ¡Pero antes acabaré contigo!

Indulala y Denise no entendían lo que estaba ocurriendo. Aunque debían salir corriendo, no fueron capaces. Seguían ocultas en silencio. 


Simbat golpeó fuertemente  a Makin y este perdió la pistola. Cayó por el precipicio pero aterrizó en unas rocas cerca de la cima.

Makin: ¡Noo!

Dominado por la ira más absoluta, empujó a Simbat y este cayó por el precipicio. Hafida gritó su nombre llorando. Makin se volvió y sonrió a Hafida.

Hafida: ¡Noooo! ¡Simbat!
Makin: Tu querido Simbat está muerto. 

Makin no sabía que Simbat se había agarrado a unos sobresalientes cercanos a la posición de la pistola.



Makin agarró a Hafida del cuello e intentó estrangularla.

Hafida: ¡Ahhh! 
Makin: ¡Es hora de pagar por todos los problemas que me ha ocasionado!
Hafida: ¡Te odiooo!
Makin: ¡Muere!
Hafida: ¡Ahhhh! 


Swity se lanzó sobre Makin liberando a Hafida. Le agarraba de la cabeza y le arañaba el rostro. Dominado por la rabia intentaba deshacerse del mono que con gran valentía se enfrentaba a él.

Swity: ¡Oh oh oh! (¡Nadie hace daño a Hafida!)
Makin: ¡Maldito bicho! ¡Ahh! ¡Déjame en paz!
Hafida: ¡Muy bien Swity!



Con toda su furia agarró a Swity y lo tiró contra el suelo dejando al animal inconsciente.

Hafida: ¡Swity!
Makin: Es tu turno, Hafida.

Agarró a Hafida de los hombros  y la intentó tirar al vacío. Ella se defendía con todas sus fuerzas, luchando por su vida. Denise e Indulala ayudaron a Simbat a subir y entrar a la cueva salvándole de caer al vacío. 


Tutoh salió victorioso del enfrentamiento. Aunque lo habían intentado, Hasine y Ubbay no habían podido contra la fuerza y juventud de Tutoh. Los apuntaba con su rifle disfrutando de su victoria.

Tutoh: ¿De verdad pensabais que podríais conmigo? No sois más que dos viejos decrépitos.

Denise y Indulala salieron de su escondite. Simbat les había explicado quienes eran y que no tenían nada que temer. Cuando descubrieron las intenciones de Tutoh, aprovecharon el momento.

Hasine: Hijo, recapacita un poco...¡Esto no está bien!
Ubbay: No te arrastres, Hasine. Moriremos con dignidad. 



Denise empujó por la espalda a Tutoh con todas sus fuerzas. El hombre gritó sorprendido y cayó montaña abajo. Ubbay y Hasine observaron cómo el hombre aterrizaba contra el suelo y moría. 

Denise: ¡Toma ya!
Hasine: ¡Por poco no lo contamos!
Ubbay: ¡Un par de Diosas nos han salvado!


Simbat: ¡Aléjate de Hafida!
Hafida: ¡Simbat! ¡Estás vivo! ¡Estás vivo! 

Makin se giró sorprendido y Hafida aprovechó para colocarse lejos de su agresor.

Makin: ¡No puede ser!
Simbat: Irás a la cárcel por todo lo que has hecho.Espero que te pudras allí dentro. 
Makin: Sólo seguía órdenes de mi padre...Vamos, ¿no podríamos olvidar todo esto?
Simbat: Jessenia se reveló. Es mucho más valiente que tú, cobarde.


Makin: Por favor, piedad...os pido una segunda oportunidad. Temía a mi padre y...
Simbat: ¡No nos creemos tus mentiras! 

Se tiró al suelo suplicando. Todos lo miraban incrédulos. Aprovechando el momento de relajación, se abalanzó contra Simbat y le arrebató el arma. Con la culata le golpeó en la cara y cayó al suelo dolorido. Swity se había recuperado del golpe y se posicionó junto a Hafida. Observaba a Makin furioso.

Hafida:¡Simbat!


Makin: ¡Moriréis todos! Nadie puede conmigo, nadie. Simbat, tú serás el primero en morir.
Hafida: ¡No!



Se colocó frente a Simbat y Makin. Este apuntaba con su arma a Hafida, que protegía a su amado con su cuerpo.

Simbat: ¡Hafida! No, apártate.
Hafida: Por favor, Makin. Te ruego que dejes que se marchen. Seré tuya, podrás hacer conmigo lo que quieras pero deja que se vayan. 
Makin: Tú serás la última en morir...quiero que presencies la muerte de todos tus seres queridos. Recordad, nadie puede conmigo, ¡NADIE!


Swity era rápido y difícil de controlar. Se tiró a los pies de Makin y le mordió en la pierna. Empujándolo y propinando mordiscos y arañazos, Makin perdió el equilibrio. Disparó varias veces al aire intentando alcanzar a su agresor, pero fue inútil.

Swity: ¡Oh oh oh! (¡Mentira! ¡Yo sí que puedo contigo!)


Makin cayó por la montaña. Que un simple mono le hubiese vencido le enfureció todavía más.  No intentó agarrarse a un saliente, solo disparaba desesperado su pistola para alcanzar a Swity. Se escucharon varios disparos hasta que su cuerpo tocó tierra. La zona en la que aterrizó estaba minada de piedras puntiagudas que recibieron su cuerpo de la forma más salvaje y brutal.  


Todos se asomaron al precipicio y fueron testigos del estado en el que había quedado el cuerpo de Makin. Apartaron la mirada rápidamente ante la desagradable escena. Swity se puso a saltar contento y feliz por la victoria.

Swity: ¡Oh oh oh! (¡Hemos vencido! ¡Soy el mejoor!)
Hafida: Swity...¡Mi querido amigo! ¡Nos has salvado a todos!
Simbat: Está muerto, no cabe duda...


Hafida y Simbat se abrazaron y tras mirarse fijamente a los ojos, se besaron. Hasine, Ubbay, Denise, Indulala y Swity saltaban felices. Por fin eran libres y nadie les podría volver a arrebatar su libertad.


Hafida: Simbat...te amo con toda mi alma. No quiero volver a separarme de ti nunca más.
Simbat: Amor mío, siempre estaremos juntos. Te amo.
Hafida: Dime que estoy soñando. No quiero despertar de este maravilloso sueño.
Simbat: A mi también me parece un sueño. Hafida, no esperemos más...¿Quieres casarte conmigo?
Hafida: Simbat...Nunca he estado más segura de algo. ¡Sí, quiero!


Ubbay le dio un buen azote en el trasero a Denise. Sobresaltada se giró esperando encontrar alguno de los hombres de Makin. Ubbay le sonreía picarón. Le guiñó un ojo y le mandó un beso cariñoso.

Denise: ¿Que...narices?
Ubbay: Hola, ángel mío. ¿Quieres jugar conmigo? Podrías ser la esposa que tanto deseo, ¿que me dices?
Denise: ¡Si me vuelve a meter mano le tiró montaña abajo! ¡Será viejo verde!
Ubbay: Con carácter, me gusta. 


En el desierto...

Llevaba horas caminando desorientada bajo el sol abrasador. Buscaba a su alrededor alguna señal de vida, algo que le indicase por dónde debía ir. Perdida en aquel inhóspito desierto sus fuerzas estaban llegando al límite.

Pamela: ¡Debería haberme metido en aquella esfinge! Quizás aquellos bichos sean mejor que esto...¡Aquí no hay nada! Agua...necesito agua...


Caminaba sin rumbo, sedienta y muy cansada. Perdió sus zapatos Manolo Blaclick y no le importó. Hacía dos meses los encontró en el escaparate de una famosa tienda en Wensuland. Se enamoró inmediatamente de ellos. Supo que debían ser suyos, así que se los compró sin pensar en las consecuencias. Se gastó todo el dinero del alquiler en los zapatos y tuvo muchísimos problemas con su casero. Al final, gracias a sus dotes seductoras, el casero se lo dejó pasar. En ese momento regalaría toda su colección de zapatos por un misero vaso de agua. 


Se detuvo un instante para descansar. Se tocó la cabeza y sintió que le ardía. Temía que en cualquier momento su pelo se convirtiese en una intensa fogata. Al mirar al horizonte la emoción más intensa la invadió. Después de horas y horas de arena, sus ojos captaron algo maravilloso, un oasis. Sus ojos se salieron de sus órbitas.

Pamela: ¡Agua y sombra! ¡Estoy salvada! 


Pensó en la mala suerte que habrían corrido Hafida y las demás. Ella había sido más inteligente. Aunque lo había pasado mal, pronto sería recompensada. Deseaba llegar cuanto antes a aquel maravilloso lugar y hartarse a beber agua y descansar en las sombras de las palmeras.

Pamela: ¡Incluso puede que encuentre algo para comer! Si sobrevivo, me casaré con un ricachón y viviré a lo grande. ¡Yo no merezco este destino!

Se sentía muy mareada. Se miró las palmas de las manos y se percató que tenía cuatro.

Pamela: ¡Estoy mutando! ¡Pero que me ocurre! ¡Tengo que darme prisa!


Aceleró el paso decidida. El mareo le iba a más y se sentía muy débil. Cayó al suelo y se le metió arena en la boca y el pelo. Escupió asqueada y se sacudió el pelo enfadada. Ahora la sed era mucho más intensa. Miró en dirección a aquel oasis y eso le dio nuevas fuerzas para seguir. No podía sostenerse en pie, así que decidió arrastrarse. 


Se arrastró llevando al límite sus fuerzas. Avanzaba unos cuantos centímetros y descansaba. Tras unos minutos así, volvió a mirar su objetivo. Como si de un fantasma se tratase, aquel oasis desapareció y con el todas sus esperanzas de sobrevivir. Ya no podía más.

Pamela: ¡No es justo! No...es...justo...


Jamil regresaba a su casa después de pasar el día en el mercado. Vívía junto a su madre en una casa perdida en mitad del desierto. Adoraba a su madre pero al mismo tiempo le agobiaba. Era una mujer cabezona y muy controladora. Ir al mercado era para él una liberación. Podía descansar de las exigencias de su madre y mirar clacks guapas. Era su afición número uno, mirar clacks. No tenía un gusto en especial, todas les parecían hermosas. Morenas, rubias, castañas o pelirrojas, todas tenían su encanto. A pesar de su dedicación a la minuciosa observación de hermosas clacks, no tenía novia. Era su mayor deseo en el mundo, encontrar una hermosa esposa. 

Jamil: ¡Quiero una esposa! ¿Tanto pido? Una bella esposa que sepa apagar en mí esta intensa llama que arde en mi interior. ¡Al final me casaré con un camello! 


Jamil: Por favor, haz que encuentre esposa...ya no puedo más. Desearía que fuese hermosa, tanto como las estrellas. Que me amase con locura y me preparara deliciosos manjares...


Jamil detuvo su camello al ver a Pamela arrastrándose en el suelo. No podía creer lo que sus ojos veían.

Jamil: Esto debe ser una visión...no es posible...¡Mis súplicas han sido escuchadas!
Pamela: Agua...


Se bajó a toda prisa para socorrer a Pamela. Se impresionó al ver lo bella que era. Estaba tan emocionado observando cada centímetro de su cuerpo que no reparó en que estaba deshidratada.

Pamela: Agua...
Jamil: ¡Bella esposa! Disculpa, ahora mismo te traigo agua. ¡Tienes los labios secos!
Pamela: Agua...


Jamil: ¡He sido bendecido! ¡Años de trabajo y sacrificio han sido recompensados! Eres mi Princesa, ¡mi dulce Princesa!
Pamela: Agua...
Jamil: Oh, lo siento Princesa mía. Ahora mismo te traigo agua.


 Bajó del camello una enorme garrafa de agua y Pamela se amorró desesperada. Pegaba largos tragos de agua y luego tomaba aire para seguir bebiendo. El agua la reanimó casi inmediatamente.

Jamil: Bebe tranquila, mi Princesa. Puedes beber todo lo que quieras.
Pamela: Está deliciosa, gracias...oh, jamás había deseado algo con tanta intensidad.


Jamil: ¿Eres mi Princesa? ¡Estoy seguro que nuestro destino es estar juntos!

Pamela miró atentamente a Jamil. El hombre era calvo, con barba oscura de dos días y músculos fuertes. Su piel morena brillaba bajo la luz del sol. Era un hombre muy atractivo.

Pamela: ¿Quién eres tú?
Jamil: Soy Jamil Aljalil, ¡tú Príncipe!
Pamela: Yo soy Pamela. ¿Eres Príncipe?
Jamil: ¡Por supuesto! Soy el Príncipe de estas tierras. ¿Quieres ser mi Princesa?


Pamela: ¡Un Príncipe! ¡Por fin cambia mi suerte! Por supuesto que quiero ser tu Princesa.
Jamil: Oh, mi querida Princesa, ¡nuestro amor es una bendición! Sé que es precipitado pero casémonos hoy mismo, ¡te lo ruego!
Pamela: ¿Hoy?

Pensó que ese tren no pasaría dos veces por su vida. Encontrar a un Príncipe guapo que le proporcionase la vida que tanto deseaba era algo casi imposible de conseguir. Lo acababa de conocer, pero le había salvado la vida. Además, era muy atractivo.

Jamil: Lo siento, no debería haberte propuesto matrimonio tan apresurada mente...
Pamela: Un momento, no tienes pinta de Príncipe...
Jamil: Mi Princesa, me vestiré de la forma que desees. Solo quiero complacerte...Te llevaré a mi maravilloso palacio y seremos felices para siempre. Ardo en deseos por tu amor...
Pamela: ¡Sí, casémonos! 


Jamil ayudó a Hafida a subir al camello. Comenzó a andar rápidamente ante la insistencia de su dueño. Quería casarse con Pamela antes que se arrepintiese. Por otro lado, Pamela imaginaba una vida fácil, relajada y con toda clase de lujos.

Jamil: ¡Soy muy feliz!
Pamela: Dime, ¿porqué vas en camello pudiendo conducir un buen coche?
Jamil: Para desplazarse por aquí es mejor hacerlo en camello. ¡Oh, mi amor! ¡Esto es un sueño hecho realidad! 


Dos semanas después...

Zayd había sido acusado de una gran cantidad de delitos, entre ellos asesinato, secuestro y tráfico de armas. Todavía no se había celebrado el juicio pero ni el mejor abogado lo podría librar de cadena perpetua. Llevaba dos semanas en aquella apestosa cárcel. Acostumbrado a vivir con toda clase de lujos, la vida en prisión estaba siendo doblemente dura para él. Había perdido hasta el último cleuro, embargado por las autoridades. El incompetente abogado de oficio que le asignaron no era capaz ni de atarse los cordones de los zapatos. La traición de su mujer y su hija y la muerte de Makin lo habían sumido en un estado de odio continuo. Deseaba con todas sus fuerzas vengar la muerte de su hijo. 


Aunque todavía disponía de amigos y hombres fieles, su situación no era la más fácil. No querían verse involucrados en la investigación y prefirieron quedarse al margen. Zayd suplicó ayuda, pero ninguno le tendió la mano. Llegada la hora de comer, servían una repugnante masa blanca que sabía a rayos. Enfadado exigió una comida más decente, pero los guardias le explicaron que allí ningún preso tenía más privilegios que los demás. Enfurecido se enfrentó a uno de los guardias y le propinó golpes y puñetazos. Lo metieron en la celda de castigo una semana sin salir al patio.

Zayd: ¡No sabéis con quién estáis tratando! ¡Ahhhhhh! Juro por mi vida que me vengaré de ti, Raushanna, ¡lo juro!



Por fin llegó el día más deseado y feliz en la vida de Hafida, su boda. Rodeada de todos sus seres queridos. Aunque Ben no pudo estar presente, les envió dos billetes para su viaje de novios a Clisandia y una postal felicitando a la pareja. Decidieron celebrar la unión cerca de casa, en aquel desierto que tantos buenos momentos les había regalado. Bajo el cielo en el que tantas veces habían soñado ser felices. Hasine lloraba feliz por su sobrina. Además de Hasine, habían sido invitados Ubbay, Jessenia, Raushanna, Indulala, Denise y Sabba. Tampoco faltó Swity, que saltaba de un lado para otro agarrando una copa de zumo de uva y bebiendo sin parar. Prepararon una carpa y una mesa repleta de deliciosos manjares. Pusieron música a todo volumen y se pusieron a bailar.


Raushanna se sentía mal por todo el infierno que habína pasado Hafida y Simbat, así que se encargó del vestido de la novia. Le encargó a la mejor modista del país el vestido. Aunque a penas le quedaban ahorros, quiso tener un detalle con ellos. Su vestido era blanco, largo y pomposo. Con los brazos y los hombros al descubierto. Un velo blanco cubría su  largo y negro cabello. Simbat vestía un traje negro muy elegante.

La pareja se agarró de las manos y se miraron felices a los ojos. Su sueño se había cumplido. Después de sufrir incontables problemas y que sus vidas peligrasen, al fin podrían ser felices. 

Simbat: Estás preciosa. Pareces una diosa.
Hafida: Mi amor, tú eres el hombre más bello del mundo. Quiero vivir contigo, envejecer a tu lado, sentirme viva junto a ti. Te amo, Simbat.
Simbat: Prometo hacerte feliz todos los días de mi vida. Te amo, Hafida.



Jessenia se acercó hasta Hafida. Sus ojos revelaban que había llorado intensamente.

Jessenia: Hafida...amiga mía....me siento tan feliz por ti. 
Hafida: Jessenia, mi querida amiga. Es muy importante para mi tenerte aquí conmigo. Te necesito, eres como una hermana para mi.
Jessenia: Estás tan guapa...Hafida, ¿podrás perdonarme algún día? Fui una estúpida al no darme cuenta de lo que estaba ocurriendo...aquellos golpes que te propiné siempre golpearán mi alma...
Hafida: No hay nada que perdonar, Jessenia. Olvida lo que ocurrió. Aquello ya forma parte del pasado.
Jessenia: Eres tan buena...te deseo toda la felicidad del mundo.


Ubbay seguía obsesionado con Denise. La perseguía para propinarle más azotes en el trasero. Ella huía siempre que lo veía acercarse.

Ubbay: ¡No huyas, Diosa mía!
Denise: ¡No se acerque! ¡Simbat, regaña a tu padre!


Hasine: ¿Que haréis ahora?

Hasine se había acercado hasta Raushanna, que parecía estar ausente.

Raushanna: No lo sé...he pensado que lo mejor será marcharnos a otro lugar. 
Hasine: ¿Marcharos?
Raushanna: Nuestra casa y cuentas bancarias han sido embargadas. No tenemos a dónde ir y temo por la vida de mi hija...si Zayd sale de la cárcel...además, la muerte de mi hijo ha sido un duro golpe para mi. No tengo ánimos para nada...
Hasine: Venid a vivir conmigo.
Raushanna: ¿Lo dice en serio?
Hasine: Ahora que Hafida se va a vivir con Simbat, me quedaré solo. Me costó convencerla de que estaría bien solo, pero todavía recela. Si os quedáis conmigo, se quedará más tranquila. Mi casa no es gran cosa....una mujer tan bella como tú te mereces algo mejor, pero te aseguro que se puede ser muy feliz en estas tierras.
Raushanna: Eres muy amable...¿No molestaremos?
Hasine: No sois ninguna molestia. Será un placer convivir contigo, Raushanna.
Raushanna: En ese caso, acepto.


Swity: ¡Oh oh oh! (¡Weepaaa! ¡Viva la fiesta!)

La felicidad reinaba la celebración. Fue un día mágico e inolvidable para todos. Comieron y bebieron hasta hartarse. Bailaron hasta agotar sus fuerzas todo tipo de melodías y canciones populares. Sin duda, fue un día que nunca olvidarían, colmado de felicidad para todos...o casi todos.




Pamela se casó con Jamil. Cegaba por el deseo de cazar a un millonario, se casó sin valorar la situación. Cuando Jamil la llevó a su casa, su gozo se vio en un pozo. No encontró un palacio ni una hermosa morada. Una diminuta casa de piedra y barro rodeada de ovejas y kilómetros de desierto fue lo único que encontró. Dormían en una manta en el suelo y bebían agua del pozo. No disponían de electricidad ni de agua corriente. Para colmo de su situación, su suegra convivía con ellos. Era una bruja malvada que le ordenaba continuamente labores pesadas y aburridas.

Malauva: ¡Haberse visto mujer más floja! ¡Más garbo, guapa! Una buena esposa sabe hacer de todo. ¡Mi niño se merece lo mejor! Si cuando te vi venir ya supe que te tendría que adiestrar.
Pamela: ¡Odio este sitio!
Malauva: ¡Silencio! Encima contestona. Venga, que todavía no has terminado de hacer de comer y mi hijo está hambriento.
Jamil: Princesa, tengo hambre. ¿Cuando estará la comida?
Pamela: ¿No tienes manos? ¡Hazla tú!
Jamil: Mi Princesa, que divertida eres. Esta noche ya sabes, toca...
Malauva: ¡De eso nada! Toca dormir, que no me gusta que me despierten vuestros ruiditos. Es mejor que Pamela y yo durmamos juntas, que así le contaré la historia familiar antes de dormir. Se la tiene que aprender.
Jamil: ¡Pero madre, ya no puedo aguantar más!
Malauva: ¡Jamil Aljalil, basta ya! Haberse visto hombre más protestón. ¡Venga, Pamela! ¡Lleva el agua a la burra que tiene sed!
Pamela: Socorro...¡Socorro! ¡Buaaaa!








FIN



4 comentarios:

  1. Aunque no he seguido la historia, ha sido muy divertido leer este capítulo sin tener ni idea de lo demás jajajajja, ah, y el vídeo final es una joyita, ¡qué manitas tienes, Dani!

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  2. ¡Ay, Wensus, es genial! Me encanta cómo ha terminado todo, evidentemente; pero es que además hay algo muy bueno y es que el vídeo que has puesto resalta esa felicidad que todos sienten y también la merecida mala suerte de Pamela. ¡Me encanta que haya acabado en esa basura de vida! La verdad es que se lo merece, así como Hafida y todos los demás se merecen ser felices. La boda es muy bonita. Me imagino a Hafida preciosa con su vestido blanco y sus ojos resplandeciendo de felicidad y amor. Ojalá sean felices para siempre. El vídeo que has hecho, el cual me encanta y ya no solamente por la canción, sino por cómo van sucediéndose las imágenes, también te hace sentir melancolía, pues recuerdas todas las penurias que pasaron. Por eso se merecen ser felices. Ah, me alegro muchísimo de que al fin Makin se haya muerto. ¡Y lo mejor es que fue vencido por Swity! Él también se merece ser feliz. Las fotografías son espléndidas. Son escalofriantes esas donde Pamela sale perdida en medio del desierto. Tienes un don muy especial que nunca debes olvidar. Me sorprende cómo eres capaz de transmitir tantas sensaciones y sentimientos con tus fotografías. Con tan sólo asomarme a esa fotografía donde Pamela se ve perdida en el desierto puedo sentir en mi cuerpo la abrasadora caricia del sol, la agonía de la sed y la pequeñez ante una grandeza inescrutable. ¡Enhorabuena, es una historia preciosa! Muchas gracias.

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  3. ¡Ohhhh! ¡El capítulo final! No ha faltado de nada en él: emoción, tensión, drama, momentos románticos, risa... Para mí, como ya te he dicho en otras ocasiones, esta es una de las historias si no la más de las que más me gustan. Desde el primer día el personaje de Hafida y ese mundo tan distinto al del Wensuland corriente, me cautivó. Me ha encantado esta historia y sólo puedo abogar desde hoy mismo por una continuación dentro de un tiempo. La verdad es que podría darse, porque, por ejemplo, Makin, podría sobrevivir, nadie ha bajado a cerciorarse de su muerte y estas cosas nunca se saben. Y su padre tiene unas ansias de venganza... Pero centrémonos en este maravilloso capítulo.
    Lo de que haya sido un mono, Swity, el que haya terminado con Makin ha acabado por aniquilar a Makin, que ha perecido enrabietado y herido en lo más profundo de su orgullo.

    (¡Uy, qué no me deja en un sólo mensaje escribirte todo. ¡Me he pasado! Jajajaja. Lo corto en dos).

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  4. Me ha hecho gracia cuando Denise e Indulala salvan a los padres de Hafida y Simbat, y este último dice que los han salvado unas diosas. Todo el capítulo tiene puntos muy graciosos.
    Las fotos de Sabrina en el desierto son geniales y el texto. Consigues crear en el lector esa sensación de agobio y desesperación. Menos mal que ha llegado su salvador. Aunque el final que ha tenido la pobre... Ella que se creía que se casaba con un príncipe, ¡qué risa cuando está pensando! Y piensa que esas oportunidades no se dan dos veces. La pobre se ha debido llevar un chasco enorme. Y esa suegra es el colmo de los colmos de suegras, ni siquiera los deja por la noche estar solos e intimar, que al menos esa era la última cosa buena que le podía quedar a la chica en su nueva vida, porque parece que su "príncipe" no le desagradaba lo que es físicamente. Espero que la situación de la pobre cambie. Se merecía un escarmiento pero es tan graciosa, que me niego a verla el resto de su vida ahí en el desierto. ¿Sabes lo que me imagino? Me la imagino convenciendo a su querido esposo para ir a la ciudad. Claro, la suegra se iría con ellos sin pensárselo. Ya veo a Pamela loca viendo los escaparate de zapatos y aprovechando la mínima ocasión para escapar de esa vida, jajajajajaja.
    En cuanto a la boda, ha sido preciosa. Hafida estaba guapísima con ese vestido. Yo creo que deberías poner un hilo resumen en el foro, que esta historia es para que la conozca más gente aunque sea sólo las fotos más impactantes y el video. Realmente es preciosa y digna de leer.
    Me da pena de que Jessenia no haya encontrado a nadie con quien ser feliz (por eso tiene que haber continuación). Y me ha sorprendido mucho que Raushanna haya aceptado irse a vivir a casa de Hasine. Supongo que la pobre no tiene donde ir, si les han quitado toda su casa y todo. ¿Se gustarán? ¿Y qué van a hacer en la casa de Hasine? No sabe cómo es... pero ya se me hacía difícil ver que ahí vivía Hafida y el tío como para vivir dos personas más y que en principio no tienen una relación tan estrecha con Hasine como para compartir manta en el suelo. Aunque esto hace ver también la calidad de persona que es el tío de Hafida, apenas tiene nada, es muy humilde pero lo que tiene lo comparte.
    ¿Y Hafida y Simbat dónde vivirán? Me imagino que en otra casita de esas. No necesitan más que su amor. ¡Y se van de viaje de novios a Clisandia! (gracias a Ben, lástima que no haya podido asistir a la boda, aunque supongo que también le daría cosa verla casarse, que al fin y al cabo sintió una gran pasión por la joven).
    El video final me ha encantado. Con la técnica stop-motion, Hafida parece bailar con el pañuelo y Swity correteando también. Además las fotos que después salen simbolizan tantos momentos vividos.
    Como bien te ha dicho Marina, tienes un don nunca lo olvides. Y tienes que seguir cultivándolo. A veces sentimos que no sabemos muy bien cuál es la razón por la que estamos en este mundo, yo creo, Dani, que tú entre otras cosas, estás aquí para esto, para hacer historias tan maravillosas como esta, en las que pones toda tu piel (sólo hay que ver la calidad de las fotos, los retoques, como cuidas el texto, se nota que disfrutas con ello), y con todo ello logras, tal vez sin proponértelo, hacer más feliz a la gente que hemos tenido la suerte de cruzarnos en tu camino. ¡Enhorabuena por esta historia!
    Un abrazo muy grande ¡y a por la próxima!

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