Sus se despertó sobresaltada. Miró alrededor y todos dormían. Agnes abrazada a su almohada y Duclack con una pierna fuera de la cama. Había escuchado un susurro. Alguien había pronunciado su nombre, pero estaba claro que no podían ser sus amigas. Volvió a escuchar el susurro pero esta vez parecía proceder del exterior. Se levantó y salió fuera. Hacía frío y corría viento.
Sus: ¿Hola?
Se dirigió hacia el puente y esperó a escuchar de nuevo ese lejano susurro.
Sus...
El susurro procedía de la parte baja de la isla. Debía bajar unas escaleras de piedra hasta llegar a los calabozos, ahora inutilizados. Antaño servían para encarcelar a todo tipo de despreciables clicks.
No sabía si bajar, pues le aterrorizaba la idea de encontrarse al fantasma de uno de esos presos, pero necesitaba averiguar quién la estaba llamando.
Sus, ven a mi...
Sus: ¿Quién eres?
Nadie le contestó, así que se armó de valor y bajó. Las olas golpeaban contra las rocas y salpicaban a Sus. Gracias a una antorcha y una luz azul que provenía del fondo del mar, podía ver por dónde pisaba.
Sus, no te detengas...
Llegó a bajo pero allí no había nadie. Pensó en volver a la cama e ignorar esa voz. Calentita, junto a sus amigas y a salvo.
Sus: Si no das la cara me marcharé.
Sus, ven a mi...
La voz procedía de una de las ventanas del calabozo. Tenía barrotes muy resistentes y no tenía ni idea de dónde estaba la puerta de acceso. Miró con cautela pero con la seguridad que le proporcionaban los barrotes al interior del calabozo. Estaba completamente oscuro. Escuchaba gotas caer pero nada más. El olor a humedad era muy intenso.
Sus: ¿Hola?
De pronto, de esa intensa oscuridad apareció un rostro. Sus gritó asustada y se apartó de la ventana.
No temas, por favor...
Sus: ¿Quién eres?
Nesi: Sus, soy Nesi.
Sus: ¿Nesi?
Nesi: No hay tiempo, debes escucharme con atención. Ha sido muy difícil llegar a ti. Tienes que reaccionar antes de que sea demasiado tarde.
Sus: No entiendo qué está pasando.
Nesi: Estás en casa de Agnes y Lúa. Ahora estás inconsciente, tumbada sobre la cama. Ese demonio te ha atrapado y está intentando acabar contigo. Vas saltando de un mundo imaginario a otro.
Sus: No puede ser, esto es real. Estoy con Duclack y Agnes...
Nesi: ¡Nada de eso es real! Todo es un trampa para que no puedas despertar. Debes colaborar conmigo para que te pueda sacar de ahí.
Sus: Estoy muy confundida...
Nesi: Tus hijos te están esperando. Diamante, tu familia y tus amigos. Debes luchar por ellos.
Sus: ¿Existen? Mis hijos todavía no han nacido...
Nesi: Sus, no hay tiempo para explicaciones. El demonio se ha dado cuenta de que te estoy intentando ayudar. Debes confiar en mi.
Sus: ¿Y qué debo hacer?
Nesi: Busca una luz blanca a tu alrededor y ve hacia ella. ¿Ves alguna?
Sus: Sí, hay una, pero está al otro lado de la isla, en unas cuevas. No puedo llegar a ella. Debería tirarme al agua y el mar está embravecido.
Nesi: Está bien. Confía en la serpiente.
Sus: ¿Qué serpiente?
Nesi: Hay una serpiente en el agua. Es muy grande y sabe nadar. Quiere ayudarte ya que ella soy yo. Deja que te lleve a la luz.
La serpiente no parecía peligrosa, pero a Sus le daba algo de miedo debido a su gran tamaño. Era de color negro y matices rosas. En su cabeza tenía dos pequeños cuernos.
Nesi: No te hará ningún daño.
Sus: Está bien. No me comas, por favor.
Sus se agarró a la serpiente con cuidado. Estaba fría y húmeda. Esta la miró con ternura y empezó a nadar. Aunque al principio le había dado miedo, en esos momentos se sentía completamente segura.
De pronto, un montón de voces alarmaron a la serpiente. Miró atrás asustada. En la orilla que ya habían dejado atrás, estaban todos los habitantes de la isla.
Duclack: ¡Sus, vuelve!
Agnes: ¡Sus, esa serpiente es muy peligrosa!
Sus: ¡Debemos ir a por ellas! No puedo dejarlas aquí.
Nesi: Es el demonio. Tus amigas no están ahí.
Chino Juan: ¡Vuelve, esa selpiente te matalá! ¡No confíes en ella!
Duclack: ¡No nos abandones, Sus!
Sus: ¡Venid conmigo!
Nesi: No las escuches.
La serpiente dejó a Agnes al otro lado de la isla. Miró a Duclack, Agnes y Chino Juan. Estaban gritando muy nerviosos.
Sus: Son mis amigas...
Duclack: ¡Nos has abandonado! ¡Mala amiga!
Agnes: Prefieres estar con una sucia y repugnante serpiente a estar con nosotras.
Chino Juan: ¡Si no vuelves, matalé a tus amigas!
Sus: No, definitivamente estas no son mis amigas. Chino Juan nunca diría algo así.
Nesi: Por fin te has dado cuenta. Es el momento de marcharte de ese lugar. Debes volver a la realidad. Ve hacia la luz, no te pares.
Sus: ¿Qué me ocurrirá?
Nesi: No te ocurrirá nada malo, te lo prometo. Debes darte prisa, el demonio usará otras tretas para atraparte.
Sus se acercó a la luz. Era muy potente y su resplandor la deslumbraba.
De pronto, el señor Grey emergió de ella. Estaba muy furioso y la agarró de los brazos con fuerza.
Señor Grey: ¡Nadie abandona mis dominios!
Sus: ¡Socorro!
Nesi: ¡Resiste!
El demonio tiró a Sus al suelo y empezó a arañarle la cara. Era pequeño, pero tan fuerte que no conseguía quitárselo de encima.
Señor Grey: ¡Voy a crear para ti un mundo de terror del que no podrás escapar jamás!
Sus: ¡Nesi, ayúdame!
La intensa luz se tornó violeta y Nesi salió de ella. Apartó al demonio y alargó los brazos para agarrar a Sus.
Nesi: ¡No te sueltes!
Sus: ¡No lo haré!
Tiró fuertemente de ella y las dos desaparecieron en la intensa luz, que se tornó blanca. El demonio empezó a gritar desesperado. Era la primera vez que perdía a alguien en su mundo.
Señor Grey: ¡Maldita seas, Nesi! ¡Ella es mía!
Nesi estaba sentada en una silla muy cómoda en una habitación de paredes rojas. Su concentración había sido absoluta, por lo que al abrir los ojos se mareó un poco. Tumbada en la cama de aquella habitación se encontraba Sus, con los ojos cerrados y tapada con una manta azul.
Nesi: No ha despertado...
Lo había intentado todo. Introducirse en esos mundos oscuros y remotos en la mente de Sus no había sido fácil. El demonio había puesto todos los obstáculos que conocía para que no consiguiese llegar a ella. Había conseguido llegar hasta Sus, pero parecía que de nada había servido.
De pronto, Sus abrió los ojos. Nesi no se había percatado de ello, estaba sumergida en sus propios pensamientos. Sus entendió que había despertado, que por fin había dejado atrás esos mundos creados por ese demonio.
Se incorporó y Nesi se levantó al momento de su asiento.
Nesi: ¡Sus!
Sus: ¿Esto es real?
Nesi: Es real, el demonio ya no está. ¿Te encuentras bien?
Sus: Sí, creo que sí. ¿Dónde estoy?
Nesi: Estás en la casa de Agnes y Lúa.
Sus: ¿Cómo he llegado aquí?
Nesi: Decidimos traerte aquí. El hospital está lejos y yo sabía que no podrían ayudarte.
Sus: Nesi, ¿eras tú quién me llamaba en la isla de Ayuma?
Nesi: Así es. Me costó mucho llegar a ti. Intentaba desvirtuar esos mundos cambiando cosas de forma brusca para que te percataras de que aquello no era real.
Sus: Funcionó. Pandy cambió de formas un montón de veces.
Se levantó de la cama ya abrazó a Nesi agradecida.
Sus: Muchas gracias, Nesi. De no ser por ti, estaría todavía en esa cama. ¿Ese demonio no volverá?
Nesi: Ya no podrá atacarnos. He conseguido devolverlo a su mundo, aunque se aferraba a ti con fuerza y pretendía llevarte con él, finalmente se han cerrado todas las puertas para que pueda volver. No está muerto, pero tampoco puede hacernos daño.
Diamante se estaba tomando una tila en la cocina comedor de la casa de Agnes y Lúa. Agnes se la había servido mientras preparaba para los demás.
Agnes: Debes tranquilizarte, Diamante. Sus se recuperará. Nesi sabe lo que hace.
Diamante: No puedo perderla, Agnes...
Agnes: No la perderás, te lo prometo.
Agnes puso más agua a calentar y le dio la espalda a Diamante. Le había prometido algo que no sabía con seguridad si se cumpliría. Escuchó pasos bajando la escalera y pensó que sería Nesi.
Agnes: ¿Deseas una tila, Nesi?
Agnes: ¡Sus!
Diamante y Agnes la miraban aliviados. Estaba allí de pie, ante ellos, aparentemente en perfecto estado.
Sus: Hola.
Diamante: Sus...
Ambos se abrazaron. Diamante lloraba de felicidad y alivio.
Diamante: Pensaba que te había perdido. ¿Estás bien?
Sus: Estoy bien, tranquilo.
Agnes: Me alegra que te hayas recuperado.
Sus: Gracias, Agnes. ¿Dónde están los niños?
Agnes: Están fuera, jugando con los animales. Duclack los está entreteniendo.
Sus: ¡Una vaca!
Agnes: Es muy riquiña, ya lo verás.
Sus vio a Suselle, Pradito y Dante acariciando la vaca y dándole de comer.
Sus: Una no sabe lo que tiene hasta que lo pierde. Soy muy afortunada.
Salieron al exterior de la casa de Agnes. Estaba rodeada por montañas y un inmenso bosque. Duclack y Sebastián paseaban a Bosco y Mar en un carrito.
Sus: Esto es precioso. ¡Qué bien huele!
Agnes: Es el mejor olor del mundo.
Pradito acariciaba a un ternero que lamía su mano agradecido.
Pradito: ¡Eres muy guapo y bueno!
Lúa: Parece que le caes bien.
Dante: Yo quiero tener una vaca.
Suselle: ¿En casa?
Dante: Sí. Nos daría leche todos los días para desayunar y podríamos jugar con ella todo el tiempo.
Suselle: ¿Y cómo piensas meter una vaca en casa? ¡Son gigantes y necesitan vivir en el campo!
Dante: La sacaría todos los días de paseo y no le faltaría cariño.
Sus: ¡Niños!
Suselle: ¿Mamá? ¡Es mamá!
Dante: ¡Mamá, estás bien!
Dante, Suselle y Bosco se abrazaron a Sus muy emocionados.
Suselle: ¿Ya no estás mala?
Sus: No, gracias a Nesi estoy perfectamente.
Bosco: ¡Vivaaaa!
Dante: ¡Hay que celebrarlo!
Lúa: Montaremos ahora mismo una fiesta.
Duclack: Sus, no sabes lo que me alegra que estés bien. Estábamos tan preocupados...
Sus: Lo sé. Estoy bien, no tienes que preocuparte.
Duclack: No sé que habrá hecho Nesi, pero ha funcionado.
Sus: Sí, es maravillosa. Chicos, soy muy feliz por teneros en mi vida. Espero poder vivir muchos años a vuestro lado, os quiero muchísimo.
Nesi y Agnes observaban la escena desde el balcón de la casa.
Agnes: Le has salvado la vida.
Nesi: Sus es fuerte. Yo solamente la he guiado hacia la luz.
Agnes: No te quites mérito, Nemesis, digo, Nesi.
Nesi: Lo importante es que ella está bien y ese demonio ya no nos molestará más.
Agnes: Eso es fantástico.
Nesi: Aunque quizás este sea otro mundo imaginario y esté atrapada en él. Quizás Sus y yo nunca logramos vencer al demonio y esta sea otra realidad creada por ese ser.
Agnes: Eso sería demasiado descabellado, Nesi.
Nesi: Es una posibilidad, pero prefiero pensar que no.
Agnes: Claro que no. Vamos, vamos a ayudar a Lúa a montar una pequeña fiesta por la recuperación de Sus.
¡Vivaaa! Me encantan los finales felices. Me alegra que Sus esté bien con su familia y feliz. Aunque la frase final de Nesi es inquietante cuando dice que quizás este también sea otro mundo imaginario. Yo espero que no. Ha sido una gran historia esta al completo. Siento no haberla leído antes. Pero lo importante es que las historias son atemporales y como la de un buen libro se puedan disfrutar en cualquier momento.
ResponderEliminarEsa vaca y el ternero son preciosas. Me hace gracia que Dante quiera tener una en casa. Y es precioso el abrazo de Sus con los niños y que esté con Diamante. Duclack se ha quedado con las ganas de darle un buen achuchón también.
No dejes nunca de imaginar y crear historias son maravillosas. Un besote grande