domingo, 5 de noviembre de 2023

La gran aventura: Capítulo 16: Progresión

Chino Juan: Eles fuelte, Sus. Debes despeltal. Todo está en tu mente.

Sus estaba tumbada sobre un colchón en el suelo. Duclack, Agnes y el Chino Juan estaban sentados junto a ella. En la pequeña estancia en la que se encontraban, habían colocado velas que iluminaban muy discretamente. Sus estaba sumida en un sueño profundo del que no había despertado.


Chino Juan lucía el mismo peinado que siempre, recogido en un moño, pero su pelo era oscuro, sin rastro de ninguna cana. Duclack era una adolescente de diecisiete años que miraba preocupada a su mejor amiga. A esa edad, Duclack llevaba siempre sus dos coletas. Vestía con un kimono blanco y un cinturón azul.

Duclack: ¿Está bien? No se despierta...
Chino Juan: No preocupal, ella despeltalá, es muy fuelte.


Agnes: Está sufriendo.

Al igual que Duclack, Agnes también era una adolescente. Vestía con un kimono blanco y su pelo largo suelto.

Chino Juan: Estas plogesiones a veces son muy difíciles de asimilal. Sus no ha conseguido asimilal ese futulo y ha cleado monstluos que la están atolmentando.
Agnes: Debe hacer que vuelva, por favor.


Chino Juan: Está luchando con esos demonios, pero sin dalse cuenta, ha vencido. Sus, puedes volvel ya a la lealidad.


Sus se sentó y respiró como si hubiese estado aguantando la respiración bajo el agua. Ella también era una adolescente. En su adolescencia, Sus llevaba el pelo así, corto por los hombros. También lucía un kimono, pero el de ella era azul marino.

Duclack: ¡Sus! ¿Estás bien?
Sus: ¿Eh? ¡¿Dónde está el demonio?! Me estaba persiguiendo...
Duclack: ¿Un demonio?


Chino Juan: Tlanquila, ese demonio no existe. Estaba en tu imaginación. Has vivido una ploguesión al futulo.
Sus: ¿Dónde estoy?
Duclack: Aquí, con nosotros. Estamos en isla Ayuma, ¿no lo recuerdas?
Sus: No.
Duclack: Es la isla de Chino Juan, dónde solemos venir una vez al año para meditar y desconectar.


Sus: Hace mucho que no voy a Ayuma, desde que era una adolescente.
Agnes: Pero Sus, somos adolescentes.
Sus: Eso es imposible. ¿Olvidáis que tengo hijos?
Agnes: ¿Hijos? Oh, veo que esta progresión te ha confundido mucho...
Chino Juan: Eso ela un futulo, o un posible futulo, Sus.


Sus: ¿Esto es una broma? No tiene ninguna gracia.
Chino Juan: Todavía estás desolientada, Sus. Eles una adolescente, no estás casada ni tienes hijos.
Sus: Tengo tres hijos y lo sabéis perfectamente. Suselle, Bosco y Dante. Además, Duclack también tiene hijos.
Duclack: ¿Yo? No quiero tener hijos...
Chino Juan: Debes mantenel la calma, Sus.


Sus: ¡Y un cuerno! ¡A mi no me engañáis!

Sus se levantó y salió corriendo al exterior. No comprendía lo que estaba ocurriendo y estaba convencida de que le estaban tomando el pelo.


Al salir, descubrió que efectivamente se encontraba en Ayuma, la isla de Chino Juan. Hacía muchísimos años que no iba, no entendía cómo había llegado allí. El lugar era precioso. Estaba en la parte alta de la isla, dónde Chino Juan tenía instalada la casa dónde se hospedaban los alumnos y visitantes.

Duclack: ¡Sus, espera!


Allí convivían más adolescentes junto a miembros del equipo de instructores de Chino Juan. Todos vestían con el típico quimono blanco. Cada uno tenía tareas asignadas y convivían en harmonía, o al menos eso intentaban.

Sus: ¡Esto no tiene ningún sentido!
Agnes: Sus...
Chino Juan: No le agobiéis. Sigue confundida y todavía tiene que asimilal esta lealidad. 


Chino Paco: ¡Maestlo! Este alloz está de lechupete. Es el telcel cuenco que me zampo.
Chino Juan: Debes contlolal tus ansias pol comel, Paco.
Chino Paco: Comel es lo mejol del mundo, maestlo.
Sus: Recuerdo a Chino Paco...pero hace años que no sé nada de él.


Chino Pepe: ¡Señolitas! Estoy plepalando una sopa de setas muy lica.
Agnes: ¡Mmm, seguro que estará muy rica!
Chino Pepe: La cena estalá lista en una hola. 


Sus se asomó por uno de los acantilados. Las olas chocaban con furia contra las rocas. El viento la despeinaba y el mar infinito que rodeaba la isla la sobrecogió. No cabía la menor duda, se encontraba en isla Ayuma.

Sus: ¿Cómo he llegado aquí? 

Se miró en un charco y para su sorpresa, su aspecto era la de una adolescente.


¿Estaba volviéndose loca? No sabía qué pensar. Empezó a caminar desorientada, intentando encontrar sentido a todo aquello. Llegó al puente que unía ambas partes de la isla. Dos chicas vestidas con kimono conversaban alegremente sin prestarle atención.


Chino Juan: Sus, debes tlanquilizalte. Todo está bien.
Sus: Nada está bien.


Cruzó el puente corriendo seguida de los demás, que la perseguían preocupados.

Duclack: ¡Sus, espera!


Al cruzar el puente, se encontró con más chicas en kimono y uno de los amigos de Chino Juan. Venía de sacar agua del pozo. La miró y le sonrió alegre, pero al verla tan estresada, se preocupó.


Chino Antonio: Señolita Sus, ¿se encuentla bien? Vengo de sacal agua flesca del pozo, ¿quieles bebel un poco?
Sus: No, gracias. ¿En serio soy una adolescente?
Chino Antonio: No sel el más sabio de la comunidad, pelo eso sí que te lo puedo asegulal. ¿Has hecho alguna ploglesión?
Sus: Sí...
Chino Antonio: Es nolmal que estés así. Se vive tanto que palece que esa es tu lealidad.


Carmencita: Mira, la loquita de Sus. Nos han dicho que crees que te has casado y tienes hijos.
Anacleta: Está zumbada.
Carmencita: Todas hemos hecho la progresión al futuro. No entiendo que seas tan floja e incapaz de diferenciar lo que es real y lo que no.
Anacleta: Eres muy flojita. Ya nos presentarás a tus hijos, jajajaja.


Sus: He vivido muchas cosas, eso no puede quedar en nada. Sé que aquello era real.
Carmencita: Ves a un loquero.
Carmencita: Era una progresión a un posible futuro, despierta de una vez que está en babia. 


Sus: ¡Yo no estoy en babia! ¡Quizás seas tú la loca!
Carmencita: ¿Quieres pelea? Tengo ganas de darte un par de tortas.
Duclack: Sus, por favor. No les hagas caso, son unas problemáticas.
Agnes: Meteos en vuestros asuntos.


Chino Juan: Sus, ya basta, pol favol. Has vivido una ploguesión muy intensa. En esa vida elas madle y tenías una vida de adulta, pelo esa no es tu lealidad. 
Sus: Yo quiero volver a mi vida, ¡echo de menos a mis hijos y a Diamante!
Duclack: ¿Diamante? No te preocupes, cuando volvamos a casa lo verás.
Chino Juan: Descansa, plonto velás las cosas con clalidad. 


Sus: Yo quiero volver a esa vida. No puedo vivir sin mis hijos...
Duclack:Yo todavía no he hecho la progresión, pero quizás no la haga. No quiero pasar lo mismo que estás pasando tú...


Se sentaron las tres y Sus se empezó a relajar.

Agnes: En esa progresión estabas casada y con hijos, pero eso todavía no ha pasado y puede que no ocurra, no se sabe. Yo la hice ayer y también me perturbó un poco. 
Sus: Sigo confundida.
Duclack: ¿Dices que en ese futuro yo tenía hijos?
Sus: Sí. Estabas con Sebas...
Duclack: No me lo digas. Creo que no lo quiero saber. 
Agnes: Chino Juan considera que esto nos ayudará a rectificar nuestro camino y reconducir nuestras almas.
Sus: Preferiría no haberlo hecho. Es que ni recuerdo cómo he llegado aquí...


Duclack: ¿No lo recuerdas? Tu abuelo nos trajo en su yate. Se quedó con Diamante, Wen y tu madre en el puerto de Clisandia, pasando unos días en el mar. Dentro de dos días vendrán a buscarnos.
Sus: ¿Mi abuelo está vivo?
Agnes: ¡Pues claro!
Sus: Empiezo a ver cosas positivas al estar aquí. Le echo de menos...
Duclack: Deja de pensar en lo que has vivido. Vamos a ayudar a preparar la mesa para la cena que luego tenemos sesión de lectura de relatos de terror.


Las chicas ayudaban con la comida. Algunas debían ayudar a Chino Paco con la comida. Sus se sentía extraña, pero tranquila. Podría volver a abrazar a su abuelo y eso, le animaba. Además, se encontraba tan a gusto en aquella isla, que ese futuro con hijos le parecía cada vez más lejano. 


Carmencita: Sus, todavía tengo ganas de zurrarte.
Sus: No tengo tiempo para ti. Intenta olvidarme y concéntrate en tus deficiencias. Si sigues así terminarás muy mal.
Carmencita: ¿Es que eres mi madre?
Chino Juan: Calmencita, luego tengo que hablal contigo. Si no dejas esa actitud violenta, tendlé que expulsalte.
Carmencita: Lo siento... 


Agnes abrazó a Sus, contenta por cómo había afrontado las provocaciones de Carmencita. Duclack le cogió de la mano feliz.

Duclack: Venga, tengo ganas de leer con vosotras y pasar una noche emocionante.


Continuará...

 

3 comentarios:

  1. La verdad es que sí es un poco locura, porque no acabo de creerme del todo que las cosas queden así, seguro que esto es otro sueño que tiene Sus mientras el demonio ése la ha absorbido y despertará y todo esto será otro sueño, pero me encanta que juegues así con las perspectivas del lector. Es muy fuerte que escribas una novela, por ejemplo, y que de repente al final de la novela se diga: todo fue un sueño, la vida está tal cual estaba antes, jajajajajaja, ostras acabo de preguntarme qué pasaría si hiciese eso con Renacida, que en verdad todo fuese una alucinación de Agnes, jajajajajajaja. Nunca se me ocurriría ahcer algo así porque me ha pasado con algún libro, que de repente el narrador dice que fue una creación del protagonista y que nada de lo que has leído es real, como ese libro de ABsalon, absalon, que todo el tiempo eran así, pensamientos del protagonista, que todo el tiempo se figuraba qué pasaría si pasase tal cosa... pero es genial esto que has hecho porque son recursos literarios muy chulos. Me ha gustado verlas a todas de adolecsentes, incluso Agnes, qué gracia... la pobre, con 17, en la realidad en la que yo creeé, precisamente en una isla paradisíaca haciendo meditación no estaba, la pobre, jajajaja. Me ha gustado mucho eso de la progresión. Siempre pienso en regresiones, pero nunca me he planteado lo de las progresiones, qué chulo y chungo a la vez porque al pasado sí podemos acceder porque digamos que ya fue y existe, pero el futuro no... pero es genial, qué imaginación! ¡Tengo muchas ganas de leer el siguiente capítulo! Y veo que lo encaminas todo para la historia de terror de este año! Qué guay!

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  2. Por cierto, me hace muchísima gracia que todos los chinos tengan nombres españoles: Chino Paco, chino Antonio jajajajajajajajaj qué bueno!

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  3. ¡Qué está ahí el bicho! ¡En la última foto! ¡Ay, madre!
    Me ha encantado este capítulo. Tenía muchas ganas de ver la isla de Ayuma y cómo la habías utilizado. Yo la tengo montada ahora en casa y me gustaría utilizarla en la nueva aventura de Duclack.
    Me parece superinteresante que hayamos dado este salto temporal y ahora estén en su etapa de adolescentes y lo de la progresión, aunque me da miedo pensar que todo esto sea también obra de ese maligno. Hasta la última foto había pensado que era algo bueno.
    Las fotos son preciosas y están llenas de detalles, como ese cuenco de arroz. Me gusta mucho el ambiente. Y ese kimono de Duclack me chifla, tengo que conseguirlo como sea.
    Por cierto que el nombre de Anacleta me suena mucho. No sé si salía en el episodio de la gasolinera y la pelirroja con el kimono parece Nesi, pero ahí parece que no lo es.
    Y qué risa con Duclack cuando le dice que tiene hijos y contesta tan radical que ella no quiere tener hijos, jajajaja. Si es que era así, su vida cambió también. Y le habla de Sebastián pero ni lo conoce aún.
    Estoy muy intrigada por ver qué sucede al final.

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