domingo, 6 de junio de 2021

Celos - Capítulo 15: Fiesta sorpresa

Capítulo 15: Fiesta sorpresa 

Sabrina no había dejado de correr en ningún momento. Cuando por fin llegó a la puerta de su casa, se detuvo y recuperó el aliento. Ya no pudo más y se puso a llorar. Por Bruno, por Filomena y por Anita, que por muy poco muere a causa del veneno. 


Antes de entrar en su casa, intentó relajarse. Tenía que disimular. No le apetecía que John y los niños le preguntasen. Tenía que llamar a Nerea y solucionar lo de Bruno. El cadáver seguía escondido en el armario.


Al abrir la puerta se encontró la casa a oscuras. Le pareció muy extraño. Entonces, escuchó ruidos sospechosos. Imaginó a la policía escondida en la oscuridad y saltando a por ella para arrestarla. La acusarían de asesinato y tendría que ingresar de nuevo en prisión. Empezó a sudar.

Sabrina: ¿Hola? ¿Hay alguien en casa?


Al encender las luces, se llevó un susto de muerte.

Todos: ¡Sorpresa! ¡Feliz cumpleaños!

John, los niños, Nerea, su padre, su hermana, Sus, Diamante, Duclack, Sebastián, la madre de John y todos los niños, la felicitaron y aplaudieron al mismo tiempo. Estaba en shock. No tenía cuerpo para fiestas pero disimuló. Le habían preparado una enorme mesa con todo tipo de dulces y pizzas. Una enorme tarta de cumpleaños resaltaba sobre todas las cosas. Globos, champagne y todo tipo de refrescos. Bajo las mesas, habían colocado multitud de regalos.

Sabrina: No lo esperaba, ¡muchas gracias! Es, es fantástico.


John y los niños fueron los primeros en felicitarla con un beso.

John: ¿Pensabas que olvidaría tu cumpleaños?
Sabrina: Gracias, cariño. Es maravilloso.
Anita: Felicidades, mami.
Walter: Muchas felicidades, mamá.


Anita: ¡Mira cuantos regalos! Ese lila es mío. Seguro que te encantará.
Walter: El mío es el amarillo.
Sabrina: Es demasiado. Muchas gracias a todos. Ha sido una sorpresa maravillosa. No esperaba algo así. ¿Lo has organizado tú solo, John?


John agarró a Sabrina y la apartó de los demás.

John: No, me ayudó Leticia. Por eso nos veías cuchicheando. 
Sabrina: Oh...
John: Los niños me han dicho lo ocurrido. La has despedido sin preguntarme, la acusas diciendo que el hijo que espera es mío y encima, le pegas.
Sabrina: Lo siento. Estaba confundida...
John: ¿Esa es la confianza que tienes en mi? ¿Crees que me liaría con otra?
Sabrina: Lo cierto es que no. Me han podido los celos.
John: Bueno, es tu cumpleaños y no quiero amargarte la fiesta, pero tenemos que hablar seriamente de esto.


Nerea se acercó hasta Sabrina. Agradeció que los interrumpiese. John se marchó con los niños y pudieron hablar a solas.

Nerea: Felicidades, Sabrina.
Sabrina: Gracias, pero ahora mi cumpleaños me importa un pimiento. Llevo todo el día llamándote y no me contestas.
Nerea: Lo siento, estaba ocupada.
Sabrina: Tengo un cadáver en el armario. ¿No te parece lo suficientemente importante para que dejes todo lo demás?
Nerea: Tienes razón. Luego lo hablamos. Ahora disfruta de tu cumpleaños.
Sabrina: Paso de mi cumpleaños...


Donna: ¡Hermanita! Muchas felicidades.
Duclack: ¡Felicidades!
Sus: Muchas felicidades. 
Sabrina: Gracias.
Nerea: Es una fiesta sorpresa maravillosa. No le falta de nada.


Donna: ¡Ni siquiera mis maravillosas galletas! Tenéis que probarlas. Las hago yo. La receta es secreta.
Nerea: Vaya, pensaba que las hacía Sabrina.
Donna: ¿Mi hermana? Sabrina es un desastre en la cocina. 
Sabrina: Ehh..
Nerea: Ah, entonces nos engañaste. 
Sabrina: Pues...
Sus: Las probamos el otro día. Están deliciosas.
Duclack: Sí...
Sabrina: Lo siento, chicas. Quería sorprenderos. En realidad es una receta de mi hermana.


La madre de John se acercó a Sabrina para felicitarla. No se llevaban bien. Cloti nunca dio el visto bueno a Sabrina, quería una clack mejor para su hijo. Para Sabrina, Cloti era una vieja estirada y entrometida que siempre le sacaba faltas.

Cloti: Felicidades, Sabrina.
Sabrina: Muchas gracias, Clotilda.
Cloti: Ese regalo de ahí es mío. Es un libro de cocina. A ver si aprendes de una puñetera vez a cocinar. Es una vergüenza que no sepas ni freír un huevo.
Sabrina: Oh, muchas gracias. Me irá muy bien para la mesa del escritorio, que cojea.


Sabrina quería hablar con Nerea, pero Cloti no la dejaba en paz. Vio a Nerea marcharse de la cocina.

Cloti: Para colmo despides a Leticia, que al menos ella sabía cocinar. Pobre hijo mío. Tendré que venir yo todos los días para preparar la comida, tanto a John como a los niños. 
Sabrina: Cerraré las puertas con llave. No la quiero en esta casa más tiempo del necesario, que para mi es ninguno.


John: Sabrina, tengo una sorpresa para ti.
Sabrina: ¿Más sorpresas?
John: Tengo un regalo muy especial para ti.


Le pidió que se diese la vuelta y aguardase a su aviso. 

Sabrina: ¿Ya?
John: No, espera.


John: Ya te puedes dar la vuelta.

Cuando se dio la vuelta, se encontró a una amiga del pasado de la que hacía mucho que no sabía nada. Por su mala cabeza, la amistad se deterioró y finalmente dejaron de hablarse. 

Sabrina: Valeria...
Valeria: Hola, Sabrina.
Sabrina: No puedo creer que estés aquí.
Valeria: Tu marido, que por cierto es un tío estupendo, me ha contado lo mucho que has cambiado y que me echas de menos. Sabes que estaba enfadada, que hay cosas que me dolieron mucho, pero estoy dispuesta a darle otra oportunidad a nuestra amistad.


Sabrina la abrazó emocionada. Jamás imaginó que pudiese recuperar la amistad con Valeria. 

Sabrina: Te he echado de menos. ¡Gracias John!
John:  Sabía que te gustaría.
Sabrina: Valeria, estás guapísima. ¿Cómo está Ximena?
Valeria: Bien, está en casa. Yo también te echaba de menos. Tenemos que hablar. Te veo distinta. Casada, con dos hijos y con una casa impresionante. Tienes hasta mascotas.
Sabrina: Sí...
Valeria: Has cambiado mucho.
Sabrina: Sí, mucho...


Valeria: Tu marido vino a verme y me contó que me echabas de menos, que habías cambiado. Pensé que era una ocasión ideal para reencontrarnos. 
Sabrina: No sabes la ilusión que me hace. Nos tenemos que poner al día.
Valeria: Sí, te tengo que contar las novedades. Xime y yo hemos adoptado un bebé.
Sabrina: ¿En serio?
Valeria: Sí, estamos muy emocionadas. Ya te lo presentaré. Se llama Oliver.


Cloti: ¡Hijo!
John: Dime, madre.
Cloti: No me gusta el champán. ¿No tienes un whisky o algo más fuerte?
John: Sí, creo que tengo una botella por ahí. Espera, que te la traigo.


Cloti: Sí, necesito algo más potente para aguantar esta fiesta.
John: Mira, aquí está.
Cloti: Lléname la copa hasta los topes.


John: Ahí lo tienes.
Cloti: Uff, sabe raro.
John: Es muy buen whisky. 
Cloti: Bah, pues te han timado. Esto sabe a agua.
John: Madre, ¿puedes dejar de quejarte? No quieres champagne, que si la fiesta no la soportas, que si el whisky sabe a agua...
Cloti: Vale vale, perdona. Ya me callo.
John: Gracias. Tengamos la fiesta en paz. Sé que no te gusta Sabrina, pero es su cumpleaños.


Sabrina: John, ¿dónde está Nerea?
John: Creo que está en el comedor.
Sabrina: ¿Qué hace ahí?
John: Ni idea.
Sabrina: Suegra querida, no sabía que le gustase el whisky.
Cloti: El whisky, no esto.
John: Mamá...
Cloti: Perdón.
Sabrina: Voy a ver por dónde anda Nerea.


Se dirigió a la sala de estar, pero allí no estaba. Le pareció extraño que no estuviese en la fiesta, con lo que le gustaba ser el centro de atención.

Sabrina: ¿Nerea?


Entonces la vio. Estaba sentada encima de su padre, besándose y metiéndose mano. La visión de su mejor amiga liándose con su padre, le revolvió el estómago. En ese momento entendió la razón por la que se ofrecía a quedarse con su padre.

Faustino: Qué buenorra estás. Quiero que repitamos lo que hicimos ayer. Quiero que me hagas eso que tanto me gusta.
Nerea: Sí, mi papito. Haré todo lo que quieras. Bésame, bésame y hazme tuya.


Se besaban y tocaban con pasión. Sabrina pensó en los niños, que podrían haberlos pillado así. La furia más intensa la invadió. 

Faustino: Mañana le dices a mi hija que me acompañas al médico. Iremos al hotel del otro día y pasaremos todo la mañana dándonos amor.
Nerea: ¡Sí! Llevaré juguetitos y disfraces. Yo haré de caperucita y tú de lobo feroz.


Sabrina: ¡Ya está bien!
Nerea: ¡Sabrina! No es lo que parece...
Faustino: Me estaba dando un masaje.
Sabrina: Sí, un masaje con final feliz, ¿no?
Nerea: Sabri, tienes que escucharme. Es que me mola tu padre. Tiene un algo que me vuelve loca. Pensaba decírtelo, pero sabía que no te lo tomarías bien.
Sabrina: ¡Pues tenías razón! Te has liado con mi padre, y encima, haciendo guarradas en mi propia casa y en la fiesta de mi cumpleaños. ¡Eres repugnante!
Nerea: ¿Perdona? ¿Y tú eres una santa? ¡Mira lo que le has hecho a Bruno?
Faustino: ¿Qué pasa con Bruno?


Sabrina le pegó un puñetazo en toda la cara. Nerea cayó al suelo dolorida.

Sabrina: Fuera de mi casa, mala amiga.
Nerea: Sabrina, podemos seguir siendo amigas. Que me acueste con tu padre no cambia nada...


La empujó a la calle y cerró la puerta de la cristalera que daba al exterior.

Faustino: ¡Déjala en paz! Tengo derecho a acostarme con quién me de la gana.
Sabrina: No con mis amigas.
Nerea: ¡Déjame entrar, Sabrina! Somos amigas.
Sabrina: Eso es lo que yo pensaba. Vete y no vuelvas por aquí.
Nerea: ¡Yo te ayudé con lo de Bruno! ¿Qué piensas hacer al respecto? ¡Necesitas mi ayuda!
Sabrina: No te necesito para nada. Ahora largo de mi casa.


Faustino: Has sido demasiado dura con ella. No puedes impedir nuestro amor.
Sabrina: Por favor, que podría ser tu hija.
Faustino: ¿Y? El amor no tiene edad.
Sabrina: ¿Sabes? No haces más que darme problemas. No aportas nada bueno a mi vida, todo lo contrario. Quiero que te marches de casa. Te dejaré algo de dinero y te largas de aquí. Vete a un hotel, con la gorrina de tu novia, pero que no os vea el pelo en esta casa nunca más.
Faustino: Soy tu padre, no puedes echarme.
Sabrina: Eres mi padre, pero nunca has ejercido como tal.


Mientras tanto, el armario en el que Bruno estaba metido, se abrió. El cuerpo dio un golpe contra el suelo quedando al descubierto. Era cuestión de tiempo que alguien lo encontrase.


Mientras tanto...

La ambulancia llegó en tiempo récord. Intentaron reanimar a Filomena hasta que al final solamente pudieron confirmar la hora de su muerte. Leticia se desmayó pero Tía Lidia consiguió permanecer calmada. Atendieron a Leticia, que empezó a sangrar. Había perdido al niño. Se la llevaron al hospital, para atenderla mejor. Tía Lidia firmó algunos papeles para la defunción de su hermana e intentó tranquilizar a su sobrina. Leticia pasaría la noche en observación. Le dio un beso en la frente y la dejó dormida, pues le habían dado calmantes. Salió del hospital y se fue a su casa. 


Fue hasta su habitación, en busca de la escopeta de su padre. Funcionaba perfectamente y tenía varios cartuchos guardados. 


Cerró los ojos y respiró profundamente, intentando encontrar la calma. Había perdido a su hermana, su sobrina estaba en el hospital y había perdido al bebé. Era demasiado para ella. Esa escopeta había permanecido en su casa durante muchos años y aunque ya pensaba que no la llegaría a utilizar, había llegado el momento de hacerlo. Abrió los ojos y cargó la escopeta.

Tía Lidia: Es hora de hacer justicia.


Continuará...


2 comentarios:

  1. ¡Qué emocionante! ¡Menuda fiesta sorpresa le dieron a Sabrina después de todo lo ocurrido! Me imaginaba que John y Leticia le preparaban algo así a Sabrina, pero no me imaginaba que también Sus, Duclack y Diamante asistiesen a la fiesta. Me sabe fatal que haya muerto Filomena. No se merecía morir así, creyendo algo tan horrible de su hija. También me sabe muy mal que Leticia haya perdido el bebé. Me quedé muy sorprendida cuando vi a Nerea y a Faustino liándose de esa manera... ¡Qué reacción tuvo Sabrina! Por una parte es verdad que el amor no tiene edad, pero, por la otra, da un poco de grima que una amiga tuya se líe con tu padre. ¡Está muy emocionante! ¡No tardes en poner la continuación!

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  2. Por cierto, me encanta que haya aparecido Valeria y también me hizo mucha gracia Clotilde. Es una especie de señora Hermenegilda, pues no se puede callar nada, y también me reí cuando Sabrina dijo que pondría el libro de cocina que le había regalado en una mesa que cojea. ¡Qué bueno! También creía que Lidia iba a dispararse, pero ahora creo que va a hacer algo terrible también...

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