viernes, 30 de abril de 2021

Celos - Capítulo 07: La magia de Morgana


Capítulo 07: La magia de Morgana 

Las cadenas de televisión más importantes habían dejado de llamar a Mercedes Clická. Salvo algunos reportajes, llevaba tiempo sin aparecer en televisión. Estaba desesperada. Sus supuestos amigos famosos le habían dado de lado, por lo que se tuvo que reinventar. Tenía un canal de clicktube en el que hacía pequeños reportajes y entrevistas. Gracias a eso y a las marcas que pagaban para que sus productos apareciesen en dichos vídeos, conseguía tirar para adelante. Acudió a La magia de Morgana para pedirle ayuda. Necesitaba averiguar si la volverían a llamar. 

Morgana: Ahora lo veo.
Mercedes: ¿Sí? ¿Puedes ver si vuelvo a la televisión?


Estaban sentadas frente a una pequeña mesa de madera. Sobre un pequeño cojín azul marino reposaba la bola de cristal. Morgana movía sus manos sobre ella, pero sin llegar a tocarla. Mercedes observaba atenta. 

Morgana: Sí, veo algo sobre eso. Un hombre poderoso te llamará para ofrecerte trabajo en televisión.
Mercedes: ¡Viva! ¿Quién es ese hombre? ¿Me ofrecerá un puesto de presentadora?


Morgana: No puedo ver con tanta precisión, lo siento. Te veo al pie del cañón. Quizás más como reportera, pero no logro ver más allá. Ten paciencia, llegará en cualquier momento.
 Mercedes: Bueno, no me importa si vuelvo como reportera. Lo importante es volver.  Tengo que conseguir un programa como el que tiene Ana Rosa Clicktana. Ya que estamos, ¿ves algo más sobre mi? ¿Algo sobre el amor? Paco y yo no estamos pasando por un buen momento.


Morgana: Vuestra relación sufrirá nuevas turbulencias. Hay amor por su parte, mucho amor. Sin embargo, a ti no te veo muy convencida...
Mercedes: Vaya, has dado en el clavo. Así es. Le amo, pero nuestra relación está estancada. Siento que me aburre y me limita.
Morgana: Os veo juntos, pero antes pasaréis largas jornadas separados.


Morgana acompañó a Mercedes a recepción. Le pidió cita para la semana siguiente y Morgana la apuntó para un viernes, a la misma hora. Mercedes le pagó 30 cleuros de la consulta.

Morgana: No desesperes, Merche. Pronto volverás a trabajar.
Mercedes: Eso espero. Necesito volver a la tele.
Morgana: Nos vemos la semana que viene. 


Cuando Mercedes abrió la puerta para salir, Paula la empujó de malas formas y entró. 

Mercedes: ¡Niña, sin empujar!
Paula: ¡Quiero ñam ñam que ñam ñam me adivines el futuro!

Hablaba con la boca llena. Masticaba las patatas con tanta energía que lanzaba perdigones por todas partes.

Morgana: ¡Chica, aquí no se puede entrar de esa forma!
Paula: ¿No voy bien vestida?
Morgana: No me refiero a tu forma de vestir. No se puede entrar comiendo ni empujando a los demás.


Paula: Espera, que me las como rápido. Mientras, ñam ñam, me predices el futuro. ¿Seré Influencer?
Morgana: Debes salir de mi tienda, lo siento. No trabajo de esta forma.
Paula: Pero...
Morgana: Atenderé a los que entren en mi tienda con respeto.
Paula: ¡Pues vaya una pelma!


Dante y Paula salieron, pues seguían comiendo patatas. Los demás, se quedaron en la tienda, sin saber muy bien lo que debían decir.

Morgana: Bienvenidos a La magia de Morgana. Siento ser así de estricta, pero me gusta que se dirijan a mi con respeto. Vuestra amiga ha sido muy maleducada. 
Suselle: No se preocupe, lo entendemos.
Pradito: Paula es así de bruta.
Anita: ¿Nos puede predecir el futuro?
Morgana: Esta no es mi forma de trabajar pero haré una excepción por vosotros. Os puedo decir que tenéis un futuro muy prometedor por delante. Sois buenos estudiantes. ¿Tú cómo te llamas?
Anita: Anita.
Morgana: Tienes que esforzarte más. Si lo haces, sacarás el curso para adelante. Un momento...¿Cómo te llamas?
Walter: ¿Yo? Walter...


Morgana agarró las manos de Walter y le miró las palmas muy preocupada. Intentó disimular, para no asustarlo.

Walter: ¿Ocurre algo?
Morgana: No te asustes, pequeño. Veo en ti algo confuso que no sé interpretar. Veneno.
Walter: ¿Veneno?
Morgana: Sí, esa palabra aparece en forma de advertencia. No sé lo que pueda significar, pero me siento en la obligación de advertirte. 
Walter: Yo no creo en estas cosas...
Morgana: Eso da igual, pequeño. Aparece un nombre...Le...
Walter: Será mejor que nos marchemos ya, es tarde.


Morgana: ¿Quién es Leticia?
Walter: ¿Conoce a mi niñera?
Morgana: No sé quién es, pero es ella la que necesita tu ayuda.
Walter: Lo siento, pero no me creo nada de esto.
Morgana: Aunque no creas, abre bien los ojos. Quizás tu niñera necesite tu ayuda.


En casa de Sabrina...

Los invitados ya se marchaban. Nerea se fue despidiéndose de todos con un beso rápido al aire y sin mucha efusión. Sabrina y John acompañaron a los demás a la puerta.

Sus: Muchas gracias por todo, Sabrina. 
Sabrina: No ha sido nada. Espero que volváis muchas más veces.
Duclack: Tienes una casa preciosa. Esta cocina me encanta.
Sabrina: Muchas gracias.


Cuando los invitados se marcharon. Sabrina besó a John en los labios y le explicó lo que había pensado hacer el próximo fin de semana.

Sabrina: Hemos pensado en ir al puerto. Montarnos en ese barco en el que sirven marisco y vino mientras te pasean.
John: Estaría bien.
Sabrina: Nerea me ha dicho que si Paul puede, nos invitan a su yate.
John: Pinta bien. Nos llevaremos a Leticia, que está un poco decaída. 
Sabrina: ¿A esa? Es un plan familiar, cariño. 
John: Leticia es como de la familia. Además, cuidará de los niños mientras nosotros nos relajamos.


Leticia pasó junto a ellos.

Leticia: Ya me voy. Me arreglo antes de que venga mi madre, que está al caer. He dejado la cena en la nevera.
John: Gracias, Leticia.
Leticia: ¿Los niños no han vuelto?
John: Todavía no.
Leticia: El pudding de chocolate está en la nevera, por si les apetece cuando vuelvan.
Sabrina: Que sí, pesada. 


John se marchó a su despacho y en esos momentos, llamaron a la puerta. Sabrina abrió y se encontró a Filomena, la madre de Leticia. Iba a buscarla todos los días en su coche. Era una madre muy protectora y muy estricta, por lo que había podido comprobar. 

Filomena: Buenas tardes. 
Sabrina: Pase, que su hija todavía no está preparada. 
Filomena: Muy amable.


Sabrina: Ya que la tengo aquí, me gustaría comentarle un cosa.
Filomena: Usted dirá.
Sabrina: Es sobre su hija.
Filomena: ¿Qué ocurre? ¿No están contentos con ella?
Sabrina: Mi marido lo está, pero yo no.
Filomena: ¿No le gusta su forma de trabajar? Es cuestión de hablarlo. Seguro que se puede solucionar.
Sabrina: Pues eso espero. Su hija se pasa el día coqueteando con mi marido.
Filomena: No puedo creerle. Mi hija es muy respetuosa y jamás haría una cosa así.
Sabrina: ¿Y todo lo que montó en casa de Sus y Diamante? No es tan respetuosa como usted cree. La veo  cuchicheando con mi marido a mis espaldas. Le guiña un ojo cuando cree que no la veo, se maquilla y se pone a limpiar de forma provocativa delante de él. Mi marido me quiere, pero es un click. Ya sabe, los clicks no son como nosotras, que no nos dejamos llevar por impulsos primitivos. Me preocupa mucho. 
Filomena: Quizás se trate de un malentendido...


Sabrina: No soy la única que se ha percatado de ello. Mi mejor amiga también se ha dado cuenta. Como comprenderá, no estoy contenta. Mire, esto se lo digo a usted en confianza. Seguro que lo podemos arreglar sin tener que llegar a mayores. No me gustaría despedirla. Sé de vuestra situación precaria. Hable con ella y aconséjele que se aleje de mi marido inmediatamente. Si veo que se comporta, no la despediré. 
Filomena: Descuide, hablaré con ella.
Sabrina: Tenemos dos hijos y no quiero que nadie destruya esta familia. Mi marido es fiel y bueno, pero si su hija le sigue pinchando, no sé lo que pueda ocurrir. 


Leticia:  ¡Ya estás aquí! Perdona, me he entretenido doblando ropa. 
Filomena: Vamos, que se hace tarde.

Leticia detectó en el tono de voz de su madre, que algo le ocurría. Se preocupó, pues presentía que estaba enfadada por algo que había hecho.

Leticia: Adiós, Sabrina.
Sabrina: Chao.


Leticia: ¿Ocurre algo?
Filomena: Me tienes contenta.
Leticia: Siento haberte hecho esperar. Quería dejar toda la ropa doblada.
Filomena: No te hagas la tonta. Parece mentira que con la educación que te he dado, te comportes de esa forma.
Leticia: No entiendo nada.
Filomena: En casa lo hablamos.


Continuará...

1 comentario:

  1. ¡Pobre Leticia! Pero ¿cómo puede ser tan retorcida y tan mala Sabrina? Es una desagradecida. No valora nada lo bien que trabaja la pobre Leticia, que se esmera para que todo salga bien, y no creo que Leticia tenga intenciones de conquistar a Jonh, aunque, después de todas esas veces en las que Sabrina se ha acostado o coqueteado con otros, le estaría bien que alguna vez Jonh le pusiese los cuernos, pero es tan bueno que creo que no lo haría nunca. Me ha hecho mucha gracia que precisamente Sabrina diga que las clacks no son como los clicks, que ellas no se dejan llevar por los impulsos. Lo dice precisamente ella. También me ha hecho mucha gracia lo del barco en el que te sirven marisco y vino mientras te pasean. ¿A qué me sonará? :). También me ha gustado la actitud de Morgana con Paula. Qué asco de niña, entrando así con esos modales y encima comiendo de esa manera. No sé qué le ocurrirá a Leticia y por qué necesita la ayuda de Walter. Hace tiempo que no veíamos a Mercedes Clická y sí se la echa en falta, pues sus reportajes son muy buenos. Espero que todo le vaya bien. ¡Me ha encantado este capítulo y se me ha hecho cortísimo! ¡No tardes en poner la continuación!

    ResponderEliminar