Capítulo 09: Debí mandarle al cuerno
Diamante esperó a la mañana siguiente para investigar sobre la desaparición de sus monedas. Reunió a la familia en la salita de estar y les preguntó. Sus, que se enteró de lo ocurrido al llegar a casa de correr, no podía dar crédito a lo ocurrido. Dudaba que sus niños y Pradito tuviesen algo que ver con eso.
Suselle: ¿Escondías monedas en ese cofre? A lo mejor te lo has gastado todo y no te has dado cuenta.
Diamante: No, tenía muchísimas monedas. Las tenía perfectamente contabilizadas. Dante, ¿tú sabes algo?
Dante: Ni idea, papá. Jugamos con Pradito toda la tarde y no sabíamos que tenías monedas guardadas.
Sus: A lo mejor jugando os lo habéis dejado tirado por ahí...
Suselle: Nos acordaríamos, mamá.
Los niños se fueron a su habitación y Diamante se quedó pensativo.
Sus: Ellos no saben nada. ¿Seguro que no las guardaste en otro sitio?
Diamante: Te digo que no, Sus. Estaban ahí, de verdad. ¡Eran mis monedas!
Sus: Lo sé, cariño...
Diamante: Habrá que preguntar a Filomena y su hija.
Sus: ¿Crees que...?
Diamante: La verdad es que nunca me he terminado de fiar de ellas.
En ese momento, Filomena y su hija entraron en casa.
Filomena: No lo entiendo, la verdad. Llevas toda la mañana muy seria y llorando. Soy tu madre y deberías contarme lo que te pasa.
Leticia: Cosas mías, madre.
Filomena: No me apartes de tus problemas, hija.
Leticia: Ahora prefiero no hablar de ello, madre.
Filomena: Al menos intenta disimular. Los señores no tienen que verte con esa cara tan larga...
Sus: Buenos días.
Diamante y Sus las estaban esperando sentados a la mesa del comedor. Se sorprendieron al verlos levantados tan temprano.
Filomena: Buenos días. Hoy han madrugado mucho. ¿Ocurre algo?
Diamante: Sí, algo muy grave.
Filomena: No me asuste...
Leticia: ¿Le ocurre algo a los niños?
Sus: No, ellos están bien.
Diamante: Me han robado.
Filomena: ¡Por la virgen de los Clickores! ¿Se encuentran bien?
Sus: Sí, estamos bien. Alguien se ha llevado las monedas de oro de Diamante.
Diamante: Las tenía guardadas en el mueble del televisor, en el cuarto del piano.
Filomena: ¡Eso es terrible!
Un sudor frío recorrió el cuerpo de Leticia. Creía que se mareaba y comenzó a sudar. Había sido Chris, estaba completamente segura.
Sus: Os lo tenemos que preguntar, Filo. ¿Sabéis algo al respecto?
Filomena: Señora, jamás cogería algo que no me pertenece. Leticia tampoco, no somos esa clase de clacks.
Diamante: Mis hijos no han sido, ni Pradito. No ha entrado nadie más en casa.
Filomena: Señor, nosotras tampoco...
Diamante: Tendremos que llamar a la policía.
Leticia había cortado con Chris, pero no quería que le ocurriese nada malo. Lo amaba y si descubrían que había sido él, volvería a prisión y esta vez para muchos años. No se lo pensó dos veces.
Leticia: He sido yo.
Filomena: ¿Qué? No digas barbaridades, hija.
Leticia: He sido yo, madre.
Diamante: ¡Lo sabía!
Sus: Leticia...
Filomena: ¡No me lo puedo creer! ¿En qué estabas pensando? ¡Devuelve ahora mismo ese dinero! ¡No puede ser, esto no puede ser cierto!
Leticia: Lo siento...
Filomena empezó a llorar y se puso a temblar. Sus intentó tranquilizarla, parecía que le iba a dar algo. Diamante fue hacia Leticia y la agarró de los hombros.
Diamante: ¡Devuélveme mi dinero, Leticia! ¡Son mi monedas!
Leticia: Lo siento, ahora mismo voy a por ellas.
Diamante: Ya me lo dijo Duclack, que no me fiase de ti. ¡Eres una ladrona!
Leticia se puso a llorar y se deshizo de Diamante. Tenía que ir en busca de Chris y rogarle que devolviese el dinero. Temía que se lo hubiese gastado ya.
Leticia: ¡Ahora mismo lo traigo!
Diamante: ¡Si no vuelves llamaré a la policía!
Dante: ¡Leti, un momento!
Suselle: ¡No te marches!
Los niños corrían tras ella y consiguieron que se detuviese antes de salir a la calle.
Suselle: ¡Tú no has robado el dinero de mi papá!
Dante: ¡Ha sido el flipao ese!
Filomena: Leticia, ¿puedes explicarnos de que están hablando?
Leticia: Yo...
Suselle: Su novio, Chris. Dejamos la tablet grabando por accidente, mientras tocaba el piano. He mirado y lo he visto llevándose las monedas de oro.
Diamante: ¿Y para que has dicho que has sido tú?
Sus: ¿Querías encubrirlo?
Filomena: ¿Estabas con ese en la casa? ¿Le dejaste entrar?
Dante: Se coló, ella intentó impedírselo. Decía que tenía hambre y frío.
Filomena: No atiendes nunca a lo que te digo. Me desvivo por ti, te doy consejos y los tiras a la basura sin la menor consideración. ¡Mira la que has liado!
Leticia: Lo siento...
Sus: ¿Sabías que había robado?
Leticia: No, pero he supuesto que debió ser él. Así que quería ir a su casa y exigirle que devuelva el dinero.
Filomena: Hija, ese click es peligroso. No puedes ir sola.
Leticia: No quiero que lo metan en la cárcel, tiene antecedentes...
Diamante: Haz que venga y que se traiga mis monedas. Si lo hace, a lo mejor no llamo a la policía.
Leticia: Vale.
Leticia llamó a Chris y le pidió que fuese a la casa con el dinero. Le dijo que la había metido en un aprieto y que si se daba prisa, no habría consecuencias catastróficas para él. Aceptó y tras esperar unos minutos, apareció con la bolsa de monedas en la mano. Leticia le aseguró que estarían solos, por lo que estaba relativamente tranquilo.
Leticia: Hola, Chris.
Chris:Mi amor, ¿estás bien?
Leticia: ¿Has traído todas las monedas?
Chris: Sí, están todas aquí.
Leticia: No debiste hacerlo, Chris. Me has decepcionado mucho...
Chris: ¡Lo hice por nosotros!
Chris entró en la casa y dejó la bolsa en el suelo. Agarró a Leticia por los brazos.
Chris: Solamente quiero que lo tengas todo. El Petas me ha dicho que con toda esta pasta y el golpe que demos, nos podremos retirar a una isla paradisíaca. Podremos ser felices, juntos, sin tu madre.
Leticia: En todo este tiempo no has conseguido saber lo que quiero y lo que soy. Si me conocieses, sabrías que esto es justo lo que yo no quiero. Chris, me conformaba con tu amor...
Chris: Piensa un poco. ¡Vivirás como una reina!
Diamante aprovechó el momento y agarró la bolsa de monedas con suavidad.
Leticia: Quiero que salgas de mi vida para siempre...por favor, aléjate de mi.
Chris: No sabes lo que dices.
Leticia: No quiero seguir contigo, Chris.
Chris: Sí que quieres.
Vio algo moverse por el rabillo del ojo y se dio la vuelta. Pilló a Diamante con la bolsa en la mano.
Chris: ¡Ey tú!
Diamante: ¡Fuera o llamo a la policía!
Chris: ¡Ese dinero es mío!
Empezaron a forcejear. Leticia se interpuso, intentando separarlos.
Chris: ¡Me has engañado! ¡Me dijiste que estabas sola!
Leticia: ¡Suelta la bolsa, Chris!
Diamante: ¡Mis monedaaaaaaaaaas! ¡Suelta de una vez!
Chris: ¡Son mías!
Leticia: ¡Vete antes de que sea demasiado tarde!
Chris empujóa Leticia y esta cayó contra una mesita. Se golpeó la cabeza y quedó inconsciente en el suelo.
Chris: ¡Amor mío!
Sus estaba llamando a una ambulancia y a la policía. Diamante miraba la escena sin saber muy bien lo que debía hacer. Filomena clamaba al cielo, llorando de impotencia.
Filomena: ¡Me la has matado! ¡Has matado a mi niña!
Chris: ¡No, ha sido sin querer! ¡Leticia!
Una ambulancia y la policía aparecieron minutos después. Los enfermeros reanimaron a Leticia y la estabilizaron. La policía esposó a Chris, que no opuso resistencia. Diamante hablaba con los agentes, muy nervioso. La gente se se acercaba para ver de cerca lo que estaba ocurriendo.
Diamante: ¡Se llevó todas mis monedas, agente!
Policía: Comprendo.
Suselle: ¿Se pondrá bien, mamá?
Sus:Seguro que sí, hija.
Dante: No quiero que se muera...
Agente Rose: ¿Se encuentra bien?
Leticia: Sí, creo que sí.
Agente Rose: ¿Recuerda lo ocurrido?
Leticia: Sí...yo soy la culpable de todo...
Agente Rose: Deje que nosotros lo decidamos. Por el momento debe recuperarse.
Leticia estaba tumbada sobre una camilla y se disponían a meterla en la ambulancia.
Chris: ¡Leti, lo siento! ¡Sabes que nunca te haría daño!
Leticia: Chris...
Se sentó en la camilla y los enfermeros la obligaron a sentarse.
Enfermero: Túmbese, por favor.
Filomena: Haz caso, hija.
El agente John se llevaba esposado a Chris al coche policial. La gente lo miraba y murmuraba.
Chris: Me miran como si fuese un monstruo.
John: ¿Lo eres?
Chris: No.Ha sido un error, nada más. Ella os lo explicará.
John: La has liado parda, Chris. Estaba vez nada te librará de estar una buena temporada entre rejas.
Fui se acercó junto a Pinky para ver que es lo que estaba ocurriendo. Sus le había dicho que vivían en esa casa y se preocupó por ella y Pandy. Cuando Pinky vio a Pandy, se saltó el cordón policial y fue corriendo hacia él.
Fui: ¡Pinky!
Pinky: ###### (¡Pandy! ¿Estás bien?)
Pandy: ##### (¡Pinky! Sí, estoy bien. Un loco entró a robar en casa y ha empujado a una chica. Por poco no lo cuenta...pero está bien)
Pinky: #### (Pobrecita. Me alegra que estés bien...temía por ti).
Fui: Pinky, te has saltado el cordón policial. Estabas preocupada por tu amigo, ¿verdad?
Pinky: ##### (Sí, no quiero que le ocurra nada malo).
Pandy: #### (Tranquila, soy un oso fuerte. Muchos dicen que soy tan fuerte como un oso pardo).
Agnes y Artemisa salieron de la cafetería al escuchar las sirenas. Un vecino les contó lo ocurrido. Agnes vio a Chris en el coche policial y no pudo evitar sentirse culpable.
Agnes: Sabía que algo ocurriría y no pude hacer nada. Algo en Chris estaba mal pero fui incapaz de verlo...
Artemisa: Agnes, no tienes la culpa de nada. Sabes que puedes intuir muchas cosas, pero eso no quiere decir que puedas solucionar lo que pueda ocurrir. Debes dejar de culparte por eso.
Chris la miró. Lloraba desesperado.
Chris: ¡Fue sin querer! ¡Agnes, fue sin querer!
Agnes lo miraba espantada.
Artemisa: ¿Te encuentras bien? ¿Agnes?
Agnes: Está descontrolado, Artemisiña. Me da miedo...
Artemisa:Vamos, será mejor que entremos en la cafetería. Estás temblando. Te prepararé una infusión para que te relajes.
La ambulancia arrancó. Leticia estaba tumbada en la camilla. Filomena se sentó en el único asiento de la ambulancia.
Enfermera: No haga movimientos bruscos. Tenemos que asegurarnos de que todo está bien.
Leticia no podía dejar de llorar. Sentía que lo había perdido todo. Su madre la miraba de esa forma que tanto odiaba, con lástima y rencor. Sin duda, había perdido su confianza. Las palabras de Diamante desvelaban la realidad, ya no podría volver a trabajar para ellos. La cara de Sus, preocupada y seguramente defraudada. Suselle y Dante con rostros preocupados, aguantándose las ganas de llorar y...Chris. Había vuelto con él una y otra vez, perdonado sus desplantes, su machismo y su extraña forma de tratarla. Había perdido el tiempo pensando en un futuro junto a él, no queriendo ver la realidad y pasando de los consejos de su madre y amigos. Estas eran las consecuencias de todo eso, y debía apechugar con ello.
Leticia: Debí mandarle al cuerno...¡soy idiota!
Enfermera: Señorita, debe tranquilizarse.
Leticia: Me merezco todo esto...
Su madre se sacó un pañuelo del bolso y le secó las lágrimas.
Filomena: Superaremos juntas todo esto. Sé fuerte, hija mía.
Suselle y Dante miraban como se alejaba la ambulancia.Sus los abrazaba y ellos agradecían el cariño por parte de su madre.
Suselle: ¿Volveremos a verla?
Sus: No lo sé, Suselle.
Dante: ¿No volverá a trabajar en casa?
Sus: Con todo lo ocurrido...no lo creo muy posible, cariño. No os preocupéis, la ayudaremos en todo lo que podamos.
Lui: Hola,Sus. Soy Fui, ¿me recuerda?
Sus: ¡Fui! Claro que sí.
Fui: Me han contado lo ocurrido. ¿Se encuentran todos bien?
Sus: Sí, estamos bien. Con el susto en el cuerpo.
Fui: ¡Pinky!
Pandy y Pinky se metieron en la casa. Caminaban sin prestarle atención a todo lo que ocurría a su alrededor.
Pandy: #### (Te voy a enseñar mi casa).
Pinky: ###### (¡Es muy grande! Me gusta, es elegante).
Pandy: ##### (Seeeeh, Sus y Diamante tienen buen gusto).
Sus: Necesito una infusión para relajarme. ¿Le apetece una?Así los dejamos estar juntos un rato y de paso, nos conocemos mejor.
Fui: Una gran idea. Será un placer.
Continuará...
Qué capítulo tan tensso. Me da mucha pena Leticia, encubriendo a Chris como una enamorada sin remedio. Me da mucha pena también que ya no vayan a trabajar en la casa de Sus y Diamante porque no quiero que desaparezcan de la historia, ya que ambas me caen muy bien. A lo mejor les perdonan lo ocurrido. Un error como ése lo tiene cualquiera y, además, hay muchas mujeres que no aprenden a la primera a luchar contra el machismo y el egoísmo de los hombres maltratadores. Me gustaría que le diesen otra oportunidad a Leticia, ya que yo no considero que la culpa de lo ocurrido sea sólo suya.
ResponderEliminarEscribo este comentario antes de ir a cenar, que aquí son las 5 y media prácticamente, mientras oigo los graciosos suspiros y ronquidos de Rosie, pobrecita. La tendré que despertar.
Me ha encantado leer este capítulo. Tiene muchas cosas bonitas como el paseo que se dan Pincky y Pandy por la casa. Me gusta mucho la relación que está surgiendo entre ellos. Espero leer pronto otro capítulo. Ah, también me ha dado mucha pena que Agnes se ponga tan nerviosa. Es comprensible. Ella ve más allá de cualquier gesto y oye más allá de cualquier palabra.
Gracias por otro capítulo.