Capítulo 08: Una noche muy movida
Leticia terminaba ya su jornada laboral, así que fue a despedirse de los niños. Encontró a Dante en su cuarto, sentado en la alfombra y jugando con sus juguetes.
Leticia: Me voy ya, Dante. ¡Oh, estás jugando a la historia del dragón rojo!
Dante: ¡Síii! Me gustó la idea que me diste. Ahora el dragón se irá de viaje en el coche descapotable para encontrar a la princesa y casarse con ella.
Leticia: Mañana me cuentas todos los detalles.
Dante: Vale. ¿Sigues triste?
Leticia: No, ya estoy bien. Gracias a ti, Pradito y Suselle. Habéis sido muy buenos conmigo. Dame un beso.
Dante: Nos vemos mañana.
Leticia entró en el cuarto de Suselle. Estaba sentada mirando su ordenador portátil en el escritorio. Estaba mirando vídeos musicales en Clicktube.
Leticia: Suselle, me voy ya.
Suselle: Adiós...
Leticia: ¿Escuchas música?
Suselle: Sí.
Leticia: Ah, guay. Bueno, hasta mañana.
Cuando Leticia se marchaba, Suselle la llamó.
Suselle: ¡Leti!
Leticia se dio la vuelta y Suselle se acercó hasta ella.
Suselle: Siento haber sido tan mala contigo.
Leticia: No has sido mala. Entiendo que me estabas conociendo y no te fiabas de mi.
Suselle: He sido mala, Leti. Espero que no llorases por mi culpa...he sido muy borde. Te prometo que a partir de ahora seremos amigas.
Leticia abrazó a Suselle emocionada.
Leticia: No lloraba por ti, no te preocupes. Estaba triste por otras cosas. Espero que podamos ser amigas a partir de ahora.
Suselle: Lo seremos.
Filomena: Leticia, ¿a que hora pretendes que lleguemos a casa? Es muy tarde y sabes que no me gusta conducir por la noche.
Leticia: Perdone, madre. Estaba despidiéndome de los niños.
Filomena: Venga, que estará tu hermano en casa y tendrá ganas de cenar.
Sus fue en busca de Diamante. Lo encontró en la sala del piano, mirando la tele con el mando en la mano.
Sus: Diamante, ¿te vienes a correr?
Diamante: ¿Eh? ¿Ahora?
Sus: Sí. con Pandy. Sabes que el veterinario nos dijo que tenía que hacer ejercicio. Está muy gordito.
Diamante: Es que empieza el programa de subastas que tanto me gusta...
Sus: Venga, será divertido.
Diamante: Y hace fresquito y me duelen los pies de estar descargando los suministros del barco...La Capitana Duclack nos dio hoy mucha faena.
Sus: Vaaaale, iré yo sola con Pandy. Descansa, cariño.
Coincidió en la puerta de salida con Leticia y Filomena.
Sus: ¿Ya os vais?
Filomena: Sí, mañana estaremos aquí bien temprano.
Leticia: He dejado las alubias en remojo para mañana. Las prepararé con patatas y zanahoria.
Sus: ¡Mmm, deben estar deliciosas!
Filomena: Vamos que tu hermano nos debe estar esperando.
Leticia: Hasta mañana.
Sus: Tened cuidado al volante.
Filomena: Descuide, señora. Hasta mañana.
Sus: Ains, no hay manera de que deje de llamarme señora.Me hace sentir vieja. ¡Pandy!
Fue al comedor a buscarlo. Estaba tumbado en su cesta, durmiendo.
Sus: ¿Pandy?
Pandy: #### (Disimula, disimula. ¡Hazte el dormido!)
Se acercó a él y le tocó para despertarle.
Sus: Pandy, que es hora de ir a correr.
Pandy: ##### (¡Estoy durmiendo, mejor lo dejamos para otro día!)
Sus: ¿Pandy? No cuela...¡Sé que estás despierto!
Lo agarró de su enorme trasero y lo sacó del cesto. Pandy se agarraba al suelo, intentando librarse de ella.
Pandy: #### (¡No quierooo! ¡No tengo ganaaas!)
Sus: Pandy,¡tienes que hacer algo de ejercicio!
Pandy: ##### (¡Prefiero dormir y comer!)
Sus: ¡El veterinario dice que lo tienes que hacer! Venga, haz un esfuerzo.
Pandy: #### (¡Odio a ese matasanos!)
Sus abrió la puerta de la calle y Pandy miró fuera. Hacía fresquito y estaba oscuro.
Sus: Pandy, tampoco quieres salir por la mañana temprano y por las tardes quieres jugar con Suselle y Dante. Tú decides, ahora o mañana bien temprano...
Pandy: ### (Ahora. Paso de madrugar...)
Mientras, Diamante disfrutaba de su programa favorito de subastas.
"Este trastero tiene un precio de salida de 200 cleuros. Parece que contiene muchas cajas y lo que parece la silueta de una moto". "¡Ofrezco 250!"
Diamante: Oh, eso me recuerda que hoy no he hecho el recuento de mi tesoro. Me gusta tanto tener tantas monedas de oro que a lo mejor paso de comprarme un coche.
Fue al mueble y sacó el cofre dorado.
Diamante: Vaya, juraría que antes pesaba mucho más.
Lo llevó al sofá para poder contar el dinero con más comodidad.
Al abrirlo, se quedó blanco. Un sudor frío recorría todo su cuerpo. En su interior no había ni una sola moneda. Estaba completamente vacío.
Diamante: ¡Me han robado! ¡Mi tesorooooooooo!
Sus salió de la casa junto a Pandy. Dio unos pasos y miró atrás. Pandy la miraba perezoso.
Sus: Mi osito. ¿No tienes ganas?
Pandy: ##### (No...)
Sus: Es por salud, Pandy. Venga, haz un esfuerzo. Si quieres, esta noche puedes dormir con Diamante y conmigo en la cama.
Pandy: #### (¡Yupiii!)
Eso terminó de animar a Pandy, que se puso a correr junto a Sus. No había prácticamente nadie por la calle y pasaban muy pocos coches. La luz de las farolas iluminaba su camino.
Sus: ¡Ese es mi Pandy! A mi también me hace falta y no creas que me resulta fácil. Me quedaría en casa durmiendo, pero ahora que tengo a Leti y Filo, no estoy tan cansada.
Pandy: #### (¿Estará Tinger despierto?)
Sus: Mañana se vendrán Duclack y Tinger a correr. Mira, parece que están en el comedor. Escucho a Pradito reír.
Pandy: #### (Puff, ya no puedo más...)
Sus: Me gusta tanto ver a Duclack feliz. Desde que tiene a Pradito y Sebastián en su vida, tiene un brillo especial en los ojos. La pobre, ha vivido momentos muy duros y se merece lo mejor del mundo.
Pandy: #### (Es verdad...)
Sus: Por eso tenemos que animarla, Pandy. Ya es hora de que las cosas le vayan bien. Imagina, ¡las dos embarazadas! Casi que no me lo creo.
Pandy: ### (Ay, que ya no tengo más fuerzas para seguir corriendo...)
Pandy se detuvo. La panda que había visto en el autobús estaba allí, paseando. Estaba acompañada de una mujer mayor con rasgos asiáticos. Era una mujer muy elegante y parecía distraída mirando al cielo. La panda también miraba a Pandy con total expectación.
Sus: ¿Pandy? ¿No puedes más? Huy, ¡una panda!
La panda llevaba una diademda rosa en la cabeza. Se miraban fijamente, casi sin creerse que todo aquello fuese real.
Ella se acercaba lentamente hacia Pandy, que se había quedado petrificado. La mujer china se percató de lo que estaba ocurriendo y no se perdió detalle.
Pandy: ### (¿Eres real?)
Osa desconocida: ### (Sí, lo soy. ¿Y tú? ¿Esto es un sueño?)
Pandy: #### (Espero que no y si lo es, no quiero despertar).
Osa desconocida: #### (¿Cómo te llamas? Yo me llamo Pinky).
Pandy: #### (Precioso nombre. Yo soy Pandy. Un placer, Pinky).
Pinky: ### (Pandy, ¿te gustaría pasear conmigo?)
Pandy: ### (Me gustaría mucho).
Pinky: #### (Veo que eres deportista).
Pandy: #### (Sí, me gusta mucho el deporte. Salgo todas las noches a correr con mi humana, Sus. Siempre tengo que tirar de ella, le cuesta mucho hacer ejercicio pero es que yo no perdono. Tengo que salir todos los días).
Pinky: ### (Tu humana es muy guapa. ¿Es tu cuidadora?)
Pandy: ##### (Sí, aunque soy yo el que cuida de ella. Se llama Sus. ¿Esa es tu humana?).
Pinky: #### (Sí, se llama Fei. Es mayor, así que no salimos a correr. Me cuida mucho y es mi mejor amiga).
Sus: Buenas noches.
Fui: Buenas noches. No imaginaba que podríamos encontrar otro oso panda tan lejos de China.
Sus: Nosotros tampoco. Vaya, habla muy bien mi idioma.
Fui: He vivido muchos años aquí. Pinky parece encantada con su amigo.
Sus: Sí, y Pandy también. Me gusta su nombre, Pinky.
Fui: Pocas veces puede ser uno testigo del nacimiento del amor. Somos afortunadas.
Sus: ¿Cree que se han enamorado?
Fui: No lo creo, lo sé. ¿Vive usted por aquí?
Sus: Sí, muy cerca. Me llamo Sus.
Fui: Yo soy Fui. Me gustaría que se pudiesen ver de vez en cuando, si le parece bien.
Sus: Sí, por mi no hay problema.
Pinky: ##### (Pandy, ¿y que haces tan lejos de China?)
Pandy: #### (No lo sé, vivo aquí).
Pinky: ### (¿No te sientes solo?)
Pandy: ### (No, tengo muchos amigos).
Pinky: ### (Yo también. ¿Paseamos? No muy deprisa, si no te importa. Eres deportista y seguro que prefieres correr...).
Pandy: #### (Ehh, sí. No te preocupes, puedo caminar sin prisas).
Sus: Vaya, ahora camina sin quejarse.
Fui: El amor es muy poderoso. ¿Cuanto hace que tiene a Pandy?
Sus: Desde pequeñito. Mi hermano y yo lo rescatamos de una muerte segura.
Fui: Le salvó la vida.
Sus: Sí, es una historia muy larga.
Fui: Adoro las historias largas.
Sus: Pues como parece que nuestros amigos quieren ir juntos, ¿le importa que paseemos juntas?
Fui: Será un placer.
Pinky: ##### (¡Un guepardo! ¿Y no te da miedo que te coma?)
Pandy: ### (Tinger sería incapaz. Es mi mejor amigo. Cocovo ahora vive en la selva).
Pinky: ## (Tienes una vida muy emocionante, Pandy).
Pandy: #### (Lo sé...).
Agnes y Artemisa cerraron la cafetería. Después de un día agotador de trabajo, por fin se podían marchar a casa. La señora Hermenegilda, Fernanda y su marido, se quedaron hasta la hora del cierre. Fernanda se agarraba del hombro de su marido para bajar las escaleras.
Fernanda: No corras tanto, leñe.
Bartolo: ¡Si casi ni me muevo!
Fernanda: A ver si te crees que soy Fernanda Alonso.
Bartolo: Tortuga Alonso, diría yo.
Fernanda: Tú siempre tan desagradable. ¡Me tratas mal!
Bartolo: Fernanda, si yo me muriera. ¿Llorarías por mi?
Fernanda: ¡Pues claro! No ves que lloro por cualquier tontería.
Hermenegilda: Cierra bien con llave, que hay mucho ladronzuelo suelto.
Agnes: Sí, no se preocupe. Además, tenemos alarma.
Hermenegilda: Esto me recuerda a mi cuarto marido. Llegaba siempre borracho a casa y a las tantas de la noche. Siempre gritaba que le tirase la llave desde la ventana. Una vez, a las tantas de la madrugada lo escuché gritar borracho perdido. ¡Herme, abre la puerta! ¡Herme, voy a amarte ahora mismo! Abrí la ventana y le dije "si quieres, vete a Júpiter, pera a mi déjame dormir".
Agnes habló a Artemisa al oído.
Agnes: ¡Se han quedado hasta el último momento!
Artemisa: La mujer no tiene nada que hacer en todo el día...
Agnes: Son capaces de venirse a casa a tomarse el último café con leche...
Hermenegilda: Y un día le digo a Fernanda que me he quitado 70 kilos inútiles de encima. La pobre, se quedó paralizada y me dijo que no se me notaba nada. Le aclaré que me había divorciado del Pepe. Cuando llegó a mi casa sí que me lo notó. Le mandé a casa de su madre, que lo aguantase ella, yo no quería tener perro en casa.
Se sentaron en un banco. Agnes y Artemisa no sabían muy bien lo que debían hacer. Querían marcharse a casa, pero les sabía mal dejar a los abuelos solos.
Hermenegilda: ¿Has llamao al tasi?
Fernanda: Con el movis de Bartolo. Yo no llamo que no tengo perras de saldo.
Bartolo: La perra la tengo yo, pero bien gorda. Me he quedado sin saldo, amor mío.
Fernanda: No pasa nada. De todas formas, ¿a quién vas a llamar tú?
Bartolo: Pues...¡al pueblo! A mi primo Berenjeno.
Fernanda: ¡Si ese no tiene ni teléfono! Ay, ¿sabes que se ha muerto el cura que nos casó?
Bartolo: El que la hace, la paga.
Agnes: ¿Han llamado a un taxi?
Hermenegilda: Sí, al Jordi. Oh, es más guapo. Siempre llamamos al mismo. Es un caballero, de los de antes. Ahora esos hombres ya no existen. Los de ahora escuchan requesón y visten como marcianos.
Fernanda: ¡Mira, el Jordi!
Un taxi aparcó muy cerca de ellas. Hermenegilda le hizo señales con la mano, como si estuviese a muchísimos kilómetros.
Hermenegilda: ¡Ahí está! Ya veréis que guapo. Unos años menos, y este no se escaparía.
Un chico moreno, de pelo negro, musculoso y muy guapo salió del coche. Se acercó hasta ellas y besó la mano de la señora Hermenegilda y la de Fernanda.
Jordi: Señoras, un placer volver a verlas.
Hermenegilda: El placer es nuestro, Jordi.
Jordi: ¿Son amigas?
Hermenegilda: Sí, pero son libianas, así que ni las mires.
Agnes: Hola...
Artemisa: Tierra trágame...
Jordi ayudó a las ancianas a entras al vehículo.
Fernanda: Ya podrías aprender. ¡Esto si que es un hombre!
Bartolo: Aprende tú también de Agnes y Artemisa. Dos hembras maravillosas.
Fernanda: ¡No me tratas bien!
Agnes: Ya nos veremos. Que descansen.
Hermenegilda: Mañana nos pasamos otra vez. Vaya ser que aparezca otra vez el mendrugo ese. Vendremos a desayunar.
Fernanda: ¡Nos traemos las cartas y el dominó!
Hermenegilda: ¡Buena idea, amiga mía!
El taxi arrancó y se alejó lentamente. Agnes y Artemisa se quedaron mirando como se marchaba. Estuvieron un rato sin hablar, disfrutando el silencio.
Agnes: Carallo, ¡echaba de menos el silencio!
Artemisa: Creo que estoy más cansada de ellos que de trabajar...
Se miraron y no pudieron evitar echarse a reír.
Agnes: ¡Habrá que exigir un plus a Silvia por aguantarlas!
Lloraban de la risa. Había sido un día intenso, pero estaban muy felices.
Continuará...
¡Por fin he podido leerme el capítulo! Desde ayer, no he dejado de pensar en el capítulo que tenía por leer. ¡Me ha gustado muchísimo! Voy a empezar comentando el final. Me ha encantado cómo ha terminado el capítulo, con Agnes y Artemisa riéndose muchísimo después de aguantar un día tan duro de trabajo y sobre todo de soportar a la señora Hermenegilda y compañía. Me encantan los diálogos entre ellos. Me encanta cómo introduces miles de temas en una conversación y es que me río muchísimo con todas las cosas que cuenta la señora Hermenegilda. Qué risa también cuando Bartolo le pregunta a Fernanda si lloraría si muriese y ella le responde: “¡pues claro! ¿No ves que lloro por cualquier tontería?”, como si la muerte de su marido fuese una tontería. Y es que me da mucha pena Bartolo, lo mal que lo trata, pero él tampoco se queda callado cuando ella le echa algo en cara. Qué risa con el nombre del primo del pueblo de Bartolo y cuando la señora Hermenegilda cuenta que, cuando se divorció de su marido, le dijo a Fernanda que se había quitado setenta kilos inútiles de encima, jajajajaja. Es muy bueno el momento en el que salen. Pobres Agnes y Artemisa. ¡Ahora no se los podrán quitar de encima! Y encima van a traer las cartas y el dominó. ¡Pobrecillas!
ResponderEliminarMe ha encantado también la escena en la que Pandy y Pinky se reencuentran y por fin se conocen. Menos mal que no es un amor no correspondido porque el pobre Pandy lo habría pasado mal y habría sido una pena, ya que se enamoraba... Me ha caído muy bien Fui, la amiga de Pinky, y me encanta cómo es. También me he reído mucho cuando Sus tiene que insistirle a Diamante en que salga a correr con ella y él no deja de inventarse excusas y luego a Pandy también le ocurre lo mismo. Qué risa cuando lo saca a la fuerza de su cesta. Es que no me extraña en absoluto que no tenga ganas de salir a correr a esas horas. Y luego qué gracioso cuando tergiversa la realidad y le cuenta a Pinky una versión totalmente invertida de la realidad. Va diciéndole que sale a correr todas las noches y que tiene que tirar de Sus para que vaya con él. ¡Qué mentiroso jajajajaja!
Me ha gustado mucho que Suselle le pida perdón a Leticia. Se merece que la traten bien porque es muy buena chica y no se merecía recibir esos desplantes de Suselle, pero menos mal que ya ha quedado todo atrás y que entiende la actitud que Suselle tenía con ella.
Me ha dado mucha pena que Diamante se haya quedado sin sus monedas de oro. Por cierto, todos los programas que Diamante ve son los más aburridos que hay en la tele, qué risa también con eso, y es que me haces reír porque pones lo último de lo último de lo último que a mí se me ocurriría ver en la televisión si es que tuviese que verla, primero un programa de coches y luego otro de subastas. ¡Qué aburrimiento! ¡Casi que prefiero salir a correr antes que quedarme viendo un bodrio de ésos!
Me encanta esta historia y te agradezco mucho que nos hagas reír. ¡Hace falta más humor en la vida!
¡Espero poder leer los siguientes capítulos a pesar de estar tan lejos!
Estoy a tope con esta historia, me encantan las matrimoniadas de estos "quinceañeros" de pelo blanco, jajaja.
ResponderEliminarEspero que pillen al ladrón, aunque me parece que Leti y su madre las van a pasar canutas antes de que eso suceda.
Y la historia de Pandy... ¡Oooh! ¡Qué bonita!
Un saludo,
Sarrat