Capítulo 04
Toda ayuda es poca
Varios naturalistas y guardabosques se habían reunido en la cabaña de Ben para intentar solucionar el gran problema que sufría el bosque. Habían pedido ayuda al ayuntamiento, pero siempre ponían excusas para no hacer nada y quedarse con los brazos cruzados. No estaban dispuestos a dejar que los especuladores sin escrúpulos destruyesen el bosque, así que no les quedaba más remedio que reunirse y luchar juntos.
Ben se llevaba bien con todos ellos, por lo que les había invitado a su cabaña y desde allí ponerse manos a la obra. Detrás de su cabaña, junto a unas enormes rocas y una zona verde junto al río habían organizado su campamento. Donna, era la novia de Boby, guardabosques del pantano que se había implicado en la causa. Ella le había acompañado, aunque tras un largo rato escuchando sus largas charlas y estrategias, se aburría. Pensó en llamar a su hermana, para que viniese a ver ese paradisíaco lugar, pero recordó lo mucho que Sabrina odia el bosque y los bichos. Se acercó hasta Ximena, una chica muy guapa, con dos coletas a lo Pippi Calzaslargas, pero de piel morena y pelo oscuro. Sabía que era la novia de otra de la guardabosques, Valeria. La vio con una cámara de fotos y le sonrió amable.
Donna: Hola, ¿haciendo fotos?
Ximena: Hola. Sí, estoy haciendo fotos. Ponte que te hago una foto.
Donna se sorprendió, no esperaba que quisiera hacerle una foto. Se colocó junto a unas rocas y puso la mejor de sus sonrisas.
Donna: Vale, ya estoy preparada.
Ximena: ¿Para qué? Ay, porfa, apártate que le estoy haciendo fotos al señor Agripino.
Donna: ¿Al señor Agripino?
Se apartó y vio a un oso rosa de peluche colocado sobre las rocas. Entonces lo entendió todo, Ximena hablaba con el oso. Es a él al que quería hacer una foto.
Ximena: Sí, está ahí, ¿no lo ves? Póngase guapo, señor Agripino. ¡Así, muy bien! ¡Perfecto! Ay, pero tiene que sonreír más...sale muy serio.
Donna: No me lo puedo creer...
Se dio media vuelta y la dejó con su oso.
Donna: Y dicen que mi hermana está loca...Pobre chiquita, debe tener algún trastorno mental...
Valeria, Tara y Keira estaban sentadas frente al fuego. Charlaban sobre la mejor forma de plantar cara a los especuladores y cazadores. Tara llevaba un par de meses en la profesión, por lo que se sentía poco útil. Era delgadita, de pelo castaño y corto y de piel morena. Keira lucía una gran melena castaña. Alta, fuerte y de rasgos delicados. Le había enseñado muchas cosas a Tara junto a Valeria, pues llevaba años como guarda forestal.
Keira: He encontrado a dos ciervos muertos no muy lejos de aquí. Los han disparado y han abandonado sus cuerpos.
Tara: ¡Asesinos! Tenemos que hacer algo, no podemos permitir que sigan matando a su antojo.
Valeria: No te preocupes, Tara. No vamos a abandonar a los animales y al bosque a su suerte.
Keira: Haremos una batida y ahuyentaremos a esos desgraciados. Si de paso, conseguimos acorralar a uno de ellos, habremos triunfado. Haremos que cante y nos diga quién quiere destruir el bosque.
Boby estaba reunido con los hermanos Amador y Amado, animalistas implicados en la causa y Teodoro, otro guardabosques.
Amador: Habría que quemar sus cabezas, para que se les quite las ganas de quemar nada, leñe.
Boby: Pues no es mala idea, Amado.
Amador: No, yo soy Amador.
Boby: Perdona, es que os confundo.
Teodoro: Es que sois como dos gotas de agua.
Amado: Aunque somos gemelos, yo soy el que más liga.
Amador: Y un cuerno. ¡Yo soy el que se lleva las mozas de calle!
Amado: No me contradigas, que sabes que digo la verdad, leches.
Mientras tanto, Ben decidió enseñarles su lugar favorito a Agnes y Artemisa. Artemisa bajó del tejado fascinada. Seguido fue el turno de Agnes. Ben abrió la trampilla en el techo y subió. Alargó la mano y se la tendió a Agnes. La agarró y subió con gran esfuerzo. Se apoyó en el hueco de la trampilla y se quedó paralizada.
Agnes: Isto é máxico...
Ben: Es mi lugar preferido. Aquí acudo cuando estoy preocupado, triste o con ganas de desconectar.
Le ayudó a subir y caminaron con cautela por el tejado. Era fácil resbalar y precipitarse al vacío. El gran árbol en el que estaba construida la cabaña había sido respetado. El tronco atravesaba el interior de la cabaña, y por un hueco, seguía subiendo hasta salir al exterior. Sus ramas y hojas estaban sobre el tejado, como un gorro que protegía la cabaña. Llegaron a una pequeña zona en el tejado, oculta entre las ramas de los árboles. Allí había un pequeño suelo en el que se podía pisar sin riesgo a caer. Agnes sintió vértigo al mirar abajo. Ben la agarró de la cintura para que se sintiese más segura. Él no sabía que eso le había incomodado mucho, aunque sus intenciones fuesen buenas.
Cuando Agnes pudo observar desde esa altura todo el bosque, la incomodidad dio paso a la más absoluta paz. Respiró profundamente el aire puro y fresco. Se sentía como un pájaro, libre, muy lejos de cualquier preocupación. Aquel lugar la transportó a Galicia, a su infancia, a esos momentos mágicos que vivió en su tierra y que jamás olvidaría. Todas sus preocupaciones desaparecieron y se sentía revitalizada.
Ben: ¿Estás bien?
Agnes: Sí, estoy muy bien. No pensaba que esto sería tan mágico. Entiendo que acudas a este lugar para sentirte libre y olvidar los problemas. El manto verde desaparece en el horizonte y las montañas majestuosas parecen un lienzo. Me siento pequeña, insignificante ante tanta belleza.
Ben: Me alegra que te guste tanto. Mira, a este lado las vistas también son preciosas.
Agnes: Eres muy afortunado por vivir aquí. Galicia es así, mágica.
Ben: Entiendo tu pena, Agnes. No dejes que tu corazón se deprima por estar lejos de Galicia. Tú eres Galicia, por lo tanto ella está en ti. Pronto regresarás a ella, lo veo en tus ojos.
Agnes: Gracias, Ben. Eres muy amable.
Ben: Deberíamos bajar, Artemisa debe estar preocupada. Además, aquí el frío es más intenso.
Agnes no se había percatado de que estaba tiritando. Ben le ayudó a bajar lentamente y feliz le explicó a Artemisa lo que había vivido.
Ben los llevó a conocer a los demás. Ximena estaba tirada en el suelo y seguía haciendo fotos a Agripino. Donna la observaba divertida y le daba ideas para las fotografías.
Donna: Eso parece una cueva. Puede representar su casa. Le haces una foto saliendo de ella y seguro que queda bien.
Ximena: ¡Gran idea, Donna!
Ben: Ella es Ximena, novia de Valeria. La rubia es Donna, novia de Boby. Están aquí acompañando a sus respectivas parejas. El oso es el señor Agripino. Ximena adora a su oso y cree que está vivo.
Artemisa: Curioso...
Sus: Sorprende pero cuando conoces a Ximena, lo tomas como lo más normal del mundo.
Ben: Ella es Tara. Lleva dos meses como guardabosques junto a sus compañeras. Es dulce y aunque parece delicada, tiene mucha fuerza de voluntad.
Tara: Es un placer conoceros.
Ben: Ella es Keira. Una amiga de muchos años, experta guardabosques y gran defensora de la naturaleza.
Keira: Esa soy yo. Bienvenidas al grupo. Toda ayuda es poca.
Ben: Y ella es Valeria, la pareja de Ximena, la del oso. También es guardabosques experimentada.
Valeria: Buenas.
Ben: Estos son los hermanos Amador y Amado. Son gemelos y muy revoltosos. Adoran la naturaleza, las cervezas y las clacks bonitas.
Amador: Cuanta clack bella ven mis ojos.
Amado: A sus pies, señoritas.
Ben: Boby es el novio de Donna, la rubia. También es guardabosques, aunque esta no es su zona, quiere ayudarnos.
Boby: Un placer.
Ben: Y él es Teodoro, guardabosques. Un gran click con un gran corazón.
Ben: Sin más, deberíamos reunirnos todos y examinar el mapa del bosque. Alrededor de esa mesa, vamos.
Ben extendió el mapa sobre la mesa y lo examinó.
Ben: Esta zona no se quemó gracias a Keira. Unos pocos hiervajos antes de que lo apagara. Suponemos que lo volverán a intentar por aquí.
Keira: Aquí he encontrado un par de ciervos muertos. Disparos en la cabeza. Deberíamos registrar esa zona.
Keira: Lo mejor será que nos dividamos para cubrir más terreno. Nos llevaremos walkies para comunicarnos y si encontramos algo sospechoso, directamente avisar a los demás. Es importante valorar si es necesario actuar o esperar ayuda. Pueden llegar a ser peligrosos, así que si sospecháis que vuestra vida corre peligro o es demasiado arriesgado, esperad que llegue ayuda.
Continuará...
¡Me has dejado con la miel en los labios! ¡Qué emocionante se ha quedado! Me ha encantado este capítulo porque, aunque no sea muy largo (que ya sabes que a mí me gusta mucho que sean largos), contiene muchísimos detalles. Has hecho una muy buena presentación de los personajes que nos acompañarán, junto a los que ya salían, en esta historia tan emotiva y emocionante.
ResponderEliminarMe ha hecho mucha gracia el momento en que Ximena está haciéndole fotos al señor Agripino y Donna se piensa que quiere hacerle una foto a ella.
Hay muchos momentos de este capítulo que me han encantado, pero creo que el que más me ha conmovido es ése en el que Ben y Agnes están sobre la cabaña, mirando el bosque desde allí, pero no porque haya sido un momento cargado de sensibilidad solamente, sino por las palabras que Agnes y Ben intercambian. Me gusta mucho cuando Agnes dice “el manto verde desaparece en el horizonte y las montañas majestuosas parecen un lienzo. Me siento pequeña, insignificante ante tanta belleza”; cuántas veces yo me he sentido así. Me acuerdo de esa vez que subí tanto la montaña de Montserrat, subí hasta un sitio en el que no se oía nada y en el que quedaba ante mí un gran abismo que me hizo sentir tan pequeña...
También me encanta cuando Ben le dice a Agnes que ella es Galicia, que Galicia está en ella. Eso me ha conmovido mucho también. Recuerdo que Vicente me lo dijo también hace tiempo, por eso me ha llegado tanto al alma esa frase.
Yo sólo espero que todo este esfuerzo merezca la pena, pero lo que más me conmueve es que haya tanta gente implicada en este asunto, en querer defender la naturaleza contra esos desalmados, que de verdad no se puede ser peor persona.
Me encanta esta historia. Estoy viviendo su lectura con todos mis sentidos y con toda mi alma. ¡Espero que no tardes mucho en publicar la continuación! ¡Estoy deseando saber qué pasa! Y me gustan mucho los personajes que aparecen y también cómo retratas la forma de ser de cada uno y las fotografías son una maravilla también.
Muchas gracias, también, por cómo tratas a Agnes, por tener a Galicia tan presente, no sólo por ella, sino también por mí. Muchas gracias por hacer esta historia, también. Creo que es tu forma de protestar por lo que ocurrió el octubre pasado, y por lo que ocurre día a día con nuestro planeta.
Un gran capítulo este para conocer a todos los personajes dispuestos a luchar por el bosque. Con lo que más me he reído ha sido con Donna y Ximena, cuando descubre que a quien le habla es al oso de peluche y se compadece de ella y su transtorno mental y lo mejor es que al final hasta se han hecho amigas y le ha dado ideas. A ver qué pasa a continuación.
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