Capítulo 03
Chismes, naturaleza y amores dispares
Sus deseaba probar su nuevo coche en montaña. Lo había comprado a plazos, en un concesionario no lejos de su casa. La tienda de juguetes iba bien y tras consultarlo con Diamante, lo compró.
Duclack: Me gusta mucho tu nuevo coche, Sus. Es cómodo, amplio y parece muy seguro.
Sus: ¡Gracias! Lo que me empujó a comprarlo es que es precioso. Me pareció tan bonito que no podía dejar de pensar en comprarlo. Quizás sea una locura, pero me encanta.
Suselle: ¡Se llama Mavi! Azul en azerí.
Agnes: Bonito nombre.
Pandy ##### (¡Yuhuuuu! Me encanta viajar aquí atrás. Me siento libre).
Artemisa: Nosotras no tenemos coche. Preferimos desplazarnos caminando o en transporte público.
Agnes: Bueno, en trasporte público si es estrictamente necesario...Ir al trabajo en autobús es para mi un suplicio.
Sus: Sí, a mi también me agobia ir en bus. Me gusta el ave, es muy cómodo y rápido.
Duclack: A mi también, aunque es muy caro.
Agnes: El paisaje es precioso.
Sus: Sí, este bosque es una joya. Siempre que vengo aquí, desconecto.
Agnes: Cuanto verde, es maravilloso.
Sus: ¿Abro las ventanillas? Así podréis respirar aire puro.
Artemisa: Por mi sí.
Agnes: Sí, por favor.
A Agnes se le abrió el cielo. Llevaba un rato mareándose pero no se atrevía a decir nada. Artemisa la miraba preocupada. Se acercó a su oído y le habló en voz baja.
Artemisa: ¿Te estás mareando?
Agnes asintió con la cabeza y haciendo un esfuerzo sonrió. En ese momento, Sus bajó las ventanillas y el rostro pálido de Agnes recuperó su color original. El aire de fresco inundó sus pulmones. Olía a humedad, musgo, llúvia...
Agnes: Oh, esto es maravilloso.
Suselle: ¡Ay, qué frío!
Suselle se acurrucó junto a Agnes, que la abrazó encantada.
Duclack: Esto revitaliza.
Artemisa: Hasta este frío sienta bien.
Sus: Ya estamos llegando. Luego debemos seguir andando, no hay camino para vehículos.
Agnes: ¡Genial!
Bajaron del coche en una zona boscosa muy intensa. Se escuchaban multitud de pájaros y ningún sonido proveniente de la ciudad.
Sus: Dejaremos el coche aquí aparcado. Mi padre vive no muy lejos de aquí, pero tendremos que caminar un poco.
Artemisa: Por nosotras no hay problema.
Agnes: Es un placer caminar por aquí. No conocía este bosque.
Sus: Te encantará. Ya verás la gran cantidad de animales y zonas mágicas que hay.
Agnes: É fermoso.
Suselle: Vamos, tengo ganas de ver al abuelo.
Comenzaron a caminar tranquilamente por el bosque. Artemisa miró sonriente a Agnes y esta le correspondió con otra sonrisa.
Agnes: Necesitaba esto.
Artemisa: Me estaba preocupando por ti. Te veía muy pálida en el coche.
Agnes: Ya sabes que me mareo con mucha facilidad...y eso que Sus no conduce muy rápido.
Artemisa: ¡Mira, un mapache!
Agnes: ¡Es una cría!
Suselle: ¡Qué bonita! Esa será su madriguera.
Duclack: ¿Todavía sigue tu padre con Paula?
Sus: Sí, la cosa entre ellos parece que va bien.
Duclack: No pareces muy contenta...
Sus: No digo que sea mala chica, pero...me resulta un poco...
Duclack: ¿Pesada?
Sus: ¡Sí! ¡Jajajajaja! La veo tan impulsiva.
Duclack: No es que quiera que la cosa vaya mal entre ellos, pero yo creo que no durarán mucho, ya lo verás.
Sus: Por cierto, ¿al final irás de viaje con esos piratas?
Duclack: No lo sé. La verdad es que no quiero ir, pero el consejo de piratas me han pedido que los acompañe en su expedición. No me apetece nada, pero me veo casi en la obligación de ir...
Sus: Jolines, no me gusta que te veas obligada a hacer algo que no quieres.
Suselle: Pandy, ¿estás cansado?
Pandy: ##### (¿Yo? Estás hablando con Pandy, el panda más fuerte y valiente del mundo. Esto para mi está chupado...Ayy, ¡quiero descansar ya!)
Agnes: Ayer llamó Celedonio.
Artemisa: ¿Llamó?
Agnes: Sí, por la tarde. Quería quedar para hablar hoy de algo importante, pero le dije que no podía ser. Vendrá un día de la semana que viene. Aprovechó para invitarme a salir y de paso piropearme y decirme cochinadas...porco.
Artemisa: ¿No nos puede dejar tranquilas? No lo soporto...
Agnes: Bueno, olvidemos a ese inmundo. Disfrutemos de este maravilloso paisaje. Me encantaría poder atrapar este olor y utilizarlo como un perfume.
Artemisa: Sería maravilloso.
Agnes: ¡Mira, conejos!
Suselle: ¡Oh, mira mami! ¡Yo quiero un conejo!
Sus: Un animal es una responsabilidad, hija. No es un juguete.
Suselle: Pero yo lo cuidaría mucho...
Duclack: ¿Sabes lo último de Sabrina?
Sus: Huy, no...¡Cuenta, cuenta!
Duclack: En la peluquería de Nino no se hablaba de otra cosa. Fui a cortarme las puntas, y me enteré de todo. Por lo visto, Sabrina tiene una hija secreta.
Sus: ¿Qué? ¿Además de Walter, tiene una hija?
Duclack: Por lo que ella contó, la dio por muerta y la enterró en el bosque. Por suerte la encontraron y la rescataron, aunque ella se enteró tiempo después.
Sus: No entiendo, ¿enterró a su hija en el bosque? ¿Cuando?
Duclack: Estando embarazada, huida de la justicia. Dio a luz y y pensaron que la niña había nacido muerta. No fue ella, uno vagabundos la enterraron. Una delincuente que estaba con ella le entregó a su hijo, ya que no lo quería y así suplir el dolor por la pérdida de su hija.
Sus: ¡Alucinante!
Duclack: Dice Nino que la niña la tiene adoptada una pareja y que no se la quieren entregar. Creo que han llegado a un acuerdo y la pueden ver los fines de semana. Cuenta que las autoridades le querían quitar a Walter pero encontraron a la verdadera madre, que es una delincuente. Quería chantajear a Sabrina con contarle a John la verdad si no le pagaba mucho dinero, así que está en prisión y Walter se queda con Sabrina.
Sus: Me da pena...a pesar de ser una plasta. ¿Y que dice John de todo esto?
Duclack: Se enfadó mucho con ella, por ocultarle la verdad.
Sus: A todas luces se veía que Walter no era su hijo...no sé, al menos a mi me parecía extraño. Tan blanquito de piel...
Duclack: Al final parece que la perdonó y están felices.
Sus: Me alegro por ella.
En la cabaña de Ben...
Paula y Wenda estaban juntas, observando el paisaje desde la cabaña. Paula llevaba consigo su móvil y en cuanto sonaba un mensaje, lo cogía para contestar.
Wenda: ¿Cuantos años tienes?
Paula: Veinticinco. ¿Y tú? No me lo digas...¿Ochenta?
Wenda: ¡Por supuesto que no! No soy tan mayor.
Paula: ¿Setenta y Nueve?
Wenda: Soy mucho más joven. Tienes mal ojo para...
Paula: ¡Un mensaje! Es mi ex, Zurro.
Era un mensaje de audio, que enseguida pulsó para escuchar...
"Pauli, amor de mi patata. Oye, que te echo cantidad de menos, tía. Deja al viejales ese y vuelve conmigo, chiti. Venga, no seas tontita. La historia con la Vane se acabó, solamente fue un error de borrachera"
Wenda: Vaya, parece sincero. Yo me lo pensaría, se ve arrepentido.
Paula: Ni loquita vuelvo con Zurro. ¡Me puso los cuernos muchas veces! Yo perdono los cuernos un máximo de cinco veces, más es ya vicio. ¡Huy! Mi amiga Vane me envía un audio...
"Tía, soy la Vane. Oye, que Zurro y yo anoche nos acostamos otra vez. Te lo digo pa que veas lo buena amiga que soy, ¿vale? Nada de secretos entre nosotras, tía. ¿Todavía estás con el viejito ese?"
Wenda: Tienes grandes amigas...
Paula: ¿A que sí? Es que la Vane y yo somos íntimas. ¿Ves? Gracias a ella sé que Zurro miente.
Ben: ¿A que es preciosa?
Ben y Duclón descansaban en el porche de la cabaña en el árbol. Los dos observaban a sus chicas mientras conversaban.
Duclón: Es una mujerona.
Ben: Es puro nervio, me gusta.
Duclón: ¿De verdad vas en serio con ella?
Ben: Sí, es especial. Tenemos conexión, de esa verdadera. Dice que quiere vivir aventuras conmigo.
Duclón: ¿Y que pasa con Selena?
Ben: Es agua pasada. Se fue y no sé nada de ella.
Duclón: ¿Sabes algo de Hafida?
Ben: Sí, hablé con ella la semana pasada. Está bien, vive feliz junto a Simbat. Ahora es madre de dos niños.
Duclón: Caramba, no ha perdido el tiempo.
Ben: Mira, ahí tienes a Colorín.
Duclón: El pájaro del que me hablaste.
Ben: Sí, somos amigos. Siempre viene a verme.
Duclón: Hola, majo.
Paula: ¡Amorcitooooooooooo! ¡He encontrado la canción de amor que me recuerda a ti!
Ben: Eso es fantástico, Paula.
Paula: ¡Vamos al interior de la cabaña y la bailamos juntos!
Ben: ¿Ahora?
Paula: ¡Síii!
Agarró a Ben de la mano y entraron corriendo a la cabaña. Cerró la puerta y le puso un auricular en la oreja a Ben.
Ben: Pero tenemos muchos invitados...
Paula: Es nuestra canción y la tenemos que bailar, amorcito.
Wenda abrió un poco la ventana y los vio bailando pegados. No se podía escuchar la música, ya que lo hacían con los auriculares. Le pareció una situación ridícula.
Wenda: Esa chica es tonta de remate. ¡No entiendo que hace con ella!
Duclón: Ya sabes, Ben es así...
Wenda: Me da rabia que la meta en la familia.
Paula tiró a Ben a la cama y se tumbó encima.
Paula: Eres mío.
Ben: Haz conmigo lo que quieras.
Paula: Eres tan sexy, me gustas mucho.
Wenda, escandalizada, cerró la ventana.
En ese momento, llegaron Sus y los demás. Wenda no sabía que iban de visita, por lo que los saludó desde la cabaña muy entusiasmada. Sus la saludó sorprendida. Tampoco sabía que encontraría a su madre y a Duclón allí.
Duclón: ¡Es Duclack!
Wenda: No sabía que venían de visita.
Para llegar a la cabaña, debían cruzar un puente de madera. Bajo el puente pasaba un caudaloso río. Suselle se detuvo para ver a los patos nadar. Unos pequeños patos seguían a su madre en una perfecta cola india.
Suselle: ¡Mira, mamá! ¡Son patitos! ¡Quiero tener un patito!
Suselle: ¡Allí hay sapos! ¡Ese es muy gordo!
Sus: Son preciosos.
Suselle: ¿Puedo quedarme con uno?
Suselle: Te he dicho que los animales no son juguetes. ¿De verdad quieres separar a un patito de su mamá y sus hermanos?
Suselle: No...pobrecito.
Sus: Y aquí es mucho más feliz que en una casa. Los animales es mejor que vivan en libertad.
Suselle: Tienes razón. No estaría bien.
Agnes miraba la cabaña maravillada. Le pareció un lugar mágico, perfecto para vivir y desconectar del mundo. Artemisa sabía muy bien lo que Agnes sentía. Hasta ella misma deseó quedarse allí para siempre.
Suselle corrió hasta Wenda, que la esperaba con los brazos abiertos.
Suselle: ¡Abuelaaaa!
Wenda: ¡Mi niña guapa!
Se abrazaron y seguidamente Wenda la besuqueó.
Wenda: Menuda sorpresa. ¡Pero que guapa estás!
Suselle: Agnes me ha peinado.
Wenda: Con razón, estás radiante.
Sus: Hola, mamá.
Duclack: Hola, Wenda.
Wenda: Hola, no esperaba veros por aquí. Llegáis justo cuando nos vamos.
Duclón: ¡Hija! Me alegra verte, ¿que haces por aquí?
Duclack: Hemos venido a enseñarles a unas amigas este lugar y que conozcan a Ben. También vamos a ayudar a los guardabosques en la conservación del bosque.
Duclón: Gran labor, sí señor. Nosotros nos vamos ya, tenemos reserva en un hotel para pasar unos días.
Duclack: ¡Eso es genial, papá!
Duclón: Ya te enviaré fotos.
Suselle: ¡Hola, Colorín! ¿Puedo acariciarte? ¡Ay! Vale, no te acaricio. ¿Me das un besito? ¡Oh, muchas gracias! ¡Abuela, me ha dado un besito!
Wenda: No te acerques tanto, que te dará un picotazo, cariño.
Pandy se acercó al gran tronco del árbol en el que estaba construida la cabaña. Se tumbó sobre la hierva y cerró los ojos.
Pandy: ###### (¡Preparado para una segunda siesta! ¡Esto es vida!)
Sus: ¿Papá?
Sus llamó a la puerta y tras unos segundos de silencio, Ben abrió la puerta.
Ben: ¡Sus!
Sus: Hola, espero no molestar.
Paula: Hola, guapi.
Sus: Hola, Paula. ¿Cómo estás?
Paula: Muy feliz. Tienes una joya de padre, ¿lo sabías? Es tan tierno y feroz al mismo tiempo.
Sus: Os presento a unas amigas, Agnes y Artemisa. Son amantes y defensoras de la naturaleza. Quieren ayudar y de paso, ver el lugar.
Ben: Bellísimas clacks. Un verdadero placer.
Agnes: Vive en un lugar precioso.
Ben: Puedes tutearme. Así no me siento tan viejo.
Paula: No eres viejo, amorcito.
Ben: Sí, adoro este lugar.
Sus: Agnes es gallega.
Ben: ¿En serio? He visitado en multitud de ocasiones tu tierra. Es un lugar mágico.
Agnes: Lo sé.
Ben: Galicia é tan fermosa coma ti.
Agnes: Moitas grazas, pero Galicia é moito máis fermosa.
Suselle: ¡Abuelo!
Ben: ¡Princesa! ¡Pero que grandota estás! Eres ya toda una mujer.
Suselle: Sí, ya soy muy mayor. ¿Esa es mi nueva abuelita?
Paula: ¿Perdona?
Suselle: ¡Abuelitaaaa!
Paula: Yo...eh...yo no...
Suselle: Tengo dos abuelas, es guay.
Paula: Soy muy joven para ser abuela, niña.
Wenda y Duclón se marcharon. Caminaban hacia el coche de Wenda, que lo había aparcado no muy lejos del coche de Sus.
Wenda: Tengo tantas ganas de llegar al hotel.
Duclón: ¡Y yo! Hay buffet libre, ¿verdad?
Wenda: Sí, y está todo riquísimo.
Duclón: Decía Ben de apuntarse con Paula.
Wenda: ¡Ni muerta! Paso un segundo más con esa niñata y me vuelvo loca.
Montaron al coche y Wenda arrancó el motor.
Duclón: Esa relación no tiene futuro.
Wenda: Eso espero. ¿Te imaginas aguantar a esa niñata en las reuniones familiares? Menudo infierno.
Cuando llevaban unos minutos de trayecto, Duclón vio entre los árboles unos hombres sospechosos. Eran tres hombres con pinta de cazadores y dos más vestidos de blanco.
Duclón: ¿Quiénes son esos?
Wenda: ¿Quiénes? Recuerda que tenemos que comprar bañadores en cuanto lleguemos. Tienen piscina climatizada.
Duclón: Esos de ahí.
Wenda: Deben ser excursionistas. Lo que te decía, nos llevamos los bañadores. Por cierto, disponemos de jacuzzi.
Wenda le guiñó un ojo y Duclón se emocionó al imaginarse a los dos juntos en el jacuzzi.
Duclón: Estoy deseando probar ese jacuzzi contigo.
Le guiñó un ojo y Wenda sonrió coqueta.
Wenda: Yo también.
Germán Estello y Crispy son novios y empresarios. La recalificación del bosque era su gran oportunidad para ganar mucho dinero. Allí vivían muchas especies que estaban protegidas, por eso habían contratado a cazadores furtivos para que las eliminaran. Sin animales protegidos y quemando muchas hectáreas, podrían comprar los terrenos con más facilidad.
Germán: Debemos iniciar varios incendios en este bosque. Estoy cansado de pelear en los juzgados con los animalistas y los guardabosques.
Crispy: Queremos construir aquí una zona residencial de apartamentos de lujo y un poco más allá una fábrica de residuos tóxicos.
Germán: Os pagaremos bien. Si esos naturalistas o los guardabosques se interponen en vuestro camino, no dudéis en acabar con ellos.
Austin, Cole y Troy eran cazadores furtivos sin escrúpulos. Ya habían trabajado para la pareja en muchas ocasiones.
Austin: No se preocupe, señor. Lo tenemos todo controlado. Reduciremos este bosque a cenizas. Conocemos a los guardabosques y sus cómplices y no supondrán ningún problema para nosotros.
Germán: Eso espero.
Austin: En unas horas, este bosque ya no existirá.
Germán: Os pagaré cuando vea la noticia por televisión.
Austin: Perfecto.
Germán: Vamos, amor. No quiero pasar más tiempo en este bosque.
Crispy: No me gusta caminar por el bosque. Se manchan las suelas de mis zapatillas y hay insectos inmundos.
Germán: Tendrás que ser valiente, amor. El coche lo tenemos aparcado un poco retirado de esta zona. No nos podíamos arriesgar a que nos viesen por aquí.
Continuará...
Tenía muchas ganas de leer este capítulo, por eso lo he leído fijándome en cada detalle, disfrutando de cada diálogo y de cada fotografía, que, de veras, con todo mi corazón te lo digo, creo que son las fotografías más bonitas que has hecho nunca. Las he analizado todo lo que he podido para poder disfrutarlas bien, pero sobre todo las he disfrutado porque me transmiten muchísimo. Desde las que muestran cómo van en el coche hasta ésas del momento en que miran la cabaña al llegar: me parecen tan evocadoras y me transmiten tanto que me parece imposible que sean simplemente un escenario creado. Es que me encantan, con su luz, el verdor que tienen... y es que me has hecho evocar con todo su esplendor, con todos mis sentidos, el recuerdo de esa tierra que amo tanto y sobre todo los momentos que viví allí, en Galicia, cuando iba en coche con mis padres por esas carreteras orilladas por tanto y tanto bosque, por esos árboles tan frondosos y altísimos, y cómo, por la ventanilla bajada, se adentraba el fresco aire de la naturaleza, tan cargado de fragancias tan deliciosas y tan revitalizantes. Y también cuando comimos en ese bosque de Lugo, cuando paramos en otro en el que los árboles estaban tan llenos de musgo, con esos olores a tierra, a hojas, a humedad. Y todo eso lo has conseguido sólo con unas fotografías y un texto que está lleno de sentimiento, de sensibilidad y sobre todo de verosimilitud. Qué reacciones tan naturales, sobre todo las de Agnes, cómo me identifico con ella en todo momento: cuando se marea en el coche y le cambia la cara en cuanto bajan la ventanilla (yo me acuerdo de que, en ese viaje a Galicia, estaba muy resfriada y, en cuanto aspiraba el olor de la naturaleza, todo se me pasaba, se me abrían los oídos y se me destaponaba la nariz), también cuando bajan del coche y comienzan a caminar por el bosque, también cuando llegan a la cabaña y descubre lo maravillosa que es. Es que has acertado con todas las reacciones del personaje, con las palabras que diría, con los pensamientos que tiene. A mí también me gustaría muchísimo vivir en un lugar así y es que yo necesito tanto todo eso para sentirme plena y en calma conmigo misma y con el mundo entero...
ResponderEliminarTambién me gusta que en los diálogos se introduzcan nuevas historias; que, por cierto, me ha costado acordarme de quién es Celedonio. Menudo puerco, bien lo dice Agnes. Me he reído mucho cuando lo llama inmundo. También me ha hecho gracia cuando dice que le gustaría atrapar el olor del bosque para usarlo de perfume. Yo también he soñado muchas veces con atrapar un olor para poder olerlo luego en mi casa, sobre todo el de la tierra mojada. También he podido imaginarme perfectamente los olores y los sonidos que invaden ese bosque tan bonito. Has sabido recrear muy bien el escenario.
Me he reído mucho también con las intervenciones de Paula. Yo tampoco entiendo qué hace Ben, un hombre con tanta sensibilidad y tan inteligente, con una chica así, tan joven, y yo creo que superficial. Yo también espero que esa relación dure poco, pero porque sea él mismo quien se dé cuenta de que no le aporta nada estar con ella. Tampoco me gustaría que sufriese ninguno de los dos; pero también pienso que eso tiene que pasar más adelante porque creo que el personaje puede dar mucho de sí y puede crear situaciones muy divertidas. También pienso que a lo mejor lo que quieres es despistarnos con ella y luego sorprendernos cuando empiece la lucha contra los malvados que quieren destruir esa maravilla de bosque. Por favor, espero que no lo consigan.
¡También quería apuntar que Pandy, más que un oso panda, parece un koala! qué gracioso es cuando se tumba y empieza a dormir pasando de todo, en vez de disfrutar de la naturaleza como haría cualquier animalito, jajajaja.
Me ha encantado cuando Ben y Agnes intercambian esas palabras en gallego. Es un momento muy entrañable y además te ha quedado muy bien. Por cierto, que estoy escuchando Luar Na Lubre y creo que no podría haber escogido otra música mejor para leer esta historia.
ResponderEliminarTambién me he reído mucho cuando Suselle le llama abuela a Paula, qué poco le pega ese papel, para nada, pero ya no porque sea tan joven, sino porque creo que con Suselle muchas migas no podría hacer.
Y luego, como la contraparte a estas escenas tan bonitas, tan llenas de complicidad y sensibilidad, nos introduces esta escena protagonizada por las peores personas que creo que existen: las que quieren destruir la naturaleza para construir y edificar. Creo que no hay nada peor que esas personas porque ya no se trata solamente de que quieran quemar un bosque, sino de que matan a miles de vidas con tal de satisfacer sus intereses. Por favor, espero que no consigan realizar sus horribles propósitos. Me da miedo también lo que puede sentir Agnes con esta historia porque es que le recordará mucho a lo que ocurrió en Galicia, y a mí también me pasa, por eso estoy leyendo esta historia con el alma en un hilo.
Ya me parece muy turbio eso de que Germán y Crispy sean pareja a la vez que hermanos. No lo entiendo mucho, y luego los pocos escrúpulos que tienen. Esa gente no es humana, vamos, es imposible que lo sea.
Encima quieren construir una fábrica de residuos tóxicos. No se puede ser más miserable.
Espero que no se salgan con la suya y que reciban un buen castigo.
¡Iba a escribirte que no tardases mucho en publicar el siguiente capítulo, pero todavía me falta uno por leer, qué bien! ¡Voy a ello!