PD y su hijo Junior paseaban por las tierras del pantano. Junior insistía en acompañar a su padre cuando salía a pasear por su querido pantano. Sus raíces, su cuerpo, su alma y su corazón estaban arraigados a aquel lugar. Le gustaba pasear y vigilar que ningún intruso perturbase la tranquilidad del pantano. Es cierto, no era un sitio tranquilo sin peligros, pero cuando clicks incautos se atrevían a entrar en sus tierras se podía desatar una auténtico desastre.
Junior disfrutaba del pantano y de la compañía de su padre, que le enseñaba a respetar la naturaleza y la magia que allí habita. Boby, el guarda del pantano, había avisado a PD de visitantes y excursionistas y había quedado con él para hablar con ellos.
Los visitantes de los que Boby hablaba eran David, Gerard y Will. Los tres excursionistas se habían tomado un respiro descansando sobre la sombra de una gran roca. Bebían sus bebidas energéticas y reponían fuerzas.
Will: Te lo ruego, Gerard, volvamos a casa.
Gerard: ¡Vamos, tío! No seas plasta. ¿No decías que tu vida era un asco? ¡Esto supone un cambio, colega!
Will: Mi madre se ha casado con un chino veinte años más joven que ella y me ha echado de casa. Me han despedido y cobro 300 cleuros al mes de paro. La chica que me gusta se ha comprometido con mi mejor amigo. Vivo de alquiler compartiendo piso con un camionero obsesionado con el fútbol que apesta la casa con sus sudorosos pies y con un militar que me odia a muerte. El Fútbol Club Wensuland ha perdido contra Clisandia y pasa a segunda división. El grupo musical que me gusta a sufrido un terrible accidente y han muerto todos...¡No veo en que me ayuda esto!
Gerard: Esto fortalecerá el vínculo entre tu mente y la naturaleza. ¿No notas el poder de la naturaleza?
Will: Noto un terrible dolor en los pies y un calor que me derrite las ideas.
David: Will, intenta ser positivo.
Will: ¿¡Cómo se hace eso!? ¿Os he dicho que han atropellado a mi gato? Fue mi compañero de piso, el camionero. Aparcó su camión sin percatarse de que mi gato...
David: Basta, no soy capaz de escuchar más desgracias.
Will: Yo sólo pido algo de dinero para poder vivir dignamente y una novia, ¿tanto pido? Estoy condenando a vivir en soledad toda mi vida, ¡soy un desgraciado!
Gerard: Las titis vendrán a ti, te lo prometo. Mírame, yo soy el éxito. ¿Quieres ser como yo? Las titis caen a mis brazos como locas y tengo pasta, mucha pasta.
Will: Tío, esto no me ayuda.
Boby: Buenos días, amigos.
Gerard: Hola, ¿Quién eres?
Boby: Soy el guarda del pantano.
Gerard: ¿Le podemos ayudar en algo?
Boby: Venía a ponerles en aviso. Este lugar puede resultar peligroso. ¿Lo saben?
Gerard: Habla con un tío experimentado. No problem, colega.
Boby: No subestime este lugar, amigo.
PD: ¡Hola Boby!
Boby: ¡PD! ¡Hola, Junior!
Junior se abrazó a Boby corriendo. Le encantaba charlar con él. Era siempre muy amable y le contaba historias muy interesantes sobre el pantano.
Junior: Tenía muchas ganas de verte.
Boby: Y yo también, pequeñajo. ¿Estás dispuesto a vivir aventuras conmigo y tu padre?
Junior: ¡Sí!
Boby: Así me gusta.
Boby se giró hacia los tres excursionistas. Miró sus botellas y los envoltorios de sus alimentos.
Boby: El respeto a la naturaleza es fundamental y aquí una ley de obligado cumplimiento. Espero que esos envoltorios y esas botellas os lo llevéis de vuelta a casa.
Gerard: ¡Pues claro! No somos unos gamberros, colega.
Ray llevaba un buen rato esperando a Sabrina imaginando que cosas haría con los 20.000 cleuros. Deseaba comprar tantas cosas que no sabía por dónde empezar.
Sabrina apareció con el maletín. Ray casi se puso a llorar, pero se contuvo. Casi podía oler el dinero y sentir su maravilloso tacto.
Ray: Por fin. Estaba a punto de marcharme.
Sabrina: Te dije que vendría.
Ray: Sabes que te lo juegas todo. Espero que ese maletín contenga los 20.000 cleuros. No me conformaré con menos, te lo advierto. Si falta un solo cleuro, se lo diré a John.
Sabrina: Está todo.
Abrió el maletín y le enseñó todos los billetes que contenía en su interior. Estaban ordenados por lo que a Ray le fue fácil comprobar que no le estaba engañado.
Ray: Perfecto. Te has comportado.
Sabrina: He cumplido.
Ray: Dime, ¿qué te has inventado para que John te regale todo este dinero?
Sabrina: Que mi hermana está enferma y...bueno, no es asunto tuyo. Ahora dame la grabación.
Ray: Primero el dinero.
Sabrina: De eso nada. ¿Crees que soy tonta?
Ray: Haremos un cosa. Yo te doy la cámara y tú el maletín al mismo tiempo.
Sabrina: De acuerdo.
Finalmente se produjo el cambio. Ray se puso a saltar alegre. Había vuelto a triunfar
Ray: ¡Toma ya, soy rico! ¡Dinerito fresco para mi!
De pronto, un click armado con una pistola apareció en escena. Apuntaba con ella a Ray, que dejó de saltar al momento. El click sonreía con malicia. Parecía un ladrón del tres al cuarto. Lucía tatuajes en sus brazos, una camiseta con una carabela y un pañuelo en el pelo de color negro con una calavera.
El Perlita: Esa es demasiada pasta para ti, pringao.
Se trataba de El Perlita. Un delincuente problemático y muy conocido por las autoridades de Clickópolis. Precisamente su hermano era David, uno de los tres excursionistas. No se llevaban muy bien y David había intentado hacer todo lo que pudo por su hermano. Ambos desconocían que se encontraban los dos en el pantano.
Ray: Lo puedo compartir...¿te vale con 5.000 cleuros?
El Perlita: Que pringao.
Ray: ¿10.00 cleuros?
El perlita: ¿Que tal si me lo quedo todo?
Ray: Déjame aunque sean 5.000 cleuros, te lo ruego...
El Perlita: No lo has entendido. La pasta es de la señorita.
Ray: ¿Qué? Tú...¡Tú!
Sabrina: ¿Pensabas que dejaría que te llevases mi dinero así de fácilmente? Mira, tonto del aba. Imagino que tendrás copias de la grabación de mi encuentro en el gimnasio con aquel click. Pensabas seguir chantajeándome, ¿verdad?
Ray: No, te equivocas...
Ray intentó acercarse a Sabrina, que llevaba en ese momento el maletín en su mano.
El Perlita: No te muevas, pringao. Si no quieres que te meta una bala entre ceja y ceja, no muevas un sólo músculo.
Ray: Entendido...
Sabrina: Haremos una cosa, Ray. Te subirás en tu bicicleta y paladearás hasta desaparecer de mi vista. Destruirás todas las copias de mi grabación y te olvidarás de mi. Si John se entera de lo que sucedió o vuelves a chantajearme...El Perlita irá a tu casa en tu búsqueda y te hará pupita.
El Perlita: Te arrancaré la piel a bocados, ¿lo pillas?
Ray: Sí...
Sabrina: Ahora quiero que desaparezcas, ¡vamos!
Ray subió a su bicicleta y pedaleó sin mirar atrás. Temía que aquel delincuente le disparase por la espalda, pero no sucedió. Se alejó a toda prisa sudando y temblando de miedo.
Sabrina: ¡No quiero volver a verte nunca más!
Sabrina miró al Perlita satisfecha. Aquel hombre había cumplido el trato. Ray no volvería a molestarle nunca más y encima podría quedarse todo aquel dinero para ella. Estaba decidida a gastar cada cleuro de aquel maletín en todos sus caprichos.
Sabrina: Has sido todo un profesional, Perlita.
El Perlita: Te dije que conseguiría que ese tío se cagase en los pantalones.
Sabrina: Has cumplido tu palabra. Toma, 500 cleuros para ti.
El Perlita: ¿500 cleuros?
Sabrina: Eso fue lo que pactamos...
El Perlita: Prefiero 20.000 cleuros.
Sabrina: Pero...
Apuntó a Sabrina con su arma y ella levantó los brazos en señal de rendición. Perlita le quitó el maletín dejando a Sabrina totalmente desolada.
El Perlita: Vamos preciosa, no pongas esa cara. Te he quitado a ese pesado de encima, ¿verdad? Seguro que no volverá a molestarte nunca más.
Sabrina: Eres un maldito desgraciado...¡Me das asco!
El Perlita: Ha sido un placer hacer negocios contigo. Adiós, Sabrina.
Mientras se alejaba, Sabrina lloraba y gritaba enfadada. El Perlita se reía. Aquellos insultos no le afectaban en absoluto.
Sabrina: ¡Maldito y repugnante cerdo! ¡Espero que te gastes hasta el último cleuro en médicos!
El Perlita: ¡Yo también te quiero, cielito!
Se tiró al suelo muy enfadada. Sí, se había librado de Ray pero había perdido el dinero. Tenía grandes planes y todo se le había ido al traste.
Sabrina: ¡Ahhhhhhhh! ¡Juro que algún día me vengaré!
Gritó y pataleo hasta que no le quedaron más fuerzas.
Pasados unos minutos...
Los tres excursionistas hablaban entre ellos. Will seguía empeñado en regresar a casa y Gerard le intenaba convencer para que se quedase.
Gerard: Te quedas con nosotros, que ya verás cómo te vendrá muy bien. ¿Os habéis dado cuenta? El fllipao ese del guarda, que no tire las botellas y los envoltorios al suelo. ¡Se piensa que soy un principiante! Los envoltorios se los lleva el viento y luego se los comen los pájaros. Las botellas van bien para la naturaleza. Hacen más fuerte el suelo y sirven de casa para las hormigas.
David: Eso me parece una soberana tontería, Gerard.
Will: Alguien viene.
Gerard: ¡Que ven mis ojos! ¡Menuda belleza!
Sabrina caminaba hacia ellos. Estaba más tranquila pero seguía estando muy enfadada. Al ver a Gerard, se encendió una llama en su interior. No deseaba volver a la caravana y ver a la madre de John.
Gerard: Hola, guapa. Me llamo Gerard, ¿y tú?
Sabrina: Yo soy Sabrina, un placer.
David: Yo me llamo David. ¿Te ocurre algo? Parece que has llorado...
Sabrina: Nada, estoy bien.
Will: Hola, yo me llamo...
Sabrina: ¿Tenéis cerveza?
Gerard: No, pero bebidas energéticas sí.
Sabrina: ¿Me invitas a una?
Se sentó junto a Gerard y le guiñó un ojo. Gerard se pegó a ella sacando la mejor de sus sonrisas.
Gerard: Eres preciosa, ¿lo sabes?
Sabrina: Gracias. Tú no estás nada mal.
Will: Sabrina, ¿eres de esta zona o...?
Sabrina: Gerard, ¿te apetece dar un paseo conmigo?
Gerard: Será un placer.
Gerard: Nosotros nos vamos. Ahí os quedáis.
Will: ¿¡Cómo!? ¡No te puedes ir! ¡Quiero volver a casa!
Gerard: Habla con David y observa el paisaje. Pero que pringao que es este tío...
Sabrina: Vamos, guapo.
Will: ¡Gerard! ¡Vuelve!
David: Es inútil, Will. Deja que se marche, ya volverá.
Will: ¿Lo has visto? Esa clack ni me ha mirado. ¡No escuchaba ni una sola de mis palabras!
David: No le hagas caso, no parece una clack muy educada...
Will: ¡Mi vida es una basura! Las clacks me repudian, David...¡Jamás tendré novia! Moriré pobre y sólo, ¡que desgraciado soy!
David: Will, no te pongas así...
Will: Me voy a mi casa. No tengo necesidad de aguantar al pichabrava ese alardeando de ser perfecto. ¡No lo soporto!
David: ¡Will, vuelve! ¡No sabes regresar a casa!
Will: Ya encontraré el camino.
David observó cómo Will se alejaba rápidamente hasta desaparecer. A él también le caía mal Gerard, pero estaba intentando disfrutar de la excursión. Se relajó en soledad. Por fin podía estar tranquilo sin las protestas de Will y los aburridos discursos de Gerard. Pasados unos minutos, escuchó pasos a su espalda.
David: ¿Ya has regresado?
Al darse la vuelta, descubrió que no se trataba de Gerard. Y-321, Heidi, Mathias y Damon se acercaban a él. Supo al instante que les ocurría algo extraño. Su corazón se aceleró al ver a Y-321.
David: ¡No os acerquéis a mi!
No quiso comprobar cuales eran sus intenciones y salió corriendo. No sabía muy bien que dirección tomar pero lo importante era alejarse de aquellos seres monstruosos.
Donna entró en la caravana en busca de su hermana. Estaba dispuesta a obligarle a salir al exterior para que disfrutase del aire puro en plena naturaleza. Al entrar encontró a Clotilde preparando la comida.
Donna: ¿Dónde está mi hermana?
Cloti: Se fue. No es por criticar, pero se negó a ayudarme a preparar la comida. ¿Tú crees que eso es normal?
Donna: ¿Y dónde ha ido?
Cloti: No lo sé ni me importa.
Salió y la estuvo buscando por los alrededores. Al no encontrarla, se fue alejando para ampliar su perímetro de búsqueda.
Siguió caminando y llegó a la zona donde anteriormente David, Will y Gerard habían descansado. La llamó varias veces y siguió buscando.
Unas risas en unos matorrales llamaron su atención. Se acercó poco a poco. Reconocía las risa de su hermana pero no la de Gerard.
Gerard: ¡Que rica estás, nenita!
Sabrina: Hazme sentirme viva. Soy toda tuya. ¡Así, me encanta!
Gerard: ¿Te gusta?
No podía dar crédito. Su hermana se estaba revolcando en el suelo con un desconocido. Se besaban con pasión y jugaban con sus cuerpos de la forma más lujuriosa. Le dieron ganas de gritar, no lo podía creer.
Sabrina: ¡Eres todo un machote! ¡Demuestra todo lo que eres capaz de hacer!
Gerard: Y tú eres un tigresa hambrienta, ¿verdad?
Sabrina: ¡Mmmm, que rico!
Donna: ¡Sabrina!
Gerard dio un brinco asustado y Sabrina lo empujó. El corazón se le descontroló al descubrir a su hermana. Su mirada lo decía todo. Sus ojos reflejaban la decepción que sentía. Estaba realmente enfadada.
Sabrina: Hermana...¿Que haces aquí? Estaba charlando con este chico...
Donna: No intentes engañarme, ¡no soy tonta! ¿Te has vuelto loca?
Sabrina: ¿Y si te metes en tus asuntos? ¡Me estabas espiando!
Donna: ¿Es es lo único que se te ocurre decir? Te he defendido siempre pero esto no te lo puedo dejar pasar. Lo siento, John debe saberlo.
Salió corriendo y Sabrina la persiguió sin perder el tiempo.
Gerard: ¡No me puedes dejar así!
Sabrina: ¡Vete al cuerno!
Gerard: ¡Ey, vuelve!
Sabrina: ¡Donna, por favor! ¡No se lo digas, por favor! ¡Donna!
Donna: ¡Ya no puedo seguir justificando tus errores!
Las dos hermanas se alejaron y dejaron a Gerard con el calentón.
Gerard: Se va corriendo y me deja así...¡no es justo!
Tiró las botellas vacías al suelo y las dejó allí sin ningún miramiento.
Una mujer morena, con largas coletas y la cara pintada como los indios se interpuso en su camino.
Gerard: ¿Quién eres tú?
¿¿¿????: Soy Misty, espíritu del pantano. Descendiente de Lobo Negro y Dorothy, dos de las almas guardianas del pantano.
Gerard: ¿Qué te has fumado?
Misty: Ensucias mi hogar y mancillas su nombre. Recoge tus deshechos y se perdonarán tus errores.
Gerard: Tía, se te va la olla. Recógelas tú, si tanto te preocupa. ¡Adiós!
Misty: El áurea que rodea tu cuerpo es oscura y está maldita. La muerte sabe dónde estás y no hay escapatoria. Tu espíritu está podrido y su destino es terrible.
Gerard: ¡Loca!
Se alejó soltando carcajadas. El encuentro con Sabrina y Misty serían dos buenas anécdotas que contar.
Gerard: ¿Y esta?
Se encontró con Cindy. La vio de espalda, con el vestido blanco que marcaba sus sensuales curvas. Pensó que estaba de suerte y que ella podría terminar el trabajo que Sabrina dejó a medias.
Gerard: Hola, preciosa. ¿Te has perdido?
Cindy: Aaahhhh...
Gerard: ¿Estará colgada? ¡Aquí todos se colocan!
Se acercó hasta ella y le puso la mano en el hombro. Cindy se giró hambrienta. Necesitaba comer y Gerard era una presa fácil. Le agarró con fuera y le mordió en la cara. Gerard no supo reaccionar y cayó al suelo sorprendido.Siguió desgarrando su piel mientras él recordaba las palabras de Misty. No supo defenderse y el miedo se había apoderado de él. Vio a Misty observarle en la distancia y alargó un brazo hacia ella rogando su ayuda, pero permaneció impasible hasta que murió.
Continuará...
Ay, ay, ay... que va a saberlo. La verdad es que Sabrina es una caprichosa y una inconsciente, tontear con Gerard ha sido un error garrafal. Y Gerard va a tener una mala sorpresa con esa manía suya de liarse con todo lo que se mueve... Cindy ahora le va a dar un buen repaso como se descuide, la verdad es que son aterradores los clicks y las clacks después de su transformación, tan blancos y tan sangrientos.
ResponderEliminarMe ha gustado mucho ver a PD con Junior, no puedo evitar alegrarme mucho cuando pasean por "su" pantano, y también Boby es una presencia muy agradable. También me ha encantado la minihistoria de Ray con El Perlita, y su doble giro: Ray quería extorsionar a Sabrina, y resulta muy justo el revolcón que se lleva a cuenta de El Perlita... de la misma manera que me parece bien que El Perlita se la pegue con queso a Sabrina, quien mal anda mal acaba... qué pena que esa clack no dé nunca muestras de quererse enderezar de verdad. Ah, y muy oportuna también la intervención de Misty, ¡me ha dado una rabia ver cómo Gerard tiraba las botellas por ahí! Todo lo malo que le pase se lo tiene bien merecido. Me pregunto qué pasará ahora, porque no solo me intriga lo que ocurrirá con cada personaje, también quisiera saber el destino de los zombis.. ay,,, ¿por qué no morderán a alguna gente que yo me sé? En fin, cada capítulo es un sueño, cada foto está cuidada al máximo, te aseguro que todo el esfuerzo que pones en la historia se nota en el resultado, que mejor no puede ser, Dani.
¡Este capítulo está lleno de momentos intensos e interesantes! Primeramente me he reído mucho cuando he leído que el guardián del pantano se llama Boby, jajajajaja. Ya no puedo desvincular ese nombre de algo que ya sabes... y me parece muy gracioso verlo escrito así, jajajaja, aunque sé que no tiene nada que ver porque es un nombre normal, pero no puedo evitarlo. Después me he reído muchísimo, pero mucho, cuando Will se queja de la porquería de vida que tiene. ¡Es que nada puede ser peor! Luego me ha encantado la aparición de El Perlita y que le haya dejado a Sabrina sin nada. ¡Toma ya! Se lo merece por tonta y caprichosa. También me ha dado mucho gusto que Dona la sorprenda con Gerard, por quien no siento ni el menor ápice de pena. ¡Bah! Es tonto, jajajajaja. Por el contrario, me alegro mucho de que David haya conseguido escapar y también el pobre Will. Espero que le depare algo mejor el destino. Las fotos son geniales. Me gustan esas donde Dona se ve caminando por el pantano... Yo no sé cómo pueden estar a gusto ahí con el sol que hace y la poca vegetación, jajajaja. ¡Me encanta esta historia!
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