Diamante gritaba
asustado. Sus gritos alertaron a Mary y Duclack. Fueron hasta él e intentaron
tranquilizarle.
Diamante: ¡En ese baúl
hay alguien! ¡Tenemos que irnos de aquí!
Mary: ¿En ese baúl?
Duclack enfocó con la linterna el interior del baúl. Allí dentro solo había polvo y telarañas.
Duclack: Diamante, aquí no hay nada…
Diamante: ¡Juro que ahí había alguien! ¡Parecía un vampiro! Creo que se ha ido, pero muy deprisa...
Mientras, en otra
estancia del castillo...
Sus: ¡Ahhhh!
No pudo evitar gritar
cuando descubrió que el suelo de aquel lugar estaba lleno de esqueletos
humanos. Allí debía haber muerto mucha gente. La mujer que había pedido ayuda
estaba de pie al fondo de la estancia. Estaba cara a la pared llorando intensamente. Su
pelo era de un color rojo intenso y lucía una capa que le cubría todo el cuerpo.
Sus: ¡Ay Dios mío!
Vicrogo: ¡¿Qué demonios
ha ocurrido aquí?! ¡¡Tenemos que irnos!!
Sus: ¡Vamos, deme la mano!
Mujer: No puedo…
Sus extendió su brazo y le ofreció la palma de su mano.
Sus: No tenga miedo, no le haremos daño. Venga, debemos salir de aquí…
Mujer: ¿Me darán de comer?
Vicrogo: ¡Pues claro!
Sus: En cuanto salgamos de aquí. Venga, esto es peligroso…
Mujer: Estoy de acuerdo. Estar aquí es muy peligroso…
La mujer se dio la vuelta
y mostró su rostro. Su pálida piel parecía brillar en la oscuridad. Abrió la
boca y mostró sus colmillos. Sonrió al ver la cara de sorpresa de Sus y
Vicrogo. Se tiró sobre Sus y le mordió en el cuello.
Sus: ¡Ahhh! ¡Socorro!
A pesar de estar muerto
de miedo, Vicrogo no lo dudó ni un segundo y fue a ayudar a Sus. Tiraba de la
vampiresa para liberar a su amiga, pero era muy fuerte. Sus dejó de gritar y
perdió la consciencia.
Vampiresa: Ahora te toca
a ti.
Vicrogo: ¡No te acerques!
¡Sus, despierta! ¡Suus!
Vampiresa: Es inútil,
ella ahora es mía.
No pudo hacer nada más.
Salió corriendo para huir de los hambrientos colmillos de la vampiresa. Corría
por pasillos y habitaciones sin saber a dónde iba. Estaba perdido. La vampiresa
le seguía de cerca y si no encontraba un buen lugar dónde esconderse, acabaría
igual que Sus.
Pandy se había perdido.
Tras dar muchas vueltas, encontró la puerta de salida. Él no podía abrir la
puerta por sí solo, así que se quedó allí esperando a que le fuesen a buscar.
Tenía miedo. Escuchaba susurros y gritos procedentes de todas partes del
castillo. La tormenta parecía haber cesado, pero se escuchaba el viento azotar
las paredes del castillo. Se escondió dentro de un jarrón. Quería irse a casa, estar junto a Sus, Diamante y los niños.
De pronto, escuchó unos pasos. Se asomó y vio a una extraña mujer. Su belleza era sobrenatural. El color de sus ojos, su pálida piel y aquella ropa tan extraña le sorprendió. No sabía si salir corriendo o lanzarse a sus brazos. A pesar de lo extraño de su físico, era tan bella que sentía que podía confiar en ella. Lo abrazó y al sonreír enseñó sus inquietantes colmillos.
Sinéad: No temas, pequeño. No voy a hacerte ningún mal. Conmigo estás a salvo.
Duclack, Mary y Diamante
llegaron a la parte más alta del castillo. Entraron en una alcoba pequeña
amueblada con una cama, una mesita y una mesa con un taburete. Fuera parecía haber dejado de llover. Las
nubes eran de un color lila precioso. Aunque todo parecía estar en calma,
pronto volvería a llover con fuerza.
Duclack: ¿Pandy?
Mary: Aquí tampoco parece
estar…
Diamante se asomó por una de las ventanas y se percató de lo mucho que habían subido. Sintió vértigo al mirar a bajo…
Diamante: ¡Por todos los piratas! Esto está excesivamente alto…
Mary: ¿Pandy?
Diamante se disponía a
ayudarles a buscar a Pandy cuando vio a través de la ventana alguien suspendido
en el aire. Parecía flotar sin la ayuda de ningún tipo de mecanismo. Era un
hombre guapo, muy pálido pero que parecía estar en muy buen estado físico.
Vestía con ropa antigua y una capa larga.
Diamante: ¡Ahhhhhhh!
Mary: ¡Por Dios Diamante!
¿Qué pasa ahora?
Diamante: ¡Ahhhh! ¡Ahí
fuera hay un drácula volando!
Duclack: ¿Un drácula?
Diamante…
Diamante: ¡Lo juro!
¡Estaba volando! Me ha mirado y me ha sonreído, ¡es el Conde Drácula!
Mary: Diamante, me vas a matar del susto si sigues gritando de esa forma. Vamos, ahí fuera no hay nada…
Diamante:¡Tenemos que marcharnos! Seguro que nos chupará la sangre y luego usará nuestros huesos para darle sabor a sus potajes de vampiro, ¡esto es peligroso!
Duclack: Vamos, debes intentar relajarte. Hemos pasado por situaciones más peligrosas que esta, ¿recuerdas?
Diamante: Capitana…no estoy delirando…ahí fuera está el chupa sangre más famoso del Playmundo y estamos en peligro.
Mary: No podemos abandonar a Pandy...debe estar por ahí solo temblando de miedo y frío...
Vicrogo subió unas
escaleras de caracol hasta llegar a una puerta. La cerró y la
vampiresa la golpeaba con fuerza. Estaba muy enfadada.
Vampiresa: ¡Abre la
maldita puerta!
De pronto, otra vampiresa
apareció volando. Aunque lucía unos buenos colmillos, era muy bella. Sabía de
lo que eran capaces de hacer los vampiros, lo había visto en la serie Click Blood
y en la novela La clack de la noche. Además, estaba escribiendo un libro sobre vampiros...así que sabía lo poderosos que podían ser estos seres.
Sinéad: Ven conmigo.
Su voz era dulce. Sabía
que estos seres usaban sus poderes sobrenaturales para cazar a sus víctimas. Si
se dejaba llevar, caería en su embrujo y estaría perdido.
Vicrogo: ¿¡Que quieres de
mi!?
Sinéad: Salvarte la vida.
Esa vampiresa es muy peligrosa.
Vicrogo: ¿A caso no todos los vampiros lo sois?
Sineád: Así es, Vicrogo.
Vicrogo: ¿Cómo sabes mi nombre?
Vampiresa: ¡Abre esa puerta!
Sinéad: El tiempo se agota. Debes tomar una decisión.
Vicrogo: ¿Cómo se que no me harás daño?
Sinéad: No lo sabes. No tienes muchas opciones. Morir a manos de Cecilia o confiar en mi.
Vicrogo: ¿Cecilia?
Sinéad: Así se llama la vampiresa que golpea esa puerta. Es una neófita descontrolada y sedienta de sangre...su maldad no conoce límites.
Sinéad: Sinéad. Deseo
ayudarte, no debes tener miedo.
Vicrogo: Está bien,
confiaré en ti.
Sinéad se acercó hasta
Vicrogo y lo abrazó fuerte. Su cuello quedaba muy cerca de los labios de la
vampiresa. La piel se le puso de gallina.
Sinéad: No temas, ya me
he alimentado y no tengo hambre. Agárrate bien fuerte, vamos a volar.
Vicrogo: ¡Ahhhhhhhh!
¡Socorro!
Sineád se lanzó al vacío.
Tenía bien agarrado a Vicrogo, así que su vida no corría peligro.
Cecilia consiguió abrir la puerta, Gritó enfurecida al ver como Sinéad se llevaba a Vicrogo volando.
Cecilia: ¡Sinéad! ¡Maldita seas!
Tan enfadada estaba que
fue en busca de más víctimas. Encontró fácilmente a Mary, Duclack y Diamante en
aquella habitación. Entró por una de las ventanas sin problemas y los
sorprendió intentando tranquilizar a Diamante.
Cecilia: ¡Buenas noches!
Diamante: ¡Otra
vampiresa! ¡Ahhhh!
La vampiresa que había
salido del baúl entró por la misma ventana que había usado Cecilia. Encontró a
Mary en el suelo. Le tomó el pulso para comprobar si seguía con vida.
Scarlya: Vaya, parece que
todavía está viva.
Duclack y Diamante
corrían hacia el comedor. Querían encontrar a Sus y Vicrogo para avisarles del
peligro.
Diamante: ¡Ya no nos
sigue!
Duclack: ¡Debemos avisar
a Sus y Vicrogo! ¡Entre todos rescataremos a Mary!
Diamante: ¡Seguro que a
Vicrogo se le ocurre algo! Os lo dije, ¡aquí hay vampiros!
En lo alto de las
escaleras que conducían al primer piso, apareció Sinéad.
Diamante: ¡Ahhhhh! ¡Otra
vampiresa!
Duclack: ¡Oh no!
Sinéad: Hola. No debéis tener miedo. Me llamo Sinéad.
Diamante: Que guapa es…
Duclack: ¡No dejes que te hipnotice!
Sinéad: No pienso hipnotizar a nadie.
Scarlya: Nos volvemos a
ver, amigo humano.
Diamante: ¡Es la
vampiresa del baúl!
Scarlya: Mejor llámame
Scarlya…la vampiresa del baúl no me gusta nada.
Leonard: ¿Qué hacéis en mi castillo? Solo lleváis unas horas aquí y ya habéis causado muchos problemas...
Diamante: ¡Otro vampiro!
Duclack: Nos están rodeando…
Sinéad: Hemos intentado asustaros para que os marchéis, pero no lo hemos conseguido...
Leonard: La morada de un vampiro es sagrada. No debisteis entrar en mi castillo…
Diamante: Duclack...este es el fin...
Duclack: ¡Lucharemos por nuestras vidas!
Continuará...capítulo final en Haloween.
¡Qué capítulo más emocionante! Me han hecho mucha gracia las referencias televisivas y narrativas... Click Blood y La cklack de la noche jajajajajajaja. Es muy apasionante el modo en que les suceden cosas distintas a cada uno y cómo al final se encuentran todos. Qué suerte ha tenido Pandy de encontrarse con Sinéad. Me gusta mucho cómo retratas a los personajes. ¡Estoy deseando leer el capítulo final! ¿Qué pasará? jijijiji
ResponderEliminar¡Ahora se ha visto lo que pasa de verdad en ese misterioso castillo! Ya me parecía a mí que no podía salir nada bueno de una visita tan imprudente... lo primero que tengo que confesar es que he leído la historia a toda velocidad, ¡que vértigo de argumento! Cuando ha aparecido Sinéad ya me he tranquilizado un poco, pero, ¿quién es esa misteriosa Cecilia? Parece muy peligrosa... espero que Mary no se encuentre malherida; también veo a Scarlya, pobrecita, supongo que no es un peligro para nadie, aunque con estos seres de la noche nunca se sabe... hasta Leonard aparecer por aquí, ahora sabemos que el castillo era suyo, ya me lo tendría que haber imaginado... tantos instrumentos musicales y obras de arte... la cosa está que arde, aunque todavía no es Halloween ya me muero de ganas por saber cómo termina esto. :-)
ResponderEliminar¡Se ha puesto muy emocionante! Y qué fotos más chulas. Están rodeados de vampiros. Sin duda, fue una imprudencia entrar en ese castillo. ¿Y Sus? ¿Qué habrá sido de ella después de ser atacada por Cecilia? Vicrogo parece haber confiado en Sinéad. ¿Pero dónde se habrá metido ahora? ¿Y Mary? También ha caído en manos de los vampiros. ¿Qué habrá hecho Scarlya con ella? Scarlya me gusta mucho. Veremos qué sucede. A esperar a Halloween.
ResponderEliminarWoooow! Cuántas vampiresas! Me encanta! Pero... Qué será de Diamante y Duclack? Y Sus y Mary?! Qué intriga!!!
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