domingo, 29 de septiembre de 2013

Venganza en el pantano: Capítulo 7

Capítulo 7

Se dirigían hacía el túnel que había visto Duclón cuando Wenda se detuvo. Estaba agotada y desilusionada. Las cosas le iban muy mal. Su familia estaba en peligro y Ben volvería con Hafida. Se sentía muy desgraciada. Duclón se detuvo cuando la vio llorar.

Duclón: Wenda, ¿estás bien?
Wenda: No estoy nada bien, Duclón…

Duclón: No llores por favor… no soporto verte llorar.



Duclón: Debes animarte. Las cosas van a salir bien.
Wenda: No es cierto. Nada sale bien…
Duclón: No debes pensar así. Wenda, eres una mujer fuerte. Te conozco desde hace muchos años. Has superado infinidad de problemas y esto no podrá contigo. No olvides que no estás sola, puedes contar conmigo para lo que sea.
Wenda: Duclón…

Se abrazó a él llorando y Duclón le correspondió con otro efusivo abrazo.

Wenda: Gracias, gracias por estar siempre a mi lado.



Mientras, todos los que habían sido secuestrados intentaban liberarse. En esa jaula, a pesar de ser enorme prácticamente no se podían mover. Duclack intentaba hacer recapacitar a sus captores.

Duclack: ¡Esto es una locura! Uma, si todavía tienes un poco de humanidad olvidarás todo esto y nos liberarás. Aquí dentro hay niños…
Uma: ¡Me importan un pimiento los niños! Pronto acabaréis todos ahí abajo…
Sabrina: ¡Estáis locos!
Sus: Por favor, ¡deja libres a mis niños! ¡Te lo ruego!
Duclack: ¡Pinhead, Fune! ¡No me creo que seáis unos asesinos!



Fune: En serio, tía. Nos queremos vengar pero… esto es broma, ¿no?
Uma: ¡Jajajajaja! ¡Pues claro que no! El destino de todos estos desgraciados es el fondo de este precipicio. ¡Son el gran sacrificio!
Fune: Al menos libera a los niños… ellos no tienen culpa de nada, tía.
Uma: ¡Cuantos más sacrificios reciba Hatima más poder nos regalará!




Sabrina: ¡No permitiré que te salgas con la tuya!
Pinhead: ¡Calla! Maldita sea… ya no estoy disfrutando con esto…


Ben fue el primero en salir del túnel. Para pasar a través tuvieron que arrastrarse. Era tan estrecho que en varias ocasiones se quedaron atascados. Cuando por fin vio la luz, no pudo evitar sentir un gran alivio. Duclón era el que más veces se atascó y necesitó la ayuda de los demás.
Al salir, descubrió que habían llegado dónde tenían retenidos a sus amigos y familiares. Diamante fue el segundo en salir al exterior.

Diamante: ¡Por fin!
Ben: Shhh, estamos justo debajo de dónde están ellos.
Diamante: ¿Qué es esa jaula?



Ben: Los tienen a todos ahí encerrados. Camina pegado a la pared.

Hércules fue el tercero en salir. Ayudó a Estrella a salir. Duclón llevó a Wenda a un lugar apartado y seguro.

Hércules: Vamos, ve junto a Wenda y Duclón.
Estrella: Gracias, Hércules.



Cuando Estrella estuvo junto a Wenda, Duclón les pidió que se quedasen ahí escondidas.

Wenda: ¿Perdona? No pienso quedarme aquí escondida mientras mi familia está en peligro.
Duclón: Wenda, confía en mí. Cuida de Estrella, está aterrada…
Wenda: Está bien… Duclón, ten cuidado.
Duclón: No te preocupes.
Ben: Duclón, vamos…




Uma golpeó a Sabrina. La retenía fuera de la jaula para inculparla de todos los delitos. Deseaba que todo el mundo la viese como una peligrosa delincuente que se había suicidado al darse cuenta de todo lo que había hecho.

Uma: ¡Todos te verán como lo que eres, una loca delincuente! Descubrirán tu cuerpo junto a todos cadáveres de tus supuestos amigos.
Sabrina: Mi novio descubrirá la verdad…
Uma: ¡Bah! Pamplinas.

En ese momento llegó Eduardo Cortés con un maletín.

Eduardo: ¡Uma! Erres extrraorrdinarria. ¡Has conseguido muchos ejemplarres parra el sacrrificio!
Uma: ¡Eduardo! Sí, me gusta hacer bien mi trabajo.
Eduardo: Hatima me rregalarrá todo su poder.





Hércules: Están entretenidos hablando. Podemos subir con mucho sigilo.

Diamante se acercó hasta Duclack. Cuando lo vio, se tuvo que tapar la boca para ahogar un grito de sorpresa.

Duclack: Diamante, ¡nos has encontrado!
Diamante: ¿Están mis niños bien? ¿Y Sus? ¿Os han hecho daño?
Duclack: Sí, estamos todos bien. Aunque eso cambiará si no hacéis algo inmediatamente.



Pinhead: Cariño… esto no me gusta.
Fune: A mí tampoco. No quiero que nos veamos involucrados en todo esto…
Pinhead: Una cosa es robar, dar una paliza, traficar o secuestrar y otra muy distinta es asesinar… y más a unos niños…
Fune: No soporto que hagan daño a los niños, es superior a mi. ¿Nos largamos?
Pinhead: Pero no hemos cobrado nada… estamos sin blanca.
Fune: Lo sé…
Pinhead: Iremos a ver a mis padres. Tienen una carnicería y a lo mejor ellos me podrían prestar algo de pasta… incluso nos podríamos quedar en la carnicería unos cuantos días para escondernos de la poli.
Fune: ¿Crees que tu madre nos ayudará? Me has dicho muchas veces que reniega de ti…
Pinhead: Puede que sí…
Fune: Pues vamos… no quiero participar en toda esta movida.


Sabrina: Pero, ¿quién es Hatima?
Eduardo: Chica ignorante. Es un dios antiguo muy poderoso. Con el sacrificio de toda esta gente, me regalará todo su poder… yo soy el elegido.
Sabrina: Estáis completamente locos… y yo pensaba que era la clack más loca del playmundo.



Hércules: Creo que ahora es el momento… Pinhead y Fune han salido huyendo… quizás se han olido que estamos aquí y se han asustado.
Ben: ¡Pues ahí voy!



Ben se lanzó sobre Eduardo y le puso su puñal en el cuello.

Eduardo: ¡Esto que es! ¡Suélteme!
Ben: ¡Quieto!
Sabrina: ¡Ben!
Uma: ¡Maldita sea!



Uma: ¡Si te unes a nosotros prometo hacerte millonario! Vamos, deja a Eduardo libre.
Ben: No todos estamos tan locos como vosotros. Tira el arma, esta locura ha terminado.
Uma: Eduardo, lo he intentado…
Eduardo: No te prreocupes… tirra el arrma.
Uma: No me entiendes.  He intentado ser paciente contigo. ¿Crees que haría todo esto solo para que tú te lleves toda la gloria? ¡El poder de Hatima debe ser solo mío!
Eduardo: ¡Que dices!
Uma: Adiós, querrido.

Uma disparó derribando a Eduardo y Ben. El hombro de Eduardo estalló cuando la bala se incrustó en su cuerpo. Fue tan potente que tumbó a Ben y lo dejó inconsciente.


Sabrina aprovechó el momento y se lanzó sobre Uma. Hércules corrió hasta ellas para ayudar a Sabrina pero Uma se desquitó de ella y tomó el control de la situación. Diamante que pretendía sorprender a Uma por sorpresa también fue descubierto y no tuvo más remedio que rendirse.

Uma: ¡Todo el mundo con las manos en alto! ¡No me pongáis más nerviosa!

Wenda no pudo reprimir sus impulsos y fue a ayudarles. Caminaba lentamente para arrebatar el arma a Uma.




Uma se dio la vuelta y apuntó a Wenda con el arma. Ella gritó asustada.

Uma: ¡La maldita hija de Ernesto! Esto parece una patética reunión familiar. Tú serás el sacrificio estrella. Te ofreceré a Hatima como postre.
Wenda: ¡Deja en paz a mi familia!
Uma: Eres una vieja valiente, pero no me enfurezcas o serás la primera en morir.

Sacó a Hatima del maletín y ordenó a todo el mundo que se metiese en la jaula.

Uma: Es precioso...¡Venga! Todos dentro de la jaula menos la vieja.




Estrella observaba todo lo que ocurría totalmente aterrada. Sabía que tenía que hacer algo pero sus miedos se lo impedían. Recordó las palabras de Hércules y se concentró en ellas.

Estrella: Puedo hacerlo… vamos Estrella, ¡son tus amigos!

Uma había golpeado a Wenda en la cabeza así que estaba tendida en el suelo, con las manos esposadas e inconsciente.



Uma gritó a Hatima subida en lo alto de la jaula…

Uma: ¡Hatima! ¡Soy la elegida! ¡Libera tu poder sobre mí! ¡Deja que sacrifique a todos estos mortales como regalo y muestra de mi amor y dedicación por ti!

La figura se iluminó y cientos de rayos salieron de ella y recorrían el cuerpo de Uma. Un dolor muy intenso la hizo gritar desesperada. Sentía que la sangre le hervía y una gran fuerza le presionaba la cabeza.

Uma: ¡Ahhhhhhhhhhh!

Supo que Hatima ya la había elegido. Ahora era poderosa, pero necesitaba sacrificios para obtener el poder absoluto del dios.




Bajó de la jaula y con una fuerza descomunal movió la jaula hacia el precipicio. Todos gritaron aterrados cuando Uma consiguió hacer caer la jaula. Vieron como se precipitaban al vacío sin que pudiesen hacer nada para salvarse.

Uma: ¡Dame todo tu podeeeer!




Continuará...



jueves, 26 de septiembre de 2013

Hafida: Capítulo 5 - Una proposición inesperada


Jessenia estaba esperando a Hafida en la puerta de su casa cuando esta llegó. Estaba muy ilusionada. Aunque sus padres no ponían impedimentos para que su amiga entrara en casa, Hafida siempre se había mostrado reacia. Sabía de los negocios turbios de su familia y temía verse involucrada en alguno de ellos tan solo por estar en su casa en un mal momento. Las redadas policiales eran habituales y si la encontraban allí, podría meterse en un buen lío. Además, Jessenia muchas veces acudía a ella llorando cuando su padre la maltrataba. Era un hombre violento. Ahora se trataba de la vida de su tío y debía correr riesgos.
Entraron juntas en su casa. En una estancia de la casa se encontraba el hermano de Jessenia y sus amigotes. Comían y bebían sentados plácidamente. Cuando las vieron entrar, el hermano de Jessenia las saludó.


Makin: Hafida, bienvenida a mi casa. Estás realmente preciosa.
Hafida: Hola, Makin. Gracias.
Makin: Estaba deseando volver a verte. ¿Cómo se encuentra tu tío?
Hafida: Bastante mal…
Makin: Debes estar muy afectada. 






Se levantó y se acercó hasta ella. Su mirada recorría cada centímetro de su cuerpo. Hafida se sintió muy incómoda.

Hafida: Sí, es la única familia que me queda…
Jessenia: Ahora vuelvo, voy a ver si la mesa está lista. Guiñó un ojo a Hafida. 

No quería quedarse a solas con Makin, pero no tenía escapatoria.


Makin: ¿Qué traes ahí?
Hafida: ¿Dónde? ¡Ahh! Son pastas de almendra y caramelo.
Makin: ¿Las has hecho tú?
Hafida: Sí… es lo menos que podía hacer.
Makin: Huelen a gloria. Espera, esto debe pesar.



Makin: ¡Sabba!

Una criada apareció cuando Makin gritó su nombre.

Makin: ¡Ven aquí!
Sabba: Dígame, señor.
Makin: Lleva esto al comedor. Haz el favor.
Sabba: Con mucho gusto, señor.


Sabba se alejó con la bandeja de pastas con paso lento pero decidido.

Hafida: Lo podría haber llevado yo, no era necesario.
Makin: Para eso tenemos criados, no te preocupes. Sabba está acostumbrada y le complace ayudar en todo lo que se le ordena.



Jessenia: ¡Hafida! Ya está todo listo. Mis padres nos están esperando.
Hafida: ¡Estupendo!

Sintió un gran alivio cuando se lo dijo. Se sentía incómoda con Makin y no sabía de que hablar.




Makin: Ahora mismo me reúno con vosotros.

Mientras se alejaban, Jessenia se tapó la boca para reprimir una risita nerviosa. Miró a Hafida de reojo.

Jessenia: ¿Qué tal con mi hermano? Es guapo, ¿eh? Hacéis tan buena pareja. ¿Te has dado cuenta de cómo te mira?
Hafida: Sí, no sabía que decir. Menos mal que no has tardado mucho…
Jessenia: Vamos, no debes ser vergonzosa. Me dijiste que mi hermano te gusta y sabes que a mi hermano también le gustas. Déjate llevar, amiga mía.
Hafida: Ya... pero ya sabes que somos de mundos muy distintos y tus padres estarían en contra. Yo soy pobre...además, ahora mismo no tengo la cabeza para pensar en esas cosas.


Los padres de Jessenia y Makin los estaban esperando.  La madre permanecía sentada a la mesa mientras que el padre esperaba de pie.

Raushana: Que amable, nos ha traído pastas de almendra y caramelo elaboradas por ella.
Zayd: Es bueno que una mujer sepa cocinar. Últimamente las mujeres os tomáis demasiadas libertades.
Raushana: Hoy no deseo discutir, por favor.
Zayd: Sabes que tengo razón. El lugar de la mujer está en la cocina y satisfacer las necesidades de su marido. Al menos Hafida sabe cocinar, eso me gusta.
Raushana: Todavía no cantes victoria. No sabes si aceptará la proposición.
Zayd: ¡Pues claro que aceptará! Según Jessenia le gusta nuestro hijo. Además, la vida de su tío está en juego.Por no mencionar que es su oportunidad para abandonar la pobreza.



Rausahna: Sabba, prepara ya las pastas de cacao.
Sabba: Sí, señora.



Zayd: Montaremos una boda por todo lo alto. Se trata de nuestro hijo. Me gustaría para él una mujer de buena familia, más poderosa. ¡Pero quien puede contra los caprichos de los hijos! ¿Quiere a esa mujer? Pues esa será.
Rausahna: Te recuerdo que todavía no sabemos si Hafida aceptará… yo creo que deberíamos dejar que las cosas fluyan entre ellos sin intervenir ni presionar.  Esta forma que tienes de hacer las cosas no me gusta. Puede que acepte solo para salvar a su tío... deberíamos ayudar a ese pobre hombre sin pedir nada a cambio...
Zayd: No me discutas delante de la servidumbre. Limítate a oír y callar.


Hafida y Jessenia entraron en la estancia. Se sorprendió al ver aquel lugar y le pareció hermoso. El padre de Jessenia le imponía muchísimo y su madre le pareció una mujer muy atractiva, parecía más joven desde la última vez que la vio. Había un hombre armado en la sala así que eso la puso más nerviosa.

Zayd: ¡Bienvenida! Pasa, estás en tu casa.
Hafida: Gracias, señor.



Zayd: Jessenia nos habla mucho de ti. Makin también, lo tienes hechizado. Ahora que te veo, comprendo que levantes tanta pasión en él.

Escuchar aquellas palabras la terminaron de avergonzar. Quería salir corriendo o que una enorme grita se abriese en el suelo y caer en ella para escapar de allí.

Hafida: Es muy amable. Les agradezco la invitación.
Raushana: Estamos encantados, Hafida. Hacía mucho tiempo que no te veía. Estás hecha toda una mujer. Por favor, ponte cómoda.



Makin vino a toda prisa y se pusieron cómodos a la mesa. Sabba ofreció pasteles de cacao a Hafida y luego a los demás.

Hafida: Muchas gracias, que rico.
Zayd: Estos los hace mi mujer. Es una gran cocinera y por los dulces que has traído, veo que tú también.
Hafida: ¡Oh! Me defiendo bastante bien dentro de mis posibilidades.
Zayd: Es importante que una mujer sepa cocinar. 



Sabba fue llenando tazas con té mientras comían los dulces. 

Hafida: Está delicioso, gracias Sabba.

.

Zayd: Hafida, quiero ser totalmente sincero contigo. Estoy dispuesto a ayudar a tu tío en su recuperación. Puedo pagar el viaje a la ciudad, un buen hospital, la intervención y la vuelta a casa. No tendréis que pagar nada.
Hafida: No sé cómo lo podría agradecer…
Zayd: ¿Cómo se encuentra?
Hafida: Muy débil… temo por su vida…
Raushana: Pobre niña. Se lo mucho que quieres a tu tío.
Hafida: Muchísimo, señora. No tengo forma de agradecerles vuestra ayuda…




Makin: Hafida, ya no debes preocuparte por nada. Desde ahora, tus problemas son los míos. No te faltará de nada, y a tu tío tampoco.
Hafida: No quiero ser una carga y tampoco es necesario, Makin. Con que mi tío se recupere ya tengo más que suficiente. Podría ahorrar y pagar poco a poco la operación y el viaje. No gano mucho pero con esfuerzo quizás en unos años podría…
Zayd: Eso no será necesario. Hafida, te ayudaremos pero tengo una condición y creo que será de tu agrado.
Hafida: ¡Haré lo que sea!




Makin: Me ha dicho mi hermana que te gusto. Tú también me gustas, Hafida. No temas por mi padre, él no se interpondrá entre nosotros.
Hafida: Yo…

No sabía que decir. No esperaba que Jessenia fuese capaz de contarlo.  No le gustaba el rumbo que estaba tomando la conversación. Deseaba salir corriendo, pero se resistió.


Zayd: Irás a la ciudad con tu tío. En cuanto le operen y se recupere, regresarás a casa y os podréis casar.
Hafida: ¿¡Qué!?
Zayd: Esa es mi condición, que te cases con mi hijo. Tampoco supondrá un esfuerzo para ti. Os gustáis y mi hijo no hace más que hablar de ti. Cambiarás de vida y a partir de entonces formarás parte de la familia. Dejarás ese ridículo trabajo y la pobreza para ser la esposa de uno de los hombres más poderosos del país. Que me dices, ¿aceptas?



Jessenia: ¡Papá! Yo no sabía nada de esto…
Zayd: No quería que estropeases la sorpresa. 



Makin: ¿Qué dices, Hafida? ¿Aceptas casarte conmigo? Prometo hacerte feliz.
Hafida: No sé que decir…
Jessenia: ¡Di que sí! Vamos, amiga mía. ¡Seremos familia! ¡No te resistas al amor!
Hafida: Esto es demasiado precipitado… necesito pensar con claridad.
Jessenia: ¡No debes pensar  más! No te resistas a ser feliz. Vamos, ¡seremos familia!



Raushana: No agobiéis a la chica. Hafida, tómate el tiempo que necesites. Comprendo que es una decisión que no se debe tomar a la ligera. Estaré encantada de tenerte como una más en esta familia.Me sentiría mal que solo aceptases para salvar la vida de tu tío...
Hafida: Muchas gracias… lo debo pensar.
Raushana: ¿Te gusta mi hijo?
Jessenia: Madre, que sí que le gusta. Lo que pasa es que es tímida y lo tiene que pensar.
Hafida: Así es… necesito un tiempo.
Zayd: Tú tío no dispone de mucho tiempo… no tardes en tomar una decisión.



Makin: Mi princesa. Esperaré ansioso tu respuesta. Por favor, no me hagas sufrir demasiado.


Continuará...