Isidora siempre acudía a la tienda de Ximena para comprar caramelos de menta. Era su única adicción. La menta era su sabor favorito y no se cansaba de chupar esos caramelos tan adictivos para ella. Aunque no aprobaba las relaciones entre clicks del mismo sexo, no podía dejar de comprar esos deliciosos caramelos. No le gustaba que Ximena y Valeria fuesen pareja, pero no tenía más remedio que aguantarse.
Ximena: Los niños son así, señora Isidora.
Isidora: Les falta educación. Los niños de hoy en día no respetan nada. Por cierto, ¿te has enterado de la apertura de un local de degenerados?
Ximena: ¿De degenerados? No, es la primera noticia que tengo.
Isidora: Pues pretenden abrir esta semana. Yo ya he puesto las quejas pertinentes en el ayuntamiento. Este es un barrio decente con personas civilizadas. No podemos permitir que lo conviertan en un lugar frecuentado por degenerados y perturbados.
Ximena: No, claro que no...
Isidora: Voy a coger caramelos de menta. Son mi único capricho del día.
Ximena: ¿No quiere probar de otros sabores? Siempre se lleva de menta.
Isidora: No, los de menta son los mejores. No necesito probar otros sabores.
Ximena: Hemos traído una gran variedad de sabores.
Isidora: Me gusta la menta. Me llevaré también un par de chocolatinas para mi hijo.
Ximena: Mire quién viene por ahí. Hablando del Rey de Roma, por la puerta asoma.
Josué: Madre, la estaba buscando.
Isidora: Hijo, no esperaba que llegases tan pronto.
Josué: El padre Jonás no necesitaba más ayuda.
Isidora: Es que mi hijo ayuda al padre Jonás con las tareas de la iglesia. Es una labor que le inculqué desde que era muy pequeño.
Josué: Madre, ¿podría salir con Nicole para ir a la playa?
Isidora: Hijo, se te olvidan las cosas que de verdad importan. ¿Piensas saltarte la lectura diaria del evangelio? Eso es sagrado. ¿Crees que es más importante ir a la playa?
Josué: No...
Isidora: Y ya sabes que no me gusta Nicole.
Josué: Madre, si Nicole es muy buena. No falta nunca a misa.
Isidora: Un lobo con piel de cordero. Anda, ve a por algunos dulces y olvídate de ella y la playa.
Josué: Vale...
Paca: ¡Holiiis!
Paca Laca consiguió sorprender a Isidora, que estaba pagando en ese momento. Al verla entrar, caminando con sus zapatos de tacón y con esa barba tan abundante, casi le da un infarto.
Ximena: Bienvenida, Paca.
Isidora: Cuidado con ese...
Paca: Gracias, nena.
Paca: ¡Adoro vuestra tienda! Es muy cucky.
Ximena: Muchas gracias. A mi me gusta tu forma de vestir. Es muy happy.
Paca: Y sexy, ¿verdad?
Ximena: Sí, también.
Paca se acercó al mostrador. Isidora se alejó espantada hasta la otra punta de la tienda. Se puso a mirar pasteles y todo lo que había en esa zona, pero no podía dejar de ojear a Paca.
Isidora: Haberse visto semejante forma de vestir. Esto es un escándalo.
Paca: Os traigo una cosa con la que se te caerán las bragas al suelo, nena.
Ximena: Huy, no quiero eso.
Paca: Digo de la emoción, guapi. Son invitaciones para la inauguración de nuestro nuevo local. Se llama el flamenco rosa y será todo un acontecimiento. Tendremos actuaciones en directo, tíos macizos, discjockey, pista de baile, sorpresas...
Ximena: ¡Qué guay!
Paca: Os lo pasaréis muy bien, os lo aseguro. Yo misma actuaré esa noche, no os lo podéis perder.
Ximena: No faltaremos.
Paca: Eso espero. Pasaré lista, que lo sepas. Ya que estamos, me voy a comprar algunos dulces. Estoy loca por un poco de dulce.
Cuando Paca se fue a elegir chucherías, Isidora agarró a Ximena a solas.
Isidora: No deberías ir a esa inauguración. Ese lugar es la casa del pecado.
Ximena: ¿Eso cree?
Isidora: ¡Por supuesto! Esos degenerados han montado un lugar de depravación y vicio. Me pareces buena chica y no me gustaría que te pasase nada malo.
Ximena: Gracias por el consejo, señora Isidora.
Isidora: Mantente alejada de esa gentuza.
Josué seguía comprando chucherías. Cuando Paca lo vio, no dudó ni un momento en acercase hasta él.
Paca: ¡Hola, precioso!
Josué: ¿Eh?
Paca: Tranquilo, chulazo. No muerdo, puedes estar tranquilo. Aunque si quieres que te muerda, por mi no hay problema.
Josué: ¿Quiere algo?
Paca: Invitarte a la inauguración de un nuevo local en la ciudad.
Josué: Gracias. ¿De qué es el local?
Paca: De fiesta, alegría, diversión, magia, amor...habrá de todo. Chicos guapos como tú, y seguro que chicas guapísimas. Seguro que ligas.
Isidora: ¡Josué! ¡Ven aquí inmediatamente! No te acerques a ese.
Josué: Lo siento, madre me llama.
Isidora: No lo olvides, te estaremos esperando.
Josué: ¡Adiós!
Isidora: ¿Qué hacías hablando con ese?
Josué: Nada, madre. Me estaba explicando algo de una fiesta.
Isidora: No te vuelvas a acercar nunca más a ese tipo de personas. Es un trabajador de ese lugar del demonio que van a inaugurar en el barrio. No quiero que te contagien sus ideas de depravados.
Paca: ¡Nos vemos en la inauguración, guapo! Señora, usted también está invitada.
Isidora: No pienso asistir. ¿Qué clase de mujer piensa que soy?
Paca: De las estiradas que no saben lo que es una buena...
Isidora: ¡No siga hablando! Escupe barbaridades por la boca. Deje en paz mi hijo y no se acerque a nosotros.
Paca le dio un lametón a una piruleta y les sonrió.
Paca: ¿De qué tiene miedo? Soy totalmente inofensiva. Solamente soy capaz de dar placer...
Isidora: Vamos, hijo.
Paca: Cuanta reprimida hay por el mundo, hija mía. Me llevo la piruleta, que me gusta mucho chupar.
Ximena: La señora Isidora es un poco especial.
Paca: Para mi ser especial es algo único e increíble. Créeme, esa mujer no tiene nada de especial. Por desgracia, hay mucha gente en este mundo que es así.
Diamante: Vamos, Suselle. Aprovechemos para comprar algunas cuches.
Suselle: ¡Viva!
Paca: Un calvito sexy. Estás invitado a una fiesta.
Diamante: ¿Yo? Gracias.
Sus: Bosco, compraremos algo que puedas comer.
Bosco: ¡Ere to eso!
Sus: Esos son chicles. Eres muy pequeño todavía para comerlos.
Bosco: ¡A mi gusta!
Suselle: Tienen un montón de chucherías, mamá.
Sus: Ya veo. Nos llevaremos algunas para ver luego la película en casa. No muchas, que luego te duele el estómago.
Suselle: Vale...
Bosco: Ere eso.
Sus: ¿Caramelos de eucalipto? Eso no te gustará.
Bosco: ¡Yo lo ereeee!
Suselle: Mira, aquí hay nubes de fresa. Seguro que te gustarán más, Bosco.
Diamante: Ale, con esto ya es suficiente.
Ximena: Se llevan un buen arsenal.
Suselle: Es que aquí todo tiene muy buena pinta.
Ximena: Sí, en mi tienda todo está bueno.
No dejaban de entrar y salir clientes. Renzo, Junior, Kim y Azur entraron a comprar dulces.
Renzo: ¡Moras!
Kim: Cari, ¿me pagas tú las chucherías? No tengo dinero...
Renzo: Tengo cinco cleuros, lo repartiremos.
Azur: A mi las nubes de chocolate me flipan.
Valeria: ¡Ya estoy aquí!
Ximena: ¡Amor! ¿Cómo te ha ido el día?
Valeria: Mucho trabajo, pero bien.
Ximena: Pues ahora descansa.
Valeria: ¿Qué tal tu día?
Ximena: Bien. Hemos tenido muchos clientes. Por cierto, nos han invitado a la inauguración de un nuevo local.
Valeria: ¡Por fin abren el flamenco rosa! Pues no vamos a rechazar la invitación. Tengo ganas de pasármelo bien.
Ximena: La señora Isidora dice que no deberíamos ir. Dice que son degenerados.
Valeria: No hagas caso a esa rancia. Esa mujer está amargada.
Ximena: Ya, no parece una mujer muy feliz.
Valeria: Hola, mamá. ¿Cómo está mi renacuajo?
Vicenta: Está dormidito. Es la hora de su siesta.
Valeria: Parece un ángel.
Ximena: Es que lo es. El señor Agripino también está durmiendo la siesta.
Valeria: ¿Dónde está?
Ximena: En esa cesta.
Valeria: No, ahí no está.
Ximena: ¿Señor Agripino? ¡No está! Yo lo dejé ahí, Valeria.
Valeria: Seguro que lo has dejado en otra parte y no te acuerdas.
Ximena: ¡No, estaba aquí! ¡Alguien me lo ha quitado!
Valeria: Tranquila, lo encontraremos.
Vicenta: Y si no, te compras otro y listo.
Ximena: ¡El señor Agripino no tiene sustitución! ¡¡Señor Agripino!!¿Vosotros lo habéis visto?
Kim: ¿A quién?
Ximena: Un oso de peluche.
Azur: No, no he visto ninguno.
Renzo: ¿Crees que alguien te lo ha robado?
Ximena: ¡Lo han secuestrado!
Junior: ¿A un peluche?
Ximena no pudo aguantar la tensión y se desmayó. Cayó al suelo inconsciente.
Valeria: ¡¡Ximena!!
Azur: ¡Se ha desmayado!
Vicenta: Le traeré algo de agua.
Kim: Esto va directo a mi Instagram.
Valeria: Ximena, despierta.
Valeria consiguió despertarla y la sacó a la calle para que le diese el aire. La sentó en una silla y la abanicó.
Valeria: ¿Estás mejor?
Ximena: ¡No! Alguien se ha llevado al señor Agripino...
Azur: Pobrecita.
Renzo: Vamos a buscar su oso por la calle, a lo mejor lo encontramos.
Valeria: Gracias, chicos. Os lo agradecería muchísimo.
Azur: Si está por ahí tirado, lo encontraremos.
Rose: ¿Ocurre algo?
Los agentes Rose y John patrullaban a pie las calles. Al ver la escena, se acercaron para ver lo que estaba pasando. Tomaron nota de todo lo ocurrido y prometieron investigar.
Rose: No se preocupe, encontraremos su oso de peluche.
Ximena: Por favor, tienen que encontrarlo. El señor Agripino no puede estar sin mi. Tengo miedo de que le ocurra algo malo...
Valeria: Lo encontrarán.
Ximena: Si lo han secuestrado a lo mejor piden un rescate.
John: Lo veo poco probable, pero no vamos a descartar ninguna hipótesis.
Ximena: Estoy mareada, Val. Quiero irme a casa.
Valeria: De acuerdo. Cierro la tienda y nos vamos.
Rose: Intente descansar. Si hay alguna novedad, se lo haremos saber.
Rose y John se marcharon caminando. Se alejaron de ellos lentamente, mirando todas las anotaciones.
Rose: ¿En serio vamos a buscar un oso de peluche?
John: Para esa pobre chica ese peluche es importante.
Rose: No me hice policía para buscar peluches perdidos...
John: Ni yo, pero es lo que tenemos. No es un caso de ensueño.
Rose: Menudo asco. Empezaremos mirando en objetos perdidos.
John: Buena idea.
Continuará...
¡Ay, han secuestrado al señor Agripino! No quiero sospechar de nadie, pero no me gustó cómo se comportaron Paula, Anita y Karim porque se rieron de ella, pero tampoco los creo capaces de llevarse al señor Agripino. Desde luego, qué diferencia de chicos Enzo y los demás, aunque Kim sigue sin gustarme... Me enternece que John y Rose se encarguen del caso como si no fuese un osito de peluche, pero me encanta que John lo tome tan en serio. ¿Dónde estará el señor Agripino?
ResponderEliminarMe encantaría que Josué fuese a la inauguración del Flamenco Rosa! Sería maravilloso que él se soltase y se liberase de las garras de la estirada y seca de su madre, qué asco de señora. Intuyo que va a poner muchos problemas y que a muchas personas molestará su actitud. Me he reído cuando explica que desde pequeño educó a su hijo a ayudar al cura y cuando le pregunta si es capaz de saltarse la lectura del Evangelio para ir a la playa, jajajajaja. ¡Qué imaginación más desbordantes tienes para crear personajes tan dispares! ¡Me encanta! ¡Voy a seguir leyendo!