Las Playgirls hablaban animadamente de camino a su camarote. Estaban muy satisfechas por el show ofrecido y felices por Agnes y Artemisa.
Asunción: Es que hacen una pareja divina...aunque me muera de la envidia.
Justina: Hermanita, siempre te enamoras de las clacks más imposibles.
Asunción: ¿Puedes dominar tu corazón? Pues yo tampoco.
Piedad: Nos tenemos las unas a las otras, chicas. Nosotras no nos fallaremos nunca.
Asunción: Sí, aunque es triste que nunca seamos correspondidas.
Justina: Algún día llegará, ya lo verás.
Piedad: ¡Mirad! ¿Quién es ese buenorro?
Asunción: Sale del camarote de Caitlyn.
Justina: Pues camina como alma que lleva el demonio.
Blas caminaba rápidamente sin percatarse de las presencia de las hermanas. Tenía los puños enrojecidos.
Asunción: Me dijo Caitlyn que había uno que le gustaba mucho, pero que no sabía si lanzarse.
Justina: Pobrecita, siempre ocultando su secreto para no sentirse rechazada.
Piedad: Espero que le haya ido bien. Se tiene que quitar de la cabeza al Capitán, es un amor imposible.
Justina: Vamos a ver que nos cuenta.
Blas había dejado la puerta abierta tras marcharse, por lo que entraron sin problemas.
Asunción: ¿Caitlyn? ¿Hola?
Piedad: ¿No está?
Asunción: ¡Carallo! ¡Caitlyn! ¡Chicas, venid aquí!
Justina: ¡Por la virgen de la clackatúa!
Piedad: ¡Ay que nos la han matado!
Asunción la incorporó un poco y consiguió apoyarla en su regazo. Estaba repleta de moratones y cortes por todas partes. Estaba consciente, pero no se quejaba del dolor.
Asunción: Amor, dime que te ha ocurrido. ¿Ha sido ese chico?
Caitlyn: No estoy destinada a ser amada...siempre recibo todo el odio del mundo.
Justina: Está delirando.
Piedad: Vamos a tumbarla sobre la cama. Con mucho cuidado.
Entre las tres, consiguieron acostarla sobre la cama. Caitlyn gritó dolorida con tanto movimiento.
Asunción: Ahora mismo vamos a hablar con el capitán. Necesitas atención médica.
Justina: Esto no se puede quedar así.
Caitlyn: No, por favor. Si le contáis esto, descubrirá mi secreto...
Asunción: ¿Y qué más da? ¡Esto no puede quedarse así!
Caitlyn: Estoy bien, solamente necesito descansar. Quiero olvidar lo ocurrido.
Justina: Pero...
Caitlyn: Por favor, respetad mi decisión.
Asunción: Pues deja que curemos tus heridas, tienen muy mala pinta.
Caitlyn: Vale...
Las tres hermanas se reunieron para hablar.
Justina: ¿Y bien? No podemos permitir que ese miserable quede inmune.
Piedad: Pero ella no quiere denunciarle...
Justina: No quiere que el Capitán sepa que es transexual. Debería darle igual.
Asunción: Tengo una idea. Nos encargaremos nosotras solas de impartir justicia.
Justina: Me gusta como piensas, hermana.
Todos respiraron más tranquilos cuando Renzo y Elliot subieron a bordo. El Capitán abrazaba a su hijo emocionado y Willy hacía lo mismo con Renzo. Duclón lo abrazó y comprobó si se encontraba bien. Estaba exhausto pero sobreviviría.
Willy: ¡Eres la caña, Renzo!
Duclón: Has sido muy valiente, Renzo, aunque eso que has hecho era muy peligroso. Menos mal que estás bien.
Wenda: Estoy atacada. Si le llega a pasar algo me muero. ¿De verdad que estás bien?
Renzo: Sí...un...un...un poco can...cansado.
Kimberly: ¡Mi novio es un héroe! Esto lo cuelgo en Instaclick ahora mismo.
Capitán Miller: Hijo, ¿estás bien?
Elliot temblaba tanto que no podía ni hablar.
Capitán Miller: ¡Traed una manta!
Duclón: Menudo susto nos has dado. Eres joven, pero se nota que eres hijo de Carmelo. Serás un buen pirata. Un poco impulsivo, eso sí. ¿Tienes frío?
Renzo: Un poco...
Duclón: Toma esto y tápate.
Capitán Miller: Gracias por salvar a mi hijo. Has arriesgado tu vida para salvar la suya. No puedo más que darte las gracias, eres un héroe. Me alegra que os colaseis en mi barco. Es un honor tenerte a bordo.
Renzo: Gracias, Capitán. Había otra persona en el agua.
Capitán Miller: ¿Cómo?
Renzo: Sí, hay alguien más en el agua.
Elliot estaba en los brazos de Leire, tapado con una manta y entrando en calor. Esto le permitió por fin hablar.
Elliot: Lucía está en el agua, papá. Se tiró a rescatarme.
Capitán Miller: ¿¡Lucía!? No puede ser...
El Capitán se asomó y llamó a su novia. La tormenta estaba cada vez más cerca y las olas eran más grandes.
Capitán Miller: ¡Tenemos que encontrarla!
Capitán Miller: ¡Que enciendan los focos! ¡Ordena que bajen la lancha! ¡Debemos darnos prisa!
Sinéad y Eros llegaron a la cubierta más alta del barco. Sinéad se tumbó en el suelo y miró por una de las claraboyas el interior del barco. Podía ver la sala de fiestas. Todo el mundo bailaba y bebía ajenos a su tristeza.
Sinéad: Me gustaría deshacerme de esta tristeza que me invade. Eliminar esta culpabilidad que me quema por dentro...
Eros: Entonces no serías tú.
Sinéad: ¿Soy un monstruo?
Eros: Sabes que no.
¡¡Socorro!!
¡¡Cataplum!!
Sinéad: ¿Has escuchado eso?
Eros: ¿El qué? ¿Los truenos?
Sinéad: Esos gritos.
La tormenta estaba prácticamente encima. Los truenos eran tan fuertes que parecía que iban a partir el barco en dos.
¡¡Cataplum!!
Sinéad se asomó y vio a alguien ahogándose en el mar.
Sinéad: ¡Alguien se está ahogando!
Eros: ¿En serio? ¡Es verdad!
¡¡Cataplum!!
Sinéad: ¡Aguantaaa! ¡Voy a ayudarle!
Eros: ¡El agua está muy brava, Shiny! Será mejor que no...
Antes de que terminase la frase, Sinéad se lanzó al agua. Podía percibir la angustia de esa persona, lo mal que lo estaba pasando. Si no la rescataba en seguida, moriría.
Al lanzarse al agua,pasó por la cristalera que daba a la sala de fiestas. Silvana estaba intentando despejarse un poco tras fumar unos cuantos porros. Bailaba como podía al son de la música. De pronto, vio a Sinéad por la cristalera, cayendo al agua. Dió un grito de histerismo, pero nadie se percató. La música estaba muy fuerte. Otra vez había visto a esa vampiresa. Primero tirando un muerto al mar en la isla, y ahora por la cristalera del barco.
Salió corriendo hacia su camarote, necesitaba acostarse.
Silvana: Se acabó, no pienso fumar ni un solo porro nunca más. Esto debe ser una señal...¡Tengo que desintoxicarme!
Fuera, luchando contra las olas, Lucía aguantaba a duras penas. Era prácticamente imposible mantenerse a flote y el mar era cada vez más violento. Alguien le agarró por la cintura y la tranquilizó.
Sinéad: ¡No temas, ya estás a salvo!
Ya estaba lloviendo con fuerza y tenían la tormenta encima.
¡¡Cataplum!!
Álvaro: ¡Mire, mi Capitán! ¡Allí se mueve algo!
Capitán Miller: ¡Rápido, tenemos que ayudarle!
Cuando Lucía y Sinéad estuvieron a bordo, el Capitán abrazó y besó a Lucía sin contemplaciones. Leire estaba muy feliz al ver a Lucía con vida, pero le sorprendió la efusividad del Capitán.
Lucía: E-e-lliot...
Capitán Miller: Está bien, no te preocupes.
Lucía respiró tranquila. Sabía que había sobrevivido por los pelos. Miró a Sinéad agradecida.
Lucía: Gracias...
Sinéad: De nada. ¿Estás bien?
Lucía: Sí, gracias a ti. Eres mi ángel de la guarda.
Sinéad: No, solamente soy...
Lucía: Jamás olvidaré lo que has hecho por mi.
¡¡Cataplum!!
Lucía abrazó a Elliot y este se puso a llorar.
Elliot: Lo siento, he sido un tonto...
Lucía: No llores, pequeño. Ya pasó. Lo importante es que estás bien.
Capitán Miller: Señorita, no sé cómo agradecer lo que ha hecho. Gracias, gracias de todo corazón. Se merece al igual que Renzo, una distinción por su valentía. Es usted una mujer extraordinaria.
Sinéad: Gracias, no sabe lo bien que me vienen sus palabras.
Lucía: ¡Pasemos dentro, se aproxima la tormenta! Capitán, le necesitan en el puente de mandos.
Capitán Miller: En seguida voy, Leire.
Eros: ¡Shiny! ¿Estás bien?
Capitán Miller: ¿La conoce?
Eros: Es mi novia.
Capitán Miller: Es afortunado. Tiene un ángel de novia, una mujer extraordinaria. Mañana mismo prepararemos un acto en honor a ella y al pequeño Renzo. Son héroes.
Eros: Eso sería fabuloso.
Sinéad: ¡Eros!
Se besaron bajo la intensa lluvia.
¡¡Cataplum!!
Eros: ¿Ahora que tienes que decir? Un ángel, un mujer extraordinaria, una heroína... No he escuchado a nadie decir monstruo.
Sinéad: Ahora me siento mucho mejor.
Eros: Has saltado sin dudar para salvar la vida a esa clack. No eres un monstruo, Shiny.
Ella le sonrió feliz y siguieron besándose bajo la tormenta.
¡¡Cataplum!!
El capitán abrazó a Lucía y su hijo. Sentía que les habían concedido una segunda oportunidad.
Capitán Miller: Os quiero.
Lucía: Y nosotros a ti.
Elliot: Serás una buena mamá, Lucía.
Lucía: Gracias, pequeñajo.
Capitán Miller: Vamos, nos estamos empapando. Tenemos una gran tormenta encima y me esperan en el puente de mando.
Continuará...
¡¡¡Ohhh!!! Un capítulo muy emotivo. Me alegra que al final Lucía se haya salvado y me gusta que la haya salvado Sinéad. Así ha podido demostrar que no es mala... aunque a mí me gustaría de todas formas que siguiera una dieta vampírica vegetariana.
ResponderEliminarEn cuanto a las trillizas, vaya tres pavas, le pegan una paliza a su amiga, ¿y se callan? Me ponen negra. Yo pensé que el capitán ya sabía lo de Caitlyn. Pero vamos, que si no lo sabe, eso no es motivo para callar la paliza que le han dado. No entiendo a Caitlyn ni a ellas. Quiero justicia real y que el capitán se enfurezca con ese niñato y consuele a Caitlyn, no la justicia de ellas.
A ver cómo sigue. Estoy muy enganchada. Quiero másssss.
P.D: Muy de Kimberly el que ahora esté tan orgullosa de Renzo que quiera contar en clickstagram lo que ha hecho. Y antes no pensaba ni ir a su funeral... ¡Qué niña!
ResponderEliminarMe ha encantado este capítulo porque tiene partes muy emocionantes y otras muy emotivas. Me ha llegado al corazón que las tres hermanas se comporten tan cariñosamente con Kaytling. Al principio, Kaytling no me caía muy bien. Me daba la sensación de que era la típica mujer que fascina a todo el mundo y que juega con los sentimientos de los demás; pero no me esperaba para nada que fuese así. Me da muchísima pena. No es nada justo que la hayan tratado tan mal. Me pregunto qué harán las Playgirls. Espero que tampoco se pasen y se metan en problemas. Me hace gracia la conexión tan fuerte que hay entre tu historia y la mía con respecto al tema de Agnes y de quien se enamora de ella. Me da pena también Asunción. Es muy buena chica y se merece también ser feliz. Además, es tan optimista que no la veo hundida, aunque también puede ser una de esas personas que esconden su tristeza, enterrándola bajo kilos de esa alegría que no es que sea fingida, sino forzada. Por eso tal vez me da tanta pena.
ResponderEliminarMe ha conmovido mucho que Sinéad salve a Lucía y que el capitán quiera condecorar a Sinéad y a Renzo por ser tan valientes. Kimberly es tonta. En vez de ir a felicitar a su novio, sólo piensa en decir por el Instaclick que su novio es un héroe. Qué chica tan superficial, por favor.
Y qué risa me ha dado cuando Silvana ve otra vez a Sinéad cayendo por la cristalera del barco y decide no volver a fumar porros. ¡Es buenísima esa escena!
Y ya ha estallado la tormenta. Miedo me da.
¡Está todo muy emocionante! ¡Estoy deseando leer la continuación! Lo que más me entusiasma es que aún quedan muchos capítulos por leer. Por cierto, las fotos son preciosas. Qué reales, qué bonitas, qué frío se pasa viendo esas oscuras aguas. ¡Enhorabuena!