Volaba dejándose llevar suavemente entre los tejados de aquella gran ciudad. No le gustaba dejarse ver y ni mucho menos las grandes concentraciones de gente. Una mujer se asomó a una ventana y la vio volar. Se asustó y cerró la ventana al momento. Se creía que los cuervos traían malos presagios y su presencia curiosamente les parecía siniestra y terrorífica. Se sentía feliz con aquella forma. Podía dejarse ver, asustar y marcharse tranquilamente. Sin embargo, con su forma verdadera, podría causar un gran revuelo y no de deseaba ser el centro de atención.
"Con lo a gusto que vuelo con mi escoba" se dijo recordando viejos tiempos.
Tenía mucha hambre. El día anterior en una ciudad del norte se había comido tres niños deliciosos. Dos hermanos y un niño gordo y caprichoso. Recordó hambrienta el niño rechoncho que comía golosinas. Pensaba que le saciaría para muchos días, pero su estómago rugía de nuevo en señal de protesta. De pronto, su olfato detecto una suave y dulce presencia.
En una enorme mansión encontró una ventana abierta en lo más alto del edificio. La fragancia que la atrapó provenía de aquel lugar, así que planeó para comprobar de que se trataba. Dos niños jugando en su cuarto, muy pequeños. Jugaban distraídos con muchos juguetes en el suelo. Eran niños bien alimentados y muy sanos, de los que le gustaba a ella.
Debía acercarse a ellos con prudencia para no asustarlos y no alertar a los adultos. Estaban solos en su cuarto, así que decidió ganarse su confianza con una forma más agradable. En un abrir y cerrar de ojos se convirtió en un hermoso gato negro. Maulló para llamar la atención de los niños que en seguida abandonaron sus juguetes.
Suselle: ¡Un gatito!
Dante: ¡Mola!
Los niños acariciaban al falso gato con entusiasmo. Se mostraba cariñoso maullando con pena.
Suselle: Porecito, tene miedo. Yo me lo quero quedar...
Dante: La mama no nos dejará...ni el papa.
Suselle: ¡Joooo!
Dante: Tenemos que esconderlo pa que no lo vean.
Sus: ¿Qué hacen mis niños?
El gato se escondió tras los niños y ellos no se opusieron. Deseaban cuidar al gato y si sus padres lo descubrían, seguramente ya no lo volverían a ver más.
Dante: Tamos jugando.
Suselle: Huy, que serios os veo.
Suselle: No tamos serios, mami.
Sus: Ya es hora de ir a la cama, así que recoged todos los juguetes que tenemos que lavarnos los dientes.
Dante: Sí, mami.
Sus: ¿Sí, mami? Qué raro...¿No os quejáis?
Suselle: No, mami.
Sus: Bueno, pues haced caso a mamá que ahora vengo y lo quiero ver todo en su sitio.
La madre se marchó un poco sorprendida ante la actitud tan obediente de sus hijos. Mientras ellos aprovecharon para seguir acariciando al gato. Le gustaba sus caricias, pero aquello no era lo que andaba buscando. Tenía hambre y se estaba esforzando para no lanzarse sobre ellos y devorarlos...
"No, crudos no me gustan" pensó intentando mantener la calma.
La mascota de la familia los descubrió. Pandy solía subir al cuarto de los niños para jugar con ellos. Se sorprendió ante la presencia del gato.
Pandy: #### (¿Ese quién es)
Al gato y el oso panda se miraron a los ojos, frente a frente. Supo de inmediato que aquello no era un gato de verdad y que una identidad terrorífica se escondía bajo esa apariencia.
Pandy: #### (Sal de esta casa,¡ahora!)
¡Miaoooo!
Suselle: Pandy malo.
En seguida los niños se posicionaron junto al falso gato indefenso. Pandy se había mostrado arisco y agresivo y eso los niños no lo vieron con buenos ojos.
Dante: Vete, Pandy. Eres oso malo.
Pandy: #### (¡Eso no es un gato!)
De pronto los ojos del gato brillaron y Pandy pudo ver fuego en su interior. Se asustó tanto que salió corriendo hacia la planta baja y se ocultó en su cesta bajo su mantita.
Los niños obedecieron a su madre y recogieron todos los juguetes. Escondieron al gato bajo una pequeña mesa y de allí no se movió. Después de lavarse los dientes, Sus les contó un cuento como cada noche. Los niños, acostados en sus camitas escucharon atentos hasta quedarse dormidos.
Sus: ...el leñador, alertado por los gritos, corrió hacia la casa de...
Diamante: Ya se han dormido.Esta noche se han acostado sin protestar.
Sus: Sí, es muy extraño. Quizás estén cansados.
Cuando se marcharon y apagaron la luz, el gato salió de su escondite. Por fin estaba a solas con los niños, sin miedo a ser sorprendida por un adulto.
Aunque su estómago protestaba continuamente, tenía que ser cautelosa. Primero tendría que encargarse de los padres para estar tranquila. La noche sin duda, era el mejor momento para ello.
Por fin pudo tomar su verdadera forma. En realidad era una horrible y vieja bruja. Su pelo gris y dejado le llegaba al hombro. Su nariz larga y repelente lucía unas cuantas verrugas repugnantes. Tenía una joroba y sus pies eran enormes, pero de conejo. Su vestido gris y su sombrero oscuro no es que fuesen precisamente elegantes. Portaba una barita con la que solía hacer muchas maldades.
Se asomó a la puerta de los padres con cautela. Vio a la madre doblando ropa y guardando algunos enseres en un armario. El padre estaba tumbado boca arriba en la cama, hablando animadamente con su mujer.
Sus: ¿Todavía tienes más hambre?
Diamante: Sí...esa sopa que has preparado estaba buena, pero me he quedado con más hambre.
Sus: Pero si te has comido un trozo de tarta de queso y dos bizcochos de chocolate...
Diamante: Anda, cariño...tráeme otro bizcochito más...
Sus: ¿¿Ahora??
Diamante: ¡¡Porfiii!!
Sus: Vaaaale.
Diamante: ¡Esa es mi Sus! La esposa del año, la clack más guapa del universo, el amor de mi vida...
Sus: No hace falta que me hagas tanto la pelota. Luego me haces un masaje y quedamos en paz.
Le mandó un beso con la mano y Diamante hizo como si lo atrapase en el aire.
Cuando salió del cuarto en busca del bizcocho, la bruja se escondió en las sombras del cuarto de los niños. Ahí permaneció hasta que se marchó.
Bruja: Es el momento.
Entró al cuarto de la pareja y miró al padre tumbado en la cama. Estaba en pijama, totalmente indefenso. Caminó en su dirección. Diamante, alertado por los pasos se sentó en la cama.
Diamante: Amor, que pronto has...
Cuando vio a la bruja frente a él, mirándole burlona, casi le da un infarto. No le salían las palabras. Estaba aterrado ante aquella terrorífica aparición.
Diamante: So..so...¡Socorro!
Bruja: ¡Silencio, que me despertarás a los niños!
Diamante: ¿Quién eres tú? ¡¿Qué haces en mi casa?!
Bruja: Me llamo Jabru. Tengo hambre y por eso estoy en tu casa.
Diamante: ¡Fuera de mi casa!
Jabru: ¡Silencio, rata! Las ratas no saben hablar, ¿es que no lo sabías!
Con un ligero movimiento de su barita mágica, Diamante se convirtió en una rata fea y peluda.
Diamante: "¿Eh? Me siento raro...¡¿Qué me has hecho?!"
La bruja se escondió en un rincón cuando Sus entró en el cuarto.
Sus: Diamante, no queda bizcocho de choco...¿Cariño?
Cuando vio aquella enorme rata sobre la cama, gritó asustada. Era una gran amante de los animales, pero las ratas le provocaban un miedo irracional que no podía controlar.
Sus: ¡Ahhhhhh! ¡Una rata! ¡¡Diamanteeeee!!
Diamante: ¨¿Una rata? ¿Dónde? ¡Sus, soy yo!"
Sus: ¡Ahhh, no te acerques!
Diamante: "¡¡Cuidado Sus!!¡¡La bruja está detrás de ti!! ¡¡Date la vuelta!!"
Diamante se acercaba a ella ignorando que ahora era una rata.
En ese momento de desconcierto, la bruja movió de nuevo su barita y convirtió a Sus en otra repugnante rata.
Diamante: "¡¡Te ha convertido en una rata!!"
Sus: "¿Diamante? ¡Eres una rata!"
Diamante: "¡Y tú! Ha sido esa bruja, traté de avisarte, pero no me entendías..."
Jabru: Malditas ratas repugnantes y mal olientes. No quiero que espantéis a mis niños, que luego su sabor es amargo. ¡Os mataré!
Jabru los persiguió con intención de pisotearlas, pero consiguieron escapar.
Diamante: "¡¡Corre, Sus!!"
Sus: "¡¡Espera, Diamante!!"
Por fin se había quedado a solas con los niños. Sin los padres, podría alimentarse sin ningún tipo de interrupción.
Jabru: No hay nada mejor que comer sin prisas y sin presión. Niños, es hora de darse una buena ducha,¡jajajajajaja!
Pasados unos minutos, Sus y Diamante se armaron de valor y fueron a comprobar como se encontraban sus hijos.Descubrieron que estaban en la cocina, inmovilizados sobre la mesa. Lloraban desconsolados mientras la bruja hervía una olla con agua y especias.
Sus: "¡Nuestros niños! Diamante, se los va a comer...¡tenemos que hacer algo!"
Diamante: "No sé que podemos hacer, somos ratas...¿Y si llamamos por teléfono y pedimos ayuda?"
Sus: "No nos entenderán...¡Ahora nadie nos entiende!"
Diamante: "Aunque muera en el intento, lucharé para salvar nuestros hijos, mi amor."
Sus: "Oh, Diamante...tengo tanto miedo. ¡Necesitamos ayuda!"
Pandy: #### (Yo os ayudaré. No pienso permitir que haga daño a mis hermanitos)
Sus: "¡Pandy! ¡Nos reconoces y puedes entendernos!"
Pandy: #### (Los animales nos podemos entender entre nosotros. Siento que os haya convertido en ratas...traté de impedirlo, pero me daba miedo)
Diamante: "No te preocupes, Pandy"
Sus: "Es tan raro entenderte, ¡y te ves tan grande!"
Diamante: "Tenemos que hacer algo, esa bruja come niños está preparando una olla para cocinar a Suselle y Dante..."
Sus: "¡Mis niños!"
Pandy: #### (Me he percatado de que usa una barita mágica. Tenemos que conseguir arrebatársela)
Diamante: "¿Alguna idea?"
Pandy: ##### (Vosotros la distraeréis y yo aprovecharé para hacerme con la barita, que la ha dejado sobre el lavavajillas)
Sus: "Es un buen plan. Mis pequeños...están muy asustados..."
Los tres entraron en la cocina decididos. Pandy se escondió a la espera del momento idóneo para hacerse con la barita. La bruja meneaba la olla cantando una extraña canción muy desagradable.
Jabru: Brujas al poder, al poder, al poder, ¡eh! Con ganas de comer, de comer, de comer, ¡eh!
Sus: "Diamante, tengo miedo..."
Diamante: "No temas, mi pequeña ratita. Yo te protegeré"
Sus: "No me gusta eso de ratita..."
Jabru: ¡No os impacientéis, queridos niños! Pronto tendré lista la olla y os podré cocinar. ¡Oh! No os preocupéis, no pienso dejar ni un hueso de vuestros rechonchos cuerpos.¡Jajajajaja!
Diamante: "¡Tú, horrible bruja! ¡¿A que no nos pillas, cara de papilla!?
Jabru: ¡Vosotros otra vez!
Sus: ¡Buuuuh, feaaa!
La bruja muy enfadada, agarró una escoba y los persiguió por toda la cocina. Sus y Diamante corrían y se escabullían con gran facilidad.
Pandy aprovechó para agarrar la barita y utilizarla contra la bruja. Cuando esta lo vio, perdió totalmente el interés en las ratas.
Jabru: Osito bueno, eso es mío...Pórtate bien y devuélvemelo.
Pandy: ### (Y un pimiento)
Jabru: ¡¡Maldito oso de las narices!! ¡Te convertiré en gusano y te aplastaré!
Pandy: #### (¡Eso habrá que verlo! ¿En que te puedo convertir? ¡Ya sé! ¡En pez!)
Pandy meneó la barita y Jabru se convirtió en pez. En seguida empezó a ahogarse y desesperada se movía coleteando de un lado para otro.
Pandy: #### (Ya no eres tan peligrosa, malvada bruja)
Sus: "¡Muy bien, Pandy! ¡Nos has salvado!"
Diamante: "¡Devuélvenos a nuestra forma original, por favor!"
Pandy: #### (Antes de hacerlo, me gustaría decirte algo muy importante, Sus. Ya que luego no me entenderás y llevo meses intentando hacerte entender que no me gusta la comida que me compras...¡cambia de marca por favor!)
Sus: "Oh, lo siento Pandy, no te entendía. Cambiaré de marca, no te preocupes."
Sin esperar más, Pandy los devolvió a su estado normal. Se tocaban para asegurarse de que habían recuperado su cuerpo y se abrazaron felices. Los niños saltaban contentos al ver a sus padres de nuevo.
Tomaron a los niños en brazos con cariño y los tranquilizaron. Mientras, el pez seguía moviéndose desesperado sin poder respirar.
Sus: ¿Y ahora que hacemos con ella? ¡Podría volver a atacarnos!
Diamante: Un pez no puede hacernos ningún daño...
Sus: ¿La tiramos al río?
Diamante: No, tengo una idea mucho mejor.
Acostaron a los niños y les hicieron creer que se trataba de una pesadilla. Diamante encendió el horno y con unos tomates y unas patatas hizo el pez al horno. Cuando sonó el timbre, sacó la bandeja y el delicioso olor invadió la cocina. Sacó un ron que guardaba desde hacía mucho tiempo y se sirvió una copa. Sus lo observaba fascinaba mientras abrazaba a Pandy agradecida.
Sus: ¿Está bueno?
Diamante: ¡Riquísimo! ¿Quieres?
Sus: No, ya sabes que soy vegetariana. Además, a estas horas de la noche no me entra nada...
Diamante: No quedaban bizcochos de chocolate y tenía mucha hambre. Pandy, gracias por convertirla en pescado. ¡Oh, pero que bueno está!
Sus: Pandy, nos has salvado. Te estaremos eternamente agradecidos. Mi pequeño panda, te quiero.
Pandy ### (Y yo a ti, Sus. Oh, no puedo mirar...¡Se está comiendo a la bruja!)
Calabazo: Lo fantástico de esta historia es que al final, el bueno se come al malo. Quizás el bueno no lo sea tanto y no existan tantas diferencias entre ellos. Sea como fuere, uno de ellos termina comiendo plácidamente. ¡Gore, no corras tanto!
Gore: ¡Gruuunch!
Calabazo: Oh, no...¡Estás jugando con un terrible osito de peluche! Mi hijo, se está echando a perder...¡Soy un mal padre!
Gore: ¡Gruuunch!
Calabazo: ¡Menos mal! Lo querías para apuñalarlo con todos esos cuchillos y puñales. ¡Ese es mi hijo! Podrías usar también el hacha. Oh, ¡es un maravilloso apuñalamiento, hijo!
Gore: ¡Gruuunch!
Calabazo: Está claro que los padres nos preocupamos por nuestros hijos y queremos lo mejor para ellos. En ambas historias lo hemos podido comprobar. Carl luchó por su hijo y gracias a ello salvó su vida. Sus y Diamante también lucharon para salvar a sus hijos de las garras de la bruja.
Calabazo: Yo también me preocupo por Gore. ¡Es una gran suerte ser padre! Mi repugnante hijo,¡eres lo más asqueroso que me ha ocurrido nunca! No podría vivir sin él, mi pequeño monstruo. Eh, Gore, no te muevas así, ¡¡Gore!!
Gore cayó al suelo de los brazos de su padre y con el impacto, la cabeza salió disparada por una de las ventanas, rompiendo los cristales. Calabazo apresuradamente abrió la ventana y vio la cabeza de Gore alejándose y prendiéndose entre la maleza del cementerio viviente.
Calabazo: ¡Goreeee!
Gore: ¡Gruuuuuuunch!
Calabazo: ¿Dónde demonios estás?
Gore: ¡Gruuuuuuuunch!
Calabazo: Vaya, parece que ha refrescado y se aproxima una tormenta...salir ahora para pillar un resfriado no sería prudente por mi parte. Será mejor que aplace su búsqueda para mañana. Total, sin piernas no puede ir a ningún lado.
Gore: ¡Gruuunch!
Calabazo: Amigos, Halloween 2016 llega a su fin. Podría contar historias de terror durante todo el año, pero no es posible. Agradezco que me hayáis querido acompañar otro año más, prometo volver en 2017 con nuevas y más terroríficas historias. Tened cuidado al regresar a casa, la noche es oscura y esconde grandes peligros.¡Hasta el próximo año!
Gore: ¡Gruuuuuch!
Calabazo: ¡Hijo, no grites mucho que te quedarás afónico! Ayy, los padres, como nos preocupamos por nuestros hijos...
FIN
¡Ayyyyy cómo me he reído! ¡Pero qué locura de historia! ¡Se supone que tenía que pasarlo mal leyéndola y me ha ocurrido todo lo contrario! Me he reído muchísimo. Primero me he reído un montón al leer el nombre de la bruja: ¡Jabru! Jajajajaja. Después ese continuo convertir en animales a las personas me ha recordado al mito de la Diosa Ceridwen, muy divertido, por cierto, en el que se inicia una persecución entre Ceridwen y uno de los guardianes de la pócima mágica con la que ella pretendía convertir a su hijo en el más hermoso y en el bardo más talentoso. Cada uno va convirtiéndose en animal; el guardián para huir de Ceridwen, Ceridwen para perseguirlo; pero, bueno, no quiero enrollarme mucho. Me ha encantado, de verdad. Es una historia súper divertida. El colofón lo pone Calabazo con su demostración de cómo se preocupa por su hijo, jajajaja, y luego cuando Gore se pone a apuñalar al oso. ¡Es muy bueno! Y luego encima le sale la cabeza volando por la ventana y el otro ni se digna ir a buscarla. ¡Es una locura de historia, reitero! ¡Pero es buenísima! Gracias por hacernos reír tanto, en contraste con la otra historia, que fue muy triste. Siento que me haya explicado tan mal, pero no sé qué me pasa, que me cuesta expresarme. ¡Me ha encantado!
ResponderEliminarHay varias cosas de la historia que me han hecho mucha gracia. Primero la actitud de Pandy, que sale huyendo y se esconde. Luego la glotonería de Diamante, jajajaja. También que cocine al pez, es muy bueno, y encima saca una botella de ron, jajajajajaja. De verdad, ¡qué ocurrencias tienes! Y las fotos son buenísimas. Qué fea es la pobre bruja, jajajajaja.
¡Gracias de nuevo por divertirnos tanto con tu imaginación!
Solo un corto mensaje que no hace honor al relato, desde el Caribe te digo que me ha encantado, ¡además acaba bien! Una maravilla, lo mejor de lo mejor, no dejes nunca de crear historias.
ResponderEliminarJajajaja. Me he reído mucho (un ejemplo, el gag de la comida de Pandy o ese final de Calabazo tan preocupado por su criatura...), pero me quedo preocupado por Diamante, ese pez era de mala calidad, espero que no acabase con indigestión (jejeje)
ResponderEliminarUn saludo,
Sarrat.