Estrella: ¡Espera, Sabrina!
El zombie seguía muy de cerca a Estrella. Estaba muy cansada y le faltaba el aliento. Sabrina le indicó que se escondiera junto a ella en un saliente situado justo en un precipicio. El zombie siguió su camino sin percatarse de la presencia de las dos clacks. Se mantuvieron un rato en silencio, aguantando la respiración. Cuando pensaron que el peligro había pasado se tranquilizaron.
Estrella: Creo que se ha ido.
Sabrina: Volverá, eso no lo dudes.
Estrella: Sabrina, ¿qué está pasando?
Sabrina: He cometido errores que deben ser castigados...el infierno viene a por mi y no tengo escapatoria. ¡Yo no quería matar a mi hermana!
Sin esperarlo, el zombie reapareció. Intentó agarrar a Sabrina y esta perdió el equilibro cayendo al vacío. Estrella intentó ayudarle, pero le fue totalmente imposible. Gracias a unas ramas sobresalientes, se pudo agarrar y evitar una muerte segura.
Sabrina: ¡Socorro!
El zombie quería agarrar a Estrella, que se resistía esquivando sus ataques. Finalmente consiguió escapar de aquella trampa mortal escalando como pudo. Escuchaba los gritos de auxilio de Sabrina, pero no era capaz de hacer nada por ella.
Estrella: ¡Aguanta, Sabrina!
El zombie agarró a Estrella deseoso de hincar el diente. Estrella se resistió y finalmente pudo escapar victoriosa. Claudia no se dio por vencida y la siguió todavía más hambrienta y enfurecida.
Estrella: ¡Que alguien me ayude! ¡Socorro!
Mientras, Sabrina consiguió subir sobre unas enormes raíces que sobresalían. Poco a poco y asegurándose de cada movimiento estaba consiguiendo subir. Su mente era un torbellino de emociones, todas mezcladas y casi sin sentido.
Al llegar finalmente arriba, la estaban esperando. El Perlita y Roula la escucharon murmurar mientras ascendía. Sabrina pensó que se trataba del zombie y se dio por vencida. Después del gran esfuerzo era incapaz de luchar contra nada. Cuando vio al Perlita, sintió un gran alivio.
El Perlita: ¡Sorpresa!
Cuando Sabrina se disponía a contar todo lo que había sucedido, El Perlita le agarró del pelo con fuerza. Sabrina gritó dolorida y muy sorprendida.
Sabrina: ¡Ahhhhh! ¡¿Qué estás haciendo?!
Roula: ¡No es necesario que le hagas daño!
El Perlita: ¡Silencio!
Sacó su pistola y apuntó a Sabrina. Levantó los brazos en señal de rendición sin comprender nada en absoluto. Había sufrido el ataque de unos zombies, había matado a su hermana, engañado a John, le habían robado el dinero, casi se mata al caer por el precipicio...y ahora esto.
Sabrina: ¿Tú también estás siendo juzgado?
El Perlita: ¿Juzgado? ¡Déjate de tonterías! Sé que has contratado a Facunda para que me robe la pasta. Te había subestimado...eres más inteligente de lo que imaginaba.
Sabrina: ¿Facunda? ¡No sé quién es esa!
El Perlita: ¡Mientes!
Le golpeó en la cabeza con la culata de su pistola. Sabrina gritó dolorida. Por un momento se le nubló la visión y se quedó muy aturdida.
Roula: ¡Perli! ¡No le hagas daño!
El Perlita: ¡Confiesa! ¿¡Dónde está el dinero!?
Sabrina: ¡No lo sé! ¡Tú me lo robaste!
Heidi llevaba mucho tiempo caminando sin encontrar ninguna presa. Los gritos la atrajeron hasta ellos. No se percataron de la presencia del zombie hasta que la tuvieron encima. Se abalanzó sobre Roula y le mordió en un brazo. Heidi saboreaba su carne masticando una y otra vez.
Roula: ¡Ayuda!
El Perlita: ¡Pero que es esto!
Sabrina aprovechó la oportunidad y escapó. Sabía que Perlita era peligroso pero mucho más el zombie que los había atacado.Corrió con todas sus fuerzas sin mirar atrás. Deseaba encontrar un refugio, un lugar en el que escapar de toda aquella pesadilla.
Roula se apartó de Heidi. La sangre salía de su herida sin parar. Le dolía pero el miedo por ser de nuevo atacada la hizo aguantar la compostura. El Perlita apuntó a Heidi con su arma y la amenazó.
El perlita: Maldita psicópata, ¡ni un paso más o disparo!
El zombie no hizo casi a sus advertencias y agarró su brazo. Acto seguido le mordió con fuerza hasta desgarrar su piel.
Roula: ¡Dispara!
El Perlita: ¡Ahhhhh! ¡Es una pistola de mentira!
Escucharon un disparo y Perlita miró arma incrédulo. Heidi cayó al suelo inerte. Unos metros más allá se encontraban John, Rose y los científicos.
El Perlita: Gracias, tío.
La Dra Ada atendió su heridas. Las examinó y las curó, aunque en su rostro se reflejaba preocupación.
Roula: ¿Es grave?
Dra Ada: Estáis infectados. Tendréis que acompañarnos al laboratorio.
John: Estoy buscando una chica rubia, con una trenza, de tez morena...
Roula: ¿Se llama Sabrina?
John: ¿La has visto?
Roula: Se fue corriendo cuando el zombie nos atacó...
John: ¡Gracias! ¡Vamos, Rose!
Rsoe: ¡Espera!
La desesperación se había adueñado de John. Encontrar a Sabrina era su prioridad, aunque aquello le costase la vida.
Sabrina se había perdido. No sabía que dirección tomar. Ya no le quedaban fuerzas para seguir luchando. Había destruido su vida y a aquellas personas a las que amaba. Lloraba por Donna, su querida hermana. No sabía si seguía con vida o se había convertido en un ser infernal. Ella le había golpeado. La había asesinado. Pensó en dejarse llevar, perderse en aquel interminable desierto y desaparecer para siempre. Era un ser destructivo que hacía daño a todos los que se le acercaban.
No sabía que la llevaba a acostarse con otros clicks. Amaba a John pero algo en su interior la empujaba a vivir sin contemplaciones, sin pensar en las consecuencias. Se arrepentía tanto que la angustia la invadía por dentro. No sabía si John seguía con vida, pero ya no le podría mirar más a la cara. Lo amaba más que a nada en este mundo.
Sabrina: Deberías morir, Sabrina. No mereces seguir con vida, haces daño a todos los que te quieren. ¡¡Lo siento!! ¡¡He sido una estúpida!!
Gritaba al viento, pidiendo perdón a nada en concreto pero a todo.
Sabrina: Por favor, necesito una oportunidad más...rectificaré, lo juro...
Seguía caminando sin rumbo ni destino. El golpe que le había dado El Perlita le dolía. Tenía sed y le las zapatillas se estaban rompiendo. Las suelas se salían dejando sus delicados pies al descubierto.
Perdía el equilibrio una y otra vez, pero siempre conseguía levantarse. Una parte de ella le pedía que se rindiese, que era lo mejor. Aunque su parte positiva, la que le animaba y le susurraba suavemente que todavía existían esperanzas para ser feliz para ella era más poderosa.
Sabrina: ¿Es este mi castigo por ser malvada? ¡No puedo más!
Recordó a su querida amiga Valeria. La había perdido tras fallarle, como solía hacer con todo el mundo. Ella la comprendía y la quería, pero fue incapaz de perdonar sus traiciones. Recordaba la boda de Sus y Diamante, lo empeñada que estaba en conquistar a Diamante.
Sabrina: ¿Realmente estaba enamorada? Quizás no, estaba loca.
Sabrina: ¿Donna? ¿Eres tú?
Vio a su hermana, estaba segura. La miraba fijamente. Estaba enfadada, no cabía la menor duda.
Sabrina: ¡Donna! ¡Perdóname! ¡Nunca quise hacerte daño! ¡Ayúdame, hermana!
Se acercaba con esfuerzo a ella pero se detuvo. Allí no estaba su hermana. No era ella, era otra cosa.
Sabrina: ¿Quién eres tú? ¡Déjame en paz!
Y-321: Grrrraaaahhh...
Sabrina: ¡No pienso rendirme!
Y-321 caminaba tras ella. Sabrina sabía que ella no podría aguantar eternamente caminando y ese ser no se cansaría jamás. No se rendiría, lucharía hasta el final.
Estrella llegó hasta la orilla del pantano. Corría perseguida por el sediento zombie. Justo en aquel lugar conoció a Wen por primera vez. Fue dónde se enamoró perdidamente de él. "Que vueltas da la vida" pensaba acordándose de Wen. "Moriré en el mismo lugar dónde descubrí el amor",
Estrella: ¡No dejaré que me hagas daño! No te lo pienso poner fácil, monstruo asqueroso.
Sabrina había perdido las zapatillas, que se habían desintegrado poco a poco. Sus pantalones estaban sucios y rotos. Le dolían los pies. Con cada paso se clavaba piedras y ramas que se le clavaban en las plantas de los pies.
Vio una bicicleta rota abandonada y en seguida supo a quién pertenecía. No tardó mucho en descubrir a Ray subido en un árbol.Debía llegar hasta él y rogarle ayuda. Y-321 la seguía muy de cerca.
Sabrina: ¡Ray, ayúda!
Ray: ¡Vete!
Sabrina: ¡Por favor, ayúdame! ¡Dame la mano, sola no puedo subir!
Ray: ¡Aquí no hay sitio para dos! ¡Búscate otro lugar!
Sabrina: ¡No tengo fuerzas para seguir huyendo! Maldito chantajista, ¡si no me ayudas juro que iré a por ti!
Ray: ¡Piérdete!
Se sentó y apoyó su espalda en el tronco del árbol. No podía seguir huyendo, era incapaz de dar un paso más. Observaba a Y-321 acercándose a ella, ansioso por darle alcance. Cerró los ojos y esperó su final con resignación.
John y Rose se habían encontrado a Donna y los demás por el camino. Cuando supo que estaban buscando a su hermana se unió a ellos. Los tres la buscaban gritando su nombre y mirando en todas direcciones buscando alguna pista.
Donna: Espero que esté bien...
Rose: No debe andar lejos.
John: ¿Eso que es?
A Sabrina se le había caído la cámara de Ray, la que contenía las imágenes que demostraban que le había sido infiel en el gimnasio.
Rose: Es una cámara.
Donna: Parece que funciona.
John apretó el play y el vídeo de la infidelidad de Sabrina se reprodujo. No podía creerlo, y fue tal el shock que no podía reaccionar. Rose y Donna observaban las imágenes en silencio, totalmente asombradas. Finalmente Donna rompió el silencio.
Donna: Puede que esto haya ocurrido antes de que os conocieseis, John.
John: No, de esto no hace mucho. Recuerdo ese día...y a ese click.
Rose: Lo siento, John...
John: No puedo creerlo...
Unas lágrimas cayeron por sus mejillas. Aguantó la rabia y el dolor haciendo un gran esfuerzo. A pesar de su traición, la amaba y no podía dejarle morir.
Donna: No logro comprender nada...¿Qué hace esta cámara aquí?
Rose: No lo sé. John, deberíamos seguir buscando, seguro que está en peligro.
¡Ahhhhhh!
Donna: ¡Esa es mi hermana!
John: ¡Vamos!
Continuará...
¡He devorado este capítulo! ¡La sorpresa final, cuando encuentran la cámara, me ha arrancado un suspiro! No me esperaba para nada que encontrasen la cámara, tampoco me esperaba que Sabrina se arrepintiese tanto. Lo que pasa es que no es la primera vez que se arrepiente. No tengo mucha confianza en sus palabras, pero habrá que ver qué sucede a partir de ahora. Se ha rendido, pero yo sé perfectamente que no morirá, porque no puedes matar a un personaje tan importante que tanto ha influido en los otros personajes (en eso no eres como yo jajajajajaja). No obstante, debo confesarte que ha habido un momento en el que no tenía tan claro si Sabrina iba a seguir viva, y ha sido cuando se ha caído por el precipicio. Me sorprende también el valor y el aguante de estrella, ¡me encanta que no se rinda y que continuamente consiga escapar! Espero que se encuentre pronto con Wen y que por lo menos la vida le devuelva la felicidad. ¡Voy a por el siguiente capítulo! ¡Hiciste bien en publicarlos los dos seguidos (o yo he hecho bien en no poder leerlos antes) porque ahora no podría soportar la intriga! ¡Me encanta esta historia! ¡Está súper emocionante! Por cierto me han sobrecogido mucho las fotos en las que se ve Sabrina ahí perdida en medio del pantano...
ResponderEliminar