Laboratorios Ambrella, Wensuland
La corporación Ambrella había invertido muchos recursos en la investigación y producción de medicamentos. Las cosas les fueron muy bien así que se dedicaron a la creación de diferentes tipos de tecnologías, principalmente computación y sistemas de salud. Tras años de investigación se especializaron en experimentación sobre el genoma humano y los virus más mortales. El DR. Marcus es el encargado del laboratorio situado en Wensuland. Pocos son los que conocen su trabajo ya que está clasificado como alto secreto. Su investigación sobre el genoma humano avanzaba a pasos agigantados. Su fiel compañera y ayudante, la Dra. Ada Wang era una pieza fundamental en su trabajo ya que sus ideas y puntos de vista (muchas veces muy distantes de Marcus) le habían ayudado a avanzar.
Para sus experimentos utilizaban animales vivos y cuerpos donados a la ciencia de clicks fallecidos. Marcus estaba obsesionado con la posibilidad de reanimar a un muerto, resucitar a un ser fallecido. Sus intentos no habían sido fructíferos y estaba llegando a un callejón sin salida. En una de sus delirantes ideas, decidió crear un nuevo virus, mortal para cualquier ser vivo pero que podría resucitar células muertas. Reunió el ébola, maburgo, viruela, lassa, Clickitis y la gripe aviar. Había creado el virus más mortal del Playmundo. Lo llamó Clickora. Aquel día experimentaba con un cadáver llamado Y-321.
Ada: Está todo listo, Dr. Marcus.
Dr. Marcus: Procederemos con cautela, Ada. No quiero que ocurra lo mismo que ayer.
Estaban en el laboratorio. Tenían pantallas, ordenadores y todo tipo de instrumentales para sus investigaciones. El laboratorio disponía de una sala especial acristalada. Ahí es dónde hacían sus experimentos, totalmente aislados y sin peligro de posibles fugas.
Ada y Marcus miraban a Chris, otro de los científicos de su equipo. Él era el encargado de inyectar el virus al Y-321 e introducir los datos en el ordenador situado en esa misma sala.
Dr. Marcus: Chris, ¿está preparado?
Chris: Lo estoy.
Chris estaba embutido en un traje especial para protegerse del virus y de cualquier posible accidente.
Chris: He introducido al sujeto Y-321 el virus Clickora. Me dispongo a exponerlo a las ondas.
Dr. Marcus: Acciona el rayo utravioleta.
Chris: Rayo ultravioleta accionado.
Y-321 estaba rodeado de una repugnante sustancia amarilla. Marcus se llevó las manos a la cabeza. El cuerpo seguía sin dar señales de vida.
Ada: No hay ningún cambio en el sistema. No hay actividad ni se percibe señales de vida.
Dr. Marcus: ¡Maldita sea! Sigo sin comprender que ocurre. Lo único que conseguimos es crear esa extraña sustancia que de nada nos sirve.
Ada: ¡Dr. Marcus!
Dr. Marcus: ¿Que ocurre, Ada?
Ada: ¡El sistema detecta actividad en Y-321!
Dr. Marcus: ¿¡Estás segura de ello!?
Ada: ¡Por completo!
El cadáver se incorporó. El Dr Marcus y Ada saltaron asombrados de alegría. No podían dar crédito a lo que estaban viendo tras el cristal infranqueable. Chris se sobresaltó y en seguida se repuso del susto.
Chris: ¡Se ha sentado! ¡Y-321 está sentado! ¡No puedo creerlo!
Dr. Marcus: ¡Lo hemos conseguido! ¡Chris, quiero entrar!
Chris: Ahora mismo, Dr. Marcus. Deje que introduzca los datos en el ordenador. ¡Esto hay que celebrarlo! ¡Viva!
Los gritos de Chris alertaron a Y-321, que hasta ese momento no se había percatado de su presencia. Se giró y cuando lo visualizó, no lo dudó un instante. Antes de ser renombrado cómo Y-321, se llamaba Lucas. Casado, con dos hijos que lo amaban fue un hombre muy querido por sus amigos y familiares. Era un click amable, cariñoso y muy pacífico. Le gustaba el deporte, en especial el fútbol y el ciclismo. Un accidente con la bicicleta lo mató con tan sólo 42 años. Donó su cuerpo a la ciencia pero jamás imaginó que gracias a ellos volvería a la vida...aunque nada de Lucas había en Y-321.
Ada: ¡Se está moviendo! ¡Chris, sal de ahí!
Chris: ¡Un momento, por favor! Esto es increíble, los datos no pueden ser más sorprendentes, ¡no puedo creerlo! ¡Hay actividad cerebral! ¡No es posible!
Dr. Marcus: ¡Chris, no sabemos si puede ser hostil! ¡Salga de ahí!
Las advertencias de sus compañeros no sirvieron para salvar la vida de Chris, que murió al ser atacado por Y-321. Mordió su brazo derecho y rompió el traje protector. Entró en contacto con el virus y pronto se infectó.
Chris: ¡Socorro! ¡Ahhhh!
Ada: ¡Debemos entrar!
Dr. Marcus: ¡Ni se le ocurra! Ya no podemos ayudar a Chris...
Un minuto después, Chris se incorporó. Ya no recordaba su nombre ni que hacía allí. Sólo quería destruir, eliminar a todo ser vivo.
Ada: ¡Doctor, mire! ¡Chris sigue con vida!
Dr. Marcus: ¡Eso es imposible!
Chris y Y-321 golpeaban el cristal en un intento de alcanzar a Ada y Marcus. Deseaban darles alzance y exterminar sus vidas. Necesitaban transmitirles el virus, que sufriesen su agonía y su dolor.
Ada: Esto no puede estar ocurriendo, no puedo creerlo...¡Debemos pedir ayuda!
Dr. Marcus: No debemos perder la cabeza. Si pedimos ayuda, se terminó nuestro trabajo y la muerte de Chris habrá sido en balde. Nos desharemos de Y-321.
Ada: ¿Cómo?
Dr. Marcus: Encienda el láser. Y-321 No soportará las ondas.
Ada: ¿Y Chris?
Dr. Marcus: Un disparo certero en la cabeza, no nos queda otra...
Consiguieron que Y-321 cayese al suelo sin signos de vida gracias al rayo láser. Acabaron con Chris con un disparo en la cabeza. Aunque los dos estaban traumatizados, intentaron mantenerse serenos. No quería que nadie se enterase de lo ocurrido, así que llamó a su sobrina, la Facunda. No era precisamente una joya de clack, pero siempre estaba dispuesta a hacer trabajos no del todo legales por dinero. Facunda acudió con su mejor amiga, Roula.
Facunda: Dime tito, ¿cualo quieres que haga?
Dr. Marcus: No has venido sola...
Facunda: La Roula es to maja, no te rayes tito.
Dr. Marcus: Os pido total discreción. Nadie debe enterarse de esto. Llevaréis este bidón al centro de residuos tóxicos de Ambrella. Allí os pedirán dinero y la precedencia del bidón. Podéis decir que contiene detergente muy contaminante. Pagáis y lo dejáis allí. Ellos sabrán que hacer con el bidón.
Facunda: Ma quedao to claro tito.
Roula: Yo también lo tengo claro.
Dr. Marcus: Os sobrarán 100 cleuros para cada una.
Facunda: ¡Dabuten! Jo tito, gracias. Eres la caña. Te llevo siempre en la patata, te quiero to mazo.
Dr. Marcus: Os agradezco este gran favor.
Facunda: ¡Cuantos billetes to juntos!
Ada: Sean discretas, por favor.
Roula: No se preocupen, seguiremos las instrucciones minuciosamente.
Dr. Marcus: Excelente. Andad con cuidado, chicas.
Facunda: Vamos tía, que con estos 100 cleuros me quiero ir a jugar a las máquinas. ¡He visto una en un bar que seguro que le saco toa la pasta!
Ada: Doctor, ¿se fía de su sobrina?
Dr. Marcus: No nos queda otra. Si alguien más se entera de todo esto, tendremos muchos problemas.
Ada: ¿Que hacemos con el cadáver de Chris?
Dr. Marcus: Firmó un contrato en el que sabía que algo de esto podía ocurrir. Lo prepararé todo para que parezca un trágico accidente.
continuará...
¡La ciencia ficción me encanta! Qué curioso que relaciones con tanta claridad el mito de Frankenstein y el de los zombis, ahora que lo veo resulta evidente el parentesco, pero hasta ahora no lo había pensado. El virus desde luego se las trae, ¡hasta de la clickitis tiene parte! Y claro, como no podía ser de otro modo, ese científico loco y su ayudante se han salido con la suya... aunque el cabo suelto de la Facunda me da mala, muy mala espina, ¡ahí no se va a quedar la cosa, seguro! Pero su mala conciencia no les ha dejado otra alternativa... por cierto, vaya pinta chunga que tiene Roula, menudas compañías que frecuenta la sobrinita del profe. Así que sin duda esta es solo la presentación de algo que parece muy gordo, ya me estoy imaginando el apocalipsis al que nos enfrentaremos.
ResponderEliminarMuy conseguidas todas las fotos, guardar la cara del profesor para el final y sacarlo siempre de espaldas me ha parecido un golpe de efecto, y luego la iluminación, que no tiene que haber sido fácil para dar ambientación, casi casi se huelen los ácidos y se escuchan los ecos metálicos del laboratorio, me he metido por completo en la historia, también ha sido muy buena idea usar los trajes de astronautas como de alta seguridad, ¡enhorabuena una vez más!
¡Es impresionante! El principio de la historia me ha dejado inmensamente sorprendida. Si me ha dado la sensación de que estaba leyendo el principio de un libro sobre epidemias. ¿De dónde te has sacado esas palabras? ¡La redacción está genial! Además, nada más empezar ya te engancha porque sabes que ahí en ese laboratorio no están haciéndose cosas legales y enseguida quieres saber lo que pasa. Me encanta cómo se han desarrollado los hechos en este primer capítulo; de forma vertiginosa e intensa. Además, en verdad las intenciones del Dr. Marcus no me parecen tan mal. Descubrir cómo revivir un ser vivo creo que es la aspiración de todo científico, es el sueño de toda persona, más bien dicho.
ResponderEliminarMe he reído muchísimo cuando aparece Facunda con su amiga Roula (la Roula es to maja, jajaja). También me ha estremecido cuando se despierta el cadáver I-321, que vaya nombre más apropiado, está muy bien pensado, y ataca a Chris. ¡Esta historia es muy emocionante! ¡Quiero saber cómo continúa!
Mención aparte merecen las fotos, que hablan por sí solas. Me ha hecho mucha gracia ver a I-321 todo rodeado de esa sustancia verde asquerosa, jajaja. ¡Te ha quedado genial! ¡Enhorabuena!