miércoles, 2 de abril de 2014

Sed de sangre: Capítulo 5 - Distante

Estrella llevaba días desanimada. Desde que sospechaba que algo extraño estaba ocurriendo entre Wen y Sinéad, su vida se había convertido en un infierno. No dejaba de darle vueltas, intentando encontrarle sentido. Por un lado se culpaba. Sentirse inferior a los demás es algo que no podía evitar.  La madre de Wen la aceptó en la familia pero sabía que no era lo que quería para su hijo. Aunque amaba a Wen, sentía que no encajaba con la refinada vida de su novio. Eran todos muy amables con ella, pero no podía evitar sentirse así. Siempre había temido que Wen la abandonase por otra clack, y ese momento lo sentía muy cercano. A pesar de los ánimos de Lilu y Lulú, no conseguía levantar cabeza. Necesitaba averiguar que estaba ocurriendo. No entendía que Wen se hubiese obsesionado con los vampiros y Sinéad era algo siniestra… No podía dejar de pensar en las palabras de Sinéad "...a pesar de los mitos que circulan por ahí, nosotros estamos vivos. Es cierto que no nos late el corazón pero no por ello no sentimos lo mismo que un humano..." ¿Se estaría volviendo loca pensando en semejante barbaridad? Nunca había creído en la existencia real de los vampiros. Quizás Sinéad solo estuviese bromeando. Fue a ver a Wen a su mansión. Aunque las cosas no fuesen bien, todavía seguían siendo novios.  Abrió la verja y entró.



                   


Wen estaba sentado en un banco a la entrada de su casa. Tenía el ordenador colocado sobre las piernas y tecleaba y leía sin despegar la vista de la pantalla.

Estrella: Hola, Wen.
Wen: ¡Estrella!

Cerró la pantalla del portátil con rapidez. Ese gesto no hizo más que preocupar más a Estrella. Su comportamiento era incuestionable mente sospechoso.

Estrella: ¿Qué haces?
Wen: Nada, mirando el correo…No te esperaba. ¿No habías quedado con Vicrogo?
Estrella: Sí, pero tuvo una urgencia en el Zooparque y no ha podido quedar.
Wen: Vaya… Bueno, me alegro que estés aquí. ¿Quieres ir al cine?
Estrella: Vale, me apetece. Hay una sobre una niña que roba libros que dicen que está muy bien.



Wenda llamó a su hijo con un grito. Tenía que mover macetas que pesaban mucho y ella no era capaz de hacerlo sin hacerse daño.

Wenda: Hijo, ayúdame a mover estas macetas. Yo sola no puedo. Hola Estrellita. Estaba tan liada con las plantas que no me he percatado que estabas ahí.
Estrella: No se preocupe.
Wenda: Vamos Wen, que será solo un momento. 
Wen: Está bien. Ahora vengo.
Estrella: Tranquilo. Aquí te espero.

Wen fue hacia su madre y ella le indicó que maceta tenía que mover.

Wenda: Esta que está medio pocha la pones aquí, que le dará más el sol. ¡No, espera! Aquí…aunque puede que el viento le azote demasiado si la colocamos en esta parte…
Wen: Mamá, decídete de una vez…esto pesa.




Sabía que no estaba bien, que se trataba de la intimidad de Wen, pero necesitaba saber que es lo que le ocultaba. Imaginaba conversaciones con Sinéad, en las que se confesaban su amor. Con rapidez levantó la pantalla del portátil. Sintió un gran alivio cuando descubrió que no se trataba de una conversación privada entre ellos. Wen le quería ocultar que seguía un blog llamado “Vampiros en la actualidad”. Narraba supuestos ataques de vampiros en la actualidad. Explicaba que algunos atacaban en fiestas o concentraciones multitudinarias, mientras que otros lo hacían introduciéndose en los hogares de sus víctimas. Muertes sin explicación, desapariciones, pérdidas de memoria…Seguía obsesionado con los vampiros. Podía comprender su repentina obsesión con el tema, ella misma se había obsesionado a veces con grupos musicales o actores de cine, pero no que le quisiera ocultar a toda costa su pasión por los vampiros.

Wenda: Ya está. ¿Ves como no era para tanto?





Estrella dejó el ordenador en su sitio y disimuló mirando las nubes.

Wen: Que pesada es. Todas las semanas me hace cambiar las macetas de posición.  ¿Te aburres, cariño?
Estrella: No, estaba mirando esas nubes. Se prevé una noche lluviosa.
Wen: ¡No lo recordaba!
Estrella: ¿Qué ocurre?
Wen: He quedado con Sinéad para revisar unas cosas del hotel. Vendrá dentro de un rato. No podremos ir al cine…le tengo que dar algunos datos para que se los pase a Eros.
Estrella: ¿Os llevará mucho tiempo? 
Wen: Sí...
Estrella: Bueno, no importa…
Wen: No pongas esa cara. Cuando terminemos, ella se tendrá que ir al hotel. Podremos ver una peli en mi habitación, si te apetece y no se hace muy tarde…
Estrella: Déjalo, otro día será.
Wen: Cariño, quédate con nosotros.
Estrella: No me apetece…quizás vaya a ver a Mary. 
Wen: Como quieras. Ahora vuelvo, voy a preparar los archivos. Hay muchos datos que debemos repasar.
Estrella: Ya, claro. No te preocupes, yo me voy ya.
Wen: Nos vemos mañana, cariño.




 Sinéad llegó justo cuando Wen entró en casa. Estrella la vio venir y no pudo evitar sentirse muy incómoda. Había visto en ella una amiga y ahora se sentía defraudada. Ella era más guapa, lista, culta y elegante. No podía competir con una belleza tan…sobrenatural. La idea de que Sinéad era una vampiresa le seguía rondando la cabeza. Sabía que era una idea ridícula y que la podían tachar de loca, pero todo parecía encajar...




Sinéad podía leer su mente, saber lo que pensaba Estrella sobre ella, pero no lo hizo. Ya le estaba complicando demasiado la vida y se sentía culpable por sus sentimientos hacia Wen. Ella no podía controlar los caprichos de su corazón, por mucho que lo intentase. También temía perder a Eros, pero le costaba dejar de pensar en Wen. Se sentó junto a ella con una sonrisa forzada.

Sinéad: Hola, Estrella.
Estrella: Hola.
Sinéad: Tengo ganas de ver las fotos que hiciste en el bosque. ¿Cuándo las tendrás listas?
Estrella: No lo sé…
Sinéad: Seguro que serán de gran belleza. ¿Te encuentras bien? Pareces triste…
Estrella: No es nada…
Sinéad: Estrella, puedes contar conmigo para lo que necesites. Si tienes algún problema y puedo servirte de ayuda, no dudes en acudir a mí.
Estrella: Parece que va a llover...Wen te estará esperando en su cuarto. Dice que tenéis asuntos pendientes del hotel que atender…

No sabía cómo decirle que ella era su problema. Desde que entró en su vida, Wen ya no era el mismo. No quería ser injusta con Sinéad, pero es lo que sentía. Deseaba con toda su alma que todo se resolviese y que solo fuesen paranoias suyas. Realmente no le caía mal y sentía que tenían muchas cosas en común.


Wen se asomó desde una de las ventanas de su habitación. Estaba situada en la tercera planta de la mansión, así que gritó alto para hacerse oír.

Wen: ¡Sinéad!
Sinéad: ¡Wen!
Wen: Sube, ¡lo tengo todo listo!
Sinéad: ¡Voy!
Wen: ¡Estrella, no te vayas! ¡Quédate con nosotros!
Estrella: ¡No, gracias!
Sinéad:  ¿No deseas estar con nosotros?
Estrella: Creo que me aburriré…
Sinéad: Te comprendo. Yo también me aburro en exceso con estos temas laborales. No creo que me entere mucho, suerte que cuento con Eros, Wen  y Sus para organizar todo.




Duclack había quedado con Diamante y Sus para ir a dar un paseo con los niños. Quedaron en la gran mansión. Pensó que sería buen momento para saludar a Wen…lo echaba de menos. Hacía semanas que no se veían. Wenda la saludó cariñosamente y Duclack le devolvió el saludo.

Wenda: ¡Duclack! Pero que guapa estás, ¡cada día más bonita! Wen está en su alcoba con su nueva amiga. Estrella está junto a la fuente. Parece algo tristona últimamente...
Duclack: Hablaré con ella. ¿No han llegado todavía Diamante y Sus con los niños?
Wenda: Todavía no. Pasa y sírvete algo para beber.
Duclack: Gracias.



Estrella se encontraba mirando fijamente el chorro de una pequeña fuente. Duclack se acercó hasta ella. Saltaba a la vista que algo le ocurría.

Duclack: ¿Estrella?

No contestó pero al acercarse más, reaccionó.

Estrella: Duclack, hola…
Duclack: ¿Estás bien?
Estrella: Estoy cansada de mentir. No, no estoy bien…
Duclack: ¿Qué te ocurre? ¿Quieres que hablemos? 
Estrella: Me gustaría contarte algo muy personal…
Duclack: Vamos dentro, estaremos más tranquilas. 



Tomaron asiento en el sofá de la salita de estar. Tenían la chimenea encendida justo en frente. El crepitar de la leña al arder era el único sonido que se escuchaba. Estrella rompió el hielo y contó todo lo que le preocupaba. Duclack escuchó atenta sin interrumpir. Aunque estaba sorprendida, no podía negar que ella misma intuía que algo extraño le ocurría a Wen.

Estrella: ...y cuando pensaba que iríamos juntos al cine, aparece otra vez Sinéad.
Duclack: Puede que te estés confundiendo, Estrella. Wen te ama con locura. Son muy amigos y eso puede dar lugar a confusiones...
Estrella: Tú no viste como se revolcaban por la hierba... Sinéad dijo "será mejor olvidar lo que nos ocurre, aunque me hace feliz que sientas lo mismo que yo, todo esto es una mala idea". Wen dijo "por lo menos podemos ser amigos". ¿Es que sienten algo especial el uno por el otro? Además, sé que Wen me está ocultando cosas...
Duclack: Estrella, pero si de verdad se referían a algo sentimental, hablan de que es una mala idea y que es mejor que sean solo amigos.
Estrella: Pero siente algo por ella...y me oculta cosas, Duclack. Nunca puede quedar conmigo...y siempre está con ella. Además está distante.


Duclack: A decir verdad, yo también lo noto algo distante. Antes quedábamos para salir con las motos o pescar, pero desde que conoció a Sinéad nos vemos muy poco. Es comprensible que te sientas así. Deberías hablar con él.
Estrella: Hablé con él hace unos días y me dijo que no ocurría nada. Sé que me miente. ¡Ah! y otra cosa...no quiere que me entere que está obsesionado con los vampiros.
Duclack: ¿Vampiros?
Estrella: Sí. Siempre está leyendo cosas del tema y cuando aparezco se pone nervioso y apaga el ordenador. Sinéad es muy buena y cariñosa. Es una clack muy guapa y viste muy bien pero no podemos negar que es algo siniestra...nunca sale por el día y no la hemos visto comer nunca. 
Duclack: ¿Insinúas que es una vampiresa?
Estrella: No...ya sé que es una tontería...no merece que especulemos con ella. Es que todo me parece tan extraño...No me hagas caso. 
Duclack: Reconozco que Sinéad es peculiar pero eso es exagerar...Sabes que eso no es posible.
Estrella: Lo sé. Por favor, no digas nada de esto a nadie, te lo ruego.
Duclack: No te preocupes, no diré nada. 



Sus y Diamante entraron en la casa empujando los carricoches. Dante dormía pero Suselle no dejaba de llorar. 

Suselle: ¡Buaaaaaaaaa!
Sus: Lo sé, cariño. Ahora te tomo, no te preocupes. Ea, ea, mi niña.
Diamante: Mira Dante, durmiendo tan pancho.
Sus:  Le gusta mucho dormir, como su papá. ¡Hola chicas!


Estrella: Por favor, no le digas nada a Sus...no puedo arriesgarme a que hable con Wen.
Duclack: No diré nada a nadie, tranquila.
Estrella: Gracias por escucharme, Duclack. Eres una amiga de verdad.
Duclack: Aunque Wen está raro, no te calientes mucho la cabeza. Creo que son muy buenos amigos y ya está. Con respecto a que Sinéad es un vampiro...será mejor que olvides el tema.
Estrella: Sí, tienes razón. Gracias, Duclack.


Sus: Hola chicas. Siento el retraso, Duclack. En el último momento Dante se hizo caquita y Suselle vomitó la leche sobre la chaqueta de Diamante. 
Diamante: Es más difícil criar hijos que abordar un barco. 
Duclack: Lo comprendo, no os preocupéis.  
Sus: Hola, Estrella. ¿Te vienes con nosotros de paseo?
Estrella: Vale. Llamaré a Mary para que se venga con nosotros.
Dante: ¡Tita Mary!
Sus: Uy, ha sido escuchar su nombre y abrir los ojos como platos.
Diamante: Mi niño es un conquistador, como su padre.


La noche siguiente, Sus hablaba con Eros y Sinéad de algunos asuntos del hotel. Sinéad simulaba escuchar. Le aburría soberanamente la conversación y aunque agradecía la ayuda de Sus, pensaba en otras cosas. Estaba un poco preocupada por Estrella. La había encontrado seria y seca. Temía que se percatase por sus sentimientos por Wen y que por su culpa provocase una ruptura.

Sus: ...¿No es fabuloso?
Eros: ¿Shiny?
Sinéad: ¿Que pasa?
Eros: Tierra llamando a Shiny, ¿no estabas escuchando?
Sinéad: Sí...es solo que...
Sus: Te agobias, es que son muchas cosas. Decía que los datos no pueden ser más positivos.


Sus: Mira, tenemos todas las habitaciones ocupadas. Hay reservas para el mes que entra y nos han contratado para organizar varios eventos. Uno de ellos es la comunión de una de las nietas de Doña Hermenegilda...pero no te preocupes, no tienes que estar presente, yo me ocuparé de todo.
Sinéad: No sabes como te lo agradezco, Sus. Es que no me siento capacitada para ocuparme de todo esto y...siento decir que me aburre demasiado. Sé que no tiene sentido...te preguntarás que para que me he quedado con la cadena de hoteles si no me interesa...
Sus: Es una inversión, tampoco me parece tan extraño. El negocio va bien y tienes gente que se encarga de ello. Yo estoy encantada de poder ayudar. Además, Eros pone mucho de su parte.


Eros: Me gustaría ayudar más, pero tengo asuntos pendientes y no puedo dedicarle a esto todo el tiempo que me gustaría.

Eros seguía buscando a Pinhead y Fune. Aunque parecía que se los hubiese tragado la tierra, no se rendiría.

Sus: No os preocupéis. Las cosas van bien, es lo importante. Mi madre me sustituye por las tardes en la juguetería. Trabajar aquí me gusta. Aunque siento que solo sean un par de horas...con los niños es imposible.
Sinéad: Sus, bastante haces por nosotros. Te agradezco de corazón toda tu ayuda. Por supuesto, serás bien recompensada. 


Sus se marchó a casa. Eros miraba a Sinéad con cariño.

Eros: Pronto serás mi esposa...es un sueño que jamás pensé que se cumpliría. No puedo creer que se haga realidad. 
Sinéad: Yo tampoco...
Eros: ¿Se lo has dicho a los demás?
Sinéad: Todavía no. Más adelante lo anunciaremos como es debido.
Eros: Shiny, quiero que sea una boda perfecta. ¿Has pensado dónde la podríamos celebrar?
Sinéad: No...aunque me gustaría que fuese en un entorno natural...rodeada de mi querida naturaleza. A lo largo de todos estos años ella ha sido una gran amiga y un apoyo en los momentos más difíciles. 
Eros: Es una gran idea, Shiny. Estoy deseando que llegue ese día...seré el ser más feliz del Playmundo. Debo irme. Sigo con la búsqueda de esos dos delincuentes. Esta vez iré más al norte. Es posible que se escondan por allí.
Sinéad: Ten cuidado, por favor.
Eros: Lo tendré. Nos veremos antes que amanezca.


La chef Yiu vio a Sinéad y la saludó. Era una mujer amable y educada. A Sinéad le causaba buenas sensaciones.

Yiu: Señorita Sinéad, ¿ha cenado ya? He preparado rollitos de queso con verduras, delicias de manzana y calamares con tomate. 
Sinéad: Eres muy amable Yiu, pero ya he cenado. 
Yiu: Desearía que me diese su opinión sobre los platos que cocino. Tengo algunas ideas que me gustaría compartir con usted.
Sinéad: Puedes tutearme si lo deseas. Soy muy especial con los alimentos...no sé si mi criterio sería el más adecuado...


Mujer: ¡Tienen que hacer algo!

Una mujer gritaba a Laia, la recepcionista. Esta intentaba calmar a la mujer pero estaba fuera de sí. Sinéad se acercó hasta el mostrador para averiguar que estaba ocurriendo.

Laia: Señora, debe tranquilizarse. Ahora mismo intentaré solucionar el problema...
Sinéad: ¿Que ocurre?


Laia: Alguien está montando escándalo en la habitación contigua a la de esta señora. Es extraño ya que los clientes que se alojan en esa habitación se han ido de excursión.
Antonia: ¡¿Insinúa que me lo estoy inventando?! ¡Que desfachatez!  Encima la atención al cliente es lamentable.
Sinéad: Cálmese. Yo misma iré a averiguar que es lo que está ocurriendo. Por favor, le ruego que no pierda la educación, podemos entendernos sin gritar.
Antonia: ¡Soy Antonia Lacarrá! Hija del empresario Guillermo Lacarrá. Me pongo como me da la gana.

Unas ganas infernales de abalanzarse sobre la mujer y morderle en el cuello se apoderaron de ella. Era una mujer superficial y sin la menor empatía por los demás. Recordó que la idea era que el negocio funcionase, así que se reprimió.

Sinéad: Ruego que disculpe las molestias, señora Lacarrá. Ahora mismo nos encargamos del asunto. La casa le invita a una botella de buen champán para compensar las molestias.
Antonia: ...Está bien, quedan disculpadas. Espero que solucionen el problema inmediatamente. 


Sinéad se llevó una copia maestra de las llaves y fue a ver quién estaba montando escándalo y molestando a los huéspedes. Al abrir la puerta descubrió algo que la entristeció. Leo estaba sentado sobre la cama rodeado de montones de botellas de cerveza. Cantaba y gritaba imitando los videoclíps que ponían en la televisión. La tenía a todo volumen así que cantaba a gritos para hacerse escuchar.

Leo: ¡QUIERO SER UN CAMIÓOON, LLEVAR COSAS PESADAS Y VIAJAR SIN PARAAAAR! ¡LALALA LA LA LAAAAAAAAAAAA!
Sinéad: ¡Leo! ¿¡Que estás haciendo!?


Leo: ¡SINÉAD! ¡VAMOS, CANTA CONMIGO! ¡VAMOOS!

Enfurecida, Sinéad miró la televisión. Con su mirada quiso bajar el volumen pero no controló bien sus poderes y la televisión pegó un pequeño estruendo y dejó de funcionar. Leo miró sorprendido la televisión sin entender lo que sucedía.

Leo: ¡Maldita sea, hip! ¡SE HA ROTO! ¡NECESITO ESCUCHAR MÚSICA!
Sinéad: ¡Basta, Leo! Pensaba que lo habías dejado.
Leo: No vale hip, la pena, ¡SOY UN FRACASADO! ¡SOY ESCORIA!
Sinéad: Eso no es verdad...
Leo: Una clienta me ha dicho que me vio, hip, cuando era un vagabundo. Me humilló...dijo que no quería que bip, un fracasado le llevase las maletas. ¡Soy escoria!


Sinéad: No debes hacer caso, ella es la fracasada.
Leo: La bebida hip. es lo único que me ayuda a sentirme hip, mejor.

Era un buen hombre y no permitiría que tirase la toalla. Lo hipnotizó mirándole fijamente a los ojos.

Sinéad: Tienes ganas de vomitar. Ya no necesitas el alcohol, te produce nauseas y no te gusta. Lo considerarás un veneno y bajo ningún concepto beberás. La lectura y tu perrito Trasto serán tu refugio cuando te sientas mal, ¿lo has entendido?
Leo: Sí... 


Sinéad llamó a una de las limpiadoras. Celeste se presentó en la habitación en cuanto le llegó el aviso.

Celeste: ¡Que desastre! Que guarros que son algunos...
Sinéad: Celeste, te pido discreción. Pide un taxi para Leo y que se vaya a casa. Ha bebido más de la cuenta...tiene problemas grabes.
Celeste: ¿Leo? No lo sabía...
Sinéad: Limpia la habitación antes de que lleguen los huéspedes. 
Celeste: Lo haré.
Sinéad: Por favor...no digas nada de esto a nadie. Leo lo está pasando mal y esto solo ha sido un error que estoy dispuesta a perdonar.
Celeste:  No diré nada sobre esto.
Sinéad: Gracias.
Celeste: Por cierto. Unos clientes reclaman que alguien acuda a su habitación...no sé si se quejarán también por el ruido...
Sinéad: Yo me encargo. Gracias, Celeste. 


Cuando Siéad se fue, Celeste se quedó mirando a Leo sorprendida. Después de salir del cuarto de baño se tumbó en la cama boca abajo y se puso a lloriquear. Celeste se sentía atraída por Leo desde el primer dái que lo vio y verlo en aquella situación le rompía el alma.

Celeste: Leo, ¿estás bien?
Leo: No pienso hip, beber nunca más. Solo pensarlo me dan arcadas...He tocado fondo, Celeste...
Celeste: Voy a llamar a un taxi y te llevarán a casa. Siento que estés tan mal...


Jedrek y Martyna aguardaban impacientes en una de las habitaciones del hotel. Las pistas los llevaron hasta ese hotel y averiguaron que Sinéad era la propietaria. Prepararon un plan para atrapar a la vampiresa. Sinéad entró en la habitación mentalizada para escuchar más quejas y gritos. Cuando vio a Jedrek y Martyna aparentemente tranquilos, se relajó.

Martyna: Disculpe que le molestemos, pero tenemos un problema con esta habitación.
Sinéad: ¿De que se trata?


Pinhead aguardaba tras la puerta con una jeringuilla cargada de sangre de muerto. Según Jedrek la sangre de una persona fallecida era veneno para los vampiros. Fune se escondió en el cuarto de baño para no ser vista.


Sinéad: ¿Y bien? ¿Cual es el problema?

Martyna no hablaba y Sinéad sospechó que algo extraño estaba tramando. Se introdujo en su mente y se percató que estaba intentando no pensar. Eso la sorprendió e intentó romper los muros que había construido para proteger sus pensamientos. Vio una jeringuilla, temor por ser descubierta, dinero, fama y cámaras de televisión. De pronto notó la presencia de más individuos en la habitación.


Vio la terrorífica cara de Pinhead en la mente de Martyna. Su rostro, con tatuajes y esa sonrisa maléfica la miraba fijamente. Se dio media vuelta pero la aguja de la jeringuilla ya había traspasado su blanca piel. La sangre muerta se extendió por si cuerpo rápidamente. 

Pinhead: ¡Ya eres mía! 


Inmediatamente se encontró mal. Se apoyó como pudo sobre la cama intentando hacer frente a sus atacantes. La debilidad se apoderó de su cuerpo y le costaba mantenerse en pie.

Sinéad: ¿Que me habéis hecho?
Martyna: Es sangre de un muerto. Sabemos que eso debilita a los vampiros.
Fune: O los mata...
Sinéad: ¿Que es lo que queréis de mi?
Jedrek: Eres nuestra salvación, vampiresa. No te mataremos, no te preocupes.



Quiso llamar a su padre, pedir ayuda, pero las fuerzas la abandonaron definitivamente. Cayó al suelo inconsciente bajo la mirada atenta de sus atacantes.

Martyna: ¿Seguro que es una vampiresa? Sería un error fatal si es humana...
Jedrek: ¡Salta a la vista! ¿Dónde has visto una clack igual?
Martyna: No puedo creerlo...una vampiresa de verdad...
Fune: Os dijimos que era verdad. 
Jedrek: ¡Esto nos hará ganar mucho dinero!


Continuará...

4 comentarios:

  1. ¡Qué capítulo más emocionante! La primera foto impresiona mucho. Esa mansión es una maravilla. Me siento afortunada de haberla visto en directo :-). Estrella me da mucha pena. Wen, sin quererlo, la está desatendiendo y no lo está haciendo bien con ella. Me ha gustado la escena de Wenda con las macetas. Le pega mucho al personaje que le guste ocuparse de las plantas y cuando le pide ayuda a su hijo, es muy de madre.
    Cuando Estrella se desahoga con Duclack, es una escena también muy conmovedora. Me alegra de que al menos mi Duclack haya podido escucharla y tranquilizarla o al menos darle ánimos.
    También me ha gustado ver cuando aparecen Sus y Diamante con los niños, son una auténtica familia, dando las típicas explicaciones de caquitas y vómitos que dan los padres y que nadie pide, más bien dan un poquito de repulsión a los que no tienen niños.
    Muy bien resuelto lo del trabajo de Sus en el hotel compaginado con la juguetería, gracias a la ayuda de su madre.
    Lo de Leo ha estado genial, como lo ha solucionado el problema Sinéad hipnotizándolo. Vaya, vaya con Celeste, ¿así que le gusta Leo? Jajajaja. Harían buena parejilla.
    El final es muy triste. Pinhead y sus compinches han actuado vilmente y a traición. Esto no puede quedar así.

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  2. Jamás me imaginé que las cosas pudiesen tomar este rumbo. El capítulo ya ha empezado con tensión por parte de Estrella, quien tiene demasiados motivos para estar triste y sospechar de Wen. Para ella debe ser demasiado extraño que él se haya obsesionado con los vampiros y que esté más con Sinéad que con ella. Que Duclack se haya enterado de lo que sucede también indica que la relación entre Sinéad y Wen está tomando interpretaciones inesperadas y que ya no es solamente Estrella quien sospecha, sino también Duclack. Sus también sabe que su hermano no está bien... Por lo que cada vez son más clicks quienes conocen que algo extraño está sucediendo. La intervención de la madre de Wen y Sus siempre es muy idónea, pues siempre le facilita a Estrella indagar en el ordenador de Wen para ver si encuentra algo sospechoso. En un primer momento me pensaba que Wen estaba escribiendo en su diario. De momento no ha caído esa mala suerte para Wen. Estoy pensando que ya toca algún fragmento de su diario, debe de ser muy interesante ahora que lo que sucede con Sinéad está intensificándose cada vez más. No quiero imaginarme qué ocurrirá con él cuando se entere de que Sinéad y Eros se casan. Va a haber mucho dolor... aunque ahora me pregunto si esa boda existirá. Sinéad está en una situación muy precaria y pésima. ¡Estoy infinitamente intrigada! ¡¡Pero qué malos e interesados son Jefrek y Martyna! Qué rabiaaa todo lo que pasa al final... pobre Sinéad. Ah, también me ha dado mucha pena Leo. Qué bonito que Sinéad lo haya hipnotizado convenciéndolo de que no beberá nunca más y también que Celeste se haya fijado en él. Es un capítulo estupendo, lleno de emociones distintas y contrarias, de instantes preciosos, tensos y dolorosos... ¡Estoy deseando saber qué pasará!

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  3. Los dos comentarios anteriores resumen muy bien todo lo que pasa en el capítulo de hoy, que es verdaderamente bueno en cuanto al guión (y no es que las fotos sean malas, al contrario, me han impresionado las perspectivas forzadas de la mansión, alternando las vista desde el suelo y desde arriba, parece un edificio enorme). Sinéad ha quedado al final en una situación de peligro absoluto, va a resultar muy difícil escapar de Pinhead y el grupo de personajillos interesados con capturar un vampiro, pero ¡alguien tendrá que echar una mano! De lo que no cabe duda es de que las tramas se van separando y tomando peso por sí mismas, así tenemos la boda de Sinéad, el conflicto de Wen y Estrella, (que se tiene que arreglar por favooooooooor, esa clack se merece ser muy feliz), y también se apunta una posible relación entre Leo y Celeste... ay, pobre Leo, estoy seguro que el empujoncito mental de Sinéad puede ser definitivo para que deje su mala vida pegado al alcohol... por cierto, a quienes se han permitido humillarlo había que desmontarlos en piezas y recomponerlos de otro modo, que no hay derecho caramba... con lo guapísimo que está de uniforme... No me imagino cómo va a seguir adelante todo esto, me pregunto a veces si tienes un esquema cerrado cuando empiezas con las historias o van surgiendo capítulo a capítulo. Este ha sido buenísimo, seguro que los que vengan no se quedan atrás. ¡Gracias Dani! :-)

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  4. Wow! Este capítulo me ha encantado, de lo mejor. La mansión es impresionante, y su decoración, ideal. Pobre Estrella, está intranquila la pobre, menos mal que Duclack la consola. Pobre Leo, ha vuelto a caer, pero parece que después de la hipnotización no se repetirá. Me da mucho miedo lo que quieran hacer con Sínead, a dónde la llevarán... Con lo sensible que es. Me da mal rollo, ¡a ver qué pasa!

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