Raushanna había pedido a Sabba que fuese a buscar un jarrón para colocar unas flores. Se dirigió a uno de los patios interiores de la vivienda. Estaba deseando descansar, llevaba un día duro de trabajo. Aunque la señora se portaba bien con ella, Zayd era otro cantar. Le gritaba y ordenaba sin la más mínima consideración. Makin había seguido el ejemplo de su padre y no se reprimía en absoluto. Raushanna y Jessenia sin embargo la trataban como una más de la familia.
Se acercó hasta los jarrones que tenían guardados junto a otras cosas. Vio uno verde que le pareció perfecto. Cuando se disponía a cogerlo, escuchó ruidos. Pensó que podría ser un escorpión y se asustó.
Se percató que los sonidos provenían de una gran caja de madera. Entre las maderas dos ojos la observaban desde el interior. Tuvo miedo. Se alejó poco a poco para no alterar al ser que la observaba.
Sabba: Espero que no pueda escapar de esa caja...
Swity: ¡Oh oh oh! (¡Socorro me han secuestrado! ¡No tengas miedo!)
Swity golpeaba las maderas desesperado. Cuanto más nervioso se ponía, más asustaba a Sabba.
Simbat: ¿Sabba? ¿Que te ocurre?
Agarró a Simbat por los brazos aliviada. Ya no se atrevía a coger el jarrón.
Sabba: Disculpe mi nerviosismo. La señora me ha pedido que le lleve un jarrón para colocar unas flores pero me da miedo acercarme ahí. En esa caja hay un animal, probablemente muy peligro. Grita y me observa por los huecos de esa caja.
Simbat: No te preocupes, parece que está encerrado.
Sabba: ¿Podría llevar usted mismo el jarrón a la cocina?
Simbat: Está bien, lo llevaré. Vete tranquila, Sabba.
Sabba: Gracias señor. Me hace un gran favor.
Cuando Sabba se fue, Simbat se acercó a la caja. Tenía curiosidad por saber que animal se encontraba allí atrapado.
Swity: ¡Oh oh oh! (¡Simbat, soy yo! ¡Ayuda!)
Simbat: Esos gritos...¿Swity?
Abrió la trampilla para que pudiese salir. Estaba oscuro en su interior y por un momento dudó que se tratase de Swity. Esas dudas se disiparon en cuanto Swity salió disparado hacia él y se agarró a su cuello. Estaba más delgado y débil.
Simbat: ¡Swity!
Swity: ¡Oh oh oh! (¡Cuanto me alegro de verte!)
Simbat: Pero, ¿que haces tú aquí? ¿Dónde está Hafida?
Swity: ¡Oh oh oh! (¡La han secuestrado! ¡Tienes que ayudarla!)
Simbat: Esto no me gusta nada...ella no permitiría que te capturasen. Ese mal nacido de Zayd le debe haber hecho algo...tengo que averiguarlo de inmediato. Tranquilo Swity, no permitiré que nada malo te ocurra.
Mientras, Hafida, Denise, Indulala y Pamela llegaron a los camellos que Jessenia les había conseguido. Estaban agotadas y desmoralizadas. La muerte de Nazira y que atraparan a Jessenia había sido un duro golpe.
Pamela: ¡Ahí están los dichosos bichos! Nunca imaginé que me alegraría tanto de ver un animal de estos...
Hafida: No perdamos mucho tiempo, debemos alejarnos de esta zona. Sé que Zayd domina toda esta zona y tiene hombres por todas partes.
Subieron a los camellos y se alejaron a toda prisa de aquella zona.
Simbat fue en busca de Jessenia. La encontró llorando en su alcoba. Estaba tumbada boca abajo en la cama. Intuyó que algo debía saber sobre el paradero de Hafida. Sentía lástima por ella. Aunque no la amaba, siempre habían sido amigos. No deseaba verla llorar de esa manera. Retiró las cortinas y entró.
Simbat: Jessenia, ¿que te ocurre?
Jessenia: ¡Soy mala clack! ¡Merezco la muerte!
Simbat: ¿Que estás diciendo? Eso no es verdad...
Jessenia: Simbat...
Simbat: Jessenia, debes decirme que está ocurriendo. Estoy preocupado por Hafida. He encontrado a Swity encerrado en uno de los patios de la casa. Sé que algo está ocurriendo.
Jessenia se levantó de la cama y acarició el rostro a Simbat. Seguía llorando pero se tranquilizó un poco.
Jessenia: Mi amor por ti me cegó. Lo siento...sé que amas a Hafida.
Simbat: Jessenia...¿Sabes dónde está Hafida?
Jessenia: Todo esto es por mi culpa...
Simbat: ¡No es momento de culparse! Por favor, cuéntame que está pasando.
Jessenia: Nazira está muerta.
Simbat: ¿Nazira? ¡No es posible!
Jessenia: Mi hermano la mató. Fue cuando nos perseguía junto a los hombres de mi padre.
Simbat: ¡Explícate!
Jessenia: Me enteré por casualidad que mi padre y mi hermano secuestraron a Hafida. Por lo visto tienen negocios muy turbios...venden clacks a jeques y millonarios sin escrúpulos.
Simbat: Eso es...
Jessenia: Lo sé, es horrible. Cuando me enteré fui a recatarla. Estaba encerrada junto a más clacks, entre ellas Nazira y la estúpida de Pamela. Las liberé y huimos. Dispararon a Nazira y decidí quedarme con ella en sus últimos segundos de vida y ellas escaparon. No muy lejos dejé unos camellos que pude conseguir para ellas. Aunque Nazira murió...y mi padre no parará hasta dar con ellas.
Simbat: ¿Cómo está Hafida?
Jessenia: Estaba bien, pero no sé si podrá escapar...
Simbat: ¡Tendrías que haberme informado!
Jessenia: He llegado hace un momento. Lo siento...¡soy una clack horrible! Por mi culpa mi mejor amiga está en peligro...
Simbat: Jessenia, la culpa es de tu padre. Amenazó con matar a Hafida y mi padre si no me casaba contigo...
Jessenia: Lo sé, me lo dijo Hafida.¡Soy una estúpida! Me siento ridícula...¡Odio a mi padre! ¡Lo odio!
Simbat: Dime, ¿dónde dejaste los camellos?
Jessenia: En la zona alta, junto a la gran montaña.
Simbat: Debo ir. Hablaré con Hasine y mi padre, ellos me ayudarán.
Jessenia: No te dejarán salir de aquí.
Simbat: Le pediré ayuda a tu madre. Jessenia, puedes venir con nosotros. Escapa de esta locura.
Jessenia: No dejaré sola a mi madre...se moriría sin mi.
Simbat: Ten cuidado con tu padre...no le habrá gustado que ayudaras a Hafida...
Jessenia: Lo sé...
Jessenia: ¡Ten cuidado Simbat!
Simbat: Lo tendré, no te preocupes. Vamos, Swity. Hafida nos necesita.
Swity: ¡Oh oh oh! (¡Se han metido con el mono equivocado!)
Jessenia: Adiós...
Se volvió a tumbar en la cama y se puso a llorar de nuevo. Pensaba que su vida era un desastre y que las cosas no podían ir a peor...pero se equivocaba. Dos hombres de su padre entraron en su alcoba y se la llevaron arrastras.
La llevaron ante la presencia de su padre y su hermano. Zayd desgarró la ropa de Jessenia hasta convertirla en jirones. Los dos hombres agarraron a Jessenia de los brazos y la colocaron de espalda a su padre. Makin observaba la escena satisfecho. Quería que su padre castigara a su hermana por su traición.
Jessenia: ¡No, padre! ¡Por favor, no me hagas daño!
Zayd agarró un látigo. Sentía repulsión por su hija. Le había traicionado, sangre de su sangre. Se lo había dado todo. Había satisfecho cada uno de sus caprichos y ella se lo había pagado de esa forma.
Zayd: Sabes que debes ser castigada. Siento un gran desprecio por ti, hija mía. Has traicionado tu propia familia. Las clacks necesitáis que os recuerden quién es el que manda.
Makin: Te arrepentirás por haber ayudado a Hafida y esas mujeres.
Jessenia: ¡Te lo suplico, padre!
Zayd: Grita todo lo que quieras.
Jessenia: ¡Te odio!
Zayd: ¿Todavía te sigues revelando?
Makin: Pide a gritos que seas duro con ella, padre.
Su padre comenzó a flagelar sin compasión a su propia hija. La delicada piel de Jessenia se rasgaba con cada latigazo. Sus gritos de dolor e impotencia se escuchaban por toda la casa. Los hombres que la sujetaban lo hacían con más fuerza para que no se pudiese escapar. Jessenia gritaba con cada latigazo. La heridas pronto comenzaron a sangrar.
Jessenia: ¡Piedad, por favor!
Zayd: ¡Calla, mujer!
Makin: Padre.
Zayd: ¿Que ocurre? No me digas que no quieres que siga...pensaba que eras más fuerte, hijo mío.
Makin: No es eso, padre. Creo que merece unos cuantos más, para que aprenda. Me acaban de informar que han visto unas mujeres subidas en camellos alejándose de aquí. Deben ser ellas. No están lejos, padre.
Zayd: ¡Excelente noticia! Hijo mío, ve a por ellas. Recuerda que vivas valen mucho más que muertas pero...si no te queda alternativa, tendrás que eliminarlas.
Makin: Así será, padre.
Makin se marchó apresurado en busca de Hafida. Zayd levantó el látigo dispuesto a seguir torturando a su hija cuando apareció Raushanna. Corría a la ayuda de su hija.
Raushanna: ¡Detente!
Zayd: ¡No te interpongas, mujer!
Se interpuso entre el látigo y su hija. Zayd la observaba atónito. Pocas veces había demostrado el valor para enfrentarse a él.
Raushanna: ¡Es tu hija, Zayd!
Zayd: ¡Debe aprender!
Raushanna: ¡Eres tú el que debe aprender! Deberías sentirte avergonzado, ¡maltratar así a tu hija!
Zayd: ¡Aparta!
Raushanna: No lo haré. Tendrás que pasar sobre mi cadáver para llegar hasta ella. Déjala en paz.
Zayd: ¡Has perdido la cabeza, Raushanna! ¡Yo soy el hombre de la casa! ¡Harás lo que yo te diga!
Raushanna: Eso se acabó. No permitiré que vuelvas a hacer daño a nuestra hija nunca más. Hoy he descubierto por fin cuales son esos asuntos que tanto te has esforzado en esconderme. Sabías que no estaría de acuerdo. Has comerciado con clacks...¡Incluso pretendías vender a Hafida!
Zayd: ¿¡Cómo te has enterado!? ¡Jessenia te lo dijo!
Raushanna: ¿Eso importa? Eres despreciable. He aguantado durante muchos años tus malos tratos pero ya no puedo más.
Zayd: Está bien, mujer. Te castigaré a ti también.
Alzó su látigo y golpeó la cara de Raushanna. Los hombres que observaban la discusión dejaron de ejercer fuerza sobre Jessenia y esta se soltó. Raushanna cayó al suelo dolorida y Jessenia la cubrió con su cuerpo. Lloraba desesperada al ver a su madre así.
Jessenia: ¡Le has pegado! ¡Maldito! ¡Eres escoria! ¡Deja a madre en paz y haz lo que quieras conmigo!
Zayd: ¡Sois tal para cual! Recibiréis las dos vuestro castigo.
Raushanna se levantó y tranquilizó a su hija.
Jessenia: Madre...
Raushanna: Estoy bien, hija. Sangras mucho...necesitas atención médica.
Jessenia: Me duele mucho...
Raushanna: Te pondrás bien, hija mía. ¡Tú! Aparta tu látigo. Tus días están contados.
Zayd: ¿Me amenazas? ¡No me hagas reír!
Raushanna: ¡Es una realidad! Nadie toca a mi pequeña. Hija mía, no llores más.
Jessenia: Madre...
Zayd: ¡Esto es intolerable! ¡Exijo que me respetéis como es debido!
Sabba entró en la estancia. Andaba con paso lento pero decidido. Tenía miedo, pero sabía que estaba haciendo lo correcto.
Zayd: ¡¿Que haces aquí?! ¡Fuera de aquí si no quieres ser azotada!
Sabba: Debo hablar con la señora.
Raushanna: Puedes hablar, Sabba.
Sabba: He hecho lo que me pidió. No han tardado en llegar y están a punto de entrar.
Raushanna: Gracias, Sabba. No temas, este miserable no te tocará un pelo.
Zayd: ¿De que está hablando?
Raushanna: Habla de la policía. Le dije que los llamara. He recopilado pruebas, esposo. Te voy a denunciar a las autoridades para que te metan en la cárcel el resto de tus días.
Zayd: Eso...no puede ser verdad...tú jamás harías algo así...
Raushanna: Despierta, querido esposo. Sabía que tus negocios no eran del todo legales...pero matar, secuestrar, amenazar y traficar con clacks es inadmisible. No lo permitiré. Además, has maltratado a tu propia hija...y a mi, en muchas ocasiones. Te voy a denunciar y te juro por lo más sagrado que te pudrirás entre rejas.
Zayd: ¡Desgraciada! ¡Yo iré a la cárcel pero tú morirás!
Sabba agarraba a Jessenia con suavidad. Estaba débil y las heridas eran grabes.
Jessenia: No, madre...
Sabba: No se preocupe, todo está bien.
Levantó el látigo con furia. Los dos hombres de Zayd se disponían a sacar sus armas pero se detuvieron cuando Raushanna sacó una pistola que tenía guardada en sus ropajes.
Raushanna: No te atreverás, Zayd. Vosotros dos, si fuerais inteligentes os marcharíais de aquí inmediatamente. La policía está a punto de irrumpir y seréis acusados de cómplices.
Se pusieron a sudar, dudando de lo que debían hacer.
Zayd: No se irán. Son dos de mis mejores hombres. Lucharán a mi lado y darán la vida por mi si es necesario.
Raushanna: ¿Estás seguro? Si se quedan irán a la cárcel...y bien sabido es que las cárceles de este país no son precisamente hoteles de cinco estrellas.
Zayd: ¡No permitiré que una mujer acabe conmigo!
Levantó de nuevo el látigo y Raushanna disparó su arma. La bala dio en el hombro de Zayd, que soltó el látigo sorprendido y cayó para atrás. Sus dos hombres huyeron a toda prisa sin la menor intención de socorrerlo.
Zayd: ¡Ahhhh!
Zayd: Me has herido...Jamás pensé que serías capaz de algo así. ¡Soy tu marido! Ahh, me duele...Raushanna, por favor...ayúdame...yo te quiero.
Raushanna: Esas tretas ya no funcionan conmigo. Podría haberte disparado en la cabeza, bastante piadosa he sido ya.
Zayd: Lo perderás todo...nuestras pertenencias y esta casa son fruto de mis negocios ilegales...recapacita, mujer.
Raushanna: Hemos ganado la libertad, Zayd. Somos libres de tu tiranía.
La policía arrestó a Zayd y lo acusó de numerosos delitos. Lo esposaron y se lo llevaron hasta el furgón policial ante la mirada de Raushanna, Jessenia y Sabba.
Zayd: ¡Es todo falso! ¡Soy inocente! ¡Suéltenme!
Jessenia: Somos libres, madre...
Raushanna: Se terminó. Vamos, necesitas asistencia médica.
Continuará...
Es curioso, pero este capítulo me ha puesto muy triste, pero no por lo que sucede, pues es muy bueno que se hayan deshecho de Zaid al fin y Hafida y las demás hayan podido huir, sino porque me ha afectado ver cómo ese maldito hombre maltrataba a su pobre hija y después a su mujer. Lo peor es que ese monstruo representa a muchos hombres que se comportan así, que son verdadera escoria. Me alegro mucho de que al final hayan podido deshacerse de él, pero me pregunto si no se torcerán las cosas. Debemos recordar dónde viven, en un país donde la religión desprecia a las mujeres. Tal vez en esta tierra no suceda así. Ruego que Zaid no consiga convencer a los policías de que todas esas acusaciones no son ciertas. Seguro que, con la buena suerte que tienen los malos, al final acaba saliéndose con la suya. Paralelamente, me complace mucho que Simbat haya salvado a Swity, pobrecito, ahí encerrado en la cajita, solo, abandonado, triste, preocupado por su Hafida. Es curioso, qué cariño se le coge al monito. ¡Y tiene razón! ¡Se han metido con el mono equivocado! También es muy curioso que Jessenia dé tanta pena en este capítulo después de toda la rabia que he sentido por ella en los episodios anteriores. Haces que la trama se meza al son de los sentimientos y mueves los hilos influyendo directamente en nuestros sentimientos. También me gustan muchísimo las fotos. Es mirarlas y sentir la temperatura de donde se encuentran los personajes, incluso es posible aspirar las fragancias del lugar. Me gusta mucho la imagen donde salen todas huyendo: el azulado del cielo, la luz de la tierra... todo indica libertad. Muchas gracias por este pedacito de imaginación. Un beso.
ResponderEliminarWow... Este capítulo me ha dejado sin palabras. Al fin ese hijo de puta de Zayd se va a la cárcel y sus negocios acaban. Pobre Jessenia... Me daba mucha pena verla así desnuda y dada latigazos. Al final Raushanna se venga de todos esos años que sufrió. Lo peor es que es un poco verdad la reacción de Zayd, que desprecia las mujeres como si fueran inferiores. Es asqueroso, no sé como Raushanna aguantó tanto. Bueno, a ver qué pasa y cómo queda la cosa.
ResponderEliminarHa sido uno de los capítulos más intensos en emociones. Yo también he sentido una gran tristeza y rabia cuando he visto que Zayd azotaba así a su hija y después a su mujer. Son unas escenas que impresionan. Pero siento también que estando en el lugar que están y sabiendo el podery dinero que tiene ese click, no ha sido una solución del asunto el ponerlo en manos de las autoridades. Francamente no confio en la justicia de allí. Y temo que puedan acusasr a Raushanna por haber disparado a su esposo y torcerce todo. Soy una persona pacífica pero en ese momento de rabia y de tensión, viendo que le han hecho daño y maltrado así a mí hija y teniendo en cuenta todos los antecedentes de toda una vida de malos tratos y humillaciones, yo creo que habría disparado el gatillo directo al corazón. Es lo que sentía en ese momento ante la tensión de la escena.
ResponderEliminarMe ha gustado anteriormente cuando Jessenia hablaba con Simbat. Es bonita la foto en la que él la contempla a través del velo de la habitación y cómo los dos se encuentran por primera vez sinceramente. Ya no hay mentiras ni caprichos de niña entre ellos.
Las fotos de las chicas en el desierto también son muy bonitas.
¡No nos hagas esperar mucho a la continuación, por favor!
MUUUUUUU CHULO!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
ResponderEliminarsaludos,
Àlex.