Me sentía radiante, feliz. Se aproximaban las fiestas navideñas y eso era motivo de alegría para mi. Se que a mucha gente le entristece, que recuerdan a sus seres queridos que ya no están y desean que pasen las fiestas cuanto antes. Yo sin embargo, adoro salir por las calles, bien abrigada y pasear viendo los adornos navideños, los juguetes, la ilusión de los niños, los villancicos... Además, este año es más especial para mi y para Diamante, son las primeras navidades que pasamos con nuestros hijos, Dante y Suselle.
Aquel día hacía mucho frío. Estaba oscureciendo. Yo me encontraba en mi alcoba, jugando con mis hijos y Pandy en la cama. Les gustaba hacerme cosquillas y que les contara cuentos.
Sus: ...aquella malvada bruja quería atrapar a la Princesa y convertirla en una oca. Ella se escondió en una cueva profunda y solitaria. Hacía frío y tenía miedo. De pronto, un sapo se acercó a ella saltando.
Suselle: ¡Apo! Da medo.
Dante: Yo aente como papa.
Sus: Este sapo no era malo, tenía buenas intenciones. Lo que la Princesa no sabía es que ese sapo, sabía hablar. "Princesa, puedo ayudarle. Deme un beso en los morros, y le salvaré de la malvada bruja", dijo el sapo. La Princesa lo miró asqueado, "¡No pienso besar a un sapo!" exclamó disgustada.
Pandy: ######## (¡Ahhhh mi pelo!)
Sus: Dante, no le tires de los pelos a Pandy, se bueno. Le haces daño y Pandy no se lo merece.
Dante: Yo eno, mami.
Diamante vino a avisarme. Jugando con los niños olvidé que habíamos quedado con nuestros amigos para adornar la casa para las navidades.
Diamante: ¡Sus! Que están a punto de venir. Tengo preparado todos los adornos en el comedor.
Dante: ¡Papi!
Suselle: ¡Papa apo!
Sus: ¡Lo había olvidado!
Suselle: Ento mami.
Sus: Luego os termino de contar el cuento. Antes de nada...¡Cosquillas a papá!
Diamante no soporta las cosquillas, es superior a él. Lo agarré y lo tiré a la cama. Los niños, Pandy y yo nos lanzamos sobre él y le hicimos cosquillas por todo el cuerpo.
Diamante: ¡Noooo! ¡Ayyyy parad! ¡No lo soporto! ¡Ahhhhh!
Vicrogo, Duclack y Mary fueron puntuales. Entre todos nos pusimos a decorar la casa con adornos navideños. El árbol de Navidad era muy grande y con unas luces preciosas. Los niños se lo estaban pasando muy bien.
Diamante agarraba a Suselle en brazos y la aupaba para que colocase adornos en el árbol. Yo les indicaba las ramas en las que quedaban bien. Por supuesto, nuestro árbol es de plástico. Me niego a utilizar a un pino de verdad para atormentarlo con luces y cosas pesadas en sus ramas, encerrado en casa y muriendo poco a poco...me parece triste e injusto.
Sus: ¡Ahí queda estupendo!
Suselle: ¡Gusta a nena!
Diamante: ¡Lo haces muy bien, Suselle!
¡Chof! ¡Pumba! ¡Catapuum!
Se escuchaban ruidos en la calle y las escaleras del edificio. Sabía que se estaban instalando los nuevos vecinos en el piso de arriba y supuse que era el habitual ruido provocado por el traslado de muebles y pertenencias personales.
Sus: Que jaleo tienen montado los pobres...los traslados son siempre una locura.
Diamante: Es extraño que se pongan a trasladar sus cosas a estas horas ya...es de noche y hace más frío.
Sus: Tienes razón...
Vicrogo sentía pasión por Pandy. Aunque disfrutaba colocando adornos, jugar con Pandy le encantaba. Muchas veces se presentaba en casa y se llevaba a Pandy y a los niños al Zooparque. Para ellos y Pandy era como si fuese su tío, o su hermano mayor.
Vicrogo: ¡Eres el oso panda más guapo del mundo!
Pandy: ###### (¡Lo sé, soy consciente de ello!)
Dante estaba enamorado de Mary y Duclack. Sentía devoción por ellas y le encantaba pasar el tiempo con ellas. Mary le estaba enseñando a colocar las figuras del portal de Belén.
Mary: ¿Ves? Hay va el bebé, el niño Jesuclick.
Dante: Ere besito...
Mary: ¿Otro besito? Que cariñoso que eres, Dante.
Duclack y Wen colocaban el centro de mesa navideño. Con sus velas y sus lazos rojos era una cucada. Duclack vestía de negro, se había comprado una moto preciosa y para ir montada sobre ella era el atuendo ideal. Todos los chicos se la quedaban mirando y no le faltaban admiradores. La moto se había convertido en otra de sus grandes pasiones. Tanto era así, que nos había contagiado a todos las ganas de tener una. Diamante estaba buscando por Internet dos motos, una para él y otra para mi. Quizás en unos meses nos podríamos ir todos juntos a quemar ruedas por las carreteras del Playmundo.
Duclack: Fue muy divertido, Wen. Aquella carretera me llevó a un lugar precioso, en plena naturaleza.
Wen: ¡Que envidia!
Duclack: Sería fantástico que te pudieses venir conmigo. ¿Te has pensado ya lo de la moto?
Wen: Estoy negociando con Estrella...a ella no le hace gracia la idea, dice que es peligroso.
Cuando terminamos de colocar el árbol con todas sus luces y adornos, nos sentamos todos para el gran momento.
Sus: ¿Preparados? Vamos a ver cómo luce en la oscuridad.
El árbol estaba precioso con sus luces. Todos nos quedamos un buen rato en silencio observando el árbol sin parpadear.
Suselle: ¡Uyyyyy onito! ¡Gusta nena!
Dante: Ame besito...
Mary: Dante...¿Otro besito?
¡Chooof! ¡Catapumba! ¡Trash! ¡Repumba!
Salí al balcón con Duclack para ver a los nuevos vecinos con su traslado. Estaban haciendo tanto ruido que me extrañaba que la señora Hermenegilda no se hubiese quejado.
Sus: Los pobres, no entiendo cómo pueden cargar todo eso ellos solos...
Duclack: ¿Cuantos son?
Sus: Parece que son una pareja, chico y chica, ¿no?
Duclack: Sí. Uy, la chica es fuerte...mira como levanta ella sola esa mesa. Dice la señora Hermenegilda que la llaman la Pálida millonaria...siempre poniendo motes...
Duclack: ¿Es millonaria?
¡Catapumba!
Sus: ¡Ha golpeado la mesa contra esa farola! ¡Ups! Ahora contra ese contenedor...
Duclack: ¿Está llorando? Parece muy disgustada.
Sus: Pobre, no veía bien por dónde andaba...
Pálida millonaria: ¡Se a roto!
Novio de Pálida millonaria: No es nada, cariño. Eso se arregla.
¡Chof!
Pálida millonaria: ¡El jarrón!
Duclack y Mary ayudaban a Sus a recoger y limpiar la casa. Pandy había terminado de cenar y relamía su cacharro de comida.
Mary: Chicas, tengo que irme. He quedado con mi primo y Lilu para ir al centro comercial. ¿Quedamos mañana para comprar los regalos?
Sus: Sí, que todavía no he comprado ninguno.
Cuando Mary se fue, los niños se durmieron en brazos de su padre. Diamante se levantó del sofá para llevarlos a la cuna.
Wen: Se han quedado fritos.
Vicrogo: Es que han colaborado mucho colocando adornos. Están cansados.
Diamante: Sí, estos no paran. Uy, como pesan ya.
Sus: ¿Se han dormido? Mis niños, está agotados.
Diamante: Sí, están muy cansados.
Duclack: Parecen angelitos.
Los acostamos en su cuna y los tapamos bien. Fuera el viento soplaba con mucha fuerza y hacía frío. Pensé que sería estupendo comer churros con chocolate. Yo misma podía preparar el chocolate pero los churros era mejor comprarlos en una churrería no muy lejos de casa.
Sus: Diamante, ¿te apetecen churros?
Diamante: ¡Sí! Quiero churros, ¿hay?
Sus: No. Me abrigaré y los iré a comprar a la churrería de Paco.
Diamante: ¿Ahora? Hace mucho frío para salir a la calle. Ya voy yo...
Sus: Cariño, no soy de cristal. Iré yo, no te preocupes.
Diamante fue a reunirse con los demás en el comedor. Estaban hablando sobre la corrupción en Wensuland. Su Presidente había protagonizado ya varios escándalos.
Vicrogo: No entiendo cómo es posible que un tipo así sea Presidente de un país...
Wen: Odio a los políticos y la política. No confío en ninguno de ellos...se llenan los bolsillos y no ayudan a nadie.
Duclack: ¿Habéis escuchado esa noticia de última hora? Han encontrado en un museo un cuarto secreto. Se trata de un museo que antes era un castillo. Dicen que han hallado el cuerpo de la Reina Evelyn. Aunque parece que han robado cosas...están buscando a los ladrones.
Vicrogo: Lo vi este mediodía en las noticias. Es un gran hallazgo, la Reina Evelyn fue muy buena para Wensuland, según cuenta la historia.
Diamante: ¿Y ese hombre que han encontrado en estado catatónico en una casa junto a un gato muerto?
Wen: Que noticia más extraña...Mirad, Pandy se ha quedado dormido.
Sus: Ahora vuelvo, voy a comprar churros.
Me vestí con mi abrigo largo blanco y mi vestido de invierno de mangas largas. También me puse mis guantes blancos a juego con mi boina.
Duclack: ¿Con este frío?
Sus: Sí, voy bien abrigada.
Vicrogo: ¡Churros! ¡Viva!
Sus: En seguida vuelvo.
Duclack: ¿Quieres que te acompañe?
Sus: No hace falta, no te preocupes Duclack.
Mientras caminaba por el rellano, me encontré a la señora Hermenegilda acosando a la nueva vecina del piso de arriba, a Pálida millonaria. En seguida me apiadé de ella. Esa mujer era un autentico calvario. Todos los vecinos la rehuían. Se metía en mi casa sin mi permiso, preguntaba cosas que no eran de su incumbencia y explicaba cosas sobre su vida que no me interesaban. No es que fuese mala mujer, pero era insoportable. Vi la cara de pánico de la nueva vecina y me decidí a socorrerla.
Hermenegilda: Eres muy rara. Todos los vecinos que vivimos aquí tenemos alguna peculiaridad, pero tú eres demasiado pálida y vistes demasiado elegante. Seguro que tienes unos cuantos millones ahí escondidos.
Pálida millonaria: No, no...
Hermenegilda: No te molestes si los vecinos te conocen como La pálida millonaria.Creo que ese será tu mote, ¡jajajajaja! Chusca te mira raro. Parece cómo si le gustases...Chusca, tienes que buscarte un buen macho. Ay pobre, si la castré...Bueno, no importa. Seguro que dentro de poco...
Pálida millonaria: Señora...
Me pareció una chica bellísima. Tenía la piel extremadamente pálida, sus ojos eran de un color que nunca había visto y su pelo parecía el que lucían las modelos de anuncios de champús milagrosos. Vestía muy bien, elegante y con buen gusto.
Sus: ¡Buenas noches señora Hermenegilda!
Hermenegilda: Esta es la señorita Sus, es muy buena gente. Tiene unos niños preciosos.
Sus: Gracias, señora.
Aquella mujer hablaba por los codos. Intentaba escuchar, prestar atención a todo lo que decía pero estaba totalmente abrumada con tanta información innecesaria y de poco interés para mi y estaba completamente segura que para la nueva vecina. Les dije que iba a comprar churros y me las ingenié para invitar a Pálida millonaria. Intentaba deshacerme de Hermenegilda, pero la mujer se apuntó. Le dije que me había dejado el dinero en casa y que fuese tirando ella. Antes de irse Pálida Millonaria se presentó.
Sinéad: No se lo he dicho señora, soy Sinéad.
Hermenegilda: Shai...¿qué?
Sinéad: Sinéad...
Hermenegilda: Bah, serás la señorita Lila.
Sinéad: De acuerdo.
La señora Hermenegilda bajó en el ascensor y nos quedamos solas.
Sus: ¿Te llamas Sinéad? Es un nombre muy bonito.
Sinéad: Tú también tienes un nombre muy bonito y además eres muy bella.
Sus: Gracias, tú también. Vistes muy bien.
Sinéad: Te agradezco profundamente que me hayas rescatado...no sabía como deshacerme de ella.
Sus: La señora Hermenegilda es así. Cuando nos atrapa, no nos deja marchar.
Sinéad: Sí, he podido comprobarlo.
Sus: En verdad tengo que salir, ¿quieres acompañarme?
Sinéad: Sí, por supuesto. Si no te importa, prefiero bajar por las escaleras.
Sus: ¡Son ocho pisos!
Sinéad: No importa. Es que temo a los ascensores.
Sus: No te preocupes, te espero abajo.
Sinéad se fue corriendo escaleras abajo. Me pareció curioso que temiese los ascensores, pero no extraño. Mi padre tampoco los soportaba y siempre los evitaba. Decía que temía quedarse atrapado en un espacio tan reducido y sin aire.
Regresamos de nuevo al edificio. Había comprado los churros y conversado con ella. Me pareció simpática y tímida, como yo. Me preocupé cuando vi que no estaba muy abrigada al salir a la calle, pero dijo que no era menester volver a por un abrigo. Subió las escaleras y yo en ascensor y al llegar a la puerta de casa, le invité a pasar a casa. Pareció dudar un instante y temí que su timidez se lo impidiese, pero finalmente aceptó.
Sus: ¿Quieres que te presente a mis amigos?
Sinéad: Me gustaría mucho pero no quiero molestar...
Sus: No molestas. Ya verás, les caerás muy bien. Pasa, Sinéad.
Continuará...
Para conocer cómo vive esta misma historia Sinéad (la nueva vecina), entrar en este blog titulado "Bajo la mirada del ocaso". Podréis vivir la historia desde el punto de vista de Sinéad, lo que siente. Es un blog mágico, totalmente recomendable que os transportará más allá.
Continuará...
¡Qué guay me ha parecido este capítulo! Además me ha gustado mucho que cites textualmente las palabras de Sinéad, Sus y la señora Hermenegilda! Me ha gustado mucho haberlo leído desde el punto de vista de Sus! ¡Estoy deseando conocer más situaciones! Me ha gustado la parte en que a Diamante le hacen cosquillas, cuando lo adornan todo con los niños, cuando se asoman al balcón y ven lo torpe que puede llegar a ser Sinéad.... ¡Y has cogido el mote de la pálida millonaria, qué bueno! Pobre Sinéad :D. ¡Me encanta!
ResponderEliminar¡Ay, se me olvidaba! Gracias por compartir mi blog y por las palabras que le has dedicado :) (L)
ResponderEliminar¡Ay, Wensus, me encantan estas historias del día a día! ¿En serio hace tanto frío? Pues aquí en Irlanda... Sinéad... ¡¿Será la del castillo que se acuerda de Sus?! Ay, qué intriga!
ResponderEliminarHola, sigo siendo Motivina, pero es que ese nombre era inventado. No quería mostrar mi identidad, pero bueno, ahora ya sabéis quien soy en realidad. Simplemete era para que no penséis que no me conocéis.
ResponderEliminar¡Qué historia más entrañable! Y es muy especial por su conexión con la de Sinéad en el blog: Bajo la mirada del ocaso. Me ha gustado mucho ver la perspectiva de Sus en ese primer encuentro tan especial.
ResponderEliminarLas escenas en familia y entre amigos preparando la Navidad son preciosas. Me encanta cuando Sus le cuenta el cuento a los pequeños y ver la familia que forma junto a Diamante. Se ven tan felices. Me ha hecho gracia cuando Dante le tira del pelo al pobre Pandy. Se ve que va a ser un poco trastillo. También me he reído mucho cuando está poniendo el Belén con Mary y no hace más que pedirle besos. Apunta maneras a ser un clackiero y tiene a quien parecerle, jajajaja.
Otro guiño que me ha agradado mucho es lo de las motos que enlaza con mi historia pendiente. Duclack se ha hecho motorista e intenta involucrar a todos en su nueva aficción y en concreto a Wen. Pues Wen es un buen amigo para compartir su pasión por las motos. Tendrá también su moto ;-) y ya veremos Estrella como lo lleva.
El momento en que encienden las luces es muy especial.
Después como observan a los nuevos vecinos del balcón ha sido muy divertido. Parece que Sus ha encontrado en su vecina a una nueva amiga y estoy segura de que va a congeniar muy bien con este heterogéneo grupo. Ya estoy deseando ver la continuación.
Un besote grande, mi Dani.
Esta historia queda perfecta después de haber leído el relato de Sinéad... en primer lugar, la escena familiar con Dante y Suselle, el adorno del árbol, los besitos de Mary, las cosquillas de Diamante.., son mil detalles que me dejan enamoradito, me comería a cada personaje, son tan salados... hasta mi avatar y Pandy son simpatiquísimos, por cierto Pandy qué buenazo, hasta tiene que soportar los tirones de pelo de los pequeñines... Y claro, llegamos al encuentro con Sinéad y la inenarrable señor Herminia, que no, mala no es, pero ¡resulta taaaan pesada! El caso es que yo creo que todos tenemos el algún sitio a nuestra Herminia particular, y no es fácil manejarlas. Sé que hay ya escrita una segunda parte y no me voy a parar... qué graciosa Sinéad con su colmillos, es una clack genial.
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