Llegaron a la playa pasadas unas horas. Los niños estaban deseando meterse en el agua y salieron disparados de la caravana. Sus les gritaba precaución y que no se alejaran de la orilla. Había poca gente, así que estuvieron muy tranquilos. Todos se bañaron a excepción de Sus, que no le apetecía ponerse el bañador ni arriesgarse en el agua. Cuando salieron, se tumbaron en las toallas y dieron buena cuenta de la comida que había preparado Agatha. Los niños pronto salieron a jugar por ahí persiguiendo a las gaviotas. Agatha se quedó dormida y los pandas jugaban con la arena. Sus estaba tumbada, escuchando las olas romper en la orilla.
Diamante se había puesto un gorro de paja enorme que había comprado a un vendedor ambulante. Muy cerca se habían tumbado dos chicas veinteañeras a tomar el sol. Diamante las miraba atento. Eran chicas muy guapas y que lucían su cuerpo sin complejos. Se percataron de las miradas de Diamante y rieron divertidas.
Anabel: Mira el papaito. No deja de mirarnos. Es guapete.
Roxi: Sí, aunque ese gorro es algo ridículo.
Las dos rieron y Diamante les sonrío coqueto. Consciente de que estaba sin camisa, intentó esconder barriga y apretar los bíceps para parecer en forma.
Anabel: Vaya con el papito, es un poco descarado mirando. Nos sigue sonriendo.
Roxi: Nena, es que somos irresistibles. Mira su mujer, si es una morsa.
Anabel: A lo mejor está embarazada.
Anabel: ¿Tú crees?
Sus: ¡Diamante! ¿Qué estás mirando?
Diamante: Ehhh, nada. El paisaje.
Sus: Yo aquí tumbada, que casi no me puedo mover con esta barriga y tú mirando chicas. ¡Ya te vale!
Diamante: Cariño, estaba mirando las gaviotas...
Sus: Diamante, así no, por favor. Ya me siento lo bastante gorda, fea y ridícula como para que ahora te pongas a mirar a otras y me sienta la más horrible del mundo.
Diamante: Eso no es verdad, Sus. Eres la más...
Roxi: Menuda bronca le está dando la parienta. ¡Jajajaja!
Anabel: ¡Jajajajaja! Su mujer es un ogro. Pobre papito. ¿Vamos al agua?
Roxi: Sí, que me agobian los gritos de esa histérica.
Diamante: Yo...
Sus: ...por no hablar del dolor de los riñones, que me estoy volviendo loca. Te tendrías que quedar embarazado, para que sepas lo que es esto y lo mal que sienta que yo me ponga a mirar a tíos mientras tú estás...
Dante: ¡Vamos al agua!
Suselle: ¡Espera, Dante!
Dante: ¡El que llegue el último será un pinypon!
Suselle: ¡Yo no seré una pinypon!
Dante: ¡Ya lo veremos!
Cuando salieron del agua, encontraron unas cuevas.
Suselle: Mira, unas cuevas.
Dante: Parecen profundas. ¡Eoooooo!
Suselle: Está muy oscura. Me da miedo.
Dante: ¿Entramos? Podríamos investigar. A lo mejor encontramos un tesoro.
Suselle: ¿Estás loco? ¡Debe ser peligroso!
Dante:Se escuchan ruidos raros.
Suselle: Yo no escucho nada.
Dante: Sí, son como rugidos de monstruos o algo así.
Suselle: Me estás tomando el pelo...
Dante: ¡Voy a entrar! ¡Espera aquí!
Suselle: ¡Danteeee! ¡No entres!
Dante: ¡Ahora vuelvo!
Suselle: ¡No entres!
Suselle: ¿Dante?
Dante había desaparecido en la oscuridad de la cueva. Suselle empezó a preocuparse. Entonces, escuchó a Dante gritar.
Suselle: ¡Dante! ¡Oh no! ¡Dante!
Dante no respondía. Suselle rompió a llorar asustada. De pronto, Dante apareció de la nada y gritó con todas sus fuerzas.
Dante: ¡Buh!
Suselle: ¡Ahhhhh!
Dante: ¡Cobardica! ¡Te he asustado! ¡Jajajaja!
Suselle: ¡No me has asustado! ¡Grrrr! ¡Me las vas a pagar!
Dante: ¡Buuuuh!
Suselle: ¡Ven aquí! ¡Te voy a dar una paliza!
Dante: ¡Lentorra! ¡No me pillarás!
Suselle: ¡Grrrrrr! ¡Ven aquí!
Al día siguiente, fueron a la montaña. Diamante conocía una zona muy bonita que había visitado en muchas ocasiones con Duclack. Conducía la caravana mientras observaban el paisaje. El bosque era precioso.
Sus: ¿Has venido muchas veces?
Diamante: Sí, unas cuantas. He venido muchas veces con Duclack y la tripulación. Es un lugar ideal para descansar lejos de la ciudad y relajarse.
Dante: ¿Falta mucho?
Diamante: Ya casi estamos.
Sus: ¿Qué le pasará a Agatha? Está muy callada.
Diamante: No lo sé. Ye te dije que está muy rara...
Sus: Tenemos que intentar animarla. Debe ser muy duro estar lejos de su familia.
Diamante: Mejor la animas tú.
Se detuvieron en una zona muy verde y fueron a caminar. Llegaron a un lugar alto en el que se veía todo el bosque.
Suselle: ¡Es muy bonito, papá!
Diamante: ¡Cuidado no te caigas!
Suselle: ¡El aire es tan puro!
Diamante: Mira, allí a lo lejos está el río. Ahora iremos.
Suselle: ¡Yupi!
Dante: ¡Soy el rey del mundo!
Sus: Ay, no puedo más. No quiero fastidiar las vacaciones a nadie, pero es que soy incapaz de dar un paso más.
Agatha: Descansemos un rato aquí.
Sus: Agatha, ¿estás bien?
Agatha: Sí...
Sus: Algo te ocurre. Somos amigas, me lo puedes contar...
Agatha: He visto como regañaba a Diamante en la playa...
Sus: Sí...perdí un poco los nervios. Siento el espectáculo.
Agatha: Se enfadó mucho con él. No quiero ni imaginar si llega a tocarle el culo a alguna...eso le sentaría muy mal.
Sus: No se lo perdonaría. Por suerte, Diamante no es así. Se le va la mirada, pero no llega a más. Aunque no soporto que lo haga, y menos si estoy yo delante. Además, estando embarazada...no se lo consiento. ¿A que vienen estas preguntas?
Agatha: Estaba pensando en los hombres, nada más... El motorista del otro día, Owen. Un aventurero, viviendo la vida al máximo. Le parecerá una locura, pero me habría montado en su moto y me habría ido con él a vivir la vida. Siempre hago lo correcto, no arriesgo ni me dejo llevar.
Sus: Te entiendo. Ya tendrás más oportunidades para marcharte a vivir aventuras. Aunque me daría pena que te marchases.
Agatha: Sus, a lo mejor me marcho.
Sus: ¿En serio? Pero...
Agatha: Me encanta estar con vosotros...pero creo que es mejor que me marche.
Pandy: ###### (¡Niños, no os asoméis tanto! Son como su padre, unos aventureros).
Pinky: ####### (Sí, igual de adorables que su papá).
Pandy: ##### (Y que su mamá).
Sabrina: Maldita sea. Estoy empezando a cansarme de estar escondida. No les pude seguir a la playa y ahora estoy aquí, entre los árboles y los bichos. Tengo que idear un plan para romper esa familia. Me aburro y necesito algo de acción.
Suselle: Mira Dante, ¡este gran árbol está hueco!
Dante: ¡Holaaaaaaa!
Suselle: ¿Crees que vivirán duendes o hadas ahí dentro?
Dante: Seguramente. Yo apostaría a que ahí viven trolls.
Diamante: Cuidado no caeros, niños. Huy, ¿dónde está Sus?
Agatha: Se ha quedado descansando. Dice que no puede más.
Diamante: Pobre, debe estar muy cansada.
Dante: ¡¡Allí hay una ardilla!!
Suselle: ¡Vamos a verla!
Cuando los niños se alejaron, Agatha habló con Diamante.
Agatha: Diamante, no ha estado bien lo que hizo.
Diamante: ¿El qué?
Agatha: Ya lo sabe.
Diamante: Ah...lo sé. Bueno, tampoco he matado a nadie.
Agatha: ¡Pero está mal! Sus no se lo merece.
Diamante: Lo sé...
Agatha: Prometa que no lo volverá a hacer más.
Diamante: Hombre...
Agatha: Si no lo promete, me marcharé.
Diamante: Está bien, lo prometo. No sabía que te importaba tanto, y más después de...
Agatha: ¿De qué?
Diamante: En fin, será mejor que dejemos el tema. Estaremos los dos con las manos bien quietas, ¿vale?
Agatha: Yo tengo las manos bien quietas. Que sepa que esto me ha hecho replantearme si seguir trabajando con ustedes...
Diamante: Vaya, eres muy empática.
Volvieron a la caravana y fueron al río. Sus se sentó en la toalla, junto a Pinky, que tampoco deseaba mojarse. Los demás, fueron directos al agua.
Sus: ¿No te apetece ir al agua?
Pinky: #### (No, que luego me queda el pelo fatal).
Dante, Suselle y Agatha estaban sentados dentro del río. El agua no era muy profunda así que podían hacerlo sin problema.
Suselle: ¿Te has enterado de lo de Agnes?
Dante: No, ¿le pasa algo?
Suselle: Se ha ido a vivir a Galiclick.
Dante: ¿Eso no está muy lejos?
Suselle: Lo suficiente para no poder verla todo lo que quisiéramos.
Dante: Jolin...Eso es lo que ella siempre ha querido, ir a vivir a su tierra.
Suselle: Sí, llevaba años deseando irse. La echaré de menos...
Dante: Y yo.
Agatha: Debéis estar felices por ella. No hay nada más duro que estar lejos de tu tierra. Volver a tus raíces es algo natural.
Diamante: ¡Suuuus!
Sus: ¡Qué!
Diamante: ¡El agua está muy rica! ¡Ven conmigo!
Sus: No me encuentro con fuerzas, cariño.
Diamante: Jolines...
Pandy: ##### (Mi Pinky tampoco quiere meterse).
Diamante: Con lo bien que se está.
Suselle: Dice que vendrá el mes que viene a vernos.
Dante: ¡Yupi! Podrá conocer a nuestro hermano. Para el mes que viene ya habrá nacido.
Suselle: Me gustaba tanto salir a pasear con ella, leer cuentos y tomar helados...
Agatha: Aunque no lo hagáis con tanta frecuencia, las veces que os veáis, serán más especiales.
Dante: ¡Vamos a nadar!
Sabrina: Ahí están. La muy tonta se ha quedado otra vez embarazada para tener más hijos que yo. Es muy envidiosa. Prepárate, que me vas a pagar el daño que me has hecho durante todos estos años.
Sus: Vaya, Pancho y Peky saben nadar, a pesar de ser tan pequeñitos. ¡¡Dante, no juegues a aguantar la respiración!!
Dante: ¡No pasa nada! Es una competición para ver quién aguanta más.
Sus: ¡He dicho que no! Ese juego no me gusta. Jugad a otra cosa.
Dante: Mamá...
Sus: Dante, hazme caso y no me pongas nerviosa, por favor.
Dante: Vale...
Diamante: Chicos, ¿jugamos a ver quién aguanta más tiempo bajo el agua?
Suselle: Mamá no quiere.
Dante: ¡Mamá! ¡Papá nos deja jugar!
Sus: ¡He dicho que a ese juego no!
Diamante: Amor, pero si no pasa nada.
Sus: Diamante, no quiero que juguéis a eso. Es peligroso.
Diamante: Vale...
Agatha se tumbó al lado de Sus.
Agatha: Intente relajarse.
Sus: Lo intento, pero me cuesta. Ains, ni en un lugar tan bonito consigo relajarme. ¿Me estaré volviendo una clack insoportable? Yo antes no era así...
Agatha: Son etapas, y no es insoportable. Yo también les regañaría por jugar a eso.
Sus: Agatha, ¿te has pensado mejor lo de marcharte?
Agatha: No lo tengo decidido. Aunque ahora estoy más tranquila. Seguramente me quede...eso de irme por ahí de aventura no es lo mío. Soy en realidad una cobarde...
Sus: No eres cobarde, Agatha. Yo deseo que te quedes con nosotros, pero si te marchas, lo entenderé. Mereces ser feliz.
Agatha: Muchas gracias, Sus.
Caminaron un poco por la zona y fueron hasta una pequeña cascada. Sus se sentó en una gran roca mientras los demás se bañaban.
Suselle: ¡Mamá, mira! ¡He subido aquí arriba!
Sus: Muy bien, cariño.
Diamante: Venga, a ver quién es capaz de bucear y llegar a esa roca.
Dante: Eso está chupado.
Diamante: Tened cuidado con las piedras.
Suselle: A mi bucear no se me da muy bien...
Dante: Claro, si eres muy cobardica.
Suselle: ¡Eso es mentira!
Sus: ¡Dante, deja en paz a tu hermana!
Diamante: Aquí es fácil bucear. El agua está muy clara y es poco profundo. Es perfecto para aprender, Suselle.
Suselle: ¡Vale!
Diamante: Venga, Dante. ¡A bucear!
Dante: ¡Allá voy!
Suselle: ¡Sabe bucear!
Diamante: Aunque le queda mucho que aprender...
Suselle: ¡Se ha dado un coscorrón con esa roca!
Dante: ¡Ay!
Diamante: Tienes que mirar bien.
Sus: ¡Jugad a otra cosa! ¡Eso es peligroso!
Dante: ¡Mamá, eres una plasta!
Después de las clases de buceo, caminaron por el agua. Sus se animó, y caminó junto a ellos.
Sus: Pues está fresquita, el agua.
Diamante: Te lo dije, que estaba muy buena.
Agatha: Este lugar es magnífico. Mi único miedo es encontrarme una serpiente...
Dante: No te preocupes, yo te defiendo.
Diamante: De eso nada. Si ves una serpiente, te alejas.
Suselle: No hay que molestarlas. Seguro que ellas tienen más miedo que nosotros.
Agatha: Lo dudo. Me dan verdadero pavor.
Diamante: Yo las odio. Me acuerdo de una vez en el pantano, que vimos una enorme. ¡Qué asco!
Sus: Lo recuerdo. Saliste corriendo como jamás te he visto correr.
Diamante: Claro, fui a pedir ayuda...
Agatha: Yo me quedaré un ratito por aquí. Luego nos vemos.
Agatha caminaba por la orilla del río, absorta en sus pensamientos. Aunque había dejado claro las cosas con Diamante, no se sentía cómoda. No deseaba vivir una situación así otra vez. La idea de marcharse tomaba más fuerza.
Agatha: Podría llamar a Adolfina. Seguro que le gustaría trabajar para ellos y yo creo que les caería bien.
Agatha: No sé...lo tengo que pensar bien. Quedarme ahora sin trabajo me acarreará una serie de problemas. Mis ahorros no son gran cosa...
Serpiente: ¡Psssssssss!
Agatha: ¡Ahhhh! ¡Una serpiente! ¡Socorro!
Owen conducía su moto por aquellos lares cuando escuchó los gritos de Agatha.
Owen: Esos gritos...¡Es ella!
Fue hasta Agatha y se interpuso entre la serpiente y ella.
Agatha: ¡Owen!
Owen: No te muevas. No te hará ningún daño. No sabe si eres una amenaza. Estás en su territorio y está evaluando la situación. En cuanto vea que no representas ningún peligro, se irá.
La serpiente dio media vuelta y se marchó por dónde había venido.
Agatha: ¡Se ha ido! ¡Oh, gracias!
Owen: De nada. Obrando con inteligencia, se puede salir victorioso de cualquier situación.
Agatha: Estaba paralizada de terror...
Owen: Es la segunda vez que voy en tu ayuda. ¿Sueles estar siempre en peligro?
Agatha: Se está convirtiendo en una costumbre. No lo entiendo, ¿qué hace aquí?
Owen: Eso mismo me estaba preguntando. Yo estoy de aventura. Me dijeron que esta era una buena zona para explorar. He encontrado algunas cosas muy interesantes. ¿Y tú?
Agatha: Estoy de vacaciones por la zona. Es una casualidad muy grande, habernos encontrado otra vez.
Owen: Reconozco que tenía ganas de volver a verte.
Agatha: No suelo decir esto, y mucho menos a desconocidos, pero...yo también deseaba verle.
Owen: Puedes tutearme. ¿Te apetece pasear conmigo?
Agatha: Me encantaría.
Continuará...
¡Qué capítulo tan intenso! Las fotos son preciosas, sobre todo las del río. Estoy imaginándome las fotos bonitas que podrías hacer en rincones del paseosde las Ninfas y también por la orilla del Barbaña, que también hay muchos árboles y es muy bonito. Me encantan esas fotos. Son mágicas y tienen una luz muy especial. Me hace mucha gracia Sus, tan temerosa de que les pase algo a sus hijos. Menos mal que no vio cómo Dante se metía en esa cueva. Por un momento, temí que le pasase algo de verdad. Menos mal que gritó en broma. No sé cómo va a aguantar Sabrina escondida durante tanto tiempo. Me gustaría que la descubriesen y que la denunciasen. Me sabe muy mal que Ágata esté pensando en marcharse por un malentendido. No entiendo por qué cuesta tanto hablar con claridad. Ni el uno ni el otro hizo nada, por lo que ya lo tendrían que resolver, pero así también se vuelve más emocionante. ¡Y qué casualidad que haya aparecido Owen outra vez! Seguro que al final se acaba marchando con él. Me parece muy bonito que se enamoren. No le había prestado atención a Ágata hasta estos capítulos en los que le estás dando más protagonismo y eso está muy bien. Me ha conmovido mucho la escena en la que Suselle, Dante y Ágata hablan de Agnes. Me hace mucha ilusión que salga mencionada en tus historias, aunque sea realmente una metáfora, una representación de la realidad. Son muy bonitas y emotivas las palabras de Ágata. Qué bonito que lo entienda así. Luego, Diamante, qué poca vergüenza tiene mirando tan descaradamente a esas chicas estando Sus pasándolo tan mal. Pobrecita, estando tan cansada, sintiéndose culpable e irritable en un momento en el que se supone que todos tienen que estar contentos incluida ella... pero es que los embarazos descontrolan mucho las neuronas. Es comprensible que esté así. Me imagino que se pondrá de parto enseguida, en las vacaciones incluso. La verdad es que tengo ganas de que dé a luz. Qué bonito que vaya a ser madre otra vez.
ResponderEliminarEspero que se puedan aclarar rápido los malos entendidos y que descubran a Sabrina. Me da mucho miedo que contagie a los demás o que se vuelva loca al lado de ellos.
¡Está muy emocionante! Cuelga rápido el próximo capítulo, ¡por favor!
¡Las neuronas no, las hormonas!
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