Siguiendo sus órdenes, Lucía acudió al camarote del Capitán. Llamó pero la puerta estaba abierta. Entró llamando al Capitán, pero no recibía respuesta.
Lucía: ¿Capitán?
Miró alrededor pero allí no parecía haber nadie. Cuando ya estaba apunto de marcharse, escuchó la voz del Capitán procedente del lavabo.
Capitán Miller: Cierre la puerta, Oficial.
Cerró la puerta y al momento el Capitán salió del lavabo. Solamente llevaba puestos unos calzoncillos azules muy sexys y la gorra de capitán.
Lucía: ¡Brian!
El Capitán le sonreía de forma sexy y le lanzaba besos. Lucía no pudo evitar reírse. En la intimidad, era un hombre al que le gustaba hacer el payaso y hacerle sonreír.
Capitán Miller: ¿Le gusta mi nuevo modelito?
Lucía: Sí, es muy provocador. ¿Es este el nuevo uniforme?
Capitán Miller: Así es, ¿le gusta?
Lucía: Mucho, mi Capitán.
Capitán Miller: Sabía que le gustaría. Tome, bebe un poco de champán.
Lucía: ¿Quiere emborracharme?
Capitán Miller: ¿Tanto se nota?
Lucía: Me temo que sí.
El Capitán rodeo la cintura de Lucía con sus brazos y la besó. Ella correspondió el beso encantada.
Lucía: Está usted loco, mi Capitán. Me encantas en la intimidad, Brian. ¿Cuando podremos hacer pública nuestra relación?
Capitán Miller: Esperemos un poco más, por mi hijo. Sabes que por el momento no aceptará otra clack en mi vida...
Lucía: Lo sé...es que quiero gritar a los cuatro vientos que te amo. Bésame, bésame como si fuese la última vez.
Amy y Rafa pasaron horas de pasión desenfrenada. Sus cuerpos se fundieron en un solo click una y otra vez. Los dos quedaron exhaustos pero satisfechos.
Amy: Wooow. Estoy asombrada.
Rafa: Eres maravillosa. ¿Dónde has estado todo este tiempo?
Amy: Buscándote en mis sueños. Rafa, no quiero separarme de ti ni un solo momento.
Rafa: Yo tampoco. A tu lado me siento completo.
Amy: Me iría contigo al fin del mundo.
Rafa: No salgamos de mi camarote en todo el trayecto.
Amy: ¿Hablas en serio?
Rafa: Totalmente.
Amy se tumbó sobre Rafa y lo besó.
Amy: Eso sería fantástico. Te tendría para mi sola, en exclusiva.
Rafa: Pediríamos el servicio de habitaciones y así no tendríamos que salir.
Amy: Sería maravilloso pero...eso no es posible.
Se sentaron en la cama. Rafa parecía decepcionado.
Rafa: ¿Cuál es el problema?
Amy: Jean, ese es el problema. Me buscaría y pondría el barco patas arriba hasta encontrarme.
Rafa: Aquí no nos encontrará.
Amy: No lo conoces. Es peligroso.
Rafa: Me da igual. Amy...creo que te quiero.
Amy se levantó asustada.
Amy: No digas eso, por favor.
Rafa: Lo siento, yo...
Amy: Rafa, yo también siento algo muy fuerte por ti, pero...todo esto me da miedo. No quiero que sufras por mi culpa...
Rafa: Te he dicho que no tengo miedo, me enfrentaré a él.
Amy: ¿Y a su padre también? ¡Estamos hablando de la mafia!
Rafa: Debe haber alguna forma de librarte de ellos.
Amy: No la hay...
Rafa: La encontraremos.
Amy: No quiero que te metas en problemas por mi culpa.
Rafa: Por ti, lo que sea.
Amy: Hay algo que podría funcionar. Jean ama el dinero sobre todas las cosas. Quizás podría pedir un préstamo al banco y darle una gran cantidad de cleuros para que me deje marchar, sé que no me ama. Si le dice a su padre que me abandonó o mejor, que estoy muerta, me dejarán en paz.
Rafa: Eso es como comprar tu libertad...
Amy: Lo sé, pero quizás funcione. De momento no quiero pensar en ello, Rafa. Quiero disfrutar de ti y dejarme llevar.
Izan disfrutaba de la compañía de Cecilia. Era una clack simpática y muy inteligente. Alicia seguía con el ordenador, por lo que ya no contaba con ella. Al menos con Cecilia podía hablar y le hacía compañía. Los dos disfrutaban de un relajante baño en la piscina.
Cecilia: Fue entonces cuando la Reina Evelyn acabó con SAM, el enemigo más terrorífico de Wensuland y todo el Playmundo.
Izan: Anda, pues no tenía ni idea. Por eso le han puesto Reina Evelyn a esa avenida tan importante del centro de Wensuland.
Cecilia: Sí, hay muchos lugares que homenajean la labor de la Reina y su hijo, Adam.
Izan: Alicia habría disfrutado con esta conversación...
Cecilia: Es una clack muy ocupada.
Izan: Demasiado. Serán los genes de su padre, que no es capaz de pensar en otra cosa.
Cecilia: Debería disfrutar de este viaje. Al menos intenta disfrutar del viaje, aunque ella trabaje a todas horas.
Izan: Eso intento. No sé, lo nuestro no va bien...
Cecilia: ¿No van las cosas bien entre vosotros?
Izan: No lo sé...ahora mismo estoy confuso.
Cecilia: Dale más tiempo, quizás reaccione antes de que sea demasiado tarde.
Izan: Eso espero...
Cecilia: El amor es complicado, Izan. Oye, pronto pararemos en isla tortuga. ¿Bajarás conmigo?
Izan: Sería estupendo.
Cecilia: Cuenta la leyenda que era la isla en la que los piratas escondían sus tesoros. A lo mejor encontramos uno, ¿te imaginas?
Izan: Sería una pasada.
Izan: En el pantano en el que trabajo, he encontrado muchas reliquias.
Cecilia: ¿Trabajas en un pantano?
Izan: Soy piloto. Tengo una avioneta y realizo viajes para turistas y también para llevar suministros a zonas de difícil acceso.
Cecilia: ¡Eso es una pasada! Debe ser muy emocionante. Me encanta tu trabajo.
Izan: ¿En serio? Me alegra que alguien lo valore. Alicia menosprecia mi trabajo.
Cecilia: Pues a mi me parece apasionante. Izan, es hora de hacerte ese masaje. Túmbate boca abajo.
Izan se tumbó boca abajo con la cabeza y los brazos fuera del agua y apoyado en un lateral de la piscina. Cecilia empezó con el masaje y en seguida consiguió relajar a Izan.
Izan: Por todos los clicks, esto es una pasada...
Cecilia: Me alegro que te guste. Aquí tienes un nudo.
Izan: Ahí me suele doler de vez en cuando.
Cecilia: Se te acumula toda la tensión en esta zona. Relájate, intentaré deshacerte el nudo.
Después de unas horas sirviendo y ayudando a Vera y Dora, llegó el momento de descansar. Willy estaba agotado. Los chinos no habían dejado de pedir en ningún momento y hasta que no se marcharon, no pudieron relajarse. Dora se acercó a Willy. Parecía estar muy cansado.
Dora: Hola Willy, ¿estás bien?
Willy: Muy cansado...Tengo ganas de volver a casa.
A Willy se le escaparon unas lágrimas. No estaba acostumbrado a trabajar y menos en esas circunstancias.
Dora: ¡Oh, Willy! No llores, por favor.
Willy: Quiero regresar a casa...esto no me gusta.
Dora: Vamos, esto no es tan malo. Te voy a contar un secreto...el Capitán os quiere dar un escarmiento, pero solamente por unas horas.
Willy: ¿En serio?
Dora: Conozco al Capitán. Además, me han chivado que os tienen una sorpresa preparada.
Willy: ¿Una sorpresa?
Dora: Sí, pero no digas nada, por favor. Es un secreto, ¿vale?
Emma: ¡Hola, Dora!
Dora: ¡Emma! Hola, guapísima.
Emma: Vengo a por un helado de chocolate.
Dora: Tú si que sabes vivir la vida, amiga. Ahora mismo le digo a Vera que te lo prepare.
Emma: Gracias.
Dora: Mira, te presento a mi amigo Willy. Willy, ella es una de las chicas más guapas y simpáticas del barco. Se llama Emma, es alemana y tiene quince años.
Emma: Hola, Willy.
Willy: Hola...
Emma era una niña muy guapa. Rubia, con el pelo corto y unos ojos grandes y azules como el cielo. Su sonrisa era sincera y radiaba felicidad con su mirada.
Emma: ¿Eres amigo de Dora?
Willy: Se puede decir que sí.
Emma: Los amigos de mis amigos, son mis amigos. ¿Estás triste?
Willy: Un poco.
Emma: No lo estés, Willy. ¡Estamos de crucero!
Willy: Ya...
Emma: Vaya, estás triste de verdad. Del uno al diez, diría que un diez.
Willy: Es que estoy aquí por error. Echo de menos a mi madre y no me gusta trabajar en el bar...es muy duro.
Emma: ¿Trabajas aquí? ¿Dónde está tu madre?
Willy: En casa. Trabajo aquí pero obligado...
Emma: ¡Eso es escalvismo! Oh, ¿se dice así? Espera, ¿esclavizismo?
Willy: ¡Jajajajaja! No lo sé. Creo que se dice esclavitud.
Emma: Eres muy listo, Willy.
Willy: ¿Yo? Que vá...
Kimberly vio a Willy hablar con Emma y no podía dar crédito. No entendía que podía hacer Willy en el barco. Fue hasta ellos y los interrumpió.
Emma: Yo no soy demasiado lista. Tengo que repetir curso, aunque eso no es malo. Mi abuela dice que...
Kimberly: ¿Interrumpo?
Emma: ¡Kim!
Emma y Kimberly se conocieron horas atrás en la piscina. Pronto se hicieron amigas. Emma había ido a por un helado y Kimberly la estaba esperando. Cansada de esperar, decidió ir en su busca.
Willy: ¡Kimberly!
Kimberly: Willy, ¿qué haces aquí? No sabía que viajabas en el barco.
Willy: Sí, pero por error.
Emma: Incluso trabaja aquí obligado.
Kimberly: ¡No entiendo nada!
Willy le contó toda la historia. Cuando terminó de narrar lo ocurrido, Kimberly no podía creerlo.
Kimberly: ¿Dices que Renzo también está aquí?
Emma: Kim, es una preciosa historia de amor. Es todo tan romántico.
Kimberly: Estoy flipando, tía. ¿Dónde está?
Willy: Lo tienen trabajando en las cocinas. Espero que esté bien...
Kimberly: ¡Tengo que ir a verlo!
Vera: Emma, aquí tienes tu helado.
Emma: ¡Gracias, Vera! Bueno, ya que tienes que ir a ver a tu novio y Willy está trabajando, iré a ver dónde está mi abuela. ¡Luego nos vemos!
Kimberly salió corriendo en busca de Willy. No sabía exactamente dónde estaban las cocinas, pero estaba dispuesta a averiguarlo. Willy se quedó hablando con Vera. Aunque deseaba marcharse, de momento no se podía mover de ahí.
Vera: Paciencia, Willy. Pronto serás libre.
Donato vio a Carlota tomándose un café con leche en el bar. Su rostro seguía transmitiendo tristeza. Era una clack hermosa y le gustaba mucho. Algo en ella le atraía. Decidió acercarse a ella e intentar e intentar disculparse. De paso, intentaría hacerle sonreír.
Donato: Hola, Carmen. Vengo a disculparme, no quería molestarte y me he excedido con las confianzas.
Carlota: Hola, Donato. No tienes que disculparte. No has hecho nada malo, de verdad. Soy yo, que estoy un poco alterada y...tengo problemas.
Donato: Salta a la vista. Se te ve muy triste.
Carlota: Lo estoy, pero son cosas complicadas de explicar. ¿Sabes en que estaba pensado? En Boliang Liao.
Donato: ¿Bokiang Liao?
Carlota: Eso, Bokiang Liao. Me gustaría mucho poder ir a visitarlo. Quizás sea eso lo que necesite, alejarme todavía más.
Donato: Te gustaría. Es un lugar con mucho encanto. Mi amigo tiene una casa muy grande, allí no tendrías problemas de alojamiento. Se come muy bien y muy sano, que es importante. Las noches son mágicas y es el lugar dónde me siento más en paz conmigo mismo y con el mundo.
Carlota: Suena maravillosamente bien.
Donato: Es una pena que no quieras cenar conmigo, tengo tantas cosas interesantes de Boqiang Liao que contar...
Carlota: Está bien, cenaré contigo.
Donato: No tienes que hacerlo por pena o sentirte obligada.
Carlota: Cenaré contigo porque me apetece.
Donato: ¡Estupendo! No te arrepentirás.
Leire llevaba un buen rato ayudando en las cocinas a Renzo. Aunque le tocaba descansar, le daba pena dejar al chico con tanto trabajo. Estaba todo patas arriba. Cacharros por todas partes por limpiar, copas, platos, cubertería, ollas...una locura. A pesar de llevar tanto tiempo ayudando, quedaba mucho por hacer. Había barrido y fregado el suelo y ordenado muchas cosas.
Se asomó al fregadero y vio a Renzo limpiando cacharros sin parar. "Se ve muy buen chico. Me da pena dejarle con toda esta faena" pensaba mientras dejaba la escoba en su sitio.
Renzo limpiaba a toda prisa. Quería terminar toda la faena y poder regresar junto a Willy. Juntos, podrían ir en busca de Kimberly. Se desanimaba al ver a su alrededor pilas y pilas de platos y cacharros por limpiar.
Leire: Renzo.
Renzo: ¿Sí?
Leire: Tengo que volver al trabajo. Siento no poder ayudarte más...
Renzo: No te preocupes, has hecho suficiente...
Leire: Ánimo, luego me pasaré a ver cómo lo llevas. Te traeré algo rico.
Renzo: Eso será si sobrevivo. ¡Es demasiado!
Fueron a los fogones, estaba abarrotado de trastos por limpiar. Mirar aquella escena desmoralizaba a cualquiera.
Renzo: Moriré aquí metido.
Leire: Quieren que limpies el horno. Hazlo, pero no te mates. Renzo, no te desanimes. En cuanto termines con esto, te espera algo muy bueno.
Renzo: ¿El qué?
Leire: No lo sé, pero es algo que te alegrará mucho. Luego me paso, ¿vale?
Renzo: Vale...
Leire: ¡Ánimo, campeón!
Renzo la vio marchar y le dieron ganas de gritar. Ahora todo aquel trabajo lo tendría que hacer sin ayuda. Estaba triste y desanimado.
Renzo: Todo me sale mal...
Recordó lo mucho que se quejaba trabajando en el restaurante de su padre. Aquello era gloria bendita comparado con esto. Deseaba con todas sus fuerzas regresar y ayudar a su padre. Lo echaba de menos. Prometió no quejarse nunca más por trabajar en el restaurante.
Renzo: Espero que mi padre me perdone...
Se puso a tararear una canción muy conocida y volvió al trabajo. Estaba decidido a limpiar todo aquello en un tiempo récord.
Continuará...
Me hace gracia lo natural que resulta todo con los personajes y en la historia, sobre todo lo digo por Renzo. Cuando por cualquier motivo tienes que alejarte de algo que te suponía una lata o que no te gustaba, empiezas a echar de menos eso que antes tanto te fastidiaba. Ahora Renzo echa mucho de menos trabajar en el restaurante de su padre y lo entiendo. También me hace gracia que tenga que limpiar tantos y tantos cacharros. Ese trabajo no lo puede hacer solamente una persona. Pensaba que Kim iba a aparecer en este capítulo, pero me temo que tendremos que esperar al siguiente o al siguiente del siguiente, ya que lo emocionante de esta historia es que no sabes cuándo van a continuar las cosas que nos cuentas y eso es increíble. También me ha dado alegría que Kim se entere de lo que pasó y del porqué están en el barco.
ResponderEliminarDesde luego, en este capítulo están perfilándose muchas historias de amor y ya han comenzado a desenvolverse otras. La historia de Rafa y Amy me parece propia de una película. Tiene todos los ingredientes perfectos o también de alguna serie de televisión. Se me ocurre que Rafa, al ser tan rico, podría ayudarla y seguro que acaba saliendo bien.
La relación en la que no tengo mucha confianza es la de Izan y Alicia. Cecilia parece maja y también Izan se siente muy a gusto hablando con ella. Estoy deseando saber qué pasa, pero me da pena que Alicia se quede sin él, aunque no creo que pase eso. En cuanto vea que su novio está prestándole atención a otra clack, reaccionará.
Después también me llama la atención la historia entre Donato y Carlota. También parece que pinte bien y también quiero conocer la historia de Carlota. Seguro que es muy conmovedora.
Y, bueno, la escena con la que abres el capítulo también es muy divertida. Yo ya me imaginaba que entre el capitán y la oficial había algo especial. A ver si el capitán se arma de valor para confesar que mantiene una relación con ella; pero, no sé, hay algo que no me acaba de cuadrar mucho... No sé por qué tengo la impresión de que el capitán no está muy enamorado de ella, de que está con ella para intentar olvidar a su exmujer. No sé, todo el tiempo lo dirá.
Ya sabes que me encanta esta historia, sobre todo por lo dinámica que resulta. Por favor, ¡no tardes mucho en publicar la continuación!