Una luz especial iluminaba el bosque aquella noche. El verde follaje de las plantas y árboles parecía brillar con luz propia, proporcionando un paisaje casi mágico a aquel lugar. Sinéad guiaba a Wen y Estrella por aquel fantástico bosque. Había prometido llevar a Estrella al bosque y enseñarle los lugares dónde vivían los animales que hacían vida nocturna. Debido a sus paseos nocturnos y su pasión por la naturaleza, sabía exactamente dónde encontrar animales para fotografiar. Le caía bien Estrella. Su pasión por los animales y su gran corazón le habían conquistado.
Wen: Que bonito está el bosque esta noche.
Estrella: Todo parece mágico con esta luz.
Sinéad: Suelo pasear muchas veces por aquí. Encuentro paz y serenidad en este lugar.
Sinéad: Es aquí. Guardad silencio, ellos os tienen miedo.
Estrella: ¿A ti no?
Sinéad: ...sí, quise decir nos tienen miedo.
Wen: Hacen bien escondiéndose de nosotros. No se pueden fiar...si no tuviesen miedo de los humanos, se extinguirían todos.
Estrella: Tienes razón...quien hiere o mata a un animal, debería ser juzgado como el que mata a una persona. No somos dueños de ningún ser vivo y tienen derecho a ser libres y en su habita natural.
Sinéad: Sí...pero el humano está destruyendo los bosques y con ellos las posibilidades de sobrevivir de muchas especies.
Sinéad: Silencio...Estrella, atenta. De aquel hueco de ese grueso tronco saldrá una mofeta.
Wen: Una mofeta...espero que no nos apeste...dicen que es insoportable.
Sinéad: Si no se siente amenazada no nos atacará.
Estrella: Ya sale, es preciosa...
La mofeta salió de su madriguera con cautela. Miró alrededor y aunque vio a Estrella, no se asustó. Salió más confiada y proporcionó un buen ángulo para ser fotografiada.
Estrella: Es preciosa...parece un peluche.
Sinéad: Son unos animales muy bonitos. Me gusta mucho acariciar su pelaje.
Estrella: ¿Has acariciado alguna?
Sinéad:...sí, en una ocasión.
Estrella: Que suerte. Me siento privilegiada por poder contemplar esta maravilla de la naturaleza. Gracias, Sinéad.
Sinéad: De nada. Disfruto viendo como te emocionas.
Sinéad: Estrella, observa allí arriba.
Estrella: ¡Es una lechuza!
Wen: ¡Que pasada! Mirad que blanca es. Parece sacada de un cuento.
Sinéad: Está concentrada. Seguramente esperando una buena ocasión para cazar una presa.
Estrella: Ya verás que sorpresa se llevará Vicrogo cuando le enseñe estas fotos. Gracias a ti estoy fotografiando animales sorprendentes.
Sinéad: Apartad. Ahí viene una serpiente.
Estrella: ¡Es enorme!
Wen: ¡Que asco! ¿Es venenosa?
Sinéad: No temáis, es inofensiva. Aunque no lo es para sus pobres presas...
Wen: ¡Es fascinante!
Estrella: No sabía que había tanta vida nocturna en el bosque. Hay muchos seres que viven por la noche.
Sinéad: Te sorprenderías...
Sinéad: Mira, por allá va un erizo.
Estrella: ¡Que gracioso es! Son tan bonitos. De pequeña tuve uno de peluche y lo adoraba.
Sinéad: Se te escapa.
Estrella: Esperadme aquí, voy a ver a dónde va.
Wen: Ni se te ocurra tocarlo...
Estrella: No lo haré, no te preocupes.
Sinéad: No te alejes mucho, Estrella.
Sinéad y Wen se quedaron solos. Se sentaron en una enorme piedra y se miraron profundamente. Rodeados de naturaleza, aquel lugar les transmitía paz, una paz que llevaban tiempo deseando encontrar. Sinéad se ruborizó, no quiso entrar en la mente de Wen pero no pudo evitarlo. Él pensaba que estaba preciosa como un hada.
Wen: Este lugar es hermoso, pero no más que tú.
Sinéad enrojeció todavía más y no supo que decir. Aquella situación la pilló por sorpresa.
Wen: Disculpa, no se en que estoy pensando...
Sinéad: No debes disculparte, Wen. Agradezco el cumplido.
Wen: Tu belleza es distinta, yo diría que celestial.
Sinéad: No sigas, me pondré más colorada...
Wen: No quiero incomodarte, perdona...No sé que me ocurre, Sinéad.
Sinéad: Wen...yo tampoco. Me siento confundida.
Wen: ¿De verdad? Yo me siento igual. Solo tengo clara una cosa.
Sinéad: ¿Cual?
Wen: No quiero que desaparezcas de mi vida.
Sinéad: No iré a ningún lado, te lo prometo. Contigo me siento tan bien...soy tan afortunada por tenerte en mi vida...pero siento que todo se tambalea. Las cosas que pensaba que eran sólidas en mi vida ya no lo son tanto...y tengo miedo.
Estrella hacía un rato que había vuelto de fotografiar al erizo y se agachó para inmortalizar a un escarabajo de curioso aspecto. En el silencio de la noche escuchó sin querer las palabras que se dedicaban Sinéad y Wen. Aturdida, se escondió tras unos matorrales y escuchó atenta.
Wen: Yo también tengo miedo...ya no sé que pensar. No quiero hacer daño a nadie...
Sinéad: Será mejor olvidar lo que nos ocurre. Aunque me hace feliz que sientas lo mismo que yo, todo esto es una mala idea.
Estrella: ¿Lo mismo? No comprendo...
Wen: Lo sé, no es conveniente. Por lo menos podemos ser amigos, eso no nos lo pueden arrebatar.
Sinéad: Cierto.
Wen: Sinéad...tengo algo que preguntarte.
Sinéad: Dime...
Wen: ¿Los vampiros tienen cosquillas?
Sinéad: A pesar de lo mitos que circulan por ahí, nosotros estamos vivos. Es cierto que no nos late el corazón, pero no por ello no sentimos lo mismo que un humano.
Wen: Esto tendré que comprobarlo.
Estrella: ¿Vampiros? No entiendo de que están hablando...
Wen se lanzó sobre Sinéad por sorpresa. Comenzó a hacerle cosquillas por todo el cuerpo y ella se revolvía intentando evitarlo. Los dos rodaron por la hierba riendo divertidos.
Sinéad: ¡Wen! ¡No sigas por favor!
Wen: ¡Soy el monstruo de las cosquillas!
Estrella: No puedo creerlo...
Su visión de las cosas cambió de pronto. Aquella situación le hizo replantearse todo lo sucedido las últimas semanas. Aunque no se le habían pasado por la cabeza extrañas ideas, ahora no pudo evitar ponerse celosa y sospechar.
Cuando se cansaron de jugar, se sentaron en la hierba y Sinéad acomodó su cabeza sobre el hombro de Wen.
Sinéad: Hacía tiempo que no me reía de esta forma.
Wen: Me gustaría poder parar el tiempo. Ahora mismo me siento muy feliz.
Sinéad: Yo también. ¿Dónde estará Estrella?
Wen: Estará entretenida con el erizo.
Sinéad no sabía como decirle a Wen que Eros le había pedido matrimonio y ella había aceptado. No se sentía capaz de destruir ese mágico momento.
Algo estaba sucediendo entre ellos, sentían algo especial el uno por el otro. Notaba como una columna vital de su corazón se agrietaba y perdía fuerza. Un sentimiento desolador invadió todo su cuerpo y sintió unas gamas tremendas de llorar. Apretó los ojos y reprimió el llanto. Tenía que asegurarse de que aquello era real, investigar. Tenía la necesidad de salir corriendo y huir lejos de allí. Si estaba en lo cierto, no sería capaz de superar la traición de Wen.
Al día siguiente, Wen se despertó más optimista. Aunque se sentía mal por muchas razones, saber que Sinéad se sentía igual de perdida que él le ilusionaba. No sabía muy bien lo que sentía, no tenía claro cuales eran sus sentimientos por ella, pero eran lo suficientemente intensos como para replantearse su vida. A pesar de ello, amaba a Estrella. No se imaginaba la vida sin ella y no quería dar un paso en falso y perder la para siempre. Desde que supo la verdadera identidad de Sinéad y Eros, se pasaba horas navegando por Internet buscando información sobre vampiros. Le obsesionaba saber si la gente conocía realmente la existencia de los vampiros. Por más que buscaba, ningún testimonio le pareció verídico.
Llamaron a la puerta de su habitación y entró Estrella. Ella le saludó sin entusiasmo. En seguida se dio cuenta de que algo le ocurría.
Estrella: Buenos días.
Wen: ¡Cariño! Buenos días, que agradable sorpresa. ¿Que te ocurre? Pareces triste.
Estrella: He tenido pesadillas y no he dormido bien.
En realidad no había tenido pesadillas. No pudo pegar ojo en toda la noche dándole vueltas a lo que presenció y escuchó en el bosque. Se pasó la noche llorando bajo las sábanas.
Wen: Cariño mío, ¿que has soñado?
Estrella: Prefiero no hablar de ello...Que extraño que no esté Sinéad aquí.
Wen: Ya sabes que prefiere salir por la noche.
Estrella: Como todos esos animales nocturnos, ¿verdad?
Wen: Pues...no había pensado en ello. ¿Salieron bien las fotos?
Estrella: Sí, han quedado muy bien.
Estrella: ¿Que hacías?
Wen: Nada, mirando cosas en clickbay.
Wen cerró su ordenador portátil rápidamente. En otras circunstancias no abría reparado en ello pero ahora todo le parecía sospechoso. Sabía que Wen le estaba mintiendo. Siempre se lo habían contado todo y ahora le ocultaba cosas.
Estrella: Wen...quiero hablar contigo.
Wen: ¿Que ocurre?
Estrella: Eres el click más importante de mi vida. Te quiero con toda mi alma, lo sabes, ¿no?
Wen: Que cosas dices, pues claro que lo sé. Yo también te amo con locura.
Estrella: Estoy intranquila...
Wen: ¿Por?
Estrella se acercó a una de las ventanas y miró al exterior. Hacía un día soleado y tranquilo.
Estrella: Me estás ocultando algo.
Aquellas palabras petrificaron a Wen. Sentía un sudor frío recorriendo todo su cuerpo. Temía que intuyese que sentía algo por Sinéad.
Wen: Eso no es cierto. Sabes que no tengo secretos para ti. Prometimos ser sinceros y lo estoy cumpliendo.
Estrella: Yo no lo siento así. Wen, este es el momento para aclarar las cosas y ser sincero. ¿Hay algo que deba saber?
Wen: No entiendo a que viene todo esto. No te estoy ocultando nada.
Pensó en el secreto de Sinéad y Eros y en los sentimientos que tenía por la vampiresa. Aquellas cosas no se las podía confesar. Había prometido guardar el secreto de Sinéad y Eros y no podía romper la promesa. Confiaba en Estrella, pero tenía que proteger a sus nuevos amigos. Se le podía escapar en alguna conversación y tampoco sabía cual sería su reacción. Por supuesto no le podía confesar que sentía algo por Sinéad, eso la destrozaría.
Se acercó hasta ella y la abrazó. Estrella correspondió el abrazo temblando. No quería perder a Wen por nada del mundo.
Wen: Estás temblando, ¿estás bien?
Estrella: Temo que ya no confíes en mi. Soy tu novia pero también tu amiga.
Wen: Deja de preocuparte, por favor. Todo está bien, confía en mi.
Wenda entró como un huracán en la habitación. Tenía la mala costumbre de no llamar a la puerta y más de una vez se había encontrado a Wen vistiéndose medio desnudo.
Wenda: ¡Wen!
Wen: ¡Mamá! Tienes que llamar a la puerta, no sé cuantas veces te lo tengo que repetir para que lo hagas.
Wenda: Que sí. Hola, Estrella.
Estrella: Hola.
Wenda: Que mala cara tienes. ¿Has llorado?
Estrella: He pasado mala noche...
Wen: Mamá, ¿que quieres?
Wenda: Necesito que muevas un mueble de mi habitación. Se me ha caído un pendiente detrás y no puedo cogerlo.
Wen: Está bien. Ahora vengo, cariño.
Estrella: Te espero.
Nunca lo había hecho, pero estaba decidida. El portátil de Wen estaba encendido. Tenía una oportunidad de oro para investigar. Quizás encontrase alguna pista sobre sus sospechas. Buscó archivos y todo aquello que le pareciese sospechoso, pero no encontró nada. En opciones de Internet, buscó en el historial y entró en las últimas páginas visitadas. Descubrió que se pasaba horas en páginas que hablaban sobre vampiros.
...A pesar de lo mitos que circulan por ahí, nosotros estamos vivos. Es cierto que no nos late el corazón, pero no por ello no sentimos lo mismo que un humano...
Recordó aquellas palabras de Sinéad. Al principio pensó que se trataba de una broma entre ellos, pero ahora ya no estaba tan segura.
Estrella: Los vampiros no existen, Estrella. Aunque solo sale por las noches y su aspecto es muy extraño. Dios mío, debo estar volviéndome loca...¿Wen enamorado de una vampiresa? No tiene sentido...
Las mujeres de la limpieza se pusieron manos a la obra. Terminadas ya las reformas, su misión era dejar impecable el hotel. Dirigidas por Chelo, limpiaron a fondo cada rincón del hotel. Trabajaron en equipo así que terminaron pronto y con éxito. Sufrieron algún percance, como la aparición de algún ratón, pero nada que no pudiesen solucionar.
Al anochecer, Sus y Wen esperaban a Sinéad y Eros en recepción. El hotel ya estaba en funcionamiento y ya tenían reservadas algunas habitaciones.
Wen:¡Bienvenidos!
Sinéad: ¡Que bien ha quedado!
Eros: Impresionante, si señor.
Sinéad: ¡Sus, que guapa!
Sus: Uniforme del hotel. He dejado a Diamante a cargo de la juguetería mientras os ayudo. Quizás compagine la tienda con esto, me gusta estar aquí.
Sinéad: ¡Eso es fantástico!
Wen: Esta es la recepción. He colocado algunas sillas y revistas para los que esperan ser atendidos. Este puesto de venta será todo un éxito. Se puede comprar desde protector solar hasta una postal.
Eros: Buena idea, Wen.
Sinéad: Hola, Pandy.
Pandy: ####### (Aquí se permiten animales, ¿no?)
Sinéad: No te preocupes, aquí se permiten animales.
Pandy: ## (Ups)
Sus: Se aburre en la juguetería y no se quería ir con mi madre y los niños.
Sus: He mandado colocar un programa de ordenador que hará más fácil el trabajo a la recepcionista. Cuenta con caja fuerte y archivadores.
Sinéad: Me parece bien. No comprendo muy bien como funciona todo esto, así que confío plenamente en vosotros.
Sus: He reformado por completo la anticuada cocina. Aunque me comentaron que aquí vendría bien un área de juego para los niños, creo que una cocina en esta zona es ideal. Está cerca del comedor y eso facilitará el trabajo a los trabajadores.
Sus: Sineád, te presento a todos tus trabajadores.
Sineád: Hola...
No esperaba encontrarse con toda esa gente. Se ruborizó cuando todas las miradas se posaron sobre ella. Sintió una fuerte sensación de sed de sangre, pero la reprimió.
Sus: Te los voy a presentar...a ver...
Sus: De derecha a izquierda. El metre, Joffrey. Es el encargado de que las cosas funcionen bien en la cocina y el comedor. Monique es su esposa. Es nuestra relaciones públicas. Conoce a mucha gente famosa y a toda la jet set del Playmundo. Atraerá a clientes interesantes. Hanna nuestra animadora sociocultural del hotel. Se encargará que los clientes no se aburran cuando se hospeden.
Sus: De derecha a izquierda. Flavio, Leo y Carlos, nuestros botones. Harán las funciones de camarero cuando pidan servicio en la habitación aunque Leo se encargará principalmente del transporte de las maletas. Ella es Laia una de nuestras recepcionistas. Aunque trabajará en este y también en el hotel de Clisandia. Para sustituirla contamos con Carolina, que no está presente en estos momento.
Sus: Nuestra Chef es la tailandesa Yiu. He conseguido que mi abuelo ceda, es tan buena que no quería desprenderse de ella. Es una extraordinaria cocinera. Ya conoces a Manolo. Será el manitas del hotel
Sus: Es tu turno, Sinéad. Puedes dirigirte a ellos y decir algunas palabras.
Sinéad: ¿Yo? ¿Es necesario?
Sus: Todos esperan que hables...
Sinéad: Está bien...Espero que vuestro trabajo os sea grato. Quiero que en este hotel haya buen ambiente, así que no dudéis en dirigiros a mi si tenéis problemas o hay algo que no os guste...y bueno, eso es todo...
Sus: El turno de las limpiadoras.
Sinéad: Oh no...
Las limpiadoras se colocaron frente a ella. Sinéad tenía ganas de salir corriendo...
Sus: De izquierda a derecha. Loli y su madre Chelo. Marta, Isabel, Margarita y Celeste.
Sinéad: Bienvenidas, chicas.
Cuando terminaron las presentaciones, cada uno se fue a su puesto de trabajo. Laia ya estaba en recepción cuando entraron los primeros clientes. A Sus y Sinéad se les cayó el alma a los pies cuando vieron entrar a Hermenegilda. Iba acompañada de sus amigas, Vicenta, Herminia y el marido de esta, Onofre.
Sus: No puedo creerlo...
Sinéad: El otro día me acorraló en el portal y me sonsacó lo del hotel...
Sus: Viene a la fiesta de inauguración de esta noche. Menudas son estas tres con la comida...Yiu tendrá mucho trabajo.
Hermenegilda: Ya estamos aquí. Vamos, moved el trasero que no tenemos todo el día.
Vicenta: Mis articulaciones no dan para más...además, Onofre conduce muy mal. Creía que vomitaría el estómago en esas curvas.
Onofre: ¡Conduzco de maravilla! Tengo todos los puntos de conducir y nunca me han puesto una multa.
Vicenta: Sí, un conductor ejemplar, ¡venga ya!
Herminia: ¿Queréis dejar de pelear de una vez? Llevo todo el día sin comer reservándome para el bufete libre y al final me cerraréis el estómago.
Hermenegilda: Pálida millonaria, el hotel me parece muy bonito. Esperaba algo más clásico pero está bien. A partir de ahora las celebraciones familiares las haremos aquí, ¿que te parece?
Sinéad: Pues...
Hermenegilda: Lo sé, no tienes que darme las gracias. De todas formas, deja que hable con tu cocinero que le enseñaré a preparar unos buenos cocidos. Los clientes se chuparán los dedos. Hoy en día en los hoteles no sirven comida contundente como Dios manda. Fuimos a un hotel hace unos meses con el INSERSO y que desastre, hija mía, que poca gracia me hizo la comida. Un chusco de pan, un trozo de queso sin sabor y una vasito de vino Don Clikmon, ¡menuda estafa! Por supuesto, no les compré nada...bueno, la manta hidrpráctica. Dicen que va bien para la circulación pero hija mía, estos dolores no me los quitan ni a garrotazos. Se lo dije a mi primer marido, Gregorio. Que parezco el ispector Gachet, las piernas las tengo locas. El podre me decía, que en paz descanse, que parecía que tenían vida propia. Eso no lo sé, pero rabio cuando me...
Laia: Disculpe, señora.
Hermenegilda se giró enfadada, odiaba que la interrumpiesen. Miró desafiante a Laia que la observaba sorprendida.
Onofre: Menos mal que he traído aspirinas...
Hermenegilda: ¿Que pasa, joven?
Laia: Necesito su DNI y que firme aquí.
Hermenegilda: Que barbaridad, ¡ni que fuese una ladrona! Que no me voy a llevar nada...
Vicenta: Pues yo las toallas me las llevaré...
Herminia:Y yo, que son bien monas y hacen el apaño. Los jabones también. Los que tengo puestos en los cajones de la ropa interior ya no desprenden olor.
Laia: Son las normas del hotel, será un momento.
Sus: Sí, no es por desconfianza.
Al girarse, Sinéad había desaparecido. Hermenegilda miró en todas direcciones sorprendida. Sus tampoco entendió que se hubiese marchado tan rápidamente sin que se diesen cuenta. Aunque luego pensó que había sido muy inteligente y se arrepintió por no haber hecho lo mismo.
Hermenegilda: Rayos, parece que se la ha tragado la tierra. Estará liada con tanto trabajo. Mira, pues te lo cuento a ti.
Sus:Es que...
Hermenegilda: Mi amiga Fernanda, que no ha podido venir porque tiene análisis de sangre mañana a primera hora ya me lo decía "como me sigan doliendo las piernas de esta forma, me desplazaré a rastras como los perros moribundos". Ay hija, es que cuando aprieta el dolor y te tomas los...
Sinéad había escapado a toda prisa sin ser vista. Después de pasar tanta vergüenza ante todos sus trabajadores y hacer un esfuerzo por hablar ante ellos, lo último que necesitaba era un terrible monólogo de Hermenegilda. Vio salir del hotel a Eros y Wen juntos y sintió un pinchazo en su corazón. Ahí estaban los dos hombres por los que suspiraba. No concebía la vida sin Eros, lo amaba con toda su alma y su amor era puro. Por otro lado estaba Wen, por el que sentía algo muy especial...un sentimiento que no sabía describir. Tenía que intentar olvidarse de él...pronto se casaría con Eros y no podía echarlo todo a perder.
En la mansión de Wen y Sus...
Lilu y Lulú hablaban animadas en su habitación. De vez en cuando iban a dormir juntas en aquella alcoba que tantos ratos buenos habían pasado juntas. Chiluca dormía en el sofá y Cayetana olisqueaba el suelo. Lilu compraba a través de Internet.
Lilu: Te mueres, nena. Un short Clacknel al 50% de descuento, ¡me lo pido!
Lulú: ¡Yo quiero otro, cari!
Lilu: Pues dos. Se me salen los eyes, nena, ¡un bolso Louis Clicktton con un 10% de descuento! Muerta en la bañera, ¡muerta en la bañera me quedo! Ayy, perfecto para el conjunto que me compré el otro día. ¡Pa la saca!
Lulú: Yo no puedo gastar más, que mamá se enfada.
Lilu: Te invito yo, nena. Otro para ti. Le compraré otro a Sidra, que me dijo que quería uno como estos.
Lulú: Gracias sister del alma. Oye, ¿y tu amorcito?
Lilu: Nos veremos esta noche, ¡me tiene loquita! Cari, ¡Duque es todo pasión!
Lulú: Que envidia te tengo, nena.
Lilu: Lo amo tanto Lulú, ¡no puedo vivir sin él!
Estrella: ¿Puedo pasar?
Lulú: ¡Staaar! Pues claro, cari. Pasa, no te quedes ahí.
Estrella: Gracias.
Lilu: Aquí estamos, de compras.
Estrella: ¿Que compráis?
Lilu: Ropa de marca, nena. ¿Dónde tienes la ropa que te regalé? ¡Nunca te la pones!
Estrella: Es que...no me siento muy cómoda...para ocasiones especiales pues sí...
Lilu: ¡Star! Todas los días son ocasiones especiales, ¡tienes que vivir?
Lulú: Mal careto tienes, querida. ¿Que te ocurre?
Estrella: Creo que Wen ama a otra...
Lilu: ¡¿Qué?! ¡Me vuelvo loca! Nena, debes estar de broma...
Estrella: No bromearía con una cosa así...
Lulú: Cari, ¿estás segura?
Estrella: No del todo, pero...
Lilu: Mi primo perdió la cabeza cuando te secuestraron, ¡no había quién lo animase! Se pasaba todo el día en la cama escribiendo su diario, no puede ser cierto.
Estrella: Me gustaría estar equivocada...
Lilu: Cuando pille al zoquete de mi primo le voy a dar más patadas que un futbolista a un balón. ¡No puede hacerte esto!
Estrella: No por favor, no digáis nada.
Lilu: ¿Quien es la otra?
Estrella: Prefiero no desvelar su identidad.
Lulú: ¿Que piensas hacer?
Estrella: No lo sé...
Lilu: Nena, busca su diario. Mi primo escribe un diario personal. Quizás ahí encuentres las pruebas que necesitas para saber si ama a otra...
Anoche llegué a las tantas a mi casa (sin tener que hacerlo) y cuando vi que habías colgado el capítulo no me lo pensé dos veces y me lo leí aunque me cayese de sueño. Me ha encantado. ¿Cómo es posible que en un capítulo quepan tantos acontecimientos? Para empezar, las fotos del bosque me encantan. Son absolutamente preciosas y mágicas. Me envuelven como si me encontrase allí con Wen, Sinéad y Estrella. Evidentemente el momento que más me ha gustado es cuando Wen y Sinéad mantienen esa conversación tan profunda. Me ha sorprendido muchísimo que se confesasen lo que sienten, no me lo esperaba, sobre todo por parte de Sinéad, que para estas cositas a veces se muestra un poco temerosa; pero que le dijese que siente algo especial por él demuestra que lo de Wen no es simplemente una atracción... Es algo que está haciéndole sufrir por una parte porque puede hacer temblar su vida hasta derrumbarla... como está pasándole a Estrella. He sentido mucha pena cuando ella se entera de todo. Ya no podrá ser la misma con Wen. Pobre Estrella, ha confiado en Sinéad y ahora sentirá que la ha traicionado de algún modo... ¡A ver qué Hacen Lulú y Lilu! Me encanta cómo actúa Wen, aunque su comportamiento le hace daño a Estrella. Ah, también me gusta mucho el momento en que le hace cosquillas a Sinéad. Eso demuestra que cada vez se tienen más confianza.
ResponderEliminarSinéad también me da penita en el momento en el que tiene que conocer a todos los trabajadores. Me encanta su vergüenza. ¡El hotel ha quedado genial! ¡Qué puntazo la aparición de la señora Hermenegilda! ¡No te imaginas lo que me reí cuando empieza a contar su odisea de las piernas...! ¡Es genial! Y Herminia diciendo que no ha comido nada en todo el día para reservarse para la noche... ¡Qué ingenio tienes! Me encanta.
Otro detalle que me ha encantado es que Sinéad pueda entender a Pandy. Él no se sentirá tan solito... por lo menos habrá alguien que lo entienda. Estoy encantada con el rumbo que está tomando la historia y además el momento en que Sinéad ve alejarse a Wen y a Eros juntos es muy bonito y melancólico. Contiene todo lo que Sinéad siente y se concentran sus sentimientos y sus miedos... ¡Estoy deseando saber que pasa!
Era de esperar que, antes o después, el asunto de Sinéad y Wen iba a traer cola... y dos son los damnificados a priori: Eros y Estrella. Estrella es quien queda en peor situación, no me la imagino sin Wen, con lo bien que les iba... pero es que el atractivo de Sinéad es algo casi sobrenatural... la verdad es que yo creo que esa historia no tiene futuro, por muy bien que se caigan y lo mucho que se puedan atraer, ya que yo creo que el amor entre humanos y vampiros no puede ser, salvo que el humano se convierta también en vampiro, claro, en ese caso todo cambia pero ¿querría Wen dar ese paso? Eso lo cambiaría todo... y no quiero ni pensar entonces en lo que sería de Estrella, ni en el choque inevitable que habría con Eros, ahora fuera de escena prácticamente porque ignora lo que está pasando. La primera parte de la historia, en el bosque, es casi mágica, todo silencio y luz de luna, resulta tan bonito ese bosque lleno de vida nocturna... luego hay que ver el cambiazo que ha pegado el hotel, da gusto ver los uniformes, y la gente trabajando, casi me dan ganas de echar un curriculum a ver si me cogen para algo... y la confluencia de personajes, como los mencionados de Hermenegilda, dan mucha gracia al asunto. Ah, también me ha encantado cómo Lilu llama "Star" a Estrella, ¡eso sí que es empatía y saber hacer funcionar a esa clack por sí misma! La verdad es que yo espero que Wen sepa elegir, que tenga los pies en tierra y elija lo mejor para todos, que es sin duda permanecer al lado de Estrella, ¿o sería capaz de convertirse en vampiro? Y Sinéad también tiene que ser consciente de eso, en el fondo sabe que ama a Eros con todo su corazón, y que no se merece una traición. Pero habrá que esperar nuevos capítulos para ver por dónde van los tiros...
ResponderEliminar¡Qué mezcla de emociones! El paseo por el bosque fue muy bonito, con esas plantas y esa luz. Algo tenía que pasar entre Wen y Sinéad, demasiado tiempo juntos. Estrella me da mucha pena, no tiene nada de suerte en la vida, la pobre chica. El hotel está genial, ya veo que empieza a funcionar con mucho éxito. ¡Ja, ya estaba Hermenegilda con su monólogo! Por último ya veo que cada vez más nuestros blogs se van fusionando , ¡gracias por el bolso! Jajja... Ah, y me he matado de risa cuando Lilu y Lulú llaman a Estrella Star!!! No se por qué... Sus está guapísima con ese uniforme de hotel. Pásate por mi blog , que hay novedades!
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