miércoles, 31 de octubre de 2018

Halloween 2018: El autoestopista- Capítulo 01

Capítulo 01

¿Truco o trato?


Alguien observa por la ventana. La luces están apagadas en aquel lugar. En el exterior el paisaje no puede ser más terrorífico. Un cementerio, casas encantadas, fantasmas paseándose entre las tumbas, calabazas con sonrisas diabólicas, zombies deambulando sin rumbo fijo...el paisaje es espeluznante. Las aspas de un molino se mueven lentamente en la lejanía, a merced de un viento que transporta los lamentos y sonidos del más allá. En ese lugar la noche es infinita, jamás aparece el sol.


Ese ser mira a través de la ventana. Está rodeado de arañas gigantes, salpicaduras de sangre por las paredes y todo tipo de alimañas.


Con todos ustedes, el terrorífico, el malvado, el perverso...¡Calabazo!

Calabazo: Mis queridos amigos, bienvenidos otro año más a Halloween. Me complace que hayáis decidido pasar este día tan especial conmigo. Soy Calabazo y os voy a contar una nueva historia de terror. Antes de nada, tendréis que disculparme. Este año me pilláis justo en una cita. Estoy en un restaurante del inframundo. He quedado con una maléfica bruja con la que me gustaría iniciar una relación. ¡Por ahí viene!


La bruja no puede ser más guapa. Pelirroja de pelo largo, con un vestido negro ceñido a su cuerpo y un sombrero negro. Lleva consigo una barita mágica, con la que es capaz de hacer cosas inimaginables.

Calabazo: Alice Kyteler, bienvenida.
Alice: Gracias, Calabazo.
Calabazo: Estás diabólicamente bella.
Alice: Muchas gracias. Tú también estás escalofriantemente espantoso. 


Calabazo: Por favor, toma asiento.

Calabazo retira la silla de la mesa para que siente.

Alice: Eres todo un caballero.


Calabazo: ¿Tienes apetito?
Alice: Sí, aunque lo que más deseo es que me cuentes una de tus historias de terror.
Calabazo: Todo a su debido tiempo. Pidamos primero.¡Camarero!


Un hombre pálido, con el pelo blanco y muy elegante se acerca  a ellos.

Camarero: ¿Ya saben los señores lo que desean pedir?
Alice: Sí. Quiero ojos bañados en vómito de ogro verde y patas de rata con salsa de costras.
Camarero: ¿Y el caballero?
Calabazo: Revuelto de gusanos y orejas de niño a la parrilla.
Caballero: ¿Para beber?
Calabazo: ¿Te apetece sangre?
Alice: Vale, pero que sea sangre de embarazada.
Camarero: Perfecto. 


Alice: Por favor, cuenta ya la historia de terror. Estoy deseosa.
Calabazo: Está bien, no os haré esperar más. La historia de este año se titula...El autoestopista.


Ann le era infiel a su marido. Llevaba meses quedando con un gigoló al que pagaba muy bien. Sus encuentros eran cada vez más frecuentes y Ann estaba encantada. Su marido era aburrido e insulso en la cama, por lo que el gigoló era algo imprescindible para ella . Para no levantar sospechas, se encontraban en un hotel en otra ciudad. Allí pasaba horas con Mike, disfrutando del desenfreno y la pasión. Su marido, mucho más mayor que ella, trabajaba como abogado y pasaba largas jornadas fuera de casa, por lo que le era fácil quedar con Mike sin ser descubierta. Aquella fatídica noche, se dejó llevar sin mirar el reloj.


Bajo las sábanas, tumbados en el suelo y frente a la chimenea, liberaban sus más apasionados deseos. Mike disfrutaba, incluso más de lo que quería reconocer. Le estaba empezando a gustar Ann.

Mike: ¿Te gusta así?
Ann: ¡Me encanta! No pares, Mike.


Cuando terminaron, Mike agarró una botella de champagne y llenó dos copas.

Mike: Toma. Vamos a brindar por nosotros.
Ann: Chin chin. He contabilizado seis orgasmos.
Mike: Sí, han sido seis intensos orgasmos. 
Ann: Eres el mejor en la cama.
Mike: Tú también eres fabulosa. Ann, podríamos quedar otro día para ir a cenar o dar un paseo. ¿No te apetece?
Ann: ¿Es una broma? No te pienso pagar por dar un paseo, cariño. ¡Oh, mira que hora es!


Ann se levantó llevándose consigo las sábanas. Mike quedó desnudo ante ella.

Mike: Quédate conmigo, deja a tu marido.
Ann: Mike, eso no es posible. Mi marido paga todos mis caprichos. ¿No te quieres comprar un BMW? Gracias a lo que te pago te podrás comprar uno. Si dejo a mi marido, te quedarás sin coche nuevo.
Mike: Pero...
Ann: Mike, piensas demasiado. Tengo que vestirme.


Ann se vistió rápidamente. Una mini falda verde y un top muy escotado. Sus gafas fashion rosas,  unas botas marrones muy caras, pulseras y su collar de perlas. Mike se acercó hasta ella, abrazándola por la espalda.

Mike: ¿No te puedes quedar conmigo un rato más?
Ann: Imposible. Es demasiado tarde, Mike. No sé lo que dirá mi marido cuando no me vea en casa. No quiero tener problemas.
Mike: Conozco un abogado muy bueno.


Ann: Mi marido es el mejor abogado que conozco, capaz de conseguir lo que le da la gana. Mike, disfruta de nuestros encuentros y del dinero. No es posible nada más. Toma, hoy has estado impresionante.

Le ofreció 500 cleuros. Mike miró el dinero asombrado. Estaba indeciso, quería rechazarlo.

Ann: Mike, este dinero es para ti. No seas tonto, te pertenece. Tenemos un trato, sexo por dinero. 
Mike: Está bien.


Ann: ¿Nos vemos la semana que viene?
Mike: Sí, el día que decidas.
Ann: Viernes a la misma hora en la puerta del hotel.
Mike: De acuerdo.


Ann se marchó corriendo. Llegaba tarde a casa y aunque sabía que no lograría llegar antes que su marido, no quería perder más tiempo. Mike se quedó solo, tumbado en la cama.

Mike: Tengo que desengancharme de ella...


Ann caminaba sin perder el tiempo. Estaba pensando una buena excusa para cubrirse las espaldas pero por más que lo hacía, no se le ocurría una idea convincente. Unos hombres jugaban al baloncesto. Uno de ellos intentaba encestar el balón mientras el otro se lo impedía.


Ann pasó por medio, interrumpiendo el juego. Los hombres gritaron indignados.

Isco: ¡Ey! ¡Pasa por otro lado!
Robin: ¡Quita de en medio! 
Ann: Tengo prisa, no tengo tiempo para dar rodeos.


Ann siguió su camino sin prestarles mucha atención. Seguía pensando en la excusa perfecta que justificase su ausencia en casa.

Isco: Menuda petarda.
Robin: Por muy poco no le doy un balonazo.


Tenía su coche aparcado no muy lejos del hotel. La calle estaba repleta de gente. Era la noche de Halloween y todo el mundo disfrutaba del ambiente en la calle. El coche de Ann era un Porsche Macan GTS en rojo. Es un coche muy caro pero con grandes prestaciones.


"A lo mejor llega tarde a casa. No, George Lansin Squaid nunca llega tarde. Las 23:30 no son las 23:31 o las 23:32, son las 23:30. Es extremadamente puntual."


Un niño y una niña disfrazados se acercaron a ella.  Ella iba de caperucita y él de demonio. Llevaban cestas en las que metían las golosinas que conseguían.

Caperucita: ¿Truco o trato?
Ann: No tengo tiempo para esto, lo siento niños.
Demonio: ¿Truco o trato?
Ann: Ni una cosa ni la otra. Tengo prisa, lo siento.


Ann se subió a su coche dejando a los niños allí plantados. La miraban serios, sin moverse del sitio.


Se sentó en el asiento y encendió el coche. Se percató de que los niños la seguían mirando, casi sin pestañear. Sorprendida, bajó la ventanilla del copiloto para poder hablar con ellos.

Ann: Ey, no os lo toméis a mal. Me pilláis en un mal día.
Demonio: Hoy es Halloween, señora.
Caperucita: No respeta el espíritu de Halloween y está muy enfadado.
Demonio: El espíritu la observará atentamente. 
Ann: Que sí, hasta luego.
Caperucita: Tenga cuidado con lo que hace. Es su noche y cualquier error, se le volverá en su contra.


Cerró la ventanilla enfadada. Encima que se disculpaba, le hablaban de esa forma. Le pareció curioso que unos niños tan pequeños fuesen capaces de decir esas cosas tan espeluznantes. Por eso nunca había querido tener hijos, no soportaba a los niños. 


Salió del aparcamiento y aceleró. Tenía que llegar a casa cuanto antes.

Ann: ¡Maldita sea! Tengo un cuarto de hora antes de que llegue George...es imposible que lo consiga.



lunes, 29 de octubre de 2018

Cutreman: La invasión de los extraterrestres verdes

Capítulo 04: El enfrentamiento final

En una pausa publicitaria, Dante fue al lavabo. Subía las escaleras corriendo, a toda prisa. No quería perderse ni un minuto de la película.


Encontró a Pandy en la puerta, preocupado. Parecía querer entrar, pero la puerta estaba cerrada.

Dante: Pandy, ¿que te pasa?
Pandy: ###### (¡Estoy preocupado por Sus!)


Dante abrió la puerta y encontró a su madre de rodillas, vomitando en el váter. Al verla así, se preocupó al instante.

Dante: ¡Mamá!


Se acercó hasta ella cuando se estaba lavando la cara.

Sus: Tienes que llamar antes de entrar, cariño.
Dante: Mamá, ¿estás mala?
Sus: No es nada, cariño.


Dante abrazó a Sus con lágrimas en los ojos.

Dante: ¡Vamos al médico!
Sus: Dante, estoy bien. No te preocupes, mi niño.
Dante: No quiero que estés mala.
Sus: Puedes estar tranquilo. Me ha sentado mal la comida, nada más.
Dante: ¿De verdad?
Sus: Sí, estoy bien.
Pandy: ### (Esto me resulta muy sospechoso...)


Sus consiguió tranquilizarlo y después de hacer pis, salió corriendo para seguir viendo la película. Subió a la barandilla y bajó subido en ella, a toda velocidad.

Sus: ¡Dante, baja de ahí!


Dante llegó justo cuando terminó la publicidad. 

Patty fue a ayudar a Cutreman. Forcejeaba con uno de ellos, que intentaba disparar su arma.

Geonosis: ¡Prrrrrrrhaaaa!
Patty: ¡Socorro!


Aunque luchó con todas sus fuerzas, finalmente fue derrotada. Cutreman y ella estaban en el suelo, a merced de los extraterrestres.

Cutreman: ¡Tirad vuestras armas y os perdonaré la vida!
Cataplina: ¡Además de ridículo es engreído! Admiro tu patético valor, turrícula.
Patty: Vaya, parece que sabes nuestro idioma.
Cataplina: Así es, ser inferior. ¡Soy mucho más inteligente de lo que piensas!


Cutreman: Erre con erre, guitarra; 
erre con erre, carril:
Rápido ruedan los carros,
rápido el ferrocarril. ¿A que no es capaz de repetirlo?
Cataplina: ¡Por supuesto! Erre con erre, guitarra; erre carril...ruedas con carros...
Cutreman: ¡No es tan lista como dice! ¡Hahahaha!
Cataplina: ¡Silencio! ¡Eso no demuestra nada! Seres ridículos, pienso pulverizar vuestra existencia. ¡No quiero que quede ni el polvo!


De repente, Megacerdo apareció en escena. Los extraterrestres lo miraron extrañados. Nunca habían visto un cerdo, y menos armado con dos espadas.

Cutreman: ¡Estamos salvados!
Patty: ¡Megacerdo os dará vuestro merecido!
Cataplina: E-Nano, ¿eso es un terrícola? ¡Cada vez son más ridículos!
E-Nano: No estoy seguro, mi reina...quizás evolucionan como los pokémons. 
Cataplina: Querrás decir que involucionan...
Megacerdo: Ya estoy aquí.


Se acercó a los extraterrestres y se posicionó a su lado. Miró a Cutreman y Patty.

Megacerdo: ¡Será mejor que os rindáis! Los extraterrestres y yo os tenemos rodeados.
Cutreman: ¡Traidor!
Patty: Eres un cerdo.
Megacerdo: Lo sé.


De pronto, Payaso Demonio cayó sobre uno de ellos. A pesar de tener las manos inmovilizadas, no se quiso quedar al margen.Se lanzó desde lo alto de la colina. Taris cayó al suelo debido al fuerte impacto. 


Los demás aprovecharon el momento para contraatacar. Patty se lanzó sobre Geonosis y Megacerdo pateó la cara a E-Nano. Cutreman se enfrentó a la Reina, que estaba enfurecida. Murbo miraba alrededor sin saber muy bien lo que debía hacer.


Cataplina: Tú, ser ridículo...acabaré contigo con mis propias manos. ¡Te destruiré!
Cutreman: ¿Has pensado en hacer una sesión de reiki? Esa mala leche no es normal.
Cataplina: ¡Grrrrrr! ¡Calla y lucha!


Megacerdo pateaba la cara a E-Nano, que intentaba esquivar los golpes.

E-Nano: ¡Decías que te unías a nosotros!
Megacerdo: ¡Mentía! Lo sé, soy un cerdo. Todo el mundo me lo dice.


Patty: Esta vez no podrás conmigo.

Agarró una pala y golpeó a Geonosis hasta que perdió el conocimiento.


E-Nano se había librado de Megacerdo y le apuntaba con un arma. Patty observaba la escena aterrada.

Patty: ¡Megacerdo, utiliza tus espadas!


Megacerdo: ¡No puedo!
Patty: ¿Por qué? ¡Tienes que hacerlo!
Megacerdo: Las tengo para intimidar, ¡no tengo manos para poder usarlas!
Patty: ¡Menuda tontería! ¡Pues haz algo!


Megacerdo saltó y cayó sobre E-Nano. Su enorme panza lo aplastó. Intentaba dispararle, pero estaba demasiado cerca y le resultaba imposible.

Megacerdo: ¡Toma jamón de jabugo!
E-Nano: ¡Ahhhhh!


Mientras, Cataplina luchaba contra Cutreman. Estaba decidida a acabar con nuestro héroe.

Cataplina: Turrícuola espantoso, ¡no puedes ser más despreciable!
Cutreman: Mujer, ¡no soy tan feo! ¿Alguna vez había visto unas piernas como las mías?
Cataplina: ¡Basta de tanta palabrería!


Cutreman: No me gusta pegar a las extraterrestras, pero lo tendré que hacer si me obliga.
Cataplina: ¡Bla bla bla! ¡Deja de hablar!
Cutreman: ¡Pero que malísima eres! ¡Podríamos ser amigos!
Cataplina: ¡Y un pepino!


Cutreman: Le advierto que soy un adversario terrible.
Cataplina: Terrible para la vista. ¡Vas a morir!


Cutreman y ella se enzarzaron en una gran pelea. Tras varios minutos enganchados, Cutreman se subió a su cabeza. Ella le golpeaba y arañaba, pero no conseguía hacerle bajar.

Cataplina: ¡Baja de ahí, maldito!
Cutreman: ¡Ríndete!
Cataplina: ¡Jamás!


Tan enfurecida estaba que perdió el equilibrio. Cutreman saltó y ella se quedó agarrada al borde de un abismo. 

Cataplina: ¡Socorro!
Cutreman: No lo entiendo, ¡utiliza las alas!
Cataplina: ¡No valen para nada! ¡No sé volar!
Cutreman: ¡Hahahaha! Ahora no sé quién es más ridículo.
Cataplina: ¡Socorro, me caigo!


Cutreman: Si la salvo, ¿se marchará de nuestro planeta?
Cataplina: ¡Lo haré, juro que lo haré! ¡Por favor, no quiero morir!
Cutreman: Está bien, le ayudaré.


Cataplina: ¡Oh, gracias!
Cutreman: ¡Agarre mi mano!


Cutreman la ayudó a subir. Cataplina intentaba recuperarse del susto. Estaba temblando y le costaba recomponerse. 

Cutreman: Intente tranquilizarse, ya pasó.
Cataplina: Necesito un momento.

Observó mejor a Cutreman. Sus piernas eran fuertes y musculosas. Su cuerpo escultural y sus atributos la enverdecieron todavía más. Su sonrisa de actor de cine la cautivó y su mirada la enamoró.

Cutreman: ¿Cumplirá su promesa?
Cataplina: Lo haré. Una Nuc siempre cumple sus promesas. 


Ordenó a todos sus hombres que se rindiesen y que se reunieran junto a la nave. 

Cataplina: Agradezco que me haya ayudado, a pesar de mi hostilidad. Espero sepa perdonarme.
Cutreman: Bah, tampoco es para tanto. Está perdonada. 
Cataplina: Venga conmigo. Viajaremos juntos por todo el universo y podríamos ser...íntimos amigos.


Cutreman: Es una oferta tentadora, pero me debo a mi gente. Me necesitan. Si yo me marcho, ¿quién les salvará de los malvados?
Megacerdo: ¡Pues yo!
Patty: Y yo.


Cataplina: Eres tan valiente, Cutreman. Está bien, comprendo tu decisión. Prometo respetar la vida de toda la tierra, tienes mi palabra de reina.
Cutreman: Gracias.
Cataplina: ¿Seguro que no te quieres venir?
Cutreman: Seguro.
Cataplina: Cachis.


Megacerdo: ¡Yo puedo ir con usted!

Megacerdo se puso a dos patas y se subió a la reina.

Cataplina: ¡Quítese de encima!
Megacerdo: ¡Pero yo quiero viajar! ¡Prometo ser bueno! 


Cataplina: ¡Rápido, nos vamos de aquí!

Sus hombres obedecieron y subieron junto a ella a la nave.

Megacerdo: ¡Pues usted se lo pierde! ¡Que sepa que tengo muchas fans que se mueren por estar conmigo!


La puerta se cerró y pronto se encendieron los motores. La nave se elevó y despegó levantando mucho viento y polvo.

Cutreman: ¡Adiós, amigos! Al final son buena gente.
Patty: Yo no estoy tan segura, pero bueno. Al menos la amenaza ha desaparecido.



E-Nano: Mi reina, ¿a dónde vamos ahora?
Cataplina: Destruiremos otro planeta. Ese en el que hay animalitos azules que parecen osos amorosos. Me apetece un abrigo de piel azul.
E-Nano: A sus órdenes. 
Cataplina: Un abrigo es una maravillosa terapia para que mi corazón se recupere del rechazo.


Los ciudadanos agradecidos aplaudían a los héroes que los habían liberado. Gracias a ellos, la tierra estaba de nuevo a salvo.



Cuando las gente se marchó, Cutreman, Megacerdo y Patty se quedaron solos.

Patty: Cutreman, eres el mejor. 
Megacerdo: Y yo.
Cutreman: Ha sido una victoria de los tres, Patty.
Patty: ¿Qué haréis ahora?


Cutreman: Volveré a casa, para reponer fuerzas. Pienso ver la última temporada de Juego de clicks enterita. Comeré ganchitos y pediré pizzas.  


Megacerdo: Yo pienso tirarme de cabeza al fango y relajarme. Aunque antes quiero ir a la cantina, necesito una birra. Los cochinos de mis hijos y la la cerda de mi mujer me están esperando en casa, deseando que les cuente mi última hazaña. 


Patty: Yo quizás me marche una temporada a una casita que tengo en el bosque. Leer mucho y comer sano. 


Maqui: ¡Felicidades, chicos!
Cutreman: ¡Maqui el informador!
Maqui: Veo que los habéis derrotado. 
Cutreman: Estaba chupado.


Maqui: Me alegra escuchar eso. Si os resultó fácil, tendréis suficiente energía para una nueva misión.
Megacerdo: ¿Otra misión? Hombre, tan fácil no fue...nos costó muchísimo, ¿verdad?
Patty: Cuente con nosotros. ¿De que se trata?


Maqui: Bobo el pulpo está haciéndose con el control de la ciudad de Honk Kong. Sus mafiosos tienen atemorizados a todos los ciudadanos y amenaza con matar a la hija del presidente si no acceden a sus exigencias. 
Cutreman: Esta es una nueva misión para,¡Cutreman!
Patty: ¡Patty Nadora!
Megacerdo: ¡Megacerdo!


Fin

Dante: ¡Ha sido la caña!
Pradito:¡Síiii! Jo, estoy deseando ver la segunda parte. Bobo el Pulpo debe ser muy peligroso.
Suselle: Mi parte preferida es cuando Cutreman se enfrenta a ellos él solo.
Dante: La mía cuando lucha contra la reina.
Paradito: ¡La mía también! Es la parte más emocionante. 


Sus: ¿Ya ha terminado Cutreman?
Dante: Sí, ha sido la caña.
Pradito: Cutreman es el mejor.
Suselle: Es muy valiente, mamá.
Sus: Me alegra que lo hayáis pasado bien. Niños, venid conmigo.
Dante: ¿A dónde?
Sus: Arriba. Será un momento. Tengo algo importante que deciros. 


Sus reunió a toda la familia en la habitación del piano. Los niños se sentaron en el sofá azul y Diamante en una silla. Pandy prefirió sentarse en el suelo.

Diamante: ¿A que viene todo esto? ¿Pasa algo?
Sus: Os he reunido aquí para comunicaros algo muy importante.
Pandy: ##### (Creo que ya sé lo que va a anunciar...)
Dante: ¿Es algo malo?
Sus: No, es algo bueno.
Suselle: ¿Qué es?
Sus: Niños, Pandy, Diamante...


Sus: Estoy embarazada.

Diamante se desplomó al suelo al instante. Al igual que ocurrió cuando se quedó embarazada de Suselle y Dante, se desmayó.

Sus: ¡Diamante!
Pandy: #### (¡Se veía venir!)


Dante: ¿Un hermanito? ¿Niño o niña?
Sus: Es pronto para saber eso.
Suselle: ¡Yupi, una hermanita! Mamá, ¿y la traerá la cigüeña?
Pradito: ¿Desde Paris? Me han dicho que los traen de allí.
Dante: Pobre cigüeña, con lo que pesa un bebé.
Pandy: ###### (Diamante, ¿estás bien?)


Diamante se despertó tumbado en la cama, ante la mirada de Sus, los niños y Pandy.

Sus: Cariño, ¿estás bien?
Diamante: ¿Eh? ¿Que hago aquí? He tenido un sueño muy raro. Estabas embarazada.
Sus: No era un sueño, cariño.


Diamante: ¡Vamos a tener otro hijo! ¡Yupiii!

Diamante agarró a Sus y la lanzó a la cama. La abrazaba feliz, haciéndola reír ante su entusiasmo. Suselle, Pradito, Dante y Pandy se unieron a la celebración. Saltaban en la cama con ellos, riendo sin parar.


Cuando terminaron de saltar y jugar, se tumbaros exhaustos sobre la cama. 

Dante: Mamá, ¿vais a querer más al bebé que a nosotros?
Sus: Dante, os vamos a querer a todos por igual.
Dante: No quiero que me dejéis de querer...
Diamante: Te vamos a querer toda la vida, hijo. No te preocupes por eso.
Suselle: Ahora que lo pienso, me da un poco de miedo...no sé si seré una buena hermana. ¿Y si no le caigo bien?
Dante: Eso es fácil, a mi no me caes bien.
Pradito: ¡Dante, no seas tonto! Le caerás genial. 
Sus: Debéis predicar con el ejemplo y comportaros bien entre vosotros.
Pradito: Yo seré como su hermana. Lo cuidaré mucho.
Sus: Estoy segura de ello, Pradito. Los tres sois unos niños maravillosos.


Pandy: #### (Ains, pues a mi me da un poquito de rabia...Sus me dedica cada vez menos tiempo...echo de menos cuando me mimaba tanto).
Sus: Pandy, no me mires así. Sabes que te quiero con locura y no te voy a dar de lado. Si eres otro hijo para mi.
Pandy: #### (Oh, Sus. Necesitaba escuchar eso. Yo también te quiero.)


Pradito: Ha sido un día redondo. La peli de Cutreman y ahora esto.
Dante: ¡Sí! Quizás Cutreman, con sus poderes, ha hecho que te quedes embarazada, mamá.
Sus: Puede ser.
Diamante: De eso nada, han sido mis poderes, de eso no lo dudes.
Sus: ¡Jajajajaja!
Dante: ¡Tú no tienes poderes, papá!
Diamante: Tengo poderes ocultos, hijo.
Sus: Bueno, será mejor que dejéis el tema...
Diamante: ¿A quién le apetece ir al Burguer Click?
Niños: ¡A mi! 
Suselle: Regalan juguetes de la peli de Cutreman.
Pradito: Con el menú infantil.
Sus: Venga, nos ponemos guapos y salimos a cenar y dar un paseo.
Niños: ¡Yupiii!


Fin