miércoles, 1 de enero de 2014

Mi nueva amiga: 3ª Parte


La Fune y Pinhead se habían enterado de la fiesta de fin de año que se organizaba en el hotel de Clisandia. Esa noche habían cenado las últimas latas que les quedaban de todo lo que habían robado en el camping. Una lata de sardinas, otra de pimientos y como plato fuerte una de salchichas. Aunque tenían champán para brindar, tuvieron que beber a morro. En una callejuela solitaria de mala muerte, comieron sentados en cajas de fruta y como mesa otra caja de madera que encontraron en un contenedor. Estaban sin blanca así que decidieron ir al hotel para robar. Aunque no les salió muy bien la primera vez, esperaban que su suerte cambiase esa segunda. Había muchos invitados y algunos con bastante dinero, como el empresario Ernesto Pérez.  Se asomaban sin dejarse ver por los curiosos ojos que acudían a la fiesta.

Fune: Viene mucha gente repipi. Estos deben estar podridos de millones.
Pinhead: Esta será nuestra gran noche, ya lo verás. 



Aquella noche muchos fueron invitados a la fiesta y otros acudieron pagando una entrada. Wenda al ser hija del dueño del hotel, entraba gratis. Iba vestida con un vestido largo rojo y pomposo con lunares blancos. La espalda y los brazos quedaban al descubierto. Un sombrero rojo con plumas amarillas y azules completaba el conjunto. Su ex marido, Ben Rosales, caminaba hacia la entrada del hotel. Sintió un pinchazo en el corazón cuando lo vio venir, pero disimuló su alegría.

Wenda: Buenas noches, Ben. Feliz año nuevo.
Ben: Wenda… feliz año nuevo.
Wenda: ¿Piensas entrar de esa guisa? Podrías haberte puesto una corbata.
Ben: Visto como me da la real gana, querida.
Wenda: ¿No vienes acompañado de Hafida? Me dijiste que irías a por ella…
Ben: Eso no es de tu incumbencia. Perdona, Duclón me está esperando.



Sus iba vestida con el vestido que le regaló Mary. Adoraba ese vestido y lo guardaba como un tesoro. Diamante sin embargo, no quiso vestirse para la ocasión.

Diamante: Todavía tengo las uvas atragantadas.
Sus: Yo por muy poco no lo consigo…ay Diamante, ¿estarán bien los niños?
Diamante: No te preocupes. Aunque mi abuela parezca tan brusca, es muy delicada con los niños. Podríamos haber dejado a Pandy también con ella.
Sus: Es que se quería venir.
Pandy: ##### (¡Yo también tengo derecho a divertirme!)


Idalia revisaba la lista de invitados cada vez que alguien se acercaba a la entrada con intención de pasar a la fiesta. Aunque le había tocado trabajar esa noche, no estaba desanimada. Prefería trabajar que quedarse sola en su casa en noche vieja.

Idalia: Feliz año nuevo. Pueden pasar. Espero que pasen una agradable velada.



Mercedes Clická estaba preparando un reportaje sobre clicks  que debían  trabajar en fiestas. Se encontraba en la primera planta del hotel, en la entrada a las habitaciones.

Mercedes Clická: Como pueden comprobar, para que los demás puedan disfrutar de una inolvidable noche vieja, es necesario que muchas personas trabajen esta noche. En este hotel están celebrando la entrada de este nuevo año con una fiesta por todo lo alto…Oye, ¿Qué haces? ¡Paco!
Cámara: Menuda tía, de pan y mojar. Merche, nos podríamos escapar un ratito a esa fiesta…ya tenemos varios testimonios y el reportaje está casi listo.
Merche: No seas vago. El reportaje estará listo cuando yo lo diga.



Mercedes Clická: ¡Mira! Allí hay un trabajador. ¡Perdone, caballero!
Manolo: ¿Mabra a mí, zeñora? Ojú, si ere la famoza de la tele, ¿toy lo cierto?
Mercedes Clická: Soy Mercedes Clická. ¿Le podría hacer un par de preguntitas? Saldrá usted en la tele.
Manolo: Huzté dirá.
Mercedes Clická: ¿Cómo lleva trabajar en noche vieja? ¿Qué piensa su familia sobre que trabaje en una noche tan especial?
Manolo: Trae pacá eza alcachofa que yo te habro. Yo zoy el chapucizta del hotel, el del mantenimiento de to ezto. Arregro to claze de coza y zoy mu necezairo. Aquí el menda zabe hacé de to. Zoy tan necezairo que la hefa me tiene explotao pero paga bien la joía. A mi muhé  li da iguá,  siempre mi quedo dormio en el zofá y dice que zoy un zozo. Otra koza, ya que toy li mando un zaludo a mi maire y mi paire y a mi mujé, la Pepi. ¡Té quiero mi gorda!
Mercedes Clická: Gracias…



En el interior del hotel, la fiesta estaba en su mejor momento. Servían canapés y todo tipo de deliciosas delicatesen y bebidas. Habían habilitado un bar para aquellos que querían cócteles y bebidas más especiales. Además, el grupo El canto del click había sido contratado esa noche para que actuara en la fiesta.  Estaba tocando su segundo hit del momento “zapatillas para correr”.

El canto del click:

Estas zapatillas son fenomenaleees,
Saltamos y brincamoooos, por todos ladooooos,
Estas zapatillas son alucinantes,
Corremos y volamoooos, ¡adelanteeeee!

Willy: ¡Vivaaaa!
PD Junior: ¡Son la caña!
Renzo: ¡Me encanta esta canción!


Ernesto:  ¿Esta música es la que le gusta a la juventud de hoy en día? Está claro que estoy anticuado…
Susanne: Yo tampoco le encuentro el sentido a estas canciones, son ruidosas y consiguen que me duela la cabeza. A pesar de ello, soy feliz. Empezamos el año juntos… y espero que siga siendo así.
Ernesto: Yo también lo deseo.



Estrella llevaba mini falda azul cielo y una camiseta blanca de tirantes. Aunque no tenía frío, se sentía incómoda.

Estrella: No estoy acostumbrada a vestir estas prendas tan cortas…me da mucha vergüenza.
Wen: Estás muy guapa, cariño.
Estrella: Wen, te dije que prefería quedarme en casa…aquí me siento fuera de lugar…no sé cómo debo comportarme ni dónde colocar los brazos y a dónde debo mirar…
Wen: Estrella, relájate. Aquí nadie te juzgará y todos te quieren, aunque no tanto como yo.
Estrella: Wen, yo también te quiero muchísimo.


Cámara: Merche, ¿lo dejamos ya?
Mercedes Clická: Está bien, ve a divertirte. Yo esperaré a que terminen de actuar El canto del click y les haré algunas preguntas.
Cámara: ¡Gracias Merche! Feliz año.
Mercedes Clická: Feliz año nuevo, Paco.


Hilary: Pues nos asustamos mucho. Yo pensé inmediatamente en llamar a la policía, pero Lilu fue más lista. Por lo visto ese hombre tan raro tenía mucho dinero. Nos pagó un dineral por tenerle listo un traje a medida. Nos vino muy bien, aunque a mi ese hombre me da repelús. Tenía una mirada tan rara…y esa barba blanca…por no hablar del niño que les acompañaba, ¡tenía la cara pintada de negro! OMG. Muerta me quedé.
Mary: Es el mismo del que nos habló Sus, que hizo un truco de magia muy extraño en su tienda. Dijo que algo no cuadraba…
Roberto: Bah, chicas. Pasemos de pensar en tipos raros y centrémonos en pasar una buena noche, ¡esta noche me voy a poner hasta arriba de zumo de piña!


Lilu: ¡Nino! OMG, que ilu que hayas acudido a la fiesta. Nene, ¡estás más chupao que la pipa de un indio! Cari, ¿cómo lo haces?
Nino: Trabajo y más trabajo…y ya sabes…la dieta del cucurucho.
Lilu: ¡Que fuerte! Eres más cochino que la cama de Babe, es broma nene. Cari, en serio, estás espectacular.
Nilo: Y vosotras también. Alexia, estás divina nena.
Alexia: Gracias. No sabía que ponerme pero Lilu me ayudó a decantarme por este modelo.
Nino: Es perfect. Oye, a ver cuando te pasas por mi pelu. Hace ya tiempo que no te vemos por allí.
Alexia: La próxima semana me pasaré, prometido.


Camarero: ¿Qué desean los señores?
Diamante: ¡Ron!
Carmelo: Yo una cerveza.
Duque: Yo prefiero un Ron con piña.
Camarero: Marchando.


Duclack: Ay Sus, me alegra tanto empezar el año contigo. Hemos superado todas las adversidades de este 2013 con éxito y estoy segura que 2014 será nuestro año.
Sus: Tienes razón. Yo también me siento muy feliz. Eres tan importante para mí que no concibo la vida sin ti. Hablando de amigas, ¿dónde estará Sinéad? Dijo que vendría.
Duclack: Es verdad…quizás se haya arrepentido. Dijo que no le gustaban las fiestas.


Othello: Ven aquí, negrita mía. Eres sólo mía. Todos los hombres te miran con deseo, ¡pero yo soy el afortunado! El embarazo te ha sentado bien, cariño.
Fatumata: ¿Ya no temes ser padre? Llevas unos días muy raro…
Othello: En absoluto. Quiero ser un buen padre para nuestro hijo. Cuando vi a Diamante en ese estado…tendrías que haberle visto…pues me asusté un poco. Pero eso ya es historia.



En esos momentos Sinéad y Eros entraron en la estancia. Sinéad vestía un vestido blanco largo con rosas doradas dibujadas. En la cintura una rosa decoraba el vestido. Sus pálidos brazos quedaban al descubierto y en su pelo lucía una flor blanca. Eros llevaba un traje chaqueta negro, rojo y blanco con pajarita. Los dos estaban nerviosos. Estaban rodeados de suculentos humanos y aunque se habían alimentado, la sed hervía su interior.

Sinéad: Esto no es una buena idea…
Eros: Shiny, deja de preocuparte. Es cierto que aquí huele a sangre dulce y sabrosa, pero ya nos hemos alimentado.
Sinéad: Busquemos a nuestros amigos, con ellos me siento más segura.



Diamante vio a la pareja entrar y abrió los brazos demostrando su sorpresa y alegría.

Diamante: ¡Sinéad y Eros! ¡Que elegantes! Sinéad, estás bellísima.
Sinéad: Gracias, Diamante.
Diamante: Estos son mis amigos, Duque y Carmelo. Son dos camaradas de aventuras.
Eros: Un placer, chicos.
Sinéad: Sí, es un placer.
Duque: Feliz año nuevo.
Carmelo: Eso, feliz año nuevo.
Diamante: Eros, te quedas con nosotros. Te voy a pedir un copazo de ron con piña que quita el sentido.
Eros: No bebo alcohol, es que no me sienta bien…
Diamante: ¡Un día es un día! Sinéad, Duclack y Sus están allí. ¡Camarero!




Sinéad se hizo paso entre los invitados (prefería no pensar cómo se las apañaría Eros para no ingerir alcohol) y llegó hasta dónde se encontraban Sus y Duclack. Se dieron un beso y se felicitaron el año nuevo.

Duclack: ¡Vaya! Que vestido, Sinéad. Estás realmente guapa.
Sinéad: Gracias…
Sus: Que guapa, ¡tienes mucha clase vistiendo!
Sinéad: Que exageradas. Vosotras también estáis muy guapas. Pensaba acudir a la fiesta con el vestido rojo que me compré pero tuve un pequeño accidente...una mancha de tomate cuando preparaba la comida (en realidad se trataba de una lágrima de sangre; ya que se emocionó con una canción que estaba escuchando y no pudo evitar que una de las lágrimas cayese en el vestido).


Sus: Sinéad, te presento a mi madre, Wenda. Ella es mi tía Sharon. Mamá, ella es Sinéad, mi nueva vecina.
Wenda: Mi hija me ha hablado mucho de ti. No se equivocaba cuando me decía que pareces una chica de cuento de hadas. ¡Qué pálida eres!
Sus: ¡Mamá!
Wenda: Lo siento, Sinéad. Es que me sorprende la palidez de tu piel, parece que brillas con estas irritantes luces de discoteca. Ese vestido es una maravilla, ¿dónde lo has comprado?
Sinéad: Fue un regalo de mi padre.
Sus: Un día me tendrás que hablar de tu padre, nunca me has explicado dónde vive.
Sinéad: Sí, os lo contaré un día de estos.


Vicrogo: ¡Sinéad! ¡Estás excesivamente guapa! Me das una alegría. Que bien que hayas podido acudir a esta fiesta.
Sinéad: Hola Vicrogo. No me podía perder un acontecimiento como este.
Vicrogo: ¿Dónde está Eros?
Sinéad: Creo que anda por ahí con Diamante y sus amigos.
PD: ¡Vicrogo!
Vicrogo: Me llaman. Luego hablamos.
Sinéad: Hasta luego, Vicrogo.


Wen: Que ven mis ojos, Sinéad. Que bella estás esta noche.
Sinéad: ¡Wen! Muchas gracias.
Wen: ¿Has podido comerte todas las uvas?
Sinéad: No me gustan las uvas…
Wen: No sé por qué me lo suponía…
Sinéad: Pero lo sustituí por lacasitos.
Wen: Deliciosa alternativa. Sinéad, quiero presentarte a alguien muy importante para mí. Sineád, ella es Estrella, mi novia.
Sinéad: Hola, Estrella. Es un placer.
Estrella: Deseaba conocerte. Wen y los chicos me hablan mucho de ti. No se equivocaban, eres muy bella.
Sinéad: Al final me lo terminaré creyendo.
Estrella: Espero que podamos ser buenas amigas.
Sinéad: Lo seremos.



Wen: Te voy a presentar a mi abuelo. Él es el dueño de este y de toda la cadena de hoteles de esta empresa. Le podrás  explicar que deseas abrir un hotel y a ver que te puede aconsejar.
Sinéad: No sé…estoy nerviosa y no sé si estoy preparada…me gustaría que Eros estuviese también presente…
Wen: No te pongas nerviosa. Ya verás que mi abuelo es amable y con él te sentirás bien. Ven, te lo presentaré.


Wen: Abuelos, os presento a mi nueva amiga, Sinéad. Ella es vecina de Sus y Diamante. Hace muy poco se mudaron allí y nos hemos hecho buenos amigos. Abuelo, ¿recuerdas que te hablé de ella?
Ernesto: Lo recuerdo. Sinéad, bonito nombre.
Sinéad: Gracias, señor.
Susanne: Casi tan bonito como tú. Yo soy la abuela de Sus y Wen. Me llamo Susanne y mi marido Ernesto.
Sinéad: Encantada.
Susanne: Me dijo Wen que eres una muchacha muy emprendedora y que deseabas consultar algo con mi Ernesto.
Sinéad: Así es. Quiero abrir un hotel. No sé que pasos debería dar…
Susanne: Ernesto es el hombre indicado al que le debes preguntar. Os dejamos solos para que podáis hablar con más tranquilidad.


Sinéad: Agradezco que me conceda unos minutos de su tiempo…
Ernesto: No te preocupes,  ya me estaba empezando a agobiar con tanta conversación insulsa y aburrida. Sinéad, debo suponer que dispones de un buen capital para hacer una inversión de semejante magnitud.
Sinéad: Sí…creo que sí. El dinero no es un problema para mí. No quiero decir con ello que sea millonaria, pero no tengo dificultades económicas.
Ernesto: Voy a ser franco contigo, jovencita. Me gustas. Creo que tienes el ímpetu y la ilusión que hace falta para llevar un negocio como el que te propones. Yo puedo hacerte una gran oferta.
Sinéad: ¿De que se trata?
Ernesto: Te vendo mi cadena de hoteles.
Sinéad: ¿Cómo? Pero yo solo quiero abrir un hotel…no sabría manejar tantos al mismo tiempo…
Ernesto: No es tarea fácil, pero para una chica joven e inteligente como tú, será fácil de llevar. Te confieso que ya no puedo más. Mi cuerpo ya no es el que era y estoy cansado. Además de la cadena de hoteles, también tengo otra de aparta hoteles, el refresco Colo-K, una agencia de detectives y diversos negocios más. Quiero desprenderme de la cadena hotelera y creo que tú eres la persona indicada para hacerse cargo.


Sinéad: Es una oferta muy tentadora… ¿De cuanto dinero estamos hablando?
Ernesto: Te pondré facilidades, no debes preocuparte por ello, Sinéad. Has cautivado a mi nieto, que no hace más que hablar de ti. Gracias a él te haré una buena rebaja en el precio final. Además, eres una chica encantadora. No deseo incomodarte, pero me pareces muy bella.
Sinéad: Es usted muy amable, señor Ernesto. Hablaré con mi novio sobre ello y le daré una respuesta lo más pronto posible.
Ernesto: Prisa no tengo. Estas cosas se deben pensar muy bien, así que tómate todo el tiempo que necesites. Ya hablaremos de los trabajadores que me quedaría, cuales tendrías que contratar y todo aquello que deberías saber antes de iniciarte en algo tan complejo.
Sinéad: Estoy ilusionada. Le agradezco su comprensión y su fantástica oferta. 



Vicenta, Hermenegilda, Herminia y Onofre entraron con paso firme y decidido. A pesar de que todos padecían dolencias en los huesos y las articulaciones, no estaban dispuestos a perder ni un segundo más. Habían ido a la fiesta en el coche de Onofre. Muy precavido al volante, condujo lenta y tranquilamente hasta el hotel.

Hermenegilda: Hemos llegado muy tarde. Yo quería estar presente desde el principio e ir saludando y examinando a todo el que entrase.
Vicenta: La culpa es de Onofre, que es muy lento al volante.
Onofre: Conduzco con precaución. Siempre me echas la culpa de todo, maldita sea.
Herminia: ¡Onofre! No maldigas. Vamos, que llevo todo el día sin comer y me zurren las tripas.

Las tres amigas portaban grandes bolsos para llevarse grandes cantidades de comida. 


Hermenegilda: El catering es por allí. Ay, Fernanda…que pena que no hayas podido venir. Aunque con el azúcar por las nubes como lo tiene es mejor que no hayas venido. Seguro que con su hijo Edefesio lo estará pasando bien.
Vicenta: Yo pienso en Matilde…a ella le habría gustado estar aquí.
Herminia: Comeremos y brindaremos por ella.
Hermenegilda: Vamos, que tenemos trabajo. Tengo una olla de potaje que hice el mediodía, así que todo lo que nos llevemos hoy lo congelaré.


Onofre pasó directamente del plan y se fue a pedir a la barra una limonada. Herminia y Vicenta fueron directas al catering y sin ningún reparo (aunque ellas pensaban que no se notaba) llenaron sus bolsas de comida al mismo tiempo que probaban diversos canapés.

Herminia: Este no lo eches, que sabe a whisky.
Vicenta: Ah, pues de estos cojo unos cuantos y se los llevo a mi hija, que le encantan.

Sinéad no podía dar crédito a lo que veían sus ojos. Estaba totalmente paralizada. Ernesto le hablaba pero dejó de escuchar lo que le decía. La horrenda música desapareció y todo quedó en silencio. A cámara lento veía acercarse a Doña Hermenegilda hacia ella. En un principio no pareció darse cuenta de su presencia y Sinéad miró desesperada a los lados buscando un lugar dónde esconderse, pero Ernesto le seguía hablando ajeno a su estado de pánico. Cuando Hermenegilda giró la cabeza y la vio, se le abrieron los ojos como platos. Fue directamente hasta ella e interrumpió a Ernesto sin ningún tipo de consideración.

Hermenegilda: ¡La pálida millonaria! Que sorpresa verte aquí. Que vestido te has puesto…se nota que dinero no te falta. Podrías haberte puesto coloretes, estás más pálida que un muerto. ¡Oh! Luego te presento a mis amigas, Herminia y Vicenta. Son muy majas y grandes jugadoras de póker, aunque Vicenta suele hacer trampas. No le digas que te lo he dicho que se enfada…su hija es lisbina de esas…ya sabes, de esas que quieren hacer de hombre, ¡pero que loco está el mundo! Lo que daría yo por un buen macho. A mi ya no me mira ni el médico, le aburro con mis dolencias pero es que a alguien se lo tendré que contar. Que por cierto, ahora me tendré que tomar una pastilla para el dolor de cadera, que me está matando. Dicen que no es bueno mezclar alcohol con las pastillas, así que a lo mejor no me las tomo y me meto una copa de lo que sea, que una aunque sea vieja le gusta disfrutar de la vida.


Sinéad: Claro que sí, disfrute…
Ernesto: Señora, si nos disculpa…estábamos conversando sobre negocios.
Hermenegilda: Mi primer marido, que me decepcionó mucho, montó un estanco. A mi el vicio del tabaco me duró muchos años hasta hace poco que la medica me lo prohibió. Pero mi marido parecía una locomotora, fumaba a todas horas. Yo que le acompañaba todo el día se lo decía, que no fumara tanto, que eso es malo para el cuerpo. No sé que le pasaba, pero no me escuchaba…los clientes dejaron de venir, ¡no lo entenderé nunca! La virgen sabe que yo los recibía a todos con alegría y les preguntaba por sus cosas. A la gente le gustaba que le contase mi vida, disfrutaban con cada una de mis palabras. Yo creo que el negocio fracasó por  la cara de mi primer marido, ya me lo decía Fernanda, que tenía cara de lagartijo.
Sinéad: Creo que debería ir con sus amigas…están allí solas.
Ernesto: ¡Dios! Ahora soy yo el que necesita una pastilla para el dolor de cabeza, ¡que mujer!
Hermenegilda: ¡Yo tengo en el bolso toda clase de pastillas! Las llevo por si las moscas. En caso de emergencia todo el mundo acude a mí, soy mejor que la farmacia. Por cierto, el farmacéutico me tiene miedo, ¿te lo puedes creer? El otro día se escondió en el mostrador y….


Herminia: ¡Mmmm! Este sabe a chorizo, me gusta.
Vicenta: Mañana los pondré para acompañar con el pollo. Ay, agárrame esos de mozzarella que con los tendones rotos de los brazos no alcanzo.
Herminia: Te llevas diez y yo otros diez. ¿Dónde está Hermenegilda?
Vicenta: Hablando con la gente. Yo prefiero llenar bien la bolsa y luego ir a cotillear, que lo primero es lo primero.


Mientras, la Fune y Pinhead miraban desde el exterior. Asomados por uno de los ventanales, observaban a los invitados allí congregados.

Fune: Cari, tengo hambre…mira que canapés. Esa lata de sardinas, los pimientos y las salchichas no me han quitado el hambre...Esas viejas están arrasando. No somos los únicos que vienen a robar aquí.
Pinhead: Luego comeremos lo que quieras. Tenemos que entrar en las habitaciones y buscar pasta y cosas de valor. Vamos a comenzar el año con buen pie. 


Continuará...

4 comentarios:

  1. ¡Al fin la historia de fin de año! Me he tirado todo el poco día que llevo vivido entrando en tu blog para ver si la habías publicado. Hay muchos detalles que merecen ser destacados. El primero de ellos es la elegancia con la que todos van vestidos. Wenda, Sus... van guapísimas. Después me ha hecho mucha gracia que Pandy también haya querido ir a la fiesta. ¡Por supuesto que él también tiene derecho a pasárselo bien! No he podido evitar reírme al leer el tema del artículo para el que está trabajando Mercedes Clická. Jajajaja, Clicks que deben trabajar en fiestas. ¡Manolo es buenísimo! No tengo nada en contra del nombre de Manolo, pero es que no podías haber cogido un nombre mejor para representar a este personaje. ¡Genial representada su forma de hablar! ¡Qué risa! Jajajajajajaja, ¡también es buenísima la nueva canción del Canto del Click! ¡Vaya letra! Jajajaja. Pobrecita Estrella, me da mucha pena que se sienta fuera de lugar, sobre todo porque la pobre no sabe qué posturas debe mantener... ¡Buena la de Roberto de querer ponerse hasta arriba de zumo de piña! Cómo se parece a mí, jejejeje. También me ha sorprendido que se cite lo ocurrido con Sam... ¡Todo se relaciona, qué guay! Y Diamante, Carmelo y Duque bebiendo ron... ¡Como piratas que son! ¡Y al fin entran Shiny y Eros! Y nada más entrar ya tienen que enfrentarse a lo que son... Eros tiene que rechazar la invitación de Diamante de tomarse una copa de ron... Ay... ¡Muy bueno eso de que se emocionó escuchando una canción y se le manchó el vestido! Jajajajaja, ¡cómo me he reído! ¡Jajajajajajajajajja me ha encantado lo de los lacasitos! ¡Es justo lo que yo hago! ¡Qué sorprendente la oferta que le hace Ernesto a Sinéad! Es demasiado para ella jajajaja. ¡También es muy buena la intervención de los cuatro ancianos! Hermenegilda, Vicenta y Herminia cogiendo comida continuamente jajaja... ¡Y la pobre Sinéad...!! ¡No se puede librar nunca de la señora Hermenegilda! Pobres Ernesto y Sinéad... pero qué bueno es todo lo que dice Hermenegilda. Ha sido un capítulo muy divertido e interesante. ¡Me he sentido impotente cuando he visto que terminaba! ¡Tienes que continuarlo cuanto antes, por favor! ¡Está muy emocionante! ¡Me encanta!

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  2. ¡Qué divertido! ¡Fiestaaaaaaaa! Nochevieja es una noche muy especial y nuestros amigos han ido a celebrarlo por todo lo alto en esa gran fiesta.
    Pinhead y la Fune están dispuestos a hacer de las suyas. Has enlazado perfectamente con mi foto de su cena de Nochevieja.
    Me encanta como va vestida Wenda, ¡está guapísima! y en esas fotos con Ben consigues crear una química muy especial. Parecen dirigirse miradas y expresar mil cosas en cada foto.
    Sus está preocupada por los pequeños pero con la abuela Atalana estarán bien cuidados. También está guapísima con ese traje.
    La cuadrilla de Vicenta y sus bolsos no tienen desperdicio ni sus comentarios.
    También me ha hecho gracia Nino hablando con las chicas. Se nota que es un click muy pijo también.
    Seguro que se me escapan detalles, como el efecto de luces, la conversación de Ernesto y Sinéad, lo sexy que va Estrella o lo pesada que es Hermenegilda, la farmacia andante, jajajajajaja. Pero en resumen, me ha encantadoooo.
    Espero la continuación. Un besote

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  3. Wensus, este "especial nochevieja" como los llamo yo, me ha encantado. Está todo muy organizado, me parece muy buena idea eso de la fiesta del hotel. Yo es que mi Sidra tuvo que quedarse en casita que le venían amigos. En fin, es más tradicional. Me parece un poco precipitada la idea de dejarle la cadena de hoteles a Sinéad sin conocerla bien del todo... ¡Lo que me ha hecho partirme ha sido la intervención de Hermenegilda y compañía! Por Dios, estas viejas donde haya cotilleos no se pierden una! Me he fijado también que Duclack lleva el mismo vestido que lució en la boda de Sus y Diamante. Estrella me ha encantado, estaba guapísima. Sus llevaba un vestido que ya había visto en una foto de Facebook. Precioso. 😉 Bueno, me dan miedo Fune y Pinhead... Ahí al acecho... ¡Buaajjjj! Bueno, pues feliz año 2014 y que el blog siga así.

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  4. Que fiesta tan bonita! Todo està tan currado como siempre Wensus.
    Hacía algún tiempo que no entraba i me ha gustado tanto como siempre.

    Feliz año nuevo!

    Àlex

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