Sabrina se estaba despidiendo de Sus. Anita y Walter se quedaban esa noche a dormir con Suselle, Pradito y Dante.
Sabrina: ¿De verdad que no es molestia que se queden?
Sus: Para nada. Seguro que se lo pasan muy bien.
Sabrina: Si sucede cualquier cosa, me llamas. Walter es un sol, pero Anita está muy nerviosa últimamente.
Sus: No te preocupes, estarán bien.
En ese momento, llegó Diamante con el juego.
Sus: ¿Eso que es?
Diamante: Un juego de mesa.
Sabrina: Playterror.
Sus: ¿De dónde lo has sacado?
Diamante: Estaba en la calle, abandonado.
Sus: Diamante, vete a saber los gérmenes que tiene que tener eso.
Diamante: Lo limpiaré. A los niños les encantará.
Sabrina: Yo me voy. Hoy tengo noche romántica con John. Mañana paso a buscarlos.
Sus: De acuerdo. Mañana nos vemos.
Diamante: ¡Adolfina!
Adolfina estaba en la cocina, preparando una tarta de frambuesa y chocolate. Estaba tan concentrada en lo suyo que se asustó.
Adolfina: ¡Por todos los clicks del mundo! Menudo susto.
Diamante: Oye, ¿me ayudas a limpiar esto?
Adolfina: Termino la tarta y le ayudo. ¿Eso que es?
Diamante: Un regalo para los niños.
En la habitación de Suselle...
Suselle, Pradito, Anita, Dante y Walter jugaban a un juego de mesa totalmente inofensivo. El juego se lo había regalado John a sus hijos por Navidad, así que se lo llevaron para poder jugar todos juntos.
Anita: ¿Os gusta el juego? Es carísimo. Nos lo regaló papá por Navidad.
Suselle: ¿No os lo regaló Papa Noel?
Anita: Tía, ¿todavía crees en Papa Noel? ¡Si no existe!
Suselle: ¡Claro que existe!
Walter: No le hagas caso. Yo sé que existe.
Pradito: Yo lo vi el año pasado, en el mercado navideño. Me regaló caramelos.
Anita: Sois unos críos. Los regalos los hacen los padres.
Pradito: Anda ya. Si dices esas cosas, este año no te traerá nada.
Dante: ¿Y los Reyes Magos?
Anita: Otra mentira.
Suselle: Es tan triste que no creas en Papa Noel ni los Reyes Magos...
Anita: Da igual creer o no creer. Te regalan igual.
Diamante: ¿Interrumpo?
Dante: ¡Papá! ¿Eso que es?
Diamante: Un juego de mesa de terror. Se llama Playterror.
Dante: ¡Flipa!
Diamante: Es para vosotros.
Suselle: ¡Qué chulo!
Anita: ¡Es una pasada!
Pradito: ¡Vamos a jugar!
Diamante: Viene con instrucciones en el tablero. Os dejo, que me está esperando la tarta de Adolfina en la cocina.
Suselle: ¡Dile que nos traiga un poco para nosotros!
Anita leyó las instrucciones mientras todos escuchan atentamente.
Walter: Este juego da miedo...
Anita: ¡Y eso mola!
Dante: Parece emocionante.
Suselle: Pues a mi me da miedo...
Pradito: Yo te protejo, no te preocupes.
Pradito: Somos cinco. ¿Jugamos cinco partidas?
Dante: Vale.
Todos pronunciaron el nombre del juego en voz alta y el número de jugadas.
Walter: ¡Mirad, tiene luz!
Suselle: ¿Y dónde tiene las pilas?
Sus: Hola, chicos.
Suselle: ¡Mamá! Menudo susto nos has dado...¡Hola, Bosco!
Sus: Me preguntaba si Bosco y yo podríamos jugar con vosotros a ese juego. Pobrecito, quiere estar con vosotros.
Dante: ¡De eso nada! Mamá, tú ya eres vieja para jugar a estos juegos.
Sus: Huy, que cosa tan fea me has dicho. No sabía que era vieja, y menos para jugar...
Suselle: ¡No eres vieja!
Pradito: ¡Eres joven y guapa!
Sante: Perdona mamá, no quería decir eso. Me refiero que este juego es para niños y tú no lo eres.
Sus: ¿Y Bosco?
Dante: ¡Es un bebé! No se puede jugar con él. No entiende nada.
Sus: Pues nada, me voy. Me parece muy feo que no quieras jugar con tu hermano.
Dante: Lo siento...
Sus: Vamos, Bosco. Jugaremos tú y yo a otra cosa.
Dante: Mamá, no te enfades. ¡Prometo compensaros!
Sus se fue a la cocina para ver lo que hacía Diamante. Adolfina había terminado la tarta de frambuesa y chocolate y le estaba sirviendo una porción a Diamante.
Diamante: ¡Qué pinta tiene!
Sus: Huele que alimenta.
Adolfina: Ahora falta que tenga buen sabor. La receta es de mi bisabuela.
Diamante: ¡Sabe a gloria bendita!
Adolfina: Me alegra que le guste.
Sus: Apártame una porción para luego, Adolfina. Diamante es capaz de comérsela entera.
Diamante: ¡Y tanto! Sería capaz de comerme dos tartas enteras como esta.
Sus: Pues te tendrás que conformar con una porción. Recuerda que el lunes tienes una analítica.
Diamante: ¡Bah!
Sus: Bah no, Diamante.
Adolfina: La noto disgustada.
Sus: Es que he ido a ver a los niños para que nos dejasen jugar. A Bosco le gusta estar con ellos, pero Dante me ha llamado vieja y parece que sobramos...
Diamante: Son niños, nosotros les molestamos, cariño.
Adolfina: No se lo tenga en cuenta. Se sienten más libres sin un adulto al que rendir cuentas. Una sonrisa, que es usted muy guapa y me gusta verla sonreír. Ah, y para vieja ya estoy yo. Usted es un niña para mi.
Sus: Gracias, Adolfina. Usted tampoco es vieja.
Adolfina: Lo soy, pero no me supone un trauma, no se preocupe. Por nada del mundo querría volver atrás. A mi edad tengo una perspectiva de las cosas y una claridad que compensan las arrugas en mi rostro.
En la habitación de Suselle...
Pradito: ¡Mira, salen unas palabras en el tablero!
Walter: ¿Qué dicen?
Pradito: "Con maña, caza la mosca a la araña".
Anita: ¿Aparecerá una mosca? ¡Buuuuh, qué miedo!
Suselle: A lo mejor uno de nosotros tiene que hacer de mosca.
Dante: O quizás de araña.
Anita se subió al tablero y se puso a bailar.
Anita: ¡Esto no es juego! ¡Es un tablao falmenco! ¡Ele, asa!
Walter: ¡Lo vas a romper!
Anita: ¡Si lo usamos de escenario nos divertiremos más!
Suselle: Será mejor que te bajes.
¡Ñiñiñiñi!
Dante: ¿Qué ha sido eso?
¡Ñiñiñi!
Pradito: Viene de esa parte.
Anita: ¡Hay algo debajo de la cama!
Dante se acercó lentamente mientras todos esperaban alejados.
Pradito: ¿Ves algo?
Dante: Veo movimiento, pero no sé lo que es...
Una araña de grandes dimensiones salió de su escondite. Era negra, peluda y muy repugnante.
Dante: ¡Una araña!
Suselle: ¡Es gigante!
Pradito: ¡Aléjate de ella, Dante!
Aparecieron arañas por todas partes. La habitación estaba repleta de estos repelentes seres. Sus ojos brillantes observaban a los niños con curiosidad.
Dante: ¡Estamos rodeados!
Suselle y Pradito se subieron a la cama. Walter y Anita en el escritorio. Dante luchaba para no ser atrapado por las arañas.
Dante: ¡Fuera!
Pradito abrió la ventana que daba a la calle y las arañas salieron de la habitación a toda prisa.
Anita: ¡Se están marchando!
Suselle: ¡Bien hecho, Pradito!
Cuando la última de ellas salió, Pradito cerró la ventana.
Walter: ¿Se han ido?
Pradito: Creo que sí.
Anita: ¡Este juego es la caña!
Dante: ¡Seeeh, tenemos que seguir jugando!
Pradito: ¡Pero esas arañas casi nos atrapan!
Walter: Sí, y yo odio las arañas...
Suselle: No jugaremos más a este juego.
Anita: Si dejamos de jugar, seremos castigados. ¿No recuerdas las normas?
Dante: Es verdad. Tenemos que seguir jugando.
Suselle: ¡Ni loca! No pienso arriesgarme a que aparezcan más bichos horribles. Yo me voy. Jugad vosotros.
Walter: Quizás tenga razón...
Dante: ¡Suselle, no te vayas! ¡Tenemos que terminar de jugar!
Suselle: ¡No me da la gana!
Un torbellino procedente del juego arrastraba a Suselle. Se agarró a la barandilla de las escaleras.
Suselle: ¡¡¿¿Qué está pasando??!!
Dante: ¡Suselle!
Pradito: ¡Tenemos que ayudarla!
Anita: ¡Es el juego!
Suselle: ¡Socorro!
Suselle se iluminó como una bombilla y finalmente, cayó sobre el tablero.
Walter: ¡Tenemos que hacer algo!
Dante: ¡Suselle!
El juego la absorbió sin que nadie pudiese hacer nada.
Suselle: ¡SocorrOOooOooOoOOO!
Seguidamente, desapareció. Dante golpeaba el tablero gritando el nombre de su hermana. Pradito palpaba el juego atónita. No podía creer que su mejor amiga hubiese desaparecido de esa forma.
Dante:¡Suselle! ¡Contesta!
Anita: Incumplió las normas y ha sido castigada...
Walter: Suselle...
Pradito: ¡Maldito juego! ¡Devuélvenosla!
Continuará