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lunes, 22 de septiembre de 2014

Historias del pantano: Capítulo 05 - Mi primer tesoro

Junior: Que triste...Me habría gustado que hubiese seguido siendo hada...
Calíope: Pero vivieron su amor con la misma intensidad, hijo. 
Junior: ¿Crees que a día de hoy seguirán protegiendo esa entrada secreta?
Calíope: Es posible. Debes permanecer atento y agudizar todos tus sentidos. Puede que los veas si te concentras.
Junior: Pero las hadas no existen...¿no?
Calíope: Que no las veas no significa que no existan. 
PD: Es una historia muy tierna.
Vicrogo: Yo me sé una historia.
Junior: ¡Otra historia! ¡Vivaaa!
Vicrogo: Pero a diferencia de las historias que te han contado tus padres, está es mucho más reciente. Ben, el padre de Sus y Wen los trajo a este pantano hace ya unos cuantos años. Se llevaron a Duclack, pues era amiga inseparable de los hermanos. Eran adolescentes y en aquellos años Ben lucía una barba negra como el carbón. Viajaban en el camión de aventuras de Ben. 


Hacía un día de calor, como viene siendo habitual en esta zona. Ben le enseñaba a su hijo por dónde conducir y que zonas evitar. Wen observaba a su padre sin mostrar demasiado interés. Quería conducir el camión y no observar cómo lo hacía.

Ben: Nunca debes aproximarte a estas pendientes, son muy peligrosas. Hijo, ¿me estás escuchando?
Wen:  Papá, yo quiero conducir. Así nunca aprenderé de verdad...
Ben: ¡Recórcholis! Hijo, debes tener más paciencia. Eres joven para conducir. De aquí un par de años quizás te...
Wen: ¡Duclón deja que Diamante lleve su coche!
Ben: Eso no es precisamente así, y lo sabes. No rechistes más. Vamos a vivir aventuras, te lo prometo.



En la parte trasera del camión se encontraban Sus y Duclack. Ambas sentadas en las camas que daban a las ventanas. Observaban el paisaje emocionadas. Tenían ganas de salir a correr e investigar el terreno.

Duclack: ¡Hala! ¡He visto un lagarto!
Sus: ¡Un lagartito! Por aquí solo veo matojos y mala hierba...
Duclack: ¡Estoy deseando vivir aventuras! Pobre Diamante, se ha tenido que quedar castigado. El pobre estrelló el coche de mi padre contra un muro. 


Sus: Pobrecito...me llevé un gran susto. Menos mal que no se hizo nada...¿Cuanto tiempo estará castigado?
Duclack: Coger el coche de mi padre sin su consentimiento y estrellarlo contra una pared...¿Toda la vida? Es que es muy revoltoso.
Sus: Sí, pero es tan rico.
Duclack: ¿Tan rico?
Sus: Sí...¡Uy mira, una liebre!


Wen: Algún día me haré tatuajes, ¡incluso en la cara!
Ben: ¡Jajajajajaja! Te tendrías que hacer uno como el mío.
Wen: Sí, quiero uno igual.
Ben: ¿En la cara no te parece algo excesivo?
Wen: Estoy cansado de las estrictas normas de mamá...¡Yo quiero ser pirata!
Ben: No la tomes con tu madre. Ella solo se preocupa por ti. 
Wen: Papá...¿No volverás nunca con mamá?
Ben: Hijo mío, no depende sólo de mi. Me temo que he decepcionado profundamente a tu madre y no me perdonará jamás.
Wen: Me gustaría tanto veros juntos...



Ben detuvo el camión en una buena zona para descansar. Sus abrió rápidamente la puerta y saltó fuera.

Sus: ¡Por fin! ¡Allá vamos aventuras! ¡Yupii! 


Duclack fue la siguiente en salir. Estaba desesperada por vivir aventuras.

Duclack: ¡Las chicas más aventureras ya están aquí! ¡Espera, Sus!

Las dos salieron corriendo riendo y saltando. El pantano les parecía un lugar fantástico, ideal para vivir aventuras.

Duclack: ¡Imagina que nos persigue un monstruo! ¡Jajajaja! ¡Corre que te alcanza!
Sus: ¡Ay que miedo! ¡Jajajajaja! ¡Si llegamos a esa roca nos salvamos!



Ben: ¿Has visto? Tu hermana y Duclack se lo están pasando muy bien.
Wen: Ya...pero yo quiero vivir aventuras de verdad...
Ben: Hijo, lo importante es la actitud. Mira lo felices que están. 
Duclack: ¡Te atrapó! ¡Ahora te has convertido en un monstruo! ¡Jajajaja!
Sus: ¡Jajajaja! ¡No, porque me dio un beso y se convirtió en un príncipe guapísimo y muy valiente! ¡Chincha! ¡Jajajaja!
Duclack: ¡Tramposa! ¡Pues me pido otro monstruo para mi!



Ben los llevó de paseo y caminaron hasta agotarse. Decidió que era hora de descansar y alegres merendaron unos bocadillos.

Ben: Bien, después del tentempié, es hora de que os explique algo. Es importante respetar el entorno. Esta no es nuestra casa, somos unos invitados y debemos ser respetuosos. Jamás se debe tirar nada al suelo ni atrapar animales que son libres y felices en libertad. No arranquéis plantas ni flores si no es estrictamente necesario. Si algo os llama la atención, me preguntáis. Podéis hacer fotos, dibujar y observar, pero este lugar es peligroso y no quiero que os hagáis daño. ¿Entendido? Si algo extraño os llama la atención, me lo decís. Bien, volvamos al camión. Todavía os quiero enseñar otras zonas del pantano.




Ben los llevó a otra zona elevada del pantano. Accionó la palanca para dejar al descubierto el motor del camión.

Ben: Hijo, ¿quieres conducir este camión?
Wen: ¡Sí! 
Ben: Pues primero quiero que sepas cual es su funcionamiento y que debes tener en cuenta en caso de avería.
Wen: Papá...esto me aburre...
Ben: No todo en esta vida es diversión, Wen.
Sus: ¡Nosotras nos vamos a dar una vuelta!
Ben: ¡No os alejéis demasiado!
Duclack: ¡Descuide!


Al bajar una cuesta, Sus se encontró con una cueva oscura. 

Sus: ¡Mira, Duclack!
Duclack: ¡Una cueva!


Sus: ¿Que habrá ahí dentro?
Duclack: ¿Entramos?
Sus: Se lo deberíamos decir a mi padre, dice que...
Duclack: Sé lo que dice pero...Algún día seré pirata, la mejor pirata de todos los tiempos. Tendré mi propio barco con mi tripulación. Quiero demostrarme que soy valiente.
Sus: No sabemos que habrá ahí abajo...ten cuidado.
Duclack: No te preocupes. 


Duclack desapareció en el interior de la cueva y Sus quedó a la espera. Los minutos pasaban y Duclack no aparecía. Se estaba poniendo muy nerviosa.

Sus: ¿Duclack? ¿Estás bien?

No obtenía respuesta y su preocupación aumentaba por momentos. Se sentía culpable por no haber acompañado a su mejor amiga al interior de la cueva.

Sus: ¡Duclack! ¡Contesta! Oh no...¡Duclack, por favor! ¡Duclack!



Duclack: ¡Estoy bien!
Sus:¡Duclack!

Duclack salió de la cueva en perfecto estado. Sus se sintió muy aliviada y se tranquilizó.

Sus: ¡Que susto! Estaba a punto de ir a llamar a mi padre.
Duclack: Menos mal que no lo has hecho. Mira lo que he conseguido. 


Sus: ¿Que es eso? ¡Parece de oro!
Duclack: No lo sé pero es precioso. ¡Mi primer tesoro!
Sus: ¿Que había en esa cueva?
Duclack: Estaba muy oscuro y no se veía nada. He conseguido agarrar esto por casualidad. ¿Sabes qué? Se lo voy a regalar a Diamante.
Sus: ¡Buena idea! Le encanta el oro.
Ben: ¡Duclack, Sus! ¡¿Dónde estáis?! Venga, que nos vamos al agua.
Sus: ¡Es mi padre! Que no lo vea, guárdalo en tu mochila.
Duclack: ¡Buena idea!


Lo guardó en su mochila y salieron corriendo dirección al camión. No tenían intención de enseñar a Ben su descubrimiento.

Ben: ¿Dónde estabais?
Sus: Buscando animales.
Wen: Ellas se lo están pasando mejor que yo...
Ben: Te tengo preparada una sorpresa, ya verás. 


De las profundidades de esa cueva un ser que había permanecido oculto durante siglos, salió al exterior. Tenía unos enormes cuernos y unos ojos rojos como la sangre. Su cuerpo estaba compuesto de duras piedras. Era grande y fuerte y estaba muy enfadado. Las chicas habían dejado su olor en aquel lugar y estaba dispuesto a seguir el rastro para recuperar algo que le pertenecía.



Continuará...