miércoles, 31 de marzo de 2021

Celos - Capítulo 04: Veneno

Capítulo 04: Veneno 


A Walter le encantaba la química y experimentar. Solía montarse un pequeño laboratorio en su habitación. Quiso enseñarle a Dante alguno de sus experimentos. En el primero de ellos, una pequeña explosión le sorprendió. No ocurrió gran cosa, pero el humo y el líquido verde de la botella fascinaron a Dante. En otro de ellos, añadió un caramelo en un recipiente con un compuesto químico y el líquido se convirtió en una masa viscosa rosa. 

Dante: ¡Flipa! ¡Haz otra cosa!


Walter mezcló algunos líquidos e ingredientes que tenía y le enseñó a Dante el resultado. No había ocurrido nada. Parecía un simple recipiente con agua.

Dante: ¿Es agua?
Walter: Lo parece, ¿verdad?


Dante: Pues vaya un fiasco. Los otros son mejores.
Walter: Dante, esto es veneno.
Dante: ¿Veneno?
Walter: Sí. Lo vi en un vídeo en Internet. Busqué en algunos libros de la biblioteca y aquí está. Este veneno lo utilizaban los mafiosos para asesinar a sus enemigos sin dejar huella. No deja rastro en las autopsias. 
Dante: ¡Flipa! ¿Y cómo sabes si funciona?
Walter: Al mojar una hoja con el veneno. Si se pone amarilla, es que funciona.
Dante: Wow, eso da miedo.


Sabrina: ¡Y tanto que da miedo!
Walter: ¡Mamá! ¡Me estabas espiando!
Sabrina: De eso nada. Le estoy enseñando la casa a nuestros invitados. ¡Jugando con veneno! ¡Te he dicho mil veces que no hagas esas cosas! 
Walter: Pero mamá...
Sabrina: Es peligroso. A la próxima, te tiro todos esos cachivaches a la basura. Hijo, es muy peligroso. Ah, ya hablaremos de los sitios que te metes en Internet.  Ahora recoge todo esto. 
Walter: Vale...
Sabrina: El veneno lo dejas ahí, que yo lo vea. Ni se te ocurra tocarlo o estarás castigado de por vida. 


Sus: Es un cuarto precioso.
Sabrina: Siento el numerito. No me gusta que experimente con cosas tan peligrosas.
Duclack: Normal.
Sus: A mi también me daría miedo.


Duclack: Anda, si tiene la Playmobilstation 5. Mi Pradito anda loca por tener una.
Sabrina: Se la regalamos por su cumpleaños. 
Sus: Dante la quiere, pero es que es muy cara...
Nerea: Hay que tener un buen nivel adquisitivo para poder comprarla. 


Sabrina: Y esta de aquí, es mi habitación. Todavía quedan detalles que añadirle, pero poco a poco.
Sus: Es preciosa. Con balcón y todo.
Sabrina: Venid, os lo enseño.


Salieron al balcón y el olor a humedad y bosque los invadió. 

Sabrina: Da gusto salir y respirar este aire tan puro.
Nerea: Es lo mejor para la salud. Vivir en la ciudad, es lo peor.


Duclack: Vuestros vecinos están un poco lejos.
Sabrina: Ahí vive Lepoldo Belmonte y su familia.
Sus: ¿Ese no es político? Creo recordar que se presentó a la alcaldía de Clickópolis. 
Sabrina: Sí, está metido en la política.
Nerea: Tienes unos vecinos muy exclusivos, Sabrina.


Sabrina las llevó al cuarto de Anita. Sus y Duclack quedaron maravilladas con la cantidad de detallitos que tenía el cuarto.

Anita: Mamá, vamos a salir.
Sabrina: ¿Ahora? 

Anita solía mentir de forma habitual. Era toda una experta, así que Sabrina no se percató de que la estaba engañando.

Paula: Vamos a pasear por el centro y comprar chuches. 
Sabrina: Está bien, pero a la hora de cenar tienes que estar en casa.
Anita: Hasta luego.


Sus: ¡Cuidado con los coches! 
Suselle: Lo tendremos. 
Duclack: Pradito, ¿tienes dinero?
Pradito: Sí, tengo 5 cleuros.
Anita: Vamos chicas, que a este paso no saldremos nunca.
Paula: Las madres son tan pesadas...


Subieron al segundo piso. Sabrina les enseñó su antiguo dormitorio.

Sabrina: Este era nuestro dormitorio. De momento lo tenemos reservado para los invitados, y para mi padre, que vive de momento con nosotros. A lo mejor con el tiempo, lo convierto en otra cosa.
Sus: Pues es muy bonito.


Sabrina: Este es el cuarto de baño. En color verde y blanco. 
Duclack: Es muy luminoso y alegre.
Nerea: Es divino. 


Mientras tanto...

John: ¿Entonces ser pirata ya no es robar a otros barcos?
Diamante: Ahora nos dedicamos casi en exclusiva a buscar tesoros. Claro está, también nos defendemos de nuestros enemigos, que tenemos muchos. El mundo pirata es complejo.
John: Entiendo. Por eso se hizo ese acuerdo mundial para los piratas y medievales. Son otras normas y nos os podéis regir por las leyes de ciudad. Me parece bien. 
Diamante: ¿Y cómo es ser policía?
John: Es agotador, y en estos tiempos todavía más. Es mi vocación, algo que siempre quise hacer. A veces es muy gratificante, pues colaboras para que la ciudad prospere y la gente pueda vivir en paz, aunque otras veces...no lo es tanto.
Sebastián: ¿No temes por tu vida?
John: No suelo pensar en ello. Soy de la opinión de que si haces las cosas correctamente, no tienes de que preocuparte. Es cierto que el peligro siempre está ahí, nos enfrentamos cada día a conflictos y personajes muy complicados, pero es mejor no pensar en ello.


Sebastián: Hacéis una gran labor.
John: Gracias, Sebastián. Pero dejemos de hablar de mi. ¿Qué tal con Duclack? Se os ve muy felices.
Sebastián: No podría sentirme más afortunado. Es la clack de mi vida. Nunca pensé que podría ser tan feliz.
John: Eso se nota en la forma en la que os miráis. 
Diamante: ¿Y cómo vas con Sabrina? Espero que no te sienta mal, pero se las trae...
John: No te preocupes, no me sienta mal. Lo sé, es una clack de armas tomar. Quizás esa fue una de las razones que me enamoró de ella, lo imprevisible que es. Tiene algo especial que me fascina y me divierte. Es verdad que mete mucho la pata, pero ella es así. Ahora mismo está haciendo un esfuerzo por cambiar algunas actitudes. Creo que va por buen camino.
Sebastián: Es una clack rebelde, por todo lo que he ido escuchando. 
John: Sí, muy rebelde. Curioso que a un policía se enamore de una clack así, ¿verdad?


Leticia: Siento interrumpir. Traigo otra botella de ron para Diamante.
John: Pasa, Leticia. 
Diamante: Estoy seco.
John: Pues en breve no lo estarás. Leticia, ¿podrías llevarte a Mar y Bosco? He comprado unos peluches para ellos. Están en la salita de estar.


Leticia: Será un placer. Ahora los traigo. Tengo que ir a servir el té en la terraza. Venga, pequeños. Os voy a dar una cosa muy bonita.


John: Leticia es un encanto. No puedo estar más contento con ella.
Diamante: Nosotros tuvimos problemas con ella.
John: Lo sé. Llevé su caso. Créeme, ella es una gran clack y no tuvo nada que ver con lo que os ocurrió. Ese novio que tenía le amargaba la existencia. Ahora mismo, no podría prescindir de ella. 


Leticia regresó a los niños con sus padres y subió a la terraza para servir la merienda. Sabrina había preparado una mesa para cuatro. Dos sentadas en sillas y las otras dos en el sillón hamaca. 

Sabrina: Esta es la terraza. Os he preparado la merienda, espero que os guste.


Sus: ¡Wooow! Esta terraza es imprespionante.
Duclack: ¡Es una maravilla!


Se asomaron para ver las vistas. A esa altura, se veía todo el bosque, las montañas y la ciudad a lo lejos. El cielo azul y el sol brillante ayudaron a que las vistas fuesen todavía más espectaculares.

Sus: Es como estar en pleno bosque. ¡Allí puedo ver mi casa!


Sabrina: Aquí suelo pasar mucho tiempo. Me gusta tomar el sol y leer con el canto de los pájaros. Podéis venir todas las veces que os apetezca, os lo digo en serio. Podríamos quedar todos los viernes. Tomamos el sol y nos relajamos.
Sus: Eso sería estupendo.


Nerea: Son unas vistas privilegiadas. 
Duclack: ¡Mirad, un ciervo!
Sus: ¡Qué bonito! ¡Oh, ha salido corriendo!
Nerea: Tener animales como vecinos es lo más.


Sabrina: Se suelen ver muchos animales. Venga, chicas. Vamos a merendar. Quiero que probéis mis galletas. Las preparo yo. Están deliciosas y no hay quién se resista. 
Nerea: Doy fe. Le salen de rechupete. Encima de guapa, es una cocinera estupenda. Lo tienes todo, Sabrina.


Continuará...

 

sábado, 20 de marzo de 2021

Celos - Capítulo 03: Invitados

Capítulo 03

Invitados

Sus y Duclack estaban algo nerviosas. En breve entrarían en casa de Sabrina, algo hasta ese momento impensable. Olvidar todo lo ocurrido entre ellas  y empezar de cero era complicado, pero estaban dispuestas a intentarlo. Diamante y Sebastián junto a todos los niños las acompañaban. 

Sus: Es aquí.
Diamante: Menudo casoplón. 
Duclack: No pensaba que fuese tan grande.
Sebastián: Y la localización no puede ser mejor. Junto al bosque y sin vecinos.



Suselle y Pradito se habían arreglado para la ocasión. Suselle lucía su vestido azul preferido y Pradito uno rosa que le regaló Sebastián por su cumpleaños. Dante pasaba de esas cosas y vestía como siempre. Camiseta negra con el dibujo de una calavera y pantalones tejanos con unas deportivas. 

Pradito: Por fin vamos a ver la casa de Anita y Walter.
Suselle: Tengo ganas de ver el cuarto de Anita.
Dante: Yo quiero que Walter me enseñe su robot. 


Rex los escuchó hablar y fue a darles la bienvenida.

Suselle: ¡Es Rex!
Pradito: El perro policía. Es guapísimo.
Dante: Un pastor alemán. Mola un montón. Hola, guapo.


Duclack: Sus, ¿crees que hacemos bien aceptando la invitación?
Sus: No lo sé. Quiero pensar que sí, que es una Sabrina totalmente cambiada. Lleva semanas comportándose genial con nosotras.
Duclack: Es cierto, está muy cambiada. Bueno, le daremos un voto de confianza. La primera oportunidad se da, la segunda se gana y la tercera no existe. Esta es la segunda oportunidad...
Sus: Espero que no haya una tercera...


Diamante: Sebastián, ten cuidado con Sabrina.
Sebastián: Duclack me ha puesto en antecedentes. Ahora está casada con un policía, a lo mejor la influencia de su marido le ha hecho cambiar.
Diamante: Lo dudo mucho. Yo creo que está loca de remate, así que ten mil ojos.


Llamaron a la puerta y Leticia la abrió. Elvis salió a ladrarles, como solía hacer con todas las visitas.

Leticia: ¡Bienvenidos! Me alegra mucho veros.
Sus: Leticia, cuanto tiempo. Estás muy guapa.
Leticia: Que va. Vosotras si que estáis radiantes.
Duclack: ...
Sus: Gracias.
Leticia: ¡Oh, qué guapos están Mar y Bosco! Por favor, pasad.


Elvis: ¡Grrrrrrrrrrrr!
Diamante: Seguro que Sabrina le ha enseñado a hacer eso...
Leticia: Es muy territorial. Siento los ladridos. Elvis, deja a nuestros invitados en paz.
Sus: Con lo pequeño que es y el ruido que hace.
Diamante: Me está dejando sordo.


Sabrina: ¡Bienvenidos!

Entraron a la casa y fueron recibidos por Sabrina y John. Nerea observaba a los invitados con atención. No tardó en fijarse en Sebastián.

Nerea: Menudo maromazo.
Sabrina: Sus, me alegra tanto que estés aquí.
Sus: Tenía ganas de ver tu casa. Esta cocina es espectacular. Me encanta.
John: Bienvenidos. Hombre, Diamante. ¿Cómo estás?
Diamante: Muy bien. Tenéis una casa alucinante.
John: Gracias. Nuestro sudor nos ha costado. Venís con los renacuajos.
Diamante: Nos toca a los hombres cargar con ellos. Bosco cada día pesa más.
John: Está enorme. 


Sabrina: Atención, chicos. Nos vamos a dividir. Los hombres os iréis al despacho a hablar de vuestras cosas. La chacha Leticia os servirá lo que queráis. Las chicas conmigo, que os enseño la casa y merendamos juntas.
John: Sebastián, Diamante. Seguidme.


John los llevó al despacho y se sentaron en el sofá. Era una estancia agradable y cómoda.

John: ¿Queréis beber algo?
Diamante: Ron.
Sebastián: Un vino, si es posible. 
John: Sin problema. Dejad a los niños aquí. Con la moqueta estarán bien.


John: Vaya, veo que se llevan muy bien.
Diamante: Son inseparables. Tendrías que ver cuando los separamos.
Sebastián: Se ponen a llorar inmediatamente. 


Mientras tanto...

Sabrina: Pradito, Suselle. Mi Anita está en su cuarto, terminando su hora de estudio con su profesor Bruno. Está en el primer piso, por esas escaleras. Dante, Walter está en su cuarto, en la misma planta pero en la habitación del fondo. Luego mandaré a la chacha Leticia a que os sirva la merienda.
Suselle: No me gusta que la llames chacha...
Sabrina: Oh, no pasa nada. A ella le encanta que se lo diga.


En el cuarto de Anita...

Bruno seguía dándole clases a Anita. Sentados sobre la moqueta, todo parecía un juego, menos serio.

Bruno: ¿Has comprendido?
Anita: Sí, perfectamente. Es que te explicas tan bien...
Bruno: De eso nada. Eres una estudiante estupenda. Si te esfuerzas, te sacarás el curso sin problema.


En ese momento, llegaron Pradito y Suselle.

Anita: ¡Ya estáis aquí!
Suselle: Huy, ¿interrumpimos?
Bruno: No, ya hemos terminado. 


Anita: Ellas son mis amigas Pradito y Suselle. Chicas, os presento a Bruno, mi profesor de clases particulares.
Bruno: Me alegra conoceros. Anita habla muy bien de vosotras. Bueno, os dejo. Nos vemos el lunes, Anita.
Anita: ¡Hasta el lunes!


Suselle: Es muy guapo.
Anita: Cuando sea mayor de edad, me casaré con él. Es mi novio, aunque él no lo sabe.
Pradito: Tienes buen gusto.


Mientras tanto...

Sabrina: Esta es la sala de estar. Aquí vemos Netclicx y pasamos ratos en familia.
Sus: Me encanta la decoración en verde y blanco.
Duclack: Muy setentera. Preciosas las fotos de tu boda.
Sabrina: Gracias. 


Sabrina: Esta zona acristalada la utilizamos para relajarnos. Aquí leemos y hacemos ejercicio.
Sus: Es una pasada. Al ser todo cristaleras da mucha luz y puedes ver el bosque.
Duclack: Es una zona preciosa.
Nerea: Es algo exclusivo. Pocas casas lo tienen.


Sus: Es verdad.
Nerea: ¿Vosotras tenéis algo así?
Sus: No, aunque tengo un balcón con muy buenas vistas.
Nerea: Ya, pero no es lo mismo.


Bruno se marchaba. Al llegar a la cocina, se encontró con Leticia.

Leticia: ¿Te marchas?
Bruno: Sí, Anita tiene visita. 
Leticia: ¿Quieres tomar algo?
Bruno: No, gracias. Es mejor que me marche. Leticia, ¿todo bien?


Leticia: Sí, creo que sí. ¿Y tú?
Bruno: Regular. 
Leticia: Si necesitas hablar, aquí me tienes.
Bruno: Te lo agradezco, pero es mejor que piense en otras cosas. Hablar en estos momentos no me hace bien...
Leticia: Lo entiendo...


Una niña entró corriendo en la casa. Empujó a Bruno, que estaba saliendo. Tenía la edad de Anita. Llevaba gafas rosas, con forma de corazón y ropa muy fashion.

Paula: ¡Paso! ¡Voy con prisa!
Leticia: ¡Paula! ¡No puedes entrar de esa forma en la casa!
Paula: ¡Lo estoy haciendo!
Leticia: Esta niña no tiene remedio...


Pradito estaba mirando los cómics que Anita guardaba en una caja. Tenía ediciones raras de alguno de sus comics preferidos.

Pradito: ¡El número 25 de Cutreman! ¡El número especial de Megacerdo en la granja!
Anita: Me lo regaló mi padre.
Pradito: Tienes una buena colección.
Anita: Puedes llevarte los que quieras. Ya me los devolverás.
Pradito: ¡Gracias!


Pradito: ¡Tienes hámsteres! 

Anita tenía una gran caja con dos hámsteres en su interior. Era una caja espaciosa, junto a la ventana. Tenían la típica rueda para jugar. Uno de ellos corría en ella y el otro observaba a las niñas con curiosidad.

Anita: Son Manchitas y su marido Mofletes. 
Suselle: ¡Qué bonitos!
Pradito: Yo quiero tener uno de estos.


Paula: ¡Ya estoy aquí! 
Anita: ¡Paulaaaa! Por fin has llegado. Pensaba que no vendrías.
Paula: Mi madre, que si no termino los deberes, no me deja salir.


Anita: Mira, ellas son Suselle y Pradito. Chicas, ella es mi mejor amiga, Paula.
Paula: ¡Pradito! Tenía ganas de conocerte. ¿Es verdad que eres huérfana?
Pradito: No, tengo padres.
Paula: Ya, pero adoptivos. ¿Cómo es ser huérfana? Debe ser horrible. ¿Es verdad que tu padre era un pirata?


Suselle: Le haces sentir mal diciendo esas cosas. Ahora no es momento de hablar de eso. 
Pradito: No te preocupes, Suselle. Duclack y Sebastián son mis padres, no soy una huérfana. 
Paula: No te lo decía a malas, en serio. Ay, menuda amistad tenéis. En seguida has saltado a defenderla. ¿Sois mejores amigas?
Suselle: Sí.
Pradito: Somos como hermanas.
Paula: Igual que Anita y yo. Suselle, dicen que eres una empollona. ¿Podrías ayudarme con unos deberes que tengo? Te los puedo pasar por whatsaclick.
Suselle: ...


Anita: Claro, ella te ayudará. ¿Verdad, Suselle? Por cierto, tienes que contarnos eso que me dijiste ayer, Suselle. Dice que se encontraron una vidente. Le leyó la mano a su padre.
Suselle: Sí. Tiene una tienda muy misteriosa justo al lado del click kebab. Es una clack muy guapa y muy inteligente.
Paula: ¡Podríamos ir!
Suselle: Mi madre no quiere.
Paula: ¿Y nunca la desobedeces?
Suselle: Pues no.
Pradito: Suselle es muy responsable.
Paula: Pues eso tiene que cambiar. Iremos a ver a esa vidente.
Anita: ¡Sí! Que nos lea el futuro.


Mientras tanto, en el cuarto de Walter...

Walter: Ya está listo.
Dante: Flipante. 

Walter tenía un mando con el que controlaba un robot azul. Era casi igual de alto que ellos. Tenía ruedas y brazos. 

Dante: ¿Hace todo lo que le pidas?
Walter: Sí. Aunque lo tengo que controlar con el mando. Puede enviar mensajes de voz, llevar cosas a la cocina o recoger mi cuarto. Solamente se lo tengo que ordenar con este mando a distancia.
Dante: ¡Mola! Tengo una idea. Podríamos ordenarle que envíe un mensaje a las chicas...


El robot llegó al cuarto de Anita. Todas se callaron al verte entrar.

Pradito: ¿Eso que es?
Anita: Un robot.
Paula: Es de su hermano. Walter es un cerebrito. 
Robot: Tengo un mensaje de parte de Walter y Dante.
Suselle: Huy, sabe hablar.
Robot: Las niñas sois tontas y feas.
Paula: ¡Eh!


El robot salió rodando del cuarto. Anita lo perseguía enfadada.

Anita: ¡Grrrrrrr! ¡Walter! ¡Cualquier día tiro tu robot por la ventana!


El robot entró al cuarto de Walter y cerró la puerta. Dante y Walter se tiraban por el suelo de la risa.

Dante: ¡Jajaja! ¡Ha sido buenísimo!
Walter: ¡Jajaja! No suelo hacer estas cosas. No me gusta enfadar a mi hermana, tiene mucho carácter, pero tengo que reconocer que ha sido divertido. 


Continuará