miércoles, 25 de noviembre de 2020

Halloween 2020 - Capítulo 05 - Osos panda al horno

Suselle y Alicia se habían librado por los pelos de los lobos. Subían la fachada de la mansión en busca de una entrada. Suselle miraba abajo asustada.

Suselle: Está muy alto...

Alicia: No te caigas o estarás condenada.

            

Los lobos aullaban rabiosos al verlas escapar. Suselle se agarraba a las tejas con todas sus fuerzas para no caer.

Alicia: Venga, ya casi estamos...

Suselle: ¡Este lugar es horrible!

Desde lo más alto de la mansión podía ver todo lo que las rodeaba. Bosques extensos y tenebrosos, cementerios abandonados, un pueblo que parecía maldito, montañas con siniestras formas...



Finalmente consiguieron entrar por la chimenea.

Alicia: Por fin estamos dentro. Vamos, tenemos que buscar un lugar en el que escondernos.
Suselle: Espera, no me dejes sola...


Alicia: ¡Corre!
Suselle: ¡Un muerto!

En mitad del comedor encontraron un esqueleto de pie. Sus huesos eran blancos y brillantes. Llevaba un sombrero de copa roído sobre la cabeza.


Alicia: No nos hará daño.
Suselle: ¿Es bueno?
Alicia: No lo sé, pero lo he visto un par de veces y no reacciona en mi presencia.
Suselle: Mejor. Vamos, será mejor que nos escondamos cuanto antes.


Alicia: ¡Nos esconderemos arriba!


El ser fantástico al que temían entró en la casa. Al verle, Suselle gritó asustada. Las vio subir las escaleras como alma que lleva el diablo. 

Calabazo: ¡Habéis vuelto a entrar! Y yo buscando en la calle como un tonto...
Suselle: ¡Nos ha visto!
Alicia: ¡Corre!


Se escondieron en la buhardilla. Suselle miraba a los murciélagos que dormían allí. Se sentó en una esquina y pensó Dante, Pradito y sus amigos.

Suselle: Ayudadme, por favor...
Alicia: Maldita sea, creo que sabe dónde estamos...


Calabazo: ¡Os pillé!


Mientras tanto...

Lucy: Busquemos algo para romper el tablero del juego.
Dante: En la cocina tiene que haber algo.
Lucy: Vamos.


Pradito: Dante, quédate aquí con Anita. Iremos Walter y yo.
Dante: ¿Estás segura?
Pradito: Si ocurre algo malo, abres la puerta y cierras cuando entremos.
Dante: Está bien. Tened cuidado.
Walter: Cuida de mi hermana.
Anita: Ya me cuido yo solita, hermanito.


Bajaron las escaleras hasta el primer piso. Encontraron a Adolfina trasteando con el horno.

Pradito: ¡Adolfina!¡Necesitamos ayuda!
Walter: ¡Necesitamos algo para romper este juego!


Adolfina estaba de espaldas y cuando se dio la vuelta, pudieron ver su terrorífico rostro. Tenía el rostro pálido, ojos rojos y unos enormes colmillos.

Adolfina: Llegáis justo para la cena. Estoy preparando osos panda al horno.

Pancho y Peky estaban en el interior del horno. Los dos muertos y asados.

Pradito: ¡Noooo! ¡Los has matado!
Walter: ¡Es una vampiresa!


Adolfina: No os preocupéis, hay comida para todos. Luego meteré a esos dos al horno.

Pandy y Pinky estaban muertos en el suelo de la cocina.

Pradito: ¡Pandy! ¡Nooo!
Walter: ¡Tenemos que salir de aquí!


Lucy: ¿Tenéis prisa? Yo quiero quedarme a comer...
Pradito: ¿Te has vuelto loca?
Lucy: Es de muy mala educación rechazar de esa forma la comida.


Lucy enseñó sus dos enormes colmillos. Sonrió satisfecha.

Walter: ¡Nos has engañado! ¡Mentirosa!
Pradito: Eres una vampiresa. Sabía que no eras de fiar...
Lucy: Ahora destruiremos el juego para que nunca más tenga que volver a estar encerrada.
Walter: ¿Y Suselle? ¡Dijiste que nos ayudarías!
Lucy: Ella quedará atrapada en el juego para la eternidad.


Pradito saltó y le propinó una patada en la pierna a Lucy.

Pradito: ¡Patada chino Juan!

Agarró el juego y salió corriendo escaleras arriba. Walter la seguía, pero Lucy lo agarró sin que pudiese escapar.

Walter: ¡Suéltame! ¡Socorro!


Pradito llamó a la puerta para que Dante le abriese.

Pradito: ¡Dante! ¡Abre la puerta!


Sus escuchó los ruidos y salió de la habitación para averiguar lo que estaba ocurriendo.

Sus: ¿Pradito? ¿Se puede saber a que vienen esos golpes?
Pradito: ¡Hay vampiros en la casa!
Sus: ¿Vampiros? Chicos, podéis jugar todo lo que queráis pero sin hacer tanto ruido. Vais a despertar a Bosco y ya es muy tarde...


Pradito la agarró de la mano y la empujó al interior de la habitación. Sus pudo ver un hombre con aspecto extraño pero encantador que se dirigía hacia ellas.

Sus: ¿Quién es ese?
Pradito: ¡No hay tiempo de explicaciones!


Dante cerró la puerta antes de que el vampiro las atrapase.

Dante: ¡Mamá!
Sus: ¿Ese era Diamante? Estáis empeñados en asustarme...
Dante: Ese no era papá.
Pradito: ¡Es un vampiro!
Sus: Vale, os seguiré la corriente.


El vampiro intentaba abrir la puerta, pero estaba cerrada por el otro lado. Diamante salió de su cuarto para ver lo que estaba ocurriendo.

Diamante: ¿Hola? ¿Eh? ¿Quién es usted?


El vampiro se dio la vuelta y enseñó los colmillos a Diamante.

Vampiro: Monsieur.
Diamante: ¡Ahhhhhhh!


Diamante cerró la puerta de la habitación y se encerró dentro.

Diamante: ¡¡Es un vampiro!! ¡¡Odio los vampiros!!


Lucy: ¿A mi también me odias?
Diamante: ¿Quién eres tú?

Lucy estaba sentada en la cama, mirando a Diamante fijamente.

Lucy: Me llamo Lucy, y tengo hambre...
Diamante: Ah...
Lucy: Por favor, ven a la cama. Túmbate conmigo y dame calor.
Diamante: Vale.


Diamante se tumbó sin rechistar.  Los ojos de Lucy no le dejaban pensar con claridad. Deseaba tumbarse con ella y cumplir todos sus deseos.

Lucy: Buen chico. Oh, eres un click fuerte y musculoso. ¿Puedo tocarte?
Diamante: Sí, tócame.
Lucy: Sí, definitivamente estás delicioso. ¿Puedo morderte?


Diamante: Claro, puedes hacer conmigo lo que quieras.
Lucy: Oh, eres todo un caballero.

Lucy mordió a Diamante en el cuello y sació toda su sed.


Continuará...

lunes, 16 de noviembre de 2020

Halloween 2020 - Capítulo 04 - Sale de noche

Alicia intentaba proteger a Suselle de cualquier peligro. Estando junto a ella, se sentía más valiente. El tiempo que estuvo sola por la casa, era casi incapaz de dar un paso. Bajaron a la planta baja para intentar encontrar un lugar seguro en el que esconderse.

Suselle: ¿Y si salimos a la calle? Así podremos pedir ayuda.

Alicia: Ya lo hice y casi no lo cuento. Aquí dentro estamos más seguras. Es como si estuviésemos en el país de las pesadillas y los monstruos...



Se detuvieron frente a un mueble repleto de libros y objetos muy viejos y polvorientos. Suselle tenía mucho miedo y no podía reprimir las lágrimas.

Alicia: No llores. Conseguiremos salir de aquí.
Suselle: ¿Cómo?
Alicia: Si tus amigos siguen jugando, quizás terminen el juego y podamos volver.


Calabazo: ¡Estáis aquí!

El magnífico y atractivo ser las descubrió. Solía encontrarse con niños perdidos por la mansión de vez en cuando. Algunas veces le eran de gran utilidad. Los vendía a las brujas, los utilizaba como mascotas, los cocinaba o incluso los esclavizaba. Todo eso si los consideraba buenas piezas. Si estaban secos y tenían mal aspecto, directamente acababa con su desgraciada existencia.

Alicia: ¡Nos ha descubierto!
Suselle: ¡Socorro!
Calabazo: Sois dos buenos ejemplares. Estoy seguro que las brujas estarán interesadas en vosotras.


Suselle tocó por accidente un candelabro y el mueble se movió. La pared dio media vuelta y desaparecieron.

Calabazo: ¡Maldición! Han escapado.


Calabazo: Han ido a parar al pasadizo secreto. La única salida da al exterior...pobres niñas, ahí fuera no sobrevivirán. Si no las devoran los lobos, lo harán los zombies. Aunque quizás las atrapen los espíritus malignos o los demonios...


Alicia y Suselle caminaron por un estrecho pasillo hasta llegar a un hueco que daba al exterior. Estaba cubierto de maleza, por lo que tuvieron que apartarla para poder asomarse. Una espesa niebla lo invadía todo. Árboles secos, murmullos, gritos y el sonido del gélido viento es lo que pudieron ver al asomarse. Por si todo esto fuese poco, una tormenta se aproximaba entre rayos y truenos.

Suselle: ¿Y ahora que hacemos? No podemos salir ahí fuera...

Escucharon pasos que se dirigían hacia ellas. Miraron al oscuro y estrecho pasillo por el que habían pasado. Un gemido aterrador las puso en alerta.

Alicia: Alguien viene. Debemos salir cuando antes.


Salieron al exterior. Hacía frío y los truenos se escuchaban cada vez más cerca.

Suselle: ¿A dónde vamos?
Alicia: Tenemos que entrar en la casa.
Suselle: ¡No quiero entrar ahí! Ese ser nos atrapará...
Alicia: Es mejor que lo que nos pueda ocurrir aquí fuera...


Dos espíritus salieron tras unos árboles. Eran dos mujeres adultas, de pelo cano. Sus ojos estaban inyectados en sangre. Estaban enfadadas, muy enfadadas. Sus largos vestidos estaban sucios. Un haz de luz roja las envolvía.

Espíritu maligno: Niñas, venid con nosotras. Atormentaremos vuestras almas toda la eternidad.
Suselle: ¡Son espíritus!
Alicia: ¡Corre!


Espíritu maligno: ¡No huyáis, niñas! ¡El inframundo os espera!


Corrieron a toda prisa. Los espíritus las perseguían, aunque a paso lento. Una manada de lobos las vieron correr. Eran lobos grandes y fuertes. Sus ojos rojos brillaban en la oscuridad de la noche.

Suselle: ¡Lobos!


Alicia se subió a un cubo de basura situado junto a la fachada de la mansión.

Alicia: ¡Debemos subir al tejado! ¡Rápido, Suselle!
Suselle: ¡Vienen a por nosotras!


Los lobos enseñaban sus colmillos y se relamían el imaginar lo bien que sabría la carne de sus presas. Alicia consiguió llegar al tejadillo de la puerta y alargó su brazo para ayudar a Suselle.

Alicia: ¡Agarra mi mano!
Suselle: ¡No llego!


Consiguió agarrar la mano de Alicia y subir justo antes de ser atrapada. Los lobos saltaban furiosos al ver a las niñas a salvo.

Suselle: ¡Casi no lo cuento! ¡Fuera de aquí, pesados!
Alicia: Tenemos que seguir subiendo. Entraremos a la casa por una pequeña ventana que hay allí arriba.


Mientras, en casa de Sus y Diamante...

Fantasma: ¡Buuuuuuuh!
Sus: ¡Ahhh!
Dante: ¡Mamá!


Dante y Pradito entraron en el cuarto de sus padres al escuchar los gritos. Sus dejó de gritar y los niños descubrieron que se trataba de Diamante disfrazado de fantasama.

Sus: ¡Diamante! Menudo susto me has dado.
Diamante: Vaya, hoy es mi día. Consigo asustar a todo el mundo.
Sus: Casi me da algo. Mira, has asustado a los niños.


Sus: ¿Estáis bien? No os preocupéis, ha sido papá haciendo el indio.
Dante: Sí, pero es que hay fantasmas de verdad en la casa.
Sus: Cariño, los fantasmas no existen.
Pradito: Sí que existen.
Sus:  ¿No pensaréis eso por el juego de mesa? Ahora mismo lo vuelvo a tirar a la basura.
Dante: ¡No! Solamente estamos jugando. Vamos, Pradito. Ya sabemos que los fantasmas no existen...


Salieron del cuarto de Sus y Diamante. Entraron en la habitación del piano. Allí los esperaban Anita y Walter.

Anita: ¿Y bien?
Pradito: Falsa alarma. Tenemos que jugar antes de que sea demasiado tarde.
Dante: Cerremos la puerta para que no entren los fantasmas.


Colocaron el juego sobre la mesita frente al sofá. Se miraron asustados, temerosos de seguir jugando.

Dante: "Sale de noche y duerme de día. La sangre le da alegría".
Anita: ¡Un drácula!
Walter: A lo mejor es un mosquito.
Anita: Anda ya.
Dante: Puede que sea un vampiro como los de Crepúsculo.
Anita: ¿Un vampiro patético?
Pradito: Sea lo que sea, seguro que no es amigable...


Unos golpes los asustaron. Una chica de pelo largo y rubio, con ojos penetrantes y un precioso vestido blanco golpeaba la puerta del balcón.

Anita: ¡Una vampiresa!
Dante: Parece asustada...
Desconocida: ¡Socorro! ¡Tenéis que ayudarme! ¡Viene a por mi!
Walter: Tenemos que ayudarla...
Pradito: Yo no me fiaría...
Desconocida: ¡Por favor, no quiero morir!
Walter: ¡Abre la puerta!


Dante abrió la puerta. La chica los miró asustada, pero no entraba.

Desconocida: No sois vampiros, ¿no?
Pradito: No.
Desconocida: ¿Puedo entrar? Me persigue un vampiro. Llevo mucho tiempo huyendo de él...
Dante: Puedes pasar.
Desconocida: Gracias...


Entró y cerró la puerta. Miró al exterior, buscando a su perseguidor.

Anita: ¿Te persigue un vampiro?
Desconocida: Sí...
Dante: Aquí estarás segura.
Desconocida: Me llamo Lucy. Ese vampiro no me deja en paz. Os doy las gracias por dejarme entrar. Quizás le haya despistado.
Pradito: ¿Cómo has aparecido en el balcón? ¿Puedes volar?
Lucy: Ya me gustaría. Es por un juego de mesa. Alguien estará jugando y me ha traído de vuelta. Hace años quedé atrapada y desde entonces, vivo entre dos mundos.
Walter: ¿Te refieres a Playterror?


 Miró sorprendida al juego.

Lucy: ¡Es el juego!
Walter: Estamos jugando.
Lucy: ¡Es muy peligroso! Tenemos que destruirlo.
Dante: ¡Imposible! Tenemos que rescatar a mi hermana. Se la tragó el juego...
Lucy: Si lo destruimos, la salvaremos.
Pradito: No podemos arriesgarnos.
Lucy:  Si seguís jugando, moriréis todos. Destruir el juego es la única forma de que os la devuelva y podáis sobrevivir.


Mientras tanto, Adolfina se preparaba para cortar una calabaza.

Adolfina: La dejaré preparada para mañana. Los niños se llevarán una sorpresa cuando despierten.

Un vampiro vestido muy elegante de negro con una capa roja la observaba desde el balcón. Se tocaba su largo bigote y se humedecía los labios.

Vampiro: Disculpe.


Adolfina brincó del susto. Miró al vampiro y en seguida, cayó presa de su encanto. Jamás había visto ser más hermoso.

Vampiro: Disculpe, mademoiselle. ¿Podría invitarme a entrar? Estoy hambriento y ando falto de compañía.
Adolfina: Por supuesto. Pase caballero...


Continuará...