jueves, 16 de enero de 2014

La guerra de SAM: Capítulo 6: El pacto

Selena anduvo perdida por las calles de la ciudad. Desorientada por completo, caminaba sin rumbo fijo bajo la mirada de los viandantes. Su forma de vestir llamaba la atención de todo el mundo y no pasaba desapercibida. Se sentía agotada, no tenía más fuerzas para segur caminando. Se escondió en una callejuela y allí lloró largo y tendido. Pensaba en Pez y toda la gente a la que quería, estaban todos muertos. Necesitaba un lugar seguro en el que descansar, así que al final se decidió. En una zona de casas residenciales se coló en una.


Entró por la zona del jardín. La casa era muy elegante y los muebles victorianos, preciosos. Selena no podía dejar de mirar todos aquellos lujos.

Selena: Es todo muy hermoso...


Tan distraída estaba por la decoración y los muebles de aquella mansión que no se  percató de la presencia del perro hasta que lo tuvo casi encima. El animal estaba tumbado. De pelo negro en la parte superior y blanco en la baja y pequeñas manchas marrones en las patas y hocico. Era un perro grande, así que Selena se asustó. 

Selena: Hola, amigo...

El perro la miró impasible, pero luego pareció reaccionar. Comenzó con un sutil gruñido pero en seguida aumentó de intensidad.

Selena: No quiero hacerte daño, por favor...guarda silencio.

El gruñido se convirtió en un ladrido. Se puso a cuatro patas y comenzó a ladrar. No parecía estar enfadado, más bien excitado. 

Perro: ¡Guau guau!
Selena: ¡Shhhh! No ladres, te lo ruego.



No estaba sola. Escuchó una voz procedente de otra estancia de la mansión.

Celeste: ¿Max? ¿Que te ocurre?

Asustada, fue a esconderse rápidamente tras unos muebles. Max, así supuso que se llamaba el perro, seguía ladrando y moviendo la cola. Rezó para que no la siguiese. Cuando la propietaria de esa voz apareció, el perro se calmó, aunque seguía moviendo la cola.

Celeste: ¿Otra vez ladrando a las moscas?
Max: ¡Buuguaaf!

Parecía que el animal había contestado con ese extraño y desganado ladrido. La mujer sonrió al escucharlo. Era una chica joven, de unos 23 años. Tenía el pelo color rojo intenso, largo y recogido en una coleta. Llevaba unas gafas de vista y un uniforme de trabajo color azul. 

Celeste: Siempre protestando, Max.


Se acercó al perro y lo acarició. El animal agradeció a Celeste sus caricias moviendo la cola y lamiendo si mano.

Celeste: Para, que me haces cosquillas. ¡Pero que guapo eres!
Max: ¡Guau!

Selena observaba la escena desde su escondite. Temía que animal fuese a buscarla. De pronto, se escucharon voces. Alguien estaba entrando en la casa.


Celeste fue a la puerta principal dónde se encontraba la cocina. Selena aprovechó el momento y subió las escaleras que daban acceso al primer piso.

Celeste: Os estaba esperando.
Sharon: Hola, Celeste. ¡Hola, Max!

Una mujer rubia, de pelo largo y alta entró en la casa acompañada de un niño y una niña. Celeste trabajaba para ellos. Allí vivía Sharon y su hijo Willy. El marido murió hacía ya muchos años en un accidente de coche. Ella tenía la tez blanca, pero su hijo Willy era moreno, como su padre. Sharon tenía 47 años, pero se conservaba muy bien.

Willy: ¡Max!
Max: ¡Guau! ¡Guau!
Candy: ¡Hola guapo!

Willy se llevaba muy bien con su compañera de clase, Candy. Era su mejor amiga. Jugaban siempre juntos en la hora del recreo junto a sus amigos Renzo, Jorgito y Junior. Ese día la invitó a comer en su casa.



Willy acarició a Max y luego lo abrazó. Candy le sustituyó cuando Willy se cansó de los lametones del perro.

Candy: ¡Es tan mono!


Celeste: La comida se enfriará. 
Willy: ¿Que hay para comer?
Celeste: Hamburguesas y sopa de calabaza.
Candy: ¡Que rico!
Sharon: Antes lavaros las manos.
Willy: Que sí, mamá. Que pesada. 
Max: ¡Guau guau!

Max corrió hasta las escaleras y ladró mirando al primer piso.

Sharon: ¡Max! ¿Que le pasa?
Celeste: Lo de siempre, ladrando al viento.


Sharon subió al primer piso. Se miró en el espejo del cuarto de baño y subió las escaleras para acceder al segundo piso. Allí estaba su habitación. Necesitaba descansar un rato. Era ministra de medio ambiente. Aunque le gustaba su trabajo, debido a la crisis tenía que desempeñar trabajos que no le correspondían. El Presidente era un tipo corrupto y aunque a ella no le gustaba, no tenía más remedio que aguantar.


Selena se encontraba en la habitación de Willy. Era una alcoba muy bonita, llena de vida y color. Los muebles eran azules y una gran alfombra de colores adornaba el suelo. El escritorio estaba repleto de libros, bolígrafos, juguetes y papeles. Estaba tan agotada que se le pasó por la cabeza tumbarse sobre la alfombra y dormir. Aunque la idea le tentaba, sabía que no podía correr el riesgo. Debía marcharse de esa casa...por muy agotada que se sintiese, aquel lugar no era seguro. A pesar de ello, no pudo evitar darse un respiro. Observó los detalles de aquella habitación sentada en la alfombra. 


Cuando se disponía a salir, escuchó a los niños correr hacia la habitación. Asustada, se escondió tras el armario para no ser vista.

Willy: ¡Que lenta eres!
Candy: ¡Es que haces trampas!


Los niños sacaron libros de sus mochilas y se sentaron en el suelo para hacer los deberes.

Willy: ¡Que asco! No entiendo nada sobre el tema quince...
Candy: A mi también me cuesta...y el viernes es el examen.
Willy: No puedo catear esta asignatura, mi madre me mata.
Candy: Mis padres también. Me prometieron que si aprobaba todo, me regalarían un Clickphone.
Willy: ¡Que suerte!


Pasada media hora, Willy ya no podía más. Se tumbó en el suelo con la cabeza entre los libros. 

Willy: ¡No puedo más! Podríamos jugar un rato, ¡te tengo que enseñar el nuevo muñeco que me compró mi abuelo.
Candy: Lo siento, pero tengo que irme ya...
Willy: ¿Ya? ¡Que pronto!
Candy: Tengo clase de piano, hoy es miércoles, ¿recuerdas?
Willy: Que rabia...


Candy: Mañana estaré libre. Podríamos quedar para estudiar y luego jugamos.
Willy: Vale.
Candy: Dale las gracias a tu madre por la comida, estaba todo muy bueno.
Willy: Hasta mañana.
Candy: ¡Adiós!

A Willy le gustaba mucho Candy. Aunque nunca se lo había dicho a nadie. Su pelo rubio, su piel morena y sus ojos marrones le hacían para él la niña más guapa del mundo.


No tenía ganas de seguir estudiando, así que se conectó a Internet. Entró en Faceclick y actualizó su estado "odio el tema quince, ¡es un aburrimiento total!". Luego pulsó doble click sobre el juego "Piratas de tormenta" y se puso a jugar. 

Selena: ¡Achís!


Aunque Selena intentó mantenerse totalmente inmóvil, no consiguió reprimir el estornudo. Se puso la mano en la boca y cerró los ojos. Willy pulsó pausa en el juego y se levantó de su asiento.

Willy: Hola...¿Quién anda ahí?


Supo que la descubriría, así que salió de su escondite. Willy la miró asombrado.

Selena: Hola...siento esta intromisión a su intimidad.
Willy: ¡¿Quién eres?! 
Selena: No deseo haceros daño, pequeño. Soy inofensiva.
Willy: ¡Celeste! ¡Socorro!


En el ayuntamiento...

SAM y el Gremilin se dirigían al ayuntamieto. La gran casa click, que era la residencia del Presidente del gobierno estaba en restauración, así que Robador (el Presidente de Wensuland), trabajaba en el ayuntamiento de Wensuland city. SAM quería hablar con él, proponer le un pacto. 



La entrada principal daba acceso a una sala de espera. Allí, habían varias sillas y una mesa con diversas revistas para hacer más llevadera la espera. También disponía de una mesa con ordenador en el que una secretaria tecleaba sin parar y sin apartar la mirada de la pantalla. Esperando, habían dos personas. Una mujer mayor (Vicenta) y una chica joven de aspecto gótico (Victoria) esperaban pacientes su turno. Cuando vieron entrar a SAM y al Gremilin, no pudieron evitar sorprenderse. A Vicenta SAM le llamó la atención, le pareció un hombre atractivo, aunque extraño. Victoria en seguida escribió por whatsapp a su novio "estoy flipando, que tipos tan extraños han entrado al ayuntamiento".

La secretaria, una mujer de color, con pelo a lo afro y mini falda seguía a lo suyo sin despegar los ojos de la pantalla.



SAM se acercó a la secretaria. Tosió para llamar su atención, pero esta seguía a lo suyo.

Zoe: ¿Tiene concertada visita?
SAM: No.
Zoe: Llame al número que viene en la página web oficial del ayuntamiento y se le asignará día y hora.
SAM: Deseo hablar con el Presidente.
Zoe: Eso es imposible, caballero. Para ello debería concertar día y hora, pero nuestro Presidente es un hombre ocupado, para ello debería concertar cita con una de sus secretarias y exponer cual es el motivo por el que desea ver a nuestro Presidente.

A pesar de estar hablando con SAM, la secretaria no le dirigió ni una sola mirada. Seguía tecleando y observando la pantalla de su ordenador.

SAM: No lo comprende. Tiene que ser ahora.
Zoe: Señor, eso es imposible.



SAM miró al Gremilin y con un gesto le indicó que lo siguiese. Cuando la secretaria vio que SAM entraba junto al Gremilin, despegó los ojos de la pantalla y se levantó. 

Zoe: ¿¡Que hace?! ¡No puede pasar!
Vicenta: ¡Oiga! ¡Espere como todo el mundo! ¡Haberse visto el morro!



SAM se dio media vuelta y miró fijamente a los ojos de Zoe. Le transmitió miedo, terror, angustia. Sentía que se mareaba, así que se apoyó en su escritorio. Tenía miedo, muchísimo miedo. Estaba paralizada, sentía que en cualquier momento el suelo se abriría y caería en un oscuro abismo.

SAM: ¿Decía?
Zoe: Puede pasar...
Vicenta: ¡Me cachis en la mar salá! ¡Oiga! ¡Yo llevo esperando ya una hora!


En el despacho del Presidente se respiraba tranquilidad. Rudy era la secretaria personal del Presidente. Tonta como ella sola, la contrató solo por su aspecto físico. Estaba sentada en el suelo, bebiendo champán y contando billetes inútilmente, ya que se perdía cada dos por tres.

Rudy: Veintiuno, veintidós, veintidiez, catorce...
Robador: ¿Por cuanto vas ya, nena?
Rudy: Por...muchos dineros, ¡yo diría que más de diez cleuros hay aquí!


El presidente estaba tumbado en su sillón rojo de masaje. Con tan solo pulsar un botón, el sillón se ponía en marcha y proporcionaba un masaje relajante, desde los pies hasta la cabeza. Mientras disfrutaba del masaje, bebía champán del más caro y observaba el cuerpo de su secretaria. 


Rudy: ¡Que digo diez cleuros! ¡Más de veinte! Aunque a lo mejor no llega...¡No sé! Yo quiero un billete de estos...en los que pone un uno y dos ceros.
Robador: Te regalo el que tiene un uno y un cero, que tiene más valor. Eso sí, me tienes que dar algo a cambio...
Rudy: ¡Viva! No sé...¿que puede ser? 
Robador: Uno de tus bailes sensuales, por ejemplo.
Rudy: ¡Otro! Vale, aunque ya lleva tres hoy.


Rudy se puso a bailar encima del Presidente. Sus bailes sensuales ponían a Robador como una moto.

Robador: Me gusta esa minifalda rosa, pero...¿No las hay más cortitas? Ya sabes que soy muy estricto para los uniformes de trabajo...
Rudy: ¡Mañana me compraré otra! ¿Le gusta mi baile?
Robador: ¡Sí! ¡Sigue bailando! ¡Así muñeca!


SAM y Gremilin irrumpieron en el despacho del Presidente. Rudy se levantó de las piernas de Robador.

Rudy: ¿Quienes son estos?
Robador: ¡¿Que hacen aquí?! ¡No tienen derecho a entrar a mi despacho sin permiso! ¡Fuera!
SAM: Desearía hablar con usted, señor Presidente.
Robador: ¿Quién es usted? ¡Zoe!


Zoe: Señor Presidente, no pude impedir que entraran...
Robador: ¡Llama a seguridad! ¡Recoge todo el dinero!

Robador disfrutaba contemplando los fajotes de billetes de sus malversaciones de dinero público, tráfico de influencias y todo tipo de trapicheos al margen de la ley. 

Zoe: Ahora mismo, Presidente. Rudy, ayúdame.
Rudy: ¡Voy!
Robador: ¡De prisa! Este dinero es para...el alumbrado de algunas calles de la ciudad...ya sabe, todo por la comodidad de los ciudadanos...

Temía que SAM contase lo que había visto en su despacho. Montones de billetes apilados en el suelo mientras bebía champán junto a una chica ligera de ropa...su popularidad caería todavía más en picado.

SAM: Concédame unos minutos y guardaré silencio sobre lo que he visto.
Robador: Está bien, pero sea rápido. Tengo muchas cosas que hacer...



Robador tomó asiento y SAM hizo lo mismo. Le ofreció a SAM una copa de champán, pero declinó la invitación.

Robador: Y bien, ¿que desea? ¿Es usted el representante de alguna secta o religión? Le advierto que sobre esos temas no entiendo nada...
SAM: Señor Presidente. Deseo gobernar Wensuland.
Robador: ¿Cómo dice? ¿Es una broma?
SAM: No lo es. Le hablo con total sinceridad.
Robador: ¿Y que quiere que haga yo? ¡Preséntese a las próximas elecciones! ¿Sólo quería eso?
SAM: Le ofrezco un pacto.
Robador: ¿Un pacto?
SAM: Usted será un mero títere. Dejaré que siga disfrutando de clacks, dinero corrupto y todo tipo de lujos. Mientras, yo seré el que realmente gobierne en la sombra...hasta el día que consiga ser señor absoluto de Wensuland.
Robador: ¿Está loco? ¡No dice más que tonterías!


SAM: En ese momento, dejaré que sea uno de mis files seguidores. Quién sabe, quizás le regale algunas tierras para que pueda seguir delinquiendo. 
Robador: Vamos a ver, señor...
SAM: SAM.
Robador: SAM. ¿Me quiere tomar el pelo? Esto no es ningún pacto ni nada que se le parezca. Llamaré a seguridad, está usted totalmente loco.
SAM: Todavía no me ha dado la oportunidad de explicarle en que consiste el pacto.
Robador: A ver...venga, diga la primera tontería que se le pase por la cabeza y déjeme en paz.


SAM: Si usted acepta, le perdonaré la vida.
Robador: ¡Basta ya! ¡Nadie viene a mi despacho a amenazarme! ¡Le voy a denunciar! ¡Seguridad!
SAM: ¡Nadie puede oírle! Asesino, usted mató a aquella pobre mujer, la señora Matilde.
Robador: ¿Que? ¡Eso es incierto!
SAM: La empujó para salvarse. Aquella pobre mujer, madre de una pobre muchacha...murió en aquel incendio por su culpa. También empujó a su mujer por el balcón, ¡deseaba librarse de ella!
Robador: ¡Falso! ¡Quiero que se largue de aquí ahora mismo! ¡Seguridad!
SAM: ¡Ha rechazado pactar conmigo, señor Presidente! ¡La muerte caerá sobre usted con gran dolor y sufrimiento!
Robador: ¡Que alguien me ayude!
SAM: ¡Es usted un corrupto, un sucio político que solo piensa en sus propios intereses! 


SAM: ¡Insatalum! ¡Dadaumba tircara! ¡Seres malignos perdidos en el olvido! ¡Salid del oscuro abismo y llevaos con vosotros a este humano pecador! ¡Que pague con su vida sus pecados!

Los mismos seres que atormentaron al padre Benito, salieron de todas partes. Alzaban sus brazos oscuros hacia Robador, que subido en su silla de escritorio lloraba aterrorizado.

Robador: ¡Socorro!
SAM: Su vida llega a su fin, señor Presidente corrupto y asesino, ¿unas últimas palabras?
Robador: ¡No quiero morir! ¡Por favor!



Los seres agarraron al Presidente y lo inmovilizaron. Lloraba desesperado rogando una segunda oportunidad.

Robador: ¡No quiero morir! ¡Quiero pactar! ¡Quiero pactar!
SAM: ¡Sabia decisión! Podrá seguir con vida y con sus ridículos vicios. Mientras, yo obtendré lo que llevo tanto tiempo ansiando.
Robador: Lo que usted quiera, pero no me mate...
SAM: No tema por su vida, ahora somos socios. Hará todo lo que yo le diga.
Robador: ¡No volveré a hacer daño a nadie, lo prometo!
SAM: He jugado con su primitiva conciencia...reconozco que es casi inexistente. No se preocupe, puede seguir haciendo lo que quiera. Aunque lo oculte a los demás, a mi no intente engañarme. No soporto la hipocresía. En estos tiempos parece que abunda mucho más que antes.


Gremilin se tiró al suelo. Sufría compulsiones y gritaba. Robador lo miró sudando. Estaba a punto de desmayarse.

Robador: ¿Que le ocurre a...eso?
SAM: ¡Es usted afortunado, señor Presidente! Mi querido Gremilin se está transformando, ¡está adquiriendo su forma original! Podrá ser testigo de un momento irrepetible.



Los rasgos que aún guardaba con el niño desaparecieron. Le creció una larga barba negra. La ropa moderna de niño dio paso a un traje largo y negro. Un sombrero apareció sobre la cabeza de Gremilin.

SAM: ¡Bienvenido querido amigo!
Robador: Dios mío, ¿que es eso?
SAM: Olvídese de Dios. ¿No tiene más champán? ¡Esto merece ser celebrado por todo lo alto!




Mientras, Sharon trabajaba en su despacho. Estaba atendiendo a Victoria. A pesar de lo que muchos pudiesen pensar por su aspecto, Victoria era una gran defensora de los animales y la naturaleza. Fue a hablar con Sharon para quejarse sobre dos perreras que no cumplían con los requisitos mínimos para el bienestar de los animales.

Victoria: ...y las jaulas son muy pequeñas. Rafael y yo hicimos muchas fotos, ¿lo ve?

Victoria había traído un pendrive con las fotos. Sharon las estaba examinando para hacer un informe.

Sharon: ¿No denunciaste esto en comisaría?
Victoria: Sí, pero no han hecho nada... No es digno que traten así a los animales, ¡tienen sus derechos!
Sharon:  No se preocupe, con este informe haré que se muevan. A veces necesitan que les motiven. 
Victoria: Espero que tenga razón.


Sharon: ¿Vive usted en Clisandia?
Victoria: Sí, en Ricachuela.
Sharon: Suelo ir mucho por allí, me encanta. Pues Victoria, es usted una ciudadana ejemplar. El informe está hecho y se lo haré llegar a la policía para que abran una investigación.
Victoria: Gracias, señora ministra. 


Zoe: ¿Sharon?
Sharon: Dime, Zoe.
Zoe: ¿Tienes un momento?
Sharon: Sí, ya he terminado.



Victoria: Un placer, señora ministra. 
Sharon: El placer es mío, Victoria. Espero que se haga justicia y ayuden a esos pobres animales.


Cuando Victoria se fue, Zoe se sentó en un sillón en el despacho de Sharon.

Sharon: ¿Que ocurre?
Zoe: Un tipo raro está hablando con el Presidente. Lleva una barba blanca muy larga y viste como un mafioso. Además, lleva una vara muy extraña...como de patriarca o algo así. Le acompaña un niño muy raro con máscara.
Sharon: Seguro que se trata de alguno de sus socios...esos que le hacen ganar mucho dinero de manera ilegal.
Zoe: Lo extraño es que el Presidente no lo quería atender, el hombre no tenía cita. Se presentó sin más y se coló. Entró en su despacho y lo pilló con un montón de pasta en el suelo, montones de billetes y bebiendo champán. Además, la tontaina de Rudy estaba bailando para él de forma provocativa...
Sharon: Que asco...
Zoe: Ahora están hablando. Sharon...yo...
Sharon: ¿Que te ocurre? ¿Estás bien?
Zoe: Ese hombre tiene algo...oscuro. Es perverso...malo. Me miró a los ojos y...consiguió asustarme.
Sharon: ¿Te amenazó? 
Zoe: No...solo con su mirada. Tenía mucho miedo, Sharon...me transmitió algo que no se describir...


Sharon: Nuestro querido Presidente tiene unas amistades que dejan mucho que desear. A lo mejor es un matón...
Zoe: No sé explicarlo, pero fue horrible...
Sharon: Habrá que estar atentas. No podemos quedarnos con los brazos cruzados por más tiempo, Zoe.


Continuará...

3 comentarios:

  1. ¡Menudo asco de presidente! ¿Cómo es posible que existan tipos tan repugnantes? Sam es malo, pero es que Robador es mucho más repulsivo. Me habría gustado que no cediese al pacto de Sam y que él hubiese hecho que desapareciese, pero parece ser que la mala experiencia que le espera a Wensuland no se ha terminado. Ha sido un capítulo muy emocionante que se lee rápida e intensamente. ¿Qué ocurrirá? ¡Esto cada vez se pone más interesante! Gracias por publicarlo.

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  2. ¡Vaya, vaya! Ya conocía a Robador, pero no sabía que era así. La tontaina de Rudy se le ve el culo, y él le dice que lleve una falda aún más corta!!!!!! Me pareció horrible que un país tan bueno como Wensuland esté gobernado por esas vacas de prado... La presidenta de Hábù se le parece, aunque su mejor y único amigo es el espejo... Bueno, yendo al grano, por fin conocemos cómo continúa la serie de la guerra de SAM. Presiente que algo terrible pasará, y eso me da mucho miedo... Espero que Selena le pueda parar los pies...

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  3. He disfrutado muchísimo con este capítulo. ¡Me he reído un montón con Rudy! ¡Menudo personaje! Cuando se pone a contar y no sabe ni eso. ¡Y cómo la engaña Robador con los billetes, le cambia uno de cien por uno de diez y ella tan contenta. Y con ese baile sensual, ¡cómo se roza descarada! Y el Robador un cerdo auténtico. Ya sabíamos que era un click sin escrúpulos, ladrón y clackiero. Pero aquí lo hemos podido ver en su salsa, en el propio ayuntamiento. ¡Qué asco de político! Zoe se ve una trabajadora eficiente, la típica funcionaria, que vas y no te hacen ni caso. Aunque SAM con una sola mirada, ha conseguido aterrorizarla y paralizarla. Muy divertido ha sido también cuando Vicenta protesta, porque SAM se cuela.
    A Sharon le pega el ministerio de medio ambiente, es guapísima esa clack. Quiero tenerla yo también. Estoy segura de que va a dar mucho de que hablar. Parece dispuesta a hacerle frente a Robador y su corrupción. ¡Sharon for president!
    También me ha gustado ver a Victoria, también le pega eso de estar preocupada por el maltrato de los animales y las protectoras. Se ve una clack de no callarse y protestar ante las injusticias. Lo que no sabe es que ahora hay un enemigo mucho peor que Robador. SAM controla ahora todo. ¡Cómo alguien no lo pare, la vida en Wensuland va a cambiar mucho!
    Por otro lado, ¿qué pasara en cuanto al encuentro de Selena con Willy? El niño ha flipado. Me encanta el nombre elegido para su amiguita. Candy como "Candy, Candy". Me encantaban esos dibujos de pequeña. Willy es un niño muy enamoradizo. Menudo peligro va a tener cuando crezca un poco más. Primero fue Alexia, ahora también su amiga Candy... Hacen una parejilla muy rica. Me gusta que sean amigos. También me ha gustado el nombre que has elegido para la asistenta del hogar: Celeste. Le pega. Y es un custom también bonito y diferente dentro de las del uniforme azul.
    Pues nos dejas con los nervios a flor de piel. No no hagas esperar mucho, que está muy emocionante. Un besoteeee

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