domingo, 2 de agosto de 2020

Un verano muy loco - Capítulo 01 - Fiesta Clandestina

Fiesta Clandestina 


John se estaba preparando para ir a trabajar. Hablaba con su madre en la cocina. Dado que Sabrina odiaba hacer las labores de la casa y se le daba mal cocinar, contrataron a una chica para que se encargase de todas esas cosas. 

Cloti: ¿Trabaja bien esta chica?
John: Muy bien. Desde que está en casa, todo está reluciente. Además, cocina de maravilla.
Cloti: No sé, la veo con poca paradita.
John: Para nada. Estamos muy contentos con ella. Trabajó en casa de Sus y Diamante y tiene buenas referencias.
Cloti: ¡¿Es esa desvergonzada!? Si la tuvieron que echar por ladrona y cochina. Dicen que secuestró una ambulancia y mató a su novio.
John: Mamá, yo llevé ese caso y no fue así.


Cloti: A ti las clacks te engatusan con sus encantos. Por muy policía que seas, tienes tus debilidades. Mira, si no le está dando a la parte alta de la nevera.
John: Mamá, déjala trabajar.


Cloti: No entiendo que contrates a una chacha teniéndome a mi. Yo vengo y te limpio mucho mejor que esta, y gratis. 
John: Mamá...
Cloti: ¡Y seguro que no cocina tan bien como yo! Aunque mejor que tu mujer estoy segura que lo hace. Esa no sabe más que hacer el gamberro y ver la tele.
John: Ya vale, por favor.
Cloti: Deja que meta en vereda a esta petardilla.


Cloti: ¡Eh, tú!
Leticia: ¿Sí, señora?
Cloti: ¡Limpia con más garbo! Las niñas de hoy en día no tenéis energía para nada, solamente para mirar el móvil y poner morritos. ¡Venga, mueve el trapo con más brío!
Leticia: Sí, señora. 


John: ¡Mamá! Ya vale. Disculpa a mi madre, Leticia. 
Leticia: No se preocupe, señor.
John: Nos vamos, mamá. Ven a despedirte de los niños.
Leticia: Ya tiene lista la comida para el trabajo. Le he preparado un menú rico y saludable.


John: Muchas gracias, Leticia.
Leticia: He añadido una porción de tarta de manzana que tanto le gusta.
John: ¡Magnifico! 


Mientras tanto, Sabrina buscaba trabajo en Internet con su portátil. Estaba sentada en el sofá, junto a su hermana Donna. Walter y Anita jugaban con sus móviles.

Donna: Mira, hay una oferta de dependienta en las galerías comerciales.
Sabrina: Antes muerta.
Donna: Ahí hay otra oferta. Buscan una teleoperadora. 
Sabrina: Sí, para que la gente me grite por teléfono. Paso.


Donna: Ahí tienes otra oferta.
Sabrina: ¿Otra vez de limpiadora? ¡Antes muero de hambre! Mira, me acaba de llegar un correo. ¡Una fiesta clandestina!
Donna: ¿Una fiesta clandestina? ¿Quién te envía eso?
Sabrina: Un chico que conocí hace tiempo. Sabe que me encantan ese tipo de fiestas. Es ideal, ahora que nos tienen prohibido hasta respirar.
Donna: ¿No estarás pensando asistir?


John: Cariño, me voy a trabajar.
Sabrina: ¡Oh, muy bien! Ten cuidado, amor. Atrapa muchos malos.
John: Lo haré. Adiós niños. Donna, nos vemos.
Donna: Hasta luego.


Cloti: Me voy. Hasta luego.
Sabrina: Pues lo que te estaba contando, que de limpiadora no pienso trabajar.
Cloti: Maleducada...
Donna: Hasta luego, señora Clotilde.
Cloti: Tú si que eres una clack decente. Educada y con la cabeza amueblada.
Sabrina: Puffff,a ver si compro matamoscas. No dejan de dar por saco.


Cloti: Adiós, niños.
Anita: Adiós, señora.
Cloti: Llámame abuela, cariño.
Walter: Adiós, abu.
Cloti: Adiós, cariño mío.


Rose esperaba a John en la puerta.

Rose: ¡Ey, John! ¿Listo?
John: Sí. Llevaremos a mi madre a su casa al pasar por la ciudad.
Rose: Ah, vale.

Cloti miró a Leticia, que estaba barriendo el suelo.

Cloti: Te tengo fichada, petardilla. No creas que te has librado de mi.
Leticia: Adiós, señora.


Cuando se fueron, Leticia suspiró aliviada.

Leticia: Tranquila, Leticia...tienes que aguantar. Necesitáis el dinero. No podemos seguir viviendo en esa pensión por mucho más tiempo.


Leticia: Niños, ¿queréis merendar algo?
Walter: No, muchas gracias.
Anita: No tengo hambre.
Leticia: Ains, echo en falta a Suselle y Dante...


Sabrina: Pienso ir a esa fiesta. ¡Mira, incluso habrá DJ!
Donna: ¿Te has vuelto loca? ¡Es peligroso! El virus sigue estando por ahí. Dicen que ahora afecta de muchas otras formas. Algunos pierden la cabeza e incluso les cambia el color de la piel.
Sabrina: ¡Bah, tonterías! Son todo invenciones para que no salgamos de casa. Hermanita, no sé tú, pero yo no soy un corderito. Hago lo que me da la gana.


Donna: No seas irresponsable. Tienes una familia a la que cuidar.
Sabrina: Padre está pasando unos días con su novieta, no pasará nada. Los niños son inmunes y John es fuerte y joven.
Donna: Eso no lo sabes con seguridad. Por favor, júrame que no irás a esa fiesta.
Sabrina: Es muy tarde. ¿No te estará esperando tu novio?


Sabrina quería ir a esa fiesta, pero no podía dejar a los niños solos. Miró a Leticia barriendo y se le ocurrió pedirle que se quedase con los niños. John trabajaba toda la noche y llegaba al amanecer.

Sabrina: Chacha.


Leticia: Me llamo Leticia.
Sabrina: Eso. Mira, que necesito que te quedes con los niños esta noche.
Leticia: Eso no es posible, señora. Tengo cosas que hacer.
Sabrina: No lo entiendes. Necesito que te quedes con los niños.
Leticia: La he entendido a la primera. Esta noche tengo que cuidar de mi hermano. Mi madre trabaja y...
Sabrina: ¿Tengo cara de que me interese tu vida? Mira, esto es así de fácil. Si no te quedas con los niños, te despediré. John te trata bien, pero hará lo que yo le diga. 


Leticia: Está bien, llamaré a mi madre. Le pediremos a una amiga que cuide de mi hermano.
Sabrina: ¿Ves? Cuando quieres, piensas. Ahora sigue limpiando, que no te pagamos para estar ahí de pie sin hacer nada.


Subió a su cuarto y se puso algo más apropiado para una fiesta.

Sabrina: Seeeeh, estoy divina de la muerte.


Leticia convenció a los niños para jugar a un juego de mesa. Un tablero enorme con varios pulsadores y cartas de animales extraños. Elvis los observaba atento. Se sentaron a la mesa de la cocina mientras se calentaban las pizzas en el horno.


Sabrina: Bueno, yo ya me voy.
Leticia: ¿Sabe la hora a la que llegará?
Sabrina: No, dependiendo del ambiente.
Walter: ¿A dónde vas, mamá?
Sabrina: A hacer un recado.
Anita: ¿Ahora?
Sabrina: Sí. 
Anita: Pero...
Sabrina: Pero nada. Os quedáis con la chacha mientras esté fuera. Si me retraso seguro que es por el bus.


Leticia: Tenga cuidado. El virus sigue por ahí...
Sabrina: Yo siempre tengo cuidado, guapa. Que se vayan a dormir pronto, que luego cuesta que se levanten por las mañanas.


Eran las cinco de la mañana cuando Sabrina llegó a casa. Caminó con sigilo hasta llegar al comedor.


Encontró a Leticia dormida en el sofá. Se había dormido mientras leía.

Sabrina: ¡Ey, chacha!


Leticia se despertó sobresaltada.

Leticia: ¡Por fin está aquí!
Sabrina: Corre, vete cuanto antes. No quiero que John te vea aquí.
Leticia: ¿A estas horas? Me da miedo...
Sabrina: Aquí no te puedes quedar. Venga, cuanto más tardes en salir más tardarás en llegar. Mañana puedes venir más tarde, le diré a John que te he dado unas horas libres para asuntos personales.


Cuando Leticia se marchó, subió a su cuarto y se cambió de ropa. Se tiró sobre la cama y pensó en la fiesta. Se lo había pasado genial. Bailó con varios chicos y le invitaron a beber. Conoció a uno en especial con el que se lo pasó especialmente bien, un futbolista. Aunque el chico la invitó a su casa y quiso besarla, Sabrina finalmente le dio el plantón. Había tanta gente en la fiesta que era difícil moverse.

Sabrina: Tanta preocupación por el dichoso virus y mira lo bien que estoy. Son todo invenciones del gobierno para tenernos controlados. 


Se quedó dormida profundamente. A las horas, llegó John a casa. La vio sobre la cama roncando. 

John: Si sigue roncando así, despertará a los niños. Qué digo a los niños, a los vecinos. Amor, despierta.


Sabrina despertó y se sentó sobre la cama.

Sabrina: ¿Ya estás aquí?
John: ¡¡SABRINA!! ¿Qué te ocurre?
Sabrina: ¿A mi? 
John: Tu piel...


Se miró al espejo y su piel había perdido su color natural. Estaba pálida. Se estremeció al ver su reflejo y por poco no se desmayó. Pensó en la fiesta, la gente a su alrededor, el abrazo del jugador de fútbol...

John: ¡Tenemos que llamar a una ambulancia!


Continuará...


2 comentarios:

  1. ¡Ya lo he leído! Me ha gustado mucho este capítulo. Sabrina nunca defrauda. Siempre sorprende y hace reír. Cloti también me cae muy bien. Está al tanto del guarreo de Leti en casa de Sus y Diamante. Aún así me da un poco de lástima cómo la trata Sabrina y sobre todo cuando la hace marcharse a las tantas de la mañana. Me he imaginado que el chico que invita a Sabrina a esa fiesta clandestina podría ser el chulo de playa que conoció hace tiempo. Le pega ser también un irresponsable. Sabrina hace sus razonamientos para convencerse de que no hay peligro y actúa de manera muy insensata pero su inconsciencia no es algo nuevo en ella. Tonteó con un futbolista. ¡Esta chica no cambia! Parece que sus actos esta vez van a traer terribles consecuencias para ella. Por cierto, es tremenda rechazando trabajos y poniendo pegas. Ganas de trabajar se ve que no tiene ningunas y su suegra la tiene calada. Menuda relación más tirante que tienen.
    Por otro lado, los niños con su móviles absortos. Sabrina los ha acostumbrado a eso se ve, para que no den ruido.
    Curioso también que Anita no considere aún a Cloti su abuela y que la llame señora. John tiene el cielo ganado con su familia. No sé el pobre cómo rinde en su trabajo después de todo.
    Estoy deseando ver cómo termina todo esto. No tardes mucho en poner la continuación.

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  2. ¡
    sabrina ha pillado el virus! No te voy a negar que me he reído mucho cuando leí que el virus ahora causaba esos síntomas tan extraños como perder la cabeza y cambiar el color de piel. Pues, mira, le está bien empleado. También me he reído mucho con la escena en la que Cloti habla de todo y critica todo, pero es que Sabrina es tan criticable... Qué sinvergüenza tratando así a la pobre Leti, llamándola Chacha. Qué ascuerosa, pero cómo me río con ella. Si es que no tiene remedio. Es comprensible que Leti eche en falta a Suselle y a Diamante. A mí Anita y Walter me parecen sosísimos, pero también hay que tener en cuenta la "madre" que tienen... pero tal vez sea también porque los conozco poco. ¡Voy a por la otra entrada! ¡Qué bien que haya dos!

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